Chile: ¿el triunfo del sujeto neoliberal?

POR: ANDRÉS KOGAN VALDERRAMA

El trabajo de la Convención y la campaña posterior debió haber puesto en el centro la crítica a la desigualdad económica, empatizando así con el dolor de la mayoría de las y los chilenos que no llegan a fin de mes.

Nos encontramos como país en un momento bastante extraño, en donde el fracaso del proceso constituyente nos ha dejado con muchas más preguntas que respuestas y con muchas interrogantes para el futuro próximo, más allá de que la derecha política chilena asuma que lo pasado el 4 de septiembre sea un triunfo para su sector y el fin del llamado octubrismo.

Lo planteo ya que esta derrota histórica para los sectores más transformadores del país nos debiera hacer reflexionar, no solo sobre los errores cometidos, tanto por los partidos políticos progresistas, los movimientos sociales y la misma Convención Constitucional, sino también sobre la importancia de una subjetividad neoliberal chilena, que pareciera ser mucho más profunda de lo que creíamos.

De ahí que, si algo tuvo de positivo este plebiscito de salida con voto obligatorio, fue la enorme participación de chilenas y chilenos, los cuales, si bien rechazaron por muchas razones, tanto por el texto, el proceso constituyente mismo como por la situación país, nos mostró que esos millones de nuevos votantes tienen algo en común, que es un completo malestar de lo político y de sus instituciones.

Es lo que conocemos como sujeto neoliberal, el cual no se identifica como de derecha o de izquierda, ni como conservador o progresista, sino que se identifica con una forma de vivir totalmente despolitizada, en donde el esfuerzo individual, el mérito, el sacrificio, la competencia, el emprender y el consumo, se han transformado en el único mundo posible, en contraposición a cualquier tipo de alternativa que se presente como colectiva, comunitaria o colaborativa.

Se podrá decir que no es algo particular de la sociedad chilena, no obstante, no hay que olvidar que Chile fue el primer país en el mundo en implementar políticas neoliberales, mucho antes que la mayoría de los países, y en contexto dictatorial, siendo capaz de dejar una constitución a la medida de una doctrina económica fundamentalista impulsada por los llamados Chicago Boys.

Además, por si fuera poco, el neoliberalismo desde la vuelta a la democracia en adelante, no solo no se modificó, sino que se profundizó brutalmente por gobiernos de centro izquierda por 20 años, lo que terminó por instaurar y naturalizar una cultura neoliberal que parecía que no había forma de salir de ella.

Es verdad que desde el 2011 en adelante, las movilizaciones crecieron enormemente y se comenzó a poner en cuestión masivamente el carácter subsidiario del Estado chileno, llegando a su punto máximo en el año 2019, a través de la revuelta popular, la cual hizo explotar un malestar acumulado por décadas, en donde el endeudamiento extremo de las familias, la bancarización de la sociedad y los abusos de los grandes grupos económicos (financistas de la clase política), llegó a su punto más alto.

Sin embargo, ese malestar máximo del 2019, aunque no nos guste, como bien ha planteado el sociólogo Manuel Canales (1), nunca tuvo detrás componentes ideológicos claros ni mayoritarios, lo que quedó bastante en evidencia con la votación del 4 de septiembre, la cual nos mostró que los sectores transformadores de la Convención, nunca se percataron de ello o les jugó una mala pasada el exceso de confianza y de entusiasmo por lo que nos estábamos jugando históricamente.

No es casualidad, por tanto, que quienes seguimos el proceso con mucho optimismo, al pensar que la sociedad chilena estaba fuertemente politizada, creímos ingenuamente que bastaría solamente con consagrar en la nueva constitución un Estado Social y Democrático de Derecho y una lista de derechos sociales (educación, salud, trabajo, vivienda, seguridad social) para que ganara el apruebo.

