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La guerra de los muchachos

Por: Unai Aranzadi

La guerrilla más antigua de Asia acaba de cumplir 50 años de existencia, y lo hace con una gran cantidad de jóvenes en sus filas. Viajar a las entrañas de este conflicto, caminar con sus frentes móviles y escuchar sus motivaciones es descubrir la cara menos paradisíaca de las siete mil islas que componen las Filipinas.

Más que llover diluvia, pero nada impide al camarada Drigo terminar su arriesgada tarea. “Mira, la única forma de llegar a donde hemos acampado es mediante este sendero. Si un operativo del Ejército se acerca, cojo estos dos cables, los pego a la batería, y la carga explosiva que he dejado a un lado del camino, estalla. Con eso tenemos unos cuantos minutos extra para escapar tan lejos como podamos”. Drigo, de veintitrés años, complexión fuerte y bigotillo incipiente, es miembro del Nuevo Ejército del Pueblo (o NPA según sus siglas en inglés) la guerrilla más antigua de todo Asia. Fundada en 1969 por el profesor de Literatura y Ciencias Políticas, José María Sisón, esta estructura armada está formada por unos 5.000 hombres y mujeres que responden a las directrices del ilegalizado Partido Comunista filipino. Sisón, que a sus 80 años sigue gozando de buena salud, reside desde 1987 en Holanda, país de una Unión Europea que en el 2009 decidió suprimirlo de su lista de líderes y organizaciones “terroristas”. Ajena a cómo la puedan juzgar los gobernantes de unos estados tan ricos como distantes, la guerrilla es capaz de mantener combatientes en todas las islas más importantes del archipiélago. En el caso del “Frente Apolonio Mendoza” del que hace parte el camarada Drigo, esta presencia significa vivir a las faldas de la Sierra Madre, en la Isla de Luzón, no muy lejos de esa metrópoli de 21 millones de almas a la que sus habitantes se refieren como “la Gran Manila”.

El recodo de un río, y mejor aún, si éste está protegido por alguna cota desde la que divisar la posible llegada de militares, es el lugar ideal donde poder instalarse durante unas pocas semanas. Allí, mientras una unidad peina el perímetro, los oficiales de inteligencia definen sus próximas acciones armadas junto a los integrantes del bureau político. Sentada sobre un banco hecho con juncos (todo el mobiliario de la guerrilla se construye a golpe de machete) y tejiendo una bandera roja con la hoz y el martillo, está “Cleo del Mundo”, una mujer curtida en mil batallas, y ya hoy, pese a su juventud, uno de los rostros más visibles del NPA. Con más de un década en el frente bélico, Cleo (o Ka Cleo, pues aquí el Ka de camarada se antepone a todo nombre de guerra) expone los motivos por los que se sumó a la insurrección. “En Filipinas la mayoría de los campesinos siguen viviendo en un régimen semifeudal. Ni poseen la tierra que trabajan ni su esfuerzo les da para salir del ciclo de pobreza que se releva generación tras generación. Por eso decimos que el régimen es semifeudal. Porque la tierra aún está en poder de una elite que gana mucho y paga poco. Y ese fue el primer objetivo de nuestra lucha armada. Destruir los mecanismos militares que los oligarcas tienen para dar continuidad al sistema que sigue manteniendo al país en la pobreza”. Preguntada por las escasas posibilidades de lograr amplias victorias en el terreno militar, responde: “Cierto, pero podemos debilitarlos. Desestabilizarlos para que cedan en algunos aspectos, cosa que a menudo conseguimos. Lo nuestro es la guerra popular. Ellos llevan casi medio siglo diciendo que van a terminar con nosotros, pero aquí seguimos. Nunca nos rendiremos”.

Las acciones armadas que habitualmente se llevan a cabo son la quema de maquinaria agroindustrial en plantaciones, “donde se explota al proletariado rural”, y ataques, “a proyectos de minería que destruyen el medio ambiente, el futuro del país y la vida de sus operarios explotados”. Admiten aquello que el Gobierno califica de “extorsión” y ellos tildan de simple “impuesto revolucionario”. No en vano, a lo largo de los días pasados en el campamento era común ver cómo los jóvenes guerrilleros, (algunos de ellos incluso menores) simulaban atentados con sus armas ligeras de 9 mm. En ocasiones, a empresarios que no pagan lo que se les pide. En otras, a presuntos confidentes que avisan al Ejército de sus planes, rutas de suministros o escondites habituales. Según Ka Apo, uno de los oficiales políticos del frente Apolonio Mendoza, “el dinero se pide a dos sectores. Primero a la burguesía que comercia y trafica con lo que producen los grandes industriales, y luego a los industriales terratenientes que poseen el territorio donde se produce la explotación”. Este joven con la cabeza rapada y aspecto intelectual, asegura que “ambos tienen representación en los grupos de burócratas capitalistas”, que ostentan el poder, “gracias a la financiación de los anteriormente citados, así ellos hacen el juego de la democracia mientras se valen del poder ejecutivo y legislativo para hacer la guerra al pueblo y seguir lucrándose”. En Filipinas lo del “régimen semifeudal” no es retórica marxista. Organizaciones No Gubernamentales como la británica Oxfam también se refiere en esos términos a una realidad que en muchas zonas del país mantiene a 7 de cada 10 familias bajo el umbral de la pobreza.

