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Gritos de Guerra y Susurros de Paz.

Por: Walter Palma

  ¡Papa!, ¡Papa!, ¡Papa! Exclama el niño de cuatro años, te quiero mucho y lo besa en la mejía Izquierda. El papa con ternura le obsequia una rebanada de sandia, un juguete, un lapicero y libro. ¡Papa!, ¡Papa!, ¡Papa! Grita el niño de nueve años, he hecho manchas de tinta en el libro y rompí el juguete. El papa con cariño le repara el juguete, le regala una manzana y le deja tareas. ¡Papa!, ¡Papa!, ¡Papa! Le reclama el joven de catorce años, ¡todos mis amigos tienen computadoras y automóvil yo quiero lo mismo! La dulzura nos ciega e ilusiona, la dureza enseña y humilla. En este momento estamos cegados por los dulces de la vida pero, cuando la dureza nos destape los ojos y el tiempo nos arrastre; lo más valioso serán las manchas de tinta en papel y el juguete quebrado.

    Socialismo es una ideología política creada en Europa en el siglo XIX, es una ideología que aboga por la reorganización de la sociedad para superar las tensiones creadas por la industrialización y tiene como meta restaurar la armonía social bajo cooperación comunal. (Lynn Hunt, 2012) Brasil bajo el liderazgo de Lula da Silva fue bautizado en la revista The Economist como un país de alto nivel. Económicamente fue uno de los últimos países que entro en la recesión económica en 2008 y el primero en salir, la ganancia bruta y la tasa de empleo incrementaron. (Brasilia, 2010) Los derechos del género femenino aumentaron en la fuerza laboral y en la política de Brasil; Dilma Rousseff fue el primer presidente del género femenino. En Venezuela el 96% de la población tiene acceso a agua limpia, en 2011 67,000 venezolanos recibieron medicamentos gratuitos para tratar enfermedades como el cáncer, hepatitis y esquizofrenia. Antes que Hugo Chávez fuera democráticamente electo para le presidencia de Venezuela, el 21% de la población estaba desnutrida y ahora ha sido reducida a 5%. (Gobierno Bolivariano de Venezuela, 2017)Bajo el liderazgo del Presidente Sánchez Ceren, El Salvador a otorgado más de 400 millones de dólares en créditos productivos a familias de escasos recursos. Y un incremento de tratados económicos que últimamente beneficiaran a la gente de El Salvador.

      Gritos de guerra en Latinoamérica han sido abundantes, La Guerra Fría y sus ecos acosan y rehúsan ahogarse en el lago creado por Cronos. Ecos que se han convertido en una bestia rabiosa, malcriada y constipada que busca devorar la Izquierda en Latinoamérica. La Derecha en Latinoamérica es un automóvil viejo y arruinado, un automóvil que gasta más de lo que produce. Un automóvil que requiere mecánicos extranjeros para funcionar, lo único que ha logrado en las últimas décadas es congelar el desarrollo de los países en Latinoamérica. General Maximiliano Hernández Martínez fue presidente de El Salvador entre 1931 y 1944. Asesino a cerca de 20,000 campesinos e indígenas. General Efraín Ríos Montt fue presidente de Guatemala y culpable del exterminio de centenares de aldeas Mayas. Se hace un aproximado de 200,000 personas desaparecidas. General Augusto Pinochet responsable por más de 40,000 muertes en el país de Chile. Susurros de paz se tienen que inculcar en nuestra juventud, una juventud que debe defender a la gente oprimida. Una juventud que debe luchar contra el fanatismo político y religioso en manera pacífica por medio de la educación. Una juventud que tiene que luchar contra las iniquidades humanas: el racismo, ignorancia, supersticiones y la concentraciones de poder y riquezas. Y con la meta de crear una sociedad que respete la libertad de pensamiento, religión y expresión. La Izquierda en Latinoamérica tiene la responsabilidad de crear un periodo de iluminación. Una sociedad donde el aciano se respete y se aprecie como una joya, los niños y las viudas no padezcan hambre. La mujer goce de los mismos derechos que los hombres y se le cuide por la gema que representa; la que nos otorga la vida.

Bibliography

Brasilia. (2010, 09 30). Lula’s legacy. Retrieved from The Economist: http://www.economist.com/node/17147828

Casa Presidencial. (2017, 07 22). Presidencia de la Republica de El Salvador. Retrieved from https://twitter.com: https://twitter.com/presidencia_sv?ref_src=twsrc%5Etfw&ref_url=http%3A%2F%2Fwww.telesurtv.net%2Fnews%2FPresidente-salvadoreno-destaca-logros-economicos-y-sociales-20150601-0027.html

Conti, B. D. (2013). The Main Trends in the Brazilian Economy over the Last. Berlin: Competence Center – Money, Trade, Finance and Developement.

Gobierno Bolivariano de Venezuela. (2017, 07 22). Los logros de Chávez y la Revolución Bolivariana. Retrieved from http://venezuelaenargentina.embajada.gob.ve : http://venezuelaenargentina.embajada.gob.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=1962:los-logros-de-chavez-y-la-revolucion-bolivariana&catid=4:noticias-de-venezuela-en-el-mundo&Itemid=39&lang=en

Lynn Hunt, T. R. (2012). Making of the West, Volume II: Since 1500. New York: Bedford/St. Martin’s.

Fuente: http://www.telesurtv.net/imreporter/Gritos-de-Guerra-y-Susurros-de-Paz.–20170722-0013.html

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Inquietante balance de la ONU sobre derechos de pueblos indígenas

10 agosto 2017/Fuente: El Espectador

A diez años de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, expertos de 40 entidades de Naciones Unidas advirtieron que los indígenas siguen sufriendo el racismo, discriminación y desigualdad en el acceso a servicios básicos y educación.

Pese al reconocimiento internacional de sus derechos y ciertos progresos, los pueblos indígenas siguen siendo mayoritariamente objeto de discriminación, racismo y marginación, según advirtió este miércoles Naciones Unidas.

La organización conmemoró este 9 de agosto el Día Internacional de los Pueblos Indígenas y aprovechó para hacer balance de la situación de estas comunidades.

