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EEUU: Escuelas concertadas registran más aislamiento racial

Estados Unidos/04 de Diciembre de 2017/El Nuevo Herald

Las escuelas concertadas están entre los centros educativos más segregados de Estados Unidos, según un análisis de The Associated Press, un resultado que, según los críticos, está en las antípodas de su objetivo de ofrecer una mejor alternativa a las escuelas públicas tradicionales.

Los datos de matriculación nacionales muestran que los centros independientes de la junta escolar local están sobrerrepresentadas entre las escuelas con minorías en el aislamiento racial más extremo. En el año escolar 2014-2015, más de 1.000 de los 6.747 centros de este tipo del país tenían al menos el 99% de alumnos de minorías, esta cifra ha aumentado constantemente.

El problema: Estos niveles de segregación se corresponden con bajos niveles de rendimiento en todo tipo de escuelas.

El análisis de AP sobre rendimiento académico en los 42 estados que tienen leyes para centros concertados, además del Distrito de Columbia, mostró que el rendimiento en este tipo de escuelas varía ampliamente. Pero las que tienen un 99% de alumnos de minorías _ tanto las públicas tradicionales como este modelo _ tienen de media menos alumnos que alcanzan los estándares estatales de competencias en lectura y matemáticas.

Fuente: http://www.elnuevoherald.com/noticias/estados-unidos/article187814723.html

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Estudio revela que 63,7% de desempleados brasileños son negros o mulatos

Brasil/20 de Noviembre de 2017/Spanish

El 63,7 por ciento de los 13 millones de brasileños desempleados (equivalente a 8,3 millones de personas) son negros o mulatos, reveló un informe divulgado hoy por el gobierno brasileño.

Los datos, presentados por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), indican que la tasa de desocupación de los negros en el tercer trimestre de 2017 es de 14,6 por ciento, mientras que la de los blancos es del 9,9 por ciento.

El mayor desempleo entre las personas de color contrasta con los números del mercado de trabajo ya que, según el IBGE, los negros representan el 53 por ciento del total de trabajadores brasileños.

Pese a que las personas de color son mayoría en cuanto a la población laboral activa, la proporción de negros y mulatos ocupados (52,3 por ciento) fue menor que la de la población blanca (56,5 por ciento) en el tercer trimestre.

«Estamos hablando de población que tiene origen afrodescendiente, que entró en el país a través de la esclavitud. En 100 años de liberación de los esclavos, este informe muestra que todavía existe una desigualdad expresiva en el país», sostuvo el IBGE en su informe.

El instituto recordó que entre los negros y mulatos, «muchos no tienen acceso a la escuela, educación, y esto tiene consecuencias diversas», entre ellas que «el poder de compra de esta población acaba siendo menor».

El contraste racial en el mercado de trabajo también está presente en los sueldos ya que, según el IBGE, los negros y mulatos reciben en promedio 1.531 reales mensuales, casi la mitad del sueldo de los blancos, que de media reciben 2.757 reales.

Lo mismo se observa en el porcentaje de trabajadores con contrato formal en el país, entre los negros y mulatos es de 71,3 por ciento, inferior a la media nacional que es del 75,3 por ciento.

Asimismo, el informe revela que de los 23,2 millones de negros y mulatos empleados en el sector privado en el tercer trimestre de este año, 16,6 millones tenían contrato formal, el menor resultado desde 2012.

«Los indicadores muestran que la población negra y mulata acaba siendo más direccionada a estos trabajos (no formales)», agregó el IBGE en su informe.

De acuerdo con el ente estatal, de los 1,8 millones de vendedores ambulantes que había en Brasil en el tercer trimestre de 2017, 1,2 millones eran negros, lo que representa el 66,7 por ciento.

Las personas de color desempleadas también superan a las blancas en cuatro de los diez grupos de actividad analizados: agricultura, construcción, servicios de alojamiento y alimentación y en los servicios domésticos.

Además, el organismo reveló que el 8,5 por ciento de los negros y mulatos ocupados en Brasil actúan en servicios domésticos, por un 5 por ciento de los blancos, por el contrario, el 19,2 por ciento de los blancos están empleados en la administración pública, por un 15,6 por ciento de negros y mulatos.