El NPA se ha definido como maoísta. Para ellos, dos de los principales problemas que históricamente atraviesa el archipiélago son el reparto de la tierra y las políticas neocolonialistas. Con 105 millones de habitantes, repartidos fundamentalmente en sólo 11 de sus más de 7.000 islas, la pobreza rampante es campo abonado para la continuidad de la guerrilla. Década a década, generación a generación, la suya es la guerra prolongada tal y como definió el padre de su ideario, Mao Tse-Tung. Apoyarse en las masas para subsistir; practicar una guerra ligera, donde la capacidad de moverse es mucho más importante que la capacidad de fuego; y por encima de todo, valerse del factor sorpresa. Dadas estas condiciones, encontrarse con estos combatientes exige meses de preparación, algunas formalidades y seguir un protocolo de actuación una vez se aterriza en el archipiélago. Relativamente aislada del exterior, y siempre en zonas remotas, la insurgencia delega en su base social el contacto con lo urbano, de ahí aquello de que “el pueblo es a la guerrilla, lo que el agua al pez” que dejó escrito Mao. Saliendo en autobús desde Manila se llega a un municipio acordado, lugar en el que, ya sí, se es recibido por alguien con quien nuevamente se toma un jeep colectivo hasta alcanzar un segundo punto de encuentro, por lo general, una infravivienda del campo. Con la noche encima y una vez cenados, se hacen los preparativos para iniciar un camino que dependiendo del lugar y terreno no suele durar más de tres o cuatro horas. Selva a dentro se terminan escuchando unos silbidos, un santo y seña, y por fin, la presencia de unos guerrilleros con pistolas de 9mm asomando en la cadera. “El secreto de nuestra supervivencia es muy sencillo. Conocemos el terreno al detalle y nos movemos donde las masas simpatizan con nosotros. Aquí particularmente nos apoyan desde hace mucho”, afirma la curtida Ka Cleo. De hecho el embrión del NPA bebe de estas selvas, y se remonta a la experiencia del Hukbalahap, que primero fue resistencia armada contra la la ocupación japonesa durante la II Guerra Mundial y después, ya en los cincuenta, contra el neocolonialismo estadounidense que terminó erradicándolos. Esos “Huks” (tal y como se les conoció popularmente) fueron, de alguna manera, el origen del pálpito rebelde que recorre las aldeas de esta región. “De todos modos en el NPA no sólo hay campesinos. En nuestros cuadros hay también muchos universitarios que han renunciado a una vida pequeño burguesa para cambiar el país. Yo misma vengo de ese proceso”, afirma Ka Yumi, una joven de gafas, “aún en proceso de adaptación a este frente de guerra”. Una guerra que entre insurgentes, soldados y civiles ya ha costado 40.000 vidas.

El legado del imperialismo español está bien presente, no sólo en algunos edificios y topónimos, sino en la propia guerrilla que en días de fiesta hace “cocido con chorizo”, dicho tal y como suena en la lengua de Cervantes, o celebrando la boda entre los camaradas con nombres castellanos como José y Andrés, pues el NPA acepta y celebra matrimonios civiles entre combatientes del mismo sexo. Es algo que lleva haciendo desde el 2005, años antes de que la mayoría de países europeos aprobaran este tipo de derechos para el colectivo LGTB. Una mirada progresista del mundo que en las filas del Ejército que los combate fue vista como “inmoral y cuestionable”. Así las cosas, mientras otros países de la región, como China o Vietnam, hacen tímidos progresos en relación a la pobreza entendida como falta de acceso a la salud, nutrición y vivienda, Filipinas no termina de sacudirse una desigualdad que empuja a sus ciudadanos a ser mano de obra barata en otros rincones de Asia como Hong Kong o Emiratos Árabes, donde se han reportado casos de semiesclavitud. En las ciudades más pobladas del archipiélago, como Cebú o Manila, son innumerables los menores que sobreviven sólos en la calle, desnutridos y a merced de todo tipo de abusos. Tierra adentro y lejos de las urbes, la situación no es mejor. En las aldeas de campesinos que a lo largo de la elaboración de este reportaje frecuentó el NPA, se vieron aldeas alumbradas a la luz del fuego y niños con heridas por sanar. De vuelta en el campamento, los muchachos del NPA viven en unas condiciones no menos difíciles que las del campesinado. Buena prueba de ello es la visión del camarada Lito bajo una lluvia implacable, comiendo arroz blanco servido en una cascara de coco, que es lo que usa como platos la guerrillerada. En el Frente Apolonio Mendoza, el arroz es la base del desayuno, comida y cena. Este se sirve junto a un exiguo trozo de piel de cerdo, y en ocasiones especiales, con unas sardinas en lata o un trozo de lagarto a la brasa. Además de la comida, aquí el mundo de los objetos también brilla por su ausencia. Un pequeño pedazo de cristal viene a ser un espejo; un peine se comparte cada mañana, y toda bala es un objeto codiciado que se cuenta en poco más de un puñado por cada militante armado. Aunque unos viejos M16 de fabricación estadounidense son los fusiles más populares, también se ven reliquias con más de 60 años de batalla acuestas. Tal es el caso del M14 que se usó en la guerra de Corea y hoy tiene en las manos un combatiente con rostro de niño. Las pocas granadas que atesoran estas unidades sirven o bien para esconder trampas en el camino, o bien para persuadir al enemigo en caso de encontronazo. Sin embargo, y aún con carencias, el buen humor es el espíritu que aparentemente predomina en el campamento. Desde que se inicia el día con la gimnasia colectiva al ritmo del, “un, dos, tres, un, dos, tres, derecho, otra, derecho…”, dicho así, en castellano, hasta el pequeño “desayuno” las bromas y risas forman parte del despertar cotidiano. Luego, tras tomarse un respiro, la tropa que no está comprometida con ninguna responsabilidad concreta se reúne para programar las actividades del día. Asimismo, el trabajo de alfabetización y formación de cuadros políticos también es diario, tanto para los militantes como para aquellos civiles de confianza que se encuentren en el área. En fechas como las presentes, las clases coinciden con el aprendizaje de canciones y consignas que serán entonadas en las celebraciones de su próximo aniversario. Con gran ahínco y determinación, los muchachos se vuelcan con temas como la Internacional, el himno del NPA y otras canciones que relatan los sacrificios de la vida revolucionaria. Escribiendo con un rotulador sobre una bolsa de basura verde, el siempre animado camarada Lito instruye a una unidad de muchachos imberbes y algún que otro varón maduro. La tropa parece pasarlo en grande. Aquí, “salir de la rutina siempre nos gusta”, afirma Lito, que dice haber sobrevivido a una infancia de penurias en Makati. Mientras tanto la dirección política se reúne en ese cuadrilátero de bambú y toldo al que llaman “aula”. Hoy hablan de los campesinos y de los problemas a los que se enfrentan con los grandes hacendados por la tenencia de vacas. No lejos de aquí, hay una empresa que cede las vacas a los campesinos para que estos las críen y engorden, sin embargo los pequeños granjeros están notablemente insatisfechos. Por lo que cuentan, la empresa les paga mucho menos de lo acordado. Sin sindicatos ni cooperativas eficaces, el campesino con sobrecarga familiar se encuentra a expensas de lo que decida el empresario. Alertada la guerrilla, “se esperan consecuencias”, afirma Ka Cleo sin dar más explicaciones.

