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Development cooperation is a matter of equality and solidarity

Development cooperation is a matter of equality and solidarity

Education International’s affiliates have been encouraged to reflect on the sustainability and efficiency of their work during the Development Cooperation Network meeting.

Solidarity is a value that is based on a sense of equality and mutual support. That was the message conveyed by Haldis Holst, Deputy General Secretary of Education International (EI) to participants at second day of the Development Cooperation Network meeting in Brussels, Belgium.

Strengthening trade unions’ capacity to represent teachers and education personnel worldwide

Holst stressed the importance – and challenges – implicit in this approach, notably in terms of developing a cultural sensitivity for other partners. Cultural empathy leads to more efficiency in development cooperation, she said, and reinforces the collective weight and impact of trade union work.

Teachers and educators’ experience has much to contribute to the work in development cooperation, said Holst, particularly in relation to dealing with controversial issues and working in a collaborative fashion.

South-South cooperation

Nicolás Richards, senior coordinator with EI, launched the debate on South-South cooperation. Fatima Silva, from the Confederação Nacional dos Trabalhadores em Educação(CNTE), Brazil, and David Mawela, from the South African Democratic Teachers’ Union(SADTU), emphasised the importanceof a South-South approach, compared to a North-South cooperation. Both underlined its beneficial effects on trade unions, which become more empowered, strong and independent. Mawela cited his own union as an example, where membership increased from 3,000 to 260,000. SADTU is now able to help other trade unions in the region strengthen their membership and become a more relevant player in education policy, he said.

Funding and autonomy

Manfred Brinkman, from the Education and Science Workers’ Union(GEW) Germany, highlighted the importance of giving organisations from the Global South independence and leeway in the development of their own programmes through the investment of 0.7 per cent of Global North organisations’ funds into development cooperation, as stated in EI’s policy document.

Combertty Rodríguez, director of the EI’s regional office in Latin America, noted the challenges faced by unions in the region, especially in two areas: the duplication of projects with aid from organisations from the Global North, and the inappropriate use of development funds by government authorities in the Global South. These challenges are an additional motivation for trade unions to develop a joint development cooperation strategy, he said.

Rodríguez also stressed the problem posed by the growing commercialisation of education in the region, which is encouraging some governments to cut funding and rely heavily on private providers, to the detriment of their societies.

A wide range of topics

At the network meeting, parallel workshops covered topics ranging from child labour to the professional development of teachers in Africa, projects for the inclusion of refugees in schools, and the work carried out by unions to enhance unity of action in Africa.

In addition, the new website section for EI’s development cooperation work and a recently crafted newsletter were also presented and discussed by the participants.

Fuente: https://ei-ie.org/en/detail/15597/development-cooperation-is-a-matter-of-equality-and-solidarity

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Agnes Heller: “Las autoridades controlan a los docentes”

Argentina / 21 de noviembre de 2017 / Autor: Gastón Godoy / Fuente: Página 12

Discípula de Lukács y exponente de la llamada Escuela de Budapest, Heller reflexiona sobre el antisemitismo, los derechos humanos, el lugar de los intelectuales en la sociedad y la creciente burocratización de las universidades.

La experiencia del genocidio nazi, el crimen de su padre en Auschwitz, el haber vivido bajo un régimen totalitario, marcaron “a fuego” a Agnes Heller y a las preguntas que la acompañarían toda la vida: “¿Cómo las personas pueden hacer eso? ¿Existen el bien y el mal? ¿Quién lo determina?”. A los 88 años, la filósofa húngara vino al país invitada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, que ayer la homenajeó otorgándole el Doctorado Honoris Causa. Discípula del filósofo György Lukács, Heller es reconocida como una de las máximas exponentes de la Escuela de Budapest y una de las pensadoras más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. En diálogo con PáginaI12, habló sobre la continuidad del antisemitismo, de las dificultades para llevar a la práctica los principios de los derechos humanos y también sobre los problemas que enfrentan las universidades a nivel mundial.

–¿Cuál ha sido el devenir de la judeofobia o el antisemitismo desde el Holocausto hasta hoy?

