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Estudio: Un millón y medio de niños trabajan en la producción de cacao en el mundo

Por:  Mercedes Arancibia

En 2001, las grandes marcas de chocolate –entre las que se encontraban los gigantes Nestlé, Mars y Hershey-, firmaban un acuerdo por el que se comprometían a terminar con el trabajo de los niños en las plantaciones de cacao.

Ahora, una investigación llevada a cabo por la Universidad de Chicago, que el diario británico The Guardian ha publicado, revela que sigue habiendo menores haciendo trabajos peligrosos en la cadena de producción del chocolate.

El estudio de la universidad indica que esa es la situación del 43 por ciento de los niños que viven en Ghana y Costa de Marfil, los mayores productores de cacao del mundo.

Esos niños son la mitad de los que en todo el mundo se dedican a este trabajo, cuya peligrosidad se demuestra en el hecho de que utilizan herramientas cortantes, están obligados a trabajar de noche y se ven expuestos a tener que utilizar productos químicos peligrosos.

En todo el mundo, se estima  que un millón y medio de menores trabajan en las plantaciones de cacao.

El informe de la Universidad de Chicago, que es un encargo del Departamento de Trabajo de Estados Unidos (equivalente al ministerio del ramo en otros países), concluye que en la última década ha aumentado en catorce puntos la proporción de niños que trabajan en el mundo.

En esa misma década, la producción global de cacao ha aumentando un 62 por ciento, lo que inevitablemente lleva a relacionar el incremento con el número de menores  que emplea esta industria.

Para la fundadora de la asociación estadounidense Corporate Accountability Lab., Charity Ryerson, la industria del chocolate es terriblemente «hipócrita», ya que podría terminar con el trabajo infantil en cuanto lo quisiera realmente.

Por su parte, las empresas que compran el cacao niegan cualquier responsabilidad en la contratación de niños para el trabajo en los campos, y se defienden aludiendo a la legislación de los países productores.

 

Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

Fuente: https://periodistas-es.com/un-millon-y-medio-de-ninos-trabajan-en-la-produccion-de-cacao-en-el-mundo-146065

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México: Pandemia por Covid-19 acelera el trabajo infantil

América del Norte/México/18-10-2020/Autora: Cristina Hernández/Fuente: www.publimetro.com.mx

La pandemia y la crisis económica ha acrecentado la necesidad de que los niños apoyen en sus familias para ganar el sustento diario.

La actual pandemia y la crisis económica han amenazado el futuro de una generación de niños en todo el mundo debido al trabajo infantil.

Con las aulas cerradas y padres que pierden su trabajo, millones de niños han debido sacrificar la lectura, la escritura y las tablas de multiplicar jornadas de sudor, ampollas y cada vez más reducidas esperanzas de una vida mejor.

De acuerdo con AP, en Kenia, lugar de ir a la escuela los niños pican piedras en las canteras.

 

Trabajo Infantil
Foto: Getty Images
En la India, miles de menores se han volcado a los campos agrícolas y a las fábricas.

Y en Latinoamérica, los pequeños producen ladrillos, fabrican muebles o limpian los campos de maleza tiempo completo.

Si fuera poco, el trabajo de niños y adolescentes pagado apenas por centavos o, en el mejor de los casos, unos cuantos dólares al día para ayudar a llevar comida en la mesa.

“El trabajo infantil se convierte en un mecanismo de supervivencia para muchas familias”, refirió Astrid Hollander, directora de educación de UNICEF México.

Los gobiernos alrededor del mundo analizan cuántos estudiantes han abandonado sus sistemas escolares.

Tan sólo el cierre de las aulas afecta a casi mil 500 millones de niños en todo el mundo.

Expertos aseguran que es menos probable que los niños regresen a la escuela cuanto más tiempo estén suspendidas las clases presenciales.

Las repercusiones, especialmente para quienes ya están rezagados, pueden ser menores oportunidades laborales de por vida, menos ingresos potenciales y una mayor probabilidad de pobreza y embarazo precoz.

“Las repercusiones podrían percibirse en las economías y sociedades a lo largo de las próximas décadas”, advirtió en agosto Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF.

Para al menos 463 millones de niños, cuyas escuelas cerraron, no hay posibilidad de aprendizaje a distancia.

La doctora Alma Cosette Guadarrama, investigadora de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, explicó para Publimetro el panorama del trabajo infantil en México.

¿Cuál es el panorama del trabajo infantil en nuestro país?

– En cada una de las entidades federativas existen áreas específicas donde se ubica un mayor número de población en estado de pobreza y pobreza extrema donde se puede identificar el trabajo infantil.

Los índices de explotación del trabajo y trabajo forzado que son las dos formas de trata que existen en México en materia infantil, seguramente se iban a detonar como el caso de la violencia de género y otros problemas que aquejan a nuestra sociedad.

Trabajo InfantilFoto: Cuartoscuro

Lo importante de entender esto es que los niños y particularmente en México están desprotegidos, las condiciones de pobreza y la línea de pobreza y pobreza extrema, enmarca al estado mexicano como país, de tal manera que obliga al papá, mamá a enviar a los hijos a ayudarles a conseguir el sustento de la casa, evidentemente el hecho del confinamiento, quita la posibilidad de salir a trabajar y los que están en las condiciones de pobreza extrema, tener el sustento de todos los días porque viven al día.

Esto puede llevar a esta figura que es muy común en México en donde los padres llevan a los hijos al lugar en los trabajos que desarrollan, que generalmente son los trabajos informales, el comercio, etc. Puede caer en figuras de trata como el trabajo infantil o los trabajos forzados que están marcados en la ley para ganar el sustento en otros momentos que, a lo mejor, antes de la pandemia no era necesario.

