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“Profe…” e inclusión educativa

Por: Pablo Romero

Hace pocos días, nuevamente una profesora fue agredida por un alumno, esta vez en el liceo 49 (Uruguay). El chico en cuestión fue el mismo que muy poco tiempo antes había cometido una agresión similar en el liceo 25. La docente debió soportar toda clase de agresiones verbales, sumado a que fue empujada y acorralada contra una pared mientras el alumno discurría en sus groseros insultos. Violencia física y verbal.

El caso se hizo público a partir del paro convocado por los docentes, a partir de la resonancia mediática que suelen tener los paros. Por supuesto, algunos prefirieron cuestionar la medida y no debatir lo importante del asunto, que es la violencia que se vive a diario en nuestras instituciones educativas y que sufren tanto los alumnos como sus educadores.

El sistema educativo público uruguayo es el epicentro de distintas formas de violencia, que reproducen y canalizan, por supuesto, la violencia que circula a raudales en nuestra sociedad. Se sabe: el sistema escolar es atravesado por todos los hilos sociales. Pero en tal sentido, y aunque la violencia allí presente sea cometida y padecida tanto por hombres como por mujeres, debemos ser claros en un punto: son en particular las mujeres (y eso más allá de la evidente feminización del sistema educativo) las permanentemente agredidas en nuestras instituciones escolares.

Desde hace ya unos cuantos años asistimos a situaciones en las que maestras son golpeadas por padres (y, en la mayoría de los casos, madres, que atacan a la referente educativa de sus hijos), y venimos asistiendo también desde hace un buen tiempo a una realidad aun más desoladora, que es la del ciclo básico, en donde no sólo se producen casos de alumnos que golpean a profesoras, sino que se ha convertido en moneda corriente la agresión verbal.

Nuestras educadoras suelen ser insultadas de manera denigrante, sobre todo en el ciclo básico, en donde es habitual escuchar a alumnos (justo en esa edad en que se están construyendo como sujetos que valoran) que tratan de “putas” y “zorras” a sus profesoras, amén de recurrir a otros adjetivos que responden a ciertos códigos contrarios a toda forma de autoridad y puesta de límites por parte del mundo adulto. Así, el docente con frecuencia es tildado de “alcahuete”, botón”, “ortiva” y calificativos similares.

Para ejemplificar esta situación contaré un caso ocurrido hace poco en el liceo de ciclo básico en el que ejerzo mi tarea docente. Con motivo de las primeras reuniones docentes de evaluación, los profesores de un grupo particularmente complicado del liceo tuvimos la oportunidad de evaluar en equipo la situación de cada uno de los alumnos y del grupo en general. Al llegar el momento de detenernos en un alumno particularmente violento, que viene generando problemas graves dentro de la institución, una de las colegas narró lo que le había tocado vivir con él recientemente. Contó que en una de sus clases lo tuvo que “invitar” a salir del salón, para poder seguir con la clase sin que siguiera agrediendo física y verbalmente a otros alumnos que intentaban ejercer su derecho a ser educados en un clima adecuado. Tras el pedido de la profesora, el alumno se retiró, insultándola, pero se colocó luego con la cabeza atravesando la ventana (que no tiene vidrio) de la puerta del salón de clases, y allí permaneció, repitiendo una y otra vez la misma frase, “profe puta, profe prostituta”, a la que sumaba otras referencias de tono sexual referidas a la docente. Todo esto ocurrió ante la mirada del resto de los alumnos, que reclamaban “que se hiciera algo” para terminar con el violento espectáculo que estaban padeciendo.

