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Retos éticos de la revolución digital

Por: Leonardo Díaz

Requerimos de una educación centrada en la confianza –lo que es imposible sin el arraigo de una cultura ética- y una racionalidad abierta, caracterizada por la disposición al diálogo y al discernimiento crítico.

En el marco del Seminario de Ética Ciudadana, organizado por el Programa Nacional para la Promoción de la Ética (PROÉTICA), el filósofo Agustín Domingo Moratalla, de la Universidad de Valencia, realizó la conferencia inaugural titulada: “Los retos éticos en la era digital”.

Moratalla subrayó la redefinición del concepto de ciudadanía que ha producido la revolución digital. El viejo ciudadano del espacio público se convierte en el usuario de las redes digitales. Esta transformación replantea la demarcación entre espacio público y privado. A la vez, cuestiona nuestro concepto de sociedad, porque en la medida que muchos individuos disponen de dispositivos para accesar a mundos virtuales diseñados a partir del consumo y los gustos personales, es más probable el socavamiento de un proyecto común como sociedad, tal y como lo muestran las polarizaciones políticas actuales.

Al mismo tiempo, al tratarse de un mundo digitalizado donde la circulación de la información está determinada por sistemas algorítmicos, se conforma una “democracia algorítmica” que amenaza la autonomía del usuario.

Igualmente, se trata de un mundo donde existe una marcada interrelación entre los eventos económicos, sociales y políticos, así como interconectados se encuentran sus implicaciones a largo plazo. Moratalla sostiene que esta situación debería promover una ética del cuidado, una actitud de empatía hacia la profunda interrelación que se da entre todas las personas y el compromiso que dicha interrelación impone.

En este sentido, Moratalla recuerda la necesidad de una educación no limitada al fomento de las competencias relacionadas con la adquisición de las destrezas relacionadas con la tecnología. Requerimos de una educación centrada en la confianza –lo que es imposible sin el arraigo de una cultura ética- y una racionalidad abierta, caracterizada por la disposición al diálogo y al discernimiento crítico, que promueva el reconocimiento de la responsabilidad en la que ya estamos inmersos de modo inconsciente como participes de la red de relaciones que conforman nuestro mundo de la vida

Fuente: https://acento.com.do/opinion/retos-eticos-de-la-revolucion-digital-9194142.html

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Los Estados Miembros de la UNESCO se comprometen a asignar entre el 15% y el 20% del gasto público a la educación

Los jefes de Estado y de Gobierno y los ministros de Educación de más de 40 países han adoptado este miércoles la Declaración de París, un llamamiento mundial iniciado por la UNESCO y Francia para aumentar la inversión en educación tras la crisis de la COVID-19.

En la Declaración se insta a todos los gobiernos a «cumplir sin demora» los compromisos asumidos en el Foro Mundial de la Educación, celebrado en Incheon (Corea del Sur) en 2015 y en la Reunión Mundial sobre la Educación de octubre 2020.

Estos compromisos son: asignar a la educación entre el 4% y el 6% del PIB y/o al menos entre el 15% y 20% del gasto público total; dedicar a la educación una proporción adecuada de los planes de estímulo para la recuperación nacional, en particular para el apoyo específico a la (re)matriculación de estudiantes marginados, la recuperación del aprendizaje y el bienestar socioemocional, así como el desarrollo de competencias para el empleo.

También recuerda el compromiso de aumentar el volumen, la previsibilidad y la eficacia de la ayuda internacional a la educación a través del cumplimiento de destinar el 0,7% del PIB de los donantes para la ayuda oficial al desarrollo (AOD) de los países en desarrollo y aumentando la participación de la AOD destinada a la educación como porcentaje del total de la AOD.

Escuelas cerradas en 65 países

Según recuerda la UNESCO, en el fragor de la pandemia, 1.600 millones de niños y adolescentes quedaron fuera de la escuela. De ellos, 500 millones de estudiantes, principalmente en países del Sur, no tienen acceso a la enseñanza a distancia. La UNESCO se movilizó rápidamente reuniendo a los Estados, las organizaciones internacionales y las empresas en el seno de una Coalición Mundial por la Educación, que permitió garantizar la continuidad educativa en 112 países.

A pesar de esta movilización sin precedentes, la situación sigue siendo «preocupante» a juicio de la organización. Según el último recuento de la UNESCO, las escuelas siguen cerradas total o parcialmente en 65 países, lo que afecta a 750 millones de alumnos.

Además, en los países en los que se están reabriendo las escuelas, también es «preocupante» que algunos niños no vuelvan a clase. Este es el caso, sobre todo, de las niñas, cuya escolarización ya era un logro en algunos países de renta baja. La UNESCO calcula que 11 millones de niñas en todo el mundo corren el riesgo de no volver a la escuela después de la pandemia.

Estos riesgos para la escolarización de los niños se inscriben en un contexto mundial de falta de inversión en educación. Desde 2015, los Estados Miembros de la UNESCO acordaron financiar la educación a un nivel de entre el 4% y el 6% del PIB o entre el 15% y el 20% del gasto público, pero la mayoría de los países aún no han alcanzado este umbral. Además, parece que sólo el 1% del importe de los paquetes de estímulo posteriores a la COVID-19 se destina a la educación en los países de bajos ingresos y sólo el 2,9% en los países desarrollados.

Repensar los futuros de la educación

También este mismo miércoles, la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, y el presidenta de Etiopía, Sahle-Work Zewde, han presentado el nuevo Informe prospectivo sobre la educación. Resultado de dos años de trabajo de una comisión internacional independiente, se basa en las contribuciones de más de un millón de ciudadanos y en la experiencia de 400 Escuelas Asociadas y 200 Cátedras UNESCO en todo el mundo.

Con el título ‘Repensar juntos nuestro futuro: un nuevo contrato social para la educación’, el informe pide que se reformen los planes de estudio y los métodos de enseñanza para tener en cuenta tres grandes cambios recientes en las sociedades: los relacionados con la mundialización, el desafío climático y la revolución digital.

En particular, propone: una educación basada en los derechos humanos y el respeto a la diversidad cultural; la integración de la educación ambiental en todos los programas escolares; y la enseñanza de las herramientas digitales para permitir tanto su dominio manual como para inculcar a los alumnos el espíritu crítico y la distancia necesarios para su correcta utilización.

«La elección que nos espera es difícil. O seguimos por un camino insostenible, o cambiamos radicalmente de rumbo. Creo firmemente que la educación es una de nuestras herramientas más valiosas para construir un futuro sostenible. Acojo con satisfacción este informe de la UNESCO como una contribución vital a los debates que deben tener lugar en la ONU y en todo el mundo. Es una referencia fundamental para la Cumbre sobre la Transformación de la Educación prevista para el segundo semestre de 2022», ha señalado el secretario general de la ONU, António Guterres, al conocer la iniciativa.

Fuente: https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/11473655/11/21/Los-Estados-Miembros-de-la-UNESCO-se-comprometen-a-asignar-entre-el-15-y-el-20-del-gasto-publico-a-la-educacion.html

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Byju’s se une a Google para una plataforma de aprendizaje en línea para escuelas en la India

Byju’s, el principal actor de la tecnología educativa de la India, se ha asociado con Google para ayudar a las escuelas de la India en el aprendizaje en línea. Básicamente, la unión hará que Google Workspace for Education esté disponible en la plataforma Vidyartha de Byju.

