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Sobre feminismo, renta básica, trabajo asalariado… “El trabajo no es la esencia de lo que significa ser humano”. Entrevista a Kathi Weeks

En 1930, John Maynard Keynes predijo que gracias al incremento de la productividad y a la incorporación de la mujer a la fuerza de trabajo, la generación de  sus nietos trabajaría 15 horas a la semana. Tres generaciones después, trabajamos más que nunca y la izquierda ha abandonado casi por completo su lucha para reducir la jornada laboral. Tomando como inspiración a los autonomistas  italianos de los 70 , la teórica feminista Kathi Weeks reivindica esa lucha en su libro El problema del trabajo. Habla con CTXT sobre el poder de las “reivindicaciones utópicas” y explica por qué piensa que deberíamos concentrarnos en trabajar menos horas y en crear condiciones para imaginar un mundo fuera del trabajo.

¿Cómo definiría el concepto de trabajo?

El trabajo es una actividad productiva basada en el modelo del trabajo asalariado. Si le preguntas a la gente en qué trabaja, asumen que te refieres a su trabajo remunerado. A lo largo de la historia ha habido luchas sobre qué debería ser considerado trabajo. Estoy pensando en la lucha feminista para que el trabajo doméstico se reconozca como trabajo real, aunque no esté pagado.

Su libro es en parte una crítica al enfoque ‘productivista’ tradicional de la izquierda. ¿Cuál es esta tradición?

Ha habido una tendencia general a aceptar la idea de que el trabajo es una especie de esfuerzo humano sagrado. Hay también discursos  feministas muy consolidados que se dedican a abogar por la igualdad de oportunidades en el trabajo asalariado para las mujeres, y argumentan que el trabajo remunerado sería el billete de salida de la domesticidad impuesta culturalmente. En general, en la izquierda ha habido un énfasis socialdemócrata en programas laborales, en cómo introducir a gente en el ámbito del trabajo y en cómo empoderarlos como trabajadores.

¿Qué ofrece para contrarrestar esa tradición ‘productivista’?

Lo que necesitamos es un asalto frontal a la cultura y a las instituciones del trabajo, a sus ideologías y estructuras. Y no creo que esos discursos de los que he hablado tengan esa capacidad porque comparten los mismos valores, percepciones y suposiciones. En estos tiempos, en los que el trabajo está fallando, en los que el sistema de distribución de la renta se está desmoronando, creo que es hora de arremeter contra ese concepto y las ideologías que lo sustentan, cantando las alabanzas del trabajo como si fuera una actividad más humana e importante que cualquier otra.

Escribe sobre el ‘efecto disciplinario’ del trabajo. ¿Cómo de importante es en nuestra cultura?

Es absolutamente crucial. Es en lo que se ha convertido el trabajo. El sistema económico está funcionando muy bien como modo de producir capital pero no como manera de distribuir la renta. Todavía es útil para disciplinar a la gente y para cargar de responsabilidades a aquellos que están excluidos del trabajo, a los que culpa de falta de esfuerzo o de iniciativa.

¿Algo de eso está autoimpuesto, ligado a la hegemonía, no? 

Sí.

¿Es lo que significa la ética laboral?

Es difícil separar estructuras e ideologías. Hay muchos elementos que nos obligan a trabajar: la necesidad de pagar el alquiler y la comida son las más importantes. Esos argumentos se ven reforzados por todo un acervo cultural e ideológico que presentan el trabajo como la principal obligación del ser humano y como un inapelable requerimiento moral. Operan en tándem.

Muchos en la izquierda consideran que no es el trabajo lo que aliena, sino las condiciones en las que se desarrolla, o la falta de democracia a la hora de tomar las decisiones sobre el trabajo. ¿Qué opina?

Esa sigue siendo la tradición que pretende eliminar las categorías explotadoras y alienantes del trabajo asalariado dentro del capitalismo. Yo diría: ´De acuerdo, pero hay mucho más que hacer´. Tenemos que cambiar el espacio que ocupa el trabajo asalariado en nuestras vidas y en nuestro imaginario colectivo. No queremos sólo trabajar mejor; queremos trabajar menos. Y esa postura es difícilmente compatible con la que dice: ´Pero si el trabajo fuese maravilloso, querríamos hacerlo todo el rato´.

¿Cree entonces que es una fantasía?

Sí. Y una fantasía muy peligrosa.  Porque lo que podrías terminar consiguiendo al  usar ese tipo de argumento serían trabajos en McDonald´s para todos, lo que obviamente sería un fracaso. Por otro lado, la promesa de un trabajo tan satisfactorio y no alienante que todos quisiéramos dedicarnos a él todo el rato es lo que algunas compañías, como Google, pretenden ofrecer de manera tramposa a sus empleados. Han tenido éxito haciéndolo justo por la ideología del trabajo y nuestra falta de tiempo e imaginación para cultivar una vida rica fuera del trabajo y su satélite: la familia.

