Page 2 of 4
1 2 3 4

Bosnia: El programa de subsidios de APC beneficia a 18 miembros en 2017

Bosnia/23 de Octubre de 2017/APC

El programa de subsidios de APC otorgó en su segundo año un total de 273.986 USD para ayudar a sus miembros a alcanzar la visión de APC. Dieciocho organizaciones miembro recibieron 21 subsidios, 10 de los cuales fueron subsidios para proyectos de hasta 20.000 USD cada uno, mientras otros 11 fueron subsidios para investigación y campañas de hasta 5.000 USD cada uno. También se utilizaron fondos para apoyar la investigación de 28 informes nacionales para el Monitor mundial sobre la sociedad de la información 2017.

El propósito del programa de subsidios de APC consiste en facilitar que organizaciones miembro puedan generar cambios que contribuyan a lograr la visión de APC. En 2017, APC ofreció dos tipos de subsidios: subsidios para proyectos y subsidios para investigación y campañas.

La intención de los subsidios para proyectos es contribuir a la implementación del plan estratégico de APC en el nivel nacional, como también a fortalecer el trabajo ya existente de miembros de APC vinculado a las prioridades estratégicas de APC.

Los subsidios para investigación y campañas contribuyen a la tarea de incidencia de las organizaciones miembro y también a facilitar la participación de miembros en campañas de toda APC.

Los subsidios otorgados en 2017 incluyen los siguientes países: Argentina, Bangladés, Bosnia y Herzegovina, Brasil, Colombia, Camerún, Costa Rica, Filipinas, Franja de Gaza, India, Nigeria, Paquistán, Ruanda, Sudáfrica y Venezuela. Otros dos proyectos son de alcance regional, en la región de América Latina.

Los subsidios adjudicados este año abarcan proyectos que abordan un conjunto amplio de asuntos técnicos y de derechos, como terminar con la violencia en línea y fuera de línea, acceso local y redes comunitarias, políticas y prácticas de espectro, la Declaración africana sobre los derechos y libertades en internet, derechos digitales, neutralidad de la red, acceso a internet y a la información y mapeo en línea de información sobre derechos, entre otros temas relevantes.

  • ¿Cómo podemos mejorar la capacidad de mujeres y niñas para hacer frente a los problemas de la violencia de género en línea y acrecentar la conciencia pública acerca de cómo estos temas pueden ser abordados por la sociedad?
  • ¿Cómo podemos mapear los proyectos relacionados con la tecnología referidos a los derechos de las mujeres que tuvieron lugar en América Latina durante 2017 para luego difundirlos?
  • ¿Cómo podemos contribuir a promover la justicia mediante un mapeo de asesinatos políticos y construir una base de datos centralizada en línea?
  • ¿Cómo podemos mejorar la comprensión, capacidad y consecuente cobertura mediática de las violaciones de derechos digitales y otros temas relacionados de políticas de internet?
  • ¿Cómo crear y mantener un análisis en línea de las normas y regulaciones que afectan las políticas y prácticas de espectro y de cómo impactan en las comunidades locales?
  • ¿Cómo podemos brindar apoyo sostenible y a largo plazo al ecosistema de organizaciones y personas que trabajan con sobrevivientes de violencia agregando a su trabajo conciencia del (mal)uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC)?
  • ¿Cómo ayudamos a activistas de los derechos de las mujeres y los derechos sexuales a comprender mejor de qué manera los derechos digitales se relacionan con su vida o con la de aquellas personas con quienes trabajan?
  • ¿Cómo podemos analizar si un gobierno está preparado para permitir la plena expresión del potencial de internet mediante la aplicación de los principios claves de la Declaración africana de los derechos y libertades en internet?
  • ¿Cómo podemos encarar las importantes brechas de conectividad que existen en áreas rurales de América Latina, específicamente en poblaciones afrodescendientes, indígenas y campesinas?
  • ¿Cómo podemos apoyar a una comunidad para que aproveche la infraestructura de acceso a internet para facilitar y posibilitar resultados sociales y económicos para las personas?
  • ¿Cómo podemos investigar y hacer campaña por la neutralidad de la red, para favorecer una internet libre y abierta impidiendo que los proveedores de servicios vuelvan más lenta la transferencia de datos o interfieran con ella?
  • ¿Cómo podemos contribuir con aportes significativos relacionados con la situación de los derechos digitales para la revisión de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos?
  • ¿Cómo podemos investigar el acceso y uso de internet en escuelas secundarias femeninas?
  • ¿Qué podemos deducir del análisis de las políticas que amenazan el acceso a internet en Venezuela, como resultado del estado de emergencia durante el período 2016-2017?
  • ¿Cómo enfrentamos los desafíos políticos y regulatorios para las redes comunitarias en Nigeria?
  • ¿Cómo podemos desarrollar una app basada en los conceptos de un proyecto subsidiado sobre “Contrarrestar el abuso: tecnología y conciencia para contrarrestar el abuso y acoso en línea”?

Estas son sólo algunas de las apasionantes preguntas surgidas de proyectos financiados por subsidios de APC en 2017. Se espera que todos los proyectos y actividades estén completos para fines de abril de 2018.

El programa de subsidios de APC es posible gracias al apoyo de la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo (Sida).

Vea todos los subsidios a proyectos para la implementación local el plan estratégico e APC en 2017 aquí (en inglés).

Vea todos los pequeños subsidios para apoyo de investigación y campañas en 2017 aquí (en inglés).

Fuente: https://www.apc.org/es/news/el-programa-de-subsidios-de-apc-beneficia-18-miembros-en-2017

Comparte este contenido:

La sociedad del conocimiento y la información

Pedro Rivera Ramos

Una de las particularidades que más distinguen al mundo de hoy es la abundante información que diariamente, y sin pausa alguna, se difunde en todo el planeta. La Internet, que viene desde hace algún tiempo amenazando seriamente a los medios tradicionales de comunicación, por la integración que hace de los mismos en una sola plataforma, le cabe, sin duda, mucha responsabilidad en que esto sea así.

A este fenómeno debemos sumarle la concentración de los principales medios de comunicación social en pocas manos, en casi todos los países, lo que, a juicio nuestro, puede comprometer —y compromete— sensiblemente el ejercicio democrático de los ciudadanos, así como la credibilidad y fiabilidad de las informaciones que se nos transmiten.

Porque digámoslo sin rodeo alguno: esa mentalidad hedonista y utilitarista, ese marcado individualismo y relativismo de que es presa esta época y que a veces nos resulta hasta natural, se ha gestado, en gran medida, gracias a los códigos y mensajes que nos llegan desde los medios de comunicación social. Sin pecar de exagerados, me atrevería a afirmar que ellos han decidido o marcado, en muchas ocasiones, el rumbo político-ideológico y cultural de nuestras sociedades.

Muy pocos ponen en duda que en la sociedad contemporánea, llamada también sociedad del conocimiento y de la información, asistimos a una manipulación mediática sin precedentes, donde con un cierto número de criterios culturales, algunos mecanismos de carácter psicosociológicos muy bien definidos y con una retórica y estructura narrativa muy semejante en todos los países, se imponen en todo el planeta, gustos, modas, patrones culinarios y hasta apreciaciones estéticas.

El criterio mercantil de las noticias, de los sonidos o de las imágenes, es el que viene lamentablemente predominando por encima del respeto a la verdad, a los hechos y a la información veraz, objetiva e imparcial. La carrera salvaje por el ‘rating’, el sensacionalismo y la instantaneidad extrema, hacen peligrar constantemente la ética necesaria que debe existir y prevalecer en los medios de comunicación social.

Hoy, como en ninguna otra época, tiene lugar un intenso intercambio de información a escala planetaria, que viene configurando un sistema de información basado principalmente en imágenes y sonidos y un concepto muy difuso entre verdad y mentira. La competencia más feroz, el carácter mercantil de los mensajes o la manipulación ideológica de los contenidos y conceptos, son desafortunadamente los rasgos inherentes del modelo informativo hegemónico.

En el campo de la comunicación social no hay trabajo neutro. Un ejemplo harto elocuente, ilustra perfectamente esta verdad. A principios de agosto del 2010, fuimos testigos del extenso circo mediático montado con la tragedia de 33 mineros chilenos, atrapados durante 69 días a 700 metros bajo tierra. Conocimos más las trivialidades surgidas en torno a este infausto suceso, que las razones de explotación despiadada que provocaron el derrumbe.

Lejos estuvimos así de conocer las difíciles condiciones laborales que imperan en las minas chilenas, donde solo en la última década han muerto más de 400 trabajadores. Asimismo, careció de valor alguno para la industria mediática las más de mil quinientas personas que solo en ese mismo año 2010 habían muerto de cólera en Nigeria, según la Organización de las Naciones Unidas. Esto demuestra que se aplican censuras y se ocultan verdades en el poderoso imperio mediático, con el propósito principal de evitar que pensemos críticamente.

