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Inger Enkvist: «Hoy las escuelas son guarderías para adolescentes»

Entrevista/ 15 de noviembre de 2016/Fuente: el mundo/BERTAG. DE VEGA

«No hay ningún indicio de infelicidad generalizada entre los estudiantes con alto rendimiento escolar»

«Las chicas musulmanas europeas ven en el estudio un modo de escapar al control de sus familias»

«Conozco Cataluña y allí la educación ha sido obviamente el instrumento principal para el nacionalismo»

Su discurso no casa muy bien con los recientes entusiastas de la nueva educación, la que cree que los niños se aburren en clase por culpa de un sistema que no ha cambiado tan rápido como la tecnología. O sea, muchos de los acólitos del educador británico Sir Ken Robinson, los que piensan que los niños ya no pueden permanecer sentados en clase, los que creen que los colegios matan la creatividad, los que abominan de una mínima memorización.

Además, para los que confían en que un pacto educativo de todos los partidos es la panacea para los problemas de fracaso escolar que padecemos, Inger Enkvist no trae buenas noticias: quizás es más cuestión de lo que se respira en el ambiente, en casa, que en la letra pequeña de una nueva ley, como han demostrado los distintos estudios de los que ella se hace eco en La buena y la mala educaciónsobre distintas comunidades de inmigrantes por todo el mundo. Es incómodo pero, ¿por qué los descendientes de chinos lo hacen mejor que los de mexicanos en California con exactamente el mismo sistema educativo?

En España, hace años, la llamaron para escuchar su opinión sobre la ley catalana de Educación. Allí, en el Parlament, habló de resultados de la educación diferenciada entre niños y niñas. Pero un parlamentario de Esquerra le dijo que los colegios femeninos y masculinos en este país eran un símbolo de la Iglesia y de la dictadura. Quizás por eso, porque sabe lo fácil que se embarra aquí el debate, Enkvist se muestra cauta a la hora de abordar algunos asuntos. De los otros… aquí está ella.

Cuando lee o escucha que hay que cambiar la educación porque seguimos dando clase como en el siglo XIX, antes de que existiera Google, una de las frases más recurrentes entre los gurús de la nueva educación, ¿qué piensa?
Eso lo dice alguien que no es educador. En la educación de base, fundamentalmente la obligatoria hasta los 16 años, lo que necesitan aprender los alumnos no tiene que ver con Internet. Necesitan lengua, matemáticas, geografía, historia… Necesitan convertirse en buenos lectores con un amplio vocabulario y una sólida base de conocimientos generales sobre el mundo. Para conseguir esto, Internet es más una distracción que una ayuda. Internet les va a servir después de conseguir esa formación de base. Es magnífico para la persona que ya tenga conocimientos y necesite comprobar un dato o la ortografía de un nombre. Para sacar provecho de la Red, el usuario debe saber formular una pregunta y evaluar la respuesta, y eso no es el caso del alumno promedio. Se podría hablar también de un error de percepción. Hay mucho material en Internet, es cierto, pero el problema del educador de hoy no es tanto tener acceso a materiales para ilustrar lo que deben aprender los alumnos como el problema de la voluntad de hacer un esfuerzo prolongado para aprender.
En muchos países occidentales, por las encuestas de Pisa sabemos que los niños de familias sin recursos económicos apenas tienen oportunidad de llegar a la universidad. ¿Qué está pasando? La educación ha dejado de ser un ascensor social…
Tiene que ver con varias cosas pero se pueden señalar unos factores. El primero sería que, en el Estado del bienestar, los alumnos no sienten la urgencia de antes de estudiar para sobrevivir social y económicamente, y tampoco los padres ven así la situación. Segundo, con el Estado del bienestar se han difundido teorías permisivas en la educación que dicen que los profesores deben aceptar que no haya tanta disciplina en clase. Se dice que el aprendizaje debe ser divertido y, si no es así, los alumnos están en su derecho de rechazarlo. Esas teorías son negativas para todos, pero sobre todo para los que aprenden menos en su casa. Finalmente, esos factores han llevado a que no sea tan gratificante ser profesor, con lo cual los estudiantes más inteligentes e idóneos para ser profesores se dirigen hacia otras profesiones. Los nuevos docentes quizá no tengan la misma capacidad de ganarse a los alumnos con menos interés para los estudios.
En su libro de La buena y la mala educación, describe la educación en barriadas francesas como aterradora, con adolescentes que apenas se sitúan en el mundo. ¿Cómo se ha llegado a eso?
Mi explicación es que grupos de intelectuales han machacado a políticos y profesores diciendo que Occidente sería opresora y que su cultura sería «excluyente». Esto ha creado una duda de si es legítimo enseñar lo que se enseña desde siempre y en particular si es legítimo exigir que personas de otro origen étnico aprendan lo que típicamente contiene el currículum en una escuela occidental. El resultado es que los profesores no exigen un esfuerzo, los alumnos no aprenden y, a pesar de esto, obtienen el aprobado, y los políticos no intervienen porque no se sienten seguros de su mandato para intervenir. Se invierte un dineral en las escuelas pero no se obtienen resultados y se convierten en guarderías para adolescentes. Tras la edad escolar, estos jóvenes están desamparados ante la vida en una sociedad moderna.