Diez años después de la histórica Declaración de la ONU que consagró los derechos indígenas, la realidad para la mayor parte de estos pueblos sigue siendo sombría.

«Aunque los pueblos indígenas han logrado avances significativos en la defensa de sus derechos en foros internacionales y regionales, la implementación de la Declaración se ve obstaculizada por una persistente vulnerabilidad y exclusión», advirtieron 40 entidades de Naciones Unidas y organizaciones internacionales.

Esa exclusión es aún mayor para «mujeres, niños, jóvenes y personas con discapacidades», según subrayaron en un comunicado conjunto.

La Declaración adoptada por la Asamblea General de la ONU el 13 de septiembre de 2007 estableció una serie de estándares mínimos para garantizar la dignidad y el bienestar de los pueblos indígenas.

«La Declaración, cuya negociación llevó más de 20 años, se consolida como una referencia de progreso y derechos, y un marco para la reconciliación», recordó la relatora especial de la ONU para los Pueblos Indígenas, Victoria Tauli-Corpuz.

Lo hizo en un escrito firmado junto a la presidenta del Foro Indígena de la ONU, Mariam Wallet Aboubakrine, y el Mecanismo de Expertos sobre sus derechos, en el que reconocieron, sin embargo, que una década después siguen existiendo «enormes desafíos».

«Los pueblos indígenas siguen sufriendo el racismo, la discriminación y la desigualdad en el acceso a los servicios básicos, incluidas la sanidad y la educación», señalaron los expertos.

«Cuando se dispone de datos estadísticos, se aprecia claramente que están excluidos en todos los aspectos, enfrentándose a niveles de pobreza desproporcionadamente mayores, una menor esperanza de vida y peores resultados educativos», insistieron.

Según la ONU, entre los grandes problemas de los indígenas figura la pérdida de sus tierras y los derechos sobre los recursos, que son «pilares centrales de sus medios de vida e identidades culturales».

El gran jefe Wilton Littlechild, de la tribu Cree de Canadá y miembro del Foro Indígena de Naciones Unidas, denunció este miércoles en una conferencia de prensa ciertos retrocesos en los últimos años, tras el impulso logrado anteriormente.

Entre los mayores problemas, Littlechild destacó que nuevamente se está cuestionando el derecho de las comunidades indígenas «a participar en la toma de decisiones», incluso dentro del sistema de la ONU.

La Declaración de 2007 reconocía, entre otras cosas, el derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación y, dentro de él, el derecho a la autonomía y el libre gobierno en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales.

La lucha de las comunidades indígenas por poder definir su futuro se ha podido visualizar recientemente, por ejemplo, en la fiera oposición de la tribu Standing Rock Sioux al el oleoducto Dakota Access en Estados Unidos.

El pasado mes de abril, el presidente boliviano, Evo Morales, hizo en la ONU un llamamiento a todos los pueblos indígenas a unirse frente a las políticas capitalistas que, a su juicio, están en la causa de guerras, desigualdades y daños al medio ambiente.

Morales, de la etnia aimara, se encargó de pronunciar entonces el discurso central del acto con el que la ONU conmemoró oficialmente los diez años de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Fuente: http://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/inquietante-balance-de-la-onu-sobre-derechos-de-pueblos-indigenas-articulo-707259

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Racismo y antirracismo, ¿En que jaula estamos?

Por: Santiago Alba Rico. Cuarto Poder. 14/07/2017

El escritor Helios Fernández Garcés, uno de los más lúcidos y brillantes teóricos del antirracismo decolonial en nuestro país, publicaba hace una semana en Diagonal un artículo con el que pretendía abrir un debate en torno a la insoslayable cuestión del “racismo y la izquierda” en una Europa que cierra fronteras en el exterior, pero que carga desde hace siglos con sus propias fronteras internas. Las líneas que siguen son una tentativa de sumarme a ese debate planteando algunas dudas que –estoy seguro– franquearán nuevas sendas de entendimiento y divergencia en esta necesaria discusión.

En un interesante debate de 1988 recogido en el libro Raza, nación y clase, los marxistas Wallerstein y Balibar diferían sobre la relación de mayor o menor autonomía del racismo respecto del capitalismo y del mercado. Balibar, que asociaba el racismo más bien al nacionalismo, criticaba a los antirracistas que identifican el racismo con la “ausencia de pensamiento”, recordando que, al contrario, el racismo es una forma de pensar y que “cambiar una forma de pensar es lo más difícil que existe”. Wallerstein, por su parte, insistía en la funcionalidad de las diferencias de raza y sexo en el seno de la economia-mundo capitalista y atribuía al universalismo formal el papel de un freno interno que conjuraría el peligro de esos “nihilismos” racistas, del tipo fascista y nazi, que podrían destruir el sistema desde el interior.

El libro de Wallerstein y Balibar mantiene en buena parte su vigencia, pero revela también los límites del pensamiento marxista y las transformaciones –algunas anticipadas por el propio Balibar– que ha experimentado el mundo en los últimos 30 años.

El racismo ya no es “una forma de pensar”. Ya no es una “teoría” y mucho menos una teoría de raíz biologicista, como lo fue en Chamberlain o Gobineau y, desde luego, durante la primera mitad del siglo XX. Nadie “piensa” ya que existan razas ni que determinen nuestra posición social. Nadie “piensa” que los gitanos sean ladrones por naturaleza, los negros menos inteligentes y los moros rijosos y astutos desde la cuna. El grado de destrucción de la Segunda Guerra Mundial, en efecto, dio paso a un “universalismo” piadoso, bajo cuyas plumas se han seguido empollando todas las diferencias, pero lo cierto es que ahora, cuando el universalismo sucumbe definitivamente en una Europa en crisis, varada con el colonialismo dentro, cuando los derechos devienen privilegios, cuando hay que repartirse entre pocos lo que dejan los ricos, no vuelve la “raza”, como cabría esperar, sino que es la cultura la que decide en su lugar entre los buenos y los malos, entre los dignos y los indignos, entre “nosotros” y “ellos”.