Las escuelas que se inscriban en este programa contarán con una plataforma digital colaborativa y personalizada, sin costo alguno. Un comunicado de prensa de Byju’s dijo que «esta asociación proporcionará acceso directo a la extensa pedagogía matemática y científica y a las soluciones de aprendizaje visualmente ricas de Byju, que incluyen diapositivas por capítulos, tareas preparadas, bancos de datos, resúmenes de documentos, folletos, pruebas y más».

Acceso a Google Classroom y Google Meet

Las escuelas pueden inscribirse en el programa en la plataforma Vidyartha y obtendrán identificaciones de correo electrónico oficiales para todos los profesores, estudiantes y personal administrativo, con la tecnología de Google Workspace for Education. Esta solución de aprendizaje también facilitará la gestión integral del aula, a través de Google Classroom, y ayudará a organizar, acceder y realizar un seguimiento del aprendizaje en el aula.

Además de las funciones de Google Workspace for Education que incluyen Documentos, Hojas de cálculo, Presentaciones y Formularios, los profesores tendrán acceso a Google Meet, la solución de videoconferencia premium de Google, donde hasta 100 personas pueden participar utilizando Google Workspace for Education Fundamentals, de forma gratuita.

Byju se hizo cargo de la plataforma Vidyartha en 2017, y es una plataforma de evaluación completa y evalúa los intereses, rasgos de personalidad, aptitudes y habilidades de los estudiantes para formar un plan de aprendizaje personalizado (PLP) para ellos.

Mrinal Mohit, director de operaciones de Byju’s dijo, «a través de nuestra asociación con Google, nuestro objetivo es ayudar a la revolución digital y equipar a nuestros educadores con los activos tecnológicos y de aprendizaje necesarios para garantizar la continuidad de la educación».

Bani Dhawan, Jefe de Educación – Asia del Sur, dijo Google, la asociación con Byju’s ayudará a llegar a las escuelas de todo el país y brindará soluciones de aprendizaje basadas en inglés ricas e interactivas que complementan el plan de estudios escolar. Añadió que Google pondría esta oferta a disposición en idiomas indios más adelante.

Fuente: https://www.ezanime.net/byjus-se-une-a-google-para-una-plataforma-de-aprendizaje-en-linea-para-escuelas-en-la-india/

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La gran política y la revolución digital

Por: Raúl Zibechi
Fuentes: La Jornada

En los «Cuadernos de la cárcel» Antonio Gramsci diferenciaba entre la gran política y la pequeña política. La primera se concentra en las funciones que desempeñan los Estados y en las estructuras económico-sociales. La segunda aborda la política del día, parlamentaria, de corredores, de intriga.

La gran política es necesariamente creativa. La pequeña es conservadora y apenas busca mantener los equilibrios prexistentes. En el mundo actual, la alta política la definen las grandes multinacionales, las fuerzas armadas y sus think tanks estratégicos, y grupos de presión y de poder como el deep State en Estados Unidos.

De la pequeña política se ocupan los gobiernos, en particular los progresistas que no tienen posibilidades de influir en la gran política, ya que no se proponen cambios estructurales y, por tanto, se limitan a cuestiones de maquillaje y estética políticas, sobre todo utilizando los medios de comunicación de masas.

Lo más común es que propongan como gran política cuestiones que no pasan de ser políticas de lo cotidiano, a menudo rescatadas de fracasos anteriores. La represa Belo Monte que promovió el gobierno de Lula en Brasil fracasó casi medio siglo antes por la oposición de los pueblos amazónicos a la obra faraónica que propuso la dictadura militar. El Tren Maya entra en la misma categoría de la política de intriga, que se quiere hacer pasar como obra estratégica.

El desarrollo digital forma parte de la gran política que los gobiernos, en general, tratan con los modos de la pequeña política. Se limitan a bendecirla como si fuera un proceso inevitable en la vida humana, como el nacimiento y la muerte, como el amanecer y el crepúsculo.

Sin embargo, la digitalización es considerada como la tercera revolución antropológica, luego de la creación del lenguaje articulado y la invención de la escritura, como estima el sicoanalista y epistemólogo franco-argentino Miguel Benasayag en La tiranía del algoritmo, aún inédito en castellano.

Miguel es un compañero cuyos análisis son agudos y penetrantes. Pertenece a la generación de 1968, estuvo tres años en las cárceles de la dictadura por pertenecer al Ejército Revolucionario del Pueblo y ahora participa en el colectivo francés Malgré tout (A pesar de todo). Sigue comprometido con causas colectivas y se ha focalizado en estudiar las consecuencias de las nuevas tecnologías en la sociedad.

Su libro anterior, El cerebro aumentado, el hombre disminuido (Paidós, 2015), señala que, a diferencia de los inventos anteriores, desde la rueda a los antibióticos, la digitalización no termina de producir un nuevo modo de ser en el mundo para el hombre, sino que aleja al hombre del mundo y su poder de actuar, a pesar de que desencadene un poder muy fuerte en lo tecnológico (p. 116).

Sostiene que la revolución de la digitalización ha llevado a que 95 por ciento del conocimiento que tenemos sobre el mundo sea indirecto. Pero ese conocimiento indirecto no se suma al conocimiento que nace de la experiencia corporal, sino que lo remplaza y lo cancela. Por eso considera la digitalización como violencia, porque niega y suprime la diferencia (y a los diferentes) y las identidades singulares.

La rapidez y la omnipresencia caracterizan la revolución digital, estima Benasayag. En el mundo del algoritmo no existe la alteridad, pero la delegación de las decisiones políticas en los algoritmos suspende el conflicto, lo bloquea y lo inhibe. La negación del conflicto puede producir la barbarie, sostiene en Elogio del conflicto, escrito con su compañera Angélique del Rey (Brueghel, 2018).

La tiranía del algoritmo coloniza la vida, al eliminar la singularidad de los seres y, en consecuencia, suprimir el conflicto. De ese modo nos deja inermes, nos desmaterializa y descorporiza, convertidos apenas en datos binarios inscritos en chips, lo que nos inmoviliza al enrejarnos en lo individual.

Para evadir esta tiranía, sostiene Benasayag, debemos resistir la supresión de la diferencia y del conflicto, algo que parecen estar deseando los gobiernos, en general, y los progresistas en particular. Por eso se engalanan con las prendas de los pueblos originarios y esgrimen sus bastones de mando haciendo creer que todo es lo mismo, que es igual arriba que abajo. Las diferencias y los diferentes son sentidos como amenazas por un sistema incapaz de procesar los conflictos, como hizo la humanidad en su historia.

La pequeña política gubernamental se muestra impotente ante la gran política de las grandes empresas de la información, esas que pueden hasta bloquear y cancelar las cuentas de los presidentes del imperio. Lo peor que podemos hacer es ignorar la potencia de esta tiranía, su capacidad de anular a los seres humanos.

