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Entrevista a Karoline Ferández: “El racismo es, de alguna manera, inherente a la sociedad y, por tanto, también existe en las aulas”

05 junio 2017/Fuente: El Diario de la Educacion

Karoline Fernández asegura que observar más atentamente lo que ocurre en los centros puede ayudar a detectar problemas de racismo, acoso o violencia. Detalles como la falta de relación con los demás o la separación por grupos en el patio pueden ser clave.

Médica de formación, la vida y sus propias decisiones han llevado a Karoline Fernández a la dirección del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe). Hasta aterrizar en el observatorio, Fernández había desarrollado su carrera profesional en el ámbito de la Salud Pública. “Aparentemente no puede no tener mucho que ver, pero desde Salud Pública el objetivo del trabajo es la población general y los grupos vulnerables”, explica. De ahí saltó al Oberaxe: “Filosóficamente, este sitio era apropiado y me interesaba mucho”. Entre las atribuciones de este organismo está vigilar el mundo educativo reflejo, dice, del racismo “inherente a la sociedad”.

¿Hay racismo en las aulas de España?

Hay racismo en todas partes. El racismo, la xenofobia, de alguna manera son inherentes a la sociedad, y por tanto también existe en las aulas. Si pensamos en cómo desarrollamos nuestro conocimiento, aprendemos a través de la abstracción, la generalización y la clasificación de objetos en categorías. Clasificamos el mundo y a las personas, y depende de cómo se aplique, si se utilizan indicadores como la apariencia, la nacionalidad o la religión, se pueden llegar a crear estereotipos y prejuicios y aplicar ideas generales a personas individuales en vez de las particulares de ese sujeto. Los niños en concreto aprenden primero a conocer un grupo de personas cercano que le cuida, el endogrupo, y otro lejano de gente de la que desconfía. Es otra forma de clasificación. Esto significa que al final tenemos que aprender a convivir, a aceptar a los demás, lo diverso. Y podemos aprender de una forma tolerante o intolerante.

¿Tenemos datos sobre esta materia?

Un estudio del Ministerio de Sanidad sobre discriminación revela que en la escuela uno de cada cuatro alumnos dice haberla sufrido. Los colectivos más discriminados son el magrebí y el subsahariano. A nivel general, Eurostat, en su Eurobarómetro de 2012, explicaba que la causa de mayor discriminación es el origen racial o étnico, tanto en España como en Europa. Pero la discriminación puede ser sutil, no aparente, o llegar a situaciones de acoso y violencia, que son las que sí podemos detectar. Incluso las cosas sutiles hacen daño a la persona, porque se siente humillada, maltratada, porque lo sufre por pertenecer a un grupo, y si alguien es marroquí no va a dejar de serlo. Están expuestos a que les pase algo en cualquier momento por ese motivo. Esto genera una ansiedad y un daño que es mayor que si te pegan en una pelea normal por una causa menor.

Pero los niños son un folio en blanco, ¿no? Uno piensa que no deberían tener prejuicios per se.

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El folio en blanco se empieza a escribir muy rápido. Los niños, de bebés, ya diferencian quién es la gente cercana a ellos y quién no. Algunos expertos dicen que la violencia de género empieza a prevenirse en grupos de tres años ya. Hay cosas que empiezan a pasar desde que son pequeños. Todo lo que sea trabajar la diversidad, la inclusión, la diversidad de los demás, hay que enseñárselo a los niños desde muy pequeños, desde preescolar.

¿Están formados los profesores para acometer este fenómeno del racismo y la xenofobia?

Es variado. Hicimos una pequeña encuesta a los primeros participantes de los primeros seminarios que organizamos en la que les preguntábamos a los asistentes si pensaban que se producen incidentes racistas en sus centros educativos y el 89% creía que sí. Les preguntamos también si creían que pasan desapercibidas y el 96% dijo que sí. Sin embargo, solo el 3% piensa que el profesorado tiene suficientes herramientas para luchar contra este fenómeno. Las comunidades autónomas están haciendo un esfuerzo con protocolos y planes de convivencia, pero hay que seguir trabajando.  Ante un incidente de acoso a un niño no es fácil saber qué tienes que hacer. Lo que nos puede parecer que se debe hacer -juntar a agresor y agredido y preguntarles qué ha pasado- es lo contrario de lo que hay que hacer. Hay que tener cuidado. Hace falta formación y herramientas. Por otra parte, hemos cambiado de población en España. Teníamos una población muy homogénea y ahora hay más de cinco millones de extranjeros y 632.000 son menores de 16 años. En el curso pasado había 8,1 millones de alumnos, de ellos 715.846 no eran españoles. La mayoría se concentra en las escuelas públicas, y en algunas zonas hay una gran densidad de extranjeros que requiere trabajo para integrar y convivir. La diversidad es una ventaja, aporta riqueza y como tal hay que tomarla, no como un obstáculo. Donde se toma la diversidad como una ventaja, los alumnos de esos centros van a generar más capacidades.

Los centros saturados de inmigrantes, ¿provocan más racismo o al revés?

