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Preguntas sobre el borrado de la historia de la esclavitud y el abuso colonial

Por: Gilad Atzmon

¿Están también dispuestos los jóvenes británicos y estadounidenses que realmente se sienten culpables por los crímenes coloniales y racistas de sus antepasados ​​blancos a estar sujetos a un impuesto especial solo para blancos que asigna una parte significativa de sus ingresos a las organizaciones negras para que finalmente la justicia pueda prevalecer? ¿Apoyarán estos jóvenes espíritus revolucionarios blancos, por ejemplo, un proyecto de ley que impida a los blancos (incluidos sus padres, por supuesto) pasar su riqueza a sus descendientes para que se haga justicia y los negros puedan ser compensados ​​por siglos de abuso racista? Realmente estoy tratando de descubrir el verdadero significado de «culpa blanca», ¿tiene consecuencias personales?

Dado que la historia de la criminalidad del Imperio Británico es vasta, me pregunto si nuestros jóvenes revolucionarios llenos de culpa también se sienten responsables de la situación en Palestina. ¿Van a presionar al Gobierno británico para que ponga fin a sus lazos con Israel hasta que se restablezca la justicia en Palestina y se invite a los pueblos indígenas de la tierra a regresar a sus pueblos y ciudades? ¿Están esos jóvenes antirracistas británicos dispuestos a presentarse y disculparse con el pueblo de Pakistán o Irlanda? ¿Y qué hay de la gente de Dresde? En resumen, me gustaría saber cuáles son exactamente los límites de este “despertar ético” poscolonial británico.

Me pregunto si aquellos que insisten en derribar los monumentos de Churchill están dispuestos a aceptar la posibilidad de que David Irving haya tenido razón a lo largo de su lectura del líder británico.

Dado que la izquierda ha librado una batalla intensa e implacable contra la noción de «revisionismo histórico», me pregunto si aquellos que actualmente insisten en «dejar las cosas en claro» entienden que lo que hacen de facto es revisar el pasado. ¿Es posible que la izquierda finalmente haya aceptado que el revisionismo es el verdadero significado del pensamiento histórico?

Finalmente, ¿están los jóvenes que se adhieren a los valores progresistas y de izquierda e insisten en un futuro mejor, más diverso y antirracista, dispuestos a admitir que todavía existen esclavos negros? Pregunto porque hasta la fecha ninguna voz de izquierda o progresista se ha presentado para afirmar que estamos hablando de la esclavitud negra y los capitalistas.

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Fuente: https://rebelion.org/preguntas-para-borrar-la-historia-de-la-esclavitud-y-el-abuso-colonial/

Traducido del inglés para rebelión por J. M.

Fuente Original: https://gilad.online/writings/2020/6/19/questions-to-do-with-erasing-the-history-of-slavery-and-colonial-abuse

 

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El racismo es una construcción histórica y social

Por: Sergio Ferrari 

Decenas de movilizaciones antirracistas recorrieron las principales ciudades del mundo en las últimas semanas protestando contra un flagelo tan complejo como *escondido*. Miles de personas, también en Suiza, participan de estas manifestaciones a pesar de las restricciones sanitarias debidas a la pandemia.

“Esas reacciones no me sorprenden para nada ya que el movimiento de denuncia no es nuevo, existe desde hace varios años”, subraya Izabel Barros, una de las fundadoras de la organización helvética Berner Rassismus Stammtisch.

Esta dinámica de protesta tiene un doble significado: la denuncia de una realidad casi cotidiana, que padecen, aquí, muchas personas negras. Y, por otra parte, la solidaridad activa con las protestas que se dan en otras partes del mundo para denunciar brutalidades racistas, explica Izabel Barros, brasilera, *afro descendiente y de raíces indígenas* -según su propia definición-, quien llegó al país hace 15 años como parte de un intercambio universitario.