El estudio fue publicado en el marco del «Día de la consciencia negra», que se celebra hoy lunes y que conmemora el fin de las expediciones que perseguían esclavizar a la población negra.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2017-11/18/c_136761535.htm

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Tabitha Goldstaub: La inteligencia artificial nos vende productos machistas y racistas sin que nadie se dé cuenta

El núcleo central de la inteligencia artificial (IA) se compone de un proceso de dos fases: primero se le asigna un objetivo y después ella misma diseña una forma de conseguirlo. Por lo tanto, su forma de alcanzar dicha meta no siempre resulta demasiado transparente. Por eso, si usted está inculcando un cierto sesgo a una máquina de forma inconsciente, es posible que desconozca que, en efecto, el algoritmo también tiene ese sesgo. El resultado es que ese algoritmo podría ser perjudicial para las mujeres, pero costaría mucho averiguar exactamente por qué.

Esto ya ha pasado con la tecnología tradicional: hemos visto mujeres muriendo en accidentes automovilísticos porque los muñecos de prueba de choque tenían la forma de un hombre en lugar de la de una mujer. Con la IA podría haber situaciones similares de vida o muerte, en pruebas de drogas, vehículos autónomos y cosas por el estilo.

También hay algunos ejemplos [del sesgo de género de la inteligencia artificial actual]: anuncios de Google que muestran anuncios [de trabajo] con mayores sueldos a los hombres que a las mujeres. Podemos plantear otras hipótesis de otras situaciones en las que podría suceder: ¿qué pasaría si las mujeres no pudieran obtener los mismos préstamos, hipotecas o seguros?

No tengo una visión distópica de la inteligencia artificial. No creo que vaya a haber robots asesinos. Estoy mucho más centrada en las aplicaciones limitadas, y creo que, si nos fijamos en cada una de ellas, existe la posibilidad de que afecte negativamente a las mujeres. No creo que la inteligencia artificial sea el problema; es un problema adicional, en lugar de la causa. Estamos hablando del riesgo de que nuestro sexismo y racismo inconsciente se transmita a las máquinas que estamos construyendo.

¿Cómo conseguimos que alguien que está construyendo una IA tenga en cuenta estas cosas? Necesitamos que los consumidores exijan una inteligencia artificial ética. La gente no es demasiado consciente de que el problema va más allá de una simple cuestión de género: se trata de un problema real y fundamental del producto.

Fuente: https://www.technologyreview.es/s/9691/la-inteligencia-artificial-nos-vende-productos-machistas-y-racistas-sin-que-nadie-se-de

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Racismo e izquierda: la clasificación de la tribu

Por: Santiago Alba Rico

La última entrega de mi amigo antagonista Helios F. Garcés cierra, como estaba acordado, este debate, pero lo cierra también porque, de algún modo, no admite réplica. Consiste en una acusación sumarísima con pujos de “objetividad” parajudicial (el “discernimiento” o “criba” incontestable de los que son racistas y los que no lo son) y en un programa vago y muy “izquierdista” que deja en la sombra lo que este debate debería haber aclarado: quién es el sujeto o sujetos de las luchas, cuáles los procedimientos y las alternativas, y qué significa “verdadera descolonización”. A la acusación, arrinconado en mi cuerpo, sucumbo; el programa, en su vago izquierdismo, lo suscribo sin apenas objeciones.

La última entrega de mi antagonista amigo Helios F. Garcés me deja sin defensa; me vuelve, de hecho, indefendible a mis propios ojos. En rendirse uno tarda tres líneas; en convencerse toda la vida. No se trataba ni de una cosa ni de otra, pero confesaré que un debate en el que el adversario intelectual, al que lógicamente se considera equivocado, no se limita a equivocarse, sino que, al hacerlo, se vuelve “racista” y cómplice por añadidura de todos los crímenes coloniales, es un debate muy incómodo. Me declaro vencido: no soy “negro” y además no renuncio a mis ancestros “blancos”. ¿Quiénes son? Múltiples y promiscuos: de Espartaco a Silvia Federici, de los hermanos Graco a Robespierre, de Sócrates a Olympe de Gouges, de Francisco de Asís a Kant y Marx, de Francisco de Vitoria a David Harvey, de Sor Juana Inés de la Cruz a Edward Said y John Berger… entre otros muchos. También algunos reaccionarios como Joseph de Maistre, que nos mostró, de otra manera que Kant, los “límites de la razón”; o Chesterton, quien habló de la tradición como de “la democracia de los muertos”, en una línea muy parecida, por cierto, a la de la antropóloga indígena Silvia Rivera Cusicanqui (“los muertos viven, hablan y orientan a los vivos, y permiten identificar los límites éticos que no puedes rebasar”).

