América do Sul/Brasil/11-02-2022/Autor(es) e Fonte: fasubra.org.br
A campanha salarial emergencial das trabalhadoras e trabalhadores do serviço público segue esta semana, de 7 a 11 de fevereiro, com a rodada de plenárias estaduais e atividades virtuais pela reposição para todas e todos de 19,99%. As plenárias das categorias vão deliberar sobre o indicativo da construção da greve.
Seguindo o calendário aprovado pelo FONASEFE (Fórum das Entidades Nacionais dos Servidores Públicos Federais), no período de 14 a 25 de fevereiro, será realizada a Jornada de Lutas – em estado de greve, com ações unificadas dos fóruns estaduais e atos nos estados para pressionar a abertura da negociação e dialogar com a população sobre a importância dos serviços públicos e da reivindicação das trabalhadoras e trabalhadores.
Diante da tentativa do governo em conceder reajuste apenas para um setor, as demais categorias do SPFs se organizam para deflagrar greve contra Bolsonaro e em defesa do reajuste salarial. A Jornada de Lutas na segunda quinzena deste mês é uma preparação para a greve geral unificada prevista para iniciar em 9 de março. O conjunto de SPFs buscam um reajuste emergencial de 19,99% (índice correspondente a inflação dos três anos do governo Bolsonaro). sem abrir mão das perdas salariais históricas do período dos governos FHC, Lula, Dilma e Temer que somam mais 30%.
As entidades do FONASEFE e do Fonacate protocolaram ofícios solicitando audiências com representantes do Judiciário, Legislativo e Executivo, para tratar da abertura das negociações e, até o momento, não obtiveram resposta. A pauta de reivindicações também já foi encaminhada ao Ministério da Economia e ao Ministério da Educação. Para a FASUBRA Sindical, só a mobilização unificada poderá alcançar a reposição salarial.
Fonte e Imagem:https://fasubra.org.br/geral/14-a-25-02-jornada-de-lutas-com-estado-de-greve/
Geógrafa, pedagoga, maestra y, sobre todo, maestra de maestros, Benejam afirma que «lo más importante de todo es la formación del profesorado, lo he creído toda la vida y moriré diciéndolo». Desde los movimientos de renovación luchó para que esta formación tuviera el máximo rango universitario, y de ello habla en el libro que acompaña la exposición ‘Per una educació en llibertat’ (Por una educación en libertad).
Una maestra y dirigente sindical me dijo una vez que había una persona a la que se le tenía que hacer un homenaje más pronto que tarde. Se lo comento a Pilar Benejam el día que la entrevisto en su casa y me dice que ya le han hecho muchos, que no se necesitan más. De hecho, aún le hacen encargos, porque Benejam (Ciutadella, Menorca, 1937) firma el último capítulo, dedicado a la formación del profesorado, del libro Per una educació en llibertat. El libro lo ha editado el Ayuntamiento de Barcelona para acompañar la exposición del mismo nombre que se puede ver (o, mejor dicho, que hay que ver) en el Born Centro de Cultura y Memoria hasta marzo de 2022. Una exposición que parte de un acto tan poco poético como es la aprobación de un presupuesto municipal, pero que de este modo nos recuerda la importancia capital de los recursos para sacar adelante los cambios sistémicos.
Cuando preguntamos en el Born con quién podríamos hablar de la exposición nos sugieren a Pilar Benejam, lo que nos llena de alegría. Porque ya la entrevistamos en 2014, cuando publicó ¿Qué educación queremos? (Rosa Sensat), pero entonces todavía no nos habían hecho ver que, como publicación de comunidad, teníamos una deuda pendiente con ella. O sea que valga esta entrevista también de pequeño homenaje.
¿Qué encontraremos, en la exposición?
Es la historia de la educación en Barcelona de 1908 a 1979. De todos modos, de la parte final hay poca cosa, prácticamente se acaba en la Barcelona de la posguerra. El Ayuntamiento ha tenido interés en mostrar que siempre ha tenido una inquietud por la educación, lo cual no es nada sorprendente porque si crees en la democracia, o se cuida de la educación o no se es demócrata. Para votar se debe hacer de forma cuerda y, para hacerlo, debes tener cultura. Ahora hay todo un movimiento que encuentra que los ayuntamientos deberían participar mucho más en la escuela, sobre todo en infantil y primaria, donde tradicionalmente siempre habían participado.
Me parece que ya quieren y lo mejor es que no les dejan.
Está claro que la Generalitat tiene las competencias, pero a mí me parece que los ayuntamientos deberían meterse más en la educación, más allá de su presencia en los consejos escolares.
¿Qué mensaje deja la exposición?