“Mi objetivo, entonces, era realizar estudios en la Universidad de Friburgo sobre la guerra de las religiones en Suiza, pero mis profesores me señalaron en ese momento que no era adecuado que en tanto extranjera me lanzara a investigar una temática tan específica de la historia nacional”, recuerda con cierta ironía.

Fue así que, para la entonces joven estudiante, la temática del colonialismo y el esclavismo, incluyendo la responsabilidad helvética en este sistema-proceso, se convirtió en tema central de análisis y guía rectora de su dedicación profesional y asociativa.

Paradójicamente, esa vivencia inicial en Suiza, “con condimentos un tanto discriminatorios a nivel académico”, la reorientaron a la problemática del colonialismo-racismo, que constituye hoy, para ella, una prioridad cotidiana.

Concluido su master en Historia y Sociología en la Universidad de Neuchâtel, Barros, junto con sus colegas de la Fundación suiza Cooperaxion lanzaron, en tanto pioneras, las visitas guiadas a través de los “vestigios del colonialismo y la esclavitud”. Las realizan en las ciudades de Berna, Friburgo y Neuchâtel, dotadas de sólidos argumentos históricos y de calidad pedagógica. Centenares de personas – especialmente estudiantes- participaron de las mismas en los últimos 7 años.

Racismo a la “helvética”

“El racismo es la continuidad de la esclavitud. Es una construcción histórica y social, en la cual Suiza, como la gran mayoría de las naciones europeas, participaron activamente, de una u otra manera”, explica Izabel Barros.

Entre el pasado colonial y la realidad actual, un puente repleto de historia, de sacrificios y de sufrimientos humanos, reflexiona. “El racismo golpea hoy a muchas personas en su día a día. Les complica la búsqueda de un empleo; su desarrollo profesional; el contar con una vivienda digna; el ejercicio de las relaciones sociales; sufrir controles de las autoridades policiales por el solo hecho de su identidad, fenómeno conocido como perfil racial”, subraya.

Según la Comisión Federal contra el Racismo, principal entidad oficial dedicada a esta temática, existen unas 100.000 personas negras en Suiza susceptibles de “vivir una situación particular”: ataques físicos y verbales, carentes de instrumentos de apoyo, con el sentimiento de sentirse desvalorizados en la propia sociedad suiza.

En su Estudio de referencia sobre la problemática, publicado a fines del 2017, donde presenta Recomendaciones sobre el tema del racismo anti-Negro en Suiza, afirma que las personas de color pueden confrontarse cotidianamente “a la discriminación sistemática y a las estigmatizaciones”. Y padecen de “numerosos prejuicios … en el sentido de que serían irracionales, emotivas, perezosas, sin pudor, violentas y tendrían comportamientos criminales”.(https://www.ekr.admin.ch/pdf/Studie_AntiRassismus_F.pdf).

“El color de la piel pesa”, reflexiona Izabel Barros, subrayando, por ejemplo, los controles sistemáticos y especiales de documentación en la vía pública que sufren las personas negras y no sufren las personas blancas, subraya.

El pasado 11 de junio, en el marco de las movilizaciones de solidaridad contra el asesinato en Estados Unidos de George Floyd, una quincena de asociaciones, hizo público un comunicado que enfatiza “que la violencia policial racista también es una realidad mortífera en Suiza”. En el mismo dan los nombres de 23 personas muertas en el país, en los últimos 20 años, en hechos ligados a la intervención de fuerzas policiales o de seguridad. Todos casos debidamente registrados.

Sin llegar a la muerte han sido conocidos en los últimos años procesos jurídicos resultantes de la identificación pública exigida por policías a gente de color. Entre ellos, el de Mohamed Wa Baile, negro de nacionalidad suiza, hecho que fuera ampliamente mediatizado en el año 2018.

Brutalidad global

La salida de tanta gente a las calles para protestar, reflexiona Barros, “es el resultado de la comprensión del racismo como un sistema global y estructural, que excede las fronteras nacionales de un país en concreto”.