Creo con Chomsky en la “naturaleza humana”, en “algo” que nos distingue de un perro y de una silla y que es “universal”: la capacidad lingüística, repartida, como los dones de Zeus, a todos los humanos por igual. La capacidad lingüística implica la capacidad y, aún más, la necesidad –la comezón– de hacer clasificaciones. Lo propio del ser humano es clasificar; lo propio de la “tribu”, como átomo social de la humanidad, es distribuir los cuerpos en cuadros taxonómicos que, una vez establecidos, deciden (criban) la normalidad y la anomalía, el dentro y el afuera y, en la mayor parte de los casos, la vida y la muerte. No es un hecho baladí el que históricamente, en todas las sociedades conocidas, hayan sido ciertas clases, ciertos géneros y ciertas “razas” las que han impuesto sus clasificaciones y por lo tanto el grado y calidad de “corporización” de los individuos, su acceso a bienes y servicios y sus posibilidades de supervivencia. Que los ricos, los hombres y los “blancos” (incluyendo en este rubro la labor formateadora de los japoneses en Asia) hayan impuesto su actividad taxonómica con pretensiones de “naturaleza” y “generalidad” sólo indica todo el daño que la capacidad lingüística universal puede hacer cuando se “particulariza” y se “tribaliza”, en términos económicos, políticos y sociales, al servicio de un sector privilegiado y sus intereses excluyentes. Esa práctica clasificatoria tribal –que corporiza negativamente ciertos cuerpos– alcanza su colofón global bajo el capitalismo, un orden sin precedentes bajo cuya vocación de infinito “la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres– pueda escapar a ello”. Es lo que el filósofo camerunés Achile Mbembe, profesor en Johannesburgo, autor de una Crítica de la razón negra a la que pertenece esta cita, describe como “el devenir negro de la humanidad”.

Ahora bien. La capacidad lingüística universal, que permite –y exige– esta voluntad clasificatoria, permite también –y demanda– las revueltas anti-clasificatorias. Lo he escrito en otro sitio: el ser humano es el único animal que hace clasificaciones y es también el único animal que se rebela contra ellas. Es lo que el francés Gaston Bachelard y el árabe Mohamed Al-Yabri llamaban con otro nombre “rupturas epistemológicas”, alojadas potencialmente en todas las tribus y todas las culturas en la medida misma en que son, además de históricas, lingüísticas. Uno de los momentos “ancestrales” de “rebelión taxonómica” o “ruptura epistemológica” que más me gustan dentro de mi “tradición” (el equivalente casi contemporáneo, contra la tribu, del descubrimiento de la geometría, tan bellamente descrito por Plutarco y tan bellamente comentado por Michel Serres) se produce en plena guerra del Peloponeso entre los dos imperios helénicos de la antigüedad, el de Atenas y el de Esparta. Estamos en el año 427 a. de C. y Atenas ha conquistado la isla de Mitilene, aliada hasta entonces de los espartanos. Los vencedores, guiados por su cultura democrática, se reúnen en asamblea para discutir y votar si deben o no matar a todos los hombres de la isla y esclavizar a sus niños y sus mujeres. Según el relato de TucídidesCleón defiende el exterminio de los mitiléneos; Diódoto la clemencia. Uno y otro, en todo caso, apoyan sus argumentos en el horizonte de los intereses tribales de los atenienses. Uno a favor de la severidad, el otro a favor del perdón, tanto Cleón como Diódoto responden a la única pregunta que entiende –y casi permite plantear– el orden clasificatorio de su época y su tribu: ¿qué es “lo conveniente” para nosotros, los ciudadanos de Atenas? Pues bien, es en el marco de esa guerra, en la que participó como hoplita, en una asamblea muy parecida a la de Mitilene, es en ese momento –digo– cuando Sócrates levanta la mano y, ante el asombro escandalizado de todos, cambia la pregunta y declara en voz alta: “No, no se trata de averiguar qué es ‘lo conveniente’ para nosotros sino de conocer qué es ‘lo justo’ para todos”. Como sabemos, la tribu ateniense mató a Sócrates por insistir en hacer esta pregunta; y como sabemos una Constitución democrática digna de ese nombre es siempre el resultado de una deliberación colectiva, si se quiere ficticia, en torno a “lo justo” y no a “lo conveniente”; el resultado, es decir, de una deliberación colectiva anti-tribal.