En la actualidad resulta muy común para muchos justificar sin sonrojo alguno el uso del trucaje y la impostura, como estrategia para alcanzar el éxito y la celebridad en la industria mediática. Al respecto, me parece oportuno valernos del periodista Ignacio Ramonet que, en su libro Propagandas silenciosas, relata un ejemplo elocuente de embaucamiento colosal: ‘En abril de 1981, una periodista del prestigioso Washington Post, Janet Cooke, consiguió el premio Pulitzer por un extraordinario reportaje sobre el pequeño Jimmy, sistemáticamente drogado por el amante de su madre y convertido, a la edad de ocho años, en un adicto a la jeringuilla y a la heroína… Pero ni Jimmy ni el amante ni la madre, existieron jamás’.

Por ello, en estos tiempos que corren, es imperativo recuperar y defender en el ámbito de la comunicación e información, el estricto sentido de la ética y de un compromiso invariable por defender la verdad y la objetividad. Se trata, además, de renunciar al formato frívolo y superficial y sostener, sin claudicación alguna, las dos exigencias fundamentales de una verdadera información: la credibilidad y la fiabilidad.

En síntesis, aguarda recobrar el control del vocabulario, de los mensajes, de la semántica y de la noticia, como bienes sociales que pertenecen y le interesan a todos. Salvaguardar en todo momento, eso sí, la libertad de expresión sin excesos; pero vigilando no confundirla con la libertad de empresa o con la codicia que se anida en la noticia, cuando esta solo se asume como mercancía.

Fuente del articulo: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/sociedad-conocimiento-informacion/23984580

Fuente de la imagen: http://laestrella.com.pa/media/news/image/298504_800x600_crop_5895409d7246f.jpg

Comparte este contenido:

Internet Is the ‘Future of Education in Africa

África/Mayo de 2017/Autor: /Fuente: All Africa

Resumen: Internet es una herramienta de recursos que puede mejorar y transformar el sector de la educación en África y contribuir a la transformación económica de las naciones africanas, indica un nuevo estudio de la Sociedad de Internet. El estudio, cuyos resultados fueron publicados ayer en el Diálogo Regional Africano sobre Desarrollo y Internet de dos días en Kigali, acaba de mostrar que Internet ofrece una oportunidad para abordar las necesidades de aprendizaje de diversos grupos en África, incluyendo el grueso de los estudiantes que estan actualmente fuera de la escuela. El estudio dice que un ambiente de aprendizaje combinado que aprovecha Internet puede potencialmente ayudar a conectar la educación con el trabajo, mejorar las habilidades que permiten a los jóvenes acceder al empleo, capacitar a los aprendices de por vida y, lo que es más importante, apoyar a las mujeres, las niñas y Las personas con discapacidad a participar en el aprendizaje sin espacio, tiempo y otras barreras culturales y sociales.

The internet is a resourceful tool that can improve and transform Africa’s education sector and contribute to economic transformation of African nations, a new study by the Internet Society indicates.

The study, whose results were released during the just-concluded two-day African Regional Internet and Development Dialogue in Kigali, yesterday, shows that internet offers an opportunity for addressing the learning needs of diverse groups in Africa, including the bulk of learners that are currently out of school.

Dubbed the «Internet for Education in Africa,» the study says a blended learning environment that leverages internet can potentially help connect education to work, improve the skills that allow youth to access employment, empower lifelong learners, and importantly, support women, girls and disabled people to participate in learning without space, time and other cultural and social barriers.

Blended learning is an education system that combines online digital media with traditional classroom methods.

«The participation in the global economy is now dependent on 21st century skills, which includes the ability to navigate in the digital world. Progress in countries like India, China and South Korea shows that connectivity serves as a foundation for access to information economy jobs and advancing innovations,» it says.

The study shows that in Africa, using internet for learning is a real possibility. More than a quarter of the African population (334 million) has access to internet, the majority of which are young people.

There were 147 million Facebook users in Africa as of June 2016.

However, such access to internet and use of social media has not been harnessed systematically to advance education and learning at individual and institutional levels, the study says.

Internet for learning

Dr Lishan Adam, one of the lead researchers behind the study, said it was also part of reviewing the position of Africa in global education commitments.

«As internet is growing, educational challenges are advancing and normally the two are not supposed to be intersecting. What we are trying to do is to look at where we are in terms of providing access to quality education, which is in line with the global education commitments under Sustainable Development Goal (SDG) 4,» he said.

The education targets of the SDGs, among others, aim to ensure universal pre-primary, primary and secondary education, achieve gender equity among learners, ensure disabled learners attain equal education, and foster youth employability.

To achieve this, Adam reckons that improved connectivity in the region and the vast learning resources that are available over the internet are useful.

Fuente: http://allafrica.com/stories/201705110056.html

Comparte este contenido:

Entrevista a Carlos Aznárez: “Tenemos que formar un gran frente continental de medios populares”

Argentina. Entrevista al director de Resumen Latinoamericano:

“Tenemos que formar un gran frente continental de medios populares”

Por Fernando Vicente Prieto

Un mes después del ataque sufrido por Resumen Latinoamericano, dialogamos con el director del medio, Carlos Aznárez, sobre la situación de la comunicación popular en tiempos de avance de proyectos neoliberales.

– Venimos de varios ataques a los medios populares, entre ellos a Resumen Latinoamericano. ¿Cómo caracterizás lo que se viene en cuanto a protegerse frente a esto tipo de situaciones?

– Bueno, primero, construir mayores niveles de unidad. Con el Frente de Comunicadores Populares y también con otras organizaciones hicimos una primera Asamblea, para empezar a plantearnos esto de unirnos, encadenar las redes, dar respuestas rápidas. En el caso del ataque a Resumen Latinoamericano hubo respuesta rápida, nosotros lo denunciamos y enseguida empezó a preocuparse la gente. Así tiene que ser. Y a la vez no descartar ningún tipo de estrategia para defendernos, por ejemplo organizar charlas, actividades culturales y otras actividades que pongan sobre la mesa lo que le está pasando  a los medios de prensa y también a las iniciativas culturales.

Ahí está el caso reciente de la obra de Vicente Zito Lema, “Eva Perón Resucitada”, donde al día siguiente de estrenarla en Mar del Plata entró un grupo policial al teatro con la intención  de clausurarlo. También se han cerrado centros culturales, se han quitado subsidios a un montón de gente que hacía cultura popular, se está tratando de echar a la gente que hace música en los subtes… O sea, la embestida va para muchos y como dije en la conferencia de prensa del Bauen, acá nadie puede imaginarse salvarse solo, esa cosa individualista que Argentina tiene todavía. Evidentemente eso hay que combatirlo con unión, ser más, ser un colectivo, porque es la mejor manera de defenderse.

En el caso de los últimos ataques contra medios, estos mensajes que vienen de un grupo operativo, clandestino, ilegal, que entra a un lugar donde se trabaja habitualmente con información, evidentemente tienen una característica mafiosa de advertencia disciplinadora, en el sentido de “vas por mal camino, este no es”. Y también: “No es para vos, sino para advertirle a otros” que también practican este tipo de periodismo como el nuestro. Eso a mí me parece grave en democracia. Podés poner todas las comillas que quieras a esa democracia, pero es democracia: no estás en una época donde están Videla, Masera y Agosti. Aunque hay algunos simpatizantes de ellos, seguro.

Esto hay que analizarlo en el contexto de escalada que se está sufriendo a nivel regional, a nivel local, de avance neoliberal, de avance derechista y también de avance contra los medios comunitarios, alternativos o de contrainformación, porque de alguna manera lo que se quiere es que perdure un discurso único, el discurso de los medios hegemónicos y entonces los medios contrahegemónicos molestan. Molestan porque además hemos crecido mucho, somos muchos más de los que éramos antes, estamos más avispados de lo que éramos antes. Podemos dar información rápida, las redes y la nueva tecnología ayuda mucho en eso. A ellos le molesta y estas son demostraciones de advertencia, ante lo que tenemos que unirnos.

– Pareciera que ese crecimiento de la comunicación popular no tiene una expresión de unidad organizativa que pueda confrontar la representación simbólica que se adjudican los medios empresarios o incluso periodistas reconocidos, prestigiados por esos mismos medios. ¿Cuál es tu opinión sobre la posibilidad de avanzar en mayores niveles de unidad orgánica?

– Yo creo que el gran desafío está ahí. No se está pidiendo que nadie termine con su sigla, con su logo o con su actividad, sino que la refuerce uniéndose con otros, ayudando al otro en lo que no está capacitado o no tiene los medios para hacerlo. No sufrir porque crece otro medio al lado tuyo, sino que al contrario, alegrarte. En tiempos como los que está viviendo América Latina, ojalá crecieran como flores miles de medios, porque va a ser la única manera. Nosotros no tenemos ni aparato económico ni la posibilidad de esa súper exhibición y visibilización que tienen los medios hegemónicos. La televisión, por ejemplo, nosotros tenemos algunos programas, algún canal comunitario como Barricada TV, pero muy poco. Entonces el desafío es abandonar las individualidades. Sin diluirse en el conjunto, sino uniéndose al conjunto para reforzarlo. A esto hay que tomarlo muy en serio.