Nadie “piensa” ya racista y por eso el racismo es más “libre” y más decisivo que nunca. El racismo no es una forma de pensar, sino una forma de mirar, gesticular, afirmar el espacio, decidir sin palabras el destino del otro. Una actitud general que permite, al mismo tiempo, “pensarse” como no racista o, en el caso de la islamofobia, “pensar” categorías de exclusión pretendidamente inscritas en la tradición ilustrada y en los derechos humanos: en el laicismo, por ejemplo, o en el feminismo. Este “racismo sin raza”, que ya anticipaba con inquietud Balibar en 1988, y que ha puesto a la propia izquierda francesa en manos del Frente Nacional, es justamente criticada por Helios Fernández Garcés en su artículo de Diagonal. En la linea del pensamiento decolonial y de los Indigènes de la République, Fernández Garcés reprocha con razón al marxismo esa especie de pensamiento mágico que, a partir de la reducción de todos los conflictos a la “contradicción principal” (la de clase), pretendería voltear el mundo desde un solo punto y con un solo gesto, y ello de tal suerte que, mediante este birlibirloque, no sólo ha acabado por ignorar o menospreciar otros conflictos centrales sino que, a fuerza de ignorarlos, los ha reproducido tanto en el mundo exterior como en sus propias filas. El caso del colonialismo y el racismo (o el del sexismo) son sin duda tan banales como evidentes.

Un mundo “sin pensamiento racista” es, en realidad, un mundo plenamente racista y para combatirlo lo primero que hay que hacer es reflotar el concepto que quieren escamotearnos: hay que sacar del armario “la raza”, reivindicar la “raza”, politizar la “raza” como sujeto e instrumento de lucha. Los racistas no quieren que pronunciemos la palabra: gritémosla; los que nos tratan como “negros” se niegan a llamarnos así: llamémoslos nosotros “blancos” con el mismo desprecio que oculta su silencio cuando no nos llaman “negros”.

Ahora bien. Conviene saber qué es esto de “raza” allí donde estamos de acuerdo en que no tiene ningún fundamento biológico. La raza es una historia en el cuerpo; y una historia, como la del hierro sobre el ganado, de intervención performativa desde un poder desigual. “Clasificar es pensar”, dice Balibar, “y pensar es existir”. El “racismo” está potencialmente activo en el embrión mismo de las relaciones sociales; es inseparable de la existencia humana y, si deviene jerarquizante y destructivo, es porque los cuerpos son objeto no sólo de clasificación, sino de sujeción y dominio. Eso es justamente lo que hay que pensar.

La “raza” es la matriz simbólica de las relaciones de poder desiguales porque, no importa de cuál se trate, todo poder dominante encierra en su propio cuerpo a los dominados. Hay que hablar, pues, de una racialización “natural” del sometido, del subalterno, del excluido, del explotado, y ello hasta tal punto que puede localizarse un elemento “racial” en todas las estructuras de poder económico o cultural: en el patriarcado, la homofobia, el esclavismo o el clasismo. Todas estas formas de dominio han estado íntimamente articuladas en la relación de dominio que la Europa histórica ha ejercido sobre buena parte del resto del mundo: el colonialismo. Fernández Garcés tiene mucha razón en reprochar a la izquierda (más anti-imperialista que anti-colonialista) su silencio o indiferencia, que en el caso de España afecta a un “cuerpo” interno permanentemente racializado: los gitanos.

El colonialismo occidental, por así decirlo, ha encerrado sin salida en el cuerpo de sus víctimas cuatro o cinco formas de sujeción diferentes. Es lógico, por tanto, que un sector militante del pensamiento decolonial interprete la liberación como un restablecimiento de los cuerpos en la primera línea de combate. Al “blanco” lo llamamos “blanco”, porque se cree espiritual, porque se cree bueno, porque se cree menos cuerpo que nosotros; porque olvida, en definitiva, el cuerpo a cuerpo mediante el cual lleva siglos sometiendo a otros pueblos.

Hay que señalar a los “blancos”, constituirlos en objeto de conocimiento, encerrarlos también en sus cuerpos. Porque frente a ellos, los “blancos”, están los “no-blancos”, esos a los que Hegel llamaba “negros”, es decir, todos aquellos que se “benefician” de una relación colonial directa o indirecta, incapaces como son de “ningún desarrollo cultural”, tan incapaces que permanecerían eternamente “fuera de la historia” si no lo evitara la intervención “blanca”: “La única conexión esencial entre los negros y los europeos es la esclavitud”, dice el filósofo alemán, y añade a continuación: “La esclavitud ha sido la oportunidad para el aumento del sentimiento humano entre los negros”. La extraordinaria novelista negra Toni Morrison llama “racismo” a las consecuencias que esta “conexión esencial” tuvo para los europeos: “Los volvió locos”, “rompió Europa”, “se deshumanizaron al tiempo que deshumanizaban a los esclavos” y todo eso hizo posible, dice, la Primera y la Segunda Guerras Mundiales como ápices siniestros del horror humano. En términos históricos sabemos que este proceso de racialización del “no-blanco”, asociado a la empresa colonial, implica a partir de la Revolución Francesa la sustitución de la Religión por la Civilización como motor de la conquista.

Ahora bien, el problema de los pensamientos binarios es que son “muy europeos” y “muy izquierdistas” y también lo es, en este sentido, la oposición blanco/noblanco con la que se quiere denunciar y superar la clásica oposición marxista burguesía/proletariado. El rescate del concepto escamoteado de “raza” para combatir el racismo –liberado ahora en el silencio– presenta a mi juicio tres problemas.