Además, si bien es innegable la importancia de construir un Estado Plurinacional, Regional, Ecológico y Feminista, como la instalación de una Democracia Sustantiva, no solo para Chile, sino para el mundo entero, creímos torpemente que el sujeto neoliberal sería cosa del pasado, y que por tanto podíamos generar horizontes mucho más ambiciosos y que nos hiciéramos cargo de los grandes problemas de la humanidad, como si el chileno promedio estuviera conectado con ello.

Con esto no se trata de que la Convención no tomara esas banderas de lucha, instaladas principalmente por independientes, provenientes de movimientos sociales, y no las incorporara en el texto, sino de entender que la propuesta que se iba a plebiscitar tenía que ser aprobada por el pueblo de Chile de hoy, no del mañana, por lo que el énfasis debió estar puesto siempre en el mejoramiento de las condiciones materiales de vida de las personas.

Por lo mismo, el trabajo de la Convención y la campaña posterior debió ser capaz de transmitir un relato que pusiera en el centro una crítica a la desigualdad económica y al endeudamiento de las familias para vivir, empatizando así con el dolor y sufrimiento de quienes simplemente no pueden llegar a fin de mes, que son la gran mayoría de las y los chilenos, en especial los más empobrecidos.

Asimismo, también se debió poner en el centro qué tipo de desarrollo queremos para Chile y cómo se financiarán los derechos sociales, los cuales, leyendo el nuevo texto rechazado, deja más preguntas que respuestas, ya que no se plantean las formas específicas para garantizar su concreción con el paso del tiempo, planteando solamente que se haría de manera gradual.

Es decir, se debió centrar en la situación económica de los chilenos y chilenas, que hoy en día están mucho peor que el 2019, en contexto de pandemia aún, con el alto costo de vida, con la inflación existente y un aumento de los delitos con violencia, lo cual hizo que no creyeran en esta propuesta constitucional, por el temor incluso de que sus vidas pudieran empeorar más aún.

Por supuesto, grandes sectores empresariales y de la derecha política en Chile vieron esa fragilidad y vulnerabilidad como una oportunidad para generar miedo, poniendo su énfasis, desde que se instaló la Convención Constitucional, en instalar ideas que tocaran en lo más profundo a ese sujeto neoliberal, a través de mentiras como que con la nueva Constitución nos quitarían los ahorros previsionales, la vivienda propia y la libertad de elegir la educación y la salud.

En consecuencia, la pregunta sobre si el sujeto neoliberal triunfó con el resultado del pasado 4 de septiembre, la respuesta es no, ya que ese sujeto seguirá viviendo una vida con muchísimo malestar, contra todas las instituciones, por no poder tener una vida digna para poder desarrollarse, la cual lamentablemente no fuimos capaces de darle una respuesta clara y creíble, no solo desde la Convención, sino de parte de muchos que creíamos que el apruebo si o si sería la opción que elegirían las y los chilenos.

Fuente de la información e imagen: https://www.alai.info

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La educación pública en manos neoliberales: tres impactos en México.

Por Redacción de Insurgencia Magisterial

A nivel federal las celebraciones por el cumplimiento de los dos años del triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se centran en la exhaltación de dos aspectos: el fin del neoliberalismo y el combate a la corrupción. Sobre esos dos elementos se tejen diversas narrativas. Lamentablemente en el campo de la educación pública, el consenso apunta a que esto no ha ocurrido.

Pero más allá de que AMLO decidiera no impulsar una política educativa no neoliberal en el campo de la educación pública, lo cual fue una promesa de campaña, alarma que cedió la rectoría del Estado en este rubro a uno de los grupos empresariales más depredadores del país. Este grupo empresarial contaba desde hace años con una agenda privatizadora en materia de educativa, la cual se ha convertido ahora en política gubernamental.

A menos de dos años que este grupo empresarial capturó al gobierno de AMLO, sus decisiones ya empiezan a mostrar impactos en el desmantelamiento de la educación pública, que parecen ya irreversibles. A continuación presentamos tres impactos.