Estudiantes aislados

Cuando dice que en esas barriadas de París están desamparados y perdidos en el mundo, ¿podría explicar en qué sentido? Y no pasa tanto con las chicas musulmanas. ¿Por qué cree?
Si los alumnos del origen que sea no adquieren en la educación primaria un vocabulario amplio, unos conocimientos del mundo y una conducta socialmente aceptable, nunca llegarán a «entrar en el mundo del libro». No se acostumbran a ver el mundo desde diferentes perspectivas, como la de un adulto o la de un anciano, de alguien de otra cultura, de otra región geográfica o de otra etapa histórica. Así corren el riesgo de adquirir menos flexibilidad mental… Sin conocimientos previos sobre el mundo y sin un vocabulario que vaya más allá de las 500 palabras e incluya las abstractas, los chicos no entienden ni el telediario. No sólo es que se sientan aislados del resto de la sociedad, es que lo están. A su vez, eso lleva a que todas las noticias les lleguen de sus compañeros en el barrio y eso da por resultado una tendencia a juzgar todo desde la perspectiva del círculo inmediato de amigos y conocidos. Así pueden crecer Estados dentro del Estado, sociedades paralelas. Se trata de un círculo vicioso. El desarrollo descrito es más frecuente entre los chicos que entre las chicas porque las familias tradicionalistas suelen acostumbrar a las chicas al trabajo y al autosacrificio. Además, para ellas, el estudio suele verse como una manera de escapar del control de la familia y, por eso, se esfuerzan más. Finalmente, en bastantes ambientes machistas, suele estar más aceptado que estudie una chica porque suelen considerar que estudiar es algo femenino.
Ahora en España mucha gente fía la solución de los problemas de la educación a que se alcance un pacto de partidos políticos pero, en su libro, describe a comunidades de chinos que lo hacen muy bien en China y también en California. ¿Hasta qué punto el desempeño académico depende de los valores familiares más que del sistema educativo?
La cultura de la casa es muy importante y más importante que el nivel socioeconómico. El ejemplo de los chinos en Occidente no cuaja con la visión de algunos partidos políticos de que todo depende del nivel económico y no del respeto por la educación y de la voluntad de los alumnos y de sus padres.
Si alabamos la educación de los niños chinos en sus familias, los hay que enseguida traen a colación la felicidad y vienen a decir que esos niños no lo son. ¿Hay pruebas de que así sea? ¿Qué deberían aprender en algunas casas occidentales de esa cultura de los padres chinos?
No hay ningún indicio de infelicidad generalizada entre los alumnos de alto rendimiento escolar. Si antes en las escuelas occidentales existía una cultura del esfuerzo sin que nadie dijera que los alumnos exitosos eran infelices, ¿por qué ahora lo dicen?
La empatía es una palabra que se ha puesto de moda en la educación pero a veces da la sensación de que, cuando se conocen las circunstancias específicas de cada alumno, se puede caer en la tentación de sentir pena y exigirle menos de lo que puede hacer. ¿Es así?
Hay unas corrientes educativas que enfatizan la empatía y proponen una educación «del cuidado», terapéutica. Es una corriente fuerte en la educación preescolar y en la educación primaria. Esta empatía puede ser negativa si no se combina con un enfoque en el aprendizaje porque, aunque protege al joven al comienzo, podría dejarle sin conocimientos para la vida adulta.
Suecia es modelo en la introducción del cheque escolar, con el que los padres eligen el colegio que quieren para sus hijos, ya sea privado o público. Y los resultados se ven con cierto escepticismo. ¿Cómo cree usted que ha funcionado?
El cheque escolar fue introducido en una situación muy especial, y por eso lo que ha pasado en Suecia no se puede tomar como un ejemplo general de cómo funciona este sistema. El cheque escolar significa, en el caso sueco, que toda la educación se paga con el dinero de los contribuyentes pero la gestión de una escuela puede ser privada. Sin embargo, los currículos, la ley escolar y las reglas administrativas son iguales para todas las escuelas. Cuando se introdujo al comienzo de los años 90 había un gran descontento con la educación pública, y lo que sucedió fue que se crearon cadenas de escuelas gestionadas por empresas más que por profesores idealistas. Estas escuelas atraen cada vez a más alumnos porque, desde entonces, la situación general de las escuelas públicas ha seguido empeorando debido a varios factores. La situación no se ha arreglado y una de las causas es que la energía del sistema escolar se dirige hacia la integración de los nuevos grupos de refugiados asiáticos y africanos.