Una parte de la agenda feminista más aceptada es la que pretende lograr un equilibrio entre la vida familiar y la laboral. ¿Usted rechaza esto, verdad?

El trabajo y la familia forman parte del mismo sistema. No son alternativas. Uno organiza cierto tipo de trabajos y la otra, normalmente por la división de tareas basada en el género, otro tipo de trabajo. El trabajo puede ser importante, la familia también, pero son parte del mismo sistema, y deberíamos pensar en la posibilidad de generar alternativas a estos dos tipos de instituciones.

También tenemos niveles altos de desempleo. Mucha gente está desesperada por encontrar trabajo. Y a la vez, un problema de saturación de trabajo, trabajamos más y más horas incluso cuando la productividad sube. ¿Cómo valora estas tendencias aparentemente contradictorias? ¿Se refiere a eso cuando habla del sistema laboral fallido?

Sí. Para algunos analistas marxistas los desempleados y los sobreexplotados no tendrían nada en común. Muchos tenemos problemas con el trabajo, bien porque trabajamos mucho o bien porque no podemos encontrar trabajo. Es una oportunidad para hacerse más preguntas sobre el sistema de trabajo asalariado como modelo social de inclusión y de distribución de renta. Porque no solo no funciona para los desempleados, tampoco funciona para mucha gente.

Se inspira en el movimiento autonomista italiano de los años 70 y en su crítica al trabajo, que articula como rechazo al trabajo. ¿En qué consiste y por qué es relevante hoy en día?

El rechazo al trabajo se entendía no como una prescripción para individuos –muchos de nosotros no podemos permitirnos el lujo de rechazar el trabajo; no hay alternativa– sino como proyecto colectivo. Consiste en reconocer que rechazamos trabajar todos los días con pequeños gestos, como llegar tarde al trabajo, pretender que estamos enfermos, o tener mala actitud, pero también como un  proyecto político que dice ‘no’ a este sistema de trabajo.

¿Qué hay del movimiento  de los 70 que demanda que el trabajo doméstico sea asalariado, el movimiento ´Wages for Housework´ (salarios para el trabajo doméstico)? ¿También se inspiró en él?

Hicieron del rechazo al trabajo algo incluso más relevante, aunque más difícil. Se asoció a una reivindicación concreta:  queremos sueldos para el trabajo doméstico. Fue muy instructivo y relevante. Intentaban desmitificarlo, y destronar la idea absoluta del amor de las mujeres hacia sus familias. Intentaban decir ´Mira, esto es trabajo de verdad´ y a la vez ´Es solo trabajo´.

¿Cuál era el valor de esa reivindicación?

Supuso una crítica a la institución de la familia, de la división de trabajo por género. Planteaban esa reivindicación como una provocación. Intentaban decir que el proceso de exigir salarios para el trabajo doméstico era en sí mismo una actividad política de valor. En ese momento, en los 70, decías ‘salarios para el trabajo doméstico’ y la reacción era ‘Qué?’ Se entendía como lo que llamo una reivindicación utópica.

Hablemos de ese término. Uno piensa en el término reivindicación como algo muy concreto, pero utopía tiene casi una connotación opuesta. Habla de reivindicaciones como provocaciones. ¿Es ahí donde empieza este tipo de conexión?

Sí. Alguna de las reivindicaciones que me interesan no son sólo reformas que pueden mejorar la vida de la gente y se pueden lograr, sino también reformas que pueden, en el proceso de lucha y debate, abrir nuevos horizontes para pensar, desear e imaginar el mundo en el que queremos vivir. Por ejemplo, las reivindicaciones de jornadas laborales más cortas son una manera de crear más puesto de trabajo para otros, una  manera de dar tiempo a más gente para poder realizar otras actividades productivas que tienen que hacer fuera del espacio del trabajo asalariado. A la vez, ese proceso reivindicativo fuerza a la gente a decir ‘¿qué haría si tuviese más tiempo?’ No es difícil entender por qué alguien quiere un aumento de sueldo. Para entender por qué es razonable pedir una renta básica garantizada, o una jornada de seis horas,  hay que hacer un esfuerzo mayor: determinar qué no funciona en el sistema actual. Implica una crítica más amplia. Por lo tanto, cuanto más utópica es la reivindicación, más está basada en una crítica sustancial, y más nos obliga a pensar con imaginación  sobre las maneras diferentes de organizarlo. El revindicar tiene mucho de arte.