  1. El contenido, los métodos y fines de la educación pública apuntan a la consolidación de la formación de un “sujeto neoliberal”. De manera acelerada se perfeccionan los mecanismos de construcción de ciudadanos funcionales para el neoliberalismo, incorporando el “aprendizaje” de nuevas herramientas que buscan resolver fallas de mercado, tales como el emprendedurismo, el “control” emocional, la “educación financiera” o la alimentación “sana”. Este enfoque funcional, se caracteriza por no cuestionar las causas estructurales que originan los “problemas”.
  2. La centralización de la toma de decisiones y con ello el erosionamiento del federalismo, que implica que se estandaricen intervenciones, desconociendo las diferencias contextuales. Esta centralización del poder empieza a impactar en las decisiones que se están tomando en el rubro financiero, acelerando los procesos de privatización ya conocidos e incorporando otras expresiones como la venta de información del Sistema Educativo a redes corporativas.
  3. El desmantelamiento, coptación o negociación con organizaciones magisteriales para nulificar puntos de resistencia o interpelación que pudieran poner en peligro el “arreglo” de AMLO con ese grupo de empresarios a los cuales “vendió la Secretaría de Educación Pública”. Esto lo ha logrado AMLO de manera sorprendente.
    La CNTE está feliz con “mesas de negociación” que las atiende personalmente AMLO. Las críticas que realizan son “suaves” y dirigidas a la “nada”, han logrado una “bilateralidad” cómoda. A cambio se han desmovilizado y guardado un silencio cómplice. Un  ejemplo es la declaración en Facebook del combativo líder de la Sección 9 hace unos momentos, dice: “Un supuesto “Encuentro de docentes con el Secretario de Educación” que resulto un monólogo desde el poder, ni los veo ni los oigo. Profr. Pedro Hernández Morales, Secretario General Sección 9 Democrática SNTE-CNTE”, a eso se reduce la combativa CNTE.
    Otro “referente nacional, ” el CEND del SNTE, está ocupado en formar comités para defender a AMLO y con ello obtener candidaturas en las próximas elecciones. Al igual que la CNTE sus críticas a lo que ocurre en la educación pública  en la 4T, no se traduce en una agenda de lucha.

Estos tres impactos combinados muestran un desmantelamiento acelerado de la Educación pública en México, algo que ni el PRI, el PAN o el PRD soñaron estando en la cúspide del “pinche” poder.

Fuente: https://insurgenciamagisterial.com/la-educacion-publica-en-manos-neoliberales-tres-impactos-en-mexico/

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Reseña de Neoliberalismo educativo: educando al nuevo sujeto neoliberal, de Enrique Díez Gutiérrez. Editorial Octaedro, 2018

Por: Pedro López López.

 

En el ámbito educativo, Enrique Díez es uno de los puntales de la resistencia contra ese proyecto antisocial, antihumano y depredador del planeta que es el neoliberalismo, y no cesa de denunciar desde hace años las consecuencias de este modelo en la educación. Como profesor y activista social, participa en plataformas e iniciativas como Uni-Digna ( unidigna.org ), Redes por una Nueva Política Educativa ( porotrapoliticaeducativa.org ) o la Marea Verde, y, por supuesto, se ha posicionado contra esa estafa educativa perpetrada en la universidad bajo el nombre de Proceso de Bolonia; pero también está comprometido con la memoria histórica (Foro por la Memoria de León), con el movimiento por la igualdad entre hombres y mujeres, con la abolición de la prostitución, con el movimiento laico (forma parte del Grupo de Pensamiento Laico, que publica sus artículos en el diario Público), y es un lujo para Izquierda Unida tenerlo como coordinador del área federal de Educación.