Lo ideal sería que formemos un  gran frente continental de medios populares. Ya hay algunos. Bueno, empezar por unir esos tres, cuatro o cinco que ya están, uniendo a un montón de gente y dar un ejemplo. Eso sería una idea, ¿verdad? Dar un ejemplo desde tres o cuatro plataformas que ya tienen un montón de medios, que decidan trabajar juntos y después atraer a otros para que se vayan sumando. ¿Que logramos con esto? Logramos que cuando ataquen a una compañera en Honduras, o en cualquier lugar, seamos miles de canales para difundirlo.

Y esto no es poca cosa, porque contrarresta al discurso hegemónico que tiene una pantalla todo el tiempo, tiene una web todo el tiempo, y que no va a hablar de eso. O que va a decir que se caotizó el tránsito cuando los campesinos cortan una ruta, no va a hablar que mataron a un campesino: el problema es el caos de tránsito. Me parece que por ahí tiene que caminar la cosa. Para eso hay que cambiar de chip, concientizarse de los tiempos que tenemos, ponerse a la altura de las circunstancias y aportar entre todos.

En España se está haciendo una experiencia a través del periódico Diagonal, se han unido varios medios con la idea de trabajar juntos. Tenemos un montón de diferencias, pero tenemos una mirada común respecto a quiénes son nuestros enemigos. Bueno, si lo tenemos, avancemos sobre eso, no estemos chicaneándonos sobre cosas que nos dividen, porque la verdad es que va a haber muchos temas para la división.

Si se pone el cielo negro, empieza a soplar el viento y después  se crea un tsunami, ¿qué vas a estar diciendo? “Ah, mi problema con aquel es que está en tal lista, o que no tiene lista”, o lo que sea, el tsunami te lleva a vos, al otro y al que está más atrás tuyo. Creo que el tsunami se llama imperialismo norteamericano y  las multinacionales; y de alguna manera tenemos que hacerle frente a eso. No dejar solos a los mapuches, estar peleando contra eso, no dejar solos a los que venden en la calle, trabajadores de la economía popular. Los medios pueden servir mucho para eso y de hecho lo estamos practicando, como podemos, pero lo estamos haciendo.

– ¿Cómo pensar esa articulación entre la comunicación y el resto de los planos de la política, en este contexto nacional y continental?

– Yo creo que cada organización del campo popular tiene que tener una plataforma de comunicación. Es fundamental para sus integrantes, también es fundamental para el resto, para saber cómo piensa esa organización a través del punto de vista comunicacional. Partiendo de ese hecho que se está dando naturalmente, porque todos tienen una radio, o una web, o un periódico o esas tres cosas, me parece que todo lo que hacemos en comunicación es política, todo tiene un discurso político.

Nosotros nos situamos abajo y a la izquierda, otros en el nacionalismo revolucionario, otros se sitúan en la ultra izquierda, lo que sea, pero de alguna manera sus medios de comunicación y todo lo que comunicamos tienen un claro contenido ideológico. No somos objetivos, tenemos la parcialidad del lado del pueblo, no del lado de los poderosos. Me parece que los comunicadores también podemos ayudar a acercar posiciones de las organizaciones, que también están divididas, que también tienen sus pro y sus contra, sus mañas, cada una y cada uno.

Desde el mensaje de que podemos construir plataformas comunicacionales donde participen compañeros de distintas organizaciones, podemos dar una mano también a acercar, a unificar el campo de la lucha popular. Es perentorio, te diría, por el momento que estamos viviendo.

Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/02/03/argentina-entrevista-al-director-de-resumen-latinoamericano-tenemos-que-formar-un-gran-frente-continental-de-medios-populares/

 

Comparte este contenido:

Japón: Startups, venture capitalists, and teachers disrupt education

Japón/Enero de 2017/Fuente: Japan Today

RESUMEN: Con la llegada de las tecnologías basadas en Internet y móviles, una nueva generación de innovadores en tecnología educativa -o EdTech- está interrumpiendo el sector de la educación. Pioneros, fundadores de la puesta en marcha, capitalistas de riesgo y educadores están introduciendo nuevos métodos de aprendizaje y entrenamiento. Al hacerlo, utilizan smartphones, tablets y aplicaciones, o plataformas como sistemas de gestión de aprendizaje. Al mismo tiempo, incorporan elementos como el análisis, los grandes datos y la automatización para optimizar la productividad y personalizar el aprendizaje.

With the advent of Internet-based and mobile technologies, a new generation of innovators in education technology — or EdTech — is disrupting the education sector.

Pioneers, startup founders, venture capitalists, and educators are introducing new methods of learning and training. In doing so, they utilize smartphones, tablets, and apps, or platforms such as learning management systems.

At the same time, they incorporate elements such as analytics, big data, and automation to optimize productivity and personalize learning.
The result? How, where, and when we learn — as well as the pace and quality of learning — are being challenged and changed. There is a shift from teacher-focused to student-centered education.

STARTING UP IN JAPAN

US-headquartered Knewton Inc entered the EdTech market in Japan in 2015.

Speaking to The Journal, Knewton Japan Managing Director Akira Tanaka said: “Our core product is a software service to realize an adaptive platform. We also have a consultation service. Together, they provide adaptive products to publishers and educational institutions.”

Knewton’s platform has a recommendations component with real-time suggestions based on a learner’s personal proficiency. An analytics element adds transparency to a learner’s progress via personalized data, and an insights service gives content creators a “big picture” snapshot of performance.

In Japan, Knewton has partnered with Zoshinkai Publishers Inc (Z-kai), the holding company of Z-kai Group and the leading provider of distance-learning services and publisher of text books and reference books. A group company, Z-kai Educe, has a large network of classrooms and courses to prepare students for entrance exams.

“For 85 years—since the company was established in 1931 — we have been providing many different courses, tailored to various needs, to nurture people from kindergarten to students sitting for university entrance examinations,” Z-kai CEO Takaaki Fujii told The Journal.

Since July 2015, Knewton has partnered with Z-kai to enter the English-language learning market.

“Z-kai are very good partners for us. We launched our first course with them, called Adaptie,” Tanaka said.

Adaptie is a self-learning program for language students planning to sit for the Test of English for International Communication (TOEIC), a certification in Japan for English learners.

“Its strength is that it corresponds to all levels and topics. Teaching materials have had fixed levels until very recently, and were divided by each target score. But Adaptie responds to target scores by setting learning achievement levels for each problem,” Fujii explained.

More products, Fujii and Tanaka said, are in the works, especially in the areas of academia, corporate training, lifelong education, and K–12.

CODERS AND MAKERS

Silicon Valley-based startup Make School is also making waves in Japan’s EdTech industry via partnership with Z-kai. Established in 2012, the school offers courses and curricula on how to use programming to build and launch products such as apps, co-founder Jeremy Rossmann told The Journal.

Through its collaboration with Z-kai in Japan, the school has created curricula and short-term courses for writing code, learning how to clone and test existing software, and learning how to make mobile app platforms.

“[Through our partnership with Make School] we aim to have the students acquire abilities that are required as 21st century skills through learning programming while using English,” Z-kai’s Fujii said.

“During the summer break in 2016, we had 20 students in a classroom in Tokyo’s Akihabara district. We are looking to have weekend and afterschool courses, and are gearing up for a more substantial winter and summer program for 2017,” added Rossmann.

In future, the partners hope to provide fulltime classes, online learning programs, and programs for schools in a variety of subject areas.

BRING YOUR OWN DEVICE

For Adam McGuigan, head of school at Kyoto International School (KIS), an effective way to ensure tech-enabled education is to have a flexible EdTech policy across all subjects.

“We don’t have a standalone computer lab, or a single specialized information and communications technology (ICT) teacher. Our approach is to ask: is there an ICT tool that we can use to enhance the learning experience for students? If the answer is yes, we use it.”

Since 2015, KIS’s middle-school learners have enjoyed one-to-one programs based on the concept of bring-your-own-device (BYOD), an approach that allows students and educators to use any private device to gather, manage, and share educational content. Classes on “digital citizenship” are at the core of the school’s EdTech policies.

Christine Kawano Usyak is a homeroom teacher at KIS. She is also an Apple Distinguished Educator, a qualification managed by Apple Inc. that prepares teachers to be users and advocates of the tech giant’s suite of EdTech tools.

In practice, Usyak relies on a mix of tools. Her go-to devices include smartphones, Chromebooks, and Chromecast, a digital media device that can broadcast images, video, sound, and webpages from a phone or computer to a television screen.

DIGITAL CITIZEN

Seisen International School (Seisen) in Tokyo, a provider for the K–12 segment, has also embraced the EdTech revolution.

A social sciences teacher at the school, Nathan Gildart prepares students for the future by emphasizing positive digital citizenship.

“We have a one-to-one strategy that teaches something called ‘21st Century Skills’ — which is similar to what used to be called ‘Citizenship,’ but adapted to life in the Internet age, where we all have digital identities.”

“We teach kids to do research, to synthesize information, to make presentations, to think critically, to think of online safety and security, including issues like cyberbullying. The difference today is that we use a variety of technological tools, rather than a blackboard and chalk.”

Gildart is a Google for Education Certified Trainer and an Instructional Technology Coach. Such qualifications allow him to support teachers wishing to apply technology in their teaching using EdTech tools created by Google.

