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Las economías emergentes deberían enseñar el currículo del futuro

América Latina / 26 de agosto de 2018 / Autor: Banco Interamericano de Desarrollo

Alrededor del mundo, los líderes del gobierno y la industria debaten sobre el “futuro del trabajo”. Todos hemos visto predicciones de un cambio masivo en las necesidades de la fuerza laboral del futuro. La última predicción de McKinsey Global Institute es que aproximadamente el 50% de las actividades de trabajo existentes pueden ser desplazadas, sustituidas o modificadas de alguna forma por la automatización. Sea esto causado por software tradicional, robótica, inteligencia artificial o nuevos algoritmos de aprendizaje automático.

A pesar de un acuerdo casi unánime sobre esta ola de cambio, el mundo no está reaccionando lo suficientemente rápido como para actualizar nuestro sistema de educación. Un estudiante que comienza la escuela primaria hoy se graduará de la universidad a mediados de la década de 2030, y su carrera durará hasta 2060 o más. Si bien no podemos predecir con exactitud cuáles serán las necesidades de nuestra fuerza de trabajo a mediados de siglo, podemos estar absolutamente seguros de que las necesidades de la fuerza de trabajo están cambiando y continuarán cambiando.

Cualquier discusión sobre el futuro del trabajo debe ir de la mano de una discusión sobre el futuro del plan de estudios. Sin embargo, al visitar la mayoría de las escuelas en 2018, se ven maestros enseñando exactamente las mismas materias que se enseñaban en 1918: lectura, escritura, matemáticas, ciencia, historia e idiomas. El debate sobre el futuro de la educación se centra en cambiar la forma en que enseñamos, adoptar la tecnología en el aula, pero casi no hay debate sobre cómo cambiar lo que enseñamos.

Sin duda, algunos de los temas que enseñamos hoy ya no serán relevantes en la década de 2030: la escritura es cada vez más obsoleta, la aritmética compleja ya no se realiza a mano, y el Internet ha reemplazado a nuestra necesidad de memorizar muchos datos básicos. Mientras tanto, las habilidades digitales, la resolución de problemas, la creatividad y la colaboración son cada vez más necesarias, pero aún no se enseñan en las escuelas. Incluso, cuando las escuelas enseñan habilidades digitales, enseñan cómo usar la tecnología, cómo crear un documento o una presentación, en lugar de cómo crear tecnología.

Para preparar a todos los estudiantes para las habilidades creativas, colaborativas y de resolución de problemas digitales del futuro, las escuelas deben enseñar computación como parte del plan de estudios. Esto no se trata sólo de codificar. La informática se trata de codificación, pensamiento computacional, diseño de interfaz, análisis de datos, aprendizaje automático, ciberseguridad, redes y robótica. Y aprender ciencias de la computación ejerce creatividad, resolución de problemas y colaboración. Estas habilidades no sólo son importantes para las carreras técnicas en el mundo desarrollado. Son recursos valiosos para todas las carreras en todas las economías.

La informática no debe ser relegada a las actividades extracurriculares, concursos de robótica o hackatones. Se debe enseñar como parte de la jornada escolar en primaria y secundaria. Los líderes educativos deberían discutir la eliminación de aspectos del currículo de 1918 para dar cabida al currículo de 2018.

Para prepararse para la década de 2030 y más allá, las economías emergentes tienen la oportunidad de dar un salto, preparar a sus jóvenes para las carreras del futuro. Nuestras escuelas deberían enseñar el currículo del futuro, no solo el del pasado. En la actualidad, muchos países han comenzado a adoptar la informática como parte de su plan de estudios nacional. En los Estados Unidos, 44 estados han cambiado las políticas para reconocer la informática como parte del núcleo académico. Más allá de los EE.UU., más de 25 países han anunciado planes para expandir el acceso de la informática en la jornada escolar: no sólo el Reino Unido, Australia, Japón o Corea del Sur, sino también Argentina, Ecuador, Italia, Malasia, Suecia y Tailandia.

Enseñar informática en las escuelas puede sonar intimidante, pero es una idea que genera esperanza. Inspira a los maestros y atrae a los estudiantes. Y a pesar de que la mayoría de los docentes del mundo no tienen experiencia en ciencias de la computación, y muchas de las escuelas del mundo carecen de computadoras conectadas, estos son problemas que podemos y debemos resolver. Países como Brasil, Chile y Nigeria están estableciendo planes para resolver este tipo de problemas, y el resto del mundo debería seguir su ejemplo.

El futuro del trabajo puede ser incierto. Pero una cosa es absolutamente cierta: la informática será más solicitada que nunca, y cada alumno de cada escuela debería tener la oportunidad de aprenderla como parte de su plan de estudios.

Fuente del Artículo:

https://blogs.iadb.org/educacion/2018/07/26/elcurriculodelfuturo/

ove/mahv

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Estados Unidos: Las escuelas “de cuatro días” se están poniendo más de moda que nunca, pero nada avala sus beneficios

Estados Unidos / 26 de agosto de 2018 / Autor: Santiago Campillo / Fuente: Magnet

La idea de una semana escolar de cuatro días, en vez de los cinco a los que estamos acostumbrados, no es nueva. Desde los años treinta, y a raíz de las diversas crisis económicas que hemos sufrido cada cierto tiempo, la idea ha reflotado una y otra vez. La premisa es que una reducción del 20% en la jornada semanal supone un ahorro en el coste.

El concepto está volviendo a ponerse de moda tras saber que Colorado va a adoptar este tipo de jornada, lo que afectará a más de 18.000 escolares. Además de lo económico, a la reducción también se le ha atribuido un beneficio educativo y varias ventajas más. Sin embargo, esta medida tiene también fuertes detractores. ¿Qué sabemos sobre ella? ¿Realmente funciona? ¿Podríamos aplicarla en todas partes?

¿Qué son las escuelas de cuatro días?