Aún no hemos encontrado los modos de actuar capaces de enfrentar la revolución digital, no para negarla, sino para evitar que destruya la vida. Lo que vamos aprendiendo es que nada puede cambiar si nos limitamos a la pequeña política de palacio.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/03/12/opinion/016a1pol

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Las redes sociales, nuevo medio dominante

Fuentes: La Jiribilla

Imagen de Portada: “(…)aunque la revolución digital permitió una indiscutible democratización de la comunicación —objetivo que parecía absolutamente impensable— esa democratización provoca ahora una proliferación incontrolada y desordenada de los mensajes, así como ese ruido ensordecedor creado sobre todo por las redes sociales”. Ilustración: Brady Izquierdo

El Internet moderno, la Web, se inventó en 1989, hace treinta y dos años. O sea, estamos viviendo los primeros minutos de un fenómeno que llegó para quedarse durante siglos. Pensemos que la imprenta se inventó en 1440, y que tres décadas después casi no había modificado nada, pero acabó por trastornar el mundo: cambió la cultura, la política, la economía, la ciencia, la historia. Resulta evidente que muchos de los parámetros que conocemos están siendo modificados en profundidad, no tanto por la pandemia actual de Covid-19, sino, sobre todo, por la irrupción generalizada de los cambios tecnológicos y de las redes sociales. Además, no solamente en términos de comunicación —¿se está muriendo la verdad?—, sino también en las finanzas, el comercio, el transporte, el turismo, el conocimiento, la cultura… Todo ello sin olvidar los nuevos peligros en materia de vigilancia y de pérdida de privacidad.

Ahora, con la Web y las redes sociales, ya no es únicamente el Estado quien nos vigila. Algunas empresas privadas gigantes (Google, Apple, Facebook, Amazon, etc.) saben más sobre nosotros que nosotros mismos. En los próximos años, con la inteligencia artificial y la tecnología 5G, los algoritmos van a determinar más que nuestra propia voluntad el curso de nuestras vidas. Que nadie piense que esos cambios tan determinantes en la comunicación no van a tener consecuencias en la organización misma de la sociedad y en su estructuración política tal como la hemos conocido hasta ahora. El futuro es muy largo y los cambios determinantes apenas acaban de empezar.

Vivimos en un universo en el que nuestra privacidad está muy amenazada; estamos más vigilados que nunca mediante la biometría o las cámaras de videoprotección, mucho más de lo que imaginó el mismísimo George Orwell en su novela distópica 1984. Además, la robótica, los drones y la inteligencia artificial amenazan con crear un ecosistema del que el ser humano podría acabar siendo expulsado; sin hablar de la “crisis de la verdad” —en materia de información—, sustituida por las fake news, la posverdad, las nuevas manipulaciones o las verdades alternativas. En este punto el futuro podría estar acercándose más rápido de lo que pensamos a nuestro pasado más aterrador.

Sobre el aspecto emancipador de la actual revolución digital, lo más notable es la “democratización efectiva de la información”. Un ideal que constituía una reivindicación fundamental, y en cierta medida un sueño, desde la revuelta social de mayo de 1968 —es decir, el deseo de que los ciudadanos se apoderaran de los medios de comunicación y sobre todo de información— en cierta medida se ha realizado. Hoy en día con el equipamiento masivo de dispositivos ligeros de comunicación digital (teléfonos inteligentes, computadoras portátiles, tabletas y otros) los ciudadanos disponen, individualmente, de una potencia de fuego comunicacional superior a la que poseía, por ejemplo, en 1986, el primer canal de televisión de alcance planetario, Cable News Network (CNN). Es mucho más barato y fácil de operar. Cada ciudadano es ahora lo que antes se llamaba un mass media. Mucha gente lo ignora o no conoce el poder real del que dispone. Hoy, frente a las grandes corporaciones mediáticas, ya no estamos desarmados. Otra cosa es saber si estamos haciendo un uso óptimo del superpoder comunicacional del que disponemos.

¿Ha resuelto eso los problemas en materia de información y de comunicación? La respuesta es no, porque en la vida cada solución crea un nuevo problema. Es la trágica condición humana. Los griegos antiguos la ilustraban con el mito de Sísifo, condenado a empujar una enorme roca hasta lo alto de una montaña; una vez alcanzada la cumbre, la roca se le escapaba de las manos y se precipitaba de nuevo hasta el pie del monte. Entonces Sísifo tenía que volver a subirla a la cima, donde se le volvía a resbalar, y así hasta el fin de la eternidad.

En ese sentido, aunque la revolución digital permitió una indiscutible democratización de la comunicación —objetivo que parecía absolutamente impensable— esa democratización provoca ahora una proliferación incontrolada y desordenada de los mensajes, así como ese ruido ensordecedor creado sobre todo por las redes sociales. Esto es precisamente lo que constituye el nuevo problema. Como dijimos, ahora la verdad se ha diluido. Si todos tenemos nuestra verdad, ¿cuál es entonces la verdad verdadera? O será, como decía Donald Trump, que la “verdad es relativa”.

Al mismo tiempo, la objetividad de la información (si alguna vez existió) ha desaparecido, las manipulaciones se han multiplicado, las intoxicaciones proliferan como otra pandemia, la desinformación domina, la guerra de los relatos se extiende. Nunca se habían “construido” con tanta sofisticación falsas noticias, narrativas delirantes, “informaciones emocionales”, complotismos. Para colmo, muchas encuestas demuestran que los ciudadanos prefieren y creen más las noticias falsas que las verdaderas, porque las primeras se corresponden mejor con lo que pensamos. Los estudios neurobiológicos confirman que nos adherimos más a lo que creemos que a lo que va en contra de nuestras creencias. Nunca fue tan fácil engañarnos.

Más que una “nueva frontera”, Internet, o sea, el ciberespacio o digitalandia, es nuestro “nuevo territorio”. Vivimos en dos espacios, el nuestro habitual, tridimensional, y el espacio digital de las pantallas. Un espacio paralelo, como en la ciencia-ficción o en los universos cuánticos, donde las cosas o las personas pueden hallarse en dos lugares al mismo tiempo. Obviamente nuestra relación respecto al mundo, desde un punto de vista fenomenológico, no puede ser la misma. Internet —y mañana la Inteligencia Artificial— dota a nuestro cerebro de unas extensiones inauditas. Ciertamente la nueva sociabilidad digital, acelerada por redes socializantes como Facebook o Tinder, está modificando profundamente nuestros comportamientos relacionales. No creo que pueda haber “vuelta atrás”. Las redes son sencillamente parámetros estructurales definitorios de la sociedad contemporánea.

También hay que tener conciencia de que Internet ya no es ese espacio de libertad descentralizado que permitía escapar de la dependencia de los grandes medios de comunicación dominantes. Sin que la mayoría de los internautas se haya dado cuenta, Internet se ha centralizado en torno a algunas empresas gigantes que ya citamos —las GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon)—, que lo monopolizan y de las que ya casi nadie puede prescindir. Su poder es tal, lo acabamos de ver, que se permiten incluso censurar al presidente de los Estados Unidos cuando Twitter y Facebook le cortaron el acceso y enmudecieron al propio Donald Trump a principios de enero pasado.

No entendimos, a principios de los años 2000, que el modelo económico de “publicidad contra gratuidad” crearía un peligroso fenómeno de centralización, porque los anunciantes tienen interés en trabajar con los más grandes, con aquellos que poseen más audiencia. Ahora hay que conseguir ir en contra de esta lógica para descentralizar de nuevo Internet. La opinión pública debe comprender que la gratuidad conlleva una centralización tal de Internet que, poco a poco, el control se vuelve más fuerte y la vigilancia se generaliza.