Muchas de estas protestas, aquí, analiza, no fueron convocadas por las organizaciones que desde años trabajan en esta temática. “Tuvieron y tienen un condimento altamente espontáneo, integrando a nuevos participantes, muchos de ellos jóvenes, analiza. Todo esto, muestra la amplitud del problema, “que está subyacente y comprueba lo fructífero del esfuerzo de concientización que sobre el tema se viene haciendo desde hace mucho tiempo”. Y que a nivel internacional implica la participación de millones de personas en Europa, Estados Unidos, América Latina y en tantas otras regiones, puntualiza.

¿El racismo es igual en todas partes?, preguntamos a la también militante feminista. “Hay particularidades específicas, por ejemplo, en América Latina”, responde. En Brasil, por ejemplo, se trató de “vender” el mito de una democracia racial, argumentando que todos somos iguales ante la ley. “En realidad se trata de un modelo impuesto por una élite blanca a la mayoría de la población que es afro descendiente, con casi cinco siglos de esclavismo por detrás. En América Latina, completa, “nuestra identidad es de asimilación, pero al mismo tiempo de mucha revuelta y violencia explosiva”.

A nivel más académico, completa, también existe una diferencia significativa entre la mirada latinoamericana, vivencial, que parte de ser “víctimas directas del racismo y la segregación” y la percepción de ciertos intelectuales -incluyendo algunos de la autodenominada izquierda europea-, que “priorizan el análisis de clases por sobre los de raza y de género. Y posponen así la solución de estos temas, “que para nosotros son esenciales y prioritarios, al cambio de sistema, estructural, futuro, a largo plazo”, afirma.

El Estado, solo asume a medias

La preocupación de la Suiza oficial ante el racismo constituye una realidad concreta en los últimos años. El Estudio que mandató la Oficina Federal contra el Racismo -dependiente del Ministerio Federal del Interior- y que realizaron investigadores de la Universidad de Zúrich enumera múltiples recomendaciones.

Entre ellas, la necesidad de una mayor apertura de la Administración Pública a las minorías; evitar estigmatizaciones y excesos verbales de parte de los responsables políticos; promover que los medios de comunicación traten de forma correcta este delicado tema. Además, urgen “a la Conferencia de Comandantes de las Policías Cantonales y a la Conferencia de Directoras y Directores de los Departamentos Cantonales de Justicia y Policía, a asumirse garantes, incluso públicamente, del respeto a las minorías y reforzar las medidas necesarias”. Instan también a crear instancias de apoyo y sugieren al mundo académico promover la investigación necesaria en cuanto a protección contra la discriminación y el racismo”.

Buenas propuestas -aunque el Estudio tiene lagunas- pero insuficientes, reflexiona la joven activista antirracista.  “Todo será limitado e incompleto en tanto el Estado no reconozca y corrija el racismo estructural existente”. Lo que explica que, a pesar de una relativa buena voluntad oficial, “muchas de estas recomendaciones hayan quedado como simples deseos, pero no sean aplicadas debidamente”, concluye.

Fuente: https://rebelion.org/el-racismo-es-una-construccion-historica-y-social-2/

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Chile: Mapuches chilenos piden investigar a fiscal por dichos racistas

América del Sur/Chile/28-06-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

En su declaración pública, autoridades tradicionales y comunidades mapuche de la provincia de Malleco, aseguraron que no aceptarían las disculpas del fiscal Carlos Obreque.

La Comunidad Mapuche Autónoma Temucuicui, en Chile, rechazó mediante un comunicado oficial los “dichos racistas” del fiscal adjunto de Victoria, Carlos Obreque, quien, refieren, dejó entrever su “manifiesta discriminación, realizada en contra de un pueblo” a través de sus cuentas de redes sociales.

Además, instaron a investigar las causas de esta fiscalía, pues “ha dejado clara su falta de imparcialidad respecto de las investigaciones que de ahí emanan en contra de personas del pueblo mapuche”.