Apps within Google’s teaching platforms (called G Suite for Education) optimize and centralize software for presentations, scheduling, and documentation. Smartphones, iPads, Chromebooks, and mobile apps are also commonplace devices and tools used at Seisen.

CORPORATE TAKEOVER

In addition to K–12 and academia, the corporate world — especially employee training — is undergoing change.

“We have been the innovators in eLearning since 1999 and provide full learning management systems (LMSs), ePortfolios, content repositories, learning analytics, and mobile technology,” Ian Smissen told The Journal. Smissen is a senior consultant at D2L Corporation (formerly, Desire2Learn).

D2L also provides “services to aid in strategy and implementation of new learning programs like competency-based education and learning analytics initiatives,” Smissen added.

About 80 percent of the company’s customers are in K–12 or higher education (split 50/50). Corporate clients — a fast-growing segment for the company— comprise the rest.

In the corporate sector, D2L is expanding its services “beyond compliance to facilitating learning — from leadership development to training sales people to sharing knowledge and collaborating,” Smissen explained.

“We help companies increase employee engagement through learning, and by providing a range of new learning experiences that include video, social, and game-based learning paths. This variety of experiences is what companies want to use and what employees expect,” he added.

Headquartered in Canada, D2L has operations in North America, Latin America, the Middle East, Asia–Pacific, and Australia. The company is looking to expand operations into Japan.

RISING STARTUP

A relative newcomer to the learning management service space, Japan-based Coursebase Inc, which was incorporated in 2012, is also seeking to disrupt the corporate learning space.

“We are a learning LMS provider. Our Software as a Service (SAAS) platform is used to manage the workflow of training,” explained John Hideyoshi Martyn, who is co-CEO and co-founder of Coursebase.

“Companies use our single-page SAAS applications to manage their workflow: from creating training courses or content to assigning it to managing submissions to generating reports.”

Via the company’s LMS, users can share documents, audio, video, and images; there is also a component for analytics, which provides personalized data and insights.

Users are typically trainers and learners in legal, human resources, management, and compliance departments of companies, while clients hail from the tech, legal, retail, and finance world.

FEAR FACTOR

Many experts say Japan lags behind the United States when it comes to EdTech penetration. They give a variety of reasons for this.

Teachers here may worry that innovation will render their jobs obsolete, said Seiko Koike, content integration analyst at Knewton. A conceptual misunderstanding about EdTech tools — which are intended to increase efficiency and outcomes, not replace teachers — may be at the root of such sentiments, Koike added.

Allison Baum, a managing partner at venture capital (VC) firm Fresco Capital, agrees. “For an EdTech startup to succeed in Japan, you need people with experience in education, but not so much that they are stuck in their ways.” Fresco Capital has 17 companies in its EdTech portfolio worldwide, including Make School, who they connected to Z-kai for Make School’s entry to the Japan market.

The amount of red tape in Japan surrounding the approval procedure for new technologies in public institutions — which can take between 18 and 24 months — is also a concern, said Martyn from Coursebase.

“For a startup that needs to ramp up revenue within 12 months, that is just too long,” he explained.

In addition to red tape, a lack of financing within the public sector is also a problem for startups in the EdTech space in Japan, James Riney pointed out. Riney is the country head of 500 Startups, a Silicon Valley-based VC company that counts Coursebase in its portfolio of companies.

FIRST-MOVER

Despite the challenges, all the experts said EdTech has a lot of scope for adoption and growth in Japan and around the world, and agreed that Japan is well placed for the EdTech revolution.

Alec Couros, an expert on EdTech and associate professor of educational technology and media at the University of Regina, in Canada, said: “A trend that is emerging is for just-in-time [systems] and assessment, and the merger of Facebook-like platforms with social metrics and EdTech tools or LMS systems.

“The ‘gamefication’ of learning, which creates a competitive atmosphere for study that will likely increase user engagement, is also a growing trend.”

“Japanese place a lot of value on education. There is a lot of competitiveness among schools, students, and companies for the best talent,” Knewton’s Tanaka said.

Fujii from Z-kai was of the same sentiment, and added: “We think that EdTech will continue to expand in Japan. There is an ICT policy intended for the introduction of digital devices, digital textbooks, etc, in 2020.

“And even if the timing or scope of those initiatives will not progress as planned, we think the overall trend will be unchanged.”

Ultimately, necessity may be the mother of adoption, with the realities of the modern economy being the spur for change.

“It used to be that once you had a degree, you got a job related to that degree, and you worked in that position for the rest of your life. But the reality is that technology is changing so fast that you have to re-educate yourself every two years.

“And there will come a time when people realize that education is not just K–12. It is also university education and job training; it is about getting ready for employment, finding it, and growing within a given career,” said Baum.

Fuente: https://www.japantoday.com/category/lifestyle/view/startups-venture-capitalists-and-teachers-disrupt-education

Comparte este contenido:

Tecnologías libres y geopolítica del conocimiento

Por: Santiago José Roca P.

En este trabajo nos proponemos realizar algunas precisiones en torno a un modo de interpretación del conocimiento y las tecnologías libres en el cual éstos dialoguen con la perspectiva de una geopolítica del conocimiento del Sur. Para ello estableceremos relaciones entre ciertos elementos para fundamentar el concepto de que el conocimiento y las tecnologías libres son categorías que pueden integrarse en los esfuerzos por decolonizar la producción material y de saberes, ayudar a construir estilos tecnológicos no dependientes y formar una geopolítica multipolar del conocimiento y el desarrollo integral de la región. Apuntamos hacia la exploración y la fundamentación de la idea de que, en contraste con las prácticas del capitalismo cognitivo, el esquema de producción abierta y de gobernanza orientada a los bienes comunes puede proporcionar una palanca para cultivar el sentido de una geopolítica del conocimiento enraizada en el Sur.

Palabras Clave: geopolítica del conocimiento, tecnologías libres, bienes comunes, Sur global.

Introducción: En torno a la geopolítica del conocimiento y el desarrollo.

La ciencia y la tecnología son ciertamente una mediación esencial para el desarrollo y la riqueza de un país, no sólo cuantitativa, sino cualitativa, pero deberían estar orientadas no con criterios meramente universales y abstractos de las potencias científicas y tecnológicas que han dominado la situación en el mundo moderno en los últimos cinco siglos. La ciencia y la tecnología no tienen un valor abstracto, sino que deben concretarse en las exigencias de un país o de una región. Es necesaria una política de descolonización epistemológica y tecnológica.

Enrique Dussel, Hacia la liberación científica y tecn ológica [1]

Es conocido que las dinámicas de producción y validación del conocimiento científico y tecnológico se encuentran vinculadas con esquemas colonialistas, cuyo fin es conservar el saber, los talentos y los recursos del Sur como patrimonio susceptible de explotación en tanto que forma de dominación sociocultural [2][3]. Dado que los modos de reproductibilidad del saber están vinculados con estos esquemas, las políticas de desarrollo de la región poseen un sesgo eurocéntrico, lo cual explicaría la aparición de estilos tecnológicos desarrollistas o neocoloniales como formación social acorde con la posición geopolítica asignada al Sur1 [4]. De esta manera, la construcción de alternativas de desarrollo endógeno y de estilos tecnológicos creativos se encuentran a contracorriente de la colonialidad del poder/saber eurocéntrico e involucra otra geopolítica del conocimiento.

Tomemos en cuenta también que la comprensión de la tecnología como fenómeno social está cambiando muy rápido. La transformación de las sociedades industriales en post-industriales ha generado conceptos como “sociedad del conocimiento” en el contexto de una geopolítica de desarrollo desigual donde coexisten el capitalismo cognitivo con la explotación mineral. La articulación de este modelo hace posible la interdependencia entre “mundos” de desarrollo desigual según la fuente de valor mercantil sea el monopolio del conocimiento tecnológico o de las actividades de minería. Así mismo se han desplegado formas de extracción del capital cognitivo de la periferia capitalista mediante cercos impuestos por políticas de propiedad intelectual, una institucionalidad eurocentrista que destina sus recursos y talentos a los problemas del centro [6][7], e incluso por prácticas de outsourcing para la creación de productos tecnológicos que luego se concretan como mercancía en otros mercados. Fenómenos como la precarización del trabajo y el endurecimiento de las políticas de propiedad intelectual aparecen como parte de modos de gestión cerrados y centralizados que caracterizan las dinámicas del capitalismo cognitivo [8][9].

En un escenario en disputa, no deja de ser pertinente reclamar modos alternativos de gestión del conocimiento que puedan contribuir con la superación del extractivismo como expresión del capitalismo dependiente y del colonialismo cultural. Es por ello que la creación de una sociedad del conocimiento del Sur aparece como una empresa postcapitalista y decolonial, a su vez determinante para una geopolítica del conocimiento y el desarrollo. Sólo desde esta perspectiva el capitalismo y el colonialismo aparecen como problemas a los cuales se oponen los elementos de una geopolítica del Sur: multipolaridad, postcapitalismo y decolonialidad.

El conocimiento y la tecnología libre como modelo de producción abierta.