Filipinas, hoy una república y, según hallazgos científicos, territorio habitado desde hace 67.000 años, mantiene esta denominación desde el siglo XVI, cuando los colonizadores peninsulares la impusieron como homenaje a la hispanidad y Felipe II. Hoy el presidente, Rodrigo Duterte, un abogado que ha puesto precio a las cabezas de los guerrilleros muertos, quiere cambiar el nombre del país, recuperando una propuesta de un senador que en los setenta propuso Maharlika, un término no menos polémico dado que los historiadores no se ponen de acuerdo sobre su significado real. Para Ka Wino, uno de los más veteranos combatientes del Frente Apolonio Mendoza, “el nombre de Filipinas nos recuerda cada día que el hecho colonial aún no se puede decir que sea pasado, pues tenemos multinacionales saqueando como de costumbre y fuerzas de Estados Unidos en nuestro archipiélago… De todos modos y aún siendo un viejo debate, lo importante no es tanto los nombres, sino las políticas. Decir que se deja de ser una colonia por el simple hecho de cambiar el nombre es querer ganarse a las masas con propaganda barata”. Duterte, quien nada más llegar al poder detuvo las últimas negociaciones de paz auspiciadas por Noruega, ha declarado la “guerra total” al NPA, asegurando que terminará con la guerrilla para el 2022, año en el que termina su actual legislatura. Esta previsión suena optimista dado que la guerrilla sigue operando en todos sus frentes y causando bajas en las filas del Estado.

Fuente: https://rebelion.org/la-guerra-de-los-muchachos/

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Pau Marí-Klose: “No es verdad lo de pobres pero felices”

Redacción: Nueva Revista

Pau Marí-Klose es profesor de Sociología en la Universidad de Zaragoza y un experto en el estudio de la pobreza, lo que le abrió el camino para desempeñar el cargo de alto comisionado para la lucha contra la pobreza infantil (2018-2019). En la actualidad ejerce como diputado del PSOE por Zaragoza y preside la comisión de Exteriores del Congreso. Ayer disertó sobre La pobreza: algunos apuntes para la reflexión sobre su caracterización e implicaciones, en el marco del seminario sobre Justicia social” organizado por Nueva Revista, que dirige el profesor Antonio Argandoña. [En el vídeo insertado a continuación se puede seguir la conferencia del profesor Marí-Klose].

 

Una percepción bastante común es considerar la pobreza  como “carencia de bienes materiales básicos para subsistir”, dijo Marí-Klose, tener que pasar “con menos de dos dólares al día”, pero visto así, “la pobreza estaría cerca de erradicarse en el mundo desarrollado”. Sin embargo, no se puede afirmar que no haya pobres en el primer mundo “si admitimos la definición de pobreza a la que a la que se abonan” los pensadores más destacados en este campo. Adam Smith la definía como “la imposibilidad de satisfacer necesidades de carácter natural o derivadas de la costumbre”. Karl Marx escribió que “nuestras necesidades y disfrutes surgen de la sociedad”, y puesto que son de naturaleza social, “son relativas”. Amartya Sen expone que los pobres son las personas a las que su situación social les priva de condiciones (recursos, bienes, ingresos) para desarrollar capacidades de funcionar con el fin de conseguir resultados valiosos. Amartya Sen subraya la libertad para vivir una vida que valga la pena (freedom to live a valued life). Para Anthony Atkinson, pobres son quienes hallan dificultades para “participar en las actividades cotidianas de la sociedad en que viven y que, a resultas de ello, no logran desarrollar las capacidades que tienen”.

A pesar del carácter relativo de la pobreza, la experiencia subjetiva de la pobreza es muy parecida en los distintos contextos sociales y culturales, como ha puesto de manifiesto Robert Walker, señaló el ponente. Se puede hablar de “tercer” mundo dentro del “primer” mundo, de Haití en Glasgow. Son comunes los sentimientos de degradación, vulnerabilidad e impotencia, la frustración porque no quedan satisfechas aspiraciones materiales, la baja autoestima porque se vive en condiciones inapropiadas, porque hay que pedir ayuda o endeudarse, porque no se desempeña el papel social como se debería (de marido o de padre, verbigracia) y porque se siente “haber fallado” a los seres más cercanos y queridos. Hay con frecuencia sentimiento de humillación (las víctimas de maltrato o explotación) y se experimenta vergüenza asociada al estigma de la pobreza: colas para intentar ser contratado, colas para pedir ayudas públicas… Ese estigma será diferente en Noruega que en otras partes, pero también se da en Noruega, dijo Marí-Klose. Por ejemplo, allí, los hijos de familias pobres pueden vivir en un piso de protección oficial, pero precisamente serán señalados por sus amigos más favorecidos justo por vivir en ese piso de protección oficial. En Afganistán, la vergüenza y el estigma pueden surgir de tener que hacer las necesidades íntimas (evacuación intestinal) en la calle.

Antonio Argandoña y Pau Marí-Klose. Foto: © Josema Visiers
Antonio Argandoña y Pau Marí-Klose. Foto: © Josema Visiers

La respuesta psicológica a la pobreza es el ocultamiento de la situación y el retirarse o apartarse de la vida social, lo que ahonda el aislamiento y la exclusión. Se produce el resentimiento hacia los otros (hacia el sistema” y hacia otros pobres a los que se considera con “niveles menores de merecimiento”) y el fenómeno de utilizar atajos cognitivos” para entender lo que sucede, como las explicaciones conspiranoides o las dinámicas incontrolables (la adicción al juego es un caso). Obsérvese del mismo modo la proliferación de casas de apuestas en los barrios pobres de ciudades.