El primero, es que hace con los “blancos” lo mismo que hace el marxismo clásico con los “burgueses”: los encierra en una “jaula epistemológica”, que acaba siendo más ontológica que la raza biológica y que pemite muy pocas diferencias internas y, desde luego, ningún “arrepentimiento” lo bastante profundo como para que los “blancos” nos liberemos de nuestra “blanquitud”. Tan blanco es Robespierre, que abolió la esclavitud, como Napoleón, que la restableció, tan blanco es Bartolomé de las Casas o la Escuela de Salamanca como Sepúlveda y Torquemada, tan blanco es Thomas Müntzer y los campesinos rebeldes de 1520 como Lutero y el Emperador, tan blanco Sultan Galiev como Stalin, tan blanca la historiadora ilustrada Florence Gauthier como Sarkozy. Este antirracismo decolonial, en definitiva, no reconoce que, más allá de los gitanos y de los musulmanes, ha habido y puede haber un indigenismo europeo racializado en el interior por la Europa colonial, un “indigenismo” cuyas resistencias mal integradas y a veces recíprocamente pugnaces –mujeres, campesinos, trabajadores, homosexuales, etcétera– no fueron y no siempre son una simple función de reproducción de la Europa colonial y su jaula epistemológica.

El segundo problema es que, el antirracismo racial hace con los no-blancos lo mismo que hace el marxismo clásico con los “proletarios”: los convierte en un Sujeto liberador pastoso, universalmente particular, cuya legitimidad es siempre reactiva y por lo tanto “irresponsable”, un Sujeto al que se perdona todo salvo el “colaboracionismo blanco”, lo que incluye cualquier autocrítica que recoja rastros de la “epistemología blanca”: feminismo, por ejemplo, o laicismo, explotables –es verdad– por la infame “conexión esencial”. La oposición blanco/noblanco oculta o reprime las diferencias entre los no-blancos, a los que se exige que, como los blancos, hablen con una sola voz, so pena de convertirse en “blancos voluntarios”.

El tercero es que, como el marxismo clásico, una vez asentada en una oposición irreconciliable, la reivindicación “racial” se siente tentada por la violencia o tentada a justificar o celebrar cualquier forma de violencia, simbólica o real, dirigida contra los “blancos”. Frente al “primero los blancos” de la ultraderecha europea, el “primero los cuerpos” considera cualquier marca impuesta al cuerpo de los “blancos” como una victoria, y ello venga de donde venga, incluidas las versiones más fanáticas de la religión. Toda violencia “no-blanca” es emancipatoria o, al menos, reveladora de la violencia “blanca” y, en ese sentido, potencialmente decolonial. Se convierte el colonialismo en “contradicción principal”, en sustitución del capitalismo, y se llega al mismo resultado sumario y oscurecedor.

En último lugar y vinculado al punto anterior, la reivindicación “racial” es puramente reactiva, deconstructiva y negativa. Invirtiendo el adagio spinozista, para ella “toda negación es afirmación”. Al igual que el marxismo clásico, no ofrece ningún criterio epistemológico ni ninguna alternativa política. “¿Para qué desmontar si podemos demoler?”, dice un famoso aforismo de Lichtenberg. Ese principio parece a menudo inspirar la militancia anti-blanca. ¿Desde dónde hablan los que hablan desde fuera de la “jaula epistemológica”? ¿Quién decide quién está dentro y quién está fuera? ¿Qué hay en el exterior que deba atraer no ya a los “blancos”, descartados por su blanquitud, ni a los “humanos”, inexistentes en su generalidad, sino a los no-blancos en proceso de liberación?

El acierto de la posición de Fernández Garcés y de la tradición decolonial de la que se reclama heredero es innegable a la hora de criticar a la izquierda clásica y de recordar que, puesto que la batalla se juega cada vez más en el cuerpo a cuerpo del relato identitario, es necesario liberarse desde ahí. Pero permítaseme acabar descendiendo a la caricatura a fin de evidenciar las aporías del anrirracismo racial mediante una reducción al absurdo. Soy hombre, soy blanco y soy burgués. ¿Qué hago con esto? Si no tiene remedio, si estoy atrapado en esa triple condición como en una “jaula espistemológica” y, al mismo tiempo, soy o me creo bueno, lo único que puedo hacer es “repartirme la historia” con las mujeres, los “negros” y los “proletarios”: “nosotros” hemos dominado durante miles de años, ahora hay que dejar que dominen “ellos” el mismo tiempo. ¿Puedo ser algo más que un blanco “bueno”? ¿Se puede ser algo más que un “no-blanco” cargado de razón? ¿Se es sólo “blanco” o “negro” como la izquierda clásica quería que sólo hubiera burgueses o proletarios o cierto feminismo pretende que sólo hay hombres o mujeres? ¿O hay algún punto desde el que podamos mejorar objetivamente el mundo sin “reparto” de la injusticia ontologizada?

Cualquier lector de Kant sabe que la Razón, que es solo un esquema incapaz de proporcionarse sus propios contenidos, no puede ser colonial o racista o europea sin dejar de ser razonable; y que sólo es racista y europea y machista cuando se extralimita, es decir, cuando no se somete a sus propios límites. El colonialismo “blanco” es, si se quiere, la razón fuera de sus fronteras: la sinrazón. Al mismo tiempo, como bien explica Luis Alegre Zahonero en su libro El lugar de los poetas, cualquier lector de Kant sabe también que todas aquellos dilemas que no puede resolver la razón –que son innumerables– los debe resolver el “juicio” y no el indigenismo o la raza o la religión. Es a ese “juicio”, precario y siempre rozado por el mundo, a lo que yo llamo “civilización”, de manera provocativa, en el artículo que cita Helios Fernández Garcés en el suyo. Conozco muy bien, y he escrito largamente sobre ello, el uso que el colonialismo ha hecho de ese término con el fin de “teologizar” la conquista colonial. Pero es que la conquista colonial es lo contrario de la civilización, concepto que hay que pensar más bien, como hace Toni Domenech, frente a la práctica de la “domesticación”: la conversión –es decir– de ciertos grupos humanos en animales domésticos. No me parece un negocio rentable rescatar la “raza” y entregar a los colonizadores, los machistas, los racistas y los homófobos  “la civilización”. Si es colonialismo no es civilización; si es machismo no es civilización, si es racismo y homofobia no es civilización. Todo eso es, sí, barbarie domesticadora.

