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La conectividad móvil representa una esperanza para los refugiados, según informe

Asia/15 de septiembre de 2016/Fuente: ACNUR

Un nuevo estudio del ACNUR en conjunto con Accenture descubre que los teléfonos celulares y el acceso a internet resultan críticos para la seguridad de los refugiados; tanto como la comida, el albergue y el agua.

 – Así como un medio esencial para mantenerse en contacto con los seres queridos, muchos refugiados ven el acceso a teléfonos celulares y a internet como un asunto crítico  para su seguridad; tanto como la comida, el agua y el albergue, según un informe realizado por el ACNUR y Accenture.

El informe “Refugiados conectados: Cómo la conectividad móvil y de internet puede mejorar el bienestar de los refugiados y transformar la acción humanitaria”, está basado en un estudio realizado en 44 países en cuatro continentes. Este demuestra que para muchos refugiados un dispositivo conectado es una esperanza y una herramienta vital para el auto empoderamiento.

“En el mundo en el que vivimos ahora, la conexión a internet y los teléfonos inteligentes pueden ser una esperanza para los refugiados”.

El estudio revela que a pesar de que el costo es a menudo una barrera para la conectividad, los refugiados que viven en áreas urbanas suelen tener un acceso a las redes móviles similar a otras poblaciones urbanas. Pero para los refugiados en zonas rurales el panorama es bastante diferente, con únicamente uno de cada seis ubicados en áreas con acceso a 3G, y uno de cada cinco no cuenta con cobertura del todo, un número significativamente bajo en comparación con la población total.

Kevork Eleyjian, siria reasentada en Canadá, y sus hermanas hablan con su madre en Beirut, Líbano, a través de Skype, en esta foto de marzo de 2016. © ACNUR/Giovanni Capriotti

“En el mundo en el que vivimos ahora, la conexión a internet y los teléfonos inteligentes pueden ser una esperanza para los refugiados, brindándoles medios esenciales para que puedan dar y recibir información vital, comunicarse con miembros separados de la familia, ganar acceso a servicios esenciales, y reconectarse con las comunidades locales, nacionales y mundiales a sus alrededores”, dijo Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.

“Lo más importante, la conectividad puede ayudar a ampliar las oportunidades para que los refugiados mejoren sus propias vidas y persigan una visión de un futuro, que de otra manera, se les sería negada”, añadió.

“La conectividad puede ayudar a ampliar las oportunidades para que los refugiados mejoren sus propias vidas”.

Las conclusiones llegan en un momento en el cual las guerras y persecuciones han provocado que más personas huyan de sus países, más que en cualquier otro momento desde que el ACNUR comenzó a llevar registros. A finales de 2015, 65,3 millones de personas eran desplazadas en todo el mundo, de las cuales 21,3 millones eran refugiadas.

Enfrentados con necesidades urgentes, el estudio recomienda una inversión adicional en tres grandes áreas, que en conjunto forman la base de la nueva Estrategia Mundial del ACNUR para la Conectividad para Refugiados. Estas incluyen un aumento en la disponibilidad de redes móviles, una mejora en la capacidad de adquisición, y brindar acceso a capacitación, contenido digital y servicios en línea.

El informe también identifica un número de intervenciones estratégicas para ayudar a asegurar la conectividad, entre ellas, asociaciones con operadores de redes móviles y otras compañías de tecnología y comunicaciones para mejorar la infraestructura, haciendo inversiones en infraestructura, y habilitando un entorno y un sistema para la entrega de servicios digitales.

“Lo que resulta especialmente crítico en este esfuerzo es comprometer al sector privado, especialmente compañías tecnológicas y operadores de redes móviles. Accenture es particularmente optimista sobre el potencial que tendría para el ACNUR y la comunidad humanitaria el trabajar junto con el sector privado para mejorar el bienestar y el apoyo humanitario para las personas desplazadas, a través de una conectividad mejorada”, dijo Dan London, Director Ejecutivo de Salud y Servicios Públicos de Accenture.

“Las asociaciones con el sector privado son esenciales para escalar las intervenciones mundiales de conectividad”.

Accenture es una compañía líder mundial de servicios profesionales, que brinda una amplia gama de servicios y soluciones en temas de estrategia, consultoría, digitales, tecnología y de operaciones.

Tomando como referencia el modelo de negocios de la Asociación de Desarrollo de Accenture (ADP), el informe también identifica maneras para comprometes al sector privado para resolver los desafíos de conectividad, aprovechando la sociedad creativa y las inversiones inteligentes. La Asociación de Desarrollo de Accenture aprovecha las capacidades y experiencias mundiales de Accenture para impactar positivamente en la vida de las personas en el mundo en desarrollo.

“Las asociaciones con el sector privado son esenciales para escalar las intervenciones mundiales de conectividad”, dijo Roger Ford, director administrativo de ADP. “Las compañías y corporaciones poseen alcance mundial, modelos de negocios innovadores, experiencia en industrias de comunicaciones y telecomunicaciones, relaciones con recursos reguladores, financieros y humanos de los Gobiernos, los cuales serán instrumentos para conectar a la población mundial de refugiados”.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/la-conectividad-movil-representa-una-esperanza-para-los-refugiados-segun-informe/

Imagen: www.acnur.org/fileadmin/_processed_/csm_09.2016.14_Conectividad3_9184051f62.jpg

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La difícil ‘vuelta al cole’ de los niños refugiados de Irak

Asia/Irak/15 de septiembre de 2016/Fuente el mundo

Casi 3,5 millones de niños en Irak no tienen acceso a la educación. En los campos de acogida de Erbil faltan aulas, libros y profesores

La falta de centros de enseñanza secundaria segregada empuja a las niñas refugiadas a matrimonios tempranos acordados por sus familias.