Los daños sanitarios y cognitivos de la pobreza se traducen, según relató Marí-Klose, en malestar (las personas que ocupan posiciones más bajas en la escala social suelen valorar más negativamente su vida, se declaran más infelices y se muestran más pesimistas respecto al futuro), en desigualdad (la pobreza como la causa de las causas de mala salud”) y en erosión de capacidades cognitivas. Los pobres se incapacitan progresivamente para tomar las decisiones adecuadas. Marí-Klose citó aquí los trabajos de Sendhil Mullainathan y Eldar Shafir. Mullainathan y Shafir han demostrado que tanto el dolor, como las preocupaciones, tristezas, ansiedades y enfados son mayores a medida que disminuye la renta. “No es verdad –destacó Marí-Klose– lo de ‘pobres pero felices’, no, bastante infelices”. 

Si la pobreza es mala, en la infancia todo se agrava. El hecho es tanto más duro porque los niños son inocentes, “no han hecho nada para merecer esa suerte”. Ya el tiempo perinatal, como consecuencia de la tensión en los hogares y del deterioro de la calidad de los estilos parentales, influye en que los niños pobres tengan una salud más precaria y hasta en que luego sean más obesos. Por la pobreza infantil apenas si se accede a la atención sanitaria y a los acompañamientos psicopedagógicos. Por la pobreza infantil se está más expuesto a condiciones y a episodios vitales desestabilizadores (hostigamiento en la escuela y en los entornos residenciales). Por la pobreza infantil se goza de menos “inversión familiar” en tiempo, dinero y calidad y se está más expuesto a efectos de concentración adversos, como la convivencia con otros pobres y personas marginadas, de tal manera que con frecuencia, más adelante, se aprende solo de compañeros que se dedican a actividades poco recomendables, como el narcotráfico.

Marí-Klose se manifestó a favor de una agenda de inversión centrada en la lucha contra la pobreza infantil por “una razón de justicia y equidad”. Se refirió al artículo 27 de la Convención de Derechos de la Infancia, a las especificidades de la condición infantil, a los efectos corrosivos de una mala infancia y al hecho de que con una infancia en la pobreza uno se incapacita sin culpa para saber lo que es el mérito y para que luego se recompense el mérito. No se entiende el “esfuerzo” si no se ha tendido una infancia normal. La inversión en infancia beneficia al conjunto de la sociedad. Combatir las desventajas en la infancia es la forma más efectiva de prevenir las consecuencias más dañinas de la desigualdad social, como la segmentación de la sociedad, el deterioro de la confianza social, la desorganización social y la violencia. Las desventajas sociales en la infancia tienen costes. Dañan la competitividad económica. El sistema se puede desmoronar económicamente. La legitimidad del sistema puede terminar siendo puesta en entredicho.

Marí-Close denunció los efectos perniciosos de una infancia en la desgracia aludiendo también a estudios de epigenética (correlación entre el nivel socioeconómico y el de desarrollo de ciertas regiones cerebrales asociadas con funciones ejecutivas básicas y capacidades lingüísticas). Las brechas cognitivas entre niños en situación de pobreza y niños que no lo están aparecen muy pronto y se incrementan aceleradamente si no se actúa enseguida. En España, por ejemplo, los estudiantes de entornos más desfavorecidos han repetido a los quince años 6,2 veces más que los de entornos acomodados. En la Unión Europea  solo” 4 veces más.

Al ponente, en el turno de preguntas, se le pidió que desarrollara cómo luchar contra la pobreza. Y respondió que con políticas contra la desigualdad; con políticas contra la privación material y con políticas contra las consecuencias de la privación material, especialmente en la infancia. Marí-Klose mencionó medidas predistributivas y medidas redistributivas. “Hay una iniciativa que ha lanzado el Gobierno recientemente que con cautela puede tener efectos beneficiosos, el salario mínimo interprofesional”. Marí-Klose añadió: “Está la posibilidad de que a través de la negociación colectiva se consiga comprimir la estructura salarial, para impedir que determinados sueldos sean muchas veces mayores que el salario medio. Yo no pondría ningún tope a los salarios más altos, simplemente porque propician por otra parte capacidad recaudatoria para el Estado, que después se puede gastar de manera redistributiva.”

Pau Marí-Klose. Foto: © Josema Visiers
Pau Marí-Klose. Foto: © Josema Visiers

Pero más allá de eso, “es imperioso tomar cartas en el asunto de la escasa protección a los colectivos más desfavorecidos”. Dijo Marí-Klose: “En nuestro sistema de bienestar la mayoría de los beneficios están ligados a las contribuciones realizadas; y eso es una ventaja en términos de legitimidad del sistema a la que no se puede renunciar, pero el nivel de protección del que disfrutan las capas más bajas es mínimo, y la crisis lo ha puesto de manifiesto. En el momento en que ha faltado el empleo para ese colectivo, se ha hundido. No ha tenido acceso a protección social”.

Evidentemente hay “un problema de intensidad de empleo. Muchos colectivos, más que salarios bajos, que también, lo que tienen es un problema de vinculación frágil al mercado del trabajo. De todo el tiempo potencial que podrían trabajar, no consiguen trabajar más que una parte pequeña. Eso genera problemas tanto en términos de ingresos como en términos de adquisición de derechos sociales, sobre todo a la prestación de desempleo contributiva. En situaciones de crisis, muchos colectivos se han encontrado en la intemperie, y en ese sentido las propuestas de un ingreso mínimo vital son absolutamente necesarias para hacer de nuestro Estado de bienestar, un Estado de bienestar más distributivo. Yo impulsé las prestaciones por hijo a cargo, una renta para la infancia más pobre, que es muy rudimentaria en este país. Nuestra prestación por hijo a cargo resulta absolutamente ridícula en comparación con otros países, y no tienen ningún efecto de protección sobre la infancia. Somos el país de Europa con una capacidad más pequeña, a través de sus transferencias sociales, de reducir la pobreza infantil”.