Las dos que propone –renta básica y la reducción de la jornada laboral– parecen utópicas pero a la vez alcanzables. ¿Por qué ha elegido esas dos?

Nos obligan a imaginarnos una vida fuera del trabajo. Suponen un gran desafío a la idea de que el trabajo debe ser el centro de nuestra existencia. La reivindicación de una renta básica ayuda a comprender que el sistema del trabajo asalariado no funciona. Tener salarios más altos ayudaría a la gente que puede tener trabajo, pero hay mucha gente que no tiene esa capacidad, y muchas de nuestras actividades, que son discutiblemente útiles y productivas, no están remuneradas. Estamos en una situación de  crecimiento sin empleo (‘jobless recovery’). Está claro que el sistema no está funcionando.

Uno de los argumentos en contra de la renta básica universal es que puede llevar a que la sociedad progrese menos. ¿Disociar el trabajo de la renta puede llevar a un estancamiento de la productividad y a una sociedad que no progresa?

Es interesante que haya dos líneas de crítica dominante a la renta básica garantizada: una es ‘¡La gente necesita trabajar! Somos trabajadores’, si les quitas el trabajo les estarías privando de algo esencialmente humano. Por el otro lado, está el miedo de que ‘¡Nadie trabajará nunca más!’,  que supone reconocer que la única razón por la que uno trabaja es porque hay un incentivo monetario, que la necesidad es lo único que empuja a la gente a trabajar. Resulta gracioso que convivan estas dos críticas, completamente divergentes, y ninguna de las dos lo suficientemente persuasiva. No creo que el trabajo sea ni el todo ni la esencia de lo que significa ser humano. Podemos entender otras maneras de estar en el mundo y relacionarnos con otros y con el medioambiente, más allá de lo laboral. Pero seguramente, incluso disfrutando de una renta básica garantizada y suficiente, la gente querrá, además, un trabajo remunerado. Es un complemento al trabajo asalariado, por eso no es una reivindicación revolucionaria, sino reformista y utópica.

Además, la mayoría de la gente trabaja en tareas que no son socialmente necesarias. No es difícil entender que alguien que está creando la enésima marca de champú esté trabajando en algo socialmente necesario.

Cuando piensa en las posibilidades que nos abrirían la renta básica universal y la reducción de la jornada laboral, ¿qué se le ocurre?

No suelo jugar ese juego. Lo que intento hacer es obligar a la gente a pensar en qué harían y en por qué se resisten a ello. Puedo pensar que yo estaría mejor creando arte y haciendo política, pero otros pueden pensar de otra manera.

Está haciendo alusión a una especie de miedo a la libertad. ¿Eso es parte de lo que pasa?

Sí. Creo que hay miedo a perder lo que significa ser humano –lo que ofrece un percepción de cómo nos ha construido como humanos la cultura– o a que derive en una descomposición social masiva, traducida en forma de disturbios, por ejemplo. Imaginamos una suerte de indisciplina de masas porque pensamos en el trabajo como la única herramienta que nos puede tener controlados, o imaginamos a gente completamente pasiva, incapaz de levantarse de la cama. Creo que hay un miedo real a estas dos situaciones. Ese miedo es profundo y resulta esclarecedor sobre la posición que el trabajo ocupa en nuestro imaginario y sobre lo que significa ser humano y relacionarse con los demás.

(La entrevista la realizó para CTXT Álvaro Guzmán Bastida)

feminista, su último libro es El problema del trabajo.
Publicado originalmente en Sinpermiso
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ODS/ Objetivo 16: Paz, justicia e instituciones fuertes

Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles

La paz, la estabilidad, los derechos humanos y la gobernabilidad efectiva basada en el Estado de derecho son vías importantes para el desarrollo sostenible. Vivimos en un mundo cada vez más dividido. Algunas regiones gozan de niveles permanentes de paz, seguridad y prosperidad, mientras que otras caen en ciclos aparentemente eternos de conflicto y violencia. De ninguna manera se trata de algo inevitable y debe ser abordado.

Los altos niveles de violencia armada e inseguridad tienen consecuencias destructivas para el desarrollo de un país, afectan el crecimiento económico y redundan a menudo en agravios arraigados entre comunidades que pueden extenderse por generaciones. La violencia sexual, los delitos, la explotación y la tortura también son fenómenos generalizados donde existen conflictos o no hay Estado de derecho y los países deben tomar medidas para proteger a los sectores que corren más riesgos.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible buscan reducir sustancialmente todas las formas de violencia y trabajan con los gobiernos y las comunidades para encontrar soluciones duraderas a los conflictos e inseguridad. El fortalecimiento del Estado de derecho y la promoción de los derechos humanos es fundamental en este proceso, así como la reducción del flujo de armas ilícitas y la consolidación de la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernabilidad mundial.