No hay nada que le guste más a Mirna que ir al colegio. Porque tiene un sueño que quiere hacer realidad. Ser abogada y poder ayudar a otros niños como ella. Por eso, cada día, pone todo su esfuerzo en aprender. «Me llamo Mirna, tengo 10 años y mis aficiones son la natación y la música». Mirna se presenta como cualquier niña de su edad: contando qué le gusta hacer y qué quiere ser en el futuro. «Me gustan la lectura y las ciencias. Cuando sea mayor, quiero ser abogada», explica antes de añadir que le gustaría tocar el violín ante la mirada ilusionada de su madre, Nagham Yousef Abdalmasih.

Mirna vive en un campo de desplazados en pleno Erbil con sus padres y su hermana pequeña. Todos huidos de Qaraqush, una aldea próxima a Mosul, cuando el grupo yihadista Estado Islámico se hizo con el control de la ciudad y parte de la provincia y sembró el terror entre los civiles. Desde que escaparon, en junio de 2014, se han mudado varias veces, hasta que finalmente llegaron a Ankawa, el barrio cristiano de la capital del Gobierno autónomo del Kurdistán, donde ahora viven. Su ‘hogar’ es una caseta prefabricada de una única habitación en un pequeño asentamiento donde viven refugiados acogidos por la iglesia del barrio.

A Mirna le gusta mucho estudiar y leer. Habla como si fuera mayor de lo que es.«Quiero ser abogada para defender a los niños y luchar por sus derechos, para defender a la gente inocente y que todos podamos vivir en paz en mi país», dice la niña sentada en la habitación, decorada con imágenes de la Virgen María y muñecos Teletubbies. No hay estantes con libros. Ni violines. Tampoco ninguna piscina cerca.

«Leo mucho, estudio duro y voy a seguir todos los pasos para ser abogada: primero, la escuela; luego, el instituto y después haré realidad mi sueño», continúa la pequeña. Junto a ella, su madre acota en voz baja: «No estamos seguros de que consiga su sueño por la situación que estamos viviendo».

Y es que los niños desplazados y refugiados como Mirna afrontan estos días una difícil vuelta al cole. Más de millón y medio de niños iraquíes han sido forzados a huir de sus hogares a causa de la violencia yihadista. Una de cada cinco escuelas del país está inutilizada y casi 3,5 millones de niños en edad escolar no tienen acceso a la educación, según Unicef. En los campos de acogida diseminados por Erbil y la provincia hay escasez de aulas, de libros y de profesores. Además está la barrera del idioma, ya que los niños árabes no hablan kurdo y los currículos en esta región son diferentes del resto del país. «Nuestros hijos se están perdiendo. Pensamos en irnos del país, por el futuro de nuestros pequeños. Me gustaría que Mirna se convirtiera en violinista. Pero sé que no tiene esperanzas ni oportunidades», reflexiona Abdalmasih, de 29 años.

A 35 kilómetros de Erbil, en el campo de refugiados sirios de Kawargosk, el 95% de los niños acuden a la escuela primaria, construida en 2013. Los profesores son también refugiados, pero debido a que sus salarios son escasos y a veces impagados por el Gobierno autónomo kurdo -sumido en la crisis económica-, el pasado curso la escuela se quedó prácticamente sin maestros. «Muchos emigraron a Europa o cambiaron de trabajo, porque no les llegaba el dinero para subsistir», explica Rawand Nagaat, director de la escuela. «Unicef tuvo que suplir esta ausencia, trayendo y pagando a profesores nuevos», añade.

La enseñanza primaria en Irak es mixta, pero al llegar la secundaria, niños y niñas se separan. El problema es que en los campos de desplazados y refugiados, donde los recursos son escasos y faltan infraestructuras, material escolar y profesores, segregar las aulas genera problemas adicionales. En ocasiones, la secundaria mezcla a los alumnos y los padres se niegan a enviar a sus hijas. Otras veces, directamente sólo se enseña a los niños. De este modo, muchas menores se ven privadas de educación secundaria a partir de los 13 años. Mirna todavía tiene 10 y puede seguir su aprendizaje, pero una sombra de duda la acecha. «Si mezclan a nuestros niños, no podemos controlar su comportamiento ni su adecuada educación», piensa la madre de Mirna, cuya familia es cristiana.

Es a partir del momento de acabar la escuela primaria cuando las niñas refugiadas y desplazadas se enfrentan a otro cruel destino. «Cuando las niñas crecen, entre los 14 y los 16 años, las familias las casan. Se fijan en su cuerpo, pero no en su mente», apunta Hevidar Ahmad, la única mujer del equipo de Protección Infantil del campo de Harsham, en Erbil. Ella se encarga de apoyar psicosocialmente a las niñas que son forzadas a casarse a una corta edad cuando no puede evitar este desenlace.