Frente a una situación que no sólo constituía un ataque a su dignidad y era motivo de un estrés emocional marcado, la profesora trató de no responder a la provocación, quizá por miedo, quizá para evitar males mayores. Lo cierto es que se mantuvo estoica. Justamente, cuando terminó de contar lo que le había sucedido, fue esto último -su estoicismo frente a una situación absolutamente violenta- lo que motivó la primera reacción de las autoridades presentes (una representante de la dirección, una adscripta y la psicóloga de la institución), que atinaron a felicitarla por no haber reaccionado, por haber permanecido en su rol de “profesional”, en su rol de “adulto”, y no haber siquiera pestañeado. A su vez, la invitaron a escribir un papelito en el que debía contar el hecho, y le dijeron que luego lo juntarían con otros papelitos que narraran casos similares en los que estuviera involucrado ese alumno y los elevarían, finalmente, al Consejo de Educación Secundaria, para ver si en un futuro próximo se podía lograr que comenzara a asistir sólo medio turno. Eso sí, el alumno involucrado no sería nuevamente suspendido -a esa altura, las observaciones de conducta se contaban en números de dos cifras: acumula agresiones y faltas de todo tipo dentro de la institución-, porque, según indicaron las mencionadas autoridades presentes, “no es la solución”. Cuando se lo ha suspendido “vuelve peor”, dijeron, y además remarcaron que “se lesionan” los “derechos educativos” del estudiante cuando se le suspende su concurrencia al liceo. La cuestión, según parece, es apelar a incluir a toda costa, aunque sea fomentando -sin que sea la intención, pero sí la consecuencia- la cultura de la impunidad con que estamos educando a muchos de nuestros adolescentes en los liceos.

En lo esencial, son las mismas explicaciones que brindó por estos días la directora general de Secundaria frente al caso de agresión ocurrido en el liceo 49: minimizar los hechos de violencia, pensar las agresiones bajo parámetros de una supuesta inclusión, educar a los gurises en la lectura de que no hay consecuencias punitivas frente a los actos de violencia cometidos contra otros, frente al no respeto a las reglas, incluyendo las no escritas sobre lo que implica la mínima convivencia social. El ejercicio de la autoridad es visto como un ejercicio autoritario que lesiona derechos. Confundir autoridad con autoritarismo o con insensibilidad ante alumnos en situaciones vulnerables termina por resultar un combo explosivo que afecta negativamente a todos los involucrados.

Por supuesto, este caso narrado no es el único dentro del liceo; hay casos aun más graves de conducta violenta, casi todos vinculados a alumnos con variadas patologías psiquiátricas que están sufriendo esta concepción errónea de lo que, efectivamente, implica incluir. Son, a la vez, víctimas y victimarios del sistema educativo.

¿Se entiende la gravedad de esta lógica? ¿Se entiende lo que están padeciendo nuestros alumnos y lo que estamos viviendo los educadores y, en particular, las mujeres que ejercen la docencia en nuestro país?

Los profesores, viene bien recordar, también somos personas, más allá de que seamos profesionales de la educación. Muchos colegas terminan padeciendo problemas de salud mental a causa del estrés laboral y del desamparo que vivimos a diario frente a situaciones que nos violentan desde lo emocional hasta lo estrictamente profesional.

Y la tan mentada inclusión no deja de ser una farsa de consecuencias nefastas, porque para incluir tienen que darse las condiciones adecuadas, que son justamente las que hoy no tenemos ni por asomo. La amplia mayoría de los liceos no cuenta con equipos multidisciplinarios ni con personal docente e infraestructura adecuada que permita apelar a estrategias pedagógicas y de salud mental que, al menos, hagan visualizar formas mínimas de integración. Por el contrario, en este panorama que tenemos estamos simplemente generando formas permanentes de estigmatización y discriminación, de exclusión dentro de una supuesta inclusión. O sea: obtenemos exactamente lo contrario de lo que se busca.

Porque es fundamental cuidar a nuestros adolescentes y a nuestros colegas, es clave enterar a la población de las situaciones que se viven a diario en la educación. Alcanza, en tal sentido -sin detalles de nombres particulares y con referencias generales a roles y situaciones, para proteger la identidad de todos-, con narrar los casos particulares y colectivos que a diario vamos viviendo, para trascenderlos y exponer un tema que va más allá de nombres y rostros. Sería un primer paso para dejar de ser cómplices involuntarios de la violencia, para dejar de enmascararla y justificarla en nombre de “derechos” sin responsabilidades y teorías psicológicas que, paradójicamente, generan instituciones vulneradas en las que se lesionan derechos más amplios de alumnos y educadores y en donde se patologizan los vínculos, generando problemas de salud mental aun mayores que los que ya estamos padeciendo.

No permanecer estoicos frente al “profe puta”, y cuestionar el patológico modo de inclusión que estamos amparando, es socialmente vital y éticamente imprescindible.