La idea es relativamente sencilla: acortar la semana escolar hasta el jueves aumentando unos cuarenta minutos de jornada lectiva. El viernes quedaría libre para trabajar en casa o realizar las tareas que cada uno crea oportuno. Como explicábamos, esto se realizaría en busca de un ahorro económico procedente de reducir los servicios de mantenimiento, materiales y sueldos necesarios en un supuesto 20% de todo el cómputo global.

«Al aumentar esos cuarenta minutos diarios, no se reduce el tiempo lectivo total»

A la vez, al aumentar esos cuarenta minutos diarios, no se reduce realmente la jornada lectiva total, pero se promueve una educación más abierta, dicen sus defensores. Las escuelas con jornada de cuatro días no son un mero hecho anecdótico. Desde los años treinta han sido varios los intentos de implantarlas a lo largo del tiempo. Especialmente en las escuelas rurales de Estados Unidos, que son los «inventores» y principales abogados de este tipo de educación.

Desde el año 2000, el número de escuelas que han aplicado este sistema ha crecido hasta alcanzar a 550 distritos por todo Estados Unidos. Solo seis estados no tienen ninguna escuela que haya tratado de aplicarla. La gran mayoría de centros son de carácter rural, aunque en estas últimas décadas algunas pequeñas ciudades parecen haberlo implantado también.

escuela EEUU

A pesar del interés y el éxito, también existe el ejemplo contrario. Según el último informe del Centro para la Reinvención de la Educación Publica, o CRPE, por sus siglas en inglés, varios distritos han retomado la educación basada en semanas de cinco días en los últimos años, algunos de los cuales lo ha hecho tras más de una década de enseñar bajo este régimen. Las razones principales, explican, son la baja tasa de éxito académico o el descontento de los padres.

Además del sistema de cuatro días con cuarenta minutos más y el viernes de descanso, otras escuelas utilizan horarios flexibles, algo que también hemos visto en España, donde las jornadas se reducen bajo otros criterios o se alternan las vacaciones con los días escolares de manera más dinámica. Actualmente hay varios países europeos como Francia, Holanda o Reino Unido, que están coqueteando con la idea de una escuela de cuatro días. ¿Realmente merece la pena?

¿Sirve para ahorrar dinero?

El argumento principal de este tipo de sistema es el económico. ¿Qué sabemos al respecto? La reducción de un 20% de la jornada lectiva total parece anunciar un ahorro sustancial en cuanto a servicios y sueldos, por ejemplo.

Sin embargo, la Education Commission of the States (o ECS), una entidad independiente pero con mucho peso en el análisis educativo del panorama estadounidense, alertó en 2011 que esta idea es falsa ya que los gastos no son totalmente dependientes de la jornada, sino que existen gastos fijos ineludibles, variaciones y gastos indirectos. Eso, además, por no hablar de que cada colegio tiene sus propias necesidades, por lo que hace muy difícil hacer una estimación realista.

«Los estudios económicos muestran que el ahorro máximo que puede esperarse es de un 5,43%»

Aun así, explican en el informe que presentaron, el ahorro máximo que puede esperarse de la reducción es de un 5,43%, oscilando entre el 0,4% y un 2,5% en los casos reales de colegios que habían conseguido ahorrar aplicando las semanas de cuatro días (hasta 2011). Un informe más reciente publicado por el condado de Oklahoma parece ratificar estos datos, en los cuales de todos los colegios analizados solo menos de la mitad consiguieron ahorrar dinero. El 60% de los mismos gastaron más que en los años anteriores a la aplicación de las semanas de cuatro días.

Este informe apunta a que realmente no se sabe la razón de este aumento del gasto o del ahorro, sino que es meramente informativo, y que hace falta estudiarlo más a fondo. No obstante, parece coincidir con el análisis de la ECS, por lo que no podemos decir que el argumento económico se sostenga. Es decir, la premisa de que una semana de cuatro días ayuda a ahorrar es cuestionable y, en el mejor de los casos, depende de muchos otros factores importantes.

Entonces, ¿ayuda a mejorar la educación?

Aunque en los últimos cinco años se ha incrementado el número de estudios relacionando la calidad educativa y este sistema de las escuelas de cuatro días, el compendio global no arroja datos claros al respecto. A pesar de que varios estudios han tratado de atribuirle ventajas en cuanto al aprendizaje a nivel pedagógico y organizativo, lo cierto es que los resultados no son concluyentes.

Sí que podemos encontrar estudios que afirman que existen resultados positivos. El más famoso es el realizado por Mark Anderson y Mary Beth Walker que apuntaba a una mejora en matemáticas y capacidad lectora para niños de cuarto y quinto grado (según el sistema americano). Sin embargo, este es muy concreto para estas edades y materias. Estudios posteriores, además, comprobaron que esta progresión no se sigue, por lo que no es extrapolable a todos los cursos.

Japanese High School Classroom2

En general, explican desde el CRPE, aunque hay resultados prometedores, por el momento no hay evidencias sólidas con las que defender el sistema. Esto podría cambiar en base a nuevos estudios, pero no con lo que hay publicado hasta la fecha. Los resultados, explican, dependen demasiado de los colegios y distritos debido a multitud de factores, muchos de los cuales jamás han sido utilizados para hacer el análisis.

«Aunque hay resultados prometedores, por el momento no hay evidencias sólidas con las que defender el sistema»

Por otro lado, este sistema presenta una desventaja que ha determinado su rechazo en algunos distritos: la jornada laboral de los padres. El dejar a los niños un día libre, si esto no coincide con el tiempo laboral de los padres, puede poner a la familia en una situación complicada, algo que se soluciona en algunos distritos con servicios de cuidado infantiles. Por otro lado, algunos expertos apuntan a que este tipo de educación podría suponer un aprendizaje menos cercano, aunque tampoco existen estudios que avalen esta afirmación ni sus supuestas consecuencias.

