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Claves para manejar las conductas disruptivas en el aula

Por: Cristina Martínez Carrero

En la actualidad uno de los principales problemas dentro de nuestras aulas son los problemas de conducta en niños y adolescentes. Cuando hablamos de conductas disruptivas nos referimos a las conductas inapropiadas que perjudican el buen funcionamiento del aula, referidas a las tareas, relaciones con los compañeros, al cumplimiento de las normas de clase o a la falta de respeto al profesor.

Niños que no dejan hablar, ofenden a los demás, tienen comportamientos agresivos o desmesurados, pierden el control con facilidad, muestran y verbalizan una actitud negativa frente al trabajo, negando cooperación y llamando la atención…

Estas conductas son un desajuste en el desarrollo evolutivo del niño ya que impiden crear y mantener relaciones sociales saludables con sus iguales y con los adultos. Debemos tener presente que detrás de una conducta inapropiada suele haber factores psicológicos que la desencadenan: sentimientos de abandono, frustración, baja autoestima, falta de establecimiento de normas en el núcleo familiar… Estas respuestas son tácticas adquiridas o aprendidas para provocar al adulto y llamar la atención.

El comportamiento disruptivo es común en la infancia, pero en algunos casos, debido a su frecuencia y persistencia en el tiempo se convierte en un problema. Generalmente, estas conductas se producen tanto en el hogar, como en la escuela.

Para poder establecer unas pautas de actuación ante las conductas sería bueno que el profesorado realice un registro de las conductas. Este nos dará muchas pistas sobre cómo podemos ayudar en el problema.

Registro colegio:

No existen formulas “mágicas” y en muchas ocasiones lo que vale y funciona muy bien para unos, no genera tanta repercusión en otros. Sin embargo, como profesionales de la educación sí podemos seguir una serie de pautas que ayudarán a relajar el ambiente y reducir los episodios de estas conductas:

  • Autocontrol de adulto: Entender que las conductas intentan provocar enfado en los demás, por tanto, no dejarnos manipular, no entres en discusiones, mantén la calma y no levantes el tono de voz. Trata de hablar suave, no demasiado cerca y nunca reteniendo o agarrando. Si no subes el tono de voz, fomentará que el alumno no haga. Podemos ser contundentes sin sonar de forma agresiva. Es recomendable que el niño perciba seguridad en el adulto que le impone las medidas correctoras con un tono firme pero no amenazante.
  • Aplicar un manual de convivencia entre todos los alumnos, que quede visible a la vista de todos (carteles, murales…), donde queden bien establecidas unas normas claras y explícitas de conducta. Es necesario que los alumnos intervengan en este proceso, ya que de este modo lo verán como objetivos a alcanzar y no cómo normas impuestas. Dejar claro las consecuencias antes de aplicarlas
  • Fomentar la reflexión grupal, plantear soluciones a distintas dinámicas del aula, es un modo de enseñar a los alumnos a que solucionen sus problemas.
  • Evitar que capte y se lleve toda nuestra atención ya que sino estas conductas aumentarán. Recordar al inicio o final de la clase que esa conducta es indeseable. Si obstaculiza mucho el desarrollo de la clase se puede usar la técnica del “Time Out” (tiempo fuera)
  • Cuando ocurra o se desencadene una conducta agresiva, hay que responder, pero no reaccionar de forma desproporcionada. Es bueno aislarlo para que no tenga público. Cuando se haya calmado, hablar con el alumno/a se debe mantener contacto visual, evitar entrar en su juego o en argumentaciones, el profesor es la figura de autoridad, eso no es discutible, no debes tratar de quedar por encima, ni humillar, ni entrar en discusiones. Dejar claro que buscamos, cuales son las normas y las consecuencias de incumplirlas.
  • Evitar situaciones que puedan generar o provocar la disrupción sin pretenderlo. Esto será más fácil de hacer si tenemos un registro previo como el que se plantea arriba.
  • Ejercer de modelo: Reconocer cómo nosotros también cometemos errores. Pedir disculpas si es necesario. Ellos aprenderán el modelo que les ofrecemos.
  • No prestar atención a faltas leves.
  • Podemos reducir las conductas disruptivas verbalizando expectativas positivas. Marcar lo que esperamos de ellos ayuda mucho. Usar además el refuerzo positivo
  • Con los más pequeños la economía de fichas resulta una técnica muy eficaz.
  • Crea clases dinámicas, donde haya muchos cambios de actividad, donde las tareas y actividades estén graduadas al nivel de dificultad. Ten un acercamiento al alumno conflictivo y utiliza el humor. Esto generará un ambiente más distendido dentro del aula.