La politización

Según explica usted, la educación, al menos en algunos sitios, se ha mezclado con la ideología, sobre todo de izquierdas, como cuando se pone en cuestión el papel de Occidente en el mundo. ¿Cree que también ha desempeñado un papel el nacionalismo como ideología en Cataluña, región que usted conoce bien?
Sí, obviamente. La educación ha sido el instrumento principal para el nacionalismo.
En ambientes tecnológicos ahora no se ve machista poner a las niñas en clases diferenciadas, sólo para ellas, para aprender a programar, por ejemplo. ¿Cree que en España el debate de la educación diferenciada está contaminado por prejuicios de la dictadura y de la Iglesia?
Creo que el tema se ha politizado en España y que se ve conectado con la Iglesia católica. No se toma en consideración lo propiamente educativo.
Si el Estado de bienestar ha conseguido un nivel mínimo en el que no se incita a los más perjudicados a luchar por la excelencia académica, ¿eso cómo se arregla? ¿Cómo se puede motivar a los de más abajo a ser excelentes y, así, en cierta manera, acortar la brecha de la desigualdad?
Haría falta más tiempo para contestar a la pregunta pero, en resumen, sería preciso hacer lo contrario de lo que se hace ahora. No tener promoción automática, ofrecer itinerarios interesantes para los alumnos que se esfuercen, y atraer a excelentes profesores en todos los niveles, y sería muy importante especialmente en la educación primaria.
Ahora parece que andamos todos un poco obsesionados con Finlandia como modelo educativo, pero, si tuviéramos que imitar lo mejor de un país, ¿con qué modelo se quedaba usted?
Mejor que mirar hacia cierto país es asegurarse de que funcionen cuatro factores: los alumnos deben aceptar que estudiar significa esforzarse, los profesores deben estar cuidadosamente seleccionados y tener una formación sólida, los padres deben apoyar la educación escolar de sus hijos y tener confianza en los profesores y el Estado debe establecer currículos y tipos de exámenes adecuados para asegurar la calidad del sistema educativo.
Fuente: http://www.elmundo.es/cronica/2016/11/11/581f0cde268e3e502d8b456c.html
Imagen: e2-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2016/11/11/14788450166113.jpg
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Regístrate y Participa «Hacia un Movimiento Pedagógico Bolivariano»

Por: Centro Internacional Miranda. 14-11-2016

Los procesos de transformación educativa están llamados a contar con una clara expresión organizativa. Durante diecisiete años, la Revolución Bolivariana ha impulsado un profundo cambio en los conceptos, dinámicas y direccionalidad estratégica del sistema educativo, desde la educación pública para todos y todas como lugar de enunciación de políticas públicas para el sector. En la construcción de la patria socialista, la organización de todos y todas los interesados en la educación bolivariana como instrumento liberador ante cualquier pretensión de dominación es fundamental.