Recupera todo este presupuesto extraordinario de cultura de 1908, porque fue muy rompedor. Era un momento de una gran actividad (e inestabilidad) social. Había grandes enfrentamientos políticos, pero este presupuesto extraordinario lo pudieron hacer porque llegó al Ayuntamiento la Solidaridad Municipal, en donde se encontraban republicanos, catalanistas, radicales… Pero quienes realmente defendieron el presupuesto extraordinario fueron los republicanos catalanistas, la Lliga desertó al final, y los radicales de Lerroux también, una por demasiado izquierdista y, el otro, por imponer el catalán. Hubo mucha discusión, sobre todo, en lo que afectaba a la educación, porque tocaba dos intereses muy importantes: primero, quería dar cultura al pueblo, y eso es darle poder, y después había quienes no estaban de acuerdo con que el catalán fuera la lengua de la escuela. Promovía una educación universal, gratuita, mixta y con neutralidad religiosa, imagínate si era moderno, y por eso el cardenal Casañas se opuso frontalmente, y la Lliga se acabó echó atrás y no votó el presupuesto.
Foto: Pol Rius
La Iglesia casi tenía el monopolio de la educación…
Que la escuela debía ser universal ya lo había dicho la ley Moyano, que es de 1857, si bien en ese momento la primaria era de los 6 a los 9 años. Pero, como sabes, en España siempre hay leyes, pero no se cumplen nunca, porque esta escuela que llamamos universal y gratuita no la hemos tenido hasta 1982. Por ello, el hecho de que este presupuesto quisiera impulsar esta educación universal en una ciudad donde el analfabetismo era del 50%, significaba que había que hacer mucha escuela pública.
¿Y gratuita?
Bueno, lo pagaban los ayuntamientos. Y ya sabes aquel dicho que dice que pasas más hambre que un maestro, porque los ayuntamientos pagaban muy mal y lo hacían cuando querían. Y, además, todos los alumnos que podían ayudar, pagaban una cuota voluntaria.
El presupuesto extraordinario de 1908 fue muy rompedor, porque quería dar cultura al pueblo, y eso es darle poder, y promovía una educación universal, gratuita, mixta y con neutralidad religiosa
¿Cuándo deja de ser verdad que los maestros pasan hambre?
Cuando la competencia pasó al Estado y se fijó un salario, que igualmente durante el franquismo fue muy bajo. Ahora ya no lo es. Con toda la eclosión de la renovación pedagógica se consiguieron tres cosas: unos sueldos dignos para los maestros, un trabajo estable por quienes hacen oposiciones, y un horario racional. Aquí (por Catalunya) todavía no hay jornada intensiva pero, por ejemplo, en Baleares, de donde yo soy, hacen de 9h a 14h. Y una ratiode escolaridad que también es adecuada, entre 20 y 23 alumnos por aula.
De hecho son 25 y, a veces, alguno más.
Sí, como máximo debería ser 25. ¡Yo he tenido 60! Lo que pasa es que con la inclusión en clase se tienen niños y niñas con otras dificultades que necesitan ayuda específica. Al final, lo que se necesita es que todo el mundo llegue al nivel básico, porque no se puede suspender nadie. Esto es lo que yo he defendido toda la vida.
¿A nadie?
No, claro, ¿Cómo vas a suspender a la gente que ha de votar? La educación general básica ha pasado de 9 años a 10, de 10 a 12, de 12 a 14, de 14 a 16, y nosotros decíamos que debe pasar a 18, porque a los 16 no pueden trabajar.
Me está hablando de la educación obligatoria.
Pues obligatoria, la que es para todos. Si es obligatoria para todos los ciudadanos, ¿quién es un ciudadano? Una persona que vota y decide. Por lo tanto, esta persona, ¿cómo puede suspender? O el profesor no tiene suficiente habilidad o conocimientos suficientes, o la organización no funciona, o algo pasa, pero cómo es posible que suspenda un ciudadano que debe votar.
Pues es bien posible porque pasa cada día.
Entonces que no voten. Claro, el gran problema de la educación es el fracaso y el abandono escolar.
¿Qué haces, pues, con los alumnos que no alcanzan el nivel mínimo de conocimiento que fija el currículo?
Antes de estar en la universidad, yo estuve en primaria y en secundaria, durante 10 años. Y no suspendí a nadie.
¿Y todos aprendían?
Todos tenían el nivel básico. Los currículos son muy excesivos, no los hace nadie que haya estado en la escuela. Por lo tanto, tú debes tener suficiente conocimiento para decir que, de todo esto que me piden. yo hago nueve lecciones. Así lo hacía yo, cuando daba geografía, una lección cada mes. Yendo de excursión, pateando la ciudad, haciendo entrevistas, haciendo no sé qué… a los alumnos que tiraban mucho les ponía trabajos extraordinarios. Aquí no es el alumno quien es malo, es la enfermedad que es muy grave. Hay niños y niñas a los que no puedes salvar, porque la enfermedad es tan grave que no puedes, pero con gente que no tiene una enfermedad tan grave, pueden aprobar todos. Si haces lo básico y si no pretendes la excelencia, porque excelente no lo es nadie, todos podemos ser mejores. Entonces hay gente que llega al nivel básico fundamental, y que puede sacar un 5, y hay gente que es muy capaz, porque le interesa mucho, o porque tiene mucha inteligencia lógica deductiva o lo que sea, y que puede rendir más y ser un 10. Bueno, eso de las notas es otra cosa que en tiempos de la República no se hacía nunca.