De acuerdo: no sabemos muy bien lo que es la civilización, pues está en construccion y porque hay que construirla con juicio y por lo tanto con cautela máxima y siempre al borde del abismo, pero sí sabemos, en cambio, lo que es la barbarie: la esclavitud, el patriarcado, la jerarquización sexual o racial del mundo, la persecución religiosa (ya sea laica o teocrática). Tirar a la basura los logros civilizatorios, que son los del Derecho y los de los derechos cuidadosos, sólo puede acelerar el concreto proceso de domesticación y barbarie global abierto por el colonialismo europeo hace siglos y agravado en las últimas décadas por el neoliberalismo. Necesitamos, pues, un antirracismo “juicioso” que rompa con el racismo escamoteado de la izquierda y su mágica “contradicción principal”, pero también con la lógica claustral de la jaula epistemológica y su cortocircuito sin salida. Necesitamos, sí, un antirracismo “juicioso” que explore con prudencia colectiva un frágil “afuera” común de todas las jaulas, epistémicas, sociales y políticas.

Fuente: https://www.cuartopoder.es/ideas/2017/03/25/racismo-y-antirracismo-en-que-jaula-estamos/

Fotografía: Los Replicantes

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EEUU: Black Girls Are Viewed As Less Innocent Than White Girls Starting At Age 5: Study

Amèrica del Norte/EEUU/Huffingtonpost.com

Resumen:

“ Girlhood interrumpido: el borrado de la niñez Black Girls’ ,” ‘adultification’ publicado el martes por el Centro de Derecho de Georgetown sobre la pobreza y la desigualdad, muestra que la percepción social de las niñas negras conduce a que los adultos crean que son mayores que las niñas blancas de la misma edad, y que  necesitan menos nutrición, protección, apoyo y comodidad que las niñas blancas. También encontró que las personas asumen que las niñas negras son más independientes, saben más acerca de temas adultos y saben más de sexo que las chicas blancas jóvenes.

El informe – que se basó en la información de un estudio de 2014 por Phillip Goff encontró que los niños negros son más propensos a ser visto como más viejos y sospechosos de crímenes a partir de los 10 años. Los investigadores encuestaron a 325 adultos de razas y etnias diferentes en una proporción que refleja la población del país. Muchos de los adultos encuestados tenían un diploma de escuela secundaria o superior. Ellos encontraron las mayores diferencias en las formas en que los adultos ven a los niños en los grupos de edad 5-9 y 10-14. Estas diferencias siguieron en un grado menor en el grupo de edad de 15-19 años.

A new report found that adults view young black girls as less innocent and more adult-like than white girls starting as young as 5 years old.

Girlhood Interrupted: The Erasure of Black Girls’ Childhood,” released on Tuesday by Georgetown Law’s Center on Poverty and Inequality, shows that society’s perception of black girls leads to their “adultification.” The report shows that adults believe that black girls seem older than white girls of the same age, and think that black girls need less nurturing, protection, support and comfort than white girls. It also found that people assume black girls are more independent, know more about adult topics and know more about sex than young white girls.

The report ― which built on information from a 2014 study by Phillip Goff that found that black boys are more likely to be viewed as older and suspected of crimes starting at age 10 ―is the first of its kind to focus on girls. Researchers surveyed 325 adults from racial and ethnic backgrounds in a ratio that mirrors the country’s population. Many of the adults surveyed had a high school diploma or higher. They found the biggest differences in the ways adults view children in the age brackets 5-9 and 10-14. These differences continued to a lesser degree in the 15-19 age bracket.

Rebecca Epstein, lead author and executive director for the center, and Jamilia J. Blake, co-author and an associate professor at Texas A&M University, broke down the relationship adultification has on the ways black girls are disciplined during a press conference call Tuesday.

“One reason this might be occurring is because black girls are being held to the same stereotypes we have of black women,” Blake said. “Black women have historically and currently been seen as being aggressive, loud, defiant and oversexualized. And I believe, along with many other researchers, that the stereotypes of black women are being mapped on to black girls.”

The report stated that “potential implications” for the findings could be research exploring how these perceptions of black girls affect how they are disciplined at school and beyond. Black girls are five times more likely to be suspended as white girls and twice as likely to be suspended as white boys, according to research used in this study.

And though they make up less than 16 percent of the female school population, black girls account for 28 percent of referrals to law enforcement and 37 percent of arrests. Black girls are also almost three times more likely than white girls to be referred to the juvenile justice system and 20 percent more likely to be charged with a crime.

GEORGETOWN LAWS CENTER ON POVERTY AND INEQUALITY

During their research, Epstein recalled talking to a young black girl who said her teacher told her, “You’re just like an angry black woman.”

Blake said these attitudes take away from black girls having a childhood.

“There’s kind of this social stereotype and of course there’s something about being resilient, being independent, but when this stereotype is put on girls at a very young age, it really robs them, whether they realize it or not, of this kind of naiveté of being a child,” she said.

The authors said they hope that researchers and teachers examine the “causal connection between adultification and harsh treatment,” and that policymakers make concerted efforts to counteract this bias. Epstein said Georgetown Law’s Center on Poverty and Inequality will being doing its part by creating an initiative on gender justice and opportunity later in the year. In all future related efforts, Epstein said it’s essential to center those affected the most.

“In all of this work, voices of black girls themselves should be front and center to the work,” she said. “We encourage black girls to raise their voices about this issue and, of course, for adults to listen to them. All black girls are entitled to and deserve equal treatment, including equal access to the protections that are appropriate for children.”

CORRECTION: A previous version of this story incorrectly stated the researchers found a causal connection between adult perception of black girls and how black girls are disciplined. The authors said the precise nature of the causal connection was beyond the scope of their report, and that it was something to be explored by further research.

Fuente: http://www.huffingtonpost.com/entry/young-black-girls-less-innocent-study_us_59526e51e4b05c37bb7982d2?section=us_education

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Analizando la diferencia entre la educación y el adoctrinamiento

La política se ha convertido en un campo de minas en las escuelas americanas. Pregúntale a una directora de la ciudad de Nueva York, que está bajo investigación para organizar un comunismo en su escuela.