En cuanto a esto, debemos precisar que hoy la vigilancia se basa esencialmente en la información tecnológica, automática, mucho más que en la información humana. Se trata de “diagnosticar la peligrosidad” de un individuo a partir de elementos de sospecha más o menos comprobados y de la vigilancia (con la complicidad de las GAFA) de sus contactos en redes y mensajes; con la paradójica idea de que, para garantizar las libertades, hay que empezar por limitarlas. Que se entienda bien: el problema no es la vigilancia en general, sino la vigilancia clandestina masiva.

En un Estado democrático las autoridades están completamente legitimadas para vigilar a cualquier individuo que consideren sospechoso, para ello se apoyan en la ley y hacen uso de la autorización previa de un juez. En la nueva esfera de vigilancia, toda persona es considerada sospechosa a priori, sobre todo si las “cajas negras algorítmicas” la clasifican mecánicamente como “amenazante” después de analizar sus contactos en redes y sus comunicaciones. Esta nueva teoría de la seguridad considera que el ser humano está desprovisto de verdadero libre arbitrio o de pensamiento autónomo. Es inútil, por lo tanto, que para prevenir eventuales derivas se busque intervenir retroactivamente en el entorno familiar o en las causas sociales. Lo único que ahora se desea, con la fe puesta en los informes de vigilancia, es reprimir lo antes posible, antes de que se cometa el delito. Esta concepción determinista de la sociedad, imaginada hace unos sesenta años por el escritor estadounidense de ciencia ficción Philip K. Dick en su novela Minority Report, se impone poco a poco. Es el “predelito” lo que a partir de ahora se persigue, bajo el pretexto de “anticiparse a la amenaza”.

Con semejante fin, empresas comerciales y agencias publicitarias cachean nuestras vidas. Estamos siendo cada vez más observados, espiados, vigilados, controlados, fichados. Cada día se perfeccionan nuevas tecnologías para el rastreo de nuestras huellas. En secreto, los gigantes de la red elaboran exhaustivos ficheros de nuestros datos personales y de nuestros contactos, extraídos de nuestras actividades en las redes sociales mediante diferentes soportes electrónicos.

Sin embargo, esta vigilancia generalizada no impide el despertar de algunas sociedades mucho tiempo mantenidas en silencio y ahora interconectadas. Sin duda, lo que se llamó en 2011 la “primavera árabe”, igual que el “Movimiento de los indignados” en España y “Occupy Wall Street” en Estados Unidos, no hubieran sido posibles —en la manera en que se desarrollaron— sin las innovaciones comunicacionales aportadas por la revolución de Internet. Ello no solo se debe al uso de las principales redes sociales, que entonces estaban apenas extendiéndose —Facebook se crea en 2006 y Twitter arranca en 2009—, sino al recurso del correo electrónico, de la mensajería y simplemente del teléfono inteligente. El impacto de las manifestaciones populares provocadas por esas innovaciones comunicacionales fue muy fuerte ese año 2011, independientemente de la naturaleza de los sistemas políticos (autoritario o democrático) contra los que chocaron.

Claro, en el mundo árabe, “congelado” por diversas razones desde hacía medio siglo, la “sacudida” tuvo consecuencias espectaculares: dos dictaduras (Túnez y Egipto) se derrumbaron, y en otros dos países (Libia y Siria) empezaron dolorosas guerras civiles que aún, diez años después, no han terminado. También en el seno de sistemas democráticos —España, Grecia, Portugal, Estados Unidos— se produjeron ese año impactos considerables que modificaron definitivamente la manera de hacer política. Piénsese, por ejemplo, en España, donde al calor de ese movimiento surge un partido nuevo de izquierda, Podemos, que los electores acabaron por propulsar en 2019 hasta el poder, en coalición con el Partido Socialista Obrero Español. No es poca cosa.

Deseo añadir dos ideas. Primero, que esas innovaciones comunicacionales dieron muy pronto lugar a un uso político de las redes sociales. No podemos ser ingenuos. Hay manuales para usar las redes con intenciones subversivas. Se han usado contra Cuba un sinnúmero de veces, así como contra la Revolución Bolivariana en Venezuela y contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Recordemos también que entre 2003 y 2006, de manera organizada y planificada, con financiamiento de poderosos intereses, se habían producido ya lo que se llamaron las “revoluciones de colores” en Georgia (2003), Ucrania (2004), Kirguistán (2005), etc.; con la intención no disimulada de romper las alianzas de estos países con Moscú y disminuir la potencia de Rusia.

En segundo lugar, comentaremos que en el otoño de 2019, antes de que la pandemia de COVID-19 se extendiera a todo el planeta, el mundo —de Hong Kong a Chile, pasando por Irak, Líbano, Argelia, Francia, Cataluña, Puerto Rico, Costa Rica, Colombia, entre otras naciones— estaba conociendo un reguero de grandes protestas populares impulsadas y acentuadas por el recurso de las redes sociales. Todos los gobiernos de esos países, teóricamente democráticos, no supieron, en la mayoría de los casos, cómo enfrentar este nuevo tipo de contestación social excepto con la represión brutal.

Así que podríamos, en efecto, decir que por una parte, las redes sociales y las mensajerías de nuevo tipo (Twitter, Facebook, Instagram, Telegram, Signal, Snapchat, WhatsApp, Zoom, TikTok y otras) han ampliado indiscutiblemente el espacio de nuestra libertad de expresión, pero a la vez han multiplicado al infinito las capacidades de manipulación de las mentes y de vigilancia de los ciudadanos. Es clásico. Podríamos afirmar, parafraseando a Marx, que la Historia es la historia de las innovaciones tecnológicas. Cada innovación tecnológica aporta una solución a un problema, y a su vez, como ya subrayamos, cada solución crea un nuevo problema. O sea, siempre que se produce un salto hacia adelante en las tecnologías de la comunicación, nos hallamos efectivamente ante un progreso en materia de capacidades de expresión, y también, ante un peligro de confusión, de confrontación y de nuevas intoxicaciones mentales. Es normal. En ese aspecto no hay nada nuevo. Todo poder que posee el monopolio de la expresión pública se desespera ante cualquier aparición de una tecnología comunicacional democratizante que amenaza su uso solitario de la palabra. Piénsese, de nuevo, en la invención de la imprenta en 1440, y el pánico de la Iglesia y del trono ante una máquina que les arrebataba de repente el monopolio de la verdad.

Ante el dilema peligros v.s. ventajas, la pregunta sigue siendo ¿qué hacer? Depende de quién se plantee esa interrogación. Si son los ciudadanos, es previsible que deseen hacer uso inmediato de la excesiva potencia que les confieren las redes, sin tener la precaución de desconfiar del segundo aspecto: la manipulación de la que pueden ser objeto. Las decepciones, por ello, pueden ser fuertes.

Si quien se hace la pregunta es el poder, yo diría que debe guardar la serenidad; no puede soñar con que, por milagro, desaparezcan las redes que ya están aquí para siempre. Él también debe adaptarse a esta nueva realidad, a esta nueva normalidad comunicacional. La censura, la negación o la ceguera no sirven de nada, solo agravarían el problema, visto desde el poder. Lo rígido rompe, mientras que lo flexible resiste. Por lo tanto, el poder debe entender que las redes son un nuevo espacio de debate y de confrontación, y constituyen quizás, en el campo político, el principal espacio contemporáneo de enfrentamiento dialéctico. Es el ágora actual, y es ahí, en gran parte —como lo fue en las páginas de los periódicos durante mucho tiempo—, donde se dirimen ahora los grandes diferendos y las principales polémicas. Quien no desee ser el gran perdedor de nuestro tiempo debe estar presente en este espacio central de los debates.