Desde hace décadas el magisterio venezolano ha librado jornadas de luchas, debates e iniciativas para el proyecto bolivariano. Ha sido una historia de avances en definiciones pero sin lograr la unidad organizativa de todo el sector educativo venezolano.

Ha llegado el momento de generar un movimiento unitario del magisterio venezolano, que incluya a todos y todas; dando cuenta de los enormes logros, pero también de los desafíos que se nos avecinan. Un movimiento que se convierta en el nicho de fermento de nuevas ideas para seguir avanzando en una educación liberadora del ser humano.
En consecuencia, debe ser un movimiento amplio, donde todos podamos estar, decir y hacer a favor de la educación en revolución. No se trata de construir un movimiento aclamacionista; muy por el contrario se trata de impulsar y crear un movimiento organizado, comprometido y dinámico que defienda la permanencia de la revolución pensando con cabeza propia, por lo tanto proponiendo y acompañando.

Un auténtico Movimiento Pedagógico Bolivariano tiene que tener la disposición y capacidad de empalmar con los millones de maestros y maestras, trabajadores, familias, intelectuales, hombres y mujeres que en todos los lugares y rincones del planeta enfrentan la vorágine neoliberal en educación. Por ello, el Movimiento Pedagógico Bolivariano deberá entender las políticas públicas en educación y la construcción de propuestas pedagógicas en el marco de la defensa de la educación pública contra la ofensiva del capital.

El Movimiento Pedagógico Bolivariano que llamamos a construir debe ser capaz de generar mecanismos de trabajo y producción que posibiliten la articulación entre maestros de aula que investigan y trabajan las claves pedagógicas desde la escuela, con académicos y equipos de investigación, colectivos de jubilados, organizaciones sindicales y gremiales, movimientos de familias, organizaciones estudiantiles, comunicadores educativos, innovadores, tecnólogos e intelectuales de la educación. Articulación que se exprese en ideas, libros, foros, conferencias, papeles de trabajo; pero también en movilizaciones y acciones permanentes en defensa de la educación pública y la revolución cultural y política.

Para ello, colegas maestras y maestros, profesores y profesoras, académicos, innovadores, tecnólogos, intelectuales e investigadores, comunicadores alternativos en educación y todo aquel que desde la docencia y su interés por la educación de nuestro pueblo sienta que puede dar mucho mas por la construcción de una patria soberana, independiente e incluyente, te invitamos a registrarte y comenzar a participar en las actividades y tareas rumbo a nuestro Primer Congreso de Movimiento Pedagógico Bolivariano,

Para ello, accede a este link e inscribe a tu movimiento o envía un correo electrónico a:

https://goo.gl/forms/HaioSsDfP1wNoEY63

RegistroMovimientosPedagogicos@gmail.com

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Expansion is no longer the answer to improving the Australian education system

Oceanía /Australia/Noviembre 2016/Noticias/http://theconversation.com/

For 50 years, Australia’s policymakers have been persuaded that growth at every level of the education system would be a good thing in itself – and would drive economic growth and social progress.

That faith is now under unprecedented pressure.

While massive expansion has brought the benefits of education to millions, it has also created new problems, and left old ones unresolved.

Human capital theory

Belief in the power of education to lift lives and societies is hardly new. But “human capital theory” gave it a new form.

Developed by a small group of US economists in the late 1950s, human capital theory arrived in Australia via the OECD in 1964, when L. H. Martin became the first in a long line of Australian policymakers to argue that education was not a necessary expense but an investment.

Investment in education would make individuals and economies more productive, triggering a virtuous circle of economic growth, more equal opportunity, higher levels of health and civic-mindedness, and cultural enrichment. The economic rain would follow the educational plough.