Recordar que lo más importante es nuestro autocontrol, perder los nervios puede agravar el episodio. Estas situaciones son muy complicadas de gestionar, por ello, la mejor fórmula y solución es la práctica diaria, sumada a la reflexión profunda sobre nuestra acción. Cuando nos enfrentemos a una de estas situaciones, debemos intentar aprender de ellas, analizándolas, pensando en lo que funcionó y analizando lo que no lo hizo.

Si a pesar de aunar pautas y formas de actuación, las conductas disruptivas siguen siendo intensas y perduran en el tiempo, es recomendable acudir a un experto que pueda pautarnos y trabajar directamente con el alumno. Estas terapias se centran en entrenar a los padres, profesores y alumno en habilidades de control del comportamiento mediante estrategias de modificación de conducta.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/claves-manejar-las-conductas-disruptivas-aula/41990.html

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Niños introvertidos

Por: Observatorio FAROS Sant Joan de Déu. Observatorio de Salud, Infancia y Adolescencia

La escritora norteamericana Susan Cain, autora de El poder de los introvertidos, afirma que un tercio o incluso el 50% de las personas son introvertidas. Esto incluye a los niños y a los adolescentes, pero a menudo los padres o los educadores vemos este rasgo del carácter de nuestros hijos como un hecho negativo.

La dificultad de aceptar un niño introvertido

Quizás nosotros hemos sido niños o adolescentes extrovertidos y nos cuesta aceptar que nuestros hijos prefieran quedarse en casa antes de salir con los amigos. A los padres nos preocupa la idea de que nuestros hijos no encajen, tenemos unas expectativas sobre su vida social y tendemos a pensar que serán más felices si están rodeados de otros niños y niñas de su edad.

También podemos encontrarnos con que en las escuelas los maestros favorecen al niño más sociable, y los niños que coinciden con un «ideal extrovertido» (carismático, hablador, siempre rodeado de amigos), se interpretan como niños felices y exitosos, incluso dentro de sus propias familias.

Lo que realmente deberíamos preguntarnos es si un niño de talante más tranquilo está solo por propia elección o porque se siente excluido.

¿Desde donde juzgamos a nuestros hijos?

A veces proyectamos en nuestros hijos lo que para nosotros fue importante, e incluso los padres que comparten características más tranquilas con sus hijos, no son inmunes a esta preocupación. Dice Susan Cain:

«A veces nos sentimos incómodos o avergonzados por nuestra propia introversión, y tendemos a proyectarlo en nuestros hijos.»

Es conveniente que tanto los padres extrovertidos como los introvertidos comprueben su propia perspectiva.

«¿Estamos viendo parte de la personalidad de nuestro hijo como algo maravilloso, o como un obstáculo que hay que superar?»

A veces podemos pensar que este carácter introvertido puede limitar las oportunidades del niño, pero es conveniente saber cuándo hay que empujar y cuándo hay que retroceder. Quizás hay cosas de las que hacen que nos sorprenden, pero no debemos olvidar que nuestros hijos están buscando su camino, tanto con sus compañeros, como en el mundo en general.

Una de las claves, asegura Cain, es tener en cuenta, o preguntar directamente a nuestro hijo o hija, si está tomando una decisión por preferencia o por miedo o malestar. Pero, por encima de todo, lo que es más importante es que los niños sientan que no hay ningún problema por ser introvertido.

«Necesitan saber que tienen la libertad de decidir qué les gusta hacer.»

Fuente: http://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/ninos-introvertidos

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La otra cara de la moneda: La psicología positiva & TEA

Por:Elaime Maciques

“La misión de la Psicología Positiva no es decir a las personas que deben ser optimistas, o espirituales, o amables, o estar de buen humor; sino describir las consecuencias de tales rasgos. Lo que cada uno haga con esa información dependerá de sus propios valores y objetivos.” (M. Seligman).

Este artículo, surge de una conferencia dada en la Universidad Católica de Honduras, “Nuestra Señora de la Paz”, Campus San Pedro y San Pablo, el pasado mes de julio en el marco de su convocatoria anual al Congreso de Psicología.

El ser humano, es por naturaleza, un ser social, que se desarrolla a través de la interrelación con el entorno y sus pares, lo que le da un sentido de socialización al proceso de maduración y aprendizaje, así como a la interiorización de vivencias socio-emocionales. Vigostky, en su Teoría Socio Histórico Cultural, plantea que los fenómenos psíquicos son sociales desde su mismo origen, y no son dados de una vez y para siempre al momento del nacimiento, sino que ellos se desarrollarán en dependencia de las condiciones de vida y educación a la que el sujeto se exponga.