Usted se ha dedicado mucho a la formación del profesorado. ¿Cree que su mensaje ha cuajado?
No, ¡un fracaso total! Yo siempre digo que me dan muchos premios y muchas medallas y luego nadie hace lo que digo. Yo estuve en todo el momento aquel de la renovación pedagógica, en la que aprendimos mucho de los demás, porque había personas como Alexandre Galí, que había sido profesor durante la República, y otros, como la propia Marta Mata, que había sido alumna durante la República. Y esta gente comenzó a finales de los 50 a hacer unas escuelas, pequeñitas, con el apoyo de una cierta burguesía ilustrada, en las que los padres pagaban lo que podían y los maestros cobrábamos lo que necesitábamos para subsistir. Y estas pequeñas escuelas pudieron sobrevivir también gracias al apoyo de la Iglesia, porque en ese momento había un movimiento dentro de la Iglesia. Y entonces, cuando en 1971 se crea la UAB yo entro como profesora de Geografía, y allí yo ya digo que lo más importante de todo es la formación del profesorado, lo he creído toda la vida y moriré diciéndolo. Y entonces en la UAB se crea en 1972 una pequeña escuela de maestros, impulsada por Josep Pallach y Maria Rúbies. Y yo les dije: «¿Cómo se puede hacer una escuela de maestros que no va a la escuela? ¿Qué es esto de una escuela de maestros sin prácticas?». Y me dijeron, «pues organízala tú». Y entonces organicé las prácticas, buscando escuelas que pudieran realmente formar y fueran alternativas y serias. Y al año siguiente se crea la Facultad de Pedagogía, y Pallach me llama y me dice que ellos pasan a Pedagogía y que me haga yo cargo de la escuela de maestros hasta que no venga un nuevo director de Zaragoza. Y realmente me hice cargo y no inventé nada, cogí lo hecho desde el año 1908, en la República, la Mancomunidad, la Escuela Nueva… todo ello, que es nuestra mejor tradición pedagógica.
Yo le había preguntado qué era lo más importante…
Primero, hacer un buen equipo, porque la educación se hace en equipo. Una maestra sola puede hacer muchas cosas, pero, para dar coherencia a un proyecto, hay un equipo y la eficacia es infinitamente mayor. Segundo, quiero una escuela universitaria, no quiero una escuela de pizarrín; la formación de los maestros es muy seria, porque deben ocuparse de la formación de todos los ciudadanos del país. Y es la condición básica de la democracia. Si no crees en la formación de maestros no crees en la democracia. Porque con cualquier cosa engañas a las personas que no tienen cultura. En el último capítulo del libro yo pido que hagan una carrera, la que sea, para que sepan lo que es el conocimiento, que es una construcción social que se hace con el tiempo. Esto significa que cambia, que no hay una verdad absoluta, sino que el conocimiento se va haciendo. El conocimiento es complejo, por cualquier cosa hay muchas variables, y además es muy ideológico, es decir, hay razones muy intencionales y, luego, el conocimiento es alternativo, las cosas tienen posibilidad de cambio y, por eso, es universitario. En la universidad se debe estudiar algo con profundidad. Yo les enviaría a todos primero en estudiar una carrera.
Hoy día para formar maestros en la universidad primero debes tener una tesis doctoral y luego publicaciones, el hecho de que hayas sido maestro no tiene ningún valor
Por lo tanto, primero, un equipo; segundo, nivel universitario, y tercero, una escuela democrática, y eso quiere decir que la gente puede opinar, que las cosas se tienen que discutir y, además, que los alumnos también tienen valor y tienen voto, deben participar. Y también escuela catalana. Todo lo hacíamos en catalán, a pesar de que estaba prohibidísimo. Y como el profesor de catalán no era oficial, entonces un industrial de Sabadell muy catalanista, que se llamaba señor Forrellad, nos pagó las clases. Como Franco se moría, fueron los años más felices de mi vida. Nosotros hacíamos didáctica, que tenía una parte teórica, pero muy relacionada con la práctica; íbamos y veníamos de la escuela y yo, toda la vida, para mantener este principio, incluso siendo catedrática de universidad, daba clase en la universidad y los viernes los alumnos y yo íbamos a la escuela, y yo daba clase a los niños, y los alumnos también. Hacíamos grupos y ellos se sentaban con los grupos de niños y trabajaban, y claro, aprobaban todos.
Diría que hoy en día los catedráticos -y los no catedráticos- no participan en los practicums.
Aquí está. Porque para enseñar primero tienes que saber qué quieres enseñar. Hoy el gran problema que tenemos en la universidad es que quienes quieren entrar a ser profesores lo primero que les valoran es la tesis doctoral. Si no tienen tesis doctoral no entran. ¡Pero cómo van a hacer una tesis si aún no han formado maestros y no saben qué problemas hay! La tesis doctoral se debería hacer cuando tienes la experiencia y un problema importante. En segundo lugar, se valoran las investigaciones y las publicaciones, sobre todo, en inglés. Pero si dicen que han sido maestros, eso no tiene ningún valor.