Por el momento, no parece que aplicar de forma general el sistema de escuela de cuatro días sea una medida eficiente ni positiva. ¿Puede que le funcione bien a ciertos colegios? Sin duda, pero los resultados son muy heterogéneos y parecen demasiado dependientes del sitio donde se aplican. ¿Llegaremos a entender mejor este sistema? ¿Podremos usarlo para mejorar el sistema educativo? Tras varias décadas de existencia, parece que los resultados son todavía demasiado débiles para llegar a una conclusión a su favor.

Fuente de la Noticia:

https://magnet.xataka.com/un-mundo-fascinante/escuelas-cuatro-dias-se-estan-poniendo-moda-que-nunca-nada-avala-sus-beneficios

ove/mahv

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Estados Unidos: qué hay detrás del éxodo de los alumnos de las escuelas públicas

Estados Unidos / 26 de agosto de 2018 / Autor: James Jeffrey / Fuente: BBC

La cantidad de niños cuyos padres deciden educarlos en casa -en lugar de en las escuelas- crece constantemente en Estados Unidos.

Pero, ¿qué hay detrás de las preocupaciones de los padres con el sistema educativo estadounidense?

A medida que el feroz debate nacional sobre temas controvertidos de justicia social se ha extendido a las escuelas públicas de EE.UU., muchos padres han respondido sacando a sus hijos de ellas.

Y esto se nota especialmente en Texas, porque si bien los tejanos de mente independiente no suelen inmiscuirse demasiado en cuestiones de política, la religión sigue siendo parte fundamental de sus vidas.

Por tanto, no pocos padres en Texas se sienten cada vez más frustrados por lo que perciben como la eliminación gradual de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas del estado.

«La religión es un tema tabú en las escuelas públicas en general», dice Shannon Helmi, en Austin -capital de Texas-, donde ha elegido educar a sus cuatro hijas en privado con el sistema Regina Caeli, que enseña un plan de estudios basado en la tradición católica y diseñado para el hogar.

Los padres y maestros en Texas también se quejan de que las escuelas públicas del estado están diseñadas para funcionar en favor de una agenda liberal agresiva.

Como resultado, muchos en el estado buscan sistemas alternativos de educación para sus hijos.

Alumnos en las afueras de una escuela.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionLas escuelas públicas tienen grandes beneficios sociales para los niños, según sus defensores.

«Ahora no son solo los padres religiosos los que optan por la educación en el hogar, sino también los que son políticamente conservadores y sienten que los niños no tienen una perspectiva equilibrada en las escuelas», dice Kari Beckman, directora ejecutiva de Regina Caeli.

«Los padres que son conservadores sienten que sus valores están siendo oprimidos.Los valores tradicionales ya no se respetan en las escuelas. El gobierno se ha vuelto demasiado grande, por lo que la voz de un padre no cuenta ahora», agrega.

Regina Caeli tiene escuelas en todo el país, donde los estudiantes asisten dos días a la semana. Los padres se ocupan de la educación en el hogar el resto del tiempo.

Sesgo político

Quienes critican el sistema de escuelas públicas de Texas aseguran que la política está por encima de la prioridad educativa.

«La elección de la junta escolar pública se ha convertido en una simple extensión de la división política actual», dice Jon Dahm, padre de tres hijos que se graduaron en escuelas públicas en Austin.

«El enfoque se ha desplazado de la excelencia educativa y la mejora de los resultados, a la corrección política», agrega.

Alumnos en las afueras de una escuela.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionLas escuelas públicas tienen grandes beneficios sociales para los niños, según sus defensores.

Otros argumentan que el principio de la separación entre religión y estado está siendo interpretado incorrectamente (la Primera Enmienda de la constitución de Estados Unidos impide que el gobierno imponga la religión a las personas o limite el ejercicio de la religión), por lo que el cristianismo es menos tolerado en las escuelas.

Una maestra católica que ha enseñado en las escuelas públicas de Austin durante más de 25 años, y prefiere mantenerse en el anonimato dice: «(La educación) Ha cambiado mucho, especialmente en los últimos 10 años. La gente habla mucho sobre política y trata de llevarla al salón de clases«.

Como resultado de estas preocupaciones compartidas por los padres, las llamadas «escuelas chárter», que reciben fondos del gobierno pero operan independientemente del sistema escolar estatal establecido, se han convertido en una parte importante del sistema educativo estadounidense.

Mientras tanto, la cantidad de niños que son educados en casa ha aumentado entre un 3% y un 8% cada año, desde 2012. Actualmente hay aproximadamente 3.5 millones de niños cuyos padres optaron por esta variante.

Prevalencia de la enseñanza pública

La gran mayoría de los niños de Estados Unidos, sin embargo, siguen siendo enseñados en escuelas administradas por el estado: las llamadas escuelas públicas.

En el otoño de 2017, aproximadamente 50.7 millones de estudiantes asistieron a escuelas primarias y secundarias públicas, de acuerdo con NCES.

Los defensores del sistema de escuelas públicas destacan entre sus beneficios que están al alcance de todos los niños por igual, independientemente de los ingresos o antecedentes de sus padres.

Alumnos en escuela pública.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionLas mayoría de los estadounidenses tiene a sus hijos estudiando en escuelas públicas.

Son, argumentan, una manifestación digna de las leyes estadounidenses que definen a la educación como un derecho y no como un privilegio.

«En comparación con otras naciones, algunos de nuestros estudiantes y algunas de nuestras escuelas públicas no están bien. Pero una cosa es esto y otra muy diferente a acusar a todo nuestro sistema escolar público», escribe en un artículo en The Washington Post el psicólogo educativo, David Berliner.

Controversia

Enseñar a los niños en casa ha sido durante mucho tiempo controvertido, y los críticos de esta modalidad alegan que la enseñanza no es la misma en cuanto a temas y calidad, y que los niños no desarrollan habilidades sociales debido a que tienen menos amigos y no carecen de compañeros con quienes interactuar.

