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El trabajo infantil, cáncer endémico de la sociedad afgana

Afganistán/22 de julio de 2016/www.elmundo.es/Por: Amador Guallar

Afganistán es uno de los muchos países asiáticos donde el empleo de menores como mano de obra barata se ha convertido en un cáncer social que está dejando sin futuro a generaciones de niños y niñas.El último informe de Human Rights Watch (HRW) sobre los peligros del trabajo infantil en el país ha confirmado que el Gobierno afgano sigue sin respetar los tratados internacionales contra la explotación de los menores que ratificó en 2010 con la Organización Mundial del Trabajo (OMT), así como su propia Ley del Trabajo que establece la edad mínima para trabajar en 18 años.»El trabajo infantil mantiene a un cuarto de los niños afganos de entre 5 y 14 años ejerciendo trabajos peligrosos que pueden derivar en enfermedades, accidentes y hasta la muerte debido a las insalubres y peligrosas condiciones en que trabajan», según se lee en el informe de HRW Soportan todo el dolor, las peligrosas condiciones de trabajo para los niños en Afganistán.El estudio detalla cómo miles de niños afganos trabajan «muchas horas por un salario ínfimo» en algunas de las industrias más duras del país, como «la de la minería, la de producción de ladrillos, la de la metalurgia o la de producción de alfombras», entre otras. «Y en la calles como vendedores ambulantes, limpiabotas y mendigos» donde, además, son víctimas de abusos y mafias locales.Historias reales Rahimullah, uno de los niños entrevistados para el estudio, de 15 años y trabajando con sus hermanos desde los 10 en una fábrica de ladrillos de Kabul, narra el infierno laboral del que muchos niños son víctimas desde la más tierna infancia. Un calvario que para él empieza cada día a las 4.00 horas y no termina hasta bien entrada la noche.»Mis hermanos y yo empezamos a trabajar a los 5 años. Aquí hay muchas tareas, así que estamos ocupados todo el día limpiando el suelo, utilizando las palas para apartar la tierra, cargando cubos», explicó. La industria de la producción del ladrillo es una de las más grandes del país y una de las que emplea más mano de obra infantil. «Aquí trabajan niños de entre 8 y 10 años que son tan pobres que esto es lo único que pueden hacer para salir adelante», indicó a HRW Sher Khan, gerente de una fábrica de ladrillos en Kabul.La industria de las alfombras es otra de las que emplea manos infantiles durante horas y horas causando estragos en la salud de los niños. «Toso mucho y mis tres hermanas también. Cuando trabajamos, las partículas de los ovillos se pegan en la garganta. Llevo tosiendo más de seis años, pero nunca me han dado ninguna medicina», explicó el pequeño Aziz, tejedor de alfombras de 12 años en la provincia de Bamyan donde trabaja con sus 11 hermanos. Las cuchillas de los ganchos para tejer también son un peligro porque «han cortado a mis hermanas muchas veces», añadía.La industria del metal también es un peligro. «Me he hecho daño en las manos cinco veces cortándome con el metal, aplastándome los dedos con el martillo o con máquinas», explicó Hamid, un trabajador del metal de 13 años en Kabul. Según la OMT «el 80% de los niños trabajando en la metalurgia se enfrentan a maquinaria peligrosa, fuego y gases nocivos».

Un niño afgano aprendiendo el oficio de su abuelo zapatero en las calles de Kabul AMADOR GUALLAR
El trabajo en las calles tampoco está exento de peligros. Las calles de la capital afgana no son un sitio seguro para niños y niñas vulnerables a abusos físicos y sexuales, o a accidentes laborales como el que narra un director de escuela en declaraciones a HRW.»Hace dos años un estudiante del 10º curso trabajando en la calle Asmayee vendiendo tanques de oxígeno fue víctima de la explosión de uno de los tanques que le quemó la cara y amputó un brazo y una pierna», explicó. «Este tipo de trabajos son muy comunes entre los jóvenes en Kabul y el resto de las 34 provincias. Las familias más pobres obligan a sus hijos a trabajar para poder sustentarse», añadió.La problemática del trabajo infantil es un mal endémico causado por «la pobreza extrema, la situación de los desposeídos de Tierra, el analfabetismo, la alta tasa de desempleo y el conflicto armado, que está provocando falta de mano de obra adulta, origen de la crónica pobreza extrema en el país y, por extensión, del trabajo infantil», indicaba el informe. Un infierno que, además, está afectando a la educación de los más pequeños. La labor forzada «lleva a muchos niños a combinar educación y trabajo o, simplemente, los fuerza a dejar la escuela prematuramente». A pesar de que no existen datos actuales sobre la cifra de niños trabajando en el país, un estudio de la Comisión Independiente para los Derechos Humanos en Afganistán estimó en 2013 que «el 52% de los niños afganos trabajan de una forma u otra».Por su parte, fuentes gubernamentales aseguraron a HRW que «la falta de fondos es el motivo por el que el Gobierno está fallando a la hora de aplicar las leyes laborales» porque «no tenemos presupuesto suficiente para programas sociales, ya que cada día se gasta más en seguridad y menos en asuntos sociales, y en especial los relacionados con la vulnerabilidad de los niños», explicó un portavoz del Ministerio de Trabajo afgano.Mientras, la OTAN y sus aliados aprobaron hace unos días en la Cumbre celebrada en Polonia un presupuesto de más de un 1 billón de dólares al año para seguir armando al ejército afgano. Desde la intervención de la Coalición Internacional en 2001, el Gobierno afgano ha recibido más de 350 billones de dólares en ayudas internacionales militares y sociales. Ayudas que, después de 15 años de conflicto, «todavía no son suficientes», según el Ministerio de Trabajo, para sacar de la pobreza a miles de niños y niñas afganos.

