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Entrevista a Nieves Corral: “Me llama la atención la ausencia de alfabetización mediática en chicos de 12 o 13 años”

Entrevista/19 Septiembre 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación 

Nieves Corral propone con su libro la utilización del cine como herramienta pedagógica transversal para el estudio de la memoria y la infancia.

Nieves Corral, doctora en Comunicación y profesora ayudante en la Escuela Autónoma de Dirección de Empresas de Málaga, cree que el cine está infrautilizado en la educación. Por eso, entre otras razones, ha escrito Cine español, infancia, memoria histórica. Propuesta didáctica, un libro en forma de manual con propuestas concretas para trabajar la visión de la infancia durante el franquismo y los primeros años de la transición. Corral, que lamenta la falta de ayudas para editar el texto, destaca de la representación de aquellos años cómo se “anulan las raíces” de los niños y del peligro del olvido. “La memoria es el único paraíso del que no podemos ser despojados”, sostiene. “No podemos saber dónde vamos si no sabemos de dónde venimos”.

Cuéntanos sobre el libro. ¿De dónde surge y qué aborda?

Surge como fruto de mi investigación doctoral que hice hace dos años. Trato de explorar una serie de cuestiones en forma y contenido de un conjunto de películas españolas realizadas entre 1978 y 2015 que toman como referencia el contexto de la dictadura franquista y los primeros años de la transición política. A través del libro hago una revisión bibliográfica para apoyar la importancia de la alfabetización audiovisual en las aulas. Planteo trece guías didácticas que pueden ser utilizadas de forma transversal a cualquier área del conocimiento. No solo Historia, también Literatura, Filosofía… Cómo una misma película puede trabajarse de distinta forma con la colaboración del profesorado de la enseñanzas de la secundaria y del bachillerato.

¿Podemos aterrizar estas propuestas? Un ejemplo de propuesta didáctica.

Por ejemplo, en la película de Pa negre, dirigida por Agustí Vilallonga, se pueden abordar desde la literatura y el cine las diferencias entre un texto escrito y uno audiovisual. Siempre se escucha a la gente decir “yo prefiero el libro” o “yo prefiero la película”. No se trata de elegir. Son dos medios expresivos diferentes, cada uno con sus características, y conviene enseñar a los estudiantes que se trata de mundos distintos. Cada uno tiene sus particularidades, sus rasgos, y no resulta positivo infravalorar uno en detrimento del otro.

Cada una de las unidades didácticas presenta una contextualización de la película y luego voy explicando las actividades que se pueden desarrollar, en forma de ejercicio práctico de aprendizaje activo, ejercicio auditivo, de reflexión. Hacemos reflexión grupal en torno a diferentes aportaciones que yo voy haciendo. También se puede trabajar la creatividad individual o extraer determinadas secuencias de la película para ejercitar la teatralidad, que los alumnos sean capaces de escribir un pequeño guión partiendo de una secuencia y lo representen en forma de teatro.

¿Qué te motivó para escribir este libro? ¿Habías detectado una falta de formación en cine en el sistema educativo o que no se estaba utilizando con todo el potencial que puede tener en las escuelas?

Llevo bastantes años preocupada por esta cuestión del cine en la educación. Desde que estaba terminando mi licenciatura me interesó porque una profesora nos lo comentó de manera temática en una asignatura. En 2011 empecé a preocuparme. Hace un par de años impartí un taller de cine y fotografía y me di cuenta de la ausencia de alfabetización mediática en chavales de 12-13 años. Entonces, partiendo del contenido de mi tesis, tras dos años de reflexión, surgió la idea de plantear este libro. En estos años he leído mucho acerca de la escasa competencia mediática en las aulas. Muchos estudios lo recogen, pero hacen falta propuestas concretas para llevar el cine a las aulas. El año pasado asistí a un Congreso de Granada y había profesores de secundaria y bachillerato que me comentaron que había dificultad para encontrar materiales, propuestas concretas para llevar el cine a estos niveles de enseñanza.

Hablas de secundaria y bachillerato. ¿Esta es la etapa buena para introducir el cine?

Es en estas etapas cuando se trabajan los contenidos que yo abordo en este libro, como Historia o Filosofía, cuando a nivel general la población adolescente está en ese proceso de maduración personal hacia la vida adulta. Durante la infancia resultaría más complejo tratar estos temas, pero con 13 o 14 años ya están más preparados para comprender estos conceptos, las estrategias que entran en el marco audiovisual.

