UNESCO / 4 de marzo de 2018 / Autor: Informe GEM / Fuente: Blog de la Educación Mundial
Mary Hamilton, Lancaster University, Reino Unido, y Codirectora del Laboratorio de Estudios Internacionales de Evaluación
Una razón fundamental para llevar a cabo encuestas comparativas internacionales de habilidades, como el Programa de Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), es que los resultados pueden influir positivamente en las políticas y, por lo tanto, en los resultados educativos. Tales afirmaciones implican a los medios como parte de una cadena de influencia. El argumento es que los medios publicitan los hallazgos, que influyen en la opinión pública y, a su vez, esto ejerce presión sobre los políticos para que respondan. Los medios también pueden comparar éxitos, fracasos y mejoras del pasado a través de un comentario continuo sobre las tendencias en los puntajes de las pruebas.
Sin embargo, se asume el impacto de los medios en la política educativa, pero no se investiga ampliamente. Mis colegas y yo hemos seguido la cobertura de los medios del Programa de la OCDE para la Evaluación Internacional de Competencias de Adultos (PIAAC, por sus siglas en inglés) en Francia, Japón y el Reino Unido, así como en Grecia, Nueva Zelanda, Singapur y Eslovenia, que participaron en su segunda edición (PIAAC-2).
Si bien podemos concebir roles positivos para los medios en el desarrollo de las políticas, en la práctica se acusa a los periodistas de realizar una cobertura parcial y sensacionalista de los hallazgos de encuestas internacionales. Los investigadores y las agencias expresan su frustración al respecto, buscando formas de evitar interpretaciones erróneas de los datos y comentarios inadecuados. Nuestra investigación sugiere que necesitamos un mejor, y más comprensivo, entendimiento de las restricciones bajo las cuales trabajan los periodistas, además de una voluntad de compartir la responsabilidad sobre cómo se traducen los datos de las evaluaciones internacionales en la esfera pública.
En primer lugar, es importante reconocer que las historias educativas generalmente no se consideran de interés periodístico. Hay muchos otros problemas apremiantes que reclaman un lugar en las portadas y uno de los grandes logros de PISA ha sido su visibilidad en los medios de comunicación y su capacidad de ser relevante mediante la promoción de la controversia. La cobertura mediática del PIAAC, por otro lado, fue irregular y de corta duración. Los hallazgos no siempre se abordaron como información nueva. Tres de los cuatro países analizados en nuestra investigación del PIAAC-2 obtuvieron resultados pobres en al menos una dimensión de la encuesta; sin embargo, la manera en que los medios interpretaron estos hallazgos y cómo respondieron los gobierno a ellos difirió considerablemente. En un solo país, Eslovenia, parecía probable que los resultados se utilizarían para desarrollar un cambio positivo en la política sobre las competencias de los adultos.
En segundo lugar, la relación entre los medios y los gobiernos varía según los países. En los países de la Unión Europea (UE), los medios pluralistas, impulsados por una combinación de ganancia económica e ideología, compiten para ofrecer las historias más noticiosas, y que maximizarán la visibilidad del medio que las comunique. En otros países, los medios pueden operar bajo el control más o menos estrecho del estado y, por lo tanto, es más probable que funcionen como un portavoz de la política gubernamental que como una voz disidente.
En tercer lugar, los medios no actúan de manera independiente, sino que son parte de redes que se extienden de lo internacional a lo local. Las agencias transnacionales, los políticos y otros grupos de intereses, así como la economía de la industria de los medios de comunicación, pueden contribuir activamente a dar forma a la cobertura de los resultados de las encuestas internacionales. En algunos casos, la cobertura se polariza a raíz de la selección de políticos y grupos de intereses que son invitados a comentar sobre los hallazgos. En general, una gama restringida de voces expertas aparece en los reportajes de los medios. Esto no solo excluye a ciertos grupos menos poderosos del diálogo público, especialmente a profesores y estudiantes, sino que exacerba la polémica entre los políticos que defienden estrategias diferentes y culpan a los grupos ausentes.
La OCDE produce comentarios selectivos para cada país, que resaltan las características significativas de los datos complejos y su potencial relevancia política en los contextos nacionales. Este marco está respaldado por intervenciones promocionales en todos los medios. Nuestra investigación muestra que los periodistas en todos los países estudiados siguen de cerca la guía de la OCDE en lo que refiere a las consecuencias políticas que aborda y las características de los datos que menciona.
Reportar las encuestas desafía a los periodistas a crear historias basadas en datos dentro de un plazo muy ajustado. Dadas las presiones de tiempo y en vista de que no cuentan con conocimientos especializados, no es de extrañar que los periodistas utilicen materiales resumidos, fácilmente disponibles y fáciles de traducir en reportajes y encabezados. Se necesitan nuevos “periodistas de datos” especializados, entrenados para examinar, analizar o volver a analizar, y resumir los hallazgos de este tipo de conjuntos de datos si los reportajes han de ir más allá de las clasificaciones comparativas superficiales.
En el caso de PIAAC, la cobertura de prensa volvió a las discusiones nacionales más dominantes y familiares sobre la escolarización inicial y sus consecuencias para la preparación vocacional. Otros debates nacionales se infiltraron en las historias, con una cobertura centrada en cuestiones controvertidas no mencionadas por la OCDE, como los patrones de inmigración.
Las recomendaciones para reducir la desigualdad y mejorar el bienestar de los ciudadanos que enfatizó la OCDE en general fueron ignoradas. Se consideró que el valor de las encuestas estaba relacionado con el empleo y el rendimiento monetario y, como se observó en el reportaje de otras encuestas, se hizo amplia referencia a otros países, que sirven de marcadores significativos de la identidad nacional. La atención se desvía de cuestiones políticas sistémicas dentro del país, como la desigualdad, al desempeño relativo de estados rivales.
Dado que existen grandes diferencias estructurales de la industria de los medios de comunicación de un país a otro, hay que tener cuidado al hacer generalizaciones sobre el poder que tienen los medios para hacer que los gobiernos rindan cuentas. Las condiciones bajo las cuales operan los medios significan que no se puede confiar en ellos para contribuir a un debate público constructivo sobre las políticas educativas. Sin embargo, se necesita más investigación para esclarecer el complejo papel de los medios, especialmente la creciente disponibilidad de redes sociales interactivas y en línea, que ofrecen posibilidades para que periodistas, legisladores y el público en general ahonden en los hallazgos.
Deberíamos ver a los medios como solo un elemento del espacio para el debate y el dialogo públicos, que puede ser próspero o altamente restringido, según el contexto. Los espacios para la reflexión y el dialogo colectivos son cruciales para hacer que los gobiernos rindan cuentas sobre sus compromisos educativos, y para acrecentar la validez de las evaluaciones internacionales y su posible impacto positivo en las políticas y prácticas en los contextos nacionales.