It followed (as one Australian human capital theorist argued) that,

“education spending should be expanded up to the point where the rate of return to additional spending is equal to the general rate of return on capital”.

Anything less will reduce the rate of economic growth and result in “a culturally impoverished and less cohesive society”.

In the meantime, education pays for itself (as another theorist put it) “many times over”.

Promise and performance

Governments have certainly done as advised.

In just two generations they have tripled the proportion of students completing 12 years of schooling, expanded numbers in vocational education and training (VET) from a few tens of thousands to around 1.5 million, and multiplied higher education numbers by thirteen.

But 50 years on it is clear the benefits of vastly expanded access to education are heavily offset in ways scarcely anticipated by the human capital argument:

  • Despite claims that education pays for itself, the chronic problem of funding it has recently become acute, pushing minister Pyne from his portfolio, and his government toward a near-death electoral experience.
  • Even the OECD, the leading apostle of human capital theory, concedes that “over-education” is relatively pronounced in Australia. Employment and salary returns to degree and diploma programs have fallen steadily, while at the lowest qualification levels returns are negligible or even negative. On the other side of the transaction, employers continue to complain about the employability and “job readiness” of graduates
  • Despite more years of schooling by many more people, a persistently large minority of students is “disengaged”, and an even larger proportion of adults lacks the skills “to meet the demands of everyday life and work”.
  • Research dominates the universities and they dominate the system as a whole. The universities have been allowed to pursue their owninterests at the expense of teaching, and to undertake increasing amounts of educational work for which neither they nor their students are well equipped. Their dominance extends to the purposes and curriculum of schooling, and contributes to the perception of VET – under-funded and beset by scandal – as an educational last resort.
  • There have been few or no gains in the social distribution of opportunity in and through education. It seems likely that structural inequality – the distance between the best and worst educated, and the distribution of the population across that spectrum – has increased.
  • Growth has been in time served as well as numbers enrolled, causing costs for young people to rise as returns fall. They spend a steadily increasing proportion of their lives in a limbo between childhood and fully adult circumstances and responsibilities in pursuit of employment which may or may not materialise.

Growth still the solution?

There are those who argue or assume that growth should still be the first objective of policy.

The most recent substantial review of higher education, for example, relied on human capital theory to argue for a much-expanded, demand-driven system.

Deloitte Access Economics prosecutes the same case, claiming not just a long list of social, health and other benefits for expansion, but an 8.5% increase in GDP “because of the impact that a university education has had on the productivity”.

Australia’s most successful federal minister of education, John Dawkins, recently called for a comprehensive rethink, but with funding for further growth as the central question, a view apparently shared by the Grattan Institute.

The guns of policy are pointing in the wrong direction. We need a re-orientation for the next 50 years as substantial as that introduced by Martin 50 years ago.

A different orientation for public policy

The first question for policy should not be the size of the system or its funding but its disposition, character, and consequences:

  • Policy has concentrated on the supply of skills and knowledge; it should now concentrate on their use and development in the workplace.
  • The effort to load up individuals with economically useful skills and knowledge via front-end, formal education should give way to expanding career and training paths and work-based learning across the broadest possible range of industries and occupations, including most of the professions.
  • The focus on the social distribution of education should be widened to tackle structural inequality. Policy must be directed less toward opportunity to get the best, and more toward providing the highest possible proportion of the population with the best possible educational experience and attainment.
  • The priority currently given to the top half of the system and to those who do well at school and go on to higher education should be given to those for whom education is a bad experience with bad consequences.
  • Policy should above all stop equating human capital with the consumption of formal education. That conflation has allowed occupational groups, including particularly the professions and those aspiring to professional status, to combine with education providers to use credentials to drive up amounts of education consumed. Educational provision should be seen within the larger frame of learning and its recognition, irrespective of where, when or how undertaken, but particularly learning and its use in workplaces.

It is possible to detect the beginnings of such a re-orientation in some of the areas discussed; in others, it is not.