¿Qué trabajos son los que desempeñan los niños y cuáles son las más peligrosas?

– La norma establece, desde el ámbito jurídico, que la minoría de edad se divide en dos etapas fundamentales, el niño o niña es aquel entre 0 y 12 años incumplidos, pero para cuestiones de trabajo serán 15 años, no pueden realizar labores consideradas como trabajo con alguna remuneración.

Esto está vedado en las familias mexicanas porque si bien el niño no recibe un salario, sí va y ayuda al papá, aquel que es comerciante, está vendiendo.

Lo que sale de este marco legal se convierte en trata de personas en dos modalidades, lo que es la explotación laboral (adolescentes entre 15 y 18 años) y el trabajo forzado (todos los demás).

Puede caer en los dos rubros, aquel adolescente que está realizando un trabajo o una actividad, pero no se le paga lo que marca la ley, no se le dan prestaciones, etc. Y ahí pueden caer los adolescentes entre 15 y 18 años incumplidos.

Todos los demás pueden caer en la segunda cuando se les obliga a través de alguna amenaza, amenaza psicológica, hacia un familiar de daño físico, para realizar una actividad.

El menor también puede caer en la mendicidad que, de acuerdo con nuestra ley, también constituye una forma de trata,

En el caso de comercio informal, como en apoyo de algunas cosas, en algunas ocasiones en las minas, al norte del país y fundamentalmente el comercio informal y en la mendicidad.

¿Cuáles son las consecuencias del trabajo infantil?

Trabajo InfantilFoto: Getty Images

— El niño empieza a conformar su personalidad, a entender la distinción entre bueno y malo, justamente en la primera infancia, es decir, entre los 0 y los 10 años de edad.

Si nos vamos a una cuestión más social, podemos decir que uno de los grandes efectos que puede tener el desarrollo del trabajo infantil, particularmente de los niños menores de 15 años, es la exposición a ciertos peligros, por ejemplo, los riesgos propios de la calle.

Cuando están ayudando en al comercio informal al comercio ambulante, en las ladrilleras, minas, exponerse a los riesgos de una sociedad donde el otro no considera y no valora a sus congéneres como persona, hay una deshumanización, una pérdida de valores como persona y esto conlleva a acciones que desde la psique del otro, a lo mejor son cuestiones normales, por ejemplo, los abusos sexuales, una persona que fue abusada lo considera normal y se convierte en abusador y eso conlleva una cadena.

Sobre todo las mujeres están expuestas a abusos sexuales, violaciones, todos los riesgos que son propios de la calle cuando no está el tutor o el padre al cuidado y protección de ese menor.

Esto conlleva a que nuestro tejido social se siga resquebrajando porque vamos a tener en un futuro comunidades conformadas por personas, por adultos, con traumas, con una serie de cuestiones que solamente están reproduciendo lo que vivieron en su infancia, eso conlleva a la construcción de sociedades totalmente fuera del marco de la ley.

Los parámetros y los estudios que ha hecho la OIT demuestran que un chico antes de la edad de 15 años se está formando y hay que proteger derechos básicos de él como es el juego, la diversión, que coadyuva a la conformación de adultos felices, de adultos conscientes, etcétera.

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.com.mx/mx/noticias/2020/10/15/amenaza-trabajo-infantil-pandemia.html

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Cuidado, educación virtual y riesgos

Por: Tahira Vargas García

Durante el año escolar el período de vacaciones se convierte para muchos niños, niñas y adolescente en una etapa de intensificación de los trabajos que ya realizan (para quienes trabajan y estudian) o para insertarse en labores desde el sector informal.

El pasado 24 de agosto el presidente de la República, Luis Abinader, anunció que el nuevo año escolar iniciará el primero de noviembre en modalidad virtual para todo el estudiantado. Para ello se le dotará de computadoras, tabletas y notebook a niños, niñas y adolescentes. Se prevén capacitaciones a las familias y al personal docente sobre el manejo de estas clases virtuales con ello se espera garantizar la cobertura educativa en todo el estudiantado en el ámbito nacional.

En diálogos informales con mujeres residentes en barrios marginados y comunidades rurales he recibido las preocupaciones de varias de ellas ante este anuncio. Un relato extraído de uno de esos diálogos es el siguiente:

“Yo trabajo el día entero limpiando en casa de familia y tengo 4 muchachos. Soy una madre soltera. Cuando estaba la escuela me quedaba tranquila, yo los recogía en la escuela a las cuatro de la tarde cuando salía de trabajar y me lo llevaba a la casa. Ahora no van a la escuela, se quedarán en casa solos y tengo que trabajar. No se qué voy hacer, me estoy volviendo loca con eso. No puedo pagar una gente que me lo cuide y mis muchachos se van a quedar solos con computadoras.  Tengo miedo de que un muchacho me lo malogre un tiguere por una computadora”.

Este es el relato de una madre que tiene una familia monoparental, como muchas familias del país. Ella trabaja todo el día fuera de su casa como empleada doméstica. La escuela funcionaba como el espacio no solo educativo para ella y para muchas familias sino de protección y cuidado de sus hijos e hijas. La ausencia de escuelas funcionando actualmente como espacios para el cuidado de niños y niñas deja a una parte importante de la población infantil y adolescente solas en sus hogares sometidos a diversas situaciones de riesgo de abuso sexual, explotación sexual comercial y trabajo infantil.