Ese momento “ancestral” de ruptura clasificatoria en el orden político, paralelo al de la geometría en el orden científico, va a marcar el devenir histórico de la tribu europea. Explotando la geometría, virgen inocente, y en nombre de la justicia (en su variante cristiana o positivista), Europa va a conquistar y destruir buena parte del mundo. Hoy la geometría violada, al servicio de un capitalismo global, complace por igual a EEUU y a Arabia Saudí, a Rusia y a China; y la justicia nombrada, victoriosa en la retórica, sirve para un roto y un descosido: sobre todo para rotos y descosidos. Ahora bien, nadie acusaría a la geometría de haber bombardeado Hiroshima o destruido el gueto de Varsovia; y no deberiamos acusar al gesto de Sócrates de fundar el colonialismo, el racismo y el machismo. Al contrario. Todos los avances que se han hecho “conforme a Derecho” –diría el “racista” Carlos Fernández Liria— se han hecho a partir de ese gesto, incapaz de neutralizar, desde luego, la vocación de infinito del capitalismo y la actividad clasificatoria de la tribu europea, pero que se conserva tan separado de ellas como el aceite del agua. Que la discusión sobre “lo justo” se mantenga siempre abierta, que muchas veces se confundan interesadamente “lo justo” y “lo conveniente” y que se cometan atroces injusticias en nombre de lo “justo” (lo que es, por cierto, la normalidad de todo etnocentrismo) sólo indica una cosa: que “lo justo” no ha vencido y que Sócrates, asesinado en Grecia, sigue siendo asesinado todos los días en Siria, en Iraq, en Afganistán, en nuestras fronteras, en nuestros CIEs y en nuestros parlamentos. Pero este alucinante, escandaloso, extraterrestre “cambio de pregunta”, compatible –como todo– con el colonialismo y el racismo, es imprescindible para liberarnos de ellos. Sócrates no es europeo: hay Sócrates con nombres árabes y kurdos y chinos y rusos y gitanos y cameruneses repartidos por todo el mundo. No se me ocurre qué favor mejor podríamos hacer al capitalismo –y al tribalismo europeo–, asesino de Sócrates, que el de ayudar a matarlo otra vez mediante una presunta “episteme liberadora” que se limita a afirmar que “lo conveniente” para los “negros” es “más justo” que “lo justo” para los “blancos”.

Helios F. Garcés, que no responde a mis preguntas porque soy blanco y por lo tanto altanero, me hace una pregunta a su vez: ¿qué va a hacer la izquierda para combatir el racismo? Yo no puedo hablar en nombre de la izquierda, que no existe, ni tampoco, al contrario que él, de un colectivo de activistas. Cuando accedió a debatir conmigo ya sabía quién era yo y que sólo me represento a mí mismo; por eso me ha parecido abusivo, y contradictorio con su honorable práctica política, que haya cedido a la tentación, para no responderme, de “clasificarme” y “corporizarme” en un paquete. Me salgo de ese paquete y respondo por mi cuenta. Suscribo, como he dicho, la mayor parte del programa abstracto que propone en su artículo: “lucha política y no identitaria” contra “el racismo policial, la segregación racial en las ciudades y en el sistema educativo, contra la discriminación laboral y sanitaria, el racismo penal y penitenciario, la ley de extranjería, la existencia de los CIE”; descolonización de los proyectos políticos; ruptura de los “guetos simbólicos” y promoción de “las mareas amplias”; incluso me gusta –y mucho– la frase relativa a los “atrasos” y los “progresos” (aunque sigue siendo tan vaga que no sé si coincidiremos en el “ellos” allí señalado ni en el objeto a defender: yo considero, por ejemplo, un atraso ir en coche y un progreso ir a pie, un atraso los brokers y un progreso las madres, un atraso Carrefour y un progreso los huertos, un atraso la comida basura y un progreso el matrimonio homosexual).