–El antisemitismo ya estaba presente desde antes del Holocausto, pero no fue causa, fue una condición necesaria para llevarlo a cabo; también un régimen totalitario y una máquina moderna, la del gas. Esos fueron algunos de los elementos necesarios para perpetrar el genocidio. Después del Holocausto empezó a constituirse, a florecer en algunos lugares, una nueva forma de odio contra los judíos, contra el Estado de Israel, porque dicen que es genocida, algo que es mentira. Lo que ocurre es que hay una guerra que se está librando y es normal que haya odio entre dos facciones en guerra. Lo que hace ruido es que haya terceras partes que no se coloquen en un lugar de administrar justicia, sino que culpan a una sola parte, tiene que ver con esa corporización del odio contra los judíos. ¿Quién odia a Turquía? Nadie, aunque perpetró genocidios contra los armenios y los kurdos.

–¿Cómo se sostiene la universalidad de los derechos humanos?

–Tenemos que tener en cuenta que los derechos humanos son una declaración, un enunciado normativo. Pero empíricamente es otra la cuestión, a veces se dan y a veces no, donde siempre deben estar presentes son en la norma, eso es muy importante. Así como uno de los mandamientos dice “no matarás”, eso es una norma, aunque sea verdad que hay mucha gente que mata y asesina, de todas formas la norma de “no mataras” debe existir. Los derechos humanos como norma surgieron en el siglo XIX, y si bien hay muchos países que los violan, hay que mantenerlos por más que así sea. Nadie dice que no respeta los derechos humanos, como nadie dice “yo mato”, pero en la práctica no sucede así.

–Usted definió a los cambios conseguidos por las mujeres como la única revolución “totalmente positiva”. ¿Por qué?

–Es una revolución general, porque no implica el cambio de un orden social o político a otro, sino que tiene que ver con el orden completo de la historia tradicional de la humanidad, que siempre estuvo sujeto al sometimiento de la mujer por el varón. Con ‘totalmente positiva’ no quiero decir que no haya habido pérdidas, porque no hay ganancias sin pérdidas, pero ha habido muchas ganancias: que las mujeres sean consideradas iguales que los varones, somos seres humanos. Por eso, la esfera de la emancipación de la mujer está ligada a la de los derechos humanos. Antes no éramos consideradas ciudadanas y no teníamos derecho a votar.

–¿Cuál cree que es el rol central de los filósofos y los intelectuales en la sociedad actual?

–Cumplimos un rol especial como ciudadanos en Estados democráticos, obviamente en dictaduras no podemos ejercer ese derecho y nos volvemos súbditos de la tiranía. En general, los intelectuales pueden hacer uso del acceso a diferentes medios, donde podemos expresar nuestra opinión y activismo, y quizás tiene un efecto más profundo porque somos más conocidos, escribimos seguido o tenemos algún devenir filosófico que genera alguna influencia. El intelectual puede utilizar su potencia para encender, avivar o empezar un debate público o luchar contra dictaduras, pero no por eso cuentan con una posición privilegiada.

–¿Cómo observa, en ese sentido, la función que están cumpliendo en las universidades?

–El profesor es, por definición, un intelectual, y su tarea es permitir que el alumno desarrolle sus capacidades y naturalezas. Tenemos bastantes problemas con las universidades modernas, en el mundo en general hay una burocracia creciente, donde las autoridades controlan a los docentes y los docentes a los alumnos. Por otro lado, la movilidad ascendente a través de la universidad se ha visto muy afectada en los últimos años, los hijos de los más humildes, los más pobres, casi no pueden acceder a pagar las cuotas. Sé que en Argentina la universidad es gratuita, pero en muchas partes del mundo no es así.

Fuente de la Entrevista:

https://www.pagina12.com.ar/71276-las-autoridades-controlan-a-los-docentes

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La nueva educación

España / 19 de noviembre de 2017 / Autor: Manuel Carmona Curtido / Fuente: Kaos en la Red

La educación formal, la educación institucionalizada tal y como la conocemos, da como resultado una selección natural de individuos que están dirigidos a hacer de sus vidas laborales componentes de los engranajes de esta sociedad.

Una de mis grandes pasiones es el sistema educativo, en su más amplio significado, de ahí que tienda siempre a realizar un análisis del mismo.