Depende del trabajo que se haga. En los centros que tienen una proporción de alumnos extranjeros elevados, el profesorado o la dirección se sensibiliza y tienen que tomar medidas porque otros alumnos nacionales no quieren ir. En muchos sitios se han puesto a trabajar y consiguen resultados estupendos. Un ejemplo es el IES Francisco Montoya, de Las Norias (Almería). Tiene un 70% de extranjeros y ha apostado por estrategias para mejorar la convivencia y por adquirir valores y educar en multiculturalidad. Les está yendo muy bien. Utilizan alumnos mediadores que se ocupan de resolver los conflictos en primer lugar. Están entrenados y disponibles en horario escolar y hacen resolución pacífica de conflictos.

En muchos patios de colegio, las niñas en general ocupan un pequeño espacio, las musulmanas están en una esquina juntas, los niños con discapacidad en otro juntos y el espacio central son los niños blancos nacionales jugando al fútbol. A quien no se fije igual le parece normal, pero no lo es, significa que los niños no están integrados. Hay que trabajar estas cosas. En el proyecto IN-CLUDED, por ejemplo, una de las cosas que se hace son las comunidades de aprendizaje, que implican a todas las personas que tienen que ver con la comunidad educativa de manera directa o indirecta en el aprendizaje de los niños. Incluir a profesores, padres, vecinos, miembros de ONG, etc. Este tipo de actividades ayuda a mejorar la inclusión no solo en el centro educativo sino en toda la comunidad.

Ha mencionado antes que hay indicadores que adelantan que se van a producir conflictos o incidentes. ¿Cuáles son?

Son cosas que pasan, las vemos y no les prestamos la suficiente atención -este es uno de los problemas muchas veces- porque “son cosas de chavales”. Por ejemplo, conductas discriminatorias con alumnos: un chico al que sus compañeros ignoran; alumnos a los que sus profesores no les hacen caso; que lo que digan o hagan niños de ciertas minorías se ignore; niños que son rechazados de algunas actividades; que cuando hay algún incidente siempre se piense en que ha sido fulanito; ser nombrado por el grupo al que se pertenece. También pasan cosas curiosas, como que hay profesores que estimulan a los niños a seguir con los estudios, pero a según qué grupos (gitanos, por ejemplo), como seguramente no van a estudiar no les estimulen. Si un niño es víctima de algo, puede haber indicadores de ello como el absentismo o que llegue sistemáticamente tarde porque no quiere entrar al colegio a la vez que los demás. Hay cosas a las que creo que se le presta poca atención, pero si a un niño le están pasando algunas de ellas, el daño que sufre es importante. Creo que todos las hemos visto, pero igual no les hemos dado la importancia que tiene.

¿Nos preocupamos más por algo que ha pasado siempre y no nos parecía tan grave o antes nos preocupábamos de menos por situaciones que deberían habernos hecho sonar alguna alarma?
Nos preocupamos más, pero creo que está bien. También nuestra sociedad es mucho más heterogénea que antes. Para integrar esa diversidad necesitamos trabajar, ser cuidadosos y prestar atención. El rechazo al diferente existe, es fácil manifestarlo. Si hay muchos diferentes es más fácil que ocurra con más frecuencia. Ocurren las dos cosas: le prestamos más atención, pero también hay más diversidad.

¿Qué hay que hacer cuando se detecta un incidente con tintes racistas o xenófobos?

A muy grandes rasgos, hay que actuar con la víctima, con los agresores y con el alumnado en general. Y hay que hacerlo de forma inmediata. Es necesario mantener la calma con todo el mundo. Una cosa que es importante es no ignorar el incidente: lo que ha pasado ha pasado. Los niños igual no lo pueden resolver solos y la víctima se va a sentir desprotegida si se dice que es una cosa de chavales. En los centros donde hay protocolos hay que activarlos. Con la víctima hay que hablar, pero hacerlo sin que sea evidente y sin hacerle preguntas que la culpabilicen. Hay que explicar qué se va a hacer, tanto a la víctima como a la familia. Hay centros que tienen establecida la figura del camarada protector, otro alumno que le acompaña. Esto es importante. Con el resto del alumnado, por un lado, es importante hacerle saber qué se va a hacer en el centro escolar. Que el centro manifieste públicamente que no acepta los incidentes violentos o de acoso. Hay algún colegio que cuando ha ocurrido algún incidente ha escrito una carta a todos los padres en este sentido. Es importante que las víctimas sepan que lo que les ha pasado no se va a repetir y que el centro será un factor protector. Con los niños que agreden hay que intentar tomar medidas para que se hagan responsables. Sanciones proporcionadas, pero educativas para que aprendan a ser responsables y empáticos, que probablemente el que lo hace no lo es mucho y necesita un aprendizaje. No hay que estigmatizarlo tampoco, debe saber que a él se le valora, pero no a sus acciones.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/06/01/el-racismo-es-de-alguna-manera-inherente-a-la-sociedad-y-por-tanto-tambien-existe-en-las-aulas/

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Diversidad y convivencia

Por: Ángeles Solanes

Vivimos en sociedades cada día más diversas, conformadas por personas que se identifican con unos grupos y unas formas de vivir, sentir y actuar que se diferencian, cuando no se oponen, a las de otros. Esta diversidad podría ser motor de desarrollo y crecimiento personal y colectivo, pero mal gestionada nos conduce a escenarios de enfrentamiento, garantía desigual de derechos y retroceso civilizatorio. Incluso, en el peor de los casos, incentiva un odio extremo que acaba teniendo consecuencias devastadoras.