Como ensayista, Enrique Díez destaca por sus lúcidas y didácticas reflexiones sobre las nefastas consecuencias de la aplicación de las recetas neoliberales, reflexiones que difunde tanto en conferencias como en artículos de prensa, en participaciones en congresos o en libros y capítulos de libro. Uno de sus libros, La globalización neoliberal y sus repercusiones en la educación, publicado en 2007, hace un análisis magistral del modelo neoliberal de globalización y sus consecuencias, tanto en la sociedad en general como en el medio educativo. El texto que comentamos ahora es un ensayo breve, de apenas un centenar de páginas. En él, el profesor analiza capítulo a capítulo la transformación del derecho a la educación en un negocio, acompañada del falso lema de la “libertad de elección”, y, por tanto, la comercialización de la educación, los valores potenciados por el actual modelo educativo y funcionales al capitalismo financiero, la macdonalización de la educación, la apropiación privada del conocimiento público, la construcción del sujeto neoliberal –al que ha dedicado más de un trabajo anterior- y, por último, un capítulo dedicado a “otra educación es posible”. Valga alguna cita para animar a los futuros lectores; en la página 84 se dice:

“Antes que ver la enseñanza como una práctica técnica, la educación debe ser considerada una práctica moral y política bajo la premisa de que el aprendizaje no se centra únicamente en el procesamiento del conocimiento recibido, sino en la transformación de este como parte de una lucha más amplia por los derechos sociales, la solidaridad y la construcción de un mundo más justo y mejor”

Frente a los presuntos “neutrales” (que se lo creen de verdad o que intentan estafar con esa etiqueta), se advierte: “El problema no es si la educación pública ha llegado a contaminarse con la política, sino que toda educación es ya de por sí un espacio de la política y el poder, lo queramos o no”. El mito interesado de la “neutralidad” está al servicio, se dice, del mantenimiento y consolidación de “una visión ideológica determinada de la realidad, la que consolida el poder establecido y su reproducción. Por eso debemos asumir la responsabilidad de conseguir que toda la ciudadanía esté políticamente alfabetizada”.

Como la conquista por la fuerza es costosa y siempre inestable, las élites prefieran dominar por la persuasión, y el éxito del neoliberalismo (“un capitalismo sin contemplaciones”, dice Enrique Díez; “sin complejos”, que diría Aznar) consiste en colonizar el sentido común. Un “sentido común” que se ha instalado gracias al soporte que le dan el sistema educativo y los medios de comunicación (ya advertía Malcom X que si el pueblo no está prevenido con los medios, amará al opresor y odiará al oprimido, como estamos viendo con demasiada frecuencia en el éxito del discurso contra los inmigrantes).

El libro tiene tres partes, con cierto desequilibrio en cuanto a la extensión, ya que la primera abarca 56 páginas, la segunda 12 y la tercera 21; un desequilibrio que no afecta a la calidad del contenido. En la primera parte (“El mercado educativo neoliberal”), se recorren los mecanismos para potenciar la “oferta” privada, los valores y la ideología de la pedagogía neoliberal, la “macdonalización” (término que puso en circulación con notable éxito el sociólogo George Ritter) que prima en la gestión de los centros, con la eficacia y eficiencia por bandera (incremento a toda costa del rendimiento de profesores y estudiantes de cara a rendir pleitesía ante un mercado cada vez más exigente), así como la cohorte de indicadores y rankings que acompañan al proceso, y, por último, un apartado dedicado a la educación superior, con su crítica al Plan Bolonia, verdadero caballo de Troya en la universidad para introducir el llamado “capitalismo académico”: “universidades cada vez más comprometidas en una competencia de tipo comercial, en busca de fuentes de financiación complementarias, ofreciendo su espacio público para que lo rentabilicen marcas comerciales…”. Acompañando a este proceso depredador va la apropiación privada del conocimiento y la distorsión de la investigación.