Durante el año escolar el período de vacaciones se convierte para muchos niños, niñas y adolescente en una etapa de intensificación de los trabajos que ya realizan (para quienes trabajan y estudian) o para insertarse en labores desde el sector informal. Muchas familias prefieren que sus hijos e hijas estén trabajando a que estén en las residencias solos y solas como se plantea en diversos estudios realizados. Las familias entienden que sus hijos e hijas están más seguros trabajando que en el hogar solos y solas.

Ahora con la nueva situación de una educación virtual en la que niños, niñas y adolescentes recibirán dispositivos electrónicos se le agrega otro factor de riesgo para ellos y ellas, su seguridad personal. Así como esta madre señala que tiene miedo a que les roben los dispositivos electrónicos a sus hijos e hijas, esa puede ser la preocupación de muchas familias.¿Qué puede pasar mientras están solos y solas recibiendo las clases virtuales, cuando no se cuenta con una persona adulta que esté bajo su cuidado porque está trabajando o vendiendo?

Se necesita que inicie el año escolar y se desarrollen los procesos educativos para toda la población estudiantil del país. Hay que reconocer que la realidad de familias en estratos medios que pueden pagar una persona que sea responsable del cuidado de sus hijos e hijas es diferente a la de los estratos pobres en donde no se cuenta con ello. A lo que se le agrega el que esta población contará con dispositivos que los expone a un mayor riesgo de violencia y hurto. Se hace necesario establecer consultas comunitarias en las que converjan familias, personal docente y directivo de centro, organizaciones comunitarias y gobiernos locales. Aplicando la descentralización que es parte de la naturaleza y carácter del sistema educativo para prevenir un incremento de la deserción, exclusión y desigualdad al interior del mismo.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY 

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Manipulación de la pobreza

Por: Elisabeth de Puig

Hace mucho tiempo que la institucionalidad democrática de la República Dominicana se encuentra estancada. En ocasiones damos un paso adelante y luego dos pasos hacia atrás. A pesar de los sacrificios del pueblo y de su lucha, esta democracia inconclusa se ha venido diluyendo con el correr de los años.

Al navegar más de medio siglo en estas aguas hemos perdido nuestra capacidad de asombro y nos hemos acostumbrado -por decirlo así- a vivir en una sociedad clientelista, populista, corrupta, inestable y desigual.

En la era de la información (o era digital), nuestros gobernantes y políticos hacen gárgaras de bellas palabras que nos venden periódicamente sueños e ilusiones. Estas son reproducidas sin filtros y amplificadas por los medios tradicionales de comunicación social, las bocinas y las redes sociales.

En una democracia imperfecta, donde las desigualdades merman el libre albedrio de la mayoría de la población, puede considerarse que solo una parte de los ciudadanos y ciudadanas está verdaderamente libre y apta para desenredar la madeja de la propaganda gubernamental electoral o, en sentido general, de la publicidad muchas veces engañosa.

Me ha llamado poderosamente la atención, desde el momento que llegué a la República Dominicana, la manipulación de la pobreza y su uso como pretexto para vanagloriarse políticamente de supuestas dádivas, trátese de la construcción de ranchitos, regalos a parturientas de parte del Estado, candidatos o instituciones que, en el fondo, son meras restituciones de derechos u obligaciones estatales realizadas con el dinero del contribuyente.

Me choca también la competencia en materia de promoción que se realiza a raíz del Coronavirus, para informar o demostrar que tal o cual partido político o candidato es más solidario con el pueblo en función del número de kits de salud o de cajas de comidas con raciones alimenticias que le ofrece a los más pobres.

Acostumbrados como estamos a la manipulación de la pobreza en nuestra cotidianidad, vemos como normal el despliegue en los medios de comunicación, sin análisis ni cuestionamiento ético, de un vídeo que presenta a un niño de 12 años -Rainier Lara- que vive en una comunidad deprimida de Yamasá y que fabrica aviones y helicópteros con material reciclado. 

El “story telling” que nos presenta el vídeo está bien montado: el niño solo necesita de un “buen samaritano” para poder lograr sus metas y lo encontró en la persona del candidato a la presidencia de la República por el partido de gobierno, que de paso derramará sus beneficios sobre la comunidad ofreciendo un hogar digno a su familia.

De la pobreza extrema donde está sumergida la familia del niño Rainer, como en un cuento de hadas, éste se ve catapultado literalmente a la cabina de pilotaje de aviones y helicópteros, en un mundo que no cuestiona la miseria ajena pero que la utiliza para sus fines.

En otra publicación, el mismo candidato o sus consejeros y publicistas, reiteran el uso electoral de un niño mostrando su foto ordeñando una vaca, es decir, trabajando.

¿No se habrá enterado el aspirante a la primera magistratura que el trabajo infantil está prohibido internacionalmente?

¿Sabrá que República Dominicana ratificó los convenios internacionales del trabajo 138 y 182 sobre trabajo infantil?            

¿Que nuestro país ratificó también, desde 1991, la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989?

A lo mejor el candidato desconoce lo que establece el artículo 56 de la Constitución de la República, ni que la Estrategia Nacional de Desarrollo declaró de alto interés nacional la erradicación del trabajo infantil. ¿Quién sabe?   

En todo caso, las imágenes a las que hago referencia, difundidas a través de la prensa y las redes sociales, han generado muy pocos cuestionamientos a pesar de la manipulación burda del uso de la imagen del niño.