Tomado de: http://www.elmundo.es/sociedad/2016/07/15/578900d246163f627e8b4584.html

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263 millones de niños y jóvenes no escolarizados desde la enseñanza primaria hasta el segundo ciclo de la enseñanza secundaria

UNESCO/19 de julio de 2016/

Unos 263 millones de niños y jóvenes, cifra equivalente a la cuarta parte de la población de Europa, no están escolarizados, según nuevos datos del Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU). La cifra total incluye 61 millones de niños en edad de cursar la enseñanza primaria (6-11 años), 60 millones en edad de cursar el primer ciclo de secundaria (12-14 años) y, por primera vez, la estimación de los jóvenes en edad de cursar el segundo ciclo de enseñanza secundaria (15-17 años), que ascienden a 142 millones. Estos datos se presentan en un nuevo documento publicado conjuntamente por el Instituto de Estadística de la UNESCO y el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM).

“Los países han prometido que, para 2030, todos los niños podrán cursar la enseñanza primaria y secundaria. Estos nuevos datos muestran la ardua labor que tenemos por delante para alcanzar este objetivo”, afirmó la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova. “Debemos centrarnos en la inclusión desde la edad más temprana y durante el ciclo completo de aprendizaje, en las políticas destinadas a eliminar las barreras en cada etapa, prestando especial atención a las niñas, que siguen encontrándose en una situación de mayor desventaja”.

De todas las regiones del mundo, el África Subsahariana es la que tiene los índices más altos de exclusión. Más de una quinta parte de los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 11 años no están escolarizados, seguidos por una tercera parte de los jóvenes de entre 12 y 14 años. De acuerdo con los datos del IEU, casi el 60% de los jóvenes de entre 15 y 17 años no asiste a la escuela. Un obstáculo importante para alcanzar la meta son las disparidades que siguen existiendo en lo que respecta a la participación en la educación y que tienen que ver con el sexo, la ubicación y los recursos económicos.

Los conflictos armados constituyen otra importante barrera a la educación. En todo el mundo, el 35% del total de los niños no escolarizados en edad de cursar la enseñanza primaria (22 millones), el 25% de los adolescentes en edad de cursar el primer ciclo de secundaria (15 millones) y el 18% de los jóvenes sin escolarizar en edad de cursar el segundo ciclo de secundaria (26 millones) viven en zonas afectadas por conflictos.

En general, los jóvenes de más edad (15-17 años) tienen cuatro veces más probabilidades de no estar escolarizados que los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 11 años. Esto se debe en parte a que la enseñanza primaria y el primer ciclo de la enseñanza secundaria son obligatorios en casi todos los países, mientras que el segundo ciclo de secundaria no lo es. Al mismo tiempo, esos jóvenes suelen tener la edad legal para trabajar. Muchos de ellos no disponen de más opción que trabajar, mientras que otros intentan combinar la asistencia a la escuela con el empleo.

Las niñas tienen más probabilidades que los niños de no asistir nunca a la escuela, pese a todos los esfuerzos realizados y los avances logrados en las dos últimas décadas. De acuerdo con los datos del IEU, 15 millones de niñas en edad de cursar la enseñanza primaria no tendrán nunca la oportunidad de aprender a leer ni a escribir en la escuela primaria, en comparación con 10 millones de niños. Más de la mitad de esas niñas (9 millones) vive en el África Subsahariana.