Desde que el niño nace, lo hace en un contexto social y se establece una relación tríadica padre-madre-niño, que marca una pauta significativa en el desarrollo emocional. La mirada mutua, la progresiva capacidad de prestar atención conjunta a eventos del mundo externo y el juego de expresiones afectivas transmitidas a través del rostro, son modos de relacionarse y actúan como precursores de dos aspectos fundamentales del desarrollo infantil: la capacidad para la formación de símbolos (uso del lenguaje) y la capacidad de empatía (capacidad para comprender los estados emocionales del otro). En ese intercambio son importantes: el contacto visual, el diálogo sonoro (el adulto escucha al niño y le contesta), el diálogo tónico (donde se alterna la tensión-relajación durante el juego y la alimentación), el sostén físico y el contacto (caricias, manipulación).[1]

Premack y Woodruff acuñaron el término “teoría de la mente” la cual nos permite utilizar estrategias sociales, ya que posibilita, como señalan Rivière y Núñez[2] “ponerse en la piel” del otro, “calzarse sus zapatos”, dando lugar a la interpretación de las interacciones humanas no en términos netamente conductuales, sino en base a estados mentales. Es esa “mirada mental”, la que permite encontrarnos con la mente de los otros, interpretar su conducta y realizar predicciones, comprender que tienen deseos, creencias e intenciones, un mundo de emociones y experiencias diversas, ser empáticos e intersubjetivos.

niños felicesLa Psicología Positiva como ciencia joven, se enfoca al estudio de las emociones positivas, el desarrollo de las virtudes, donde el ser humano va potenciando sus propias fortalezas y la búsqueda de la felicidad o estado de bienestar, para conseguir una mejor calidad de vida y bienestar. El bienestar positivo hace referencia a lo que pensamos y sentimos en relación a nuestras vidas y las conclusiones cognoscitivas y afectivas que alcanzamos cuando evaluamos nuestra existencia. Tiene un componente subjetivo e intersubjetivo. Traduce, o interpreta, la “felicidad” como ese bienestar subjetivo experimentado cuando sentimos más emociones agradables y pocas desagradables, cuando estamos comprometidos en actividades interesantes y cuando estamos satisfechos con nuestras vidas y lo que hemos logrado.

Esta joven rama de la psicología tiene varios enfoques, como el clínico que va hacia la prevención y tratamiento de enfermedades mentales como el estrés, ansiedad y otras, un enfoque pedagógico que busca en primer lugar la motivación intrínseca del niño hacia el aprendizaje, en crear ambientes de aprendizaje motivadores y adecuados a las necesidades de cada estudiante y hacia la orientación familiar, en relación al desarrollo de hábitos, que promuevan conductas adaptativas adecuadas.  Bajo la vertiente de la Psicología Educativa, se toman en cuenta la atención que debe darse a las fortalezas individuales y colectivas de cada niño, enfatizar los logros que éste tiene sobre el desarrollo de habilidades, así como identificar y fortalecer las cualidades predominantes de cada estudiante.  Al respecto Terjesen, Jacofsky, Froh & DiGiuseppe (2004) expresan: “Promover las fortalezas de los niños y jóvenes puede incrementar cambios que favorecen el manejo exitoso de las dificultades actuales y las que deberán afrontar en el futuro” ¿Es una paradoja?, ¿será una utopía?

Martin Seligman habla sobre la psicología positiva

¿Qué pasa con la otra cara de la moneda?

Las personas con dificultades para la construcción de los procesos intersubjetivos, que tienen una forma diferente de entender las emociones, que son inflexibles, que se les dificulta la comunicación social, ser empáticos y que en muchas ocasiones son ajenos a ese constructo “positivo y feliz. No quiero que me mal interpreten, no es que no sean felices, claro que lo son, expresan emociones y en los casos de alto funcionamiento van más allá.

Ramón es un joven de 18 años con Síndrome de Asperger que asiste a la Universidad, ha estado en tratamiento psicológico en dos ocasiones porque se deprime frecuentemente, debido a que no puede hacer amigos, porque en su concepto de amistad, tienen que haber valores, deportes, y las matemáticas, porque no se da cuenta que escribir veinte mensajes en una hora a una chica no es adecuado y tampoco entiende que la chica no quiera ser su novia cuando el sí. El amor en todas sus manifestaciones, la amistad, se complejizan en sus pensamientos negativos y entonces llora y expresa “no soy feliz”.