En Francia, un candidato de las características y comportamiento de éste sería fácilmente calificado como un típico candidato “bling-bling”, de esos que hacen alarde de su riqueza y navegan sobre una pobreza que manipulan gracias a la fortuna que manejan.

El pretendiente presidencial representa a un partido que ha tenido el control del gobierno durante casi 20 años, sin haber realizado los cambios estructurales indispensables para superar una pobreza cruda como la que desnudan las imágenes de nuestros conciudadanos en tiempo de Coronavirus.

Las imágenes de personas agobiadas por sus necesidades, que se lanzan a las calles a pesar de la pandemia y la cuarentena, dicen más sobre las condiciones reales en que vive el pueblo dominicano que muchas de las estadísticas que nos presentan una economía en franco desarrollo.

Ante tal situación, la obligación de los candidatos -de todos los candidatos- es presentar a los electores los programas y propuestas que han elaborados junto a las organizaciones políticas que los postulan, orientados a superar las limitaciones actuales  de la sociedad dominicana.

Es lo menos que se les puede pedir. Además, claro está, de exigirles que respeten los derechos -los de los niños y los de los adultos- cumpliendo con lo estipulado en la Constitución de la República y los convenios internacionales ratificados por nuestro país, así como en la legislación nacional.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8821853-manipulacion-de-la-pobreza/

Imagen: Marcel Gnauk en Pixabay

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¿Educación a distancia en escuelas públicas?

Por: Tahira Vargas García

Las decisiones sobre cómo y cuándo iniciar el año escolar deben surgir de un proceso consultivo y de reconocimiento de la realidad y las condiciones microlocales y familiares en el ámbito nacional con énfasis en darle al estudiantado voz y voto.

El inicio del año escolar para la educación pública se muestra ante un dilema en el que se han planteado alternativas de educación a distancia combinada con educación virtual para los lugares con acceso a internet y el uso de la radio y televisión para aquellos hogares con dificultades de conectividad.

La experiencia de investigación en centros educativos ubicados en distintos contextos rural, urbano y urbano marginal nos presenta que un proceso educativo a distancia y/o virtual puede presentar ciertas barreras como las siguientes:

  • La educación a distancia necesita de la integración de la familia en el seguimiento y monitoreo del mismo sobre todo en la población infantil. Los hogares en nuestro país cuentan con estructuras familiares muy diversas como son: familias monoparentales matrifocales donde viven madres-hijos/as o abuelas/nietos/as, monoparentales patrifocales con padres-hijos/as, extensas con abuelas-tíos-tías-primos/as, nucleares formadas por padres o padrastros-madres-hijos/as y unipersonales en las que viven niños, niñas o adolescentes solos.
  • Las condiciones estructurales de pobreza y pobreza extrema presionan a casi todas las personas que forman parte del hogar (incluyendo a niños y niñas) a buscar alternativas de obtención de ingresos fuera del mismo. La asistencia al centro educativo de forma regular durante el día (más aun con las jornadas extendidas) favorecía su protección y seguridad, en caso contrario se quedarían solos en los hogares o con hermanos y hermanas mayores que muchas veces son también niños/niñas o adolescentes. Se dificulta así el proceso de seguimiento por las personas adultas responsables y estarían muchos niños, niñas y/o adolescentes solos en el hogar frente a un televisor/radio o laptop para recibir educación a distancia, lo que no garantiza su efectividad.
  • El proceso educativo ha descansado y descansa en las mujeres por el rol tradicional-sexista que le asigna la sociedad de madre y educadora. Establecer un proceso educativo a distancia sobrecarga a las mujeres de las familias que tienen que dedicarse a actividades productivas y reproductivas que de por sí ya las tiene bastante sobrecargadas por la escasa integración de muchos padres (en caso de que residan en el hogar) a las mismas, sea porque trabajan fuera del hogar, y cuando llegan o antes de salir tienen que preparar los alimentos y resolver labores domésticas o al regreso de realizar sus actividades como empleadas o en el sector informal. En el caso de las mujeres que no realizan actividades remunerativas tienen una gran sobrecarga con las tareas de cuidado de niños y niñas pequeños y las labores domésticas entre ellas la elaboración de alimentos.
  • Las familias tienen en su interior varios hijos, hijas, nietos, nietas o sobrinos/as de distintas edades y en diferentes cursos y niveles. Un solo dispositivo (televisor, radio o laptop) no resolvería la demanda de la población estudiantil al interior de las familias.
  • La ausencia de interacción entre estudiantes puede incrementar el desinterés de niños, niñas y adolescentes a recibir clases a distancia. Estudios realizados en centros educativos muestran que uno de los principales atractivos (a veces el único) para la asistencia de niños, niñas y adolescentes es la interacción con sus pares. La ausencia de esta interacción puede convertirse en un factor de riesgo para el ausentismo escolar.

Las condiciones antes descritas muestran un posible incremento de riesgo de ausentismo y deserción junto al trabajo infantil que se puede convertir en la opción para tener a niños, niñas y adolescentes integrados a la búsqueda de la sobrevivencia en medio de la crisis y la precariedad económica.

Las decisiones sobre cómo y cuándo iniciar el año escolar deben surgir de  un proceso consultivo y de reconocimiento de la realidad y las condiciones microlocales y familiares en el ámbito nacional con énfasis en darle al estudiantado voz y voto, junto al personal docente y de gestión de los centros, familias y comunidades para que la presión de tratar de salvar el año escolar no se revierta generando un incremento de las desigualdades, deserción, vulnerabilidad de la niñez y adolescencia perteneciente a los sectores más pobres.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY 

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educacion-a-distancia-en-escuelas-publicas-8848088.html

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Entrevista a Luciano Candioti: “Tenemos la obligación de despuntar el vicio de la esperanza”

En el marco del mes de las infancias, entrevistamos a Luciano Candioti, presidente del a Asociación Juanito Laguna, de la ciudad de Santa Fe. Integrante del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo, comparte la rica historia y la actualidad de la lucha por los derechos de la niñez.