Promover la paz y la justicia es uno de los 17 Objetivos Globales de la nueva Agenda para el Desarrollo Sostenible. Un enfoque integral es crucial para avanzar en los diversos objetivos.

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Académicos, intelectuales, movimientos sociales exhortan al Gobierno Nacional a «Detener el Ecocidio Minero.

En un documento que acompañan con su firma, donde exhortan al Gobierno Nacional, titulado, Detener el ecocidio minero en la cuenca del Orinoco es urgente, académicos, intelectuales, ambientalistas, indigenistas, periodistas, defensores de derechos humanos, movimientos sociales…, manifiestan su preocupación sobre las dramáticas e irreversibles consecuencias ambientales que produciría el Arco Minero del Orinoco.
En el documento señalan: La minería a cielo abierto y el uso de cianuro que ella supone han sido prohibidas en varios países y regiones del mundo, dado que es una de las actividades industriales más agresivas y letales, en términos ambientales, sociales y culturales.
Más adelante agregan: El Arco Minero, cuyos impactos se sumarían a los del  proyecto de la Faja Petrolífera del Orinoco, se desarrollaría en el medio de la cuenca hidrográfica más importante del país, amenazando con secar en una gran proporción y contaminar aún más fuentes de agua vitales para el sostenimiento del  ecosistema  y la vida humana.
Concluyen diciendo: ¡NO AL ARCO MINERO! ¡SI A LA VIDA, NO A LA MINERÍA! ¡EL AGUA VALE MÁS QUE EL ORO!
Proponen además a sumarse a este reclamo señalando: Si Ud. quiere suscribir esta declaración, envíe su nombre (y si desea, alguna adscripción social o institucional) al correo electrónico: aguasiorono@gmail.com
A Continuación el documento completo y la lista de las primeras firmas nacionales :
Detener el ecocidio minero en la cuenca del Orinoco es urgente
Un exhorto al Gobierno Nacional
Un llamado a las defensoras y defensores de la vida, a las organizaciones y movimientos sociales, al pueblo venezolano.
Desde mediados de febrero de este año, en el marco de la llamada Agenda Económica Bolivariana y la activación de los “Motores Productivos”, el gobierno nacional ha decidido poner definitivamente en marcha la megaminería en Venezuela, a una escala nunca antes vista.
Uno de los proyectos bandera de esta nueva expansión del extractivismo es el Arco Minero del Orinoco, anunciándose con orgullo un proyecto que implica la apertura a unas 150 compañías internacionales, de un vasto territorio de más de 111.000 kms2, el doble de la superficie correspondiente a la Faja Petrolífera del Orinoco y con una extensión equivalente a todo el territorio de Cuba o de Bulgaria.
Bajo acuerdos muy flexibles y favorables para las compañías transnacionales, y basado en la liberalización y desregulación de zonas completas contempladas como “Zonas Estratégicas de Desarrollo Nacional”, se está impulsando la megaminería a cielo abierto de oro, diamantes, coltán, entre otros, en una zona caracterizada por  un delicado equilibrio  ecológico, de gran importancia  para el desempeño  integral de la vida en el país.
La minería a cielo abierto y el uso de cianuro que ella supone han sido prohibidas en varios países y regiones del mundo, dado que es una de las actividades industriales más agresivas y letales, en términos ambientales, sociales y culturales. Eso lo ha reconocido el propio Ministerio del Ambiente venezolano cuando se le revocó la concesión a la minera canadiense Gold Reserve Inc. en el año 2009. EN LOS ANTECEDENTES DE ESTE TIPO DE EXPLOTACIONES NO FIGURAN CASOS EN LOS QUE NO SE HAYAN CAUSADO SEVEROS DAÑOS SOCIOAMBIENTALES IRREVERSIBLES. NO EXISTE LA MEGAMINERÍA “AMIGABLE CON EL AMBIENTE”.
La enorme remoción de la capa superficial de tierra que provoca esta minería, amenaza con una severa depredación de importantes y delicadas áreas naturales, como por ejemplo las Reservas Forestales del Imataca o del Caura. Las cantidades de agua dulce usadas para obtener solo un gramo de oro superan con creces a otras actividades industriales y agroindustriales. Son conocidos los crecientes problemas de contaminación y acceso al agua de la región norte de Venezuela, que junto a la creciente situación de inestabilidad climática y vulnerabilidad energética, como la que atraviesa la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar en estos  momentos, se verían agravados por el incremento de la minería.