¿Ha seguido la polémica sobre la PAP (prueba de aptitud personal instaurada en Catalunya para acceder a los grados de magisterio)?
Sí. Y escribí una carta felicitando a Josep Maria Cornadó (coordinador del PAP). Ya es hora de que se diga que no se selecciona bien el profesorado.
Pero si él dice que precisamente con la PAP esta selección sí se hace, porque un maestro para ser buen maestro debe tener una cultura básica.
Y tiene mucha razón. Una pregunta de esta prueba es que dijeran un libro que habían leído el último año, título y autor. Y el 50% no supo responder. También les pusieron un texto y muchos no lo entendieron. Después les pedían que explicaran una experiencia, había faltas, una falta de estructura en el escrito…
O sea, que aplaude la existencia de la PAP.
Mira, nosotros tenemos una tradición, que es la República. Ese presupuesto de 1908, que fue aprobado pero no aplicado, después lo aplicó la República, sobre todo durante los años de la guerra con el CENU [Consejo de la Escuela Nueva Unificada]. Entonces los maestros hacían un cursillo para ver cómo hablaban, cómo se relacionaban, cómo escribían, y aconsejaban muchísimo que la gente que se presentaba para hacer este cursillo hubiera ido a colonias escolares, a un club de fútbol… es decir, que tenido una relación con niños. Para ver si realmente la relación con criaturas les llenaba la vida, porque te tienes que dedicar mucho. Nadie puede dedicar la vida a una profesión liberal si no está enamorado. Un maestro que no cree que la educación es capaz de darle, primero, una razón de vida, y, luego, tener una razón social, no puede ser maestro.
El otro día un maestro me comentaba que él hacía siempre 5º y 6º, y que un día, siendo director, tuvo que hacer una sustitución en un aula de infantil y no sabía qué hacer.
Yo tampoco. De infantil no sé nada, porque no he dado nunca.
Y también me dijo que 1º era el curso más complicado.
Es así, porque vienen de infantil y vienen con un nivel de conocimientos muy diferentes.
En 2014 usted publicó ¿Qué educación queremos?. A modo de testamento profesional. Han pasado siete años y muchas cosas en el ámbito educativo, ¿qué cambiaría de ese libro?
Podría añadir algunas cosas, porque hemos tenido esta pandemia y también una introducción muy fuerte de las nuevas tecnologías, pero en cuanto a las ideas fundamentales, hace años que defiendo lo mismo, que es la importancia de la formación del profesorado. Primero que el profesor domine la materia y, segundo, que sepa enseñar. Nosotros luchamos mucho por las didácticas, y uno de los pocos méritos que tengo es que fui mucho a Madrid -con el apoyo, evidentemente, de Marta Mata- y crearon el área de didácticas. Porque antes, cuanto se enseñaba a un maestro, era Geografía y su didáctica, Matemáticas y su didáctica… y a su didáctica no llegábamos nunca. Y las prácticas no tenían ninguna importancia.
Para formar una mente hay que emplear diferentes métodos, porque ninguno es perfecto, y para el método de proyectos hay que dominar mucho la materia y la didáctica. Se puede enseñar poco o mucho, pero disparates no
La pregunta iba más hacia la irrupción de Escola Nova 21 y todo el debate que ha generado. ¿Cómo lo ha visto?
Yo estuve contenta de esta iniciativa porque, al menos, se movía algo. En los 60, 70 y principios de los 80, gracias al empuje de los movimientos de renovación pedagógica, la educación era muy importante. ¡Y con la democracia hubo un desencanto tan grande! Porque en la democracia, en vez de coger lo que se había hecho en su defensa, volvieron a unas leyes medio franquistas. Y algunos nos mantuvimos porque tenemos un carácter determinado, pero hubo un desencanto muy grande por el esfuerzo que se había hecho. Se había luchado mucho. Siempre ha habido grandes maestros y siempre ha habido escuelas buenas, y esto hay que decirlo pero, una cosa es que haya minorías y, la otra, que el sistema funcione. Los 90 y todo lo que llevamos desde el 2000 hasta ahora ha sido un desierto. Por lo tanto, está bien que se muevan cosas, pero que tengan cordura.
¿Qué quiere decir con esto?
Quiero decir que Escolar Nova 21 ha promocionado muchísimo el método de proyectos. Primero, de métodos no hay ninguno perfecto. Y, para formar la mente, se deben emplear diferentes métodos. A veces es muy interesante hacer una buena observación, a veces un buen debate, a veces una hipótesis… Es decir, hay diferentes métodos en didáctica, y todos son importantes si lo utilizas en el momento adecuado para la materia adecuada. Y ellos se han fijado sólo en el método de proyectos. Yo no he hecho muchos, proyectos, y trabajar con proyectos pide dos cosas: primero, dominar muy bien la materia del proyecto, porque tienes que saber hacer relaciones con todo lo demás, por lo tanto, requiere una cultura amplia para poder hacer relaciones, y, después, necesita mucha didáctica para que los niños se interesen mucho por aquella cuestión, y les dé cuerda para aprender todo. Hay proyectos que se han hecho bien, pero los maestros no siempre están bien preparados. Se puede enseñar mucho o poco, lo que no se puede es enseñar es mal. Disparates no se pueden enseñar. Por ejemplo, fui a una charla y uno de los proyectos era que durante todo el curso se planificaba un viaje al Sol. Y habían estado trabajando las distancias, el tiempo que tardarían, lo que llevarían durante el viaje, el uniforme que tenían que llevar, en qué época tenían que salir y desde dónde… Pero ¿es que no sabe que es una estrella? ¡A una estrella no se puede viajar! Por favor, ¡vaya a Marte!
Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/07/15/pilar-benejam-el-que-no-cree-en-la-formacion-de-maestros-no-cree-en-la-democracia/
Hay pocos teóricos de los movimientos sociales que sean capaces de influir en los eventos que analizan. Frances Fox Piven, profesora de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de la Ciudad de Nueva York y una de las pocas que lo ha conseguido, lleva estudiando y agitando los movimientos sociales estadounidenses desde la década de 1960.
5 de junio de 2020.-
En 1966, Piven y Richard Cloward publicaron «El peso de los pobres» en la revista TheNation. Ese ensayo desarrollaba lo que desde entonces se ha conocido como la «estrategia Cloward-Piven»: una inscripción en masa de pobres en los programas de asistencia social. Si todos los que tuvieran derecho a prestaciones públicas las solicitaran, rezaba su argumento, el sistema cedería y se pondría de manifiesto la magnitud de la pobreza en Estados Unidos y la insuficiencia de su red de protección social. La subsiguiente crisis política brindaría una oportunidad para introducir políticas amplias y duraderas con el objetivo de combatir la pobreza. Cloward y Piven publicaron el artículo en medio de un intenso período de acciones populares por parte de los receptores de ayudas. Ese mismo año, los grupos antipobreza de todo el país formaron una amplia coalición que se convirtió en la Organización Nacional por el Derecho al Bienestar (NWRO, por sus siglas en inglés), de la que Piven era miembro fundadora. El número de miembros que constituía la base de la NWRO aumentó drásticamente a finales de los 60 y llegó a alcanzar los 20.000 afiliados activos y los 540 grupos comunitarios a finales de la década, lo que les permitió ganar capacidad de influencia en la política nacional de la asistencia pública.
A medida que la NWRO iba creciendo, en 1971, Cloward y Piven publicaron el libro Regular a los pobres, un relato histórico y sociológico de los movimientos sociales en Estados Unidos a lo largo del siglo XX. El libro intentaba explicar el raquitismo de las prestaciones sociales en Estados Unidos y alegaba que el bienestar social en EE.UU. era cíclico: se distendía para lidiar con los desórdenes sociales en situaciones de desempleo generalizado y se contraía, aunque reteniendo las prestaciones necesarias para fomentar el empleo. Seis años más tarde, y después de que la NWRO se disolviera, el libro Los movimientos de los pobres de Piven y Cloward exploró los movimientos de los pobres desde la Gran Depresión hasta los años de posguerra «para comprender las características de la política económica estadounidense que explican por qué esos brotes se producían cuando lo hacían, por qué los brotes adoptaban la forma que adoptaban y por qué las élites respondían de la manera en que lo hacían». Su argumento, que fue polémico no solo entre las organizaciones que analizaba, sostenía que, a lo largo de la historia de Estados Unidos, la disrupción, y no la organización en masa, había sido el principal mecanismo por el que los movimientos sociales habían conseguido avances.
Este pasado invierno hablamos por teléfono con Piven.
Jack Gross (JG): Regular a los pobres articula un marco teórico para explicar la función del bienestar en Estados Unidos, ¿cómo desarrolló ese enfoque hacia el bienestar estadounidense, y cómo aplicó ese marco al caso práctico de los Movimientos de los pobres?
El sufrimiento que experimenta la gente cuando se les presiona hacia abajo y hacia fuera de los márgenes de la sociedad es un delito
El argumento central de ambos libros era la amenaza de los desórdenes: el poder de la desobediencia colectiva. Sosteníamos que cuando la gente se sublevaba y desobedecía las normas que normalmente rigen su comportamiento (como pagar el alquiler o someterse a las condiciones de la asistencia social) podían producir un impacto en la política social. Cuando argumentamos esto por primera vez en la década de 1960, parecía una verdad evidente: miraras donde miraras, la gente estaba organizando marchas, manifestándose e interrumpiendo el sistema en el que estaban involucrados. Era una especie de huelga a gran escala y con esto me refiero a una huelga en el sentido más amplio. Incluso la gente que no tenía trabajo fijo, que no podía hacer lo que normalmente se considera una huelga laboral, podía organizar una sentada frente a la oficina de servicios sociales y coordinar una solicitud en masa de prestaciones sociales. También disponían de la capacidad para obstruir el sistema.