Sí, las redes sociales son el medio dominante hoy, como lo fueron en otras épocas la televisión, la radio, el cine o la prensa. Es una revolución considerable, como no la ha habido jamás en el campo de la comunicación. Repetimos, todo cambio importante en el ámbito de la comunicación acaba fatalmente por tener repercusiones decisivas en lo social y lo político. No hay excepciones. Desde la invención de la escritura hasta Internet, pasando por la imprenta.

En cualquier país, las redes obligan a todos los demás medios de masas (prensa escrita, radio, cine, televisión) a tener que repensarse. Hay un darwinismo mediático en marcha. El medio que no se adapte al nuevo ecosistema desaparecerá. Adaptarse no quiere decir que los otros medios deben hacer lo que hacen las redes. No. Las redes son también el territorio, ya lo dijimos, de la manipulación, de la intoxicación, de las fake news, de las “verdades emocionales”, de las “verdades alternativas”, de los relatos conspiracionistas. La prensa escrita, por ejemplo, debe concentrarse en sus cualidades: la calidad de la escritura, la brillantez del relato, la originalidad de la temática, la realidad del testimonio, la autenticidad de la información, la inteligencia del análisis y la garantía de la verdad verificada.

Catedrático, periodista, historiador, escritor y analista político. Dirigió la edición francesa y española de Le Monde Diplomatique. Cofundador de la organización no gubernamental Media Watch Global (Observatorio Internacional de los Medios de Comunicación). Fundador de la Red en Defensa de la Humanidad.

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India: Con el coronavirus Bill Gates lleva a cabo sus planes respecto a la sanidad

Con el coronavirus Bill Gates lleva a cabo sus planes respecto a la sanidad

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Foto: Vandana Shiva © Romain Guédé

Entrevista a la ecologista india Vandana Shiva, figura de la lucha contra los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y muy crítica con el “filantrocapitalismo” que encarnan sobre todo Bill Gates y su Fundación.

En su última obra publicada el pasado otoño 1 %, reprendre le pouvoir face à la toute-puissance des riches [1 %, retomar el poder frente a omnipotencia de los ricos] (editado por Rue de l’échiquier, 2019) Vandana Shiva define de la siguiente manera el “filantrocapitalismo”: “El filantrocapitalismo […] tiene poco que ver con la caridad o con hacer donaciones, más bien tiene que ver con el beneficio, el control y el acaparamiento. Se trata de un modelo económico de inversión y de un modelo político de control que asfixian la diversidad, la democracia y las soluciones alternativas, y que atribuyendo ayudas financieras ejercen una dominación y proporcionan nuevos mercados y monopolios a los multimillonarios”. Bill Gates, la segunda fortuna mundial, simboliza este “filantrocapitalismo”. Su Fundación Bill y Melinda Gates, su principal instrumento para las donaciones, está muy activa en India. Su visibilidad mediática frente a la crisis actual y los millones que ha invertido en la investigación de una vacuna la convierten en un objetivo privilegiado de las teorías de la conspiración. No obstante, conviene preguntarse (y criticarlo) por este nuevo poder que ha adquirido el fundador de Microsoft junto a otros multimillonarios como Jeff Bezos (Amazon, primero fortuna mundial), Mark Zuckerberg (Facebook, séptima fortuna mundial) o, en Francia, Bernard Arnault (LVMH, tercera fortuna mundial). Un nuevo poder que está lejos de ser muestra de una generosidad desinteresada.

Esta entrevista, que se realizó antes de que apareciera esta pandemia, se ha actualizado con dos preguntas al principio a las que Vandana Shiva respondió por correo electrónico el 7 de mayo.

Basta ! : ¿Cómo analiza la crisis del COVID-19? ¿Se puede hablar de crisis ecológica?

Vandana Shiva : No estamos ante una sola crisis, hay tres que intervienen simultáneamente: la del COVID-19, la de los medios de subsistencia y, de rebote, la del hambre. Son las consecuencias de un modelo económico neoliberal basado en el beneficio, la avidez y una globalización que llevan a cabo las multinacionales. Esta situación tiene un fundamento ecológico: por ejemplo, la destrucción de los bosques y de sus ecosistemas favorece la aparición de nuevas enfermedades. Estas tres crisis llevan a la creación de una nueva clase, la de las personas a las que denomino “las dejadas a su suerte”, explotadas por el neoliberalismo y la emergencia de dictaduras digitales. Hay que tomar conciencia de que la economía dominada por el 1 % no está al servicio del pueblo y de la naturaleza.

¿Puede la crisis del coronavirus reforzar, precisamente, el poder de este “1 %” y de los “filantrocapitalistas” como Bill Gates, figura central de su libro?

Esta crisis confirma mi tesis. Bill Gates lleva a cabo sus planes de salud, agricultura, educación e incluso de vigilancia. Durante 25 años de neoliberalismo el Estado se ha transformado en Estado-empresa y ahora se observa una transformación en un Estado de vigilancia apoyado por el filatrocapitalism. Este 1 % considerá inútiles al 99 %: su futuro es una agricultura digital sin campesinos, unas fábricas completamente automatizadas sin trabajadores. En estos tiempos de crisis del coronavirus tenemos que oponernos, e imaginar nuevas economías y democracias basadas en la protección de la tierra y de la humanidad.

Usted equipara este control con una nueva forma de colonización e incluso califica a Bill Gates de “Cristóbal Colón de los tiempos modernos”, ¿a qué se debe esa comparación?

A que Bill Gates no hace otra cosa que conquistar nuevos territorios. No es simplemente filantropía, en el sentido de un don a la colectividad, como siempre ha existido en la historia. En realidad son inversiones que le permiten crear unos mercados en los que Gates adquiere unas posiciones dominantes. En el capitalismo hay unos interlocutores que hacen beneficios, pero con la filantropía Bill Gates dona algunos millones ¡pero acaba por tomar el control de instituciones o sectores que valen varios miles de millones! Esto se ve claramente en la sanidad o la educación, que él contribuye a privatizar y a transformar en verdaderas empresas.

También es el caso de la agricultura en la que Bill Gates utiliza las tecnologías digitales como nuevo medio para hacer entrar las patentes. La primera generación de OGM, que se suponía iba a controlar los parásitos y las malas hierbas, no ha cumplido sus promesas, pero Bill Gates continúa poniendo dinero para financiar la edición del genoma, como si la vida no fuera más que un copiar y pegar, como en Word. Impulsa esta técnica e incluso ha creado una empresa especialmente para ello, Editas. Bill Gates quiere jugar a ser el amo del universo imponiendo una sola y única forma de hacer las cosas: una sola agricultura, una sola ciencia, un solo monocultivo, un solo monopolio. Es también lo que trata de hacer ala abordar el problema del cambio climático.

¿Cómo?

Promueve su solución: la geoingeniería, que es la modificación a propósito de las condiciones meteorológicas y del clima. Es una idea estúpida, no es ecológica y es completamente irresponsable porque ataca la luz solar para hacer mecánicamente un “enfriamiento planetario”. El problema no es el sol, que nos es indispensable, sino los combustibles fósiles y nuestro sistema industrial y agrícola. Habla a todos los jefes de Estado de la geoingeniería. Recuerdo sobre todo la COP 21 (Conferencia sobre el Cambio Climático) en París en 2015, en la que estaba por todas partes. Era increíble, estaba en el escenario con los jefes de Estado, se comportaba como si fuera el cabeza de cada gobierno. Nunca había visto algo parecido en 40 años de carrera en las instituciones de la ONU, es una auténtica transformación.