Fuente: http://ladiaria.com.uy/articulo/2016/6/profe-puta-e-inclusion-educativa/

Fuente de la imagen: http://1.bp.blogspot.com/-CR4lctb4zYE/UGnVX9wJ1WI/AAAAAAAACQ4/Ut6peB_uzj8/s1600/gokusen+1.jpg

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Reforma: institucionalización del mercado en la educación superior

Por: Isaac Gajardo Miranda

En 2006 miles de estudiantes secundarios salimos a las calles a manifestarnos en lo que se ha conocido como La Revolución Pingüina. Como adolescentes, invisibilizados por las instituciones, habíamos decidido avanzar en nuestros planteamientos pasando, de manifestarnos por mejores condiciones de infraestructura en nuestros colegios o la rebaja de la tarifa del transporte público, a reconocer que este tipo de problemas eran solo síntomas de una falla sistémica, que sentaba sus bases en la revolución neoliberal iniciada por la dictadura cívico-militar, pero afianzada y profundizada por el pacto de la transición –en el que la Alianza y la Concertación no tuvieron muchas diferencias-. Los dardos del movimiento estudiantil apuntaron a la Constitución pinochetista impuesta en 1980 y a sus leyes orgánicas, que amarraban el destino mercantil de la educación. El reclamo contra la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) comenzó a remover lo que el pacto político postdictatorial decía que no se podía modificar.

La violencia de los agentes del Estado desplegada contra menores de edad que nos manifestábamos en las calles causó revuelo internacional y visibilizó aún más nuestras demandas, que aspiraban a transformaciones sistémicas en la educación, a través de la derogación de la LOCE y cambios concretos en la administración de los precarizados establecimientos públicos (desmunicipalización). Todo esto terminó por forzar a la presidenta Michelle Bachelet a responder con la promesa de trabajar para enviar al parlamento dos proyectos de ley que consideraran las principales demandas estudiantiles. Para trabajar la reforma, la presidenta conformó el Consejo Asesor Presidencial de la Educación, en el que se depositarían las esperanzas de una sociedad que había logrado comprender los problemas de la educación y sintonizar con los estudiantes.

En 2007 se materializaron los compromisos presidenciales, a través de la presentación de la Ley General de Educación. El problema es ésta es que contaría con un amplio acuerdo de los partidos del pacto de la transición (como un solo bloque), pero con el rechazo del movimiento estudiantil y la sociedad chilena. Emblemática resulta la fotografía en donde todos los representantes de los partidos de gobierno y oposición se toman sus manos y las levantan, en señal de triunfo, al momento de pactar una reforma educacional que institucionalizó las desigualdades de la educación escolar y no solucionó las demandas levantadas por la movilización estudiantil, que continuaría ahora en rechazo a la reforma del bloque transicional, que a través de los medios –controlados por grandes conglomerados económicos- nos decían que hasta ahí no más, que los pendejos no sabíamos lo que significaba gobernar un país, que las cosas tenían que cambiar pero habían ciertos límites.

 

Otra promesa incumplida, otra mentira

Pero ¿por qué recordar ese pasado? Pues porque hoy pareciéramos estar en un momento en donde la historia se vuelve a repetir sin matiz alguno y, quienes nos movilizamos en 2006 siendo derrotados institucionalmente, en 2011 volvimos a las calles aun con más masividad que antes, esperando ganar. Michelle Bachelet tomó las consignas del movimiento estudiantil nuevamente, las usó en su campaña obteniendo un mayoritario apoyo ciudadano que la posicionó por segunda vez en el gobierno, pero cuatro años después de ese histórico 2011 volvemos a observar impávidos la caída de la promesa de construir un sistema más justo, reemplazada por la institucionalización de la educación de mercado.

Fortalecimiento a la educación pública, fin al lucro, gratuidad de la enseñanza y mayor calidad fueron las principales demandas levantadas por los secundarios de 2006, que en 2011 siendo universitarios nos volvimos a alzar. Bachelet respondió en su programa de gobierno, prometiendo que en sus primeros 100 días en La Moneda presentaría una “reforma estructural” que llevaría a la educación de ser un bien de consumo manejado bajo lógicas de mercado a convertirse en un derecho social garantizado para toda la población. Muchos creyeron en las promesas, pero otros sabíamos que era casi imposible que los mismos que construyeron la educación de mercado decidieran botar su proyecto neoliberal. Después de los primeros 100 días las acciones comenzaron a darnos la razón a aquellos desconfiados, que para nada nos sentimos ganadores, sino que todo lo contrario, lamentamos el haber tenido la razón. La “reforma estructural” prometida comenzó a postergarse, postergarse y postergarse, no una, dos o tres veces, sino que nueve y habiendo pasado más de dos años y medio de gobierno recién durante este mes el gobierno ha presentado al Congreso lo que ha denominado “Reforma a la Educación Superior”.