Maya Adereth (MA): Uno de los elementos distintivos que todavía caracteriza a su libro es la utilización de la gente pobre como un agente político, en lugar de utilizar a la clase obrera. ¿Qué motivó ese cambio de énfasis?
Creo que la pobreza extrema, y la degradación que puede acompañarla, es un crimen social. El sufrimiento que experimenta la gente cuando se les presiona hacia abajo y hacia fuera de los márgenes de la sociedad es un delito. Y en la década de 1960 muchas personas sentían lo mismo, entre ellas, lógicamente, los propios pobres. Proliferaban las formas de protesta colectiva, sobre todo en las grandes ciudades y sobre todo entre la gente de color. Se desató un escándalo moral generalizado por la pobreza colectiva que una sociedad rica imponía sobre algunos de sus miembros.
Yo estaba estrechamente relacionada con un grupo de mujeres del Lower East Side y de Harlem, que vivía de las ayudas sociales y que estaba organizando la resistencia al departamento de servicios sociales de Nueva York. Estaba teniendo cada vez más experiencias directas con la acción colectiva que llevaban a cabo algunas personas pobres que eran víctimas de la próspera sociedad estadounidense.
JP: En El peso de los pobres, uno de los elementos más sorprendentes de la tristemente célebre estrategia Cloward-Piven es su teoría de la coalición. Usted vincula las crisis (en este caso la crisis fabricada de la sobrecarga de los sistemas de asistencia social) con períodos de reestructuración, y pone como ejemplos la Gran Depresión y los movimientos por los derechos civiles. ¿Cuál es la relación entre crisis y coalición, y qué significa eso para la estrategia de los movimientos sociales actuales?
La estrategia que propusimos en ese ensayo y que hemos propuesto en multitud de contextos adicionales, como por ejemplo en huelgas de alquileres, es una de disrupción. Para poder comprender la relevancia que tiene en la actualidad, hay que dar un paso atrás y observar la vida social en un sentido más amplio: en el complejo sistema de cooperación y respeto a las leyes que sustentan algunas de las funciones sociales clave. La sociedad es un esquema de cooperación, aunque eso significa que casi todo el mundo tiene que desempeñar su papel, no solo en las fábricas, sino también en nuestras escuelas, en nuestro sistema de salud y en nuestros sistemas habitacionales. A la inversa, todo el mundo tiene asimismo el poder para dejar de cooperar. La protesta es eficaz cuando la gente se da cuenta de que representa un papel crucial en los grandes modelos sociales y en las instituciones. Creo que eso sigue siendo plenamente relevante hoy en día.
Una de las maneras en que la gente, la gente pobre, ha sido silenciada en la sociedad estadounidense contemporánea es a través de su humillación sistemática por parte de los líderes políticos estadounidenses. Ciertamente eso lleva siendo así desde mucho antes de la década de 1970, pero no puede durar para siempre. Antes o después, la gente se da cuenta de que el papel que desempeña puede convertirse en una palanca con la que influir en las políticas públicas.
MA: Algunas de sus obras hacen hincapié en retirar el apoyo, pero otros aspectos hacen hincapié en una mayor participación: la inscripción en masa para recibir ayudas sociales aparece en ambos casos, pero el empadronamiento de votantes con más claridad en el segundo. ¿Hay momentos en los que un método es más eficaz que el otro?
Creo que es más fácil que la protesta surja en un contexto electoral, cuando los líderes electos se preocupan más por la adhesión de un gran número de personas de entre lo más bajo del escalafón social. Durante mucho tiempo, la tendencia entre los activistas ha sido pensar que la labor electoral imposibilita la protesta, aunque en realidad, en la historia de EE.UU., la protesta en sí ha sido más factible cuando hemos tenido una especie de asidero en el sistema electoral a través de los propios grupos que conforman los potenciales constituyentes del movimiento.
Por lo tanto, creo que es más exacto e iluminador pensar en las maneras en que la protesta y la política electoral se potencian la una a la otra. La protesta tiene más posibilidades de tener éxito cuando al menos uno de los cargos públicos expresa su solidaridad por el sufrimiento de los disconformes y los desposeídos. Si se les ignora, o escupe, o insulta, es probable que eso les subyugue y acabe con sus aspiraciones. Por ejemplo, creo que eso se puede observar en el movimiento por los derechos civiles y también en el movimiento obrero. El movimiento por los derechos civiles contaba con aliados políticos en Washington D.C., senadores y congresistas que eran responsables ante circunscripciones electorales negras o hispanas. Por eso creo que también existe una relación de complementariedad entre el poder electoral y el poder de la protesta.
JG: Teniendo en cuenta ese tipo de complementariedad entre poderes, me pregunto si podría hablarnos un poco sobre la Alianza Obrera de Estados Unidos (WAA, por sus siglas en inglés) y la Organización Nacional por el Derecho al Bienestar, y las relativas virtudes o debilidades de ambas organizaciones.
Aun en los casos en que las protestas tienen éxito, el éxito es solo parcial. El movimiento obrero de los años 30 no logró una utopía para la gente trabajadora de Estados Unidos, sino una serie de derechos para el movimiento sindicalista. Siempre se obtienen algunas victorias, pero luego hay que salir de nuevo y seguir luchando.