La multiculturalidad exige convivir en la diferencia y requiere un urgente compromiso social y político con la causa de la humanidad compartida y de los derechos humanos. Solo así puede contrarrestarse el vigor que están tomando los discursos encaminados a instaurar un régimen de terror que justifique la violación de los derechos. Como alertaba Zygmunt Bauman, es preciso detener ese proceso de «adiaforización» que opera especialmente contra los inmigrantes y refugiados, y por el cual eximimos de cualquier evaluación moral a las manifestaciones de racismo, xenofobia y discriminación que se dirigen contra los otros.

El análisis de la diversidad latente en el espacio público y en la cotidianidad de Europa, lejos de ser una cuestión de potencial conflicto, debe enfocarse como un desafío no resuelto. Un reto inaplazable que conlleva el debate sobre cuestiones fundamentales como el acceso equitativo al espacio público, la distribución del poder y de los recursos y las políticas liberales en diferentes ámbitos como el laboral, el educativo y el sanitario. El reconocimiento de la diversidad requiere garantías jurídicas para el desarrollo de un ámbito de autonomía y libertad personal, con especial atención a las cuestiones que atañen a la igualdad efectiva por razón de género.

La máxima de un modelo progresivo de convivencia intercultural en sociedades abiertas y plurales exige no reducir el soporte normativo al monopolio coercitivo como única precondición posible, sino más bien apostar por transformaciones sustantivas del derecho para acomodar lo diverso a los estándares internacionales de protección exigibles. Para que dicho modelo sea posible, hay que ser conscientes de la necesidad de una acción conjunta que entienda la diversidad como un valor positivo para hacer frente común a la denominada por Ulrich Beck como «sociedad del riesgo», que menosprecia al ser humano.

Para abordar éstas y otras cuestiones que contribuyan a una gestión de la diversidad, potencien la convivencia pacífica y garanticen los derechos humanos, con la colaboración del Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València, un grupo de expertos procedentes de Canadá, Perú, Reino Unido, Francia, Italia, Grecia y España, nos reunimos hoy y mañana en la Facultat de Dret, en el III Congreso Internacional Multihuri sobre derechos humanos, diversidad y convivencia (I+D+i DER2015-65840-R, Mineco/Feder). Ésta es una oportunidad de reflexionar, desde el convencimiento, como propone Axel Honneth, de que la ciudadanía debe tomar consciencia de su capacidad para mejorar la sociedad junto a una teoría crítica que tiene ahora la obligación moral del optimismo.

Fuente: http://www.levante-emv.com/opinion/2017/06/01/diversidad-convivencia/1574418.html

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Estados Unidos: El 6 % de niños latinos asiste a escuelas de alto desempeño en California

Estados Unidos/22 de Mayo de 2017/Hoy

Solo el 6 % de los hispanos y el 2 % de los afroamericanos en California asisten a una «escuela de alta oportunidad y alto desempeño», según un estudio presentado hoy por la organización sin ánimo de lucro GreatSchools.

El reporte «Búsqueda de oportunidades: Examen de los brechas raciales en el acceso a escuelas de calidad en California» denuncia los «alarmantes vacíos en acceso a oportunidades educativas y logros académicos» de estos estudiantes en comparación con los asiáticos y los blancos no hispanos.

Así, el 59 % de los estudiantes blancos no hispanos y el 73 % de los asiáticos del estado cuentan con «acceso a oportunidades educativas y alto logro académico» en comparación con los bajos números de los hispanos y los afroamericanos.

«Hemos sabido desde tiempo atrás de las lagunas en resultados, pero este reporte muestra un gran vacío en la oportunidad, lo que cuestiona nuestro compromiso fundamental a la igualdad y la justicia», anotó Matthew Nelson, presidente de GreatSchools.

El análisis encontró que los estudiantes hispanos y los afroamericanos tienen 11 veces menos posibilidades que los blancos y los asiáticos «para asistir a un escuela con sólidas oportunidades y resultados para su subgrupo», lo que supone un «profundo abismo».

El informe de esta organización, que busca fortalecer a los padres de familia sobre oportunidades educativas para sus hijos, indica que el 83 % de los estudiantes blancos y el 93 % de los asiáticos asisten a una escuela donde los resultados de sus pruebas están por encima de la media del estado, por solo el 9 % de los afroamericanos y 14 % de los latinos.

El análisis también aseguró que las escuelas de secundaria no están preparando a todos los estudiantes para la educación superior y el acceso a cursos avanzados de preparación universitaria es igualmente desproporcionado.

Sólo uno de seis estudiantes latinos y uno de siete afroamericanos están inscritos en cursos avanzados de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática (STEM), en comparación con uno de cada tres estudiantes blancos y tres de cada cinco estudiantes asiáticos.