En su declaración pública, autoridades tradicionales y comunidades mapuche de la provincia de Malleco, aseguraron que no aceptarían las disculpas de Obreque, “puesto que solo lo menciona para bajar el perfil a la situación y amortiguar las sanciones que deberían realizarle por el grave delito cometido en contra del pueblo mapuche”.

En tanto, exigieron también “que este fiscal antimapuche abandone inmediatamente el Ministerio Público por ser un peligro para las comunidades mapuche”, quienes, anunciaron, recurrirán a “acciones legales» en contra del persecutor.

A través de su cuenta de Facebook, Obreque se refirió a la caravana de vehículos que viajó desde Malleco a Temuco para entregar una carta al presidente chileno, como «las medias camionetas”, y a continuación agregó que “está bueno el tráfico de marihuana y armas en las comunidades».

Luego de borrar el post, el funcionario de Victoria pidió disculpas a quien se haya podido ofender, refiriendo que había realizado un comentario “tremendamente irreflexivo y desafortunado que no representa mi pensar ni el de la institución donde me desempeño».

Sin embargo, la Comunidad Mapuche Autónoma Temucuicui advirtió “la gravedad de la situación”, al tratarse “de un funcionario público que pertenece a la Fiscalía de Chile y que se desempeña donde habitan numerosas comunidades mapuche».

Al respecto, la Fiscalía de La Araucanía informó que estas opiniones son personales y no representan el sentir de la entidad jurídica; además de que se abrió una investigación sumaria en contra de Obreque.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/chile-pueblo-mapuche-pide-investigar-fiscal-racista-20200624-0039.html

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Educación, racismo y aceite barato

Por: Cinthia Wanschelbaum

En el campo de la educación, uno de los problemas que comenzó a aflorar con mayor fuerza, a partir de la forzosa virtualización que se produjo con la pandemia, es el de la desigualdad educativa.

La desigualdad educativa no es un fenómeno nuevo, ni resultado específico de las diferenciales posibilidades de acceso a la educación a distancia. Es una relación social históricamente configurada que excede a las condiciones de estudio actuales, pero que la virtualización hizo profundizar.

Hace unos días escribí un artículo en el cual relataba las historias de Felipe y Maite. Maite vive en un barrio popular de Rosario. Hasta que llegó el coronavirus, estaba estudiando en una escuela de adultos. Tiene un hijo y trabaja en un supermercado. Tanto a ella como a su hijo se les complica la posibilidad de la continuidad pedagógica. En el barrio en el que viven no hay conexión y el gasto que genera la utilización de datos con el celular es mucha plata que, con su salario, no puede pagar. Felipe vive en la ciudad de Santa Fe, estudia en la universidad, su papá es profesor y su mamá maestra. Comparten la computadora que hay en la casa o, en su defecto, utilizan el celular. Felipe está pudiendo cursar sin ningún tipo de problema sus clases, amén de las tensiones pedagógicas que genera lo virtual.

Esta es la historia de dos jóvenes, que viven en la misma provincia, en el mismo momento, pero de muy distintas formas. Si bien sus desiguales condiciones de existencia no son una novedad, la crisis sanitaria y la virtualizacion de la educación las profundizaron, a la vez que las hicieron más visibles para el conjunto de la sociedad.