Luciano Candioti es el presidente de la Asociación ‘Juanito Laguna’ de la ciudad de Santa Fe, que forma parte del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo. Nacida con la creación de un hogar en 2002, la organización hoy lleva adelante también un centro de día, una escuela gráfica y una imprenta. En esta entrevista, compartió sus miradas sobre la situación de las infancias, las luchas por sus derechos y la actualidad de la consigna “el hambre es un crimen”.

– ¿Cuál es la situación actual de las infancias?
L.C.: Particularmente creo que infancia hay una sola, no son muchas. La infancia es un tiempo etáreo que debe estar poblado de alegría, felicidad, aprendizajes, de los insumos básicos de la crianza humana. Lo otro son las diferencias sociales. Muchas veces al hablar de infancias se termina encubriendo un poco lo que son la miseria y las distintas condiciones sociales. A veces son eufemismos para tapar la realidad y, hoy en día, la miseria infantil. Las diferencias sociales generadas por el Estado y por el sistema representan otra cosa. Cuando nosotros hablamos de infancia hablamos del universo de la niñez, es decir, de ese tiempo, que debería ser el tiempo de formación, pleno de derechos, donde uno siembre los mejores valores para las generaciones venideras.
Hoy, cerca del 70% de los pibes y pibas en Argentina están atravesados por la miseria, es decir que no tienen las necesidades básicas satisfechas: trabajo, vivienda, salud y educación. Un país que no tiene un proyecto de vida para su infancia y su adolescencia, no tiene proyecto como tal. Si nosotros amputamos las posibilidades de que nuestros hijos accedan a un pensamiento superior, teniendo los nutrientes básicos de crianza, no vamos a poder pensar una Argentina ni productiva, ni desendeudada, sino que vamos a seguir perpetuando el círculo vicioso de la pobreza en el que estamos sumidos por lo menos desde la última dictadura. Recuerdo la marcha del Movimiento de los Chicos del Pueblo que hicimos en 2002 y también denunciábamos el mismo número de pibes debajo de la línea de pobreza. Esto no tiene que ver con el gobierno macrista o el gobierno kirchnerista, esto es una constante que ha ido atravesando la democracia que no supimos conseguir.

Luciano Candioti

Luciano Candioti (Foto: Flavio Raina – El Litoral)

– ¿Qué pasó en el marco de la pandemia y el aislamiento?
L.C.: Lo que nosotros percibimos desde los espacios que constituimos, en el hogar y en el centro de día (que hasta el día de hoy no hemos podido retomar las actividades) o en la escuela gráfica y la imprenta, que están funcionando a medias, es que hay un recrudecimiento de las condiciones de vida de nuestros pibes. Esto ha ido profundizando la miseria acumulada en los últimos años. En los sectores populares ha sido muy difícil o prácticamente no se ha sostenido la cuarentena estricta porque hay condiciones de vida que no pueden quedar encerradas mientras se resuelve una vacuna o el Estado determine. Por eso han sido mucho más vulnerables nuestros barrios que otros espacios de la ciudad. El sentido estricto de la cuarentena no pudo ser sostenido en nuestros barrios.

– La consigna “El hambre es un crimen” se viene sosteniendo desde hace más de 15 años y hoy se revitaliza con las propuestas de la campaña de la CTAA “Distribuir la riqueza para salir de la crisis”. ¿Cuál fue el desarrollo de la situación de la infancia en los últimos 20/30 años?
L.C.: La consigna “El hambre es un crimen, ni un pibe menos” surgió en el año 2005, cuando llegamos a la Plaza de Mayo en la marcha de Tucumán a Buenos Aires. Habíamos hecho una propuesta de asignación universal, que no fue la que salió tergiversada en 2009, sino que era mucho más profunda en términos de que la única idea base que tenía era la erradicación del hambre. Nosotros siempre decimos que erradicar el hambre es muy fácil y se hace en muy poco tiempo, pero hay que tener la voluntad y la decisión política de hierro para hacerlo. Después, la pobreza es un camino de más largo plazo y necesita de otros tiempos. Pero el hambre en sentido estricto es muy fácil de resolver.
Con esa consigna también queríamos desenmascarar al ídolo desnudo de una sociedad injusta. En un país que produce alimentos para casi 500 millones de personas, que el 60% de los pibes no tenga los nutrientes básicos para acceder a un pensamiento superior, es realmente un crimen. Decimos que es un crimen y le ponemos carácter doloso a quien perpetúa el hambre, a quien es responsable, independientemente de quien lo gobierne. Ninguno de los gobiernos desde el retorno de la democracia quiso erradicar el hambre y eso ha quedado demostrado: lo vemos, más allá de los números, en la situación de los pibes que llegan a nuestra organización, a nuestro hogar, a nuestro centro de día, a los emprendimientos productivos, cómo se ha ido perpetrando en todos estos años el problema del hambre y cómo se ha profundizado. No hablamos sólo de los pibes que se lleva la muerte sino también de los pibes que quedan mutilados en sus capacidades físicas, psíquicas. Lo único que nos iguala a los seres humanos es el nacimiento, después el contexto de desarrollo que tenemos es lo que genera las desigualdades.
Parece que hubo un momento en que no hubo pobreza en Argentina, cuando en realidad fue la falsificación de cifras y números lo que primó en ese tiempo. Los que estamos en la trinchera, quienes abrazamos a los pibes cotidianamente en nuestras organizaciones y distintas experiencias, no sólo nunca tuvimos una menor demanda sino que se han agravado las condiciones en que llegan los pibes. Tenemos que pensar que estamos en una cuarta o quinta generación de desocupados y también estamos atravesando una tercera generación de hijos de adictos, lo que acentúa aún más la problemática.