La educación formal, la educación institucionalizada tal y como la conocemos, da como resultado una selección natural de individuos que están dirigidos a hacer de sus vidas laborales componentes de los engranajes de esta sociedad.

Quiero decir, el sistema educativo se divide en: Etapas, ciclos, etc. En cada una de estas etapas el alumno/a tiene que adquirir una serie de conocimientos para llegar a alcanzar una serie de objetivos, objetivos que en muchos casos distan mucho de las demandas de los alumnos, cercenando así cualidades como la imaginación y la iniciativa propia, innata en los niños y niñas de corta edad.

Políticamente, la educación, es uno de los caballos de batalla de todos los gobiernos una vez llegan al poder, es fácil comprobar cómo, cada vez que un nuevo partido llega al gobierno, una de sus primeras reformas que realiza es la ley de educación, modificándola mínima o sustancialmente o incluso totalmente, con el objetivo de obtener individuos afines con su ideario, siendo su último objetivo crear ciudadanos críticos e independientes.

Una y otra vez vemos como cada vez que se modifica la ley de educación se nombra a un número considerable de “reputados expertos” compuestos por: psicólogos, sociólogos, catedráticos,… pero si prestamos atención, nunca hay maestros y maestras en esas comisiones, lo que me lleva a la siguiente pregunta: ¿Qué porcentaje de población llega a la universidad? ¿Qué porcentaje de la población acude a la educación Primaria? Estas preguntas son de fácil respuesta, no solo es ignorada la experiencia de los maestros y maestras a la hora de redactar las leyes educativas sino que son sometidos a continuas campañas de desprestigio,  siendo los encargados de la formación del 100% de la población.

Durante los últimos cien años la imagen del maestro/a ha cambiado muy poco, impartiendo sus lecciones con una pizarra como única herramienta, ha variado muy poco, la falta de cooperación de muchos padres, demasiados, para con la educación de sus hijos es enorme, donde sólo ven en la escuela un lugar donde los niños están “recogidos” durante un número limitado de horas (el concepto de guardería está demasiado presente en una sociedad que cada vez se despreocupa más de sus menores, cargando toda la responsabilidad de la educación de estos menores exclusivamente en la escuela).

Afortunadamente, las nuevas tecnologías se van abriendo camino en las aulas y las pizarras digitales y la conexión a internet en el aula es cada vez más común, lo que acerca la realidad pedagógica a la realidad de la casa, donde los niños y niñas tienen todo tipo de estímulos.

Igualmente las nuevas teorías pedagógicas se van abriendo camino en los centros educativos, por ejemplo las Comunidades de Aprendizaje, están cada vez más extendidas por todo el país, es un concepto de educación que abre el centro a toda la comunidad educativa, y que permite a los padres, madres, abuelos, etc., participar en el proceso educativo de los niños y niñas, igualmente permite a los docentes conocer de primera mano y de una manera más profunda a los familiares de sus alumnos, así como el entorno de sus alumnos.

Ya Paulo Freire en su obra Pedagogía del Oprimido, decía: “Sería una actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollasen una forma de educación que permitiese a las clases dominantes percibir las injusticias sociales de forma crítica”.

Es importante que a pesar de las leyes educativas de los gobiernos de turno, la sociedad vaya entrando en los centros educativos, y participen de la formación de las nuevas generaciones, e igualmente los centros vayan actuando en el entorno donde viven sus alumnos. No olvidemos que nuestro futuro está en las manos de esos niños y niñas, lo que sembremos hoy, será lo que recojamos mañana.

Salud.

Fuente del Artículo:

http://kaosenlared.net/la-nueva-educacion/

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Aprender a aprender: un desafío para la educación del siglo XXI

Por: Edgardo Zablotsky

El desarrollo tecnológico y el uso de la web proveen un espacio increíble para que toda persona pueda ejercer la libertad de aprender lo que desea, independientemente de su localización geográfica y, aún en muchos casos, de sus posibilidades económicas. Probablemente en pocas áreas la tecnología ha contribuido tanto, y lo hará mucho más todavía, para gozar de los beneficios de la libertad como lo es en el terreno educativo.