El reporte, que analizó más de 9.000 escuelas públicas del Estado Dorado, identificó 156 «Escuelas Destacadas» con «oportunidades ejemplares para estudiantes hispanos y afroamericanos».

Fuente: http://www.hoylosangeles.com/efe-3269301-12897375-20170517-story.html

 

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Película: Escuela del vicio

Dangerous Minds (Mentes peligrosas en España, La escuela del vicio en México) es una película dramática estadounidense de 1995 dirigida por John N. Smith y producida por Don Simpson y Jerry Bruckheimer. Se basa en la autobiografía My Posse Don’t Do Homework de la marine retirada LouAnne Johnson, que ocupaba un puesto de profesora en la escuela secundaria Carlmont en Belmont, California, en 1989, donde la mayoría de sus estudiantes eran adolescentes afroestadounidenses y latinos de East Palo Alto, una ciudad empobrecida, segregada racialmente y privada económicamente en el extremo opuesto del distrito escolar. Protagonizada por Michelle Pfeiffer como Johnson, la película se convirtió en un éxito de taquilla sorpresa en el verano de 1995, dando lugar a la creación de una serie de televisión de corta duración.

Argumento

LouAnne (Michelle Pfeiffer), una marine retirada, se postula para un trabajo de enseñanza en la escuela secundaria Parkmont en California, y se sorprende y complace en ser ofrecida la posición con efecto inmediato. Presentándose al día siguiente para iniciar la enseñanza, sin embargo, ella se encuentra confrontada con un aula de adolescentes difíciles y hoscos, todos de clase baja y desfavorecidos, que participan en guerras de pandillas y se niegan de plano a comprometerse con nada. Ellos acuñan inmediatamente el apodo de «pan blanco» para LouAnne, debido a su raza y aparente falta de autoridad, a lo que LouAnne responde regresando al día siguiente en una chaqueta de cuero y enseñándoles karate. Los estudiantes muestran algún interés en este tipo de actividades, pero vuelven inmediatamente a su comportamiento anterior cuando LouAnne trata de enseñar el plan de estudios.

Desesperada por llegar a los estudiantes, LouAnne prepara ejercicios de clase que enseñan principios similares a la obra prescrita, pero utilizando temas y lenguaje que atraen a los pícaros estudiantes. Ella también trata de motivarlos, dándoles todo un grado A desde el comienzo del año, argumentando que lo único que se requiere de ellos es que lo mantengan. Con el fin de introducirlos a la poesía, LouAnne utiliza la letra de «Mr. Tambourine Man» de Bob Dylan para enseñar simbolismo y metáfora; una vez que esto se logra, ella avanza a «Do not go gentle into that good night» de Dylan Thomas. LouAnne premia a los estudiantes abundantemente, utilizando barras de caramelo y un viaje a un parque de atracciones. Sus métodos atraen la ira de las autoridades escolares, George Grandey (Courtney B. Vance) y Carla Nichols (Robin Bartlett), que tratan de obligarla a permanecer dentro del plan de estudios.

Estudiantes particulares atraen la atención de LouAnne por sus problemas personales. Callie Roberts (Bruklin Harris) es una niña inusualmente brillante que sobresale en inglés, pero se retira de la escuela a mitad del semestre cuando ella queda embarazada. LouAnne la visita fuera del horario escolar para tratar de convencerla de continuar con la educación superior. Raúl Sanchero (Renoly Santiago) es un muchacho bien intencionado que participa con frecuencia en guerras de pandillas y delincuencia callejera. LouAnne intenta animarlo a enfocarse haciéndole una visita especial a su familia para felicitarlo por su trabajo, y de ir a cenar con él como una forma de infundirle confianza y autoestima. Emilio Ramírez (Wade Dominguez) es su proyecto personal más problemático, ya que él cree firmemente en un sentido del honor personal que le impide pedirle a ella ayuda. Cuando LouAnne descubre que su vida está en peligro debido a un rencilla personal que posee hacia él un matón recientemente liberado, ella trata de protegerlo, pero debido a la actitud fría del director, es abandonado en el momento crucial y es asesinado posteriormente.

Al final del año, LouAnne anuncia a la clase que no seguirá enseñando en la escuela, lo que promueve una muestra desenfrenada de emoción de los estudiantes que se niegan a dejarla ir. Conmovida, ella decide quedarse.

  • Michelle Pfeiffer como LouAnne Johnson
  • George Dzundza como Hal Griffith
  • Courtney B. Vance como George Grandey
  • Robin Bartlett como Carla Nichols
  • Beatrice Winde como Mary Benton
  • John Neville como Camarero
  • Lorraine Toussaint como Irene Roberts
  • Renoly Santiago como Raúl Sanchero
  • Wade Dominguez como Emilio Ramírez
  • Bruklin Harris como Callie Roberts
  • Marcello Thedford como Cornelius Bates
  • Karina Arroyave como Josy
  • Paula Garcés como Alvina
  • Ivan Sergei como Huero
  • Gaura Vani como Warlock (acreditado como Gaura Buchwald)
  • Camille Winbush como Tyeisha Roberts
  • Al Israel como Mr. Santiago

Producción

Dangerous Minds fue una de las últimas películas del productor Don Simpson. Andy García filmó escenas como el interés amoroso de Michelle Pfeiffer, pero estas fueron cortadas antes del estreno de la película.2 La escuela real a la que LouAnne Johnson enseñó, la secundaria Carlmont en Belmont, California, fue considerada como lugar de rodaje, pero la mayoría de filmación se completó en Burbank, California.