En alguna ocasión ha logrado que las niñas den esquinazo a estos matrimonios, pero Ahmad lamenta que no suele ser así. «Recuerdo a una adolescente de 14 años a la que su familia quería casar con un vecino y logró convencerla incluso de que era decisión suya. La traté y convencí a la familia de que era tiempo de estudiar y no de casarse y finalmente la niña pudo sortear ese destino».

Pero muchas otras chicas no pueden y quedan atrapadas en un callejón sin salida de malos tratos, matrimonios fracasados o problemas en el parto por no estar sus cuerpos suficientemente desarrollados. «En muchos casos, acaban divorciándose en poco tiempo, porque no están preparadas, suelen tener problemas con un marido al que no conocen o sufren violencia de género», prosigue Ahmad. «Las hay que, pese a todo esto, permanecen casadas porque tienen bebés y temen el qué dirán, pero no tienen relación con su esposo. Las que se divorcian, viven bajo el estigma: los padres no las dejan salir por vergüenza».

En Harsham, con mayoría de desplazados de Mosul y provincia (tras caer bajo control del Estado Islámico en 2014) no hay escuela secundaria para chicas y las familias se niegan a enviar a sus hijas a estudiar en clases mixtas. Este es el momento de mayor riesgo de matrimonio para las menores. El 20% de los casamientos entre refugiados y desplazados de Irak corresponden a niñas que no han cumplido los 18 años, según cifras de Unicef.

«Los matrimonios tempranos han visto un incremento masivo entre las poblaciones desplazadas y refugiadas en Irak, debido a que las familias lo perciben como una forma de proteger a sus hijas de abusos sexuales o secuestros en los campos o bien por cuestiones financieras», señala Sidéad Murray, experta en violencia de género de Unicef. «La respuesta a este fenómeno está centrada en los campamentos, pero no es suficiente porque la mayoría de la población refugiada y desplazada vive fuera de los campos y allí no es posible detectar casos», lamenta.

Lejos de la ayuda de las agencias internacionales viven 16 familias yazidíes que ocupan unas casas a medio construir cerca de un hotel de lujo de Erbil. Delvin, una pequeña de 11 años de pelo rojo, alegre y vivaz, vive con sus padres y sus seis hermanos en uno de los esqueletos de hormigón. Para ella y sus vecinos no hay escuela oficial, sino que acuden a clases informales en una tienda. «Me gustaría ir al colegio. Quiero ser doctora», cuenta. Su padre, Qassem Qawa’l, que en Sinjar era jardinero, se revuelve al escucharla: «Me siento terriblemente mal sólo al pensarqué puede hacer una niña si no va a la escuela. La vida de Delvin y del resto de mis hijos no tiene sentido ahora mismo».

Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2016/09/15/57d98191e5fdeadd718b45ea.html

Imagen: e02-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2016/09/14/14738731757987.jpg

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La UNESCO recibirá candidaturas al Premio sobre el uso innovador de las TIC en pro de los grupos desfavorecidos

13 de septiembre de 2016/ Fuente: UNESCO

La UNESCO ha convocado candidaturas para la edición de 2016 del Premio UNESCO-Rey Hamad bin Isa Al Khalifa para la Utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Educación. Desde 2005, este galardón ha distinguido a las innovaciones en la enseñanza y el aprendizaje que aprovechan la tecnología para mejorar los resultados educativos.

El propósito del Premio es contribuir a la equidad en la educación, que es uno de los pilares de la Agenda Educación 2030 y principio rector del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4. Esta nueva agenda, iniciada en septiembre de 2015, en la que se reconoce cómo es posible aprovechar las TIC para asistir a grupos que tradicionalmente se han visto desatendidos, representa un paso esencial en el esfuerzo internacional por garantizar la educación inclusiva y equitativa de calidad y el aprendizaje duradero para todos de aquí a 2030.

El tema de la edición 2016 del Premio UNESCO-Rey Hamad bin Isa Al Khalifa para la Utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Educación es el uso de las TIC en la educación de los grupos desfavorecidos.

La edición de 2016 del Premio recompensará a las organizaciones o los particulares que hayan realizado prácticas novedosas con miras a aprovechar las TIC para ampliar el acceso a la educación y hayan generado innovaciones en la enseñanza y el aprendizaje en pro de grupos que tradicionalmente se han visto desatendidos. Entre estos grupos figuran los refugiados, los desplazados internos, los alumnos en situación de desventaja socioeconómica, las personas con discapacidad, las minorías culturales, étnicas y religiosas, y las niñas y mujeres vulnerables. El proyecto ganador debería también haber promovido los valores y las actitudes que constituyen la base de la Agenda Educación 2030 y de la Agenda de Desarrollo Sostenible, de más amplio espectro.

La Directora General de la UNESCO escogerá a los dos premiados, a partir de las recomendaciones de un jurado internacional de cinco expertos independientes de reconocida competencia en el ámbito de las TIC en la educación, procedentes de las cinco regiones del mundo. El galardón se entregará a los ganadores en la ceremonia de premiación, que tendrá lugar a principios de 2017 en la Sede de la UNESCO en París (Francia). Cada uno de los galardonados de la edición de 2016 recibirá un premio en metálico de 25.000 dólares estadounidenses y un certificado de reconocimiento firmado por la Directora General y por el Presidente del jurado internacional de expertos independientes.