Lxs personajes ficcionales de mi artículo viven en la provincia de Santa Fe. Hace unos días, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, anunció la intervención y expropiación de Vicentín, que es una de las empresas cerealeras más importantes del país y que justamente tiene su planta de producción en esa provincia. Seguramente, para muchxs de nosotrxs, antes del día en el que se dio a conocer la diversificada producción de esta corporación, el vínculo más directo, por así decirlo, con la empresa era a través de sus aceites. O por lo menos, así lo era para mí porque era el aceite que usaba mi abuela. Quizás mi abuela, como miles de consumidores de ese alimento, no advertían que cocinar con ese aceite constituye un acto social y mucho menos que esa práctica cotidiana podía tener vínculo con las desiguales condiciones de acceso al derecho de la educación. A comienzos de los años 2000, Michael Apple, uno de los pedagogos críticos más importantes de Estados Unidos, escribió un texto a partir de una anécdota personal ocurrida en un local de comidas rápidas. En esa obra reconstruye lo que ocurrió con la educación de las niñas y los niños en un país asiático donde se plantan las papas que luego, por toda una cadena de producción, devienen en las papas fritas baratas de ese local de fast food, el más conocido a nivel mundial. En ese texto, nos enseñó que comer una papa frita barata es una acción social que contiene atrás todo un conjunto de relaciones sociales desiguales en términos de clase, género y raza, que produjeron que miles de niños y niñas de ese país en Asia se quedaran sin escuela.

Como se está denunciando y demostrando actualmente, durante el gobierno de Macri, Vicentín -como tantas otras empresas- fue beneficiada por el Estado de diferentes formas. Y si de capitalismo/neoliberalismo estamos hablando, y si al capitalismo estamos analizando, siempre que se beneficia un sector, a una clase, en este caso al empresariado, se lo hace en detrimento de otra. El proyecto político-económico-cultural del macrismo se sustentó en el extractivismo en todos sus sentidos y dimensiones. De la naturaleza, sí, pero sobre todo de una clase para satisfacer a otra. Vicentín sobrevivió durante muchos años a costa de un Estado que lo financió a la par que desfinanció y desmanteló programas educativos, como, por ejemplo, el Plan Conectar Igualdad que garantizaba que lxs estudiantes de todos los niveles del país y sus docentes tuvieran computadoras y formación en el uso de las mismas, de modo de generar mayores niveles de igualdad. Con Apple, podríamos decir entonces que detrás de las imposibilidades de conexión de Maite y detrás de cada bocado de los fideos Don Vicente existe un conjunto de relaciones sociales que privilegiaron el salvataje de empresarios millonarios y la ganancia empresarial, por sobre el financiamiento de la educación.

¿Qué estoy queriendo decir? Que el problema de la imposibilidad de conexión no es ni técnico, ni estrictamente educativo. Es un problema político. Y que las diferentes posibilidades de acceso a la educación en las condiciones actuales que impuso la pandemia no son una novedad, sino que expresan relaciones sociales históricamente construidas en una violenta y arrolladora desigualdad.

Y eso es lo que el asesinato de George Floyd en Estados Unidos vino también a denunciar.

Hace unos días, en una de las tantas movilizaciones que se están produciendo en todo el imperio –que nos está mostrando su fase de decadencia–, una maestra sostenía una pancarta que decía “Debería estar en casa enseñando a mis estudiantes ciencia. Sin embargo, estoy acá enseñando a la policía de Nueva York que mis estudiantes son personas”. En ese pizarrón del pueblo, sintetizó la historia de violencia y racismo hacia los afroamericanos que existe desde el origen mismo de los Estados Unidos.

Las calles y movilizaciones se han convertido en la nueva escuela de resistencia popular. Miles de jóvenes, a costa de arriesgar su vida contagiándose de covid-19, todos los días salen a las calles a combatir a un sistema que, como la pandemia ha demostrado, no da para más.

Expropiar para educar y movilizar para enseñar pueden convertirse en las prácticas educativas más necesarias de este momento histórico, para que la opresión por raza, género y/o clase no existan nunca más.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/274423-educacion-racismo-y-aceite-barato

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Libro(PDF): «Los estudios afroamericanos y africanos en América Latina : herencia, presencia y visiones del otro»

Reseña: CLACSO

Este libro se propone reflejar el estado de la cuestión acerca de la enseñanza y la investigación sobre África y su diáspora en América Latina. Producto de un encuentro convocado por el Programa Sur-Sur de CLACSO en Salvador de Bahía en el año 2006, donde académicos de muy diversas áreas y de diferentes países de América Latina debatieron sobre nuevos abordajes y líneas de investigación, y sobre la enseñanza y difusión de estas temáticas. Esta obra nos introduce desde una perspectiva pluralista y multifocal de la realidad en campos no tradicionales de la academia, identificando trayectorias, impulsos renovadores, influencias externas y paradigmas propios.