Marcos, es feliz hasta que llega a la escuela, donde no se potencian sus habilidades, donde no se adecuan los espacios del aula y los contenidos educativos a su funcionamiento y desajuste sensorial, cuando no es motivado a que ese entorno le sea agradable y confortable.

A veces lo que es diferente nos asusta, o lo rechazamos, cuando todos estamos inmersos en una diferencia permanente, en las formas de construir la felicidad, en las formas de caminar, de sonreír, de amar. Es tarea de las nuevas generaciones empezar a promover un cambio positivo, dejar atrás los estereotipos, las etiquetas, los no se puede y los “déjalo ahí que no hay nada que hacer”, es hora de vender asombros, de provocar felicidad, de motivar para que así sea.

cisneEs importante desde esta postura psicológica, estar mentalizados y tener la capacidad de ver “la otra cara de la moneda”, como diría Szatmari, (2004) Todo depende del modo en el que mires las cosas. Una vez entiendas cómo piensan y como ven el mundo, aquello que un día parece una discapacidad, otro día puede ser un talento o un don”. [3]

Agradezco que me hayan leído hasta aquí, los dejo con un pasaje de un cuento maravilloso: El patito feo

Se dirigió entonces hacia ellos, con la cabeza baja, para hacerles ver que estaba dispuesto a morir. Y entonces vio su reflejo en el agua: el patito feo se había transformado en un soberbio cisne blanco.” (H. C. Andersen).

Referencias:

[1] Maciques, E: Desarrollo infantil y particularidades en los TEA. Parte III. Desarrollo social

[2] Reyna, Cecilia (2011): Desarrollo emocional y trastornos del espectro autista

[3] Citado por Girón, A en El lado bueno de las cosas. Síndrome de Asperger

Fuente: https://autismodiario.org/2016/08/26/la-otra-cara-la-moneda-la-psicologia-positiva-tea/

 

 

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Educando para formar hijos independientes y autónomos

Por: Bertrand Regader

Varias claves para acompañar a los niños en la búsqueda de su propio camino.

Hacer que niños, niñas y adolescentes lleguen a ser personas independientes y autónomas es uno de los principales objetivos que los padres y madres se han fijado en algún momento de su vida.

Y lo cierto es que aunque este proceso de educar a jóvenes para que sean más libres suena muy bien, no es un camino de rosas, y muchas veces presenta grandes dificultades: adolescentes rebeldes que prefieren no esforzarse, padres y madres que sabotean de manera inconsciente las tentativas de sus hijos de hacer las cosas de manera autónoma, falta de pautas a seguir, etc.

A continuación mostraré claves para entender cómo debe ser el proceso de aprendizaje y de educación para formar a niños y jóvenes más independientes.

Claves para educar en autonomía centradas en los padres

Parte de los cambios a realizar para impulsar la independencia de los pequeños deben realizarse en la manera de pensar y en el comportamiento de los adultos que los cuidan. Estas son las pautas que hay que tener en cuenta.

1. Creer en su capacidad

El primer paso a la hora de facilitar el proceso de aprendizaje autónomo de los niños y adolescentes es creer que son capaces de llevarlo a cabo. Algo que escrito parece muy simple pero que, en realidad, no lo es tanto; supone ver con otros ojos tanto el comportamiento de los hijos como el rol de uno mismo como padre, madre o tutor legal.

Una persona joven no empezará a actuar de manera autónoma si el mensaje implícito que le comunica quien le anima a ello es que esa es una tarea que otro debe hacer por él, dándole órdenes o decidiendo lo que debe ser hecho.

2. Perderle el miedo a la situación

Muchos padres y madres frenan el aprendizaje autónomo de sus hijos de manera inconsciente porque tienen miedo de lo que pueda ocurrir. Como la existencia de una hija o un hijo independiente supone que uno mismo pierde el control sobre lo que esta persona hace, ideas pesimistas acerca de lo que puede ocurrir pueden asaltar nuestra imaginación con frecuencia. Por ejemplo, se piensa en las amistades peligrosas que puede realizar, el consumo de drogas al que se puede exponer, los accidentes que puede sufrir por no andar con cuidado, etc.

Estas ideas tienen un impacto emocional tan fuerte que, cuando los padres ven que sus hijos o hijas empiezan a ganar independencia, su atención se centra en estos pensamientos catastrofistas, como si su existencia fuese en sí un peligro real. De ahí se pasa a la rumiación, es decir, el pensamiento en bucle acerca de aquello que produce estrés: en este caso, los peligros (relativos) de tener hijos o hijas más independientes que antes. Los adultos se sienten mal porque imaginan esas situaciones, e imagina esas situaciones porque se sienten mal.