Se invita a las Comisiones Nacionales de los Estados Miembros de la UNESCO y a las Organizaciones No Gubernamentales que mantienen relaciones oficiales con la UNESCO a que propongan y presenten candidaturas al Premio. No se admitirá la autopresentación de candidaturas por parte de personas u organizaciones que no cuenten con una carta de respaldo de una Comisión Nacional o una Organización Internacional No Gubernamental (ONG) que mantenga relaciones oficiales con la UNESCO.

El formulario para la presentación de candidaturas en línea y las últimas informaciones sobre el Premio están disponibles en https://teamsnet.unesco.org/Pages/register.aspx

El plazo de admisión de candidaturas termina el 30 de septiembre de 2016.

Si desea información adicional, sírvase entrar en contacto con nosotros en la dirección siguiente:

Secretaría del Premio UNESCO-Rey Hamad bin Isa Al Khalifa para la Utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Educación.

Unidad para las TIC en la educación
División de Políticas y Sistemas de Aprendizaje a lo Largo de toda la Vida
Sector de Educación
UNESCO
7 place Fontenoy
Paris 07 SP 75352
France
ictprize(at)unesco.org

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/unesco/themes/icts/ict-in-education-prize/

Imagen: https://2.bp.blogspot.com/-I6Gu2WtK2IQ/V11OCzugBXI/AAAAAAAAAFM/2jYvvbUvMx8bmQJKSXSU3diliR_YB-E3wCLcB/s1600/UNESCO.jpg

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Los migrantes afganos en Irán

Asia/Afganistán/13 de septiembre de 2016/Fuente: hispantv

Afganistán es un país que ha sido escenario de numerosas invasiones y guerras a lo largo de su historia.

La inestabilidad política y en materia de seguridad que ha sufrido su pueblo ha provocado que muchos hayan tenido que abandonar su hogar y sus propiedades en busca de mejores condiciones de vida.

Como país vecino y con una historia y cultura en común, Irán ha sido el principal receptor de gran parte de su población, la cual lo ha considerado como una segunda patria. Al respecto, nuestra corresponsal en Teherán, Samaneh Kachui, nos ha preparado este material.

Fue lo que experimentaron los afganos desde 1996 cuando el grupo terrorista de los Talibanes se esparció por todo el país. Violaciones, ejecuciones, saqueos habían echado su sombra a la vida, dejando sólo un remedio para sobrevivir: abandonar la patria.

Ante la necesidad de un refugio en otros rincones del mundo; Irán abrió de nuevo sus puertas a los refugiados afganos. En 1978, ya se las había abierto. En ese entonces, escapaban de la guerra soviética en Afganistán y la posterior guerra civil.

Si bien, EEUU asegura haber derrotado a los Talibanes en 2001, tras haber invadido con sus aliados Afangistán, las cosas no son así, en la realidad. La inseguridad sigue vigente.

La escuela secundaria internacional de Imam Reza fue construida en el año 2014. Es un proyecto realizado con la ayuda y la participación del Ministerio de Educación de Irán, Alto Comisionado de la ONU para los refugiados, así como la ayuda de los pueblos de Alemania, Japón y la Unión Europea.

Si bien, la lengua, cultura y religión comunes despertaron el mayor interés de los afganos a emigrar hacia Irán, la integración de los inmigrantes en la sociedad anfitriona es uno de los desafíos a los que se enfrenta cualquier país.

Así, las buenas noticias continúan para unos tres millones de afganos residentes en Irán. La prensa anunció en junio de 2016, que el Gobierno iraní declaró gratis las matriculas de los estudiantes afganos.

El Gobierno de Irán gasta anualmente, más de 200 millones de dólares para los estudiantes extranjeros. De esta cifra sólo siete millones se recaudaron  del pago de las matriculas.

Diversas entidades internacionales y gobiernos siempre elogian la conducta de Irán hacia los inmigrantes. Como ejemplo: el Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los refugiados sólo contribuye con alrededor de un millón de dólares en este caso, pues, Irán decidió asumir los más de 200 millones por sí solo.

Fuente: http://www.hispantv.com/showepisode/episode/camara-al-hombro—los-migrantes-afganos-en-iran/33137

Imagen: www.un.org/es/events/women/iwd/2011/slideshow_images/img_5a.jpg

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Diez claves para entender la situación de los refugiados en Grecia

Asia/Siria/Europa/Grecia/06 de septiembre de 2016/Fuente: publico

Tras el «acuerdo de la vergüenza» entre la UE y Turquía, la llegada de migrantes a las costas de las islas del Egeo, fundamentalmente a Lesbos, no ha dejado de producirse, a pesar de que desde hace meses se haya silenciado.

MITILENE.- Desde 2015, más de un millón de personas que huyen de la guerra ─fundamentalmente de Siria─ han pasado por Grecia. El 20 de marzo, la Unión Europea y Turquía firmaron un acuerdo con la intención de frenar ese flujo de refugiados y las fronteras de Europa se cerraron. En la actualidad, se calcula que entre 40.000 y 70.000 personas están atrapadas en Grecia.