Learning the lessons of experience

Although human capital theory has gone largely unchallenged in policy debates, among economists it has been as much criticised and rejected as accepted.

Even those who work within the human capital framework often distancethemselves from the growth argument appealed to by governments and others.

The rise of human capital theory from one among several accounts of the education-economy relationship to conventional wisdom owes as much to its political usefulness to governments and to the education industry as to its merits.

There is much more to the complex interaction of education and learning (on the one hand) and economic activity (on the other) than human capital theory comprehends, including particularly competitionfor economic advantage through education by occupational groups and by families and individuals.

There is also much more to education than its contribution to economic activity.

Martin depended upon a theory. Now we have experience. If the lessons of the past 50 years are to be learned, policymakers will need a much broader course of instruction than can be provided by human capital theory

Fuente :

http://theconversation.com/expansion-is-no-longer-the-answer-to-improving-the-australian-education-system-67788

Fuente imagen

https://lh3.googleusercontent.com/uqcPmoaHLX1xu2RM5bF2Q3n3gwnDlPletNl0Udc3OPMwiR-LUBsbH7Q62bBQW9lltwgv=s88

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Película: Los Coristas Frank

Reseña:

“El niño no es una botella que hay que llenar sino un fuego que es preciso encender”

 

En Les Choristes (2004) de Christophe Barratier la trama se desarrolla en Francia, en el año 1949, en un «orfanato – reformatorio» de la posguerra. Los alumnos, que tienen entre 8 y 13 años, concurren echados de otros establecimientos de enseñanza, se encuentran en el límite del sistema educativo.

Los Coristas está basada en un hecho real ocurrido inmediatamente después de la II Guerra Mundial, en que un maestro se empeña en crear un coro en un internado para niños abandonados o con problemas de conducta.

Clément Mathieu (Gérard Jugnot) es un profesor de música desempleado, que ha sido contratado como preceptor y maestro en un instituto correccional de menores, donde a través de ineficaces y represivas políticas, su director Rachin (Francois Berléand) intenta con dificultad mantener disciplinados a estos «alumnos problema».

La película nos ofrece el relato del educador, sus objetivos, sus propósitos, sus miedos y ansiedades. Pero nada nos dice de la perspectiva de los niños. Hace muchos años leí un libro de Peter Høeg, un escritor danés, que nos cuenta la perspectiva de tres niños -Peter, Katarina y August- encerrados en un reformatorio. Creo que ambos textos podrían ser leídos de manera complementaria. Los invito en este escrito a la suplementación del film con el texto literario, para escuchar las voces, no sólo del maestro sino también de los alumnos.

Link: https://www.youtube.com/watch?v=iOLVfhGewnw

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Bachilleres mexicanos con bajos conocimientos en matemáticas

América del Norte/México/12 Noviembre 2016/Prensa Latina

Ocho de cada 10 alumnos mexicanos del último grado de bachillerato se ubican en los niveles más bajos de conocimientos en matemáticas, revelan hoy resultados del Plan Nacional para las Evaluaciones de los Aprendizajes.
De acuerdo con datos difundidos por la Secretaría de Educación Pública (SEP), 79,2 por ciento de los 579 mil 923 estudiantes evaluados en todo el país, están en los niveles uno y dos de aprendizaje matemático, los más bajos.

Mientras, apenas dos de cada decena logran colocarse en los niveles tres y cuatro, los más altos para la medición de los saberes adquiridos.

La SEP destaca que el objetivo de esa evaluación es conocer en qué medida los estudiantes logran adquirir un conjunto de aprendizajes considerados esenciales.

Se aplicó el plan por segunda ocasión en abril pasado en 14 mil 784 planteles públicos, autónomos y privados.

En el caso de lenguaje y comunicación (comprensión de la lectura) se detectó que 45 por ciento de los alumnos está en el nivel más bajo de aprendizaje.

Mientras el 26,1 por ciento alcanza el dos, 19,9 por ciento el tres, y nueve por ciento el nivel cuatro, lo que representa un retroceso en comparación con los resultados reportados en 2015.