Quienes tenemos conocimiento de algunas cuestiones que suceden en los pasillos del Ministerio de Educación sabemos que hasta última hora las autoridades no estaban seguras con la presentación del proyecto. Incluso, tres días antes de la Cadena Nacional de la presidenta Bachelet anunciando el ingreso de la propuesta de ley al Congreso, el Mineduc se reunía con los rectores de las universidades estatales para intentar convencerlos de apoyar la “reforma” y éstos le daban la espalda, declarando valientemente que lo que se pretende hacer con la iniciativa es privatizar completamente el sistema. En esa misma reunión, sin ningún tapujo Nicolás Eyzaguirre, ex economista del FMI y actual ministro secretario general de gobierno (encargado de la tramitación del proyecto en el parlamento), declaró frente a los rectores que “el Crédito con Aval del Estado (CAE) continuará de por vida” para “ayudar” a quienes realicen sus estudios en “universidades privadas con arancel liberado”, reconociendo que la lógica de mercantil que mantiene endeudadas a más de un millón doscientas mil familias no desaparece, sino que se acentúa.

A las palabras del economista se suman las de Adriana Delpiano, asistente social ex miembro del think-tank Educación2020 y actual ministra de educación, quien declaró que “el problema del CAE es por la participación de la banca en este crédito”, asegurando que si se buscan soluciones, en ningún caso alguna pasa por suprimir las lógicas de endeudamiento estudiantil (La Tercera 9/07/2016). Y agregando una clave importantísima para comprender la forma en la que se gesta esta “reforma”, Delpiano señala en una entrevista televisiva que “no se sabe cuánto cuesta la gratuidad para el 100% de los estudiantes” (CNN Chile), dejando en evidencia el problema de fondo: jamás pensaron realmente en cumplir las promesas realizadas a la sociedad chilena. Le mintieron a la gente.

 

El problema de fondo: la institucionalización de la educación de mercado

Pero revisando el proyecto de educación superior presentado por el gobierno (evitaré hablar de reforma porque solo es un marco regulatorio del mercado) éste establece que todas las universidades deberán acreditarse para poder existir como tal, pero será decisión de cada plantel adherir a la gratuidad o no. Si se suman al sistema de gratuidad (comprendida como una beca, bajo la lógica neoliberal del financiamiento a la demanda) se deberán someter a un sistema de “regulación y fijación de aranceles” establecido por los organismos reguladores que la misma ley instituye (Subsecretaría, Superintendencia y Consejo para la Calidad de la Educación Superior).

Si esto ya es un problema, porque la lógica mercantil está siempre detrás de todo, la cosa se pone más compleja porque el mismo proyecto establece que los denominados “beneficios estudiantiles” que la ley entiende como becas y créditos (aunque es completamente legítimo cuestionarnos si es que estos últimos son realmente un beneficio para los estudiantes) se entregarán a todas las instituciones acreditadas.

Ahora el problema grave: solo las universidades que adscriban a la gratuidad van a tener aranceles regulados, mientras que un conjunto de planteles que no se sumen a esta forma de financiamiento van a poder elevar todo lo que quieran sus aranceles y hacer que sus estudiantes los paguen a través de becas y formas de endeudamiento que el mismo Estado promueve. Esto representa un claro gesto hacia planteles como la Universidad Nacional Andrés Bello, la Universidad de Viña del Mar, la Universidad Santo Tomás y la Universidad San Sebastián, todas instituciones privadas investigadas por lucro y receptoras de más de un cuarto de los dineros del CAE para toda la educación superior (Fuente: Fundación Sol). Así, el gobierno entrega un gesto a estos planteles, permitiéndoles seguir creciendo a costa del endeudamiento y el subsidio estatal, pero no solo eso, pese a que se prohíbe no se tipifica el lucro como delito y se legaliza el traspaso de recursos de las universidades a otras instituciones relacionadas por concepto de arriendo de espacios, mecanismo utilizado por las casas que lucran para “retirar excedentes”, es decir, apropiarse de recursos que deberían invertir en la educación de sus estudiantes. Lucrar.