Para solucionar esto, es necesario pasar por dos fases:

Reestructuración de ideas

Hay que tener claro que los peligros ante los que se enfrentan las personas autónomas por el hecho de no contar con la vigilancia constante de una figura protectora son muy relativos, y que las posibilidades reales de que se cumplan esos presagios son muy bajas. Por el otro lado, hay que recordar que el peligro mucho más probable es criar a una hija o un hijo que permanezca desvalido incluso cuando ya hace tiempo que ha entrado a la adultez, si no se cambia de actitud.

Romper con la rumiación

Gestionar el estrés inicial que en algunos casos puede suponer eder más autonomía a los niños y adolescentes se vuelve necesario en algunos casos. Para ello, puedes leer este artículo sobre lo que es la rumiación y cómo puede neutralizarse.

3. Admitir la necesidad de esforzarse más

Educar a hijos e hijas independientes es una tarea más dentro de la serie de actividades que supone la educación de las nuevas generaciones y, por lo tanto, requiere un esfuerzo extra. Aunque pueda parecer que controlar constantemente a los pequeños y a los adolescentes sea una molestia mayor, en realidad no lo es: ayudar a que los hijos se empoderen supone enseñarles las herramientas para hacerlo, y eso es algo que cuesta, especialmente al principio.

Por otro lado, la impaciencia y las ganas de no dedicarle mucho tiempo a una actividad que se está aprendiendo hace que muchos padres impidan la posibilidad de que se aprendan tareas fundamentales como vestirse o bañarse, en los niños más pequeños, o salir a comprar y mantener unos ahorros, en los adolescentes. Por eso hay que tener en mente que las primeras veces siempre son lentas y cuestan, y que «acelerar» esos momentos interviniendo uno mismo sobre lo que debería estar haciendo el joven es una manera de sabotear el aprendizaje, por muy conveniente que pueda resultar de cara a la propia comodidad.

 Por eso, los padres y los cuidadores deben tener en cuenta que muchas veces la falta de iniciativa y de autonomía de sus hijos nace del hecho de que ellos mismos prefieren seguir ejerciendo el control, porque eso es más cómodo y sencillo, y que esa actitud hace que los intentos de comportarse de manera independiente sean rechazados y castigados.

4. Saber detectar las peticiones de independencia

En su posición de personas que realmente saben lo que está pasando mejor que los niñas y niños a los que educan, los padres y tutores muchas veces minusvaloran el criterio propio y las peticiones de los pequeños, creyendo que saben interpretar mejor que ellos lo que realmente quieren. Este razonamiento es falaz y, además, es una manera de crear una serie de ideas sobre la propia relación con los hijos que nunca se verá retada ni será forzada a adaptarse al ritmo de su crecimiento.

Cuando un niño dice «yo solo» al realizar una tarea que está aprendiendo, es necesario que el cuidador o cuidadora dedique al menos unos segundos a pensar si oponerse a esta petición es realmente razonable o no lo es. Del mismo modo, hay que tener en mente que las peticiones de autonomía por parte de los más pequeños son muy diversas y, en algunos casos, sutiles, y que es necesario desarrollar una cierta sensibilidad para saber detectarlas.

Estrategias para educar en independencia centradas en los jóvenes

Ahora que hemos visto qué actitud deberían adoptar las personas adultas a la hora de educar a jóvenes y niños para que sean independientes, veamos cómo se puede promover el cambio en estos últimos.

1. Pasar más tiempo juntos

Algo tan sencillo como pasar más tiempo junto a los jóvenes es un ingrediente que promueve el aprendizaje de manera exponencial. Por supuesto, deben ser ratos en el que el tiempo compartido sea de calidad: estar en la misma habitación viendo dos pantallas diferentes con cuenta, porque no hay diálogo.

Las conversaciones y los juegos que aparecen de manera espontánea en esos contextos son una fuente de conocimiento que hacen que los más jóvenes vean el mundo con otros ojos, se planteen nuevas incógnitas y se interesen por más temas. Esto último es lo fundamental, ya que la curiosidad es el motor del aprendizaje.

2. Indagar en sus gustos e intereses

La manera más eficaz para hacer que los niños y jóvenes tengan interés por aprender nuevas actividades que les brinden más autonomía es relacionarlas con los temas que les interesan, ya sea creando narraciones en las que se encuadren los temas de interés y aquellos que deban ser aprendidos, como ejercicios en los que se encuentren ambos elementos.