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Imprenta Juanito Laguna (Foto: Facebook)

– ¿Cómo se revierte esa situación?
L.C.: tenemos la obligación de despuntar el vicio de la esperanza. El rumbo y la pelea que tomamos desde hace muchos años tiene que ver con volver a constituirnos como pueblo y por eso nuestro espacio mayor de construcción era la CTA, donde nosotros planteábamos que nuestros pibes no marchaban porque querían sino que tuvieron que marchar porque los adultos perdieron la capacidad de pelear por sus hijos. Apelamos siempre a la Central por su mirada distinta sobre el tema de la desocupación, porque apelábamos a que los trabajadores abrazaran a sus hijos para pelear por la vida.
Si la consigna “el hambre es un crimen” prendió es porque el hambre no existe en la naturaleza, los humanos perversos inventan el hambre. Es el capitalismo, que no tiene rostro humano, necesariamente tiende a la muerte y extingue la vida humana, está en su naturaleza. Si no le damos un carácter de clase a la lucha por nuestros hijos, por la niñez y la infancia, nuestras organizaciones van a terminar pactando con el sistema, pensando que UNICEF o la OIT van a resolver los problemas de la niñez o de los trabajadores. Hay que construir una salida con una mirada de clase sobre el trabajo, sobre la niñez, sino va a ser muy difícil dar vuelta la tortilla. Por eso tenemos que pensar el mundo que soñamos y el desafío cotidiano es construir ese mundo en chiquito todos los días. Por eso el hogar, la imprenta, porque está ligada al trabajo, no como cuestión dolosa sino como realización humana. Para nosotros el trabajo tiene una dimensión tan importante como el ocio, como el juego, como la escuela, y hay que darle el marco necesario para que sea vivido de forma plena.

El Movimiento de los Chicos del Pueblo y la CTA en general proponen darle un espacio central a las infancias, ¿cuál es ese rol?
L.C.: Nosotros optamos por vivir, convivir y criar a los hijos de los desocupados, que son ni más ni menos que trabajadores que no tienen a quién venderle su fuerza de trabajo. Eso es lo que destruyó la cultura familiar argentina y por eso los pibes están en la calle y por eso el abandono y por eso el adulto que, sin una razón de existir, se entrega a las adicciones, se pone violento, etc.

Imprenta Juanito Laguna

Imprenta Juanito Laguna (Foto: Facebook)

Nosotros planteamos siempre que hubo tres miradas sobre la niñez. La primera que tenía que ver con la Ley Agote, que es de 1919, que es complementaria a la Ley de Residencia que planteaba la expulsión de los trabajadores extranjeros que militaban políticamente. Esos trabajadores tenían hijos que eran argentinos y no podían ser expulsados del país y que habían mamado la ideología de sus padres, la mayoría anarquistas y socialista. Son los famosos canillitas, para los que se les hace la Ley Agote, para sacarlos de circulación, es decir, encerrarlos. Esa era la concepción del niño como objeto.
En el ‘89 sale la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que con todo sigue siendo más progresista que la ley de infancia que tenemos ahora, que junto con la ley actual plantea que los pibes son sujetos de derecho. Esa convención, por pedido de Estados Unidos (que es el único país no firmante), buscaba erradicar el trabajo infantil, porque fundamentalmente China, a través de la mano de obra esclava de los pibes, estaba destruyendo el mercado de manufacturas de Estados Unidos, textil sobre todo. Entonces, esas leyes plantean al niño como sujeto de derecho y eso en la práctica concreta, en los juzgados, en las secretarías de niñez y otros espacios, sucede siempre y cuando el adulto desee escuchar al pibe, más allá de las formalidades. La palabra de los pibes realmente no existe.
Desde el Movimiento, con las marchas y sobre todo con nuestras prácticas cotidianas, venimos peleando por el concepto de los pibes como sujeto político, como hacedor de su historia junto con los adultos, como constructor de su propia vida. Como decía el maestro Paulo Freire, nosotros no estamos con los pibes por cuestiones caritativas o piadosas sino que estamos juntos porque así vamos a construir el mundo en que vivimos. Ese es el concepto del Movimiento. Eso es lo que hemos planteado y por eso el reclamo era siempre hacia los trabajadores también, para que peleen por la vida de sus hijos, porque no podemos disociar la idea de niñez de la idea del trabajo. Justamente lo que no permitió al pibe seguir en su casa, es la ausencia del trabajo o las condiciones de trabajo que impone el sistema capitalista.

– ¿Cómo toman el día del niño, una fecha tan comercial?
L.C.: El día del niño es una excusa para festejar, para celebrar, pero no deja de ser un día más donde abrazamos a nuestros pibes, sobre todo quienes hemos tenido una opción de vida con aquellos pibes que el sistema expulsó. No nos olvidamos que es un día comercial, pero es un día más de lucha, con la excusa de lo que está instaurado socialmente como una cosa tierna. Aprovechamos y festejamos, pero con conciencia, con discusión y con profundización de lo que creemos, de cuál es el mejor destino para nuestros pibes y nuestros hijos, para que repercuta en nuestra construcción colectiva y cotidiana.