En marzo, funcionarios del departamento de educación de la ciudad informaron a Jill Bloomberg, la directora de la escuela secundaria Park Slope Collegiate en Brooklyn, que estaba bajo investigación por la organización política durante las horas escolares en nombre del Partido Laborista Progresista.

Bloomberg, que niega las acusaciones, ha sido un crítico abierto de las escuelas públicas de la ciudad desde el año 2010. Ha organizado protestas en nombre de sus estudiantes -una mayoría de los cuales son negros y latinos- sobre lo que ella considera acciones desiguales por parte de la ciudad Departamento de educación que promueve la segregación racial y la desigualdad. También apoyó a sus estudiantes en la resistencia a la adición de detectores de metales y ayudó a organizar asambleas escolares sobre la brutalidad policial.

Ahora, Bloomberg ha contrarrestado la investigación del distrito con una demanda, alegando que los funcionarios del distrito violaron su derecho de criticar libremente las escuelas chárter y las políticas del distrito escolar.

En todo el país, en la época de Donald Trump, los educadores han estado declarando sus opiniones sobre nuestro presidente volátil y sus políticas sobre inmigración, escuelas y mucho más. Como ciudadanos, los educadores deben ser libres para mantener cualquier punto de vista que deseen. Si las autoridades escolares eligieron a Jill Bloomberg por sus creencias, como ella afirma (y lo niegan), deben suspender su investigación y disculparse profusamente con ella y con la escuela.

Tampoco deberían los investigadores investigar alrededor de la escuela para preguntar si Bloomberg o cualquier otra persona estaba participando en actividades comunistas. Ese tipo de expedición de pesca lleva ecos misteriosos de la era McCarthy de los años 50, cuando cientos de maestros de la Ciudad de Nueva York perdieron sus empleos debido a afiliaciones comunistas reales o presuntas. Los educadores tienen el derecho de expresar sus opiniones sobre Trump y todo lo demás, pero deben hacerlo de tal manera que deje espacio para que los estudiantes se decidan por sí mismos.

Pero también tenemos que preguntarnos si Bloomberg estaba tratando de imponer sus opiniones sobre sus estudiantes. Cuando Bloomberg prestó su apoyo a estudiantes que estaban luchando contra la instalación de detectores de metales en su escuela, ¿escuchó también a estudiantes y padres que apoyaron a los detectores para mejorar la seguridad? Cuando organizó asambleas escolares sobre la brutalidad policial, ¿incluyó las perspectivas del personal de la policía comunitaria? Cuando dirigió reuniones de padres y estudiantes contra la escuela autónoma, ¿entendieron todas las partes que las calificaciones de los estudiantes y la buena reputación no dependían de su participación en la protesta?
No va a hacer para sugerir que las actividades de Bloomberg estaban de alguna manera por encima de la política, como han argumentado algunos de sus defensores. Algunos profesores y padres defendieron las acciones de Bloomberg en una carta de «Apoyo a nuestro principal» al canciller de las escuelas de la ciudad, diciendo que Bloomberg es un «abogado franco contra la discriminación racial».

Independientemente de sus intenciones, las actividades antirracistas de Bloomberg tienen una ventaja política aguda. No todo el mundo piensa que los detectores de metales -o las escuelas charter- son racistas. Según el abogado de Bloomberg, algunos maestros de su escuela ahora tienen miedo de usar camisas de movimiento Black Lives Matter o enseñar temas de derechos civiles por temor a que sean blanco de los funcionarios del distrito. Esa es una pésima noticia, si las lluvias hacen que los maestros de Park Slope Colegial estén reacios a decir lo que creen.

Pero los educadores deben tener cuidado al imponer sus creencias a los adolescentes incautos. Cuando una maestra -o una directora- usa su política en su manga o en su camiseta, hace que sea difícil para los estudiantes disentir de su punto de vista.

Un educador de K-12 debe ejercer el derecho de decir lo que ella piensa con cuidado y discreción. Cada vez que expresa una opinión, necesita enfatizar que es una opinión y no la verdad del evangelio. Y si se pone demasiado fuerte, los estudiantes pueden simplemente ir en deferencia a su autoridad.

Después de todo, el educador es el adulto en la habitación. Los estudiantes miran hacia ella, y también saben que ella es responsable de evaluarlos. Es fácil ver por qué se repite lo que ella piensa sin realmente pensar por sí mismos.

Eso no es educación; Es adoctrinamiento. «Nuestros profesores deben ser defensores, pero nunca pueden ser vendedores o propagandistas», escribió el reformador Alexander Meiklejohn en la revista Harper’s Magazine en 1938. «La existencia misma de las escuelas democráticas depende de esa distinción».

¿Bloomberg rompió la frontera entre educación y propaganda? El equilibrio de la acción política es difícil de atacar, pero que todos nosotros como educadores debemos estar luchando. Los educadores deben ser libres para abogar por el comunismo, el capitalismo o cualquier otra cosa. Pero no deben convertir a los estudiantes en herramientas para su defensa. Depende de ello la existencia misma de las escuelas democráticas.

Fuente del Artículo:

http://www.edweek.org/ew/articles/2017/06/07/parsing-the-difference-between-education-and-indoctrination.html

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Entrevista a Karoline Ferández: “El racismo es, de alguna manera, inherente a la sociedad y, por tanto, también existe en las aulas”

05 junio 2017/Fuente: El Diario de la Educacion

Karoline Fernández asegura que observar más atentamente lo que ocurre en los centros puede ayudar a detectar problemas de racismo, acoso o violencia. Detalles como la falta de relación con los demás o la separación por grupos en el patio pueden ser clave.

Médica de formación, la vida y sus propias decisiones han llevado a Karoline Fernández a la dirección del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe). Hasta aterrizar en el observatorio, Fernández había desarrollado su carrera profesional en el ámbito de la Salud Pública. “Aparentemente no puede no tener mucho que ver, pero desde Salud Pública el objetivo del trabajo es la población general y los grupos vulnerables”, explica. De ahí saltó al Oberaxe: “Filosóficamente, este sitio era apropiado y me interesaba mucho”. Entre las atribuciones de este organismo está vigilar el mundo educativo reflejo, dice, del racismo “inherente a la sociedad”.

