01 de febrero de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org/
Por: Abelardo Carro Nava
Para nadie es desconocido que el sueño dorado de la maestra Elba Esther Gordillo Morales, fue el de ocupar la Secretaría de Educación Pública. Sueño guajiro que en reiteradas ocasiones lo comentaba, ya sea en alguna entrevista o en alguno de esos eventos en los que su participación era más que elocuente.
Por esa razón, desde su llegada a la Secretaría General de Sindicato más grande de Latinoamérica, impulsó una serie acciones con la idea de transformarlo. De hecho, la cercanía que ésta tenía con varios intelectuales, nacionales e internacionales (ver “Los socios de Elba Esther” de Ricardo Raphael), le permitía lograr cada una de las metas que se proponía y así era; cada uno de los objetivos que se trazaba los sacaba adelante, a veces con manoteos, otras, con diálogo, pero de que los lograba los lograba.
Dese cuenta, la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) con Salinas de Gortari, la firma del Compromiso Social por la Calidad de la Educación con Vicente Fox, y la firma de la Alianza por la Calidad de la Educación con el expresidente Felipe Calderón, le permitieron, entre otras cosas, pensar y repensar a su Sindicato, no solo como eje de lucha, confrontación o negociación, más bien, como una organización que podía ir más allá de lo que su propia función le señalaba: profesionalizar al magisterio. Cosa curiosa fue ésta, de ser un Sindicato que pugnaba por la defensa irrestricta de los intereses de los trabajadores, pasó a ser una instancia profesionalizadora del magisterio mexicano. Si no me cree mucho, dese una vuelta por el portal (www.snte.org.mx) del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y busque el discurso que ofrece Juan Díaz de la Torre en la presentación del Sistema Nacional de Desarrollo Profesional Docente (SINADEP). ¿Aún lo duda?
Bueno, pero si esto no fuera suficiente, en los últimos años en esta organización sindical, han surgido una serie de eventos que han llamado mi atención en demasía. Por cuestiones de espacio – más que de ganas –, abordaré dos de ellos: SNTE Joven y los Juegos Magisteriales, Deportivos y Culturales que promueve dicha organización.
Por lo que respecta al primero, tengo claro que esta idea tiene como propósito preparar cuadros y revitalizar la estructura sindical, dado que para Luis Manuel Hernández León, representante del propio Juan Díaz de la Torre en el primer encuentro nacional Snte Joven (La Jornada 5/03/2016), los maestros jóvenes “son la esperanza porque serán los actores principales del proceso de transformación del sindicato”. Afirmación que sin lugar a dudas, abre la inmensa posibilidad de formular algunos cuestionamientos: ¿preparar cuadros para qué?, ¿se pretende reproducir las mismas prácticas clientelares y corporativas en dichos jóvenes?, ¿el sindicato no se rige por unos estatutos que definen sus formas de organización y participación?, ¿de qué transformación se está hablando?, ¿ya no será sindicato y ahora será una instancia profesionalizadora? En fin, insisto, varios cuestionamientos que se desprenden de las afirmaciones que integrantes del mismo sindicato realizan sobre este asunto.
Por lo que respecta a los Juegos Magisteriales, Deportivos y Culturales, también tengo claro que otras organizaciones sindicales, como el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o bien, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los realizan de manera continua y permanente. A través de éstos, se pretende fomentar la convivencia entre los trabajadores que están adheridos a tales sindicatos; sin embargo, bien cabría preguntarse – en el caso del SNTE –: ¿qué ventajas y desventajas ofrecen este tipo de actividades para los maestros?, ¿se busca un espacio de convivencia y esparcimiento o la confrontación y lucha derivada de la competencia que generan los deportes, por ejemplo? De la suspensión de clases y de la inscripción de ciertos jugadores (maestros o maestras) mejor ni hablamos. En muchos casos, y me consta, se suspenden clases por varios días en ciertas escuelas o zonas escolares con el propósito de participar en los “juegos”, pero también, aquellos que se inscribieron resulta que no se inscribieron – aunque si asisten – dado que participan o se integran a jugadores “externos” que nada tienen que ver con el magisterio. ¿Cuál es entonces la finalidad de este tipo de actividades?, ¿dónde queda el espíritu deportivo y artístico en este tipo de eventos?
Es loable el que se piense en los trabajadores, en este caso, de la educación. Sin embargo, las condiciones educativas y laborales en el país no están como para que a éstos se les dé atole con el dedo. Desde mi perspectiva, la dirigencia sindical, tendría que hacer lo que le corresponde: luchar por los intereses de sus agremiados.
Ciertamente las condiciones en México han cambiado, pero por esa misma razón, es que debe pensarse y repensarse los principios que rigen el sindicalismo en México.
Bien reza el dicho: “zapatero a tus zapatos” y, en consecuencia, soy de la idea de que el SNTE como tal, debe regresar a su origen, a sus principios. De nada le sirve ser una instancia profesionalizadora si la Secretaría de Educación Pública (SEP) no reconoce sus cursos, talleres, diplomados, etc., además de que éstos nunca han sido evaluados. De nada le sirve promover actividades deportivas y culturales si no se exige rotundamente que la misma SEP ofrezca estos servicios en las escuelas y para los maestros.
Lejos estamos de aquellos años en los que la maestra Elba Esther tenía una visión “transformadora” de su Sindicato. Reflexionar su función es de vital importancia si es que desea Juan Díaz de la Torre, quitarse el mote que miles de maestros expresan en sendas marchas: el gran charro sindical. Y aunque Edur Velasco Arregui (1999) define al charrismo sindical como “aquel intermediario de las relaciones laborales, seleccionado por el Estado, como otros (tantos) intermediarios de la vida social en México, (sus) funciones se derivan del propio poder público”*; considero que está a tiempo de generar una inercia diferente, si es que desea recuperar la legitimidad y credibilidad de un gremio fuertemente golpeado por el gobierno federal en manos de Peña Nieto.
Tiempo al tiempo.
* Nota: lo que aparece entre paréntesis es mío.
Referencias: Velasco, Edur (1999). Estructura y poder sindical en México: el retrato de una élite longeva. Espiral, estudios sobre Estado y Sociedad. Vol. V. No. 16. Dicembre de 1999.
Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/los-desvarios-del-snte/