Las 10.000 personas que se encontraban en el campo de Idomeni, en la frontera con Macedonia, fueron realojadas a partir del 24 de mayo en los alrededores de Tesalónica, al norte del país. También siguen llegando refugiados a las costas de las islas del Egeo, fundamentalmente a Lesbos, aunque desde hace meses se haya silenciado. Este es un decálogo para comprender la situación actual tras un recorrido por los campos de Lagadikia, Oreokastro, Sindos y Veria, ubicados en el norte peninsular, y de Moria y Kara-Tepé en Mitilene, la capital de Lesbos:

Entre 40.000 y 70.000 personas están atrapadas en Grecia. - TOMÁS PARRA

Pintada en la entrada al campo de Oreokastro, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

1. El acuerdo alcanzado el pasado 20 de marzo entre la Unión Europea y Turquía es conocido como “Acuerdo de la vergüenza”. El mismo supone la devolución a Turquía de todos los inmigrantes irregulares y refugiados que lleguen a las islas del Egeo a partir de esa fecha. A cambio se estudia, con más mimo que nunca, la adhesión de Turquía a la UE y se negocia que los ciudadanos turcos pueden acceder sin visado al territorio Schengen, aunque por el momento este aspecto está paralizado y Turquía exige su cumplimiento.

El pacto se selló bajo la excusa de que se podía considerar al país euroasiático como un lugar seguro y, por tanto, capaz de albergar allí a los refugiados que huyen de la guerra y tratan de acceder a Europa a través de la costa griega. El golpe de Estado de principios de julio, los recientes atentados que han sacudido al país, así como la sombra de la restauración de la pena de muerte en Turquía demuestran que no lo es y que está lejos de cumplir los estándares de “país seguro” que recoge la Convención de Ginebra, firmada por los mismos Veintiocho que hoy abandonan el espíritu integrador con el que un día se fundó la Unión Europea.

Las llegadas por la ruta Turquía-Lesbos no han dejado de producirse. - TOMÁS PARRA

Puerta de acceso a Moria, antiguo campo de refugiados convertido desde marzo en un centro de detención, en la isla de Lesbos. – TOMÁS PARRA

2. El flujo de llegadas no se ha detenido. Aunque es considerablemente menor, las llegadas por la ruta Turquía-Lesbos no han dejado de producirse. Antes del 20 de marzo, cada día llegaban a la costa griega una media de 1.740 migrantes. Tras el pacto, la media estaba en 47, aunque en las últimas semanas la cifra ha aumentado a 100 y se prevé que los acontecimientos en Turquía puedan reactivar esta ruta. La consecuencia del acuerdo no es el cerrojo al tránsito en el mar, sino la reactivación de vías más peligrosas, como la que va de Libia a Lampedusa (Italia). Las organizaciones humanitarias han alertado en más de una ocasión de que en esa ruta hay una presencia mucho mayor del Estado Islámico y que la práctica totalidad de las mujeres que acceden a Europa por esa vía han sufrido agresiones sexuales. En lo que va de año, más de 160.000 personas han accedido a Europa y cerca de 4.000 han perdido la vida en el mar. Entre ellos centenares de niños.

Interior del campo de Oreokastro, en los alrededores de Tesalónica. - TOMÁS PARRA

Interior del campo de Oreokastro, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

3. Objetivamente, la situación de los campos de refugiados que abarrotan el país es menos dramática de lo que cabría imaginar. Aunque sobreviven en naves industriales o descampados alejados de cualquier lugar transitable y hacinados en tiendas de campaña provistas con lo mínimo e imprescindible, allí se les garantizan tres comidas al día, ropa, agua, luz y una sensación de semi-seguridad. Estas medidas podrían aceptarse como temporales, muy temporales, pero todas las autoridades hablan de que es posible que los procedimientos de solicitud de asilo (para quienes estaban en Grecia antes de la firma del acuerdo) se demoren hasta dos años.

Si estos lugares se convierten en asentamientos a largo plazo, urge mejorar las condiciones de falta de privacidad, de una dieta nada variada, de ausencia de actividades que permitan su desarrollo personal y profesional. Del mismo modo, debería exigirse con más ahínco que se informe a los solicitantes de asilo de los plazos que se barajan. Pese a la decepción inicial al saber que sus próximos dos años los pasarán ahí, podrían organizarse y volver a sentirse productivos, superando así el trauma que supone una rutina desde hace seis, ocho o diez meses que consiste en despertarse, comer, esperar que pasen las horas y dormir.

Mujeres cocinando en el campo de Sindos, en los alrededores de Tesalónica. - TOMÁS PARRA

Mujeres cocinando en el campo de Sindos, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

4. Las mujeres son las más perjudicadas por la situación en estos campos. El miedo a salir al baño (siempre situado fuera de la nave) durante la noche las obliga a dormir con pañales. No importa que tengan 20, 40 ó 60 años, su dignidad ya se ha perdido. Se turnan para hacer guardias nocturnas y vigilar las tiendas en las que viven mujeres para evitar que se produzcan violaciones. A las embarazadas, además, se les debería proporcionar una dieta infinitamente más variada.