¿Diría usted que ahora es más poderoso que algunos Estados o instituciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial?

Es mucho más poderoso. Cuando el Banco Mundial quiso financiar la presa de Sardar Sarovar en India a finales de la década de 1980 hubo protestas y el BM acabó por recular [Narendra Modi inauguró la presa en 2017 gracias a otros circuitos de financiación y se convirtió en la segunda presa más grande del mundo, ndlr]. La impunidad del Banco Mundial tiene sus límites, no se puede librar de sus responsabilidades, mientras que Bill Gates, por su parte, sigue evitando los obstáculos, siempre. Aunque fracase en un lugar, tratará de desregularizar en otro.

Me he dado cuenta de que lo que logramos detener en India Bill Gates lo financió para implantarlo en otro lugares, como los OGM: por ejemplo, en 2010 Monsanto trató de introducir una berenjena OGM. India ha sido un terreno de experimentación para desarrollar nuevas tecnologías destructoras. El ministro de Medioambiente organizó audiciones públicas para saber qué opinaban de ello los campesinos, los consumidores y los científicos. Siempre digo que es la primera vez que una verdura era objeto de un debate democrático profundo…

La berenjena OGM se prohibió a raíz de estas consultas, pero Bill Gates encontró después un medio de financiarla y promoverla en Bangladesh. Ahora bien, si se aprueba en Bangladesh, inunda obligatoriamente India puesto que se trata de una frontera no controlada. Ahora Bill Gates la emprende con África, donde mete miles de millones de dolares para promover una nueva revolución verde, con productos químicos y OGM, y obligando a los países africanos a cambiar sus leyes para autorizar estas semillas.

¿Cómo explica semejante poder hoy en día?

Gates ha creado e invertido 12 millones de dólares en la Cornell Alliance for Science, que se presenta como una institución científica, pero que no es sino un órgano de comunicación. Cada vez que hay un debate, trae a esta “institución” que elabora una propaganda engañosa a favor de la biotecnología. Como es Bill Gates, el New York Times y CNN hablarán de ello y le dedicarán la portada… Para él la filantropía es solo un pretexto, a través de ella favorece sus propios intereses e influye en las políticas gubernamentales. Es una forma muy inteligente de entrar en el juego sin plegarse a sus normas, porque si una empresa dijera a un gobierno “aquí está mi dinero, haz esto”, no funcionaría, con toda seguridad se echaría a la empresa. Bill Gates, en cambio, juega con su imagen. La gente todavía lo ve a través de Microsoft, como un genio y un gigante de la informática. Sin embargo, hay ingenieros brillantes que lo han hecho mucho mejor y han luchado para mantener softwares de libre acceso y un Internet abierto, al contrario que él. Bill Gates no es un inventor, ha introducido las patentes y así es como ha levantado su imperio.

En su libro insiste también en la utilización de la tecnología y de los algoritmos…

Se ha elevado la tecnología al rango de religión. Se ha convertido en la religión del 1 %, del mismo modo que en Estados Unidos la cristiandad dio legitimidad al 1 % de la época para exterminar al 99 % de las personas amerindias en nombre de la “misión civilizadora”. Actualmente hay millones de personas a las que se quiere “civilizar” con estas nuevas herramientas de comunicación o de pago. Por otra parte, la tecnología es algo más que una herramienta. Es un instrumento de poder muy poderoso para reunir información que después se puede manipular para diferentes propósitos. Estas tecnologías se utilizan a diario, pero son sobre todo otra forma más de controlar.

También detrás de esta revolución digital encontramos a Bill Gates. Por ejemplo, ¡desempeñó un papel fundamental en la desmonetización de India! Obviamente, hacer desaparecer el dinero en efectivo para desarrollar las transacciones digitales es una forma de acelerar la revolución digital de la que él se beneficia. Ahora bien, de la misma manera que las patentes de las semillas son un intento deshonesto cuyo objetivo es poner a los agricultores “fuera de la ley” al declarar ilegal el guardar las semillas, la “desmonetización” perturba directamente las prácticas económicas de la mayoría, que representa el 80 % de la economía real de India. Es una forma de dictadura tecnológica. En ninguno de los dos casos el resultado de ello es una elección soberana del pueblo indio.

Y al mismo tiempo la gente acaba votando en las urnas a los representantes de esta política del 1 %, como, por ejemplo, en India donde Narendra Modi fue reelegido por un amplio margen el año pasado. ¿Es como si hubiera una nueva forma de “servidumbre voluntaria”?

¡Ya no estamos realmente en una democracia electoral honesta, donde la gente vota con pleno conocimiento y conciencia de lo que está en juego! Hoy en día los algoritmos conforman en gran medida al sistema electoral. En las últimas elecciones en India se autorizó a las empresas y a los particulares a hacer donaciones anónimas a los partidos políticos, lo que significa que las mayores empresas del mundo pudieron financiar las elecciones, algo que hasta entonces era ilegal. El resultado de ello es que la gran mayoría de estas donaciones llegaron a las arcas de un solo partido [el BJP, la derecha nacionalista, actualmente en el poder, ndlr]. Las elecciones indias costaron más caras que las estadounidenses, a pesar de que India está lejos de ser un país rico. Por consiguiente, podemos preguntarnos de dónde viene ese dinero… Es imposible tener una democracia honesta y funcional si el pueblo ya no vota de forma soberana. Todo el reto político para el 1 % es esta pérdida de autonomía, en todos los ámbitos.

La elección del término “1 %” puede parecer un tanto simplista, ¿por qué le parece un término apropiado hoy en día?

El 1 % es en sí un valor aproximativo, yo hablo sobre todo de unos pocos multimillonarios que controlan la mitad de los recursos del planeta. Estos miles de millones van directamente a unos fondos de inversión. Antes las entidades más grandes eran algunas empresas: Monsanto, Coca-Cola… Hoy son enanas. Son propiedad de los mismos fondos de inversión: BlackRock, Vanguard, etc. En realidad hay una sola economía, la del 1 %. Ellos son quienes destruyen, los demás, el 99 %, está excluido. Son los parados de hoy y de mañana, los campesinos desarraigados, las mujeres a las que se deja de lado, los pueblos indígenas a los que se asesina. Las personas que conforman el 99 % no son las responsables, son las víctimas. El 1 % es el responsable de los daños. Y nombrar a este “1 %” es formar un “nosotros” que, juntos, puede pedirles cuentas. Tenemos el derecho, el deber y el poder de hacerlo. Es una invitación a la solidaridad y a la acción. Es necesario que el 99 % se alce.

Fuente: https://www.bastamag.net/Vandana-Shiva-fondation-Bill-Gates-philanthropie-capitalisme-neo-colonialisme-covid-Inde

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/con-el-coronavirus-bill-gates-lleva-a-cabo-sus-planes-respecto-a-la-sanidad/

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Se realiza en Chile Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe

Se realiza en Chile Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe

Igualdad de género centra atención de foro regional de mujeres en Chile

Con el tema central autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes, comienza hoy la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe.