La pobreza constituye un obstáculo adicional para las niñas. De acuerdo con los análisis que figuran en el Informe GEM, en África Septentrional y Asia Occidental, las diferencias son aún mayores entre la población más pobre de la región: solo 85 niñas por cada 100 niños en edad de cursar el primer ciclo de enseñanza secundaria asisten a la escuela. Entre los que tienen edad de cursar el segundo ciclo de secundaria, solo 77 de las niñas más pobres por cada 100 de los niños más pobres asisten a la escuela.

Descargar el documento completo (en inglés)

Participe en la conversación en línea @unesco_es @GEMReport @UNESCOStat/

  •  El Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU) es la fuente oficial de los datos utilizados para el seguimiento del ODS 4 y de los objetivos de la Educación 2030.

Más información sobre los niños sin escolarizar: el atlas electrónico de la UNESCO sobre los niños sin escolarizar ofrece una serie de mapas interactivos con estadísticas mundiales y nacionales:

Inglés: http://tellmaps.com/uis/oosc/

Francés: http://tellmaps.com/uis/oosc/?lang=fr

  • El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM), elaborado por un equipo independiente y publicado por la UNESCO, sustituye al Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo (GMR) de la UNESCO.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/263_million_children_and_youth_are_out_of_school_from_primar/#.V41ZRtLhDIV

Imagen: http://images.et.eltiempo.digital/contenido/estilo-de-vida/educacion/IMAGEN/IMAGEN-16647805-2.jpg

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Sueños de educación se esfuman por trabajo infantil en Ghana

WUBA, Ghana/14 de julio de 2016/Fuente: ipsnoticias

 – Es un día hábil, pero Musah Razark Adams, un adolescente de 13 años que cursa quinto grado de escuela en la norteña localidad ghanesa de Wuba, está parado en un arrozal blandiendo una honda, listo para tirarles a los pájaros. Trabaja de 07:00 a 18:00 horas espantando aves y le pagan 10 dólares al mes, además de un saco de 25 kilogramos de arroz o maíz, por cada media hectárea de tierra que protege.

Adams y otros estudiantes como él participan en la ardua tarea popularmente conocida en el norte de Ghana como “Lejos”, que busca impedir que los pájaros se alimenten en los establecimientos arroceros, lo que suele hacerse en horario escolar.

En términos generales, la escuela es gratuita en esta nación de África occidental, aunque cada una cobra sus propios costos adicionales. Y los niños, irónicamente, se emplean en “Lejos” a fin de pagar los gastos extras, como las cuotas de la Asociación de Maestros y Padres, y para comprar materiales de estudio.

“Cuando empezó la escuela, este año, le pedí a mi padre que me diera dinero para comprar mis materiales, y me dijo que hiciera como los otros. Dijo que no tenía dinero. Así que tengo que hacer esto (espantar pájaros) porque toda la producción de nuestra granja se vendió para poder alimentar a nuestra familia”, explica Adams a IPS.

El adolescente sueña con poder ganar suficiente dinero para comprarse zapatos y sastisfacer sus necesidades educativas básicas: uniforme escolar, libros y lápices. Pero ahora su sueño parece muy difícil de alcanzar, dado que no tiene el equivalente a 30 dólares para concretarlo.

“Lejos” es una práctica cultural común en varias regiones de Ghana, donde los niños dejan de ir a la escuela durante por lo menos un mes, de abril a mayo, y luego, otra vez, de agosto a septiembre.

El padre de Adams, Iddrisu, de 45 años, tiene otros cinco hijos y dice a IPS que no tiene estabilidad económica para mantenerlos, motivo por el cual los muchachos trabajan en “Lejos”.

El hermano de Musah Razark Adams, Seidu, de 15 años, también se dedica a ahuyentar aves de los cultivos.

“Aunque me avergüenza obligar a los niños a participar en ‘Lejos’, no tengo medios alternativos de obtener dinero para mantenerlos”, dice el padre.

Robert Owusu, un productor arrocero de Nyanpkala, en la Región Norte, señala a IPS: “Si no hay personas apostadas para guarnecer el establecimiento a lo largo del día, los pájaros se comerán todo el arrozal”.

“Actualmente no tenemos ningún otro método de espantar aves, aunque sabemos que está en juego la educación de los niños”, plantea, agregando que los adultos no se emplean en esto porque su trabajo es demasiado caro.

Aunque los padres no consideren que esto infrinja la ley, esta práctica es parte de las muchas instancias de trabajo infantil en el norte de Ghana.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define al trabajo infantil como todo aquel “que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”. Esto incluye las tareas que interfieren con su escolaridad.

En los últimos años, el Departamento de Bienestar Social, el Departamento de Infancia y la OIT iniciaron medidas para reducir el trabajo infantil en este país, pero sostienen que estas estrategias se ven obstaculizadas por la pobreza en muchas comunidades.