Incluso Rachel Coleman, directora ejecutiva de la Coalición para la Educación Responsable en el Hogar, dice que no es posible afirmar con certeza que la educación en el hogar funciona de manera consistente.

Coleman señala que en este sentido todavía quedan interrogantes difíciles sobre la educación en el hogar y que es necesario responderlas por el propio bien de los niños cuyos padres optan por esta variante.

Tres niños.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionTodavía es necesario resolver muchas interrogantes difíciles cuando se trata de la educación en el hogar, según algunos.

Por otra parte, temas como la inserción de los niños transgénero son fuente de debate dentro de las escuelas públicas.

«Tuve que asistir a eventos en los que impulsaron la ideología del llamado género fluido, así que al final tuve que irme«, dice un profesor de Texas que tuvo una carrera docente de 30 años.

«No quería revolucionar a los niños. Solo quería que fueran niños», explica.

La «ley del baño»

La sesión legislativa de 2017 en Texas incluyó la llamada «ley del baño», que requería que los estudiantes transgénero utilizaran los baños de la escuela en función de su sexo al nacer.

Luego de generar un feroz debate, el proyecto de ley no fue aprobado.

Las encuestas indican que los estadounidenses están bastante divididos sobre el tema, pues solo poco más del 50% piensan que el ser mujer u hombre está determinado por el sexo asignado al nacer.

Niña entrando a la escuela.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionNo todos los padres consideran que los niños en las escuelas públicas deberían recibir lecciones sobre temas como el matrimonio homosexual o los roles de género.

Sin embargo, los padres más conservadores siguen preocupados, especialmente con la creciente tendencia de las escuelas públicas a abordar temas como el matrimonio homosexual, los roles de género y la unidad familiar.

«Los padres sienten que, si quieren influir en sus hijos, tienen que sacarlos del sistema de escuelas públicas porque, en lugar de enseñarles a leer, las escuelas les dicen qué pensar en lugar de enseñarles a ser librepensadores», dice Kari Beckman.

En un escenario donde las normas sociales están en constante cambio, las preguntas sobre los derechos y la interpretación de a quiénes aplican estos derechos y cómo se deben hacer cumplir, también continúan cambiando y con ello avivan el debate público.

Fuente de la Noticia:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-45237071

ove/mahv

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Un sistema educativo paralizado que clama por un cambio

España / 26 de agosto de 2018 / Autor: Olga R. Sanmartin / Fuente: El Mundo

ESPAÑA TRAS UNA DÉCADA DE CRISIS

Cuando los alumnos taiwaneses bajaron su rendimiento en lectura, las autoridades pusieron a docentes en paro a darles clases particulares fuera del horario escolar. Los críos aparcaron las consolas y los móviles para dedicarse a leer toda la tarde y mejoraron sus resultados. En Castilla y León también los colegios públicos llevan tiempo abriendo sus puertas todo el mes de julio para que los estudiantes con asignaturas pendientes puedan aprobar en septiembre. Los que han ido bien durante el año pueden relajarse y pasarse el verano en la piscina. Para el resto no hay otra alternativa que echarle codos, con la supervisión de un profesor.

La medida, impensable en otros lugares de España, es una de las claves que ha permitido a esta autonomía situarse en el informe PISA por encima de Finlandia y Corea del Sur. Pero no es la única. También influye que la sociedad castellano-leonesa siga considerando la escuela como el principal motor de ascenso social. Al profesor se le respeta y también se le exige, algo que ya no es lo habitual.

Diez años después del comienzo de la crisis, los indicadores internacionales muestran que España -salvo excepciones- se ha instalado en la parálisis educativa. Los alumnos de 10 años son mejores en Lectura, Matemáticas y Ciencias que hace una década, pero siguen por debajo de la media de la OCDE en los informes PIRLSTIMSS. En PISA los resultados de los estudiantes de 15 años son similares a los que se registraban en 2000 y nuestros chicos llevan, de media, dos cursos académicos de retraso respecto a los de Singapur. Uno de cada tres son repetidores. Un universitario español tiene el mismo nivel que un bachiller holandés. Y existen diferencias abismales entre comunidades autónomas.

«De conformidad con las evidencias internacionales, estamos estancados en la mediocridad, lo cual es una forma de retroceso en un contexto dinámico como el actual, donde las exigencias son cada vez mayores. Quien no avanza retrocede», advierte Francisco López Rupérez, director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela.

El diagnóstico de los expertos respecto a la educación superior es parecido. Se han producido avances, pero existe un amplio margen de mejora. La crisis impuso unas restricciones que obligaron a subir el precio de las matrículas y provocaron que los alumnos se pusieran las pilas y obtuvieran mejores resultados. Los campus también tuvieron que ingeniárselas para ser más eficientes y sacar dinero de debajo de las piedras y han progresado en rendimiento docente e investigador. El boom mediático de los ránkings ha obligado a los rectores a espabilar. Pero seguimos teniendo muy pocas universidades en el top 100 (aunque nuestras escuelas de negocios sean las mejores del mundo) y toda la comunidad educativa coincide en que el sistema es tan «rígido» que «no nos permite competir» en igualdad de condiciones con otros países.

«Las normas nos han puesto un corsé que nos hace imposible atraer y retener el talento. A nuestros profesores les ofrecen mejores posibilidades en países como Reino Unido que no podemos compensar económicamente. Los recortes no han sido sólo una cuestión de dinero, sino de la posibilidad que crear una estructura, y eso ha hecho mucho daño a la universidad», lamenta Margarita Arboix, rectora de la Universidad Autónoma de Barcelona, que admite que «quizá no estamos sabiendo dar a los jóvenes lo que les puede interesar». El 18% de quienes tienen entre 18 y 24 años no continúa los estudios más allá de la ESO, un porcentaje que duplica la media europea. España es uno de los países con mayor abandono escolar temprano.