Sólo añadiría dos cosas más, también vagas, como es propio de una persona que combate el racismo con la mirada y con el teclado. La primera es que para combatir el racismo desde la izquierda es necesario distinguir no racialmente a los “iguales” de los “no iguales”. Si el marxismo olvidó que el racismo no se disolvía con la disolución de la contradicción capital/trabajo, no podemos olvidar, al revés, que esa contradicción, productora de racismo, no se disuelve con la contradicción “racial”. Como recuerda Jorge Moruno, “la crítica a los límites de la modernidad es la crítica a su principal mediación social: el trabajo (moderno)”. Si algo quiere decir “interseccionalidad” debe ser esto: revisar sin descanso quiénes son nuestros “iguales” y quiénes nuestros “desiguales” a partir de las distintas fuentes de “desigualdad” que atraviesan el mundo. La desigualdad económica no sólo racializa –porque corporiza– sino que cabalga, reconfigura e intensifica todas las otras “desigualdades”.

La otra respuesta tiene que ver con una esperanza que los textos de Garcés me quitan en parte. Me refiero a la esperanza de que los sufrientes en todo el mundo –los “negros” si se quiere– arranquen a Sócrates de las manos de los colonialistas europeos, que tan criminalmente lo han utilizado, y hagan realidad por fin su programa “ilustrado” (el de esa “rebelión clasificatoria” que el pensamiento decolonial deforma en un pastoso “todos los blancos son pardos”). Y como Garcés no me deja citar a Fanon, dejaré que lo haga en mi lugar –y en mi nombre– un filósofo negro antirracista que se considera su heredero. Me refiero al ya mencionado Achille Mbembe, quien dice lo siguiente al ser preguntado por la tentación “esencialista” del antirracismo “negro”: “El problema es cuando el esencialismo nos impide continuar el camino que gente como Fanon consideraba el horizonte de nuestras luchas. ¿Cuál es ese horizonte? El que abre el camino a una nueva condición, donde la raza ya no importa, donde la diferencia ya no cuenta, porque todos nos hemos vuelto simplemente seres humanos: el pasaje de la indiferencia a la diferencia”. Nunca superaremos la necesidad clasificatoria ni alcanzaremos jamás una sociedad en la que los cuerpos sean transparentes –lo que además no es deseable– pero conviene recordar que toda lucha contra las clasificaciones raciales es una lucha contra los clasificadores: contra los intereses particulares –de clase, género y “raza”– que hasta ahora han impedido la verdadera diferencia: es decir, la universalidad de los derechos.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233807

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México: Mujeres sufren el más alto índice de discriminación

México/13 de Noviembre de 2017/Zócalo

La legisladora panista, destacó que entre las causas que incrementan el trato diferente y perjudicial hacia las mujeres.

 La presidenta de la Comisión Especial sobre la no discriminación, Kathia Bolio Pinelo, indicó que en México, las mujeres sufren el más alto índice de discriminación por el sólo hecho de serlo, más aún quienes padecen alguna discapacidad, son indígenas, tienen piel oscura u orientación sexual diferente a lo tradicionalmente aceptado, por lo que se requiere atender este problema.

La legisladora panista, destacó que entre las causas que incrementan el trato diferente y perjudicial hacia las mujeres se encuentra el sobrepeso, la forma de vestir, el color de la piel, la edad y su imagen o aspecto físico. En tanto, la percepción de discriminación en mujeres lesbianas aumenta en 1.6 por ciento.