Sanday Iddrisu, director interino del Departamento de Infancia de la Región Norte, dice a IPS que la Ley de Infancia de Ghana declara que ningún menor debería ser privado de acceso a la educación, y prohibe a padres y a otros individuos someter a un niño o niña a explotación laboral.

“Básicamente, tanto las regulaciones internacionales como nacionales están en contra de las prácticas que exponen a los niños a esta forma de trabajo y que les impiden tener una educación” como los demás, señala.

Agrega que muchas de las campañas en las que se embarcaron su departamento y el de Bienestar Social resultaron inútiles. Según él, los padres de los niños que trabajan suelen usar la pobreza como excusa, declarando que no pueden satisfacer las necesidades de sus hijos sin que ellos tengan un empleo.

Aunque hay un Plan Nacional de Acción para la Eliminación del Trabajo Infantil en Ghana, un estudio de la Unidad de Protección Infantil del Departamento de Trabajo sostiene que la nación ha hecho poco por erradicar esta práctica.

Alrededor de 1,27 millones de niños y niñas de entre cinco y 17 años en este país de 25 millones de habitantes participan en actividades clasificadas como trabajo infantil, dice Emmanuel Otoo, un representante de la OIT en Ghana, a IPS.

“Debemos poner nuestra mira y nuestros recursos en la implementación de los detalles de las muchas convenciones y leyes locales e internacionales que Ghana ha ratificado, incluyendo los convenios de la OIT, laCarta (de la Unión) Africana sobre los Derechos y el Bienestar del Niño, la Constitución de Ghana y la Ley de Infancia de Ghana de 1998”, señala.

Naa Alhassan Issahaku Amadu, encargado de población de la Región Norte, dice que el trabajo infantil afecta el crecimiento y desarrollo intelectual, social y físico de los menores.

“Los niños necesitan seis horas universalmente aceptadas de contacto maestro-estudiante. Y si no van a clases debido a ‘Lejos’, se perderán todo lo que se enseñó”, explica a IPS.

El director de la escuela de Adams, Abdul-Salam Hamza Fataw, sostiene que los niños que se dedican a espantar pájaros no logran seguir el curso lógico de las lecciones.

Según él, durante el período abril-mayo de “Lejos”, una clase de 50 alumnos se reduce a unos ocho.

Umal Mohammad Farhim, supervisor del Servicio de Educación de Ghana en la Región del Norte, dice a IPS que los niños y las niñas tienen derecho a recibir educación.

“Estadísticas de la Escuela Primaria de Wuba, por ejemplo, señalan que el año pasado menos de 40 por ciento de los estudiantes aprobaron sus exámenes de fin de período”, plantea.

Un informe formal se enviará a la oficina principal del Servicio de Educación en Tamale, la capital de la Región del Norte, si un enfoque de cambio de comportamiento para el próximo año académico no logra abordar el problema.

Sin embargo, Afua Ayisibea Ohene-Ampofo, gerenta de proyecto de la oficina del norte del Centro Internacional para el Desarrollo de Fertilizantes, que se dedica a la seguridad alimentaria, dice a IPS que no se puede terminar con esta práctica debido a su dimensión cultural.

Para ella, el problema del trabajo infantil está estrechamente vinculado a tradiciones que no ven ningún conflicto en alentar a los niños a trabajar para cubrir sus necesidades.

Ohene-Ampofo, quien trabaja en varios proyectos en la región desde hace 10 años, dice que la pobreza que hace que las familias obliguen a sus hijos a continuar el círculo vicioso de “Lejos” podría reducirse si los padres tuvieran una formación alternativa como elaboración de panes, diseño de modas, apicultura o fabricación de jabones.

Hasta entonces, Adams tendrá que continuar trabajando.

“Mi sueño de ser maestro puede hacerse añicos si no me mantengo a mí mismo de esta manera. Realizar este trabajo me hace sentir mal, pero tengo que hacerlo para asegurar mi futuro… No tengo opción”, resume.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2013/06/suenos-de-educacion-se-esfuman-por-trabajo-infantil-en-ghana/

Imagen: http://cdn.ipsnoticias.net/wp-content/uploads/2013/05/ghana640-629×472.jpg

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Yo trabajo, tu trabajas, el trabaja  …. la institución escolar y el mundo productivo

Luis Bonilla-Molina[i]