La protesta es eficaz cuando la gente se da cuenta de que representa un papel crucial en los grandes modelos sociales y en las instituciones
La Alianza Obrera de Estados Unidos era una organización comunista de los años 30 que intentó tender una mano a los receptores de beneficencia. En nuestra sección sobre la WAA en Los movimientos de los pobres, fuimos críticos con sus organizadores porque su intención fue desarrollar una organización formal sumamente articulada utilizando la disconformidad de los pobres en los años 30. Nosotros creímos que las manifestaciones, las revueltas y las protestas eran más eficaces que los clubs que organizaba la WAA. Y en la misma línea, creímos que durante los años 60 aquellos que pretendían organizar a los beneficiarios de ayudas sociales y que estaban decididos a constituir una organización formal terminaron ignorando las protestas que servían para desestabilizar las políticas municipales y la organización asimétrica que ya existía. En Regular a los pobres, criticamos el modelo organizativo de la NWRO en la década de 1960, aunque nosotros estábamos entre los organizadores.
MA: Usted defiende que las organizaciones jerárquicas son menos eficaces porque es más fácil infiltrarse en ellas y apropiarse de ellas. Si no se cuenta con una organización de ese tipo, ¿cómo concibe una estrategia política a largo plazo?
Es a través de la movilización continuada que se consigue el cambio a largo plazo. Cuando nos movilizamos de forma continuada, nos beneficiamos de la experiencia de anteriores movilizaciones. Adquirimos un conocimiento de los incentivos de las élites y del potencial que tienen las élites para apropiarse o suprimir el descontento que ha surgido.
Cuando constituimos organizaciones que cooperan con los gobiernos municipales, también nos ponemos en la situación de perder el impulso y la conciencia de nuestro propio rol en el conjunto del sistema, pero eso se vuelve a conseguir; la política continúa y la relación entre grupos dominantes y subordinados sigue desarrollándose. La gente redescubre una y otra vez el poder de la disrupción.
JG: Varias décadas después del libro Regular a los pobres, ¿cómo teoriza la situación de las ayudas sociales en Estados Unidos, en relación con el resto del norte global?
En los 60 el tipo de movimientos que se sublevaba no era forzosamente el de una clase obrera organizada, sino más bien el de las minorías raciales y los pobres
Solíamos pensar que la situación en Estados Unidos era diferente a la situación en Europa, donde se presentó un exhaustivo sistema de bienestar como un compromiso de clase. Aquí no teníamos eso, y en los años 60 el tipo de movimientos que se sublevaba no era forzosamente el de una clase obrera organizada, sino más bien el de las minorías raciales y los pobres. Sencillamente, nuestros movimientos tenían una composición diferente y no se ajustaban exactamente al modelo del estado de bienestar europeo.
MA: Estamos experimentando desde hace ya algunas décadas un proceso de desindustrialización y de densidad sindical en decadencia en todo el mundo. ¿Cómo afecta a las políticas de bienestar social esta cambiante composición del mercado laboral? ¿Cómo afecta, por ejemplo, a la relativa importancia de las exigencias que se plantean a las empresas si las confrontamos con las que se plantean directamente al Estado?
No hay forma de generalizar en estos casos. Cada grupo tendrá poder de influencia sobre diferentes sectores sociales. Cuando se piensa en un grupo social concreto, lo que hay que preguntarse es: ¿qué instituciones sociales tiene la capacidad de alterar?
Uno de los elementos que ha conseguido cambiar profundamente el panorama de la acción social en la actualidad es que ya no podemos hablar de disrupción institucional sin pensar en el cambio climático. Para poder desarrollar políticas públicas que controlen eficazmente el comportamiento de los actores que están destruyendo el clima dependemos del Estado. Necesitamos un poder estatal fuerte y centralizado del lado del movimiento. Esta crisis es demasiado grande. Para derrotar a la industria de los combustibles fósiles hará falta contar con el apoyo de las autoridades municipales y estatales.
JG: Existe un debate en la actualidad sobre las ventajas de una política de empleo garantizado en contraposición con unos programas universales de transferencias económicas. ¿Qué opinión le merece este debate y el renovado interés de una opción política bastante diferente a la suya y a la de la NWRO?
Una forma de describir el objetivo clásico de la izquierda es pleno empleo y salarios dignos. El problema que plantea eso es que fracasa rotundamente en cuanto al tipo de políticas que hacen falta para prevenir el cambio climático. Ese objetivo se basaba en la idea de que la economía podía crecer indefinidamente, pero hoy en día ya no necesitamos más crecimiento. Lo que tendríamos que estar pensando es en la relación entre producción y contaminación.
Así que la idea de que todo el mundo trabaje 40 horas a la semana, con el rumor de las máquinas de fondo y más y más artilugios fabricándose es una utopía muy limitada. Tendríamos que estar imaginando nuevas formas de vivir una buena vida que no impliquen fabricar automóviles, utilizar combustibles fósiles, ensuciar el planeta, etc.