En la segunda parte (“El nuevo sujeto neoliberal”), el autor comenta cómo se inyecta la ideología neoliberal en el sujeto a través del sistema educativo apoyado por otros medios de socialización (publicidad, medios de comunicación, cine videoclips….). Aparte de la legitimación del saqueo, la ideología neoliberal es “productora de una forma de vivir y de relacionarse socialmente, de una cosmovisión y comprensión del mundo y de un imaginario social; de un tipo, en definitiva, de subjetividad determinada”. En este sentido, nos dice el autor, el sistema neoliberal ha pasado de la disciplina al nuevo modelo de “gobierno-por-la-mente”. Del ser humano del cálculo individual, en un modelo económico que entiende el egoísmo prácticamente como un deber social (que por intrincados mecanismos revierte en el interés general, según el modelo liberal del “homo oeconomicus”), se pasa, a través de la empresa como modelo general que define una nueva ética, al emprendedor, ese sujeto que se convierte en empresa en sí mismo, siendo portador de un talento-capital individual que tiene incesantemente que revalorizar. El problema de este modelo es la cantidad de fracasos individuales que lleva consigo, con la consiguiente secuela de patologías (depresión, aumento del consumo de medicamentos, suicidios), además de la corrosión de la solidaridad. Y su victoria ha sido el éxito de la estafa de la neutralidad ideológica: el capitalismo neoliberal niega ser ideológico y se considera la “razón” misma.

La tercera parte, bajo el título “Otra educación es posible”, aborda la necesaria lucha que hemos de entablar en el campo de batalla de la educación para comprometer a las nuevas generaciones con valores alternativos a la erosión social que conlleva el ideario neoliberal. Para ello, es necesario contemplar la enseñanza no -o no solo- como una práctica técnica, sino como “una práctica moral y política”, considerando que el aprendizaje no debe consistir solo en el procesamiento del conocimiento recibido, sino que debe ponerse al servicio de una lucha por los derechos sociales, por la solidaridad y por la construcción de un mundo más justo y mejor. En esta parte, el autor reflexiona brevemente sobre los dos proyectos ideológicos en liza en el mundo actual, el capitalista, con su ideal de vida como una competición permanente y descarnada, y el democrático, con valores como la inclusión, la equidad, la solidaridad y todos aquellos que deben llevarnos a ese mundo más justo. Evidentemente, en el trasfondo está la educación concebida como un negocio por el primer modelo, o como un derecho en el segundo. El libro termina citando un decálogo de principios y prácticas que incluye la planificación democrática de la educación, la inclusión que promueva la igualdad y atienda a la diversidad, la educación laica que respete la libertad de conciencia, la educación democrática, el rechazo de la gestión empresarial de los centros educativos, etc., decálogo que debe traducirse a su vez en el desarrollo de un currículum, una metodología y una formación inicial del profesorado que también se comenta en otros diez puntos.

Y, para finalizar, uno de los párrafos se refiere a la necesidad de construir colectivamente un discurso que desmonte el lenguaje neoorwelliano que emplea el poder. Parafraseando a Rosa Luxemburgo, la disyuntiva es educación o barbarie (neoliberal), no hay neutralidad posible.

El libro viene precedido por un magnífico prólogo del propio autor que abre el apetito para cogerlo con verdadera avidez, describiendo una serie de anécdotas sacadas de sus vivencias en la universidad durante tres días consecutivos, anécdotas que conforman categoría y que se refieren a la creciente colonización del espacio público que alientan las universidades públicas en favor de marcas e intereses comerciales, una colonización en la que no solo se trata de la ocupación del espacio físico, sino -y esto es más grave- de cómo a través de la persuasión se va formando la mentalidad de las nuevas generaciones fabricando un nuevo “sentido común” neoliberal.

Materiales como los que aporta Enrique Díez nos ayudan a trabajar la resistencia contra este modelo de capitalismo tóxico para el ser humano y el planeta, nos aporta un valioso argumentario para desmontar los mitos neoliberales. Esta obra es tan útil como necesaria para toda la comunidad educativa (profesores, estudiantes, sindicatos estudiantiles y de trabajadores, activistas sociales…). Solo me resta celebrar que el autor sea tan prolífico y que, por su edad, todavía le quede mucha guerra que dar a un sistema que está condenado a desaparecer, pero que hace falta que le empujemos para que no tarde demasiado en hacerlo.