3. Experimentar con sistemas de recompensas

En algunos casos, sistemas de incentivos similares a la economía de fichas pueden ser útiles para impulsar el aprendizaje y la independencia: cada vez que se hace un progreso lo suficientemente significativo, se da una recompensa que no debe ser demorada.

Lo ideal es que las recompensas sean escasas y más simbólicas que materiales, ya que de esta manera simbolizan la obtención de una serie de competencias y capacidades que son consecuencia del aprendizaje en sí mismo, en vez de ser una cosa totalmente ajena a esto y, por eso, están más relacionadas con la motivación intrínseca.

Esta estrategia, sumada a la anterior, puede hacer que los incentivos sean más atractivos. Por ejemplo, si el niño o niña tiene mucho interés en las ficciones basadas en un mundo mágico, las recompensas pueden ser medallas relacionadas con esos universos ficticios.

Fuente: https://psicologiaymente.net/desarrollo/educando-formar-hijos-independientes-autonomos

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Pertenencia e identidad en la institución escolar

Por: Teresa Cassará Giudici

La escuela, además de ser un centro de formación académica, constituye también un espacio afectivo desde el cual los niños/as y jóvenes se forman como personas. En los primeros años de escolaridad y la etapa adolescente el sentirse parte de un todo, el percibir apoyo de los docentes y de sus padres, el comprobar que se es valorado, involucra tanto a los alumnos como a los propios docentes, dado que profundiza y fortalece el espíritu de pertenencia propiciando un ambiente apto para el desarrollo de ideas, acciones y actitudes.

La identidad no surge de forma “espontánea”. Por el contrario, se trata de una construcción que los miembros de la comunidad realizan a partir de la cultura que poseen, en un contexto social determinado y a partir de una participación comprometida. Dicha participación es un vehículo para el desarrollo de sentimientos de pertenencia. Si bien no hay fórmulas únicas para lograr una adecuada creación de vínculos entre los miembros de una institución educativa, habida cuenta de las diferencias personales, sí hay criterios basados en idearios que se consideran básicos.

Lo emocional como punto de partida motivacional

El factor emocional en este proceso de identificación y, dado el carácter de importancia en la construcción del espíritu de pertenencia, se encuentra condicionado por múltiples variables. Algunas de ellas son la etapa escolar en la que se encuentran los alumnos/as, el contexto familiar-social, el bagaje cultural…

Los primeros años de escolaridad se hallan atravesados por una gran carga emocional, mientras que durante la adolescencia más que emocional es racional, pues se encuentra atravesada por intereses, motivaciones, integración en grupos heterogéneos, etc. propios de la etapa.

La posibilidad de crear vínculos en la escuela desde la dimensión afectiva-emocional genera reconocimiento propio y de los otros. Esto implica apego y adhesión al grupo de pertenencia, una variable indispensable que incide exponencialmente en el proceso educativo. Al identificarse con otros, compartir roles, reconocer actitudes, el estudiante se vuelve capaz de identificarse él mismo, de adquirir una identidad subjetivamente coherente y plausible.

Resulta pertinente reconocer que la autopercepción en los niños/as o jóvenes, que en su contexto educativo vivencia son signos y rasgos que brindan identidad cultural a sus integrantes y constituye un punto de partida en la adhesión a su comunidad. Ellos son parte de esa comunidad y, si se les brinda la posibilidad de participar e interactuar, pueden no solo pertenecer, sino también “ser referentes” en ese contexto. Componentes y variables que influyen en la “valorización de sí mismo” y, en consecuencia, en la calidad de su proceso de aprendizaje.

La creación de un clima institucional favorable resulta central, pues incide en el comportamiento y en los resultados de los alumnos en su proceso de formación. Desde esta perspectiva un auténtico desafío docente apunta al logro de una convivencia sustentada a través del diálogo, el debate, el respeto, la reflexión… Aún en las diferencias y sin imponer mecánicamente, sino generando una opción válida al internalizar vínculos de pertenencia e identidad.

Los siguientes cuadros dan cuenta, sintéticamente, de algunos componentes básicos esenciales en la construcción de la cultura organizacional de la escuela y de su clima institucional.

El proponer estrategias pedagógico-didácticas que otorguen los elementos indispensables para construir categorías nocionales que promuevan la convivencia cotidiana en la comunidad escolar respalda la posibilidad de alcanzar estas intenciones educativas.

Si bien no existen fórmulas únicas, pues cada institución en su contexto temporo-espacial-social es una unidad en la diversidad, hay enfoques, criterios y requisitos que se consideran básicos para fomentar un clima institucional que permitan vivenciar una percepción positiva de la comunidad.