El Arco Minero, cuyos impactos se sumarían a los del  proyecto de la Faja Petrolífera del Orinoco, se desarrollaría en el medio de la cuenca hidrográfica más importante del país, amenazando con secar en una gran proporción y contaminar aún más fuentes de agua vitales para el sostenimiento del  ecosistema  y la vida humana.
De llevarse a cabo lo acordado por el gobierno para el Arco Minero, varios pueblos indígenas se verían seriamente vulnerados. En la actualidad, los ye´kuana y sanemá en la cuenca del río Caura, o los warao en el Delta del Orinoco, por mencionar sólo algunos, padecen los efectos de la contaminación con mercurio, enfermedades y agresiones por parte de diversos actores, producto de la minería ilegal. También se ven afectados los e’ñepa, kari’ña, pemón, mapoyo, wotjüja, y yabarana entre otrosUna escala mayor de actividad minera podría generar la destrucción de sus bases materiales de vida, su desarraigo, la violación de sus derechos humanos y, en última instancia, su desaparición.  Por ello consideramos la necesidad de difundir  un alerta al respecto.
La vida en Venezuela, incluso en las ciudades, es posible gracias a sus fuentes de agua, a sus ciclos hídricos, a su biodiversidad y a su complejo y delicado entramado ecológico. La enorme devastación ambiental que conlleva el proyecto del Arco Minero del Orinoco tendría un impacto tremendo sobre ella.
La imposición de este enorme sacrificio sobre la vida social y natural se plantea en nombre de la “estabilización económica”, el “desarrollo” y la “diversificación” de la economía. Sin embargo, este proyecto refuerza el carácter rentista y extractivista de la economía venezolana, incrementando sus niveles de dependencia y vulnerabilidad, nuestra sumisión al capital foráneo, y alejándonos de la construcción de un modelo de economía sostenible, inclusivo y centrado en la vida.
Esta declaración es un llamado de atención y una convocatoria ante el peligro que se cierne sobre nuestro país derivado de los planes  de expansión minera. Estamos ante una oleada sin precedentes de mercantilización de la naturaleza. NOS MANIFESTAMOS EN CONTRA DE ESTE PROYECTO ECOCIDA Y ETNOCIDA.
Adherimos a lo ya expresado por algunas personalidades y organizaciones populares en el sentido de realizar todas las acciones conducentes a la INTRODUCCIÓN DE UN RECURSO DE AMPARO PARA DETENER ESTE PROCESO DE ACTIVACIÓN DEL ARCO MINERO DEL ORINOCO. Exhortamos a la demarcación de tierras de todos los pueblos indígenas del país, como lo consagra la constitución, y clamamos por el respeto de las figuras existentes de protección de áreas naturales en las cuales se ESTABLECE UNA PROHIBICIÓN PERMANENTE DE LA MINERIA.
Exigimos a las autoridades que se saquen a la luz pública los contenidos de los convenios mineros firmados o por firmar.
Apoyamos y exhortamos a la difusión y despliegue de una campaña de información a toda la población venezolana para que esta conozca las particularidades, riesgos y consecuencias de la megaminería.
Invitamos a la organización y movilización de la ciudadanía en torno a las exigencias y compromisos de participación democrática y protagonismo que deben acompañar la construcción de consensos sociales sobre las conveniencias y/o inconveniencias de la opción minera.
Apoyamos la promoción de un Foro Nacional sobre minería y nos manifestamos  a favor de la multiplicación y difusión de amplios debates sobre el modelo de sociedad que queremos, así como la sistematización de propuestas y alternativas que existen, y que están vinculadas a políticas públicas de estímulo a la agricultura en diversas escalas, usos diferentes de las reservas naturales, como el turismo sustentable, proyectos de energías sostenibles, o una nueva arquitectura de distribución de las rentas que reconozca la diversidad cultural  y que tenga un sentido de justicia social y ambiental, entre varias propuestas más.