¿Hay racismo en las aulas de España?

Hay racismo en todas partes. El racismo, la xenofobia, de alguna manera son inherentes a la sociedad, y por tanto también existe en las aulas. Si pensamos en cómo desarrollamos nuestro conocimiento, aprendemos a través de la abstracción, la generalización y la clasificación de objetos en categorías. Clasificamos el mundo y a las personas, y depende de cómo se aplique, si se utilizan indicadores como la apariencia, la nacionalidad o la religión, se pueden llegar a crear estereotipos y prejuicios y aplicar ideas generales a personas individuales en vez de las particulares de ese sujeto. Los niños en concreto aprenden primero a conocer un grupo de personas cercano que le cuida, el endogrupo, y otro lejano de gente de la que desconfía. Es otra forma de clasificación. Esto significa que al final tenemos que aprender a convivir, a aceptar a los demás, lo diverso. Y podemos aprender de una forma tolerante o intolerante.

¿Tenemos datos sobre esta materia?

Un estudio del Ministerio de Sanidad sobre discriminación revela que en la escuela uno de cada cuatro alumnos dice haberla sufrido. Los colectivos más discriminados son el magrebí y el subsahariano. A nivel general, Eurostat, en su Eurobarómetro de 2012, explicaba que la causa de mayor discriminación es el origen racial o étnico, tanto en España como en Europa. Pero la discriminación puede ser sutil, no aparente, o llegar a situaciones de acoso y violencia, que son las que sí podemos detectar. Incluso las cosas sutiles hacen daño a la persona, porque se siente humillada, maltratada, porque lo sufre por pertenecer a un grupo, y si alguien es marroquí no va a dejar de serlo. Están expuestos a que les pase algo en cualquier momento por ese motivo. Esto genera una ansiedad y un daño que es mayor que si te pegan en una pelea normal por una causa menor.

Pero los niños son un folio en blanco, ¿no? Uno piensa que no deberían tener prejuicios per se.

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El folio en blanco se empieza a escribir muy rápido. Los niños, de bebés, ya diferencian quién es la gente cercana a ellos y quién no. Algunos expertos dicen que la violencia de género empieza a prevenirse en grupos de tres años ya. Hay cosas que empiezan a pasar desde que son pequeños. Todo lo que sea trabajar la diversidad, la inclusión, la diversidad de los demás, hay que enseñárselo a los niños desde muy pequeños, desde preescolar.

¿Están formados los profesores para acometer este fenómeno del racismo y la xenofobia?

Es variado. Hicimos una pequeña encuesta a los primeros participantes de los primeros seminarios que organizamos en la que les preguntábamos a los asistentes si pensaban que se producen incidentes racistas en sus centros educativos y el 89% creía que sí. Les preguntamos también si creían que pasan desapercibidas y el 96% dijo que sí. Sin embargo, solo el 3% piensa que el profesorado tiene suficientes herramientas para luchar contra este fenómeno. Las comunidades autónomas están haciendo un esfuerzo con protocolos y planes de convivencia, pero hay que seguir trabajando.  Ante un incidente de acoso a un niño no es fácil saber qué tienes que hacer. Lo que nos puede parecer que se debe hacer -juntar a agresor y agredido y preguntarles qué ha pasado- es lo contrario de lo que hay que hacer. Hay que tener cuidado. Hace falta formación y herramientas. Por otra parte, hemos cambiado de población en España. Teníamos una población muy homogénea y ahora hay más de cinco millones de extranjeros y 632.000 son menores de 16 años. En el curso pasado había 8,1 millones de alumnos, de ellos 715.846 no eran españoles. La mayoría se concentra en las escuelas públicas, y en algunas zonas hay una gran densidad de extranjeros que requiere trabajo para integrar y convivir. La diversidad es una ventaja, aporta riqueza y como tal hay que tomarla, no como un obstáculo. Donde se toma la diversidad como una ventaja, los alumnos de esos centros van a generar más capacidades.

Los centros saturados de inmigrantes, ¿provocan más racismo o al revés?

Depende del trabajo que se haga. En los centros que tienen una proporción de alumnos extranjeros elevados, el profesorado o la dirección se sensibiliza y tienen que tomar medidas porque otros alumnos nacionales no quieren ir. En muchos sitios se han puesto a trabajar y consiguen resultados estupendos. Un ejemplo es el IES Francisco Montoya, de Las Norias (Almería). Tiene un 70% de extranjeros y ha apostado por estrategias para mejorar la convivencia y por adquirir valores y educar en multiculturalidad. Les está yendo muy bien. Utilizan alumnos mediadores que se ocupan de resolver los conflictos en primer lugar. Están entrenados y disponibles en horario escolar y hacen resolución pacífica de conflictos.

En muchos patios de colegio, las niñas en general ocupan un pequeño espacio, las musulmanas están en una esquina juntas, los niños con discapacidad en otro juntos y el espacio central son los niños blancos nacionales jugando al fútbol. A quien no se fije igual le parece normal, pero no lo es, significa que los niños no están integrados. Hay que trabajar estas cosas. En el proyecto IN-CLUDED, por ejemplo, una de las cosas que se hace son las comunidades de aprendizaje, que implican a todas las personas que tienen que ver con la comunidad educativa de manera directa o indirecta en el aprendizaje de los niños. Incluir a profesores, padres, vecinos, miembros de ONG, etc. Este tipo de actividades ayuda a mejorar la inclusión no solo en el centro educativo sino en toda la comunidad.

Ha mencionado antes que hay indicadores que adelantan que se van a producir conflictos o incidentes. ¿Cuáles son?