Los planteles educativos ubicados en zonas con muy alta y alta marginación presentan los resultados más bajos.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=41823&SEO=bachilleres-mexicanos-con-bajos-conocimientos-en-matematicas
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“Casi la mitad de los niños con autismo sufre acoso escolar” Entrevista a Ruth Vidriales

Europa/España/12 Noviembre 2016/Autora: Carolina García/El país

Estos menores tienen un riesgo cuatro veces mayor de sufrirlo que la población general. También están más expuestos a la exclusión y abandono escolar

Los trastornos del espectro autista (TEA) son discapacidades del neurodesarrollo que tienen un origen biológico de tipo genético, aunque la investigación actual científica no ha determinado con exactitud su origen. Estos provocan que las personas que los padecen tengan un desarrollo distinto, debido a que su configuración neuronal es diferente. Los TEA son muy complicados de clasificar porque hay mucha variabilidad –ya que muchas veces pueden ir asociados a problemas de salud y otras a discapacidades intelectuales, y en otros casos no- y afectan tanto a la comprensión social como a la flexibilidad de comportamiento y pensamiento, reflejándose en las habilidades sociales, en la comunicación y en la conducta e intereses, que son muy restringidos. Normalmente se identifican señales de alerta en el desarrollo de la persona con autismo entre los 18 y 24 meses de edad, aunque en muchos casos el diagnóstico no se realiza hasta edades más avanzadas. Son niños y niñas que poseen una comunicación e interacción diferente. Su juego simbólico es limitado y suelen repetir los mismos comportamientos. Una vez diagnosticado el trastorno, la pregunta que nos hacemos, que se hacen las familias es: ¿Cómo se va a adaptar nuestro hijo al sistema educativo actual? Ruth Vidriales, responsable de Asesoramiento de Autismo España, psicóloga experta en Trastornos del Espectro del Autismo (TEA), nos responde a esta pregunta y nos pone en antecedentes.

Respuesta: Normalmente las comunidades autónomas cuentan con equipos de orientación educativa que tienen la función de orientar en estos ámbitos, aunque uno de los problemas es que las 17 comunidades, cuentan con 17 sistemas educativos distintos, lo que dificulta mucho a la hora de generalizar las modalidades de escolarización y los apoyos que existen, ya que ofrecen distintas alternativas que muchas veces no están bien definidas ni se encuentran en otros territorios. Son equipos que evalúan y dan apoyo a las familias para decidir cuál es el mejor plan educativo para el niño o la niña. Por ejemplo, en el País Vasco, tiene un sistema muy bien definido, y aquí, Madrid, tiene un buen equipo de especialistas y red de centros preferentes, aunque muchos están saturados y siempre se puede hacer más. En general hay centros que están más implicados que otros y que tienen más recursos que otros.

P: Llega el momento de la escolarización de nuestro hijo con TEA, ¿qué opciones tienen los padres?

R: Actualmente hay dos sistemas que conviven en paralelo: la educación ordinaria y la educación especial. Independientemente de cuál sea la alternativa, la intervención educativa en autismo es algo muy específico y que necesita especialización. La educación especial se imparte normalmente en centros específicos en que el número de alumnos es reducido y todos tienen autismo. Habitualmente cuentan con dos profesores por aula. Por su parte, en la educación ordinaria el alumno con autismo comparte el curriculum, los espacios y las actividades con compañeros y compañeras de su edad que no tienen estas dificultades del desarrollo. En estos casos, es muy necesario que el centro educativo y todo el claustro tengan la implicación y la formación necesaria, aunque a veces esto no ocurre. Se necesita tiempo, formación y recursos. Y unas veces son los docentes los no motivados, y otras, ellos demandan esa formación, pero no les llega.

P: ¿Cuáles son las características que debería tener un profesor que trabaja con niños y niñas con TEA?