Recepción crítica

La película está clasificada en Rotten Tomatoes con un índice de aprobación positiva del 29% (con 11 de los 38 críticos dando críticas positivas). En Metacritic, la película mantiene una puntuación de 47 sobre 100, lo que indica comentarios mixtos a negativos.

Janet Maslin en el The New York Times escribió: «No hay muchas cosas que se verían mejor en papel que en Michelle Pfeiffer, pero el papel de LouAnne Johnson es uno de ellos… Películas falsas y condescendientes en este género no son nada nuevo, pero Dangerous Minds apisona su camino frente a algún talento real. La Sra. Pfeiffer es una mucho mejor actriz que lo que este personaje unidimensional le permite ser… No importan las quejas que se podrían hacer sobre los métodos de enseñanza de LouAnne: ella premia a estudiantes con sobornos, coquetea con condescendencia e inflige un castigo cruel e inusual al analizar el subtexto de «Mr. Tambourine Man»… Los niños resultan ser ángeles, directamente desde el centro de la fundición… Las actuaciones son tan realistas como el material permite, pero el guion de Ronald Bass no comercia fuertemente en sorpresas».

Kenneth Turan en el diario Los Angeles Times escribió: «Mientras que las películas son admiradas por hacer fantasía realidad, algunos logran un revés, una especie de alquimia no deseada, convirtiendo realidad participativa en un sinsentido. Es ese tipo de transformación lamentable que Dangerous Minds logra… nada de ella, con la excepción de la actuación de Pfeiffer, parece vagamente real. Esto es especialmente cierto de los eventos climáticos excesivamente melodramáticos de la película, una tragedia falsa que no ocurre en el libro y tiene artificio escrito por todas partes… Teniendo en cuenta cuán pocas son las oportunidades para que mujeres lleven una película, y con la oportunidad de ser un modelo positivo arrojado en la negociación, no es sorprendente encontrar a Pfeiffer protagonizando Dangerous Minds, y ella es tan creíble como la película le permite ser. Pero si esta trivialización de materia participativa es la mejor una estrella de sus considerables habilidades puede aferrarse, las actrices de hoy en día lo tienen peor de lo que hemos imaginado».

Roger Ebert en el Chicago Sun-Times escribió: «Hemos visto esta historia básica antes, en Stand and Deliver, Lean on Me, Teachers, Dead Poets Society, etc. Esta versión es menos convincente… Pfeiffer, que es una buena actriz, hace con este material lo que puede… La verdadera señorita Johnson no utilizó [Bob] Dylan, sino las letras de canciones de rap para tener a la clase interesada en la poesía… Lo que ha ocurrido en la transición del libro a la película del libro de LouAnne Johnson es revelador. La película pretende mostrar pobres chicos negros siendo sobornados hacia alfabetización por Dylan y barras de caramelo, pero en realidad es el público blanco el que está siendo sobornado con caramelo mental en la forma de las palabras de los dos Dylan. ¿Cuáles son las posibilidades de que esta película podría haber sido hechas con Michelle Pfeiffer enganchando a los niños en la letra de Ice Cube o Snoop Doggy Dogg?».

Terrence Rafferty en The New Yorker escribió: «Gracias a la actuación inventiva de Pfeiffer, la película de John N. Smith hace un trabajo bastante entretenido de capturar la astucia inescrupulosa, como de guerrilla de un buen maestro en una mala escuela. Pero la dramaturgia del corte a la iluminación del guion de Ronald Bass se siente desesperado y falso, y en las escenas finales de la película se pone tan pegajosa como To Sir With Love. Se canoniza la heroína innecesariamente: Pfeiffer se ve muy bien sin un halo».

Peter Travers de Rolling Stone escribió: «El joven y en su mayoría desconocido reparto es excepcional y Pfeiffer da una actuación divertida, rudimentaria que te hace sentir el fuego de una profesora comprometido con hacer una diferencia. La película también cuenta con el toque astuto de Elaine May, quien colaboró con Ronald Bass (Rain Man) en esta adaptación cinematográfica las memorias de Johnson de 1992, My Posse Don’t Do Homework… Tal vez los productores Don Simpson y Jerry Bruckheimer (Bad Boys, Crimson Tide) no saben cómo dejar que un personaje femenino fuerte lleve la pelota. Dangerous Minds a menudo se desarrolla como una actualización débilmente sentimental de To Sir With Love de Sidney Poitier. Aun así, en un verano, cuando la mayoría de las mujeres se ven obligadas a hacerse las tontas para emocionar o matar, Pfeiffer se hace a sí misma y a su especie en peligro orgullosa».