Cuando hablamos de conocimiento y tecnologías libres nos estamos refiriendo a creaciones cuyos procesos de producción son “abiertos”. Por ejemplo, el “software libre” involucra dinámicas de trabajo colaborativo que contrastan con el ciclo de producción cerrado de una cadena de montaje, por lo cual, a diferencia de un esquema de diseño propietario, los programas generados pueden ser modificados por los usuarios. Se puede sintetizar esto con el concepto de “diseño abierto”. Un diseño es abierto si está pensado para que el ciclo de vida de un producto trascienda la manufactura y uso del bien. Las denominadas “libertades del software” (ejecución, modificación, redistribución y copia del software [10]) dan cuenta de un ciclo de producción que incluye la transformación constante de los bienes finales. En contraste, el diseño privativo, basado en ciclos cerrados y productos “terminados”, establece que todo producto alcanza una forma final que precede a su utilización y obsolescencia. Esto es una manera de afianzar el monopolio sobre la conceptualización, la producción, la distribución y el uso de los bienes y servicios, lo cual queda establecido explícitamente en las normas de propiedad intelectual que se deriva de ese modelo.

Si damos pie a la comparación con la cadena de montaje, podemos decir que los procesos de producción en tecnologías libres integran directrices como la horizontalidad, al iteratividad, la flexibilidad y la descentralización; en contraste con la jerarquización, la linealidad, la especialización y la centralización de los modelos de producción cerrados. Además, en cuanto que el conocimiento es objeto de intermediación, existe una valoración del mismo como un recurso compartido y como un bien común (“commons”), y no sólo como bien mercantil (“commodities”), por lo que son necesarios el acceso a los datos y la existencia de comunidades políticas de productores-usuarios, o “produsuarios”. El enfoque de producción abierta ha entrado en diferentes áreas del conocimiento, de manera que podemos identificar su presencia en corrientes como la investigación colaborativa, el acceso abierto a las publicaciones, el software y el hardware libre, la manufactura distribuida y las licencias libres.

En el contexto de un ecosistema de productores podríamos precisar un sistema de intercambio en el cual aspectos como financiamiento, diseño, manufactura, distribución, consumo y reutilización se desarrollan con parámetros como participativo, horizontal y distribuido, lo que ha recibido denominaciones como “economía colaborativa” [11] y “economía social del conocimiento” [12]. En este sentido, el modelo de producción entre pares o peer-to-peer (P2P) ejemplifica un esquema de producción abierta que apunta a la creación de valor de uso a través de la cooperación de productores organizados en una comunidad asociativa, con acceso a capital distribuido y con respeto a modos de propiedad común [13]. Entre algunos aspectos representativos de este modelo tenemos: capital nominal y real distribuido, procesos de producción abiertos, creación de valor de uso, coordinación colectiva, propiedad común, interés social. Estos conceptos involucran una comprensión distintiva de elementos como el capital y el trabajo en tanto que factores de la producción de bienes tangibles e intangibles.

Ahora bien, existen algunas tendencias problemáticas en torno a la apropiación del modelo de producción abierta, consecuencia de la presencia del capitalismo cognitivo como forma actualizada del capitalismo contemporáneo. Entre tales tendencias podemos mencionar las siguientes:

  • El precedente histórico del neoliberalismo puede generar presión para que se transfieran a la sociedad las competencias del Estado a través de la externalización de costos, como en los casos de la seguridad laboral y las actividades de interés social.
  • Persistencia de una lógica monopólica en fenómenos como el capitalism o netárquico, representado por emprendimientos que conjugan arquitectura de redes con un modelo de negocios cerrado orientado a la concentración de capitales, a pesar de que implementen modelos y herramientas de código abierto [14].
  • La denominada “gig economy”, o economía del trabajo “a destajo” como forma de institucionalización de la precarización laboral generalizada, popularizada gracias a la utilización de plataformas de servicio digitales2.
  • Una interpretación rentista del conocimiento libre, es decir, la comprensión (colonialista) de que el conocimiento como producto se equipara a la renta minera y que debe repartirse según la lógica redistributiva del Estado, perspectiva que reproduce la carga del rentismo en aspectos como la ausencia de relación percibida entre el trabajo como factor de producción y la creación de valor social.

Es claro que en cada uno de estos esquemas se mantienen las condiciones de apropiación privada del valor generado por el trabajo cognitivo, premisa de fondo del capitalismo cognitivo. Al mismo tiempo, tales esquemas apoyan la división internacional del trabajo y el desarrollo desigual, vistos en escala global. La presencia de estas tendencias justifican la exploración de una sociedad del conocimiento que reúna una geopolítica multipolar, una economía no-mercantilista y una institucionalidad cultural decolonial.

La producción abierta como problema de decisión política.

Podemos hacer una comparación entre el modo de producción abierta y formas de organización tradicional como la cayapa, el convite y la manovuelta. De esta forma podríamos ver analogías entre la manovuelta y la producción entre pares en cuanto que formas de organización vinculadas con el valor de la reciprocidad; entre la cayapa y el trabajo colaborativo, entre el convite y el aporte colectivo (crowdfunding) y entre el conuco (o taller) y los nodos de fabricación distribuida con impresoras 3D. Esta coincidencia resulta de que el momento actual de desarrollo de medios de producción como las tecnologías de información favorece el regreso de formas de organización cooperativas que precedieron al capitalismo industrial. Por lo tanto podemos afirmar que la exploración de las tecnologías libres apoya la búsqueda de alternativas a la racionalización capitalista de la producción y el trabajo, las cuales a su vez son consustanciales con la colonialidad del poder y del saber [2]. En este sentido la idea de formular modos alternativos de producción puede hallar su espacio en las raíces de una geopolítica decolonial.

Por lo tanto, estamos ante una discusión que tiene siglos: el gobierno de la actividad económica. Diferentes propuestas pueden derivarse del liberalismo, el anarquismo o del socialismo, por nombrar algunas categorías de filosofía política. Por ejemplo, en la filosofía del conocimiento libre existe una presencia importante del libertarianismo y del comunitarismo liberal, por lo cual se tiende a la defensa de los derechos del individuo o de la comunidad autónoma frente a los monopolios económicos (corporaciones) y políticos (Estados). Por lo tanto, es necesario poder describir el problema no sólo en términos estrictamente económicos o técnicos, sino también políticos.

Evidentemente, esto guarda relación con las dimensiones económica y técnica del modelo de desarrollo. Las tecnologías libres apoyan el cuestionamiento y la transformación del conjunto de relaciones productivas que caracterizan el capitalismo periférico y que obstaculizan la creación no sólo de valor mercantil, sino de valor social (“externalidades positivas” de la actividad económica [9]), importante desde la perspectiva de una economía del conocimiento como bien común de interés público. Para que ello sea posible se requiere formular un esquema de creación de valor social fundado en el conocimiento libre y diseñar los momentos de despliegue de las potenciales cadenas productivas en esta área, distribuidas territorialmente con una perspectiva de desarrollo endógeno y con visión de multipolaridad. En el caso de las economías extractivistas, el conocimiento y las tecnologías libres pueden proporcionar elementos para revisar los esquemas de capacitación, diseño, manufactura, procesos productivos y de consumo. Así mismo pueden ayudar a fomentar la captación de programas informáticos, maquinarias, equipos, procesos técnicos y esquemas de gestión que contribuyan con la creación de capacidades productivas distribuidas territorialmente.

La gestión participativa de la producción abierta: el conocimiento como bien común.

En el plano estratégico, este modelo requiere establecer modos de coordinación entre productores, que ayuden a formar consensos en torno a temas como la gobernanza de la actividad económica y el régimen de propiedad, para superar las limitaciones del capitalismo periférico y la recepción colonialista de los modos de producción libres3.

En cuanto a la coordinación entre productores uno de los objetos de cooperación es el acceso al conocimiento. Ahora bien, es necesario hacer precisiones para distinguir entre el conocimiento como “recurso compartido” y como “bien común” (“commons”, “procomún”). Por una parte, el conocimiento es un recurso compartido cuando se hace énfasis en los datos y en el acceso a los repositorios. Un ejemplo es el concepto de Open Access, que se orienta principalmente a proteger el libre acceso a productos de investigación [15]. Pero el conocimiento es además un bien común si, con énfasis en los sujetos y las relaciones, se garantiza el acceso en contextos sociales definidos por vínculos de reciprocidad. Un ejemplo podemos extraerlo de experiencias de gestión de los recursos comunes naturales [16] y los movimientos que proponen el intercambio de semillas, como Open Source Seed Initiative (http://osseeds.org/), por citar sólo uno4. Si bien en ambos esquemas existen normas que franquean el acceso a los recursos, en el primero es suficiente satisfacer la condición de no exclusión de los bienes, mientras que en el segundo es necesario además el consenso activo de los participantes. Según nos inclinemos de uno u otro lado podremos hablar de un énfasis en el repositorio o un énfasis en la comunidad.