La defensa de la vida y el ambiente son una obligación de Estado, y es un derecho y un deber de todas y todos los venezolanos, consagrado en la Constitución de la República (arts. 127, 128 y 129).
Decimos ¡NO AL ARCO MINERO!
¡SI A LA VIDA, NO A LA MINERÍA!
¡EL AGUA VALE MÁS QUE EL ORO!
Si ud. quiere suscribir esta declaración, envíe su nombre (y si desea, alguna adscripción social o institucional) al correo electrónico:aguasiorono@gmail.com
Primeras firmas Nacionales
  1. Dr. Esteban Emilio Mosonyi, Rector de la Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca
  2. Ana Elisa Osorio, Ex Ministra del Ambiente
  3. Edgardo Lander, Universidad Central de Venezuela
  4. Lusbi Portillo, Sociedad Homo et Natura
  5. Francisco Javier Velasco, antropólogo y ecólogo social
  6. Víctor Álvarez, Premio Nacional de Ciencia
  7. Santiago Arconada Rodríguez, Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca
  8. Emiliano Teran Mantovani, Universidad Central de Venezuela, ICTA-UAB
  9. Lenin Cardozo, Fundación Azul Ambientalistas
  10. Ronny Velásquez, antropólogo/ Universidad Central de Venezuela
  11. Atenea Jiménez, Red Nacional de Comuneros y Comuneras
  12. Nelson Muñoz, Frente de Resistencia Ecológica del Zulia (FREZ)
  13. Marea Socialista
  14. Alejandro López González, Centro Socio-Economico del Petroleo y Energías Alternativas, Universidad del Zulia.
  15. Paulino Nuñez, CADTM-AYMA
  16. Humberto Márquez, periodista
  17. Antulio Rosales, University of Waterloo
  18. Carlos Carcione, coordinador del equipo de investigación de Marea Socialista
  19. José Angel Quintero Weir, Wainjirawa
  20. Simón Rendón, Coordinador del Centro Ecológico Social “Bolívar en Martí”
  21. Douglas Bravo
  22. Oly Millán Campos, Plataforma para la Auditoria Pública y Ciudadana
  23. Tariana Salazar, Instituto de Estudios Avanzados / Red Nacional de Comuneros
  24. Asamblea de Militantes
  25. María Suárez Luque, Fundación Temendauí de la Amazonía Venezolana
  26. Aquarela del Sol Padilla, escritora/documentalista
  27. Rafael Uzcátegui, Provea
  28. Nicanor Alejandro Cifuentes Gil, Biólogo Universidad Bolivariana de Venezuela / Frente de Resistencia Ecológica del Estado Zulia
  29. Valentina Álvarez Fabro, artista plástica
  30. Liliana Buitrago Arévalo, Investigadora y activista social
  31. María Centeno, arquitecta/artista visual
  32. Marianela Yánez Ontiveros, periodista
  33. Manuel Izaguirre, arquitecto
  34. Juan Carlos La Rosa, Organización Intercultural Wainjirawa, Fundación Indígena para la Educación Propia
  35. Maritza García Larralde, artesana
  36. Argelia Bravo Melet, artista plástica y documentalista
  37. María Antonieta Izaguirre, psicóloga
  38. Daniel Ramírez, urbanista USB/Asamblea de Ciclismo Urbano de Caracas
  39. Mariana Rodríguez
  40. Leonardo Nazoa, matemático/CENDES-UCV
  41. Pedro Sanz, arquitecto
  42. Alejandro Bruzual, Celarg
  43. Ramón Casanova, Profesor investigador, UCV
  44. Elsa Gabriela Rodríguez, socióloga
  45. Stella Jacobs, cineasta
  46. Carlos Bracho, Universidad Bolivariana de Venezuela
  47. Eduardo Carrera, Grupo ambientalista WAKU
  48. Nelson Oyarzábal, antropólogo
  49. Dayaleth Alfonzo, Université d’Avignon – Universidad Bolivariana de Venezuela
  50. Ana Mercedes Carvallo, esmaltista y orfebre
  51. Beatriz M. Bermúdez Rothe, antropóloga
  52. Elizabeth  Zamora, profesora /Universidad Central de Venezuela
  53. Indira Rodríguez, Asistente de Educación Inicial / Grupo Ambientalista Waku
  54. Thairon Martínez, Productor nacional independiente, Guarataro Films.
  55. Patricia Granados, Ingeniero de Producción
  56. Isabel Alfonzo Ríos, Ingeniero en Energía y Ambiente
  57. Beatriz Pantin
  58. Fresia Ipinza
  59. José Romero Losacco, Universidad Bolivariana de Venezuela
  60. Marx Gómez, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  61. Marhylda Victoria Rivero Corona, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  62. Manuela Blanco, antropóloga y cineasta
  63. Diana Ovalles, Periodista/Colectivo Panacuate/Las Vainas son Verdes
  64. Cristóbal  Alva, periodista/colectivo Panacuates
  65. Marianela Tovar, historiadora Universidad Central de Venezuela