Kevin McManus en el The Washington Post escribió: «Por desgracia, Dangerous Minds, que cuenta la historia de una maestra [de] tal [carisma], merita sólo una C. Y si no fuera por Michelle Pfeiffer, seguramente estaríamos viendo un grado más triste… el escritor Ronald Bass rocía el guion con líneas sacarinas que suenan simplemente tontas proveniendo de estudiantes de secundaria. «Pero no nos puede dejar», se queja un chico cuando Pfeiffer decide renunciar. «Eres nuestra Tambourine Man!»… Pfeiffer y los estudiantes (interpretados por desconocidos talentosos) hacen secciones de la película agradables de observar. Cuando sus bromas vuelan de ida y vuelta en clase, suena bien. Cuando secuencias representan pasillos de la escuela y las calles de la ciudad, se ve bien. Si sólo los cineastas habían utilizado alguna sutileza para contar la historia, podrían haber hecho bien a la verdadera LouAnne Johnson».

Edward Guthmann en el San Francisco Chronicle escribió: «Es artificial, es cursi, pero Dangerous Minds, un vehículo de Michelle Pfeiffer, funciona sorprendentemente bien… Ella juega con una bolsa de clichés, pero ella es tan valiente y simpática, te pasas por alto el sinsentido».

La revista Time Out escribió: «En realidad es una bastante respetable pieza de trabajo, con una impresiva actuación de amor duro de Pfeiffer, pero el guion trillado de Ronald Bass es todo zanahoria y ningún palo»

Para ver la película, haga clic aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=8I2fCktDL_Q

Fuente de la Reseña:

https://es.wikipedia.org/wiki/Dangerous_Minds

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Estados Unidos: Estudiantes presionan por el cierre de más de 900 escuelas de LAUSD para la marcha del 1 de mayo

Estados Unidos/24 de Abril de 2017/Hoy Los Ángeles

La petición emanó primero del lado de los padres de familia y el sindicato de maestros, ahora son los mismos estudiantes quienes elevan la presión para que el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) cierre los planteles educativos el próximo 1 de mayo.

“No queremos vandalizar o no ir a estudiar”, enfatizó Williams Rojas, estudiante del 12vo grado de una escuela local. “Que se cierren las escuelas no para que sea un día libre sin clases, sino para que todos los estudiantes se unan y puedan apoyar a nuestra comunidad”.

Rojas, hijo de padres mexicanos, es uno de los más de 640 mil alumnos inscritos en LAUSD. Este distrito, el segundo más grande del país, cuenta con más de 900 escuelas entre kínder y el 12vo grado, así como 187 escuelas charter.

Así como este joven, existe interés entre otros hijos de inmigrantes de sumarse a la marcha al ver la incertidumbre que enfrentan sus padres.

“Lo que me motiva”, dijo Rojas, “es más que nada la injusticia y el racismo que se está viendo en contra de la comunidad latina y en general [hacia] los indocumentados”.

Por cada tres por ciento de estudiantes ausentes en un día de clases, el distrito pierde hasta 100 millones de dólares. De hecho, el 90% de los fondos que reciben es a causa de la asistencia escolar.

Ante la inminente inasistencia, Ron Góchez, educador y director de la organización Unión del Barrio, enfatiza que “por la seguridad de todos” fuera más fácil que se cierren las escuelas y que la gente pueda participar, porque “sabemos que muchos estudiantes se van a querer salir”.

“Miran como sus padres tienen miedo, ellos mismos tienen miedo, de las deportaciones que están pasando”, señaló el activista. “Sienten el deber de salir a participar para defenderse ellos mismos y defender sus familias, por eso quieren participar”.

Junto a otros alumnos, Rojas se está movilizando para que los miembros del distrito escolar consideren la petición. En su perspectiva, es la mejor manera en que los funcionarios educativos expresen solidaridad en una causa que solo los mismos estudiantes entienden.

“Mi padrastro diariamente está en peligro, tiene que ir a trabajar; no es seguro que va a regresar a la casa; es esa incertidumbre si va a llegar o no”, aseguró el joven.

El Sindicato de Maestros de Los Ángeles (UTLA), por su parte, ha convocado a sus miembros a la marcha; en ese sentido, consideran que LAUSD puede apelar al estado para una exención, de modo que el distrito no se vea afectado en sus finanzas.

A criterio de Juan José Gutiérrez, presidente de Vamos Unidos USA, los estudiantes y maestros son sectores clave que sumados a líderes religiosos, grupos comunitarios, abogados y comunicadores, entre otros, están integrándose a esta gran movilización que envía un mensaje de unidad.

“Se está haciendo el trabajo de hormiga, hay muchísima gente involucrada”, indicó el activista. “Aquí nadie sobra, todo mundo tiene un puesto; si queremos mover millones se necesitarán miles de persona que se incorporen al movimiento en todos los renglones de la comunidad”.

A escala nacional, se está invitando a la comunidad a manifestarse, a no comprar ni trabajar, como parte de un boicot económico. En la mira está también la movilización del 2006, cuando mareas humanas poblaron las principales ciudades de Estados Unidos.