Pero esto no es coincidencia. Si miramos los directorios de las universidades-empresa, veremos que están conformados por muchos militantes del oficialismo, que han presionado fuertemente para que este proyecto de ley no avance por el camino que indicó la sociedad en 2011 y siga fortaleciendo su negocio educativo. El ejemplo más concreto es Hugo Lavados, rector de la Universidad San Sebastián, militante de la Democracia Cristiana (partido de gobierno), ex ministro de Bachelet, que ha sido acusado directamente de hacer lobby para que continúe el sistema de endeudamiento estudiantil como forma de financiar los estudios de miles de personas (revisar entrevista a Mónica González en CNN Chile). En el mismo cuadro está Jesús Villate, Director Ejecutivo para la región andina de la transnacional Laureate, grupo controlador de la Universidad Nacional Andrés Bello (universidad con la mayor matrícula del país) y otras 4 instituciones de educación superior, que mantiene estrechos vínculos con el gobierno.

El panorama es claro. Se avanza entonces hacia la institucionalización de un sistema que es la antítesis del “fortalecimiento de la educación pública”, petición estudiantil con la que se llenaron la boca personas como Michelle Bachelet y quienes hoy están en el congreso representando su programa de gobierno. El fin de la reforma es construir un sistema en donde lo privado sea el eje articulador del sistema educativo, como sucede con la educación escolar, en donde existan universidades privadas para quienes puedan pagarlas, planteles privados subvencionados por el Estado (a través de Becas) para quienes puedan hacer aportes propios o endeudarse, e instituciones públicas precarizadas y disminuidas para quienes no tengan recursos. Así, la Concertación, hoy Nueva Mayoría, sigue sumando puntos en su obsesión por construir guetos. Lo hicieron con la educación escolar, con la salud, con la vivienda y ahora avanzan a la educación superior.

No podemos permitirnos una nueva derrota. No otra vez. Hoy las fuerzas sociales deben decirlo claro y fuerte: la ley de educación superior enviada este mes al Congreso por el gobierno de Michelle Bachelet no es una reforma, ni menos tiene algún componente que desestabilice la estructura del modelo vigente. El proyecto institucionaliza la privatización de la educación como forma de administrar el sistema y el subsidio a la demanda a través de becas y créditos como mecanismo de financiamiento.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=214407

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Protesta de maestros remece capital de Guatemala

Centroamerica/ Guatemala, Prensa Latina

Miles de maestros y miembros del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG) tomaron hoy las calles principales de esta capital en demanda de mejoras salariales y en el sistema de educación pública.

La jornada de protesta inició con una concentración en El Obelisco, en la avenida Reforma, punto desde el cual los manifestantes partieron rumbo al Ministerio de Educación, luego al Congreso y finalmente al Palacio de Gobierno.

El recorrido abarcó alrededor de cuatro kilómetros y en cada una de esas instituciones estatales los participantes dejaron en claro su determinación de ir a una huelga por tiempo indefinido de no ser resueltas sus demandas.

Para los integrantes del movimiento, resulta perentorio que el órgano legislativo inicie un ciclo de reuniones continuas para abordar la problemática del sector educativo en Guatemala.

Entre algunas de las dificultades por revertir destacaron la carencia de maestros, de condiciones adecuadas en muchos centros educativos, y desmintieron la existencia de educadores subutilizados o que reciben sueldos sin asistir a clases.

Docentes y trabajadores de todo el país también rechazaron las críticas al magisterio y atribuyeron al empresariado nacional la campaña orientada a desacreditar acciones de protesta como la que este día remeció Ciudad Guatemala.

Asimismo solicitaron la entrega a los sindicatos de la llamada Casa del Maestro e insistieron en ser recibidos una vez más por el presidente Jimmy Morales para debatir acerca de estas y otros dificultades que atentan contra la educación de las nuevas generaciones y de quienes tienen parte de la responsabilidad de formarlas.

La protesta de este jueves tuvo lugar un día después que los salubristas expresaran su inconformidad por cuestiones no resueltas en esa esfera, que todavía está sujeta a las secuelas de la crisis legada por administraciones anteriores.