Son cosas que pasan, las vemos y no les prestamos la suficiente atención -este es uno de los problemas muchas veces- porque “son cosas de chavales”. Por ejemplo, conductas discriminatorias con alumnos: un chico al que sus compañeros ignoran; alumnos a los que sus profesores no les hacen caso; que lo que digan o hagan niños de ciertas minorías se ignore; niños que son rechazados de algunas actividades; que cuando hay algún incidente siempre se piense en que ha sido fulanito; ser nombrado por el grupo al que se pertenece. También pasan cosas curiosas, como que hay profesores que estimulan a los niños a seguir con los estudios, pero a según qué grupos (gitanos, por ejemplo), como seguramente no van a estudiar no les estimulen. Si un niño es víctima de algo, puede haber indicadores de ello como el absentismo o que llegue sistemáticamente tarde porque no quiere entrar al colegio a la vez que los demás. Hay cosas a las que creo que se le presta poca atención, pero si a un niño le están pasando algunas de ellas, el daño que sufre es importante. Creo que todos las hemos visto, pero igual no les hemos dado la importancia que tiene.

¿Nos preocupamos más por algo que ha pasado siempre y no nos parecía tan grave o antes nos preocupábamos de menos por situaciones que deberían habernos hecho sonar alguna alarma?
Nos preocupamos más, pero creo que está bien. También nuestra sociedad es mucho más heterogénea que antes. Para integrar esa diversidad necesitamos trabajar, ser cuidadosos y prestar atención. El rechazo al diferente existe, es fácil manifestarlo. Si hay muchos diferentes es más fácil que ocurra con más frecuencia. Ocurren las dos cosas: le prestamos más atención, pero también hay más diversidad.

¿Qué hay que hacer cuando se detecta un incidente con tintes racistas o xenófobos?

A muy grandes rasgos, hay que actuar con la víctima, con los agresores y con el alumnado en general. Y hay que hacerlo de forma inmediata. Es necesario mantener la calma con todo el mundo. Una cosa que es importante es no ignorar el incidente: lo que ha pasado ha pasado. Los niños igual no lo pueden resolver solos y la víctima se va a sentir desprotegida si se dice que es una cosa de chavales. En los centros donde hay protocolos hay que activarlos. Con la víctima hay que hablar, pero hacerlo sin que sea evidente y sin hacerle preguntas que la culpabilicen. Hay que explicar qué se va a hacer, tanto a la víctima como a la familia. Hay centros que tienen establecida la figura del camarada protector, otro alumno que le acompaña. Esto es importante. Con el resto del alumnado, por un lado, es importante hacerle saber qué se va a hacer en el centro escolar. Que el centro manifieste públicamente que no acepta los incidentes violentos o de acoso. Hay algún colegio que cuando ha ocurrido algún incidente ha escrito una carta a todos los padres en este sentido. Es importante que las víctimas sepan que lo que les ha pasado no se va a repetir y que el centro será un factor protector. Con los niños que agreden hay que intentar tomar medidas para que se hagan responsables. Sanciones proporcionadas, pero educativas para que aprendan a ser responsables y empáticos, que probablemente el que lo hace no lo es mucho y necesita un aprendizaje. No hay que estigmatizarlo tampoco, debe saber que a él se le valora, pero no a sus acciones.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/06/01/el-racismo-es-de-alguna-manera-inherente-a-la-sociedad-y-por-tanto-tambien-existe-en-las-aulas/

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Diversidad y convivencia

Por: Ángeles Solanes

Vivimos en sociedades cada día más diversas, conformadas por personas que se identifican con unos grupos y unas formas de vivir, sentir y actuar que se diferencian, cuando no se oponen, a las de otros. Esta diversidad podría ser motor de desarrollo y crecimiento personal y colectivo, pero mal gestionada nos conduce a escenarios de enfrentamiento, garantía desigual de derechos y retroceso civilizatorio. Incluso, en el peor de los casos, incentiva un odio extremo que acaba teniendo consecuencias devastadoras.

La multiculturalidad exige convivir en la diferencia y requiere un urgente compromiso social y político con la causa de la humanidad compartida y de los derechos humanos. Solo así puede contrarrestarse el vigor que están tomando los discursos encaminados a instaurar un régimen de terror que justifique la violación de los derechos. Como alertaba Zygmunt Bauman, es preciso detener ese proceso de «adiaforización» que opera especialmente contra los inmigrantes y refugiados, y por el cual eximimos de cualquier evaluación moral a las manifestaciones de racismo, xenofobia y discriminación que se dirigen contra los otros.

El análisis de la diversidad latente en el espacio público y en la cotidianidad de Europa, lejos de ser una cuestión de potencial conflicto, debe enfocarse como un desafío no resuelto. Un reto inaplazable que conlleva el debate sobre cuestiones fundamentales como el acceso equitativo al espacio público, la distribución del poder y de los recursos y las políticas liberales en diferentes ámbitos como el laboral, el educativo y el sanitario. El reconocimiento de la diversidad requiere garantías jurídicas para el desarrollo de un ámbito de autonomía y libertad personal, con especial atención a las cuestiones que atañen a la igualdad efectiva por razón de género.

La máxima de un modelo progresivo de convivencia intercultural en sociedades abiertas y plurales exige no reducir el soporte normativo al monopolio coercitivo como única precondición posible, sino más bien apostar por transformaciones sustantivas del derecho para acomodar lo diverso a los estándares internacionales de protección exigibles. Para que dicho modelo sea posible, hay que ser conscientes de la necesidad de una acción conjunta que entienda la diversidad como un valor positivo para hacer frente común a la denominada por Ulrich Beck como «sociedad del riesgo», que menosprecia al ser humano.

Para abordar éstas y otras cuestiones que contribuyan a una gestión de la diversidad, potencien la convivencia pacífica y garanticen los derechos humanos, con la colaboración del Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València, un grupo de expertos procedentes de Canadá, Perú, Reino Unido, Francia, Italia, Grecia y España, nos reunimos hoy y mañana en la Facultat de Dret, en el III Congreso Internacional Multihuri sobre derechos humanos, diversidad y convivencia (I+D+i DER2015-65840-R, Mineco/Feder). Ésta es una oportunidad de reflexionar, desde el convencimiento, como propone Axel Honneth, de que la ciudadanía debe tomar consciencia de su capacidad para mejorar la sociedad junto a una teoría crítica que tiene ahora la obligación moral del optimismo.

Fuente: http://www.levante-emv.com/opinion/2017/06/01/diversidad-convivencia/1574418.html

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