Fuente: http://ctasantafe.org/3166/tenemos-la-obligacion-de-despuntar-el-vicio-de-la-esperanza/

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¿Qué festejamos? Trabajo infantil, derechos humanos esenciales o hitos de la deshonra

Por: Eduardo Camín

Desde la fundación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1919, la erradicación del trabajo infantil ha constituido uno de sus principales objetivos. Cien años después y por primera vez en la historia de la organización, todos sus estados miembros han ratificado una convención sobre las peores formas de trabajo infantil.

Albert Thomas, primer Director de la Organización, afirmó entonces que el trabajo infantil “representa la explotación de la infancia y es el reflejo del mal… lo más insoportable para el corazón humano. La protección de los niños constituye siempre el punto de partida para llevar a cabo una labor eficaz en materia de legislación social”.

Cien años después y por primera vez en la historia de la OIT, todos sus estados miembros han ratificado una convención internacional del trabajo, el Convenio número 182 sobre las peores formas de trabajo infantil, que logró la ratificación universal después de la confirmación por parte del Reino de Tonga, un pequeño país de Oceanía integrado dentro de la Polinesia y constituido como una monarquía parlamentaria.

En efecto, el pasado 4 de agosto de 2020 la embajadora del Reino de Tonga, Titilupe Fanetupouvava’u Tuivakano, depositó formalmente los instrumentos de ratificación ante el Director General de la OIT, Guy Ryder.

Este convenio es el que ha logrado la ratificación más rápida en la historia de la Organización, desde su aprobación en la Conferencia Internacional del Trabajo que tuvo lugar hace 21 años. Es uno de ocho convenios fundamentales de la OIT, que abarcan la abolición del trabajo infantil, la erradicación del trabajo forzoso, la abolición de la discriminación en el trabajo y los derechos de libertad sindical y negociación colectiva.

Dichos principios también figuran en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo (1998). “La ratificación universal del Convenio 182 constituye un hito histórico y permitirá que todos los niños gocen a partir de ahora de protección jurídica frente a las peores formas de trabajo infantil”, afirmó Guy Ryder, Director General de la OIT.

“Ello pone de manifiesto un compromiso a escala mundial para erradicar de nuestra sociedad las peores formas de trabajo infantil, incluidas la esclavitud, la explotación sexual y la utilización de niños en conflictos armados u otros trabajos ilícitos o peligrosos susceptibles de menoscabar la salud, la moral o el bienestar psicológico de los niños”, añadió.

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Sharan Burrow, Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional (CSI), acogió con beneplácito la ratificación que «pone de relieve de forma eficaz y oportuna la importancia de las normas de la OIT y la necesidad de encontrar soluciones multilaterales frente a los problemas mundiales.”

Roberto Suárez Santos, Secretario General de la Organización Internacional de Empleadores (OIE) afirmo que “La ratificación universal del Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil marca un hito histórico”. Kailash Satyarthi, Premio Nobel de la Paz, reaccionó señalando: “Sueño con un mundo seguro para todos los niños, en el que la infancia sea segura …y todos los niños gocen de la libertad de ser niños”.

La OIT estima que hay 152 millones de niños que realizan trabajo infantil, 73 millones de los cuales llevan a cabo trabajos peligrosos. El 70% de todo el trabajo infantil tiene lugar en el sector agrícola y obedece principalmente a situaciones de pobreza y a las dificultades de los padres para encontrar un empleo decente.

Es cierto que la incidencia del trabajo infantil, incluidas sus peores formas, disminuyó en casi un 40% de 2000 a 2016, a raíz del aumento del índice de ratificación de los Convenios números 182 y 138 (sobre la edad mínima para trabajar) y la adaptación de legislaciones y políticas eficaces en los países. Pero el ritmo de los avances ha sido cada vez menor en los últimos años, en particular en relación con el grupo de menor edad (de 5 a 11 años) en determinadas zonas geográficas.

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Mientras tanto, los expertos, advierten que como consecuencia de la pandemia de la Covid-19, existe un riesgo real de que se produzca un retroceso con respecto a los avances logrados, y de que el trabajo infantil aumente por primera vez en 20 años, a menos que se adopten urgentemente medidas adecuadas.

Ese objetivo histórico se ha alcanzado pocos meses antes de que comience el Año Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil en 2021 , cuya celebración liderará la OIT en colaboración con sus 250 asociados y 21 países pioneros para coordinar, innovar y acelerar los progresos encaminados a poner fin al trabajo infantil, el trabajo forzoso, la trata de personas y la esclavitud moderna.

Recordaremos que en la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptada por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015, se aboga por “poner fin a todas las formas de trabajo infantil para 2025”.

La letra pequeña de un bochorno

A lo largo de la historia, los convenios y tratados internacionales han sido un instrumento idóneo para resolver problemas que trascienden las fronteras, con el objetivo de unificar criterios jurídicos para la solución de estos. Una de las problemáticas comunes a todos los estados es la vulneración de los derechos de los niños.

Esta se da con mayor intensidad en aquellos lugares donde la situación socioeconómica es deficiente, constituyéndose escenarios propicios para que se dé tal vulneración.

Situaciones como el intercambio cultural, la búsqueda de nuevas oportunidades de estudio y de trabajo, la legalización de estatus migratorios, los matrimonios celebrados entre parejas de distintas nacionalidades han llevado a que las personas, mediante actos indebidos o en forma deliberada coloquen a los niños en condiciones de peligro y de vulnerabilidad.