Autores y Autoras:  Buffa, Diego – Autor/a  Pineau, Marisa – Autor/a  Álvarez Acosta, María Elena – Autor/a  Maffia, Marta Mercedes – Autor/a  Ferreira Makl, Luis – Autor/a  Pereira, Luena Nascimento Nunes – Autor/a  Vázquez Fernández, Salvador – Autor/a  Buffa, Diego – Compilador/a o Editor/a  Barreto, Paula Cristina da Silva – Autor/a  Wabgou, Maguemati – Autor/a  Lechini de Alvarez, Gladys – Compilador/a o Editor/a  Becerra, María José – Autor/a  Maestri Filho, Mário José – Autor/a  Pires, Ana Flavio Cicchelli – Autor/a  Telesca, Ignacio – Autor/a  Frigerio, Alejandro – Autor/a  Valdivia del Río, Fátima – Autor/a  Lechini de Alvarez, Gladys – Autor/a  Beltrán, Luis – Autor/a  Vagni, Juan José – Autor/a  Pereira, José Maria Nunes – Autor/a  Becerra, María José – Compilador/a o Editor/a

Editorial/Editor: CLACSO

Año de publicación: 2008

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-1110-71-1

Descarga: Los estudios afroamericanos y africanos en América Latina : herencia, presencia y
visiones del otro

Fuente e Imagen: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?a=q&r=1&hs=1&t=1&q=descoloniadidad&j=dl&c=general&fqf=TX&Submit=buscar+en+CLACSO

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África: Voces alternativas al feminismo hegemónico

Redacción: Porfinenafrica

Cuatro escritoras y activistas analizan el feminismo occidental y reclaman espacios para las mujeres menos privilegiadas.

Comparto, con el objetivo de repensar y reflexionar, este vídeo sobre “Feminismo mainstream” en el que cuatro grandes autoras y activistas -Chimamanda Adichie, Angela Davis, Judith Butler y Arundhati Roy- hablan y se posicionan respecto a lo que ha sido el feminismo hegemónico y cómo a través de él se ha representado la lucha de las mujeres por la igualdad sin tener en cuenta las realidades ni las necesidades de las menos privilegiadas: mujeres negras, migrantes, pobres, racializadas…

Un vídeo que nos puede servir para mirar con otros ojos la realidad, abrir nuestra mente y comenzar a deconstruirnos para formar algo más grande aún, que incluya a todas, especialmente a las menos privilegiadas.

Este vídeo recoge parte de las intervenciones de las escritoras con motivo de su presencia en las Conferencias del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona el pasado 2018. Un ciclo en el que se abordó el feminismo dando voz a voces alternativas y dispuestas a la crítica constructiva.

Fuente: https://porfinenafrica.com/2020/06/voces-alternativas-al-feminismo-hegemonico/

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El racismo, en aumento

Por: Rosa Cañadell

Desgraciadamente, hemos consolidado una sociedad cada vez más desigual y hemos aceptado situaciones de menosprecio, de explotación y de marginación de algunos colectivos. Con la crisis sanitaria a raíz de la Covid-19 y la crisis económica que ya tenemos encima, está rebrotando uno de los males que más barbaridades ha infligido a nuestra humanidad: el racismo.