Era jueves y llovía, estudiantes y los maestros(as) Zulay, Saúl, Iván, Francis y yo, trabajamos en los proyectos productivos escolares. Mientras escampaba corrimos al galpón de las gallinas. Mario, José y Ana juntaron los huevos en un tobo y los llevaron al galpón de al lado donde Martín y Francisco los estaban acomodando en los cartones y apilándolos en cajas. Roscio, Javier y Ernesto abrieron el chorro de agua y con la manguera comenzaron a limpiar el piso lleno de excrementos; cuando terminaron Pedro, Josefa, Ricardo y Jorge comenzaron a colocar alimento y agua en las jaulas, tanto en el galpón de las gallinas como en el de los pollos. A lo lejos se escuchaba la risa de Carlos, Juan, Eva y Eulalio quienes hacían lo propio en los galpones de los cerdos; cuando me asomé a ver qué ocurría, vi que Juan les estaba contando chistes a sus compañeros, mientras hacían su trabajo. Dos maestros más, junto a otros grupos de estudiantes, se encontraban del otro lado de la escuela terminando de limpiar las vaqueras, dándoles alimento a las vacas y ordeñándoles. Todos estaban felices porque ese día aprenderían a hacer queso y cuajada.

Escampó y había que aprovechar al máximo el tiempo para recoger la cosecha de tomates, pimentón, acelga, repollo, rábanos, lechugas, yuca.  Los dos últimos días se había recogido el fruto de la media hectárea de café sembrada. El café se estaba secando al sol en el patio que estaba detrás del aula de quinto grado, para luego desbabarlo y trillarlo antes de tostarlo y molerlo. Cuando apresurados caminábamos a iniciar la recolección de las legumbres y hortalizas, pasamos por el salón de usos múltiples, donde la maestra enseñaba manualidades a otro grupo de niñas y niños.  Estaban terminando de confeccionar desde porta vasos hasta unos hermosos edredones.

trabajo infantil 2

Al terminar la tarde, estudiantes y profesores separamos los productos destinados para el consumo semanal de la escuela, de aquellos que al día siguiente se consignarían a la cooperativa del pueblo y, los que se venderían a puertas de la institución entre la comunidad. Gerardo, uno de los miembros del personal obrero de la escuela se acercó con un cuatro y comenzó a interpretar hermosas melodías que todos tarareamos.

Rodrigo uno de los chicos más despiertos nos preguntó a los docentes respecto al destino del dinero reunido por la venta de los productos. La profesora Zulay le explicó que con ese dinero se volvían a comprar semillas e insumos y si sobraba algo se invertía en la adquisición de herramientas y útiles de limpieza. A lo cual el niño replicó:  Pero maestra, ¿por qué nunca nos dan cuenta de eso, ni nos dan un poco de la ganancia para comprar algo el fin de semana?.  La maestra le contestó: –Ustedes reciben la educación, aquí aprenden a trabajar y logran dominar tanto la ciencia como el conocimiento.  Es el mejor pago que le podemos hacer por su esfuerzo. Saúl, otro de los docentes añadió: -Además no sería legal que le demos dinero a niños porque nos pueden acusar de promover el trabajo infantil.

La cara de desaprobación de Rodrigo por las explicaciones  que los docentes les habíamos expresado me catapultó a mis tiempos de estudiante de bachillerato en una escuela técnica agropecuaria, antes de ingresar a la carrera docente en la Pedagógica.  Recordé que me politicé en la escuela técnica, exigiéndole al director las cuentas por la administración de los cultivos de caña, café, la venta de cerdos, leche y otros productos que se generaban en la institución. No pude evitar sonrojarme de vergüenza, al darme cuenta de cómo cambiaron mis perspectivas e interpretaciones del mundo de estudiante a docente. Con la mirada a ras de suelo recordé cada uno de los argumentos respecto a la justicia social que iluminaron mis años juveniles.  Mi mente voló por los pasillos y aulas del pedagógico donde estudie para maestro, mención educación para el trabajo, recordando mis argumentos sobre el trabajo remunerado y la plusvalía en los espacios escolares, el trabajo esclavizado en la escuela, los límites del trabajo voluntario y otros temas.  Recordé mis denuncias sobre la escuela religiosa medieval que sometía a situaciones de semi esclavitud a niños y jóvenes, a cambio de un trozo de pan y aprender a garabatear algunas letras y aprender las operaciones matemáticas básicas.