Comentó que, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), los espacios donde sufren mayor discriminación son el trabajo, la escuela, el transporte público y las instituciones públicas, si bien destacan también las Iglesias, los estadios, el Internet y las cárceles, aunque en estas últimas va a la baja.

Mencionó que, en virtud de las quejas presentadas por los mexicanos ante la CNDH, la primera causa que detona conductas discriminatorias es el nivel educativo, y le siguen la orientación sexual, el color de piel, la pobreza, tener discapacidad o ser mujeres.

Bolio Pinelo señaló que, aunque los indígenas se mantienen en el primer lugar de percepción de discriminación, existe una reducción en 6.1 por ciento; lo mismo se observa en las personas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), adultos mayores o con discapacidad.

Sostuvo que la discriminación es un fenómeno que afecta a millones de personas en nuestro país, vulnera los derechos humanos, y afecta el desarrollo y la prosperidad de la nación.

Los mexicanos, agregó, la vinculan con la falta de respeto, desigualdad, maltrato y racismo. En una escala de cero a 10, los ciudadanos la califican con ocho, es decir, “los mexicanos percibimos y sentimos que existe mucha discriminación”, apuntó.

La presidenta de la Comisión Especial sobre la no discriminación, Kathia Bolio Pinelo, indicó que en México, las mujeres sufren el más alto índice de discriminación por el sólo hecho de serlo, más aún quienes padecen alguna discapacidad, son indígenas, tienen piel oscura u orientación sexual diferente a lo tradicionalmente aceptado, por lo que se requiere atender este problema.

La legisladora panista, destacó que entre las causas que incrementan el trato diferente y perjudicial hacia las mujeres se encuentra el sobrepeso, la forma de vestir, el color de la piel, la edad y su imagen o aspecto físico. En tanto, la percepción de discriminación en mujeres lesbianas aumenta en 1.6 por ciento.

Comentó que, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), los espacios donde sufren mayor discriminación son el trabajo, la escuela, el transporte público y las instituciones públicas, si bien destacan también las Iglesias, los estadios, el Internet y las cárceles, aunque en estas últimas va a la baja.

Mencionó que, en virtud de las quejas presentadas por los mexicanos ante la CNDH, la primera causa que detona conductas discriminatorias es el nivel educativo, y le siguen la orientación sexual, el color de piel, la pobreza, tener discapacidad o ser mujeres.

Bolio Pinelo señaló que, aunque los indígenas se mantienen en el primer lugar de percepción de discriminación, existe una reducción en 6.1 por ciento; lo mismo se observa en las personas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), adultos mayores o con discapacidad.

Sostuvo que la discriminación es un fenómeno que afecta a millones de personas en nuestro país, vulnera los derechos humanos, y afecta el desarrollo y la prosperidad de la nación.

Los mexicanos, agregó, la vinculan con la falta de respeto, desigualdad, maltrato y racismo. En una escala de cero a 10, los ciudadanos la califican con ocho, es decir, “los mexicanos percibimos y sentimos que existe mucha discriminación”, apuntó.

Fuente: http://www.zocalo.com.mx/new_site/articulo/mujeres-sufren-el-mas-alto-indice-de-discriminacion
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Apartheid en Sudáfrica: La institucionalización del racismo

Por: Tele Sur

Sudáfrica fue convertido en un espeluznante laboratorio racial, con dimensiones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales.

 El 9 de noviembre de 1976 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 11 de octubre como el Día de la Solidaridad con los Presos Políticos de Sudáfrica, con el objetivo de reiterar la solidaridad con todos los hombres y mujeres que fueron víctimas de las políticas de segregación racial que estuvieron vigentes hasta 1990 en Sudáfrica.

El apartheid, sistema impulsado e institucionalizado por descendientes de los antiguos colonos holandeses, consistió en la creación de lugares separados, tanto habitacionales como de estudio o de recreo, para los diferentes grupos raciales, en el poder exclusivo de la raza blanca para ejercer el voto y en la prohibición de matrimonios o incluso relaciones sexuales entre blancos y negros.

El apartheid fue legal desde 1948, año en que el Partido Nacional ganó las elecciones, y estuvo en vigencia hasta 1990. Este sistema puso en marcha un sofisticado sistema jurídico por el que una minoría blanca (los afrikáneres) impuso una política de odio y de racismo hacia la población negra hasta en las costumbres más cotidianas.