Ambos movimientos coincidieron con la emisión del informe de los primeros seis meses del Gobierno, cuyas autoridades reiteraron que esas áreas constituyen prioridades y que de enero a la fecha trataron de resolver temas pendientes a partir de la entrega de recursos, de mobiliario, medicamentos y otros.

rob/ism

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=5066641&Itemid=1

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Estudiantes de la Flacso, Andina y UTE se manifestarán este viernes en Quito

Ecuador/15 Julio 2016/Autor: Diego Puente/Fuente: El Comercio 

A puertas de salir de vacaciones, los estudiantes de tres instituciones de educación superior de Quito se manifestarán. Este viernes 15 de julio del 2016 protestarán por las reformas de la Ley Orgánica de Educación Superior que se preparan desde la Senescyt. También reclamarán el pago de deudas del aporte estatal que ponen en peligro la continuación de sus actividades.

La tarde de este jueves 14 de julio, los estudiantes de la Universidad Andina Simón Bolívar coparon el auditorio de su institución. En ese espacio debatieron sobre un documento no oficial que circula en Internet en el que se propone que las universidades de carácter internacional (Flacso y Andina) deben firmar un convenio para que puedan continuar recibiendo dineros públicos. Además cumplir con varios requisitos.

La asamblea resolvió salir este viernes a las calles. Se concentrarán en el edificio Mariscal Sucre, en el sector de La Floresta, a las 09:30 y luego se dirigirán hasta las instalaciones de la Secretaría Nacional de Educación, Ciencia y Tecnología, institución que impulsa las reformas a la Ley de Educación Superior (LOES).

En la Andina rechazan un cambio en el mecanismo de becas. El presidente Rafael Correa anunció en marzo pasado que el Gobierno administrará el fondo de las becas correspondientes a los estudiantes de las dos universidades internacionales y ocho cofinanciadas directamente.

Los alumnos piden que se respete la actual distribución en el que cada centro de estudios administra lo entregado por el Estado.

Una asamblea paralela se desarrolló en las instalaciones de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Los puntos fueron los mismos que los que se trataron en la Andina.

Los estudiantes temen que con una reforma, la institución pierda su carácter internacional. El titular de la Senescyt, René Ramírez, negó este punto, pero aclaró que ambas instituciones deben respetar la Ley ecuatoriana en cuanto a la remuneración que deben recibir las autoridades y al control que debe existir en el manejo de los dineros. El Estado aporta con USD 17 millones para la Andina y USD 15,4 millones para la Flacso lo que representa más del 70% de sus ingresos.

En la Flacso, los jóvenes hicieron pancartas en las que también reclamaron por una deuda del Gobierno de USD 8 millones que corresponde a los primeros siete meses de este 2016. El viernes están convocados a las 10:30 para marchar al edificio de la Senescyt. Ahí se encontrarán con los de la Andina.

Ricardo Hidalgo, rector de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), considera que esta reforma puede deberse a un problema de caja fiscal del Gobierno. La suya es una de las ocho universidades cofinanciadas y recibe una asignación estatal de USD 8 millones al año, la deuda con ellos es de USD 4 200 000 en este momento. También se concentrarán en su universidad para hacer público su descontento.

Fuente:http://www.elcomercio.com/actualidad/estudiantes-flacso-andina-ute-manifestacion.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com

Fuente de la imagen:http://www.andes.info.ec/sites/default/files/styles/large/public/field/image/Flacso_0.jpg?itok=Y29uT2Rw

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México acepta revisar la reforma educativa para reducir la tensión