Pedro López López, Profesor de la Universidad Complutense

Fuente de la reseña: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=251203

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Neoliberalismo educativo: educando al nuevo sujeto neoliberal*

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Pedro López López / Fuente: Crónica Popular

En el ámbito educativo, Enrique Díez es uno de los puntales de la resistencia contra ese proyecto antisocial, antihumano y depredador del planeta que es el neoliberalismo, y no cesa de denunciar desde hace años las consecuencias de este modelo en la educación. Como profesor y activista social, participa en plataformas e iniciativas como Uni-Digna (unidigna.org), Redes por una Nueva Política Educativa (porotrapoliticaeducativa.org) o la Marea Verde, y, por supuesto, se ha posicionado contra esa estafa educativa perpetrada en la universidad bajo el nombre de Proceso de Bolonia; pero también está comprometido con la memoria histórica (Foro por la Memoria de León), con el movimiento por la igualdad entre hombres y mujeres, con la abolición de la prostitución, con el movimiento laico (forma parte del Grupo de Pensamiento Laico, que publica sus artículos en el diario Público), y es un lujo para Izquierda Unida tenerlo como coordinador del área federal de Educación.

Como ensayista, Enrique Díez destaca por sus lúcidas y didácticas reflexiones sobre las nefastas consecuencias de la aplicación de las recetas neoliberales, reflexiones que difunde tanto en conferencias como en artículos de prensa, en participaciones en congresos o en libros y capítulos de libro. Uno de sus libros, La globalización neoliberal y sus repercusiones en la educación, publicado en 2007, hace un análisis magistral del modelo neoliberal de globalización y sus consecuencias, tanto en la sociedad en general como en el medio educativo. El texto que comentamos ahora es un ensayo breve, de apenas un centenar de páginas. En él, el profesor analiza capítulo a capítulo la transformación del derecho a la educación en un negocio, acompañada del falso lema de la “libertad de elección”, y, por tanto, la comercialización de la educación, los valores potenciados por el actual modelo educativo y funcionales al capitalismo financiero, la macdonalización de la educación, la apropiación privada del conocimiento público, la construcción del sujeto neoliberal –al que ha dedicado más de un trabajo anterior- y, por último, un capítulo dedicado a “otra educación es posible”. Valga alguna cita para animar a los futuros lectores; en la página 84 se dice:

Antes que ver la enseñanza como una práctica técnica, la educación debe ser considerada una práctica moral y política bajo la premisa de que el aprendizaje no se centra únicamente en el procesamiento del conocimiento recibido, sino en la transformación de este como parte de una lucha más amplia por los derechos sociales, la solidaridad y la construcción de un mundo más justo y mejor

Frente a los presuntos “neutrales” (que se lo creen de verdad o que intentan estafar con esa etiqueta), se advierte: “El problema no es si la educación pública ha llegado a contaminarse con la política, sino que toda educación es ya de por sí un espacio de la política y el poder, lo queramos o no”. El mito interesado de la “neutralidad” está al servicio, se dice, del mantenimiento y consolidación de “una visión ideológica determinada de la realidad, la que consolida el poder establecido y su reproducción. Por eso debemos asumir la responsabilidad de conseguir que toda la ciudadanía esté políticamente alfabetizada”.

Como la conquista por la fuerza es costosa y siempre inestable, las élites prefieran dominar por la persuasión, y el éxito del neoliberalismo (“un capitalismo sin contemplaciones”, dice Enrique Díez; “sin complejos”, que diría Aznar) consiste en colonizar el sentido común. Un “sentido común” que se ha instalado gracias al soporte que le dan el sistema educativo y los medios de comunicación (ya advertía Malcom X que si el pueblo no está prevenido con los medios, amará al opresor y odiará al oprimido, como estamos viendo con demasiada frecuencia en el éxito del discurso contra los inmigrantes).