  66. Delia Polanco, Docente-Investigadora Facultad de Agronomía, UCV
  67. Yolanda Serres Voisin, docente investigadora
  68. Dr. Marcos Rosa-Brussin, Profesor Titular, Jubilado de la UCV, FÍsIco Química, Petróleo y Petroquímica, y Ambiente
  69. Nereida Carrión, Profesor Titular Jubilado de la UCV, Dra. Química analítica, investigadora  en Ambiente
  70. Gabriel Gil, Campaña Venezuela libre de Transgénicos
  71. Gloria Iraima Mogollón Montilla, Docente investigadora Universidad Central de Venezuela, Especialidad Lingüística y Literatura
  72. Cariaco (Colectivo Amplio para la Retoma e Investigación de la Agricultura Campesina y Originaria)
  73. Daniel Gil Rosado, músico
  74. Dra. Tibisay Pérez, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)
  75. León Moraria, Escritor/Vanguardia Antiminera
  76. Jorge Ernesto Rodríguez Rojas, Profesor Titular, Facultad de Ciencias y Tecnología, Universidad de Carabobo
  77. Pedro Ortega Osuna, Dr. en Química
  78. Leonor Fernández, PDVSA GAS
  79. Enrique Rey Torres, sociólogo/CELARG
  80. Tania Abreu Petkoff, Colectivo EcologArte
  81. Elías Capriles, Profesor jubilado de filosofía, Universidad de los Andes (ULA)
  82. Francisco Javier Ruíz Marfil, Centro de Estudios de las Transformaciones Sociales, Ciencia y Conocimientos del IVIC
  83. Francia Medina, Antropóloga, Escuela de Antropología, Universidad Central de Venezuela
  84. Livia Vargas-González, profesora universitaria Sociología-UCV.
  85. Rongny Sotillo, comunicador visual
  86. José Luis Revete, educador
  87. Vladimir Aguilar Castro, Universidad de Los Andes, Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI)
  88. María Victoria Canino, Socióloga, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  89. Nayralda Lobo, Comunicadora Social, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  90. Vera Sanoja Zerpa, Socióloga, Laboratorio de Ecología Política del Centro de Estudios de la Ciencia (IVIC)
  91. José Miguel Cruces, Biólogo (UNESR)
  92. María Angela Petrizzo, Colectivo Comunalizar Conocimiento
  93. Marianicer Figueroa, Colectivo Comunalizar Conocimiento
  94. Nury León
  95. Proyecto Génesis 2001
  96. Alejandro Ochoa Arias, ULA
  97. Francisco Tiapa Blanco, ULA
  98. Pedro Rivas, ULA
  99. Lourdes Contreras Dávila, Universidad Politécnica Territorial de Mérida Kleber Ramírez (UPTMKR)
  100. Myriam Anzola
  101. Dania Roa
  102. Colectivo Kinkalla Visual
  103. Darwin Suarez Bustamante, Sociólogo
  104. Maria de los Angeles Querales, Publicista
  105. Ángela Rodríguez Torres, OJOS ILEGALES Audiovisuales
  106. Francisco Elias Prada, OJOS ILEGALES Audiovisuales
  107. Francisco Issa, Colectivo La Mancha
  108. Oscar Sotillo, Colectivo La Mancha
  109. Janette Rodríguez, Colectivo La Mancha
  110. Dayana Lopez Villalobos, Colectivo La Mancha
  111. Gastón Fortis, Colectivo La Mancha
  112. César Santana, Colectivo La Mancha
  113.  Jouseline Rodríguez, Colectivo La Mancha
  114. Leila Medina, Colectivo La Mancha
  115. Roger Altuve, Colectivo La Mancha
  116. Luis Méndez, Colectivo La Mancha
  117. Sandra Velásquez, Colectivo La Mancha
  118. Magda Meneses, Colectivo La Mancha
  119. Luisa Herrera, Colectivo La Mancha
  120. Petra Meneses, Colectivo La Mancha
  121. Yakeline Rodríguez, Colectivo La Mancha
  122. Juan Carlos Sotillo, Colectivo La Mancha
  123. Michael  Urbina, Colectivo La Mancha
  124. Luis Ruiz, Colectivo La Mancha
  125. Moises Mirele, Colectivo La Mancha
  126. Oscar Fernández, Colectivo La Mancha
  127. Pablo Zapata, artista audiovisual
  128. Maria Daniela Torres
  129. Gloria A. Monasterios, Profesora-investigadora UCV y Colegio Universitario de Caracas
  130. Jessica Luna, Estudiante, UCV/UBV
  131. Natasha García Riveiro, Docente de la UNEARTE
  132. Carmen Helena Parés Urdaneta, Fundación OGA
  133. Carmelo Antonio Raydan Ríos, Docente del PFG de Comunicación Social de la UBV
  134. Osvaldo Enrique Peñaloza Acuña, Colectivo Cumbe/UBV
  135. Jenny Gabriela Farías Suárez, Comunicador Social, LUZ/UBV
  136. Beatriz Pestana Osuna, artista gráfica
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Foro en línea: transparencia en incentivos educativos pro-pobres 2016