Desde la dimensión institucional-pedagógica y entendiendo las mismas como ejes desde donde pensar la importancia de promover en la institución escolar el “sentido y espíritu de pertenencia” se sugieren a continuación, sintéticamente, algunas actitudes, componentes y variables que promueven vínculos relevantes que permiten abordar la problemática de fomento de un clima institucional favorable entre los miembros de una comunidad educativa.

¿Qué valores fomentar para que los miembros de la comunidad educativa se consideren parte de ella?

  1. Respeto por las iniciativas individuales.
  2. Participación respetando las diferencias.
  3. Autonomía personal.
  4. Libertad con responsabilidad.
  5. Práctica del trabajo común como eje enriquecedor en las relaciones interpersonales.
  6. Sensibilidad respecto del contexto interno.
  7. Fomento de prácticas colectivas de trabajo.
  8. Actitud de servicio frente a la problemática del entorno de la comunidad local.

El implementar un Proyecto Educativo Integral resulta una valiosa estrategia de trabajo cooperativo e implica conocer las metas de la comunidad educativa desde dos vertientes.

  • En primera instancia respetar su construcción cultural, hábitos, acciones, relación con el contexto local…
  • En segunda instancia participar, involucrarse individual y grupalmente proponiendo y compartiendo soluciones.

A modo  de síntesis

Lo explicitado, tal como se planteó, no agota el abanico de posibilidades que cada institución posee en esta construcción en su propio contexto. El reflexionar para mejorar la convivencia entre los adultos de la institución escolar cumple un rol central pues, nuestros alumnos/as son perceptivos de la red de relaciones que los integrantes de la comunidad educativa tejen.

El clima institucional influye en la forma en que se percibe el ambiente que  rodea a sus miembros constituyendo el reflejo de los valores éticos, espirituales, académicos, culturales , sociales…básicos de la institución, sea pública o privada, e incide en la construcción del espíritu de pertenencia e identidad.

Fuente: http://blog.tiching.com/pertenencia-e-identidad-en-la-institucion-escolar/

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Las escuelas con poca contaminación y mucha zona verde favorecen el aprendizaje de los niños

Por Observatorio FAROS Sant Joan de Déu

Los alumnos de primaria que estudian en centros escolares con una mayor polución tienen más dificultades en el aprendizaje. Los que lo hacen rodeados de zonas verdes, en cambio, desarrollan mejor algunas habilidades mentales que son muy importantes.

Estas son las conclusiones de dos estudios pioneros realizados por investigadores de Barcelona publicados recientemente que analizaron trimestralmente durante un año la evolución en 3.000 alumnos entre 7 y 10 años de 39 escuelas de la Ciudad Condal. Los autores de estos proyectos evaluaron habilidades mentales como la memoria de trabajo (que permite retener datos brevemente en el cerebro y es esencial para leer o calcular) o la capacidad de atención (también clave para el rendimiento académico).

La polución no es buena para la memoria y la atención

Según el primero de estos estudios, los alumnos de escuelas con más contaminación en las aulas y en los patios muestran un desarrollo más lento de la memoria de trabajo y de la capacidad de atención que los que estudian en centros que están más alejados del tráfico y tienen un aire más limpio.

La contaminación del aire por culpa del tráfico podría tener un efecto neurotóxico asociado con un menor desarrollo cognitivo en los niños estudiados, que están en una edad clave para consolidar sus mecanismos de aprendizaje.

Las conclusiones de este estudio, considerado muy solvente por investigadores ajenos a él, pueden tener una gran repercusión ya que son muchas las ciudades europeas que sobrepasan los niveles recomendados de polución. En torno al 90% de la población urbana de la Unión Europea está expuesta a niveles de contaminación atmosférica que son considerados nocivos para la salud, según la Agencia Europaea del Medio Ambiente. Además, muchas escuelas están localizadas cerca de vías de tráfico concurridas y precisamente la polución es más alta en los momentos del día en los que los niños están en ellas.

Este estudio es de gran trascendencia porque es el primero que analiza en profundidad este problema a pesar del gran número de escuelas que hay en zonas con intensa circulación de vehículos.

El aumento de la memoria de trabajo durante el año estudiado entre los alumnos fue de un 11,5% en centros poco contaminados y de un 7,4% en los que tienen una peor calidad del aire. Los alumnos de colegios más afectados por la polución desarrollaron la memoria de trabajo hasta un 13% menos que los que estudiaban en otros con menor contaminación.