Marí-Klose explicó: “La ayuda familiar en España fue ´la joya de la corona del Estado de bienestar franquista´. Desarrolló el famoso “salario familiar”, para complementar, en situaciones de privación económica, los escasos salarios. Estas políticas se han mirado con mucha suspicacia durante mucho tiempo. Fundamentalmente -y aquí entono un mea culpa– los partidos de la izquierda renunciamos a desarrollar las políticas de familia, muchas veces porque las asociamos, digamos, a unas concepciones de familias desvinculadas de nuestra tradición política. Y esto resulta paradójico. Mientras, los escandinavos, la izquierda, la socialdemocracia, estaban apostando por las políticas de ayuda a la familia, con otra fundamentación: posibilitar la emancipación de las mujeres y la igualación de los roles masculinos y femeninos. Pero el resultado final es que la grandes inversiones públicas que se realizan en Estados de bienestar del norte de Europa son inversiones en familia, inversiones por hijo a cargo, inversiones en escuelas infantiles que llegan a todos, también a las poblaciones más desfavorecidas, inversiones en actividades extraescolares, inversiones en cuidados a dependientes, etc. La familia se convirtió en el campo privilegiado de las políticas socialdemócratas en el norte de Europa, mientras que nosotros las desatendemos”.

El conferenciante denunció las “pocas rentas mínimas, pocas políticas de inclusión para los más desfavorecidos y pocas políticas de infancia. Hay ciertas políticas de familia, pero con un carácter muy poco equitativo, a través del IRPF: deducciones por los hijos, por familia numerosa, etc. Pero ese ´gasto oculto´ no es para las capas más desfavorecidas, que no reciben los beneficios fiscales. Los más desfavorecidos solo tienen la prestación por hijo a cargo, que resulta absolutamente insuficiente: era de 291 euros al año, cuando ciertos países en Europa la sitúan en doscientos y pico al mes. En marzo los subimos a 588, también insuficiente, muy por detrás de la media europea”.

Finalmente, a una pregunta sobre el papel de la educación para salir de la pobreza, Marí-Klose contestó que la educación puede reproducir las diferencias y mantenerlas, no corregirlas, si no se hace bien. “Hay determinadas intervenciones educativas que son clave para corregir las desigualdades, por ejemplo, la escuela infantil de uno a tres años, la estimulación cognitiva, que muchas veces no se produce en estas familias y que se puede producir en centros de educación infantil de calidad, con tasas adecuadas de tutores con niños a cargo, con cariño y delicadeza en la actividad, no como en los orfanatos que fundó Ceausescu en Rumanía, y que tanto hicieron sufrir a tantos niños. Las brechas cognitivas a los seis años están detrás del fracaso escolar a los 14, 15 o 16 años. Por eso las intervenciones en edades tempranas son las más efectivas, más equitativas y por lo tanto más eficientes. A los 12, 13 años, corregir ya es mucho más difícil.”

Fuente: https://www.nuevarevista.net/destacados/pau-mari-klose-no-es-verdad-lo-de-pobres-pero-felices/

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La tortura y asesinato de una niña de siete años disparan la ira en México por la violencia de género

América/México/Autor: Elena Reina/Fuente: elpais.com

 

El brutal asesinato de una niña de siete años en un barrio del sur de la capital mexicana obliga al Gobierno de México a tomar medidas urgentes sobre la violencia que vive el país. Después de seis días desaparecida, este fin de semana, el cadáver de Fátima Cecilia Aldriguett Antón fue hallado en bolsas de basura y con señales de haber sido torturada. Este caso se ha convertido en el último símbolo de indignación de un país que cada día rompe los récords de la tragedia. En México mueren asesinadas 10 mujeres al día y, en total, hay más de 90 homicidios en 24 horas. El presidente López Obrador ha achacado este lunes lo sucedido a la moral individualista y al pensamiento conservador. Una respuesta que ha irritado todavía más a un país que vive una situación extrema.

La última vez que se vio a la niña con vida salía del colegio. El 11 de febrero, su familia puso una denuncia por desaparición. Y menos de una semana después, el país observa lo que ya había leído o visto en las noticias antes: el cadáver de la menor, torturado, desnudo y tirado en la calle. El caso de Fátima no es el único en estos años en los que los feminicidios se han multiplicado: en 2018 murieron asesinadas 3.752 mujeres, según los últimos datos oficiales, y 1.463 menores de edad, según las cifras de la Red por los Derechos de la Infancia (REDIM). «A Fátima no la mató el neoliberalismo», responden muchos usuarios de Twitter a López Obrador.

Según la investigación de la Fiscalía, una mujer que todavía no han identificado recogió a la niña de la escuela el 11 de febrero antes de que llegara alguien de su familia. Su madre fue a recogerla más tarde, pero ya no la encontró. En un vídeo de las cámaras de seguridad de la calle que han mostrado las autoridades se observa a la señora de la mano de la pequeña por el municipio de Xochimilco, en el sur de la capital. La jefa de la Fiscalía local, Ernestina Godoy, ha informado este lunes de que esta mujer es la principal sospechosa del crimen de Fátima, aunque todavía no han dado con su paradero. La institución ha anunciado este lunes una recompensa de dos millones de pesos (unos 107.750 dólares, más de 99.400 euros) a quien proporcione información sobre el caso.

En la puerta del Instituto Forense de la capital, poco después del reconocimiento del cadáver, la madre de Fátima, María Magdalena Antón, exigió delante de la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, que se hiciera justicia y acusó a un hombre, Alan Herrera, de haber cometido el crimen. «No conozco a esa señora, pero fue mandada por Alan Herrera», denunció ante las cámaras que la esperaban a la salida de la morgue. Antón alegó que este hombre, de quien las autoridades no han proporcionado más información, ya había agredido a otros familiares. «Hoy fue mi hija, mañana puede ser la de cada uno de ustedes», advirtió la madre.

La semana pasada, otro feminicidio indignaba al país. El de Ingrid Escamilla, de 25 años. Su pareja confesó, en un vídeo brutal filtrado por las autoridades, la saña con la que había acabado con su vida. Las fotos del cuerpo de la joven aparecieron en las páginas de los medios de comunicación locales. Y cientos de mujeres se manifestaban por la dignidad de una víctima más de la violencia machista en una protesta histórica.