Hoy el problema no es memorizar una gran cantidad de información que autoritariamente un docente nos enuncia. Así se estudiaba hace no tanto tiempo. Lo relevante es aprender a buscar la información, a sistematizarla, sintetizarla y utilizarla con criterio. La información que encontramos en la web no es escasa sino, por el contrario, demasiada y, por supuesto, muchas veces desordenada. Es necesario discernir qué nos es de utilidad para el tema puntual que estamos estudiando o el trabajo que nos encontramos realizando. Por ello, el papel del maestro sigue siendo fundamental, pero es muy distinto al que supo tener años atrás.

Y he aquí un serio problema que, de pensarlo un segundo, resulta obvio. Los chicos que cursan actualmente la primaria reciben una educación esencialmente igual a la que recibieron sus padres y sus abuelos. La escuela no cambia, pero los alumnos sí. Cualquiera que es profesor lo sabe. Esto da por resultado un cóctel explosivo.

La educación, tal como la conocemos hoy, nació en el contexto de la revolución industrial. ¿Cuál era su objetivo? Preparar a los jóvenes para convertirse en buenos empleados para las fábricas, formarlos con un pensamiento homogéneo que funcionara bien en el rutinario entorno laboral de la época. Es claro que en ese entorno el concepto de libertad educativa no tenía ningún significado.

El propósito actual de la educación sigue siendo preparar a los jóvenes para desarrollarse en la sociedad que encontrarán en su vida adulta. Pero estamos en un mundo que cambia a un ritmo sin precedentes. Por eso, la educación hoy debe ser muy distinta.

¿Cómo hacerlo? Aprender a aprender es la respuesta. Ya no importa aprender conocimientos específicos, sino tener la capacidad de aprender en forma continua. Probablemente la mayor parte de lo que un joven necesite aprender, a lo largo de su vida adulta, hoy ni siquiera exista. Cada joven, cada individuo, es distinto y no puede caminar sobre esta cinta sin fin de adquisición de nuevos conocimientos si no goza de la libertad de elegir qué es lo que necesita aprender en cada momento y dónde puede encontrarlo. La revolución tecnológica permite justamente eso.

Enseñar a aprender por sí mismo, ese es el papel del docente en este nuevo mundo en que vivimos. El maestro es un guía que debe motivar al alumno a desear ejercer su libertad de aprender por sí mismo; no existe otra forma de hacerlo.

Aprender a aprender, esa es la idea. La tecnología lo facilita de una manera increíble si somos capaces de utilizarla. Ese es actualmente un gran problema que enfrenta la educación. Repetidas veces los alumnos conocen tanto más de este nuevo mundo que sus maestros, muchos de los cuales pertenecen a una generación en la cual la televisión se veía en blanco y negro.

¿Qué sentido tiene hoy día sentarse a tomar una materia con un profesor que sabe mucho menos que un investigador del MIT, de la Universidad de Harvard o de Chicago, cuyo curso lo podemos tomar en línea? Llegará ese momento en que cada estudiante haga uso de su libertad para armar la currícula que desee, eligiendo cursos que se ofrezcan en distintas universidades, en distintos lugares del mundo. Obviamente, eso será posible cuando en las búsquedas laborales no se requiera un título sino una certificación de conocimientos.

Parece un futuro lejano, yo creo que no lo es. La velocidad del cambio tecnológico es tal que perdemos noción de ella y se acelera exponencialmente. Tarde o temprano el avance tecnológico será tal que pensar que un estudiante deba estar sentado varias horas al día en un aula, tomando durante cinco o seis años un conjunto de materias decididas por burócratas en algún momento lejano del tiempo, será tan sólo un recuerdo.

Es claro que para que ello sea una realidad, el paradigma educativo deberá cambiar: ya no enseñar a nuestros alumnos conocimientos sino la capacidad de aprender a aprender por ellos mismos, de aprender a utilizar todos los recursos que la tecnología ofrece para educarse a lo largo de toda su vida en un marco de mucha mayor libertad. Ese es del desafío de la educación para el siglo XXI.

Fuente noticia: https://www.infobae.com/opinion/2017/11/16/aprender-a-aprender-un-desafio-para-la-educacion-del-siglo-xxi/

Fuente imagen: https://i.ytimg.com/vi/pRoQA3yld3E/hqdefault.jpg

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