La mayoría negra solo podía vivir en los territorios «bantustantes», que equivalían a algo más del 13 por ciento de la superficie sudafricana.

Igualmente, este grupo no tenían derecho a acciones judiciales si eran expulsados o desplazados forzosamente. También se prohibía el matrimonio mixto y las familias negras no podían trasladarse libremente por el país, solo tenían derecho a recibir una educación subordinada a los intereses de los blancos.

En la imagen se observa un dispensador de agua para las personas blancas y otro dispensador destinado al uso de las personas de color. Foto: pbs.org

Desde 1952, la Asamblea General de las Naciones Unidas condenó anualmente el apartheid por contravenir los artículos 55 y 56 de la Carta de las Naciones Unidas.

La Convención sobre el Apartheid fue aprobada por Asamblea General el 30 de noviembre de 1973 por 91 votos a favor y los votos en contra de los gobiernos de Estados Unidos de América, Portugal, el Reino Unido y Sudáfrica.

Este organismo condenaba los «actos inhumanos cometidos con el fin de instituir y mantener la dominación de un grupo racial de personas sobre cualquier otro grupo racial y de oprimirlo sistemáticamente». 

De esta manera, se acordó la deposición de las políticas represoras con el presidente de Sudafrica, Frederik de Klerk, quien tomó medidas producto de presiones políticas locales e internacionales. Entre las medidas, se accedió a la liberación del líder social Nelson Mandela, que estuvo preso desde el año 1964 por luchar contra las políticas segregacionistas.

Libro de tránsito que los negros debían portar en el país.1985. Foto: ONU

En el año 1994, Mandela asumió la presidencia de Sudáfrica, convirtiéndose en el primer presidente de color en un país en que los negros jamás dejaron de luchar contra la opresión, y en el que fueron atacados con látigos, cárceles y fusiles.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/Apartheid-en-Sudafrica-La-institucionalizacion-del-racismo-20171011-0028.html

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Alumna japonesa demanda a su escuela por obligarla a teñirse el pelo de negro

Asia/Japón/28 Octubre 2017/Fuente: Telemetro

Una estudiante nipona ha presentado una denuncia contra su escuela de Osaka (este de Japón) por haberla obligado a teñirse el pelo de negro para ir a clase debido a que la alumna era castaña natural, algo inusual en el país asiático.

La estudiante, de 18 años, reclama una indemnización de 2,2 millones de yenes (unos 16.500 euros) al centro educativo y a las autoridades regionales que lo gestionan por los daños físicos que sufrió al verse forzada a teñirse el pelo repetidamente, informa la agencia nipona Kyodo.

Los profesores pidieron reiteradamente a la alumna que se tiñera el cabello de negro bajo la amenaza de impedirle asistir a clase si no lo hacía, a pesar de que su madre había notificado al centro que el castaño era el color natural de su pelo.

En Japón, un país donde impera la homogeneidad racial y cuya población tiene mayoritariamente el pelo negro, numerosos centros de educación secundaria prohíben a los alumnos teñirse el cabello, dentro de estrictos códigos de conducta que tampoco permiten el maquillaje o exigen un uniforme idéntico para todos los alumnos.

Algunos centros incluso solicitan documentación a los estudiantes que tengan el cabello de un color distinto al negro para probar que se trata de su tonalidad natural.

La alumna afectada, cuyo nombre no ha trascendido, desarrolló una irritación en el cuero cabelludo a raíz de teñirse en múltiples ocasiones después de que los profesores continuaran diciéndole que su tonalidad no era lo suficientemente oscura, dijo a Kyodo su abogado, Yoshiyuki Hayashi.

El consejo de Educación de la prefectura de Osaka, por su parte, evitó pronunciarse directamente sobre el litigio, aunque señaló que cada colegio tiene potestad para establecer sus reglas de conducta, en declaraciones de uno de sus responsables al citado medio.

Fuente: http://www.telemetro.com/insolito/Alumna-japonesa-escuela-obligarla-tenirse_0_1075992540.html

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