Aunque ambos esquemas son permeables, el segundo está más cerca del comunitarismo y del interés en la regulación colectiva de las actividades de producción. Éste incluso puede entenderse dentro de un abanico de alternativas. En síntesis, un bien es “común” si existe una comunidad política plural que ejecute modos de autogestión de los recursos compartidos. De esta manera, la regulación comunal proporcionan la calidad de “común” a los bienes compartidos, por lo que se requieren modos de establecer pautas para la gestión de los mismos [17]. Resulta pertinente entonces comprender que la definición de bienes comunes abarca el concepto de recursos compartidos y las dinámicas institucionales necesarias para gestionarlos:

El procomún es un tipo particular de ordenación institucional para gobernar el uso y la disposición de los recursos. Su característica prominente, que la define en contraposición a la propiedad, es que ninguna persona individual tiene un control exclusivo sobre el uso y la disposición de cualquier recurso particular. En cambio, los recursos gobernados por procomún pueden ser usados por, o estar a disposición de, cualquiera que forme parte de un cierto número de personas (más o menos bien definido), bajo unas reglas que pueden abarcar desde «todo vale» a reglas formales finamente articuladas y cuyo respeto se impone con efectividad. [18]

En el caso del cuidado de los bienes comunes naturales se requiere la existencia de pautas asumidas colectivamente, tales como límites claramente definidos; coherencia con las condiciones locales y mecanismos para la resolución de conflictos [16]. Si bien es necesario establecer diferencias entre los bienes tangibles y el conocimiento, dada la condición intangible de éste, puede afirmarse que la existencia de normas compartidas es una condición necesaria para la presencia de una comunidad de productores-usuarios que encuentran en el conocimiento no sólo un recurso compartido sino también un bien común.

Para el conocimiento y la tecnología, la condición de los recursos y su dinámica de creación y circulación dentro de un sistema sociotécnico funciona como intermediación en el conjunto de relaciones de los productores, sea que estemos hablando de artefactos (libros, computadoras), instalaciones (repositorios, conectividad) o ideas (datos, información, conocimiento) [19]. En el modelo de producción entre pares, el carácter distribuido de los medios de infraestructura, información y organización implica la posibilidad de compartir recursos para fortalecer cadenas de producción y de gestión distribuidas [18]. En este sentido, una red de pares productores que se relacionan en términos de reciprocidad, muy probablemente recurrirá a pautas normativas para garantizar la posibilidad de que todos puedan acceder a los recursos del conocimiento y tributar al acervo común de saberes.

En cuanto a las formas de organización, la colectivización de los medios de la producción distribuida bajo formas que procuren la socialización de los excedentes (como las redes, las cooperativas y las empresas de propiedad social) parece ser, al menos como argumento, una fórmula para contrarrestar la apropiación de los esquemas distribuidos y de las herramientas de código abierto por los modelos cerrados, centralizados y privativos, orientados a la concentración de capitales, propios de la comprensión netárquica de la economía colaborativa5 [20]. Esta orientación armoniza con la idea de que la existencia de sistemas de regulación comunitaria es consustancial con el cuidado de los recursos en tanto que bienes comunes.

La gestión participativa de la producción abierta y las relaciones de producción.

Entramos entonces en un punto que por razones de espacio no podemos más que esbozar. Evidentemente, el esquema de producción abierta tiene consecuencias específicas para la caracterización de los factores de producción. Para explorar esta caracterización, es necesario evitar dos razonamientos extremos: el conocimiento no es un bien meramente abstracto ni un bien exclusivamente material. En cambio, en la categoría que genéricamente hemos referido como “conocimiento” confluyen el conjunto de condiciones tangibles e intangibles que, dadas las relaciones entre la esfera cultural y la esfera técnica, permiten la acumulación de instalaciones, medios de almacenamiento y transmisión; información, saberes tácitos y explícitos en uso; y la regularización de funciones de interés cognitivo asumidas en un sistema abierto de construcción de saberes.

Así, por ejemplo, si consideramos el trabajo físico e intelectual como una actividad humana en la cual se invierte tiempo y energía para la producción de un bien o servicio, tenemos que preguntarnos qué significa que el proceso de producción sea “abierto” y que el producto sea “libre”. En el contexto de las relaciones de reciprocidad implicadas en la lógica de la producción de pares, el aporte del trabajo se entrega al procomún en espera de participar dentro de las mismas condiciones en el conjunto de bienes. El valor social del trabajo es absorbido en una parte por el productor, y otra parte se entrega voluntariamente al proceso de producción como abono a un esquema de beneficio colectivo, de manera que el trabajo recibe insumos del procomún y entrega así mismo resultados6. En la búsqueda de un equilibrio, el enfoque debe apuntar a negar la posibilidad de separación del conocimiento (como bien intangible) de factores como la inversión, la infraestructura y el trabajo, pero al mismo tiempo debe evitar que se trate los soportes tangibles de la información como bienes estrictamente materiales. El hecho de que el conocimiento como bien simbólico sea generado en un marco de relaciones sociales y materiales, constituye quizá el nodo crítico de los problemas actuales en torno a la comprensión de la economía del conocimiento, como delata por ejemplo la diatriba en torno a la propiedad intelectual.

Es posible que en condiciones de gobierno colectivo sobre los bienes comunes sea más viable construir el sentido decolonial de una geopolítica del conocimiento. Para ello resulta pertinente el planteamiento de formas de regulación pública que permitan evadir las lógicas del mercado y de la burocracia, pero que se conviertan en referencia para el fomento de actividades económicas fundadas en el libre acceso al conocimiento con énfasis en el desarrollo endógeno. En este caso podría interesar buscar los aportes de formas de regulación pública comunitaria, como modo de gestión no burocrático centrado en el interés público. Dicho papel sería cumplido por organizaciones civiles de carácter socioproductivo que contribuyan con la gestión participativa de recursos compartidos -como el conocimiento- en el contexto de un marco de relaciones económicas con interés en el fomento de los bienes comunes.

Conclusiones: para una geopolítica del conocimiento y el desarrollo del Sur.

El conocimiento y las tecnologías libres pueden ayudar a apalancar un enfoque decolonial que confronte a modos hegemónicos de institucionalización de la producción de conocimiento y, por tanto, de prácticas vinculadas con la planificación del desarrollo que se asocian a estilos tecnológicos propios de culturas coloniales/desarrollistas. No obstante existe el riesgo de recolonización a través de la recepción de nuevas “ofertas” tecnológicas que encubren prácticas de capitalismo cognitivo y de posiciones de talante regresivo asumidas socialmente (como la interpretación rentista del conocimiento). La regulación comunal (énfasis en la comunidad política) en tanto esquema de gobernanza de la producción de pares, aparece como alternativa para la gestión participativa de iniciativas orientadas a la economía del conocimiento, en comparación con formas de interpretar el conocimiento libre más afines con la importación de patrones culturales y estilos tecnológicos. Así mismo, es posible que en el seno de redes para el cuidado del conocimiento como bien común existan mayores posibilidades de cultivar un proyecto de autonomía decolonial.

La economía política de los bienes comunes puede tener cabida en la estructura de un proyecto nacional de vocación cívica y popular. Esto enlazaría con una política de cooperación Sur-Sur y de integración multipolar. De este modo el esquema de producción abierto aparecerá como elección política y no como una ilusión determinista y potencialmente recolonizadora. Para ello, es importante conservar la referencia de que no se trata sólo de recursos compartidos, sino de la socialización de los recursos tangibles/intangibles y de los modos de gestión, por lo que la comunidad política tiene un papel protagónico. Por ejemplo, una política de Open Access convencional se concentra en la difusión de los productos de investigación, pero las dinámicas de creación de conocimientos y el contenido de los resultados se encuentra ausente de su ámbito de preocupación [1 5 ] . Por lo tanto, una política de Open Access enfocada en los repositorios y no en la comunidad de investigación, no tiene por qué considerar un problema el hecho de que los productos de investigación sean resultado de un conjunto de relaciones neocoloniales, ni que los contenidos reflejen una visión eurocéntrica. Esto sólo aparece como problema a partir del cuestionamiento planteado por la decolonialidad como vertiente sociocultural de una preocupación geopolítica y económica que necesariamente planteará la re-institucionalización de las relaciones de creación y aplicación de conocimientos [21].

El enfoque de modos de producción abierta vinculados con modos de gobernanza colaborativa de los recursos compartidos/bienes comunes puede convertirse en palanca para la formulación de un modo de desarrollo integral que trascienda la concepción reduccionista del desarrollo económico. La economía del conocimiento como bien común de interés público, pensada desde el Sur, se muestra relevante entonces para una geopolítica del conocimiento y el desarrollo, en particular porque representa una oportunidad para cultivar potencialidades culturales que permitan formular estilos tecnológicos que apoyen una geopolítica multipolar. Por tanto, la producción distribuida desde una geopolítica del Sur puede convertirse precisamente en parte de una propuesta de desarrollo para el Buen Vivir.

Referencias

[1] Dussel, E. (2014). «Hacia la liberación científica y tecnológica». América Latina en Movimiento. Ciencia, tecnología e innovación en la integración suramericana. N° 493, Marzo. Ecuador: ALAI.

[2] Quijano, A. (2000). “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En: Lander, E. (Comp.). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO.

[3] Lander, E. (2000). “Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos”. En: Lander, E. (Comp.). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO.

