España / 23 de junio de 2019 / Autor: Marta Moreno / Fuente: Educación 3.0
La pasión por la enseñanza, la esencia de la profesión docente y la educación actual son los tres grandes pilares del libro ‘Alma de profesor’. Sus autores, Rosa María Espot y Jaime Nubiola, nos desgranan su esencia en esta entrevista.
Rosa María Espot es ponente en los cursos de formación de profesores de la Universidad de Navarra y la Universitat Internacional de Catalunya y Jaime Nubiola imparte clases de Filosofía en la Universidad de Navarra. Fruto de su experiencia en el mundo de la educación y docencia, se unieron para dar forma al libro ‘Alma de profesor’. En él, se dirigen a todos los profesionales que han perdido la pasión por enseñar y, además, explican exactamente por qué es una de las profesiones más importantes a nivel mundial.
¿Qué diferencias existen entre un profesor que explica el temario y uno que va un paso más allá de los contenidos curriculares?
La diferencia es muy grande. El primero sería un profesor-instructor, transmisor de conocimiento. En cambio, el segundo sería un profesor educador-formador de sus alumnos, transmisor también de humanidad. A los profesores la sociedad nos ha confiado la educación —en el sentido más amplio de la palabra— de los adultos del mañana. Los docentes no podemos reducir esa tarea tan importante a una mera transmisión de conocimientos. Hacerlo sería un empobrecimiento de lo que realmente se espera de un profesor.
¿Se puede educar sin pasión?
Un profesor sin pasión presenta la información de forma poco atrayente, monótona y pesada, es decir, se aburre él y aburre soberanamente a sus alumnos. Logra convertir actividades fantásticas como son pensar, analizar, calcular, razonar, memorizar, en algo fastidioso. Estamos convencidos de que a un profesor sin pasión le es dificilísimo —por no decir imposible— contagiar a los estudiantes la ilusión por aprender. Por lo tanto, aspirar a educar sin pasión nos parece que es convertir una tarea maravillosa y apasionante en un quehacer tedioso que muy poco tiene que ver con lo que nosotros entendemos por educar.
«Un profesor sin pasión presenta la información de forma poco atrayente se aburre y aburre soberanamente a sus alumnos»
¿Cuál es el secreto para no perder la pasión, pese a las adversidades a lo largo de los años?
No perder de vista la grandeza de la profesión docente. Conocer a fondo, con la cabeza y con el corazón, en qué consiste y qué comporta la profesión docente. Amar la profesión. Ser un profesional estudioso, con ganas de aprender. Y querer incondicionalmente a los alumnos.
¿Por qué afirman que la profesión docente es la mejor del mundo?
Porque ser un buen docente significa empeñarse en sacar a la luz lo mejor de cada alumno en particular, es decir, significa querer de verdad a los alumnos. Por otro lado, ser un buen profesor va unido a gozar con la materia que imparte, es decir, ser un profesional estudioso, estar interesado en aprender y dispuesto a cambiar para mejorar dentro y fuera del aula.
Estos atributos de la profesión docente llenan inmensamente el corazón de la persona, del profesor. El docente sabe que en última instancia con su trabajo profesional ayuda a sus alumnos a ser mejores personas, por lo tanto, a ser más felices, que es donde reside la grandeza de la profesión docente. Descubrirlo y gozarlo es lo que convierte la profesión docente en la mejor profesión del mundo.
«La grandeza de la profesión docente reside en la capacidad de hacer más felices a los alumnos»
¿Podrían imaginar un mundo sin docentes?
Difícil de imaginar, estaría falto de humanidad. La figura del profesor en el aprendizaje personal de cada alumno es imprescindible. El ser humano aprende por imitación: a ser humano se aprende con modelos humanos. Estamos convencidos de que ni la mejor de las tecnologías nunca podrá sustituir a un buen profesor.
Afirman que al profesor no se le enseña a trabajar en equipo. Entonces, ¿cómo pueden ellos inculcárselo a los niños?
Aprendiendo por su cuenta ese modo de trabajar. El profesor como intelectual que es, ha de leer, estudiar, pensar y escribir. En este sentido, se tratará de que el profesor por su cuenta descubra la importancia de ese modo de trabajar, su técnica, las actitudes que requiere y los beneficios que ofrece.
«El profesor como intelectual que es, ha de leer, estudiar, pensar y escribir»
Hablemos del descanso… en la actualidad escuchamos mucho el término ‘Síndrome de Bornout’, asociado al estrés del docente. ¿Cómo puede evitarse?
El origen del estrés del profesor es diverso. Evitarlo pide detectar cuanto antes su origen. Es cierto que en muchos casos está originado por las múltiples tareas a las que debe prestar atención de manera ininterrumpida, incluso fuera del horario laboral. En una situación de este tipo, si el docente descubre que el descanso no es un lujo y mucho menos una pérdida de tiempo, quizá podrá incluirlo en su vida y probablemente evitar el estrés originado por esa multitarea continua. Estamos convencidos de que dormir las horas necesarias y procurarse un tiempo de descanso semanal, es una gran ayuda para evitar cansancios de los que cuesta mucho recuperarse.
Para finalizar, un pequeño test. ¿Qué les sugieren las siguientes palabras?
- Descanso docente: vigor, energía, entusiasmo, buena docencia
- Innovación educativa: por el mero hecho de ser moderno no ha de ser mejor
- Estudiante: sacar a la luz lo mejor que tiene, ayudarle desde el aprecio, el respeto y la aceptación
- Pasión: disfrutar, que las cosas salgan mejor
- Aburrimiento: destructor de las ganas de aprender
Fuente de la Entrevista:
https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/rosa-maria-espot-jaime-nubiola-ser-buen-docente/104488.html
ove/mahv