«Estamos en un momento histórico desde el punto de vista del conocimiento, porque la revolución digital va a cambiar los modelos de enseñanza, las competencias y las profesiones. Es imposible que la educación siga siendo como hasta ahora. Las universidades se dan cuenta de que no pueden hacer lo que tienen que hacer, con plantillas envejecidas y laboratorios con instalaciones que no se renuevan desde hace años. O gestionamos esto o nos quedamos atrás», manifiesta Francesc Solé, vicepresidente de la Fundación Conocimiento y Desarrollo.

En octubre del año pasado se cumplieron 10 años desde la implantación en España del llamado proceso de Bolonia, un acuerdo entre varios países para facilitar el intercambio de titulados en la UE y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales, mejorando su calidad y competitividad con una mayor transparencia. Los grados sustituyeron a las antiguas licenciaturas y se impulsaron los másteres y doctorados. Una década después, la universidad española sólo atrae a un 3% de alumnos extranjeros, sigue sin haber una buena conexión entre lo que estudian los alumnos y lo que reclama el mercado de trabajo y hay más de 80 campus repartidos por España en los que prácticamente se enseña lo mismo. Y de la misma forma.

«La universidad ha vivido con gran tensión el cambio originado a partir de la mala interpretación de Bolonia», explica José Saturnino Martínez García, profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna. «Se modificó la didáctica universitaria desde arriba y a coste cero, con un sistema diseñado para pocos estudiantes a los que se les puede hacer un seguimiento individualizado, pero con muchas titulaciones con aulas de 100 estudiantes. Ha mejorado la permanencia del alumnado, lo que puede ser debido a que se acorta la evaluación o se simplifica en tests y en pequeños trabajos, facilitando así el aprobado. La autonomía de la universidad y del profesorado para diseñar planes de estudios y docencia se ha visto comprometida por un exceso de control externo y de burocracia absurda», añade el autor de La equidad y la educación.

De aquellos primeros años del plan Bolonia han venido males que han quedado en evidencia con los escándalos de los títulos de Cristina Cifuentes y Pablo Casado o los plagios del rector Fernando Suárez. Servidumbres, enchufes, clientelismo, endogamia, dependencia del poder autonómico y un sistema burocrático complejo que, paradójicamente, deja escapar los fallos. La Universidad Rey Juan Carlos se ha convertido en el paradigma de todos estos vicios. La corrupción no es generalizada, pero ha disparado la desafección hacia una institución que, hasta ahora, era tan sagrada como la Judicatura.

Durante la crisis se ha roto, además, ese contrato social por el que los jóvenes creían que, si estudiaban y se esforzaban, podrían llegar a vivir igual o mejor que sus mayores. La tasa de paro juvenil roza el 35%, según la última EPA, y hay todavía más de un millón de ninis. La mitad de los que tienen un máster admite que el título no le sirvió para lograr un empleo, ni para mantenerlo, ni para mejorar en su puesto. De entre los que trabajan, el 27% gana menos de 1.000 euros (los ingresos de algunos profesores no son mucho mayores) y el 30% está empleado en puestos por debajo de su cualificación.

«La generación mejor preparada de la Historia, que más idiomas habla y que mejor se mueve por el mundo es la que tiene más problemas para acceder al mercado laboral», dice Segundo Píriz, rector de la Universidad de Extremadura, que añade: «No podemos seguir haciendo las cosas como hace un siglo».

Todos los expertos coinciden en que el sistema debe acometer un cambio profundo, un proceso de «regeneración educativa» en el que no necesariamente se invierta más, sino mejor, en el que las instituciones educativas tengan una mayor «flexibilidad» y «autonomía» para diseñar sus políticas junto a una mayor rendición de cuentas, sin estar al albur de los vaivenes de la política. Justo lo que no hacemos.

Mientras en TaiwánSingapur, Finlandia o Portugal las autoridades educativas diseñan planes en sintonía con los nuevos tiempos, aquí seguimos jugando a la yenka de las leyes educativas. El fiasco de la Lomce va a dar paso a una vuelta a la LOE, con un debate nuevamente centrado en la Religión y en la concertada, dos cuestiones que nada tienen que ver con lo estrictamente educativo. La calidad del sistema depende del valor de sus profesores, pero este asunto se elude de forma sistemática porque ningún gobernante quiere meterse en líos. De igual forma se evita la reforma universitaria. Hay muy poca fe en que el nuevo ministro, el astronauta Pedro Duque, vaya a ser capaz de enfrentarse a esas fuerzas paralizadoras que piensan más en conservar su statu quo que en apostar por un modelo productivo en el que la educación sea lo prioritario. Es muy significativo que la educación no aparezca entre las cinco cuestiones de Estado que Sánchezquiere negociar con Casado.

Antonio Cabrales, catedrático en el Departamento de Economía de la University College London, propone, para empezar, poner en marcha «medidas para seleccionar y retener a los mejores en el profesorado, a todos los niveles». Se trataría de «poder contratar a personas de reconocido prestigio españolas y no españolas y también facilitar la movilidad de los docentes entre las distintas universidades», según Píriz.

López Rupérez insiste en alcanzar un pacto que «consiga estabilizar la arquitectura del sistema educativo», junto a una «modernización» en la carrera docente y en el currículo, aunque reconoce que «existe un gran despiste por la ausencia de liderazgo de las instituciones respecto de la innovación, que se hace de forma intuitiva, sin evaluar el impacto». «Hay que reforzar habilidades cognitivas como el sentido crítico, la capacidad de análisis o los hábitos de reflexión. Y desarrollar las habilidades no cognitivas y la educación del carácter a través de saberes clásicos de corte humanístico».

Solé reclama, por su parte, la ayuda de los empresarios para facilitar la empleabilidad de los jóvenes. Un ejemplo son los nuevos «pregrados» que comienzan el curso que viene en la Universidad Autónoma de Barcelona, programas muy específicos de sólo 18 meses de duración que se abren y se cierran en función de las necesidades del mercado laboral y que son diseñados de forma conjunta con los empleadores. La idea es tan revolucionaria como poner a los profesores de la escuela pública a dar clases en julio. «Hay que abrirse a lo que está ocurriendo fuera sin complejos y sin ataduras. Si no somos flexibles otros nos pasarán por delante», avisa Arboix.