Los autores de esta investigación proponen que se tenga en cuenta la calidad del aire a la hora de construir nuevos centros educativos, que se haga lejos de las zonas de mayor tráfico y que cuenten con zonas verdes. Además, piden que se reduzcan los niveles de tráfico y polución alrededor de los que ya existen, y que se sustituyan en ellos las superficies de asfalto u hormigón por espacios verdes.

Las zonas verdes favorecen el desarrollo cognitivo

El otro estudio concluye que las escuelas con zonas verdes favorecen el desarrollo cognitivo de los niños, no sólo porque la vegetación mitiga la contaminación sino por otros factores como podrían ser el bienestar psicológico que proporciona el contacto con la naturaleza, la reducción del ruido, el aumento de la actividad física e incluso la posibilidad de que las plantas y árboles modifiquen la microbiota de los niños (los microbios que viven en su organismo) de una manera que tendría efectos positivos en su cerebro.

Según este estudio, un 8,8% de los niños que tienen trastornos de atención en escuelas con pocos árboles resolverían su problema si disfrutaran de un entorno con más vegetación.

Este estudio es también pionero porque es el primero que investiga el efecto de la cercanía de espacios verdes en el desarrollo cognitivo de los alumnos, y concluye que el contacto con la naturaleza tiene un efecto positivo no sólo sobre el aprendizaje sino sobre la salud física y mental en general.

Fuente noticia: http://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/escuelas-poca-contaminacion-mucha-zona-verde-favorecen-aprendizaje-ninos

Fuente imagen: http://cdn6.concienciaeco.com/wp-content/uploads/2015/06/granja-escuela-Granxa-du-souto.jpg

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La importancia de gatear para leer y escribir

Por: Maite Molina

 

Gatear y el desarrollo físico e intelectual de los niños están directamente relacionados. Es un proceso muy importante a nivel neurológico y de coordinación para posteriores aprendizajes como la lectura y escritura.

Al tener movilidad desde pequeño, el niño empieza a planear cómo conseguir las cosas y cómo alcanzar determinadas posiciones. Esto es importante para la planificación motora, esencial para aprender posteriormente a andar en bicicleta o saltar.

¿Por qué es importante gatear?

  • Gatear permite crear conexiones entre los dos hemisferios del cerebro. El bebé coordina sus movimientos de manera que el brazo derecho va sincronizado con el pie izquierdo y el brazo izquierdo con el pie derecho (patrón cruzado), ambos hemisferios trabajan de forma coordinada y es posible realizar movimientos en simultáneo con ambos lados del cuerpo, como por ejemplo pasarse un objeto de una mano a otra o tomar apuntes cuando estamos en clase.
  • Con el gateo se va desarrollando la coordinación cerebral ojo-mano, estableciendo una distancia parecida a la que utilizará a la hora de leer y escribir. El niño al gatear mira al suelo para poner la mano o rodilla, converge y enfoca los dos ojos en un mismo punto a corta distancia.
    • Es un tipo de movimiento que ayuda a laintegración sensorial y a la madurez del sistema nervioso.
    • Aguantando el peso de su cuerpo con las manos, el niño desarrolla la estabilidad de los hombros y la palma de la mano. Estos puntos son importantes para habilidades de motricidad fina, como tomar el lápiz y dibujar que posteriormente tendrá que tener.
    • Al gatear el niño desarrolla la conciencia espacial, aprendiendo sobre el tamaño de su cuerpo. Con este movimiento el bebé va adquiriendo el sentido del espacio, de la profundidad y equilibrio, es importante para aprender a leer, escribir y para las matemáticas.
    • Fomenta el desarrollo de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro y las conexiones entre ambos ya que gatear requiere utilizar los dos lados del cuerpo.
    • La distancia en el gateo entre la cabeza y las manos es la misma que más tarde el niño aplique cuando se enfrente con la escritura. Este tipo de conexiones no sólo permitirá al niño desarrollar destrezas motoras y movimiento sino también eldesarrollo de numerosas funciones cognitivas.
    • Gatear desarrolla la visión, el tacto, el equilibrio, la motricidad fina, la orientación espacial y el desplazamiento del cuerpo.
gatear

 

Gatear facilita la integración de información sensorial y de los sistemas visuales, vestibulares y propioceptivos. Es la clave de operaciones cerebrales como la lectura y escritura porque asienta las bases de una buena lateralización, determinación manual, ocular, auditiva y podal.

Muchos problemas a la hora de escribir o leer así como de fracaso escolar tienen su origen en dificultades oculares de convergencia, focalización y visión estereoscópica.

Publicado por primera vez en: http://www.logovoxblog.com/2015/11/25/gatear-para-leer-y-escribir/

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