En Los Ángeles, hace 11 años atrás, salieron a marchar más de 500 mil personas. En esta oportunidad, plantea Góchez, las diferentes organizaciones van a colocar mesas de información en el punto final de la manifestación, junto a la alcaldía, para que la gente se involucre más.

“El mensaje central es organizarse”, advirtió el líder comunitario. “Aunque salgan 10 millones el primero de mayo no vamos a lograr cambios sistemáticos, fundamentales; la única manera de hacerlo es organizarnos de forma permanente”.

Fuente:   http://www.hoylosangeles.com/noticias/local/hoyla-loc-estudiantes-presionan-por-el-cierre-de-mas-de-900-escuelas-de-lausd-para-la-marcha-del-1-de-mayo–story.html

 

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La patología del odio

Adela Cortina

Las fobias sociales son enfermedades que se deben superar. Convertir en creencia la idea de la igual dignidad es el modo ético de superar los conflictos entre el discurso de la intolerancia y el respeto a la libertad de expresión.

Hacia 1944 vio la luz el libro autobiográfico de Stefan Zweig El mundo de ayer. Memorias de un europeo.En él recordaba el comienzo del siglo XX desde el peculiar observatorio en el que había vivido como austríaco, judío, escritor, humanista y pacifista. Y consideraba un deber moral contar ese relato para aviso de navegantes, porque nada podía llevar a pensar en los umbrales del nuevo siglo que ya en su primera mitad se iban a producir dos guerras salvajes en suelo europeo. Los jóvenes educados en la Austria imperial, en un ambiente seguro y estable, creían periclitado cualquier episodio de barbarie y no veían en el futuro sino signos de progreso. No podían sospechar que ya se estaba incubando el huevo de la serpiente.

Ese relato resulta familiar a quienes hemos vivido la experiencia de la transición española a la democracia. En los años setenta del siglo pasado creíamos haber ingresado en la senda del progreso social y político, quedaban atrás los conflictos bélicos, propiciados por ideologías enfrentadas, por la desigualdad en oportunidades y riqueza, y se abría un camino de cambios a mejor. Hoy, sin embargo, es urgente aprender de europeos como Zweig para tomar conciencia de que las semillas del retroceso pueden estar puestas y es necesario frenar su crecimiento destructivo. Como bien dice Federico Mayor Zaragoza, la Unión Europea debería ser el catalizador de la unión mundial. Una de esas semillas destructivas, como en el tiempo de Hitler y Stalin, es el triunfo de los discursos del odio.

Se entiende por discurso del odio cualquier forma de expresión cuya finalidad consiste en propagar, incitar, promover o justificar el odio, el desprecio o la aversión hacia determinados grupos sociales, desde una posición de intolerancia. Quien recurre a ese tipo de discursos pretende estigmatizar a determinados grupos y abrir la veda para que puedan ser tratados con hostilidad, disuelve a las personas en el colectivo al que se agrede y lanza contra el conjunto su mensaje destructivo.

Hay que tomar conciencia de que las semillas del retroceso pueden estar puestas

Tal vez el rótulo “odio” no sea el más adecuado para referirse a las emociones que se expresan en esos discursos, como la aversión, el desprecio y el rechazo, pero se trata en cualquier caso de ese amplio mundo de las fobias sociales, que son en buena medida patologías sociales que se deben superar. Se incluyen entre ellas el racismo, la xenofobia, el antisemitismo, la misoginia, la homofobia, la aversión a los miembros de determinadas confesiones religiosas, o la forma más común de todas, la aporofobia, el rechazo al pobre. Y es que las emociones, a las que tan poca atención se ha prestado en la vida pública, sin embargo la impregnan y son especialmente manipulables por los secuaces del flautista de Hamelín. Así fue en la primera mitad del pasado siglo y está siéndolo ahora cuando los discursos fóbicos proliferan en la vida compartida.

Desde un punto de vista jurídico, el principal problema estriba en el conflicto entre la libertad de expresión, que es un bien preciado en cualquier sociedad abierta, y la defensa de los derechos de los colectivos, objeto del odio, tanto a su supervivencia como al respeto de su identidad, a su autoestima. El problema es sumamente grave, porque ninguno de los dos lados puede quedar eliminado.

n principio, por decirlo con Amartya Sen, la libertad es el único camino hacia la libertad y extirparla es el sueño de todos los totalitarismos, lleven el ropaje del populismo o cualquier otro. La experiencia de países como China, Corea del Norte o Venezuela no puede ser más negativa.

Se trata de defender los derechos de quienes son socialmente más vulnerables

Pero igualmente el derecho al reconocimiento de la propia dignidad es un bien innegociable en cualquier sociedad que sea lo bastante inteligente como para percatarse de que el núcleo de la vida social no lo forman individuos aislados, sino personas en relación, en vínculo de reconocimiento mutuo. Personas que cobran su autoestima desde el respeto que los demás les demuestran. Y, desde esta perspectiva, los discursos intolerantes que proliferan en países de Europa y en Estados Unidos están causando un daño irreparable. Por sus consecuencias, porque incitan al maltrato de los colectivos despreciados, y por sí mismos, porque abren un abismo entre el “nosotros” de los que están convencidos equivocadamente de su estúpida superioridad, y el “ellos” de aquellos a los que, con la misma estupidez, consideran inferiores.