Esa noche, me senté frente a la máquina de escribir –no eran tiempos de escritura digital-  y redacté una solicitud de inclusión del punto para el próximo consejo de maestros. En el texto planteaba que nuestras escuelas no habían llegado a la revolución industrial y el emerger de los derechos laborales, y que por el contrario, se habían quedado en el estadio feudal de algunos modos de trabajo no remunerado. El punto entró en agenda del consejo docente que se realizó una semana después, pero el debate fue medio bizarro.  Los argumentos a favor y en contra oscilaron entre las limitaciones jurídicas existentes para la distribución de la plusvalía para niños y jóvenes, el tema de las prohibiciones respecto al trabajo infantil, hasta el papel enaltecedor del trabajo escolar; todos los argumentos en contra me hicieron comprender que este no era un debate localizado a un plantel, sino que demandaba un amplio debate nacional sobre el papel del trabajo productivo en el sistema educativo, desde la educación inicial hasta los postgrados.  

Hoy, veinte años después de este incidente continúo queriendo aprender al respecto con las voces y experiencias de muchos que han trabajado el tema.  En el presente hasta magnates como Bill Gates donan gallinas para proyectos productivos en escuelas y liceos de distintos países sin que nadie vuelque la mirada por un tema tan complejo como la distribución de la ganancia en los proyectos educativos.

¿Estarías dispuesto a juntar tu voz en esta tarea?  Nos acostumbramos a escuchar que ahora los jóvenes no les gustan trabajar, pero ¿tú trabajarías sin salario a cambio de tu esfuerzo? ¿podemos decirles a los niños y jóvenes que amen el trabajo mientras en la escuela viven la experiencia de esfuerzo sin compensación salarial? ¿no crees que la ética del trabajo se redimensionaría si los niños y jóvenes conocen la relación costos-.beneficios a plenitud y deciden democráticamente su destino?  ¿es posible reconciliar responsabilidad social con remuneración por el trabajo productivo en cualquier etapa?  ¿entra el trabajo productivo escolar en formas de trabajo infantil proscritas por las convenciones internacionales y las legislaciones nacionales? ¿Cuáles son los límites del trabajo voluntario?  Abrámos el debate ¡!!!

[i] Docente con 37 años de experiencia pedagógica en los distintos niveles y modalidades del sistema educativo venezolano.  Docente invitado en varios posgrados de América Latina

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Día Mundial contra el Trabajo Infantil 2016

Por: Esther Camuñas

Cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo y muchas empresas desconocen su presencia en la cadena de producción

En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se celebra el 12 de junio se quiere resaltar la importancia de su erradicación en las cadenas de producción. Estas son cada vez más complejas e intervienen en ellas empleados, pequeños productores y empresas de todo el mundo. Por eso se necesita que todos, incluidos los gobiernos, estén vigilantes para asegurar que las cadenas de producción están libres de niños. En este artículo se muestran cifras sobre la realidad del trabajo infantil y se toma de ejemplo el caso de Indonesia y los menores que trabajan en las plantaciones de tabaco, con datos publicados en el último informe de Human Rights Watch.

¿Qué niños son los más afectados por el trabajo infantil?

Según Naciones Unidas, cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo. Aún son muchos los menores a los que se les niega la oportunidad de ser niños. Entre los más vulnerables y que sufren mayor discriminación se encuentran las niñas, las minorías étnicas y los pueblos indígenas y tribales, las personas de clase baja o una casta inferior, los pequeños con discapacidad y los desplazados que viven como refugiados.

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Los niños que trabajan no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Los niños que trabajan no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben ni la alimentación ni los cuidados apropiados. Y más de la mitad están expuestos a ambientes peligrosos, esclavitud y otras formas de trabajo forzoso, actividades ilícitas, incluyendo el tráfico de drogas y prostitución, así como su participación involuntaria en los conflictos armados.

Pese a que las cifras demuestran que desde hace más de 10 años el trabajo infantil está disminuyendo, todavía queda mucho por hacer. Las estimaciones indican que en 2004 había cerca de 317 millones de niños económicamente activos de 5 a 17 años de edad, 218 millones de los cuales podrían considerarse menores trabajadores. De estos últimos, 126 millones realizaban trabajos peligrosos. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hoy en día hay 168 millones de menores en situación de trabajo infantil.

Gran parte del trabajo infantil se encuentra en la economía rural e informal, en general en las zonas donde los sindicatos y las organizaciones de empleadores son relativamente débiles o no existen y en las áreas donde los inspectores de trabajo no tienen acceso. A veces, el trabajo se realiza en pequeños talleres o en casas particulares y de esta manera pasa desapercibido para las empresas situadas en la parte superior de la cadena.

Hay firmas y organizaciones de empleadores en India, Brasil y Sudáfrica que hacen grandes esfuerzos para combatir el trabajo infantil. Pero es necesario también que los países del Norte luchen por combatir las irregularidades que se producen en aquellos países y que sean conscientes de su participación en la cadena de producción. Cada vez más informes ponen de relieve la irresponsabilidad de las compañías, como sucede con las empresas de moda y las condiciones alarmantes en las que trabajan niñas y adolescentes de India.