AlianzaTex/15de julio de 2016/El País/Jan Martínez Ahrens

Enrique Peña Nieto dio un golpe sorpresa. Tras años de negativas y forcejeos, aceptó revisar su última y mayor baza política: la reforma educativa. La medida, acordada con el sindicato mayoritario, supone en la corta distancia restar argumentos a los belicosos maestros disidentes, peligrosamente enrocados en su exigencia de que la ley sea derogada. Pero más allá de ahuyentar la posibilidad de un nuevo incendio, la maniobra deja claro que el presidente quiere despejar el camino a su partido para las presidenciales de 2018 y evitar que, tras las muertes de Nochixtlán, este erosivo conflicto pueda ser utilizado por el líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
Fue una jugada de ajedrez. El Gobierno decidió romper el tabú pero sin dar la sensación de haber cedido ante los maestros disidentes. Para ello, en plena tensión negociadora con la radical y levantisca Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Ejecutivo ofreció su mayor tesoro, la revisión de la reforma educativa, en otra mesa y con otro interlocutor. El elegido fue el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), la fuerza mayoritaria en el país y que mantiene buenas relaciones con el Ejecutivo desde el encarcelamiento de su líder, Elba Esther Gordillo, en los albores del mandato de Peña Nieto.
La oferta gubernamental, en respuesta a un pliego de peticiones de la SNTE, es de calado. Acepta por primera vez cambiar la ley, admite la necesidad de modificar las evaluaciones docentes, uno de los puntos calientes de la reforma, y propugna un aumento salarial del 3,5% para los docentes. Todo un paquete al que el secretario de Eduación, Aurelio Nuño, uno de los delfines de Peña Nieto, añadió un calendario concreto: una semana para presentar un nuevo modelo educativo y 45 días para el rediseño de los exámenes a los profesores. “Es crear una tercera vía para resolver el conflicto. Se evita ceder ante la CNTE y López Obrador y se atienden algunas demandas, todo irá bien siempre que no se atropelle el espíritu de la ley”, señaló anoche a este periódico un alto cargo educativo.
El anuncio cortocircuita una de las principales reclamaciones de la CNTE, la fracción disidente de la SNTE. Embarcada en una larga y violenta lucha con la reforma, esta fuerza radical y de ultraizquierda ha logrado con sus cortes de carreteras, bloqueos de aeropuertos y quemas de edificios oficiales desestabilizar la implantación de la ley en los estados que controla: Oaxaca y Chiapas. En su argumentario siempre ha figurado el rechazo a la evaluación docente y su presentación como una terrorífica segadora laboral. Pero su combate también ha respondido a una defensa cerrada de la estructura clientelar que le ha dado poder en el sur.
En un universo paupérrimo, con un PIB cinco veces menor que en la capital, la coordinadora ha controlado durante décadas la asignación de plazas docentes, una de las pocas fuentes de ingresos a las que podían aspirar miles de familias. En este contexto, el pánico a perder el puesto de empleo, la desconfianza hacia un poder lejano y la torpeza del anterior secretario de Educación de presentar la ley como una reforma laboral dieron alas a la contestación. El resultado ha sido una protesta larga y prácticamente inextinguible, que ha sumado apoyos entre ciertos intelectuales, aunque nunca ha gozado de un apoyo social mayoritario. Por el contrario, la reforma educativa es vista por amplios sectores como una necesidad en un país donde el 80% de los estudiantes suspende o aprueba por la mínima la evaluación internacional PISA. Basada en la imposición del criterio del mérito, la norma acaba con la compra-venta de plazas (100.000 a 200.000 pesos por una) y su heredad. A cambio impone el concurso-oposición y la criticada evaluación de los docentes.
Durante meses, la secretaría de Educación no tuvo grandes problemas para defenderla. Pese a que el conflicto nunca cesó, la presión gubernamental fue desmontando poco a poco las bases del poder clientelar de la CNTE. El pulso parecía perdido por esta fuerza hasta que el pasado 19 de junio, en un enfrentamiento entre la policía y los maestros disidente en Nochixtlán (Oaxaca), murieron a tiros al menos ocho civiles. Esta matanza, aún no aclarada por el Gobierno, forzó la apertura de una negociación.
Liderado por el secretario de Interior, Miguel Ángel Osorio Chong, el diálogo, tras una primera fase altamente inestable, ha desembocado en una amplia plataforma de discusión. A favor ha jugado la determinación mostrada por Osorio Chong de utilizar la fuerza si la CNTE no dejaba de asfixiar las carreteras de Chiapas y Oaxaca. Pero también ha influido la emergencia en el seno de la coordinadora de una facción dispuesta a sentarse a negociar.
Bajo estas premisas, la negociación con los maestros disidentes ha dado algunos pasos. Su éxito, sin embargo, queda aún muy lejos. La CNTE mantiene su exigencia de que la ley sea derogada. Y su retórica dificulta cualquier acuerdo. Ayer mismo, despreció el pacto cerrado entre el Gobierno y el sindicato mayoritario. “Lo que acuerden es sólo el resultado de dos cadáveres que se resisten a ser enterrados”, afirmó uno de sus lideres.