Millones de niños podrían ser víctimas del trabajo infantil

Actualmente decenas de millones de niños y niñas trabajan en condiciones aborrecibles que les despojan de su infancia, poniendo en peligro su salud y, en algunos casos, incluso su vida. Ninguno de estos niños ha tenido alguna vez la mínima oportunidad de saber lo que puede dar de sí mismo.

Si el avance ha sido lento o en apariencia inexistente, se debe a que la cuestión del trabajo infantil es sumamente compleja y no se puede eliminar de un plumazo ya que está inextricablemente unida a la pobreza. En realidad, la mayoría de los países cuenta con leyes que prohíben o ponen severas restricciones al empleo de niños.

En gran medida, esas leyes se inspiran en las normas adoptadas por la (OIT). Aun así, el trabajo infantil sigue existiendo a gran escala, a veces en condiciones infrahumanas, especialmente en el mundo en “mal-desarrollo”. Llos niños trabajan porque su supervivencia y la de sus familias dependen de ello. En muchos casos, adultos sin escrúpulos sacan provecho de su vulnerabilidad.

Día Mundial contra el Trabajo Infantil

El trabajo infantil también puede obedecer a la deficiencia y precariedad de los sistemas nacionales de educación. Además, está profundamente arraigado en las tradiciones y actitudes sociales y culturales.

Por todos esos motivos, e incluso tras ser declarado ilegal, el trabajo infantil se sigue tolerando, se acepta como si fuera natural y en gran parte es invisible. A menudo está rodeado de un muro de silencio, indiferencia y apatía.

¿Por qué otros empleadores contratan a niños?

Las explicaciones más habituales son el menor costo y las denominadas habilidades irreemplazables («dedos ágiles») que poseen los niños, a diferencia de los adultos. La viabilidad de empresas enteras depende del trabajo infantil o, por lo menos, así lo sostienen inescrupulosos personajes.

Este tipo de argumento, a su vez, fomenta el temor de que el proceso de globalización y la creciente competencia en los mercados mundiales respecto a algunos productos sólo servirán para acrecentar y agravar el fenómeno del trabajo infantil.

Según el mismo argumento, la globalización expone a los niños que trabajan a riesgos de explotación aun mayores a medida que los empleadores luchen por un puesto competitivo en los mercados mundiales. ¿Hasta qué punto son válidos estos argumentos?

Los datos de la realidad y los estudios fidedignos demuestran que el trabajo infantil no es indispensable para el desarrollo y la supervivencia de ninguna rama de actividad económica. Estudios realizados en algunas ramas de actividad que emplean gran cantidad de niños han sembrado numerosas dudas sobre el argumento de los «dedos ágiles».

Casi todas las actividades en estas empresas las llevaban a cabo niños y también adultos. Incluso en el sector de las alfombras, donde se hacen los nudos a mano, y se afirma que el trabajo infantil es indispensable, se observó que los niños no tenían más pericia que los adultos y que algunas de las alfombras más delicadas habían sido tejidas por adultos.

En un estudio sobre las fábricas de alfombras y las joyerías de la India también se ha demostrado que cuando se desglosa el precio final que el cliente paga por las alfombras o joyas exportadas, el ahorro en los costos de mano de obra que pueda resultar del empleo de niños es mínimo. Los productores podrían absorber el costo adicional de contratar únicamente a adultos o transferirlo al consumidor sin que la viabilidad de sus empresas se viera amenazada.

Si el argumento de los «dedos ágiles» no es válido para sectores que han dependido tradicionalmente en gran medida del trabajo infantil, como en el caso del tejido de alfombras, ¿qué argumento económico se puede esgrimir para justificar el trabajo infantil en cualquier otra rama de actividad? Ninguno.

El principal motivo por el que se contratan niños no tiene relación alguna con la eficiencia económica. Simplemente, es más fácil manejar a niños que a los adultos, porque, si bien es cierto que no están calificados, tampoco conocen sus derechos, no dan tantos problemas, se quejan menos y son más dóciles y, en última instancia, se puede prescindir de ellos sin más.

Para algunos empleadores, constituyen una reserva de mano de obra ocasional que contratan y despiden a su antojo. Si la actividad que desempeñan es ilegal, es improbable que los niños y sus padres no se quejen a las autoridades por miedo a perder esos magros ingresos que traen a casa.

DDHH.- El trabajo infantil, un factor importante en las cadenas de ...

Además, algunos empleadores consideran realmente que les hacen un favor a los niños que emplean, al ofrecerles trabajo y remuneración. Así pues, en algunos casos declarar ilegal el trabajo infantil puede surtir el efecto contrario y privar al niño que trabaja de la protección que le proporciona la legislación laboral de los adultos. Las simples prohibiciones del trabajo infantil por sí sola no bastan: sólo dan resultado si van acompañadas de medidas de otra índole.

El capitalismo, en su fase neoliberal, demostró ser un sistema basado en el incremento sin límites de la desigualdad y la marginación, que beneficia exclusivamente a las grandes empresas trasnacionales y las élites locales a ellas asociadas. El combate frontal contra el neoliberalismo es la tarea impostergable, porque mientras más avance más desintegradas quedarán nuestras naciones. Lo demás es pura distracción.

*Periodista uruguayo, acreditado en ONU-Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente: http://estrategia.la/2020/08/09/que-festejamos-trabajo-infantil-derechos-humanos-esenciales-o-hitos-de-la-deshonra/

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