Se sabe que los sistemas educativos inadecuados aumentan los riesgos. Por eso, los gobiernos deben redoblar sus esfuerzos para abordar este problema que ya fue motivo de reivindicación durante la celebración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil 2015.

Miles de niños de apenas ocho años trabajan en condiciones peligrosas en plantaciones de tabaco de Indonesia, según el informe «The Hasrvest is in My Blood», publicado por la organización Human Rights Watch el pasado 25 de mayo.

Indonesia es el quinto mayor productor de tabaco del mundo, con más de 500.000 granjas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que más de 1,5 millones de menores de entre 10 y 17 años trabajan en la agricultura de este país, sin saber con excatitud cuántos se dedican al tabaco.

El informe está basado en las entrevistas realizadas a 227 personas, entre ellas 132 niños trabajadores del tabacode entre 8 y 17 años. La mayoría de ellos comenzó a trabajar a los 12 años y la mitad de los encuestados asegura haber sufrido náuseas, vómitos, dolores de cabeza o mareos, síntomas propios de la intoxicación aguda por nicotina al absorberla a través de la piel y de los pesticinas. La exposición a pesticidas a largo plazo provoca problemas respiratorios, daños en el sistema nervioso, cáncer, depresión, déficit neurológico y problemas de salud reproductiva. En cuanto a la exposición a la nicotina durante la infancia y la adolescencia, puede afectar al desarrollo del cerebro.

Según Human Rights Watch, bajo las normas de derechos humanos, las tabacaleras tienen la responsabilidad de garantizar que el tabaco que compran no haya sido producido con trabajo infantil peligroso. Sin embargo, las tabacaleras ni siquiera saben de dónde procede el tabaco que han adquirido, por lo que no hay forma de garantizar que los pequeños no hayan puesto en riesgo su salud para producirlo.

A pesar de que las leyes de Indonesia prohíben la venta de productos de tabaco a los menores, casi cuatro millones de niños de entre 10 y 14 años se convierten en fumadores cada año y 239.000 menores de 10 años han comenzado a fumar.

– See more at: http://www.consumer.es/web/es/solidaridad/derechos_humanos/2016/06/10/223848.php#sthash.T7NP8HFv.dpuf

Tomado de: http://www.consumer.es/web/es/solidaridad/derechos_humanos/2016/06/10/223848.php

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Colombia: La campaña sobre el trabajo infantil que es viral en redes

 

ElColombiano/17 de junio de 2016/POR SANTIAGO CÁRDENAS H. Y COLPRENSA |
La Gobernación de Santander sorprendió por un video que está siendo muy compartido en redes sociales donde se ven niños trabajando al interior de sus instalaciones. Una campaña que llamó “El único trabajo que pueden hacer los niños es estudiar”.

El experimento publicado en la plataforma Youtube desde el pasado miércoles logró captar las reacciones de las personas adultas, cuando veían a los menores disfrazados como trabajadores del edificio.

“¡Ratificamos nuestro compromiso con la niñez santandereana! Le decimos NO al trabajo infantil y resaltamos la importancia de hacer valer sus derechos y deberes. Nuestros niños y niñas deben estar estudiando y no trabajando. ¡#SantanderNosUne por una niñez educada, culta y feliz!”, afirman en el video.

Con esta campaña, donde los niños se disfrazaron de emboladores, obreros, vigilantes, empleadas del servicio, la Gobernación de Santander quiso exponer el flagelo del trabajo infantil interactuando a la vez con los visitantes de este recinto.

Los adultos le preguntan a los menores por qué están trabajando en el lugar y hay uno que hasta paga por sus servicios.

El video publicado en el Facebook de la Gobernación tiene ya 1.473 reproducciones y hace parte de una campaña fuerte de esta entidad por evitar este flagelo.

“¡El único trabajo que los niñ@s deben hacer es estudiar! Son el presente y futuro del Departamento y por ellos nos comprometemos para brindarles mejores oportunidades. ¡Trabajamos para proteger la niñez santandereana!”, dice la Gobernación.

El trabajo infantil en el mundo

En el mundo se estima que hay 168 millones de niños trabajando, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y para este año se priorizó disminuir esta problemática las cadenas de producción.

El pasado 12 de junio fue el Día Internacional contra el Trabajo Infantil desde 2002, para sensibilizar a la población sobre éste flagelo y elevar la importancia de este tema.

La tasa de disminución todavía no podría cumplir con el Objetivos de Desarrollo Sostenible, pues para 2025 no se podrían erradicar las peores formas de trabajo infantil. Además, solo en América Latina el 12.5 % de los niños entre 5 y 17 años debe realizar algún tipo de actividad económica.