[4] Varsavsky, Oscar (2006). Hacia una política científica nacional. Caracas: Monte Ávila.

[5] Graham, M. (2014). «The Knowledge Based Economy and Digital Divisions of Labour». R. Potter. (Ed.) In Companion to Development Studies. 3° Edición. Hodder. 189-195. Disponible en: https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2363880

[6] Lander, E. (2001). “Los derechos de propiedad intelectual en la geopolítica del saber de la sociedad global”. En: Comentario Internacional. Revista del Centro Andino de Estudios Internacionales, no. 2, II semestre, 2001.

[7] Lander, E. (2005). “La Ciencia Neoliberal”. En: Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales. (11) 2. Caracas, Venezuela.

[8] Vercellone, C. (2004) “Las políticas de desarrollo en tiempos del capitalismo cognitivo”. En: Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva. Madrid: Traficantes de sueños.

[9] Boutang, Y. M. (2004). “Riqueza, propiedad, libertad y renta en el capitalismo cognitivo”. En: Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva. Madrid: Traficantes de sueños.

[10] GNU Foundation (2016). “¿Qué es el software libre?”. Disponible en: https://www.gnu.org/philosophy/free-sw.es.html

[11] B auwens, M. (2012). Synthetic overview of the collaborative economy. Orange Labs – P2P Foundation.

[12] Vila-Viñas, D. & Barandiaran, X.E. (Eds.). Buen Conocer – FLOK Society. Modelos sostenibles y políticas públicas para una economía social del conocimiento común y abierto en el Ecuador. Quito, Ecuador: IAEN-CIESPAL.

[13] Bauwens, M. (2005). “La economía política de la producción entre iguales”. P2P Foundation. Disponible en: goo.gl/C5abJt

[14] Fernández, M. y Del Moral, L. (2016). “La ética hacker frente al capitalismo netárquico: software libre y peer production en las iniciativas de Economía Colaborativa en Andalucía”. Revista Teknokultura Vol. 13(1), 141-168.

[15] García, D. y Rendueles, C. (2014). “Abierto, libre… y público. Los desafíos políticos de la ciencia abierta”. Argumentos de Razón Técnica, nº 17, 2014, pp. 45-64.

[16] Ostrom, E. (1990). Governing the Commons. The evolutions of institutions for collective action. EUA: Cambridge.

[17] Ostrom, E. (2008). «El gobierno de los bienes comunes desde el punto de vista de la ciudadanía». En: Helfrich, S. Genes, bytes y emisiones: Bienes comunes y ciudadanía. México: Ediciones Böll.

[18] Benkler, Y. (2003) «La economía política del procomún». Novática, 163, Mayo-Junio. España.

[19] Ostrom, E. y Hess, Ch. (2001). «Artifacts, Facilities, And Content: Information as a Common-pool Resource». Conference on the Public Domain, Duke Law School, 09 de noviembre de 2001.

[20] Scholz, T. (2016). Cooperativismo de plataforma. Desafiando la economía colaborativa corporativa. Barcelona, España: Dimmons.net. Investigación acción en producción procomún. Internet Interdisciplinary Institute (IN3) – Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

[21] Roca, S. (2015). “Geopolítica del Conocimiento: repensar el Acceso Abierto desde el Sur”. Revista Conocimiento Libre y Licenciamiento. Conocimiento Libre a la luz del Pensamiento Bolivariano. N° 10 – Especial. Mérida: CENDITEL; pp. 36-53.

Nota: este artículo aparecerá publicado en la Revista “Conocimiento Libre y Licenciamiento – CLIC”. N° 13. Mérida, Venezuela: Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Tecnologías Libres (CENDITEL). Disponible en: http://convite.cenditel.gob.ve/

1Los resultados de esta forma de división internacional del trabajo pueden verificarse en la distribución geográfica de los resultados de la creación intelectual. Véase por ejemplo: [5] .

2Véase por ejemplo: Arun Sundararajan (26-07-2015). «The ‘gig economy’ is coming. What will it mean for work?». The Guardian. Disponible en: https://www.theguardian.com/commentisfree/2015/jul/26/will-we-get-by-gig-economy

3Esto implica ejercer presión contra la institucionalidad de la formación económica rentista. El fracaso del modelo económico-institucional del Estado rentista, en cuanto que mantiene la dependencia de la renta, representa una amenaza para las conquistas sociales en particular en aquellas sociedades que han abrazado una suerte de extractivismo redistributivo.

4Léase por ejemplo: López, G. (16-04-2016). «La iniciativa de Semillas de Código Abierto en contra de las corporaciones». El Salmón Contracorriente. Disponible en: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?La-iniciativa-de-Semillas-de

5Como propuesta en este sentido, puede verse por ejemplo: Carson, K. (01-03-2016). «Which Way for the Gig Economy?». P2P Foundation. Disponible en: https://blog.p2pfoundation.net/which-way-for-the-gig-economy/2016/03/01. Algunas plataformas promueven directamente el cooperativismo como alternativa al modelo privado. Véase como un caso: Platform Cooperativism. Disponible en: http://platformcoop.net/about

6Así, desde una perspectiva que considera la producción de tecnología como proceso y como sistema abierto, un esquema de este tipo puede proporciona mayores posibilidades de brindar retornos sociales positivos a los participantes y los no-participantes directos del sistema sociotécnico.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219929

Imagen de archivo

Comparte este contenido:

Ciberguerra y soberanía tecnológica

Por: Enrique Amestoy

Para la mayor parte de la gente los tiempos de la guerra fría han quedado atrás con la caída de la Unión Soviética, para otros la guerra fría continúa, mas fría, mas guerra y mas dura que en 1989. La batalla por el control hegemónico se da ahora en espacios con menos plomo y pólvora; se lucha por el control de los seres humanos a través de los alimentos, el agua y la tecnología.

Dejemos para otro análisis la batalla por el control de las semillas y los alimentos, al “Mundo según Monsanto”, al glifosato y a las movilizaciones de fines de los ’90 de la Vía Campesina o la declaración de Nyéléni, en 2007 con la conceptualización de Soberanía Alimentaria definida como “…el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo.”. Pero no olvidemos que “somos lo que comemos”.

Recordemos las datos revelados en junio de 2013 por el ex agente Edward Snowden, donde se señala a Facebook, Google, Microsoft y Apple, entre otras empresas de Internet y comunicaciones, como parte del programa de vigilancia electrónica denominado PRISM, a cargo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en ingles) empleado como un medio para la vigilancia a fondo de las comunicaciones y otros datos almacenados en discos o en la nube.

Con la colecta de metadatos de los usuarios, las empresas son capaces de trazar verdaderos mapas mundiales de cada uno de los individuos, sus comportamientos, sus hábitos, gustos y costumbres para luego comercializar dicha información a empresas que luego venden productos por Internet segmentando su público objetivo de acuerdo al producto a ofrecer y el análisis de los metadatos proporcionados por Google o Facebook. Pero también segmentan sobre opciones políticas, sexuales, movimientos o sitios donde ha estado, que pueden ser utilizados con otros fines.

Las redes y la colecta de metadatos fueron claves en los intentos desestabilizadores al gobierno de Nicolas Maduro en Venezuela en febrero de 2014. También fueron clave en la llamada “Primavera Árabe”, protestas comenzadas en Túnez en 2010. Se llegó a censurar o bloquear el uso de las redes (como en Egipto) para impedir que los pueblos se auto convocaran y se utilizó de forma estratégica los datos colectados en las redes para la toma de acciones políticas y militares.

La XV Cumbre Social del Mercosur en julio de 2013 emitió una declaración y propuestas al respecto. Luego la Cumbre de Presidentas y Presidentes del Mercosur emitía una declaración de rechazo al espionaje por parte de los Estados Unidos, la propuesta al GMC de la creación de un Grupo de Seguridad Informática y proponía la utilización de Software Libre como forma de minimizar los riesgos así como la cooperación entre los Estados Parte en materia de tecnología.

La presidenta Dilma Rouseff fue quien mas enérgicamente tomó (al menos públicamente) este tema ordenando, entre otras medidas, que el correo electrónico de todos los funcionarios del Estado brasileño, fuese implementado con servidores en territorio nacional y utilizando la herramienta ExpressoLivre (correo electrónico, video-conferencia, chat) basado 100% en Software Libre e implementado por el SERPRO (Servicio de Procesamiento de Datos de Brasil).

Es que no solamente se reveló que las conversaciones de su teléfono celular habían sido intervenidas. También se supo que se espiaba a la petrolera estatal PETROBRAS (que realizaba prospecciones en la plataforma marítima en búsqueda de petróleo) o de reuniones personales con asesores. Es pública una nota del embajador estadounidense a su presidente donde se le “alerta” de lo que la presidenta había conversado con un asesor unas horas antes.

Es público también el sabotaje cibernético a los sistemas de PDVSA, uno de los momentos críticos del paro petrolero (lock-out) que entre diciembre de 2002 y enero de 2003 paralizó a Venezuela. Quizá en un futuro la historia reseñe el lock out petrolero como una de las primeras experiencias de “ciberguerra” en el mundo. Las compañías transnacionales como Microsoft mediaban su asistencia a través de sus sucursales venezolanas y aportaban sus “puertas traseras” para que los sistemas fueran bloqueados desde fuera del país, probablemente desde USA.