Este es considerado el principal foro intergubernamental sobre los derechos de la población femenina y la igualdad de género en la región.

Al evento, que sesionará hasta el próximo viernes en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en esta capital, reúne a una veintena de ministras de la Mujer y otras altas autoridades relacionadas con organizaciones e instituciones vinculadas al desarrollo y empoderamiento de la población femenina.

El encuentro, auspiciado por la CEPAL con el apoyo de ONU Mujeres contará además con la asistencia de representantes de organizaciones de la sociedad civil, del sector académico, de organismos intergubernamentales y del sistema de las Naciones Unidas, entre otras personalidades.

La Conferencia regional es un órgano subsidiario de la CEPAL, convocado regularmente desde 1977 para identificar la situación en el área con respecto a la autonomía y los derechos de las mujeres, y presentar recomendaciones en materia de políticas públicas de igualdad de género.

También realiza evaluaciones periódicas de las actividades llevadas a cabo en cumplimiento de los acuerdos regionales e internacionales y sus últimas ediciones se realizaron en Montevideo (2016), Santo Domingo (2013), Brasilia (2010) y Quito (2007).

En esta cita la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, presentará el documento central La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes, que ser{a el fundamento para los debates de las delegaciones.

El programa del encuentro incluye seis paneles, una sesión especial, una mesa redonda y más de 30 eventos paralelos.

Entre otros, sobresale el panel de alto nivel sobre la Estrategia de Montevideo para la Implementación de la Agenda Regional de Género en el Marco del Desarrollo Sostenible hacia 2030, adoptada en 2016 durante la XIII Conferencia Regional.

Asimismo la sesión especial estará dedicada al 25 aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, mientras que la mesa redonda abordará los desafíos de las políticas integrales para la igualdad de género.

También habrá paneles temáticos sobre globalización e igualdad de género, revolución digital, economía del cuidado y cambio climático.

CEPAL llama a defender igualdad de género en América Latina

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) llamó este lunes a los gobiernos de la región a cumplir sus compromisos respecto a la igualdad de género y la autonomía de las mujeres.

En el marco de la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que iniciará el próximo martes en la capital de Chile, la organización presentará dicho planteamiento en el informe “La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes”.

A cargo de la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, el documento expresa la necesidad de garantizar los derechos de todas las personas sin excepción y el obstáculo que representan las desigualdades de género para el desarrollo sostenible de las naciones.

Video insertado

Asimismo, plantea los avances en la materia alcanzados en la región, sin embargo, insiste en que hay obstáculos que necesitan ser eliminados.

“Este encuentro será especialmente importante, ya que tiene tono de evaluación en un contexto claramente regresivo”, indicó la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de Argentina, Elizabeth Gómez Alcorta, quien asistirá a la Conferencia.

El evento regional reunirá a 20 ministras de la Mujer, catedráticos, representantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), así como varias agrupaciones de la sociedad civil.

Comunicado CEPAL: Igualdad de género y autonomía de las mujeres deben estar en la base del nuevo modelo de desarrollo que requiere con urgencia la región

Los países de América Latina y el Caribe deben acelerar el cumplimiento de los compromisos asumidos por los Gobiernos para el logro de la igualdad de género y la autonomía de las mujeres en la región, en el marco del complejo contexto económico actual y teniendo en cuenta los múltiples desafíos que plantean las transformaciones tecnológicas, demográficas y climáticas en curso, sostiene la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en una nueva publicación.

“Las desigualdades de género son un obstáculo para el desarrollo sostenible, y los cambios en el escenario que enfrenta la región son una manifestación de la urgencia de avanzar decididamente hacia estilos de desarrollo que contemplen en sus cimientos la igualdad de género y la autonomía de las mujeres, así como la garantía de los derechos de todas las personas sin excepción”, señala la CEPAL en el documento La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes.

La región está creciendo menos, a la vez que se incrementan las desigualdades y la pobreza aumenta. Esto plantea una situación compleja en lo que respecta al gasto social y, sobre todo, a las políticas que repercuten en la vida de las mujeres, indica el informe que será presentado oficialmente por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva del organismo regional, durante la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que se celebra del 27 al 31 de enero de 2020 en Santiago, Chile.

En el encuentro, organizado por la CEPAL con apoyo de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), participarán los Vicepresidentes de Colombia, Costa Rica y El Salvador y una veintena de ministras de la Mujer y altas autoridades de los mecanismos para el adelanto de las mujeres de la región, además de representantes de organizaciones de la sociedad civil, del sector académico, de organismos intergubernamentales y del sistema de las Naciones Unidas.

En sus más de 200 páginas, el informe reconoce importantes avances en materia de igualdad de género y autonomía de las mujeres en la región. Se ha progresado especialmente en lo referente a los marcos normativos e institucionales para el diseño e implementación de políticas en las tres dimensiones de la autonomía de las mujeres: física, económica y en la toma de decisiones. Pero persisten diversos nudos estructurales que es necesario desatar, apunta la Comisión.

El número de mujeres sin ingresos propios se redujo del 41,0% en 2002 al 27,5% en 2018, sin embargo, este último porcentaje sigue siendo superior al de los hombres en la misma situación (13,1%). Esto implica que cerca de un tercio de las mujeres de la región depende totalmente de otros para su subsistencia, lo que se suma al hecho de que están sobrerrepresentadas en la población en situación de pobreza: el promedio regional del índice de feminidad de los hogares en situación de pobreza (que incluye a 18 países) subió de 105 mujeres por cada 100 hombres en 2002 a 113 mujeres por cada 100 hombres en 2018.

Por el contrario, el documento señala que las mujeres están subrepresentadas en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, lo que limita sus posibilidades de una mejor inserción económica, y, en un contexto global de creciente expansión y volatilidad de los mercados financieros, persisten condiciones desfavorables de acceso al crédito para ellas. El monto total de crédito vigente de las mujeres equivale a un 57% del monto de los hombres en el caso de Chile, a un 67% en el caso de Costa Rica y a un 59% en el caso de Guatemala.

La automatización, apunta el estudio, traerá cambios en la organización del trabajo remunerado, afectando principalmente actividades que concentran tareas rutinarias. Se estima que un 50,1% de las mujeres de la región se desempeñan precisamente en trabajos no calificados o de servicios, ocupaciones con alta probabilidad de automatización.

Uno de los nudos estructurales de la desigualdad de género en la región es la división sexual del trabajo y la injusta organización social del cuidado. Las mujeres de la región dedican diariamente el triple del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, plantea el documento.

El informe indica que en América Latina y el Caribe las mujeres son las principales responsables de cubrir las necesidades de cuidado de las personas adultas mayores, en un contexto, además, de feminización de la vejez: por cada 100 hombres de 60 años y más hay 123 mujeres en ese mismo tramo etario, mientras que para el caso de la población de 80 años y más la cifra alcanza 159 mujeres por cada 100 hombres.

Según la CEPAL, es preciso redoblar los esfuerzos para diseñar políticas públicas de igualdad que reconozcan el aporte de las mujeres a la economía a través del trabajo doméstico y de cuidado no remunerados, y que promuevan la corresponsabilidad y una distribución más justa de las cargas de trabajo. Si los Estados no brindan prestaciones y servicios públicos adecuados, las familias, y en particular las mujeres, tendrán que responder de forma individual, cada vez más, a las exigencias de cuidado de las personas mayores, muchas veces a expensas de su participación en el mercado laboral, su bienestar y su realización personal, dice la Comisión.