Los casos de mujeres asesinadas se agolpan a las puertas de los despachos del Gobierno sin que se hayan anunciado medidas urgentes. Abril Pérez Sagaón fue asesinada el 25 de noviembre después de haber denunciado que su entonces marido, Juan Carlos García, exdirector de Amazon en México, había intentado matarla. El día que había acudido a la capital a seguir con los trámites de la demanda, mientras viajaba en un coche con sus hijos, un hombre le disparó en la cabeza y en el cuello. Sagaón era una de las pocas mujeres que se atrevían a denunciar en este país, solo una de cada nueve. Tres meses después de su asesinato, todavía no hay un detenido.

Las manifestaciones contra la violencia machista también se han multiplicado. Y las respuestas del presidente de México, de momento, han tratado de relacionar la crisis de violencia que asola al país con una campaña para desprestigiar su Gobierno. Este lunes, en su conferencia de prensa matutina, López Obrador enfrentaba el movimiento feminista, según lo que había leído en redes sociales, con su desempeño: «Existe un pensamiento conservador. Feminismo sí, transformación no. O es mejor el feminismo que la transformación. No, es parte de lo mismo. Es ver el árbol y no ver el bosque. Estamos viviendo un momento estelar en la vida pública de nuestro país, se está llevando a cabo un momento estelar. ¿Cuándo se había enfrentado así la corrupción?».

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, comentaba este lunes a través de su cuenta de Twitter que es «indignante, aberrante, doloroso que alguien sea capaz de herir a una niña; este crimen no va a quedar impune». Pero en México, al menos ocho de cada 10 delitos no reciben una sentencia condenatoria.

Fuente e imagen: https://elpais.com/sociedad/2020/02/17/actualidad/1581961625_590259.html

 

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Francesco Tonucci, pedagogo: «Los niños están en peligro porque no juegan entre ellos»

Redacción: Uppers

  • «Temo el momento en el que un niño no quede con sus amigos para verlos por Skype»

«Los niños están viviendo un momento de peligro muy grave, porque no es que jueguen poco, es que no juegan entre ellos«. Expeditivo. Contundente. El mensaje de Francesco Tonucci, pensador, psicopedagogo y dibujante, es claro: la sociedad actual no está permitiendo desarrollar el juego de los niños, al menos no de una manera saludable y libre.

El experto, que participó en la campaña de 12 Meses, la iniciativa de acción social de Mediaset España, ‘Jugar es un asunto muy serio‘ cree que a los niños hay que «dejarlos» jugar, pero que, habitualmente, «dejar» no es el verbo que acompaña a «jugar» sino, más bien, el de «acompañar», «vigilar» o «controlar». «Cuando se dice a algunos padres que hay que ‘dejar’ ir a jugar a los niños parece una frase incomprensible para ellos. ¿Cómo que vayan solos? Siempre tienen que acompañarlos, y eso significa ir todos los días al mismo lugar, a esos jardines de juego en los parques para niños, donde están cerrados y vigilados», explica el pedagogo.

En la sociedad proteccionista actual, Tonucci aboga por dejar que los niños puedan salir de casa sin adultos, que puedan estar con amigos, que elijan un juego adecuado para cada espacio, porque cada juego tiene sus necesidades. «La idea de que un niño vaya al mismo sitio, vigilado, hasta que se canse, no tiene nada que ver con el juego. Y cuando veo estos espacios pienso que los alcaldes y los arquitectos han tenido una suerte muy rara de la infancia, no han sido niños, porque cómo es posible que una persona que ha sido niño piense que ese espacio es bueno para jugar. Lo que siempre digo es que en el mundo del juego los adultos no deberían entrar«.

La creatividad ha dejado de existir

«Los niños son meros consumidores. El adulto espera hasta que el niño se canse para que puedan volver a sus actividades pero, si lo pensamos bien, un niño nunca se cansa cuando está jugando de verdad. Cuando un niño se cansa jugando en media hora es que algo no va bien», apunta Tonucci.

En toda esta amalgama de roles de la sociedad actual, los abuelos tienen que tomar partido de una manera activa e importante. ¿Cómo? No ya ayudando a sus nietos, sino a sus hijos. «Tienen que ayudar a los hijos a no tener miedo, a entender que la ciudad no merece el miedo que tienen y, a su vez, ser un poco guardianes de los niños. Niños y abuelos deberían ser aliados y pedir a los políticos que devuelvan el espacio público a la gente para que unos puedan pasar tiempo al aire libre y los otros puedan jugar, pero cada uno por su cuenta», explica el experto en Uppers.

Las calles han cambiado

Cuando Tonucci jugaba con sus amigos en la calle, era la propia calle la que se hacía cargo de los niños: los vecinos. Pero, hoy en día, todo aquello se ha perdido. El individualismo y el cambio de paradigma en el juego de los niños han hecho que todo aquello se volatilice y se pierda. ¿Para siempre?

«Lo que proponemos es volver a ese punto de partida», explica Tonucci, «cuando pedimos que los niños vayan a la escuela sin adultos, pedimos a los comercios que están en la calle que se sumen a este proyecto, que compartan la responsabilidad, y es muy fácil: poner una pegatina en el escaparate que los niños conozcan para que sepan que si tienen una necesidad como un vaso de agua, una llamada a casa, puedan entrar que no salgan de ahí si no han resuelto su problema».

Fuente: https://www.uppers.es/estilo-de-vida/vida-familiar/tonucci-pedagogo-juegos-ninos-12-meses_18_2863095052.html

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¿Se adoctrina en el sistema educativo?

Por: Bartolomé Miranda Jurado

Si adoctrinar es inculcar a alguien determinadas ideas o creencias, es ingenuo discutir sobre quién adoctrina o deja de doctrinar mediante el sistema educativo pues, según esto, la educación, por sí misma, conlleva adoctrinamiento. Por tanto, todo sistema educativo, del régimen o sistema político que sea, incluye, además del conocimiento de determinadas disciplinas científicas, la transmisión de ideas, actitudes y valores relacionados con la moral, la política, el civismo, etc. Es más, cada régimen político, cada gobierno, utiliza el sistema educativo como instrumento de reproducción social, política, económica e ideológica, siempre intentando favorecer sus propios intereses, convirtiéndose la educación en un campo de batalla ideológica. La cuestión, es, ¿qué sistema de valores se quiere inculcar?