El 2 de enero de 2003 se inició el “rescate” de los sistemas informáticos de PDVSA apoyado en gran medida en las comunidades organizadas vinculadas al Software Libre en Venezuela. Ya el 8 de enero PDVSA comenzaba a quedar operativa. El Decreto 3390, pionero en la región y tal vez el mundo entero, del 23 de diciembre de 2004, señalaba, en lo medular, que el Estado tendería a la utilización de Software Libre y de Estándares Abiertos en sus sistemas informáticos.

El 23 de abril de 2014 el Senado Federal de Brasil aprueba la Ley 12.965 mas conocida como Ley de Marco Civil de Internet. Ley paradigmática, que entiendo debería tomarse como modelo en el mundo entero. Comienza su camino en 2009 cuando el Ministerio de Justicia y la Fundación Getulio Vargas proponen la primer fase de un proceso colaborativo de construcción de un marco regulatorio de Internet. Tuvo varias etapas de consulta ciudadana antes de ingresar a la Cámara de Diputados donde fuera aprobada el 25 de marzo de 2014. Finalmente fue aprobada por el Senado el 23 de abril de 2014 en el marco de la NetMundial (encuentro de “múltiples partes interesadas en el futuro y la gobernanza de Internet”). En su artículo 9° defiende la Neutralidad de la Red (ausencia de cualquier tipo de prioridad, así como barreras de acceso, a la información que viaja por Internet), la naturaleza participativa de la red, el derecho absoluto al acceso a Internet, los derechos humanos y el ejercicio de la ciudadanía a través de medios digitales.

En el mes de mayo de 2015 en Uruguay la ANEP (Administración Nacional de Educación Pública) firma un inédito acuerdo entre el Plan-Ceibal (plan que ha distribuído 700.000 computadoras entre niños y adolescentes en todo el país y que fuera buque insignia del primer gobierno de Tabaré Vazquez) y la firma Google. Ceibal utilizará las “Google for Educations apps” y ofrecerá a docentes y alumnos cuentas de Gmail con espacio ilimitado. Estas cuentas son simples cuentas de Gmail, subordinadas a la legislación de los EEUU, con almacenamiento en territorio donde Uruguay no tiene jurisdicción. La “nube” de Google mas el correo potencialmente para 700.000 niños.

Como hasta el momento no existe información clara, ofrecida institucionalmente a la ciudadanía, respecto a: cómo se tomó la decisión, qué políticas educativas y tecnológicas justifican esta decisión, quiénes participaron de la toma de decisión, cuales son los alcances del acuerdo, cuales son las políticas de privacidad sobre datos personales y que legislación ampara la decisión, un grupo de organizaciones sociales, la UDELAR (Universidad de la República), investigadores, etc, han emitido una carta pública, abierta y con la posibilidad de ser firmada por quien esté de acuerdo en https://nogoogleappsedenuy.wordpress.com/ donde se manifiesta la preocupación por el acuerdo que, en tanto secreto, se parece mucho a lo propuesto por el TISA (Acuerdo de Comercio de Servicios) y que el gobierno uruguayo analiza su ingreso. Tratado de libre comercio con EEUU y la UE que potencialmente comprometería a servicios básicos como educación o salud. Actualmente integran el TISA desde América del Sur, Chile, Colombia, Perú y Paraguay. El debate por el ingreso al tratado de libre comercio genera debates entre los sectores del Frente Amplio.

Sobre la infraestructura informática hay mucho para decir. Tal vez lo medular es que mas del 80% de las páginas web o direcciones de correo electrónico de nuestra América Latina están alojados en computadoras del norte, básicamente en USA. Lo mismo sucede con el tráfico de Internet: por encima del 65% del tráfico local pasa por hubs o nodos situados en los Estados Unidos. Un correo electrónico desde Argentina a Brasil pasa primero por Estados Unidos (con la consiguiente pérdida de control, espionaje y perdida de soberanía que ello implica). ¿Quién paga el costo del tráfico sur-norte de un email o el acceso a una página web? SIEMPRE lo paga el país del sur.

Miremos brevemente alguno de los cables de fibra óptica subacuáticos que utilizamos a diario para lograr el acceso a Internet en nuestros países:

(*)Trazado de los cables de fibra óptica actualmente existentes

Cable: South American Crossing (SAC)/Latin American Nautilus (LAN)

Valparaíso – Chile / Lurin – Perú / Colón – Panamá / Fortaleza – Brazil / Las Toninas – Argentina

Propietario: Telecom Italia, Level 3 Comunications

Cable: Atlantis-2

Las Toninas – Argentina / Fortaleza – Brazil / Lisboa – Portugal

Propietario: Telefonica, Telecom, AT&T, Verizone, TATA, otros

Cable: Eulalink

Fortaleza – Brazil / Lisboa – Portugal

Propietario: Telebras, Islalink

Cable: South America Pacific Link (SAPL)

Santiago – Chile / Balboa – Panamá / Hawaii – USA

Propietario: Ocean Networks

Cable: South Atlantic Cable System (SACS)

Fortaleza – Brazil / Luanda – Angola

Propietario: Angola Cables

A grandes rasgos tenemos cables que por el Atlántico y el Pacífico conectan a nuestros países y solo dos que nos llevan a Europa, uno solo que hace de puente con Asia y uno con África. Todos en manos de transnacionales salvo rarísimas excepciones. Esto quiere decir que, a solicitud de los países centrales, nuestro continente podría quedar desconectado del mundo.

En octubre de 2014 se hizo público que el ente estatal de telecomunicaciones de Uruguay ANTEL, en asociación con Angola Cables, Algar-Telecom Brasil y Google, conectaría, con un costo de 73 millones de u$s, un cable de fibra óptica de 10.5km y seis pares de fibra, entre Boca Ratón, Florida, en Estados Unidos con Fortaleza en Brazil y Maldonado en Uruguay. Si: en medio de este indudable proyecto de soberanía y ahorro en las telecomunicaciones está uno de los “brazos armados tecnológicos” del imperio.

La Cumbre de las Américas 2015 en Panamá invitó al creador de Facebook, Mark Suckerberg. El empresario tuvo reuniones con Presidentas y Presidentes. Fue difundida la fotografía con la Presidenta Dilma Rouseff que lucía una casaca con el logo de Facebook y la bandera de Brasil.

El empresario quiere llevar adelante en el mundo un proyecto “filantrópico” denominado internet.org (similar a George Soros y su Open Society Institute, arraigado en mas de 100 países y que apoya a varias organizaciones de “datos abiertos” o “gobierno abierto” en nuestra región).

A grandes rasgos trata de dar acceso a Internet por celular a los “pobres del mundo”. El negocio entre Facebook, el país donde se implementa y una empresa de telefonía local se basa en brindar en forma gratuita el acceso a Internet a algunos sitios web previamente pactados; en la India se accede a 16 sitios. Violando, entre otros, la neutralidad de la red y generando público 100% cautivo (como con los telecentros que funcionan en la favela Heliópolis en Sao Pablo, a cargo de Facebook).

En defensa de la soberanía y la independencia tecnológica entiendo que al menos se deberían proponer acciones tendientes a lograr:

• Centros de datos regionales e interconectados.

• Fibra óptica soberana, basada por ejemplo en el Proyecto de Fibra Unasur.

• Implementación de medidas supranacionales de ciberseguridad.

• Legislación que defienda al usuario como la de Marco Civil da Internet.

• Puesta en funcionamiento del Grupo de Seguridad Informática del Mercosur.

• Legislaciones supranacionales de fomento del uso de Software Libre y Formatos Abiertos.

• Capacitación a usuarios y tomadores de decisiones.

• Capacitación en el uso seguro de Internet y sistemas informáticos.

• Ejemplos como Plan Ceibal (Uruguay), Canaima (Venezuela), Conectar Igualdad (Argentina), debieran ser tomados como base, interconectarlos, unificarlos.

• Unificar distribuciones Linux regionales (Huayra, Canaima, Nova Linux, etc)

• Posturas regionales en los ámbitos internacionales de gobernanza de Internet como son la

Agenda Global de Internet, UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones)

• Alternativas a Google (la nube de SERPRO basada en Software Libre por ejemplo)

• Propuestas alternativas, contra hegemónicas, a las redes sociales, como Facepopular .

Esto no debe aislarnos de las tradicionales ya que son “donde la gente está”. Debemos buscar la forma de tener redes con control soberano que nos permitan interactuar con los actuales usuarios de las redes tradicionales; de lo contrario quedaríamos aislados en un mundo virtual de “convencidos” que no ayudaría en nada a la lucha contra hegemónica.

Invito al lector a que agregue propuestas a esta pequeña lista de ideas y acciones a llevar a cabo, a modificarlas, a generar un gran debate social sobre la Internet y el mundo que queremos.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=200944

Imagen: http://www.rosalesuriona.com/spip.php?article894

Comparte este contenido:
Page 2 of 4
1 2 3 4