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La ciencia y el pensamiento crítico de la academia

Autor: Gustavo Zelaya

El campus parece una realidad colmada de excelencias académicas, de importantes investigaciones científicas, organiza congresos sobre cómo organizar congresos, obtiene certificaciones internacionales, exige revisiones periódicas del plan operativo, sofisticados desarrollos curriculares con énfasis en las competencias, terminología sobre didáctica de asignaturas que no tocan lo esencial del asunto, pero es la moda y lo importante es adherirse a ella; tiene innecesarias entidades de vinculación universidad-sociedad como si nunca ha existido tal cuestión; muestra gran entusiasmo por ofrecer clases y carreras en línea ignorando experiencias internacionales; instala congresos pedagógicos de profundo nivel teórico en donde presentan la palabra INNOVACION como el más actual y logrado concepto educativo; nos llenan de auditorías sobre bienes nacionales; una reforma que destaca por la avanzada infraestructura, espacios climatizados con el solemne aspecto de las antesalas de bancos y catedrales renacentistas, pero con oficinas y escritorios vacíos; las novedades arquitectónicas están físicamente cerca de las aulas pero alejadas de la realidad en que conviven estudiantes y profesores, cuando entre estos y sólo entre ellos, se establece la relación fundamental dentro de la universidad. Lo demás es derivado y auxiliar de esa relación.

Las nuevas estructuras parecen de Dubái pero los auténticos espacios académicos nos ponen la realidad del tercer mundo en la cara; nos dicen que la precariedad de la enseñanza universitaria es cotidiana y que la reforma algo ha de ser. Además, el centro del conocimiento superior se encuentra totalmente en silencio frente a las circunstancias hondureñas. Claramente lo han dicho sus autoridades: el aumento al combustible, el alza a la canasta básica, el desempleo, las amenazas a la educación pública, la corrupción de los funcionarios y las protestas estudiantiles por esos temas no son asuntos que competen a la academia.

El repunte tecnológico se nota en oficios on line generados desde gabinetes en donde se ordena ahorrar papel, marcadores y tinta, con copias triplicadas que desdicen del ahorro indicado. Todo eso parece mera banalidad pero cuando los oficios se convierten en peticiones para proceder judicialmente contra estudiantes que reclaman derechos, el asunto cambia. Y la academia se vuelve parte de la seguridad del Estado. Pero hace suyas y divulga las buenas nuevas de los tiempos de la globalización y la internacionalización. Y, por supuesto, no explica los fundamentos ni consecuencias de esas primicias. Se asumen porque sí o porque ocultos pares externos lo proponen. Es muy curioso que a certificadores, pares y similares les llamen gurús en vez de científicos, aceptando tácitamente que esos “conocimientos” son parecidos a sofismas y pseudoteorías.

Siendo parte de los aparatos ideológicos del Estado, los representantes de la autoridad universitaria, proponen la globalización como proceso natural que debe ser aceptado o terminamos aplastados por ella. No dicen que existen zonas puntuales en donde anidan las grandes corporaciones, zonas que pueden ser físicas o extenderse virtualmente desde páginas web y redes sociales; allí concurren grupos financieros encargados de hacer circular capitales provenientes de la explotación del trabajo humano, del tráfico de armas, drogas y personas; también acaparan el poder político y hacen mucho mayor la diferencia entre riqueza y pobreza. Incluso, dentro de los lugares que concentran las ganancias y riquezas de la globalización las desigualdades también se presentan con dureza en forma de desempleo, exclusión social, desprecio a los migrantes y frágiles políticas públicas que intentan disminuir las diferencias. Basta comparar Detroit con Viena. Tegucigalpa y Choloma no admiten comparación con otras ciudades. Tal vez con Puerto Príncipe o Mogadiscio.

Uno de los impactos de ese movimiento del sistema puede verse en los capitales inyectados a los países atrasados que transforman personas en migrantes forzados, que pone inversión en la industria extractiva hasta fomentar atentados contra las culturas tradicionales, más desigualdad, desplazamiento de la población y represión contra quien se oponga a esa situación. En la educación y en los trabajos se exige ser competitivo y los salarios se deprimen cada día. De estas cosas no se ocupa la autoridad universitaria, tal vez crean que no son asuntos académicos. Pero, a tono con supuestas exigencias mundiales y de la mítica sociedad del conocimiento, cada año instala solemnes congresos de investigación científica con importantes ponencias locales e internacionales; en este año fueron centenares; una minúscula muestra es la siguiente:

  • La memoria colectiva del pueblo hondureño en la letra C del diccionario de americanismos (2010).
  • La publicación de artículos científicos y registro de patentes en la UNAH; procedencia, procesos e impacto.
  • El ranqueo de la UNAH según SCIMAGO.
  • Flora y fauna en el aeropuerto internacional Juan Manuel Gálvez, Roatán.
  • Sentido de la vida.
  • Innovación en la gestión curricular de la UNAH.
  • Primera fase: el burnout laboral como factor determinante en el desempeño universitario en Francisco Morazán HN, periodo 2018-2019.
  • Análisis de frecuencia de entidades nombradas en periódicos digitales de Honduras en los años 2009-2016.

Parecen ponencias curiosas e intrigantes, con ellas sabemos que hay esperanzas para generar más ciencia y pensamiento crítico desde la Aldea de Suyapa. Son bases para grandes desarrollos científicos y educativos nacionales, para el país en donde la clase política se ha desentendido de estas cuestiones.

Desde 1883 cuando el Estado hondureño toma rasgos modernos, hasta inicios de la década de 1980, los códigos, la educación, las políticas de desarrollo, las instituciones, los registros aduaneros y sanitarios, tenían un relativo sentido nacional y los gobernantes parecían trabajar para el bien común.