El libro tiene tres partes, con cierto desequilibrio en cuanto a la extensión, ya que la primera abarca 56 páginas, la segunda 12 y la tercera 21; un desequilibrio que no afecta a la calidad del contenido. En la primera parte (“El mercado educativo neoliberal”), se recorren los mecanismos para potenciar

la “oferta” privada, los valores y la ideología de la pedagogía neoliberal, la “macdonalización” (término que puso en circulación con notable éxito el sociólogo George Ritter) que prima en la gestión de los centros, con la eficacia y eficiencia por bandera (incremento a toda costa del rendimiento de profesores y estudiantes de cara a rendir pleitesía ante un mercado cada vez más exigente), así como la cohorte de indicadores y rankings que acompañan al proceso, y, por último, un apartado dedicado a la educación superior, con su crítica al Plan Bolonia, verdadero caballo de Troya en la universidad para introducir el llamado “capitalismo académico”: “universidades cada vez más comprometidas en una competencia de tipo comercial, en busca de fuentes de financiación complementarias, ofreciendo su espacio público para que lo rentabilicen marcas comerciales…”. Acompañando a este proceso depredador va la apropiación privada del conocimiento y la distorsión de la investigación.

En la segunda parte (“El nuevo sujeto neoliberal”), el autor comenta cómo se inyecta la ideología neoliberal en el sujeto a través del sistema educativo apoyado por otros medios de socialización (publicidad, medios de comunicación, cine videoclips….). Aparte de la legitimación del saqueo, la ideología neoliberal es “productora de una forma de vivir y de relacionarse socialmente, de una cosmovisión y comprensión del mundo y de un imaginario social; de un tipo, en definitiva, de subjetividad determinada”.

En este sentido, nos dice el autor, el sistema neoliberal ha pasado de la disciplina al nuevo modelo de “gobierno-por-la-mente”. Del ser humano del cálculo individual, en un modelo económico que entiende el egoísmo prácticamente como un deber social (que por intrincados mecanismos revierte en el interés general, según el modelo liberal del “homo oeconomicus”), se pasa, a través de la empresa como modelo general que define una nueva ética, al emprendedor, ese sujeto que se convierte en empresa en sí mismo, siendo portador de un talento-capital individual que tiene incesantemente que revalorizar.

El problema de este modelo es la cantidad de fracasos individuales que lleva consigo, con la consiguiente secuela de patologías (depresión, aumento del consumo de medicamentos, suicidios), además de la corrosión de la solidaridad. Y su victoria ha sido el éxito de la estafa de la neutralidad ideológica: el capitalismo neoliberal niega ser ideológico y se considera la “razón” misma.

La tercera parte, bajo el título “Otra educación es posible”, aborda la necesaria lucha que hemos de entablar en el campo de batalla de la educación para comprometer a las nuevas generaciones con valores alternativos a la erosión social que conlleva el ideario neoliberal. Para ello, es necesario contemplar la enseñanza no -o no solo- como una práctica técnica, sino como “una práctica moral y política”, considerando que el aprendizaje no debe consistir solo en el procesamiento del conocimiento recibido, sino que debe ponerse al servicio de una lucha por los derechos sociales, por la solidaridad y por la construcción de un mundo más justo y mejor.

En esta parte, el autor reflexiona brevemente sobre los dos proyectos ideológicos en liza en el mundo actual, el capitalista, con su ideal de vida como una competición permanente y descarnada, y el democrático, con valores como la inclusión, la equidad, la solidaridad y todos aquellos que deben llevarnos a ese mundo más justo. Evidentemente, en el trasfondo está la educación concebida como un negocio por el primer modelo, o como un derecho en el segundo.

El libro termina citando un decálogo de principios y prácticas que incluye la planificación democrática de la educación, la inclusión que promueva la igualdad y atienda a la diversidad, la educación laica que respete la libertad de conciencia, la educación democrática, el rechazo de la gestión empresarial de los centros educativos, etc., decálogo que debe traducirse a su vez en el desarrollo de un currículum, una metodología y una formación inicial del profesorado que también se comenta en otros diez puntos.

Y, para finalizar, uno de los párrafos se refiere a la necesidad de construir colectivamente un discurso que desmonte el lenguaje neoorwelliano que emplea el poder. Parafraseando a Rosa Luxemburgo, la disyuntiva es educación o barbarie (neoliberal), no hay neutralidad posible.