Naturalmente, el derecho está abordando desde hace tiempo estas cuestiones, preguntándose por los criterios para distinguir entre el discurso procaz y molesto, pero protegido por la libertad de expresión, y los discursos que atentan contra bienes constitucionales. Como se pregunta también por las políticas de reconocimiento desde el marco de las instituciones.

Sin embargo, el derecho, con ser imprescindible, no basta. Porque el conflicto entre libertad de expresión y discurso del odio no se supera solo intentando averiguar hasta dónde es posible dañar a otros sin incurrir en delito, hasta dónde es posible humillar su imagen sin llegar a merecer sanciones penales o administrativas. En realidad, las libertades personales, también la libertad de expresión, se construyen dialógicamente, el reconocimiento recíproco de la igual dignidad es el auténtico cemento de una sociedad democrática. Tomando de Ortega la distinción entre ideas y creencias, que consiste en reconocer que las ideas las tenemos, y en las creencias somos y estamos, podríamos decir que convertir en creencia la idea de la igual dignidad es el modo ético de superar los conflictos entre los discursos del odio y la libertad de expresión, porque quien respeta activamente la dignidad de la otra persona difícilmente se permitirá dañarla.

En su libro El discurso del odio se preguntaba Glucksmann si el odio merece odio y respondía que para combatirlo basta con sonreír ante su ridículo. Sin embargo, y regresando al comienzo de este artículo, no creo que haya que sonreír ante el odio, ni siquiera con desprecio. Porque es destructor y corrosivo, quiebra el vínculo humano y provoca un retroceso de siglos.

Cultivar un êthos democrático es el modo de superar los conflictos entre la libertad de expresión y los derechos de los más vulnerables. Porque de eso se trata en cada caso: de defender los derechos de quienes son socialmente más vulnerables y por eso se encuentran a merced de los socialmente más poderosos.

Fuente del Artículo:

http://elpais.com/elpais/2017/03/16/opinion/1489679112_916493.html

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Teaching the History of White Nationalism in the United States

By Paul Horton.

During the last year the Southern Poverty Law Center has reported an increase in hate crimes and hate groups. As political discourse in the United States in the late twentieth and early twenty-first centuries has become increasingly focused on identity politics, ethnic, cultural, and racial nationalisms have struggled to acquire opportunity and recognition within broader American publics. Reacting to this historical push from marginalized identity groups, an aggressive white nationalism has recently pushed back and reclaimed political power.

Although white nationalism has always been a dominant, if not the dominant ideology in American history, white nationalists in the twenty-first century often embrace policies of voter restrictions, immigration restriction, segregation, flight from public schools, and the defunding of any public programs at any level that are perceived to transfer public funds to minority groups.

Moreover, the current resurgence of white nationalism seems to be fueled by the prospect of a minority majority in the near future. Demographers have established that people of color will outnumber white Americans in about thirty years.

Another key element of the current white nationalism is a resurgence of the 1968 “Southern Strategy” of the “war on crime.” Minority and dissident behavior that actively and publically stand in opposition to white nationalism is increasingly viewed as criminal. More alarmingly, news reporting that directly challenges the hegemony of white nationalism is challenged as “fake news” and racism. Increasingly, attacks on vulnerable minority populations are not denounced, as a climate of fear and intimidation is encouraged by the inaction of many national leaders. The current chief political advisor to the President of the United States is strongly identified with white nationalism.

An essential task for educators today is to create a space within public schools and classrooms to connect current expressions of white nationalism with historical expressions of white nationalism within American history. A key contention of today’s white nationalists is that racism is something in the past; that racism against oppressed minorities is over and done with and that a level playing field of opportunity exists within the United States for all groups.

It is telling, moreover, that when the NEH National History Standards (1994) included a treatment of the Reconstruction Period Ku Klux Klan and stressed the repression of cultural minorities to counter the then dominant treatment of political and military history in textbooks, conservatives did everything they could to resist the broad adaption of the standards.

While many districts and private academies, especially within states and areas that are majority white, have severely restricted what can be taught in United States History courses, teachers have led the push back by creating units on historical and institutional racism.

When a well funded suburban school with a reputation for curricular experimentation like New Trier High School in Winnetka, Illinois, proposed a Civil Rights Day to discuss current and historical issues was planned, conservatives within the community objected. Some of them had connections with the local school board. As a result, the proposed Civil Rights Day became a subject of great controversy.

If such controversy is created in Winnetka, a north shore Chicago community with a reputation for teaching tolerance, it can happen anywhere.

Teachers, parents, administrators and students must lead an assertive push back against those who push an aggressive white nationalism — but will not tolerate being identified as racists. Unless we create broader and broader public spaces to connect the current American white nationalism with the dominant historical and institutional white nationalisms that have existed from the founding of the American Republic, we will lose, in effect, the “rights of Englishmen” that American patriots fought for and the civil rights that the Civil War and the 20th century rights revolutions created.

Source:

http://www.livingindialogue.com/construction-white-nationalism-united-states/

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