Después de algo más de un siglo y con el gobierno de Callejas Romero y subsiguientes se perfeccionan las políticas entreguistas de los recursos, se efectúan algunas privatizaciones y en empresas estatales, en sectores del Estado se pone a los peores administradores, a verdaderos saqueadores extraídos de la clientela política para demostrar que el Estado no tiene capacidad de gerenciar y provocan quiebras financieras, pidiendo a gritos técnicos y expertos de la empresa privada que sabrán salvar el dinero público y hacerlo eficiente gracias a las manos de gerentes calificados. Desde Callejas hacia adelante los que gobiernan imponen ajustes estructurales, se apegan a las fracasadas recetas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, reducen políticas de beneficio social, crean alianzas que son menos públicas y más privadas a favor de inversores foráneos y locales, concesionan ríos, bosques, playas y cualquier bien común e imponen el trabajo tercerizado. El impacto es tan severo que la idea de representatividad se pulveriza, la institucionalidad queda fracturada y las personas ven al Estado como objeto extraño y agresor que no interpreta sus intereses.

En ese sistema de contradicciones la universidad pretende acreditarse, edita publicaciones de buen nivel que se esconden en bodegas, bajo las mesas, se arrinconan y por misteriosos designios burocráticos no salen a luz pública. Fantasmales entidades evaluadoras exigen investigaciones y documentos indexados y apegados a una especie de santo grial que llaman APA, como algo incomparable al que sujetarse para estar en los umbrales de la moda mundial o se corre peligro de no salir en la foto. Y eso si es delicado, necesario, para supuestos investigadores científicos, y se la creen, tan comprometidos con la academia que tiene escritos sometidos al fetiche, perdón al APA, sin lectores ni editores. Es algo similar cuando desde el Estado se pregona que Moody’s ha certificado el buen manejo de las cuentas nacionales y sólo los funcionarios aceptan religiosamente tal cuestión.

El peligro que se sigue corriendo es que con la sabia e impuesta certificación internacional y estandarización del currículo universitario, de esa falsa neutralidad,  de todos sus resultados en forma de ponencias, conferencias, coloquios, grados y postgrados,  todo el mar y sus conchas, la vanidosa y supuesta academia seguirá siendo una entidad acrítica, temerosa del debate, fiel a la triunfal tonada de Shakira: ciega, sorda y muda, para felicidad de los grupos en el poder.

Fuente: https://criterio.hn/2018/08/11/la-ciencia-y-el-pensamiento-critico-de-la-academia/

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El granero ruso de los Nobel

Redacción: El País

El Instituto de Física y Tecnología de Moscú, una de las universidades más prestigiosas, lucha para frenar la fuga de cerebros

A las afueras de Moscú, cerca de la fábrica de misiles de Dolgoprudny, se alza el Instituto de Física y Tecnología de Moscú (MIPT), posiblemente la institución académica más prestigiosa del país y también a la que más difícil es acceder por sus exigentes exámenes de ingreso.

En 1946, Nikolái Semiónov, Lev Landáu y Piotr Kapitsa —futuros Nobel de física en 1956, 1962 y 1978, respectivamente— pidieron al Gobierno crear una nueva institución educativa para atraer a las mentes más brillantes de la Unión Soviética para que estudiasen matemáticas y física. Algunos de ellos acabaron trabajando en el programa de armas nucleares mientras otros se convirtieron en los mejores científicos de sus respectivos campos. El instituto cuenta con 10 premios Nobel en ciencia entre sus catedráticos y antiguos alumnos y es una de las 21 universidades seleccionadas por el Gobierno de Vladimir Putin dentro de un programa cuyo objetivo es colocar cinco universidades rusas entre las 100 mejores del mundo.

Geim y otros antiguos alumnos han resaltado la importancia que tuvo el MIPT para explicar sus posteriores éxitos académicos. “Como estudiantes nos forzaban a encontrar lógica en todo lo que estudiábamos en lugar de aprender hechos y fórmulas”, destaca Geim, que en 1982 entró al MIPT de rebote tras ser rechazado en otra universidad de menor prestigio porque sus examinadores consideraron que podía ser judío.

El MIPT afronta el reto de transformarse en una universidad moderna sin abandonar el modelo de educación pública heredado de su origen comunista. El 85% de los estudiantes que acceden a este centro no pagan ni un rublo por sus estudios, ni por su manutención ni alojamiento. Incluso los peores estudiantes, que sí tienen que pagar por sus matrículas, dejan de tener que hacerlo si sus calificaciones pasan a ser lo suficientemente buenas. “Si eres un estudiante brillante, aquí te damos una oportunidad de tener una carrera”, resume Nikolay Kudryavtsev, rector del MIPT desde 1996 e impulsor del giro de la institución para ganar mayor proyección internacional y mejores colaboraciones con las empresas de alta tecnología. Hace unas semanas, El País fue invitado a visitar el MIPT junto a un grupo de periodistas europeos y estadounidenses.

El MIPT afronta el reto de transformarse en una universidad moderna sin abandonar el modelo de educación pública heredado de su origen comunista

Una de las razones por las que el MIPT no aparece en los principales ránkings internacionales es que no realizaba investigación en su sede. En tiempos de la URSS el MIPT colaboraba con “más de 100″ instituciones, recuerda Kudryavtsev. La mitad eran “los mejores institutos de investigación de la Academia de Ciencias Rusa” y la otra mitad “centros de investigación de las industrias estatales”. Los estudiantes pasaban la mitad de todo su tiempo investigando en esos centros. La caída de la URSS supuso el colapso de este sistema. En esos años muchos de los cerebros más brillantes del MIPT abandonaron Rusia hacia Europa o EE UU. Es el caso de Andre Geim y su compañero de Nobel por el descubrimiento del grafeno,  Konstantin Novoselov, que emigraron a Europa, donde siguen trabajando en la actualidad.