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), en Colombia hay una estrecha relación entre el trabajo y la ausencia escolar. Esta misma entidad manifestó que el porcentaje de menores que no asiste al colegio se ha incrementado. Además, en el país no se tiene las cifras precisas del reclutamiento de menores durante el conflicto armado.

En Colombia

Un informe del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario asegura que un millón 18 mil niños, el 9,1 %, trabajan en el país. Esto lo confirmó la ministra de Trabajo, Clara López, el viernes pasado cuando reiteró el trabajo del gobierno y de la red para disminuir este porcentaje.

Entre las principales razones por las que trabajan los niños en el país, el informe establece que el 39 % lo hace porque le gusta; el 34 % porque debe participar en la actividad económica de la familia; el 12 % porque el trabajo lo forma, lo hace honrado y lo aleja de los vicios; y el 11 % porque debe ayudar con los gastos de la casa y a costearse su estudio.

En cuanto a las actividades en las que laboran los menores, el 36 % está en la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza; el 35 % en temas que atañen al comercio, hoteles y restaurantes; el 13 % en la industria manufacturera y el 8 % a servicios comunales, sociales y personales.

Tomado de: http://www.elcolombiano.com/colombia/educacion/la-campana-sobre-el-trabajo-infantil-que-es-viral-en-redes-GE4402585

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Argentina: Para erradicar el trabajo infantil no basta con prohibirlo

Argentina/16 junio 2016/Autor: Beby Lacroze/Fuente: La Nación

Con una edad difícil de calcular pero que no pasa los 12 años, Juana reparte estampitas en el subte, sin mirar y casi sin ser mirada por los pasajeros que viajan concentrados en sus dispositivos electrónicos, sus libros y sus sueños simulados. Siguiendo el principio de George Berkeley, por el cual el ser de las cosas consiste en ser percibidas, no observar esa realidad, no mirar a esa niña es casi como erradicar el problema, simplemente como no registrarlo en estadísticas que justifiquen serias políticas de Estado.

Un adolescente de 15 años, no más, apenas asoma la cabeza desde dentro de un contenedor y selecciona, para su «socio mayor», lo que para él no es basura. La selección se la llevan en un carro, entre autos y colectivos, y son la causa de la queja de conductores apurados y de vecinos molestos a quienes les ensucian la vereda. No sólo embarran la postal urbana, también ensucian las estadísticas oscuras y desactualizadas sobre el trabajo infantil en la Argentina. Los últimos datos obtenidos a partir de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (Eanna), por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec) en 2004, nos informan que el 6,5% de los niños de 5 a 13 años trabajó en la semana de referencia en actividades equivalentes al trabajo adulto, y en el grupo de adolescentes de 14 a 17 años trabajó el 20,1%.

Las últimas investigaciones privadas realizadas por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia del Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA indican que tras diez años de crecimiento económico sostenido, acompañado de un incremento del empleo en un marco de derechos, aún persisten adultos que se insertan precariamente en el mercado laboral y son acompañados por otros miembros del hogar que transitan la niñez y la adolescencia.

Según Waisgrais, especialista en Monitoreo y Evaluación de Unicef Argentina sobre el estado de situación del sector privado en el país en relación con la infancia, es once veces más probable que una persona caiga en la pobreza cuando el jefe del hogar no terminó la escuela primaria. En este sentido, no alcanza con prohibir el trabajo infantil si no hay una defensa y promoción de derechos fundamentales como lo son los enunciados en la Convención sobre los Derechos del Niño, comenzando por el derecho a la educación, que los Estados deben garantizar. Entre otros, la igualdad de oportunidades, el derecho a la salud y al desarrollo, a vivir en familia, al juego y al esparcimiento también deben ser cuidados y promovidos para una efectiva transformación social.

Termina la canción: «Al delito yo lo esquivo, inventando trabajo en donde no hay. Y encima de rebote soy la alternativa ecológica. Reciclando lo que todos tiran, los desechos de la sociedad».

El sector público, el sector privado y las organizaciones civiles tienen, aunque en distinta escala, una responsabilidad compartida a la hora de velar por la erradicación del trabajo infantil y de crear fuentes de trabajo genuinas y promover condiciones de trabajo dignas para los adultos. El fundamento es ético, como lo son sus consecuencias.

Fuente noticia:

http://www.lanacion.com.ar/1908317-para-erradicar-el-trabajo-infantil-no-basta-con-prohibirlo

Fuente imagen:

https://eltrabajoinfantilenargentina.files.wordpress.com/2011/07/gal-2581541.jpg

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