Los sistemas dictatoriales, sean del signo político que sean, desde posiciones dogmáticas, presentan modelos de pensamiento único en cuanto a ideología y sistema de valores. En España, durante la dictadura de Franco, en una connivencia entre el poder político y la iglesia católica, sufrimos el modelo fundamentalista del nacionalcatolicismo en la educación, donde se imponía como única verdad la ideología y el sistema de valores del catolicismo; a veces, por la fuerza, con castigos y violencia sobre el alumnado. Todos sabemos de los castigos físicos en el entorno escolar por no saber el catecismo o no asistir a algún acto religioso obligatorio.

Los sistemas llamados democráticos, sobre todo desde la proclamación de los derechos humanos, presentan modelos de pensamiento más abiertos, con mayor diversidad en la moral, en los derechos sociales y civiles; pero en cuanto a modelos socioeconómicos, también se utiliza la educación para sacralizar la democracia representativa (formal) unida al capitalismo (economía de mercado) como mejor sistema posible, transmitiéndose la idea de que la economía no tiene ideología y de que no puede haber más democracia que ésta, ignorando las posibilidades de una verdadera democracia: participación efectiva de los ciudadanos en las decisiones políticas (democracia directa o participativa) y democracia económica (mayor igualdad y justicia social).

Todos los sistemas educativos, por la ideología que impregnan sus leyes, conllevan adoctrinamiento, aunque, por supuesto, es preferible una educación en un sistema democrático que en una dictadura pues, al amparo de los derechos humanos, se favorece más el desarrollo integral de la personas, se ofrece mayor diversidad de perspectivas en diversas temáticas, mayor libertad para pensar y opinar, razonamiento crítico, etc. Por su parte, el profesorado, según el régimen político el que lleva a cabo su labor, según la legislación educativa correspondiente, según su propia ideología y sistema de valores, influye de una u otra manera en este adoctrinamiento.

En nuestros país, en las últimas semanas, se ha levantado una polémica mediática sobre el derecho de los padres a decidir acerca de los contenidos que se imparten a sus hijos, el llamado “veto o PIN parental”, en relación a actividades relacionadas con la igualdad de género, la violencia contra la mujer o la diversidad sexual, tratándose de contenidos incluidos en los programas educativos a través de determinadas materias o como contenidos transversales y competenciales, teniendo como objetivo inculcar valores y actitudes de libertad y respeto,

Se trata de una polémica artificial, llena de informaciones falsas sobre la enseñanza y actividades relacionadas con esas temáticas que llevan años impartiéndose en las aulas. No hay una problemática real en los centros educativo al respecto. Lo que ocurre es que un determinado sector de la sociedad, relacionado con la derecha política (PP, VOX) y la Iglesia católica, desde posturas dogmáticas, quiere volver al pasado, ese en el que ellos ejercían un fuerte adoctrinamiento sobre toda la sociedad a través de la educación y que, en parte, sigue realizando a través de la enseñanza concertada que gestiona la Iglesia o Asociaciones relacionadas con ella, aunque subvencionada con dinero público. O sea, que los sectores sociales que denuncian adoctrinamiento moral en la enseñanza pública de nuestro país son los que favorecen o ejercen un adoctrinamiento sectario católico en la enseñanza concertada y privada relacionada con la Iglesia.

En realidad, este sector social, lo que quiere es imponer una censura, impedir que el alumnado se eduque en la diversidad y con libertad para su desarrollo integral como persona. Resulta paradójico que quienes ahora, desde un supuesto liberalismo, enarbolan la libertad de enseñanza para reclamar ese “veto parental”, no aceptan esa libertad para otros temas como el aborto, la eutanasia o muerte digna, matrimonios de personas del mismo sexo, el uso de métodos anticonceptivos, la diversidad sexual, etc., saliendo a relucir el fundamentalismo católico del que apenas han salido y desde donde les gustaría, como en tiempos pasados, adoctrinar a toda la sociedad.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=264996

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Vídeo: Cómo aprender una lengua y contribuir a la sociedad por Luis von Ahn

Por: TED en Español.

Aprender una nueva lengua nos hace más productivos y nos facilita la búsqueda de trabajo, pero ¿podría también ser bueno para la sociedad? Luis von Ahn explica cómo desarrolló Duolingo, una aplicación gratuita para aprender idiomas, que transforma el aprendizaje en un bien social.

Fuente del vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=lt7yZB92McM&list=PL0IS0YyQ-bEkxqey_T_chv4AG7dmnXmv9

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Analía Villagrán: “La Educación Ambiental busca lograr el equilibrio entre la sociedad y la naturaleza”

Por: Analía Villagrán.

 

En el Día Mundial de la Educación Ambiental El Tribuno entrevistó a la docente Analía Villagrán, quien hizo de la especialidad su modo de vida.

¿Por qué se celebra el Día de la Educación Ambiental?

Asignar un día para celebrar la Educación Ambiental tiene que ver con la necesidad de visibilizar la importancia y la urgencia de la toma de conciencia individual y colectiva respecto de las problemáticas ambientales. Uno de los grandes propósitos que se plantea la EA es provocar en la sociedad la construcción de miradas críticas, preocupadas y comprometidas con la realidad ambiental, orientando todos sus esfuerzos a la construcción de formas de vida que garanticen el equilibrio entre sociedad y naturaleza. Esta fecha toma como antecedente al Seminario Internacional de Educación Ambiental celebrado en Belgrado, Yugoslavia en el año 1975. Allí se redacta el documento donde se establece un marco global para la educación ambiental. Quedan plasmados allí lineamientos referidos a la necesidad de generar nuevos conocimientos teóricos y prácticos capaces de hacer frente a la situación de crisis ambiental que se comienza a desvelar a partir de los años 60. Esta década fue testigo de un crecimiento tecnológico exponencial, sin precedentes, y que, aun reportando amplios beneficios a la sociedad, tuvo graves consecuencias sociales y ambientales. En definitiva, el Día Mundial de la EA es una fecha que pone en agenda la importancia de trabajar concienzudamente en la defensa de la vida, en el respeto de nuestra Madre Tierra, en el cuidado de nuestra casa común.