R: Un profesor, un centro, un organismo debe saber que el niño con TEA se desarrolla de manera distinta a los demás alumnos de la clase, por lo que tiene que esforzase en comprender cómo aprende, cómo se comunica y cómo se relaciona. Evaluarle o exigirle sin tener esto en cuenta, no es sensato. Tal vez, necesite más tiempo en un examen o que las preguntas permanezcan en el encerado, para que pueda recordarlas con mayor facilidad. Un niño o niña con TEA puede aprender, pero tiene un desarrollo distinto. Es esencial ver cómo se facilita su educación. El sistema educativo debe entender que un niño o niña TEA no aprende como sus demás compañeros y que hacen falta apoyos y metodologías especializadas.

P: ¿Esta situación de desigualdad en clase puede llevar a que estos niños sufran más acoso escolar que sus iguales?

R: Si, ésta es una realidad muy grave. Casi la mitad de los niños con autismo se encuentra alguna vez en esta situación, es una proporción cuatro veces mayor que en la población general. Son muy vulnerables porque las propias características del autismo, especialmente todo lo que tiene que ver con el manejo de las relaciones sociales y la comunicación, hacen que a veces no identifiquen los comportamientos de acoso como indicadores de agresión o burla, o que no sepan cómo enfrentarse a esas situaciones. Además, con mucha frecuencia el entorno escolar no tiene en cuenta estas dificultades y no facilita los apoyos que el alumno o alumna con autismo necesita para estar socialmente incluido en el centro.

P: Un artículo en el Telegraph de hace unas semanas, exponía, tras la resolución de un estudio, que 20.000 alumnos con TEA sufrían exclusión escolar debido a la poca o nula formación de sus docentes, ¿se podría extrapolar este dato a España?

R: No hay datos oficiales claros que nos indiquen cuál es la situación educativa y la evolución de los alumnos con TEA en el sistema escolar, cuántos y dónde están escolarizados y cuáles son sus resultados. Pero en datos generales, y por lo que nosotros hemos constatado, existe mucho abandono escolar y cambio de la educación ordinaria a la educación especial, especialmente en el paso de primaria a secundaria. Además, no hay apenas oferta ni apoyos en los ciclos de FP para estas personas ni otras alternativas de formación después de la educación obligatoria, por lo que este abandono tiene también una vinculación directa con la poca posibilidad de encontrar un empleo en el futuro. En definitiva, el sistema educativo actual no garantiza los apoyos suficientes para evitar este abandono ni para capacitar a la persona de cara a su vida adulta.

P: ¿Qué valora la familia a la hora de elegir un centro de educación ordinaria o especial?

R: Ésta suele ser una decisión compleja, en la que los padres se guían por muchos factores, pero que muchas veces está condicionada por la disponibilidad de los recursos que existen y se les asignan. A veces querrían que el niño o la niña fuera a un centro ordinario, por el hecho de que el pequeño no modifique mucho su entorno y pueda relacionarse más con sus iguales pero no se le garantizan los apoyos que necesita y buscan otro recurso más especializado, como el centro de educación especial específico. En algunos casos, esto les lleva a que el pequeño recorra 100 kilómetros, de ida y de vuelta, cada día para acudir al colegio y a veces esto interfiere mucho en su calidad de vida y en la de la familia. La decisión, obviamente, al final debe ser suya, pero tener apoyos e información en este proceso les ayudaría a valorar todos estos factores y tomar decisiones, aunque muchas veces se sienten desorientados y sin apoyo en estas elecciones.

P: ¿Cuándo podremos tener una mejora en los recursos como pasa, por ejemplo, con el síndrome de Down?

R: Ambos trastornos del desarrollo son muy diferentes. La primera dificultad que tiene el autismo frente al síndrome de Down es que es mucho menos visible y se conoce mucho menos. El autismo no se ve. Además, se necesita mucha investigación para demostrar el origen de la enfermedad y no es nada sencillo. En cambio, del síndrome de Down se conoce muy bien el origen, se detecta y se diagnostica pronto, y también se interviene pronto, lo que no ocurre en el caso del autismo. Aunque cada vez se diagnostican más casos de autismo gracias a que cada día se sabe más, todavía estamos muy lejos de comprender bien este tipo de trastornos. Yo espero que los recursos y apoyo mejoren, pero poco a poco, va a ser lento.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/10/25/mamas_papas/1477404570_865151.html

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