Los refugiados parodian la visita "express" de periodistas en Idomeni. – HASAN TOPAL

Los refugiados parodian la visita «express» de periodistas en Idomeni. – HASAN TOPAL

5. El acceso a los campos para los periodistas, pese a las referencias que se leen en prensa, no es complicado. La burocracia es lenta y se requiere un permiso específico del Ministerio del Interior para acceder a todos aquellos campos que gestionan los militares y otro de la Alcaldía pertinente para acceder a los que se encuentran bajo control municipal. Una vez obtenido el permiso, las propias autoridades que custodian el acceso facilitan todo lo necesario, desde la entrada hasta información y cifras. Se permite hacer entrevistas y fotografiar las instalaciones. Los militares, pero fundamentalmente los refugiados,critican la labor de todos los periodistas que “llegan a un campo, se les deniega el acceso al no haber solicitado el permiso, recopilan dos testimonios dramáticos, dos fotografías chocantes y se vuelven con un titular a sus vidas acomodadas”, en sus propias palabras.

Una niña dibuja en una pared del campo de Sindos, en los alrededores de Tesalónica. - TOMÁS PARRA

Una niña dibuja en una pared del campo de Sindos, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

6. El Gobierno griego, pese a los fallos y a la infinidad de aspectos cuestionables, es el único de los países de la Unión que se ha comprometido a hacer algo cuando Hungría, Austria o Macedonia han cerrado su frontera a cal y canto y cuando el resto de países han acogido con cuentagotas a perfiles de refugiados muy concretos. Del más de un millón de personas que han pasado por Grecia desde 2015, sólo se ha reubicado a 3.000 y se estima que en la actualidad hay 66.400 refugiados repartidos en más de sesenta campos de todo el país. La limosna que recibe de la UE para gestionar todos esos campos (unos seis millones de euros) es absolutamente insuficiente. Más, si se compara con los 6.000 millones que va a recibir Turquía en dos fases por colocar a sus gendarmes como muro de contención y por violar sistemáticamente los derechos de los 2,7 millones de personas que huyen del horror y que se estima que se encuentran en el país. Por el contrario Grecia, incluso, se ha comprometido a incluir en su sistema educativo a todos los niños y adolescentes a partir de este septiembre.

Un vigilante griego reparte comida entre los refugiados de Kara-Tepé, en la isla de Lesbos. - TOMÁS PARRA

Un vigilante griego reparte comida entre los refugiados de Kara-Tepé, en la isla de Lesbos. – TOMÁS PARRA

7. El pueblo griego, sin duda, es quien debe recibir el mayor de los reconocimientos. Con sus medios y su solidaridad sostienen los fallos de un sistema desbordado. Hay campos gestionados por completo por vecinos de los pueblos cercanos, hay familias griegas que han acogido a familias completas de refugiados en sus casas, hay cientos de ciudadanos anónimos que de su bolsillo han pagado equipos de rescate a las decenas de voluntarios que se encuentran custodiando la costa de Lesbos.

Manuel Elviro Vidal, voluntario de Proemaid, vigilando la posible llegada de embarcaciones a la costa sur de la isla de Lesbos. - TOMÁS PARRA

Manuel Elviro Vidal, voluntario de Proemaid, vigilando la posible llegada de embarcaciones a la costa sur de la isla de Lesbos. – TOMÁS PARRA

8. Imprescindible también es la labor de voluntarios y organizaciones humanitarias. En Grecia hay miles de voluntarios trabajando en los campos, miles de personas que han dejado sus vidas para mejorar las de los demás, que les garantizan bienes de primera necesidad, que entretienen a los más pequeños para que dediquen el menor tiempo posible a entender el horror que les queda por delante o a recordar el que dejaron atrás, que imparten clases y talleres de cualquier cosa. Pero fundamentalmente, hay voluntarios que custodian las costas griegas para reducir todo lo posible las muertes en el mar, como todo el equipo de Proem-aid. Bomberos, socorristas y personal sanitario que desde hace un año pasan cada noche en las playas y que han auxiliado a más de 50.000 personas de las aguas del Egeo con sus medios y su trabajo desinteresado. Las organizaciones pequeñas conocen el terreno y se organizan a la perfección. Las grandes, en cambio, deberían hacer autocrítica. Hay demasiadas organizaciones humanitarias, de todos los países, de todos los grandes organismos. Su falta de coordinación hace que la ayuda esté mal gestionada y se inviertan infinidad de recursos, materiales y económicos, de manera inútil.

Onio Reina, uno de los fundadores de Proemaid, reclamando un 'paso seguro' entre Turquía y la UE. - PROEMAID

Onio Reina, uno de los fundadores de Proemaid, reclamando un ‘paso seguro’ entre Turquía y la UE. – PROEM-AID

9. Son muchísimas las organizaciones y partidos políticos en toda Europa que reclaman un paso seguro. Este consistiría en facilitar el acceso de los migrantes desde Turquía hasta Grecia, pagando por subir a un ‘ferry’ los 42 euros que pagaría cualquier viajero por recorrer los 16 kilómetros de distancia que hay entre ambas orillas y no los hasta 4.000 que les pueden llegar a cobrar las mafias. Mafias de las que los medios de comunicación no hablan y que, una vez facturada esa cantidad por pasaje, montan a 50 personas en una embarcación que parece de juguete. Les cobran aparte un chaleco relleno de polietileno expandido (porexpan) que se hunde y hace el efecto contrario al que se le presupone a un chaleco salvavidas y los lanzan al agua, cuando muchos de ellos no han visto el mar en la vida, con un motor que ha sido reutilizado cientos de veces y que posiblemente les dejará a la deriva en mitad de la travesía. Por si fuera poco, las mafias ─y lo que viene a continuación está sacado de testimonios de los propios migrantes y de organizaciones humanitarias─, aliadas de los guardacostas turcos, disparan y hunden la mayoría de las embarcaciones cuando llevan unos cientos de metros recorridos. Los guardacostas los interceptan, los devuelven a la orilla y vuelta a empezar. Otros 4.000 euros. Quién sabe hasta cuántas veces.