http://www.alianzatex.com/nota.php?nota=N0043882

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Reforma educativa y reproducción del capital: El ‘impasse’ del Estado mexicano

LaHaine/15 de julio de 2016/Por: Ivan Moreno y José Luis Ríos Vera

Uno de los caballos de batalla de la actual lucha magisterial ha sido vincular la Reforma Educativa como un proceso que apunta a la privatización de la educación y con ello asistir a la mercantilización de todo el tejido de la práctica educativa. Al interior del gremio es bien conocido el carácter laboral de esta Reforma. Dentro de estos dos sentidos se contemplan otros procesos que lo implican: la precarización del trabajo docente; el abandono y desmantelamiento del gasto vital en instituciones públicas (educación, salud) por parte del Estado; la ofensiva política hacia el desmantelamiento de la CNTE como órgano sindical no corporativo.

 

Leer más en: http://www.lahaine.org/mundo.php/reforma-educativa-y-reproduccion-del

 

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Chilenos rechazan reforma educativa

LaGente/15 de julio de 2016

La reforma educativa de Chile, que ingresó el pasado martes 5 de julio al Congreso, genera rechazo unánime en los diversos sectores universitarios.

Los rectores de las universidades estatales denuncian que el proyecto busca consolidar la mercantilización del sistema de educación superior.

Advierten que de aprobarse reafirmaría el modelo, existente solo en Chile, basado en el financiamiento con fondos estatales del mercado universitario privado.

Y los rectores de este último sector argumentan que el proyecto provocará el desfinanciamiento a las instituciones privadas y disminuirá la calidad de la enseñanza.

El rector de la Universidad Católica (UC) y portavoz de las universidades privadas no tradicionales con rol público, Ignacio Sánchez, calificó la reforma de “estatista”. Dijo que es insuficiente la subvención para estudiantes de bajos ingresos en carreras de alto costo.

Por su parte, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Daniel Gedda Nuño, informó que el movimiento estudiantil seguirá manifestando su protesta de diversas maneras y reiteró que la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) rechaza la forma y el fondo de la propuesta del Gobierno.

“Este año se han añadido al movimiento universidades privadas que fueron símbolos de la educación mercantilizada, como las universidades Andrés Bello o Santo Tomás. Todas estas fuerzas hemos confluido en un solo frente de movilización», destacó.

El estudiante explicó que aunque se movilizan con banderas algo distintas se sienten parte de una misma resistencia al modelo de mercado en la educación superior.

«Queremos un marco regulatorio potente para las universidades privadas, el fortalecimiento de la educación pública y un financiamiento que abandone las lógicas de mercado que lo rigen en todos sus niveles”, dijo.

Gedda Nuño señaló que en el proyecto se habla de terminar con el lucro y de más herramientas de fiscalización, pero no se establece si el lucro será tipificado como delito y deja la puerta abierta para el mismo.

Además, la propuesta de gratuidad del Gobierno no plantea fórmulas claras de financiamiento, no abandona la lógica de competencia entre planteles, no establece una fecha de término para la educación pagada e insiste en el financiamiento individual de los estudiantes, acotó.

Sobre el argumento de crisis económica esgrimido por el Ejecutivo para abandonar sus promesas de campaña, refirió que el derecho a una vida digna incluye buena educación, salud, trabajo o pensiones, y no puede estar supeditado a los vaivenes de la economía mundial.

En contexto:

Desde 2011 la gratuidad en la educación superior universitaria es una de las principales demandas de los estudiantes que desde 2011 se lanzaron a las calles para reclamar su derecho.

La iniciativa fue incluida en el programa electoral del segundo mandato de la presidenta Michelle Bachelet y se estableció que el 70 por ciento de los estudiantes más pobres podría acceder de forma gratuita a la universidad, sin embargo, este año se recortó la cuota de forma considerable.

Desde el pasado 21 de mayo, el Ejecutivo modificó en más de cinco ocasiones las propuestas de gratuidad, lo que desconcertó a la comunidad estudiantil y generó la convocatoria de más movilizaciones.

El pasado martes, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, aseguró que no habrá una nueva reforma tributaria para financiar la gratuidad universal en las universidades.

Tomado de: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/alba/206165/chilenos-rechazan-reforma-educativa

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