Para conocer un poco más sobre esta disciplina ¿cuándo surge la EA y cuáles son las razones que dieron origen a su surgimiento?

Resulta difícil reconocer una fecha precisa para señalar el inicio de la EA. Probablemente el surgimiento del Council for Environmental Education (Consejo de Educación Ambiental) en la Universidad de Reading, Inglaterra, sea un punto de referencia en la década del 60. Desde este espacio se reunieron e impulsaron trabajos sobre el cuidado del ambiente fundamentalmente aquellos que se venían desarrollando en instituciones educativas del Reino Unido. Quiero detenerme aquí para señalar la relación poco casual que existe entre el lugar de surgimiento de la EA con el lugar que alumbró a la revolución industrial. En este contexto podemos afirmar que la EA nace como respuesta al impacto ambiental por la producción en serie y a gran escala, provocando una transformación de la matriz económica. En las décadas del 60 y 70 las tareas vinculadas a EA en Europa denotan un sesgo marcadamente conservacionista y anclado sobre las bases de las estructuras educativas formales. Son los y las docentes quienes realizan las primeras experiencias en EA, muchas de las veces dentro de la planificación de los trabajos de campo de asignaturas como las Ciencias Naturales. Con el correr de los años y ante escenarios que demandaban el establecimiento de políticas ambientales comprometidas fueron arraigando grupos comprometidos con el ambiente y que se fueron nucleando en organizaciones sociales, saliendo la EA del plano exclusivo de las instituciones educativas.

¿Y fuera de las escuelas?

Desde las organizaciones sociales se promovieron discusiones orientadas a complejizar el concepto de educación ambiental, lo que requirió de largos debates. El interés estaba dado en desvincular la relación casi exclusiva que se había establecido con la ecología y las ciencias naturales, para abrir paso a interpretaciones más amplias y abarcativas, que aborden la educación ambiental desde una dimensión compleja en la que confluyen múltiples disciplinas. En el contexto actual, hablar de EA es referirse a una disciplina orientada a la formación de ciudadanía, una disciplina garante de la solidaridad intergeneracional, que aporta a la construcción de una sociedad más justa y democrática.

¿Cuáles son las limitaciones con las que se encuentra la EA?

La EA es un campo de intervención político y pedagógico que nos desafía a replantear el vínculo sociedad – naturaleza y el lugar que en ello ocupa la educación. Una educación entendida como medio para la transformación social, promotora de aprendizajes inscriptos en la re-valorización de la vida en todas sus expresiones, donde el espacio cotidiano se constituye en ámbito de praxis pedagógica. Pensar la EA en este contexto implica trascender los formatos pedagógicos reduccionistas que hacen de la EA una práctica abocada casi exclusivamente a llevar adelante campañas como “limpiar la escuela” para citar solo un ejemplo. No digo que esté mal trabajar la problemática de los residuos, al contrario, creo que es muy importante, tanto como complejizar la problemática de los residuos a través de propuestas pedagógicas que inviten a reflexionar acerca de las prácticas dominantes de producción, distribución y consumo responsable, abordar los residuos desde una dimensión social también abre un camino interesante para la reflexión y la sensibilización ambiental.

Los argumentos para el estudio

En su trayectoria la docente recordó a dos grandes profesores.

Analía Villagrán es ante todo licenciada en Ciencias de la Educación egresada de la Universidad Nacional de Salta. Apasionada por la defensa del medio ambiente, en 2014 obtuvo el título de Máster Internacional en Educación Ambiental otorgado por el Instituto Internacional de Formación Ambiental en Valladolid, España.

“Si hay algo que determinó mi incursión por las problemáticas socioambientales fue el profesor Eduardo Bellavilla. De él tengo la sensibilidad por la temática. También tengo que recordar a mi profesor Sergio Carbajal quien en su cátedra de Pedagogía Social incluía a los temas que hoy estamos conmemorando. Fueron dos enormes personas que me habilitaron al ingreso a la Educación Ambiental”, dijo con inmensa emoción Analía.

Esas “cuestiones ambientales” de las que habla la docente son precisamente las inequidades y las diferentes formas de la pobreza que existen en Latinoamérica y que constituyen el ámbito de estudio de las problemáticas ambientales.

Analía luego cursó la Especialización en Derechos Humanos en la Universidad Nacional de Salta, encontrándose en la etapa de realización de las Prácticas Profesionales Supervisadas.

Desde el año 2018 es estudiante regular del Programa del Doctorado en Educación que ofrece la Facultad de Filosofía y Letras dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán, siguiendo la línea de investigación en Educación Ambiental. Desde el 2012 se desempeña como docente regular en la Cátedra de Educación Ambiental de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Salta, realiza extensión de funciones en la Cátedra de Pedagogía Social correspondiente a la Carrera de Ciencias de la Educación de la mencionada facultad. Es representante titular por la Universidad Nacional de Salta ante la Red de Universidades Argentinas para la Gestión Ambiental y la Inclusión Social (Uagais).

Dirigió proyectos de voluntariado universitario y actualmente coordina Proyectos de Extensión Universitaria. Dirige tesis de grado sobre Educación Ambiental y coordina espacios de formación en el mismo campo temático.

Participa del proyecto de investigación “Interculturalidad, reconocimiento y subjetivación. Un estudio sobre relatos biográficos de estudiantes y docentes en una zona andina de Salta”, del Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta (Ciunsa). Integra el Comité Editorial de la Revista científica “Tramas/Maepova” de la Facultad de Humanidades de Universidad Nacional de Salta. ISSN 2344-9594.
Integró el Proyecto Genderct, Género y Ciudadanía, del Programa People (Marie Curie Actions), perteneciente al Programa Marco de la Unión Europea (P7/2007-2013). También realizó estancias de investigación en las Universidades Pablo de Olavide de Sevilla y Universidad de Santiago de Compostela en España y en la Universidad de Firenze, Italia.

Fuente de la entrevista: https://www.eltribuno.com/salta/nota/2020-1-25-22-19-0–la-educacion-ambiental-busca-lograr-el-equilibrio-entre-la-sociedad-y-la-naturaleza

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