Refugiados palestinos en el campo de Lagadikia, en los alrededores de Tesalónica. - TOMÁS PARRA

Refugiados palestinos en el campo de Lagadikia, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

10. Esta no es una crisis de refugiados sirios. Si bien son una notable mayoría, hay miles de paquistaníes, iraquíes y afganos en Grecia, entre otras muchas nacionalidades. Son los grandes silenciados de esta crisis. Los sirios, con suerte y tras un periodo largo, lograrán el asilo en algún país europeo, algo que será más fácil para las familias con niños o para aquellos que tengan familiares ya en Europa. Todos los demás, en cambio, pese a huir de las mismas guerras, son considerados migrantes económicos para la Unión, lo que automáticamente les deja fuera de cualquier posibilidad de asilo.

Un hombre protesta tras las alambrada de espino colocada en el campo de Moria, en la isla de Lesbos. - TOMÁS PARRA

Un hombre protesta tras las alambrada de espino colocada en el campo de Moria, en la isla de Lesbos. – TOMÁS PARRA

CODA. Las personas que buscan refugio en la Unión Europea huyen de las bombas y la guerra. La mayoría de los varones tenía dos opciones: unirse a algún bando o huir, solos o con sus familias. Hay una tercera, que era aceptar la muerte. Quienes no quisieron empuñar un arma y matar a sus compatriotas decidieron salir de allí. No son terroristas, no vienen a nuestros países a atentar. Europa, negándoles el acceso, está violando decenas de tratados internacionales que ha firmado y con los que se ha comprometido. No es sólo un deber moral, sino de cumplimiento de estos tratados, garantizar la seguridad de las personas que huyen de un conflicto armado o que son perseguidas en sus países de origen por cualquier razón. Es una obligación asegurar el respeto a la dignidad de todos ellos. Y es aún más fundamental el cumplimiento de los derechos de los niños. Lo que es absolutamente ilegal es externalizar el drama de millones de seres humanos, ponerse una venda en los ojos y hacer oídos sordos a las peticiones de quienes no hacen más que reivindicar que Turquía no es un país seguro.

Fuente: http://www.publico.es/internacional/diez-claves-entender-situacion-refugiados.html

Imagen: www.publico.es/files/article_main//files/crop/uploads/2016/09/02/57c9a84f603e0.r_1473020223452.0-118-830-546.jpg

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Alcaldesa de París confirma apertura de dos centros de refugiados

Europa/ Francia/París PL

Las autoridades de París abrirán próximamente dos centros de acogida de refugiados, uno de los cuales estará listo para finales de septiembre, anunció hoy la alcaldesa de la capital de Francia, Anne Hidalgo.

En declaraciones a la emisora France Inter, Hidalgo precisó que uno de los inmuebles estará dedicado a hombres, y otro a mujeres y niños, incluidos los menores no acompañados.

Las instalaciones contarán con las condiciones adecuadas para recibir a los foráneos y en ellos se les brindará asesoría con vistas a su regularización en esta nación.

Asimismo, la alcaldesa enfatizó la importancia de dar respuesta al ‘drama humanitario’ que significan los movimientos migratorios.

La llegada de indocumentados a París es un fenómeno cada vez más perceptible pues los foráneos instalan campamentos irregulares en algunos puntos de la ciudad, en los que permanecen en condiciones muy precarias.

Las autoridades locales evacuan con frecuencia esas concentraciones, pero poco después los migrantes vuelven a instalarlas, mientras el Estado no dispone de sitios suficientes para darles acogida.

Este fin de semana la ministra de Vivienda, Emmanuelle Cosse, anunció que el gobierno de Francia podría confiscar lugares públicos para dedicarlos a la acogida de migrantes.

‘Estamos frente a un fenómeno migratorio sin precedentes, en los últimos tiempos cada día alrededor de 70 migrantes llegan a la ciudad’, indicó la titular en declaraciones al Journal de Dimanche.

Frente a la situación, agregó, el Estado asume sus responsabilidades, pero tales esfuerzos no cubren todas las necesidades y por ello ‘debemos organizar una movilización general’, señaló.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=23277&SEO=alcaldesa-de-paris-confirma-apertura-de-dos-centros-de-refugiados

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Nauru: La vergüenza de Australia, y una advertencia para Europa

www.amnesty.org/31-08-2016/

“Tengo bultos en los pechos, en la garganta y en el útero…” – Halimeh hablaba en voz baja pero, mientras pronunciaba rápidamente estas palabras, observé una tristeza inmensa en sus ojos castaño oscuro. Estábamos sentadas en las rocas junto al océano, atentas a los perros silvestres que ladraban en las cercanías, bajo el calor abrasador de esta remota isla del Pacífico. Sentía su miedo, tan habitual para cualquier mujer en la treintena que comprueba sus pechos por la mañana y sabe que algo no va bien.