Uno de los objetivos del MIPT es recobrar parte de ese talento perdido. La institución, con un presupuesto anual de unos 95 millones de euros, ha establecido sus propios departamentos de investigación multidisciplinar que abarcan desde la fotónica hasta la biología básica del cáncer y su objetivo es aumentar el número de docentes extranjeros, que actualmente solo suponen el 5%, según Vitali Bagan, vicerrector de la institución.

El MIPT está entre las 50 mejores del mundo en física y en astronomía, según el ránking de THE. El MIPT intenta además reconvertirse en una universidad que prepare a sus alumnos para trabajar en las mayores empresas de alta tecnología. La institución colabora con grandes bancos y empresas tecnológicas de dentro y fuera del país, aunque quedan importantes asignaturas pendientes que reflejan los problemas generales del sistema de I+D en Rusia. El gasto en investigación, desarrollo e innovación del país en 2018 fue del 1,09% de su PIB, según la OCDE, y el 75% de todos los fondos provienen del sector público, según el BERD, lo que sitúa a Rusia en el vagón de cola de los países más avanzados en este terreno.

Otra de las dificultades históricas son las trabas oficiales para crear empresas, que siguen frenando la capacidad del país para aprovechar el talento que genera. Un caso paradigmático son Ratmir Timashev y Andrei Baronov, dos antiguos alumnos, explica Kudryavtsev. «Trabajan en servicios de computación en la nube” y juntos “tienen una fortuna de unos 1.000 millones de dólares”. “La mayoría de sus negocios están en EE UU y Suiza, solo el 3% se ha quedado en Rusia”, lamenta el rector. “Cuando hablamos con nuestros antiguos alumnos que han tenido éxito emprendiendo en el sector tecnológico nos dicen que Rusia no tiene un sistema de impuestos favorable para crear este tipo de empresas. Creen que no es provechoso y además no tienen la confianza de que si crean una empresa podrán obtener buenos resultados, así que se van a EE UU o Europa”. “Quizás esta sea una herencia del régimen anterior. Yo le pido a los gobernantes que simplifiquen el sistema fiscal para que Rusia sea más atractiva para las empresas. Creo que la situación cambiará, despacio pero cambiará”, concluye.

AL ASALTO DE LOS ‘RANKINGS’

En 2012, el Ministerio de Educación ruso puso en marcha el plan 5-100, un programa que otorga financiación adicional a 21 universidades rusas para conseguir que al menos cinco de ellas estén entre las 100 mejores del mundo en 2020. El MIPT es una de las participantes —por el momento ha pasado de estar entre las 600 mejores universidades del mundo a colarse entre las 300— entre las que también destaca la universidad ITMO de San Petersburgo. Ambas se están esforzando por ganar mayor presencia internacional e intentar atraer talento de otros países. Aunque el propio Gobierno de Vladimir Putin ha reconocido que el programa no tiene suficiente financiación, su dotación ha aumentado y dedicará unos 648 millones de euros entre 2018 y 2020, según University World News.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/08/06/ciencia/1533560745_947357.html

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«La hora de los deberes»: el documental que revela el dolor y el sufrimiento con el sistema educativo

Redacción: Fotogramas

«60 minutos. Es el tiempo que tardo en hacer los deberes con mi hijo Angelo. Los días pasan marcados por el ritmo de esta hora que pasamos juntos. Una hora que siempre alarga la jornada laboral. Una hora que pasa, que nos apremia, que se resta y que luego nos falta. Una hora que, a veces, no es suficiente«.

Así justifica una voz en off introductoria el título de esta película dirigida por el cineasta francés Ludovic Vieuille, un sumario de esas horas diarias dedicadas a las tareas escolares a lo largo de cuatro años cruciales en la vida de su hijo Angelo.

¿Acaso la inteligencia de un niño puede medirse por la rapidez en cantar la lección del próximo examen? ¿Por su capacidad para permanecer inmóvil en una silla? ‘La hora de los deberes‘ pone en tela de juicio los métodos de un sistema que en lugar de servir para fomentar el hambre de aprendizaje de los niños y niñas, se ha convertido en una máquina de robots. Y si los códigos que utilizan para acercarse a la vida no encajan en ese sistema, se les excluye de él y, con ello, se les arrebata la oportunidad de, por qué no decirlo, constituirse como ciudadanos de pleno derecho.

La perspectiva adulta de Ludovic le permite adelantarse a ello, previsualizar con temor las consecuencias que tendrá en la vida de su hijo quedarse atrás en la carrera por el mejor expediente académico. Pero, sobre todo, se pregunta hasta qué punto está desaprovechando unas horas fundamentales en hacer unos deberes que no motivan ni a su hijo ni lo motivaban a él cuando tenía su edad, en lugar de dedicar ese tiempo a disfrutar el uno del otro.

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A Angelo las tareas escolares no deberían llevarle más de una hora diaria (al menos eso según su profesora), sin embargo, la mayoría de los días terminan duplicándose. Mientras el padre coge el diccionario para descifrar qué demonios es el cociente de la división euclídea o una oración de relativo, transcurren cuatro años fundamentales en la vida de ese niño. Y, como en la suya, en la de muchos otros que no encajan en un sistema educativo que acumula cada curso un nivel de fracaso escolar de más de un 10%.

Para los profesores, Angelo no es más que eso, un obstáculo en las estadísticas de excelencia. Para el sistema educativo, un número grueso dentro de ese 10%. Para su padre, Angelo es un niño inquieto y creativo que queda fuera de un sistema que elimina toda diversidad. Para Angelo, su fracaso en la institución escolar podrá tener consecuencias irremediables en su autoestima y desarrollo emocional.

 A continuación puedes ver el tráiler de la película:

Fuente: https://www.fotogramas.es/noticias-cine/a19457765/la-hora-de-los-deberes-pelicula-ludovic-vieuille/

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