El informe denuncia, de igual forma, la invisibilización de las mujeres indígenas y afrodescendientes. Por ejemplo, la proporción de mujeres jóvenes afrodescendientes que no estudia ni trabaja de manera remunerada es 2,6 veces superior a la de los jóvenes no afrodescendientes ni indígenas.

“Para avanzar hacia el logro de la autonomía y los derechos de las mujeres en el contexto actual, es necesario un abordaje integral y transformador de la política pública. Debe analizarse la interacción entre las políticas macroeconómicas, productivas, de innovación, climáticas y de empleo con las políticas de cuidados, de educación, de migración, de salud y de erradicación de la violencia contra las mujeres, y avanzar para superar estos desafíos de forma conjunta”, propone la CEPAL.

Se invita a los medios de comunicación a cubrir esta Conferencia Regional, que se realizará en la sede de la CEPAL (Av. Dag Hammarskjöld 3477, Vitacura, Santiago, Chile). Los periodistas deben portar la credencial de su medio o su credencial de identidad para tener acceso al recinto y acreditarse con anterioridad.

La Argentina llevará a la CEPAL un planteo sobre las tareas de cuidado

“Es la primera vez que el Estado pone en agenda pública y de una manera integral el aspecto desigual de las tareas de cuidado”. Quien asegura esto es la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, a horas de participar de la decimocuarta edición de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que forma parte de la Cepal. Dedicado a evaluar, discutir y elaborar estrategias comunes de cara al cumplimiento y ampliación de los derechos de las mujeres, este encuentro tendrá lugar en Chile entre hoy y el viernes. Viene siendo pospuesto desde noviembre, debido a las protestas multitudinarias que llevó a cabo el pueblo de ese país contra el sistema político y que aún persisten, aunque con menos intensidad.

“Este encuentro será especialmente importante, ya que tiene tono de evaluación en un contexto claramente regresivo”, destacó Gómez Alcorta en diálogo con este diario. Las representantes de los países que integran la región de América Latina y el Caribe culminarán con dos documentos: uno de evaluación respecto de las esferas de acción demarcadas en la mítica Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing, a cargo de la ONU, de la que se cumplen 25 años. Significó el consenso de 189 sobre “objetivos estratégicos y medidas para el progreso de las mujeres y el logro de la igualdad de género” a nivel mundial. El otro pondrá en análisis lo hecho y lo adeudado en torno a la llamada “Estrategia de Montevideo para la Implementación de la Agenda Regional de Género”, a cargo de la última conferencia de la Cepal.

“Argentina y Uruguay históricamente fueron vanguardia en cuanto a derechos de las mujeres, incluso más que Europa. Uruguay tiene aborto, nosotros identidad de género, matrimonio igualitario. Ahora, no obstante, el balance es otro, nos encontramos con una región muy regresiva al respecto, con Brasil a la cabeza de ese retroceso. Tenemos que pensar juntas cómo recomponer y avanzar”, señaló la ministra. Durante la conferencia, Gómez Alcorta tendrá a su cargo una presentación especial sobre las tareas de cuidado, además de mantener reuniones bilaterales con la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, y con la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspang, entre otras.

–¿Qué lleva la Argentina a la conferencia regional?

–Por un lado, la decisión política de la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades, una decisión que implica el reconocimiento de parte del Estado de las desigualdades y de las violencias por razones de género, la decisión de jerarquizar las políticas públicas para abordar estas problemáticas, la claridad de que no hay posibilidad de achicar desigualdades si no se abordan las problemáticas de manera transversal a todo el Estado. Además, llevamos las políticas de cuidado como punto central a trabajar para empezar a mitigar desigualdades, algo que por primera vez en el país se abordará con una visión integral. Creemos que es imposible hacer frente a estas problemáticas con políticas neolioberales, con Estados que se achican y se limitan y con modelos de desarrollo excluyentes.

¿Qué problemáticas incluyen las tareas de cuidado y qué desigualdades revelan?

–Todas las personas en algún momentos de nuestras vidas debemos ser cuidadas. Históricamente, por la división sexual del trabajo, estas tareas de cuidado quedaron en manos de las familias y, hacia el interior de esos grupos, de las mujeres. Esa distribución inequitativa es uno de los nudos centrales de las desigualdades entre las mujeres, disidencias y varones porque tiene implicancias directas en nuestra inserción en el mundo de trabajo, en el educativo, en el político. Es el Estado el que debe intervenir para que esas tareas se puedan distrubuir de un modo solidario entre su estructura, el sistema privado, las familias y la comunidad. Y dentro de las familias, para cambiar los estereotipos que llevan a naturalizar que somos las mujeres las que debemos hacernos cargo. Solo el Estado puede mirar esto integralmente y es este Ministerio el que puede coordinar políticas que que otros como Desarrollo Social, Trabajo, Educación, la agencia de discapacidad, el Anses, el Pami, puedan elaborar para empezar a ordenar esto.

-¿Hay líneas de trabajo que avancen en este sentido para presentar en la conferencia?

-Sí. El hecho de que por primera vez se ponga en agenda pública y de una manera integral el aspecto desigual de las tareas de cuidado, y se lo empiece a abordar desde políticas intersectoriales e interministeriales es un gran avance.

-¿Cuenta Argentina con estadísticas que permitan graficar la problemática sobre la distribución desigual de las prácticas de cuidado?

-No. Lo más cercano es la encuesta sobre trabajo no remunerado y uso del tiempo que desarrolló el Indec en 2014. Allí se demuestra que nosotras, las mujeres, usamos seis horas de nuestro día para tareas de cuidado y los varones, dos. Pero también otra cosa: que el quintil más empobrecido de las mujeres dedican ocho horas diarias a las tareas de cuidado, mientras que el quintil más pudiente, tres. Las mujeres en mejor posición económica tercerizan las tareas de cuidado, porque pueden. Eso demuestra la variable socioeconómica, de clase, de esta veta desigual. En diciembre de 2019 se aprobó por ley la realización anual de esta encuesta. Desde el Ministerio, además, crearemos un mapeo federal de los servicios públicos y privados de cuidado: guarderías, geriátricos.

-A priori, ¿qué se sabe de los servicios de esta clase ofrecidos por el Estado?

-Para los bebés de 0 a 2 años, el Estado provee de guarderías y jardines maternales para tan solo el 6 % de la población de esa franja. Lo cual deja, en el 94 % restante, el cuidado en manos de la familia, que deben evaluar si cuentan con recursos para pagar un privado o no. En cuanto a geriátricos, el programa de cuidado público para tercera edad no cubre más del 5 % de los hogares que lo requieren. Eso hay que leerlo en clave de derechos de la persona que debe ser cuidada: el Estado no está velando por ellos. Pero también, y por otro lado, en términos de las obligaciones y los derechos de aquella persona que cuida, del trabajador o trabajadora, en su mayoría. Las trabajadoras de cuidado implican un sexto del empleo femenino en el país. Tienen los salarios más bajos de todos y la informalidad más alta. El 75 % de las mujeres de casa particulares no están registradas. Poner en agenda esto es difícil porque es todo nuevo el análisis que requiere.

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2020/01/comienza-en-chile-la-xiv-conferencia-regional-sobre-la-mujer-de-america-latina-y-el-caribe/

 

 

 

 

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