Halimeh huyó de Irán hace tres años, después de que, según asegura, varias de sus amistados fueran ejecutadas allí por convertirse al cristianismo, algo que ella quería hacer también. Se dirigió a Australia, un país en el que esperaba encontrar paz y verse libre de la persecución religiosa.

En lugar de eso, tras un viaje agotador a través de Malasia e Indonesia, una peligrosa travesía oceánica en la embarcación de un traficante, y seis meses en un centro de detención para inmigrantes en la isla de Navidad, la enviaron a Nauru, un Estado-isla diminuto y remoto en el que Australia lleva años desterrando a los solicitantes de asilo que intentan llegar a sus costas.

Al igual que muchas personas en todo el mundo, sentí repulsión ante la magnitud y la falta de humanidad de los abusos y la desatención documentados en los “Archivos de Nauru” expuestos recientemente por The Guardian.

Pero, en mi caso, esa publicación tocó una zona especialmente sensible, ya que tan sólo un mes antes había presenciado con mis propios ojos estos patrones de atroces abusos. Me trajo de nuevo a la mente a Halimeh y las otras 57 personas a las que entrevisté durante la semana que pasé en la isla. Mujeres, hombres, niñas y niños con historias personales que harían estremecer incluso a los lectores más impasibles; personas que huyeron de guerras, que perdieron a familiares y amigos, que fueron torturadas por regímenes represivos, y ahora se encuentran atrapadas en Nauru, en una situación de angustia y desesperación respecto a su futuro.

Más de 1.200 mujeres, hombres, niñas y niños de países como Irán, Irak, Pakistán, Somalia, Bangladesh, Kuwait o Afganistán pasaron meses o años en terribles condiciones en un campo de detención financiado por Australia. Vivían hacinados en tiendas mohosas donde los guardias llevaban a cabo registros periódicos, como en una prisión, y limitaban sus duchas a dos minutos: transcurrido ese tiempo, los obligaban a salir.

Sin perspectivas de abandonar esta isla empobrecida –más pequeña que algunos aeropuertos por los que he viajado–, estos centenares de personas se enfrentan, en la práctica, a un futuro de detención indefinida y arbitraria. A consecuencia de ello, se están derrumbando, física y emocionalmente. Aunque llevo 15 años trabajando en la mayoría de las zonas de conflicto de todo el mundo, nunca he visto semejantes índices de trauma mental, automutilación e intentos de suicidio, tanto entre adultos como entre niños.

Los problemas de salud sencillamente no se abordan: hablé con gente que había sufrido varios ataques cardíacos, complicaciones graves de la diabetes, enfermedades renales, fracturas de hueso no tratadas, e infecciones. En la mayoría de los casos, lo único que conseguían eran análisis de sangre y Panadol.

Halimeh me dijo que, en 2014, había sido enviada a Melbourne, donde había pasado cuatro meses entre un campo de detención para inmigrantes y un hospital. “El médico me dijo que necesitaba operarme de los pechos”, dijo, con la mirada fija en el océano que se extendía ante nosotras. “Dijo que no podía regresar [a Nauru], pero inmigración decidió traerme de vuelta de todos modos.” Su estado siguió deteriorándose. En 2015 la enviaron a Papúa Nueva Guinea para que le realizaran una endoscopia y una colonoscopia, que confirmaron algunos de sus problemas médicos… y luego la devolvieron otra vez a Nauru.

Ahora los bultos están creciendo y tiene una secreción preocupante en los pechos, pero Australia le niega el tratamiento, e incluso un chequeo adecuado.

Por impensable e inhumano que parezca, esta desatención parece formar parte de la estrategia. Los políticos australianos han declarado categóricamente que jamás permitirán que las personas refugiadas enviadas a Nauru se asienten en Australia. “Siento que nos mantienen como rehenes”, dijo Halimeh. “Nos hacen sufrir como ejemplo para otras personas que puedan pensar en huir a Australia.”

Lo peor es que, por lejos que quede Nauru, en realidad está mucho más cerca de lo que parece: los políticos europeos de derechas han estado promocionando el “modelo australiano” de procesamiento de las solicitudes de asilo fuera del país como una solución a la “crisis” de refugiados europea. Con el mismo pretexto de “salvar vidas”, los países europeos ya están cerrando fronteras, estableciendo acuerdos con Estados, como Turquía, que no pueden ofrecer a las personas refugiadas protección adecuada, y delegando en otros sus responsabilidades.

Esta última exposición detallada de en qué consiste en realidad este “modelo australiano”, que ha recibido amplia cobertura en Europa, es importante. Para cientos de personas refugiadas que se encuentran en prisiones insulares australianas, aporta una esperanza renovada de que Australia por fin cumpla sus obligaciones internacionales y les permita asentarse en un lugar donde puedan obtener la asistencia que necesitan y la protección que merecen.

Para Halimeh, significa que todavía podría recibir la cirugía y el tratamiento vitales antes de que sea demasiado tarde. Y para cualquier Estado europeo que contemple medidas similares, es una advertencia clara de lo mal que van las cosas cuando se permite que el miedo y las agendas populistas pisoteen valores humanitarios básicos y el derecho internacional a pedir asilo.

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