MA: ¿De dónde cree que provendrá el movimiento en los años venideros? ¿Qué es lo que le genera esperanza?
Hay muchas movimientos esperanzadores que se están produciendo. Por ejemplo, en el sector servicios, o lo que ahora se llama el sector de los cuidados, se han producido movilizaciones increíblemente exitosas entre los profesores, enfermeros y trabajadores del comercio. Estas son personas que hacen cosas que todo el mundo puede ver y valorar. No es ningún misterio que los necesitamos. En la medida en que el trabajo se considera una fuerza de cambio, tendríamos que estar pensando en los cuidadores y en lo que pueden hacer.
Autoridades del Ministerio de Educación suspendieron la reunión que tenían prevista ayer con el Magisterio cuyo debate principal sería la crisis del sector educativo y la paralización de protestas de calle por parte de los docentes.
Ayer el sector educativo de la Coalición Sindical convocó a las puertas del Ministerio de Educación para dar las indicaciones sobre una siguiente paralización de actividades, esta vez por 72 horas. Mientras tanto, las federaciones se iban a reunir en horas de la mañana con el titular de la cartera de Educación, Aristóbulo Istúriz, para discutir el preacuerdo que firmaron los gremios magisteriales el día lunes.
Sin embargo, de acuerdo con Griselda Sánchez, coordinadora de la Coalición Sindical, esta reunión con Istúriz fue suspendida. «Supuestamente ha sido movida para la tarde, no sabemos porqué razón ni si en efecto se dará esta reunión», explicó.
El equipo reporteril de LA PRENSA se comunicó con dirigentes gremiales del estado Lara para conocer detalles sobre la reunión en Caracas, pero hasta el cierre de esta edición afirmaron que no poseían información al respecto.
Las negociaciones pasaron a un cuarto intermedio hasta el próximo miércoles.
Este jueves los gremios universitarios y miembros del Gobierno Nacional tuvieron un nuevo encuentro por la paritaria. En ese marco, hubo una propuesta que el sector no aceptó y se pasó a un cuarto intermedio hasta el miércoles próximo.
Según detalló, el Ejecutivo ofertó un 15 por ciento de aumento distribuido en cuotas. Las mismas a cobrar un 5 por ciento en junio, 5 en agosto y 5 en octubre.
A esos porcentajes se les sumaron dos cuestiones importantes, «el blanqueo que en la última reunión se hacía en 2020 ahora se pasó a diciembre 2019. Asimismo, incorporaron la cláusula gatillo en diciembre. Antes había prevista una revisión en octubre pero no era automática», dijeron desde CONADU.
Sin embargo, manifestaron que no aceptaron ya que por «el ritmo inflacionario» tanto el blanqueo como la claúsula gatillo «tiene que ser más temprano».
El martes, previo al nuevo encuentro, la CONADU realizará un plenario de Secretarios Generales para definir los pasos a seguir.
Denuncian que el sueldo no les da ni para un kilo de queso.
Para los próximos días los docentes que se agrupan en los distintos magisterios y sindicatos tienen planeados efectuar unas acciones de calle para rechazar las acciones que tiene el gobierno supuestamente al momento de honrarles sueldos y salarios, ya que exigen un pago digno que les permita vivir.
La asamblea se llevó a cabo en la casa del Educador, estuvo presida por la coordinadora Intersindical del Magisterio Guayanés y presidenta de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), Lina Maradei de Beltrán.
Maradei comentó que en el magisterio venezolano se vive una situación poco convencional, lo que ha degrado el autoestima del docente de manera sistemática.
Expresó que desde hace meses tanto el sector educación como en las demás áreas vienen experimentando una merma tanto de la calidad de vida como de carencias que está llevando a las personas la miseria, pobreza y hambre. “Tal es el caso del pago de las pensiones en las sucursales bancarias en la cual le dan a los jubilados billetes de 2, 5 10 bolívares y que en menos de un año nadie los quiere aceptar”, añadió Maradei.
En este orden de ideas, comentó que siguen en pie de lucha llevando la educación a los niños y niñas; pero sin perder su norte que es la lucha de los contratos colectivos; los cuales fueron borrados de un plumazo.
En medio de la asamblea los docentes levantaron su voz para exigir que le sean respetados sus derechos, ya que en los últimos meses han sido vulnerados.
Asimismo, Erario Armario de Suma Heres, Carlos Hidalgo del Sindicato de Peritos y Técnicos señalaron que la inflación está acabando con todo a su paso, tanto así que el sueldo no nada ni para un kilo de queso.
“Estamos trabajando por unas migajas que no nos deja ni llevar un buen mercado a nuestras casas, ya no estamos en el suelo, caímos al sótano y cada día los docentes siguen desmejorando su calidad de vida”, comentó Armario.
Todos para la plaza
Las autoridades hicieron un llamado a los docentes para que el próximo 29 de marzo se concentren todos en la plaza Bolívar y así seguir coordinando las acciones de calle por la reivindicación de sus derechos.
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!