El libro viene precedido por un magnífico prólogo del propio autor que abre el apetito para cogerlo con verdadera avidez, describiendo una serie de anécdotas sacadas de sus vivencias en la universidad durante tres días consecutivos, anécdotas que conforman categoría y que se refieren a la creciente colonización del espacio público que alientan las universidades públicas en favor de marcas e intereses comerciales, una colonización en la que no solo se trata de la ocupación del espacio físico, sino -y esto es más grave- de cómo a través de la persuasión se va formando la mentalidad de las nuevas generaciones fabricando un nuevo “sentido común” neoliberal.

Materiales como los que aporta Enrique Díez nos ayudan a trabajar la resistencia contra este modelo de capitalismo tóxico para el ser humano y el planeta, nos aporta un valioso argumentario para desmontar los mitos neoliberales. Esta obra es tan útil como necesaria para toda la comunidad educativa (profesores, estudiantes, sindicatos estudiantiles y de trabajadores, activistas sociales…). Solo me resta celebrar que el autor sea tan prolífico y que, por su edad, todavía le quede mucha guerra que dar a un sistema que está condenado a desaparecer, pero que hace falta que le empujemos para que no tarde demasiado en hacerlo.

Neoliberalismo educativo, Enrique Javier Díez Gutiérrez, Editorial Octaedro, 2018, 112 páginas.

Fuente de la Reseña:

Neoliberalismo educativo: educando al nuevo sujeto neoliberal*

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 13 de enero de 2019: hora tras hora (24×24)

13 de enero de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 9 de diciembre de 2018. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – Argentina: El cierre de las 14 escuelas ya es un hecho

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297863

01:00:00 – Clara Cordero: “Móviles en el aula, sí “

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297871

02:00:00 – México: Universidades, con deudas de 19,209 mdp

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297868

03:00:00 – Conoce a los 7 profesores latinoamericanos que podrían llegar a ganar el “Nobel de la enseñanza”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297877

04:00:00 – Educación implementará nuevo método para enseñar Matemáticas, ¿en qué consiste?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297985

05:00:00 – Libro: Pedagogía y Formación Docente (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298063

06:00:00 – Colombia: Líderes universitarios dicen que paro estudiantil continúa y llaman a marchar nuevamente

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297994

07:00:00 – Neurociencia, ¿una aliada para mejorar la educación?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297976

08:00:00 – Trenzar. Revista de Educación Popular, Pedagogía Crítica e Investigación Militante N°1 (octubre 2018 -marzo 2019) – PDF

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298066

09:00:00 – Educación humanizadora y deshumanizadora

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298069

10:00:00 – Libro: Pedagogía del aburrido (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298079

11:00:00 – El ir y venir de las modas educativas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297991

12:00:00 – Calendario docente 2019 (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298083

13:00:00 – Bajo rendimiento escolar: 10 Pautas para evitar el fracaso escolar

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297874

14:00:00 – Bolsonaro acusa al marxismo de causar bajo nivel educativo en Brasil

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298088

15:00:00 – De la piel a la pedagogía: las 10 «p» de la educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297982

16:00:00 – 10 grandes diferencias entre el sistema educativo finlandés y la educación convencional

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298091

17:00:00 – Neoliberalismo educativo: educando al nuevo sujeto neoliberal*

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298072

18:00:00 – Paraguay: Critican sistema de evaluación PISA-D

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298097

19:00:00 – La crisis del Reformismo Educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297988

20:00:00 – Eduy 21 propone «blindar el cambio educativo» con presupuesto adicional de 1% del PBI

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298094

21:00:00 – Henry Giroux: ¿Por qué es hoy necesaria la Educación Crítica? (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298100

22:00:00 – ¿Por qué el modelo educativo japonés es uno de los mejores del mundo?

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23:00:00 – Aulas violentas: el acoso y la agresión en la escuela (Video)

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

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