Vemos como los EE.UU. están en llamas por las protestas antirracistas a partir del asesinato de un hombre negro a manos de la policía, pero este hecho no es más que la punta del iceberg de la marginación constante de los afroamericanos en ese país. Pero también en nuestra Europa estamos viendo como aumenta la xenofobia y como nadie se inmuta ante los miles de muertos en el Mediterráneo de personas que huyen de la guerra y el hambre. Y también aquí: en Lleida, los hoteleros se han negado a aceptar a 200 trabajadores que recolectan la fruta y que están viviendo en la calle, a pesar de que un futbolista de origen senegalés ha querido pagarles la estancia. Racismo y clasismo en estado puro.

El racismo no se basa en las preferencias individuals o en el grado de simpatía o antipatía hacia las personas que son diferentes. La diferencia existe siempre dentro de cualquier sociedad. La principal característica del racismo es la defensa de un sistema social que
niega una serie de derechos a un colectivo, en función de alguna de sus características. La negación puede ser al trabajo, a la vivienda, a la sanidad, a la educación, a circular libremente y, en circunstancias extremas, a la vida. Y el colectivo varía también en función de las necesidades del momento: los indios en la América colonial, los negros en las plantaciones americanas, los judíos en la Alemana nazi y, en la actualidad, los inmigrantes no comunitarios en la Unión Europea.

El racismo no es innato ni natural, sino que es una construcción social que tiene como objetivo justificar algún tipo de explotación. Es también una manera de dar salida al malestar social, de buscar una «cabeza de turco» a quién traspasar la responsabilidad de los males que sufre una sociedad en un momento dado. Por eso el racismo crece en momentos de crisis, y algunos líderes políticos lo utilizan en beneficio propio, estimulando el odio a partir de falsas informaciones y estereotipos que ayudan a fabricar enemigos y a desviar el malestar hacia los más débiles.

En los momentos actuales, es más fácil culpar los inmigrantes o los negros del paro y la carencia de servicios sociales que no a los banqueros y especuladores. El racismo, además, cumple otra función perversa, que es la de dividir a las clases menos favorecidas, para que no sumen sus fuerzas. Otro factor que estimula el racismo es la desaparición de los modelos tradicionales de confrontación social: la lucha de clases y las organizaciones sindicales y vecinales que habían articulado propuestas de lucha y de cambio, canalizando así el malestar social. Los proyectos de cambio, como el que proponía el movimiento obrero, ofrecían un eje para organizar las demandas de los sectores menos favorecidos. Cómo afirmaba M. Wieviorka, «cuanto más se organiza una sociedad a partir de un conflicto propiamente social, más restringido es el espacio para el racismo». Se trata, pues, de resituar los conflictos dentro del eje social y no de la pertenencia a una etnia, raza o nacionalidad.

Nos esperan tiempos de nuevas crisis. Una vez controlada la sanitaria en que la Covid-19 nos ha sumergido durante casi tres meses, nos esperan tiempos difíciles económicamente hablando, en los que azuzar la xenofobia en lugar de enfrentarse a los poderosos es una salida fácil y vergonzosa que la derecha no duda en utilizar. Hay que construir un nuevo discurso basado en la ciudadanía y la igualdad de derechos, un discurso en qué a los inmigrantes no se les tiene que tolerar porque hacen el trabajo que nosotros no queremos hacer, o porque les necesitamos para pagar nuestras pensiones, sino un discurso que valore a las personas que emigran, que se les reconozcan todos los derechos sociales y laborales y que se resalten los valores positivos de la diversidad cultural, ententdida como riqueza. Y en esto tienen que colaborar la escuela, los medios y los discursos oficiales.

Es imprescindible una alianza de todas las instancias sociales y políticas de izquierdas para exigir una salida de la crisis que no pase por el aumento de las desigualdades, el desmantelamiento de los servicios sociales, la violencia o la exclusión. No olvidemos que la desigualdad alimenta el racismo y este puede acabar convirtiéndose en fascismo. Y esto no nos lo podemos permitir.

Fuente: https://www.eltriangle.eu/es/opinion/el-racismo-en-aumento_106408_102.html

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