Fuente: Boletín Ético Nº 1/18 de Abril de 2016

El IIPE llevará a cabo un foro en línea de transparencia en incentivos educativos pro-pobres en junio del 2016. Expertos en educación discutirán diferentes modelos de diseño, objetivos, y manejo de incentivos educativos pro-pobres para asegurar que logren alcanzar a los beneficiarios deseados. En su oportunidad informaremos los detalles de esta actividad

TRANSPARENCIA EN INCENTIVOS EDUCATIVOS PRO-POBRES 2016

 

 

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Sabias que cocinar una hamburguesa contamina más que manejar un camión

Fuente: Ecoportal /18 de Abril de 2016

Cuando se piensa en la contaminación del aire se imagina humos de motores, chimeneas de fábricas y tubos de escape. A nadie se le ocurre que una hamburguesería es algo peor que eso. Sin embargo, los científicos de la Universidad de California descubrieron que las parrillas de los restaurantes emiten una gran cantidad de sustancias contaminantes al aire, más que los motores diésel.

Las instalaciones de cocinas comerciales generan sin control grasas, humos, vapores y productos de combustión, según el informe de la universidad. El pasado año, la Agencia de Control del Aire en la Costa Sur de Estados Unidos reveló que los restaurantes son la segunda fuente de emisiones al aire más importante de la región.

“Las emisiones de cocinas comerciales son unas dos veces mayores que las de camiones pesados con motor diésel”, sostiene el ingeniero jefe de la investigación, Bill Weich. “Para comparar: un camión de 18 ruedas con motor diésel tendría que recorrer por autopista 230 kilómetros para lanzar al aire la misma cantidad de partículas que se emiten durante la preparación de una sola hamburguesa”, añade.

Actualmente los investigadores están probando un sistema que neutraliza las emisiones. Todas lashamburguesas preparadas durante el experimento se envían a un banco de alimentos local.

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“Engaging Tomorrow’s Professionals in Leading Anti-Corruption Initiatives”

Fuente IIPE/ 18 de Abril de 2016

The IIEP hosted a session entitled “Engaging Tomorrow’s Professionals in Leading Anti-Corruption Initiatives”, as part of the 16th International Anti-Corruption Conference (IACC) in Putrajaya, Malaysia. The central theme of the conference, which took place from the 2nd – 4th September 2015, was how impunity enables the spread of corruption.

Khairul Anuar Che Azmi (Head of the Integrity Unit at the Universiti Sains Malaysia (USM), Ronald E. Berenbeim (Senior fellow at The Conference Board), Jorge Eduardo Mori (Higher Education Policy Advisor and Founder of Universidad Coherente) and Edda Müller (Chairperson of Transparency International Germany) participated as experts at the IIEP session and discussed how the global community can encourage tomorrow’s professionals by creating initiatives aimed at fighting impunity for corruption within the education sector. During the session four main anti-corruption initiatives were showcased, focusing on the development and implementation of various tools, ways of measuring risks of corruption at the higher educational level, and the exchange of existing practices.

The first initiative named “Universidad Coherente” comes from Peru. Because of the unexpected negative effects of increased public funds for universities, a web platform, including a university directory, was developed. It allows new generations of young leaders to monitor the performance and financial management of university authorities. The second initiative “Hochschulwatch”, from Germany, promotes transparency as a means to prevent improper influence by industry and commerce by mapping the influence of private funding within universities. The database includes 10.000 connections between corporations and universities and provides information about 350 universities. The third initiative was from the Universiti Sains Malaysia, which came up with a series of proposals at the university level, e.g. the USM Student‘s Integrity Secretariat and the USM Student’s Anti-Corruption Secretariat. USM’s initiatives help to protect staff who make disclosures and increase disciplinary action against staff and students. Finally, a toolkit of the Principles for Responsible Management Education (PRME) was introduced. According to the founder, it was designed to “provide comprehensive anti-corruption guidelines for curriculum change in business schools and management-related academic institutions around the world.” It is aligned with internationally accepted values such as the principles of the United Nations Global Compact.

As a result of the session, the development of an international initiative that would help to identify common educational challenges and enable the exchange of practices to address corruption in higher education was discussed. Such an initiative would aim to promote quality of higher education and the independence of research, which are considered crucial to development and economic prosperity going into the future. The participants of the session all came to an agreement that future leaders need to integrate values of transparency and integrity in order to strengthen the fight of corruption in the context of education.

For more information on the outcomes of the conference, do not hesitate to contact us.

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