¿El cine como herramienta didáctica funcionaría también para primaria o tiene unos códigos quizá un poco más apropiados para más mayores?

Creo que se podría ajustar, pero yo lo enfoco a la memoria histórica, ese tema igual resultaría más complicado para chicos menores de 13. Se podría utilizar para otros temas como el bullying, etc.

Con carácter general, ¿cómo se habla de la memoria histórica en el cine español?

Según he apreciado en mi tesis, en líneas generales se recoge una ausencia de los apellidos de los niños. Se ignoran los antecedentes familiares con los que se identifican las personas, es decir, los apellidos. De ahí mi interés en la memoria. Dentro de que el cine se ambienta en espacios de represión, de violencia, de exaltación de valores ideológicos asociados al contexto que tomo como referencia, la dictadura franquista y los primeros años de la transición, lo que me llamó la atención fue esa anulación de las raíces. Interpreté que se puede tratar de un intento de los guionistas de poner de relevancia esa anulación que sufren a día de hoy las personas adultas que luchan por la recuperación de sus raíces.

Te he leído: “Los niños en el cine han sido ignorados en los estudios científicos”. ¿Qué quiere decir esto?

He observado estos años que los niños están como anulados. No su representación en el cine, tenemos muchas películas que representan a la infancia en ese contexto, sino en estudios científicos de la representación de la infancia en el cine. En mi proceso de documentación diferentes autores ponen de manifiesto la escasa cabida de los niños en revistas académicas o libros.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/09/13/me-llama-la-atencion-la-ausencia-de-alfabetizacion-mediatica-en-chicos-de-12-o-13-anos/

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Convoca papa Francisco a encuentro mundial para un pacto educativo

Vaticano/12 Septiembre 2019/Prensa Latina

El papa Francisco convocó hoy a un encuentro mundial el cual se realizará aquí el 14 de mayo de 2020 con el tema de ‘Reconstruir el pacto educativo global’.
El sumo pontífice precisó en un mensaje que el objetivo del evento es ‘reavivar el compromiso por y con las jóvenes generaciones, renovando la pasión por una educación más abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión’.

El Papa dirigió su invitación a trabajadores vinculados al ámbito educacional en los diferentes niveles disciplinares y de la investigación, ‘personalidades públicas que a nivel mundial ocupan cargos de responsabilidad y se preocupan por el futuro de las nuevas generaciones’ y a los jóvenes.

Hoy más que nunca, indicó, es necesario unir los esfuerzos por una alianza educativa amplia para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de las relaciones por una humanidad más fraterna.

Francisco apuntó que el mundo está en continua transformación, atravesado por múltiples crisis y en lo que consideró un cambio de época caracterizada por ‘una metamorfosis no sólo cultural sino también antropológica que genera nuevos lenguajes y descarta, sin discernimiento, los paradigmas que la historia nos ha dado’.

En tal sentido, tras señalar que ‘cada cambio necesita un camino educativo que involucre a todos’, puntualizó que por eso se requiere construir una ‘aldea de la comunicación’, donde se comparta en la diversidad, el compromiso por generar una red de relaciones humanas y abiertas.

Esa aldea, en su opinión, debe ser un espacio donde sea más fácil encontrar la convergencia global para una educación portadora de una alianza de todos los seres humanos con los elementos de su entorno social y natural, ‘entre los habitantes de la Tierra y la casa común, a la que debemos cuidado y respeto’, acotó.

Para alcanzar esos objetivos globales, el Papa se refirió a la necesidad de dar pasos importantes como la valentía de colocar a la persona en el centro, de invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad y de formar personas disponibles que se pongan al servicio de la comunidad.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=305038&SEO=convoca-papa-francisco-a-encuentro-mundial-para-un-pacto-educativo
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La cara oculta de la innovación

Por: Julio Rogero

La renovación pedagógica y la transformación educativa son cuestiones éticas y de sentido. La mayoría de las innovaciones actuales no nos hacen más libres, más inteligentes, ni necesariamente mejores éticamente.

Hace pocas semanas, Jaume Carbonell escribía un interesante artículo en este mismo Diario titulado “¿Innovar o transformar?”, en el que denunciaba que la apuesta de muchos educadores y educadoras por una innovación transformadora está siendo fagocitada por un proyecto epistemológico y educativo que nada tiene que ver con el verdadero sentido de la educación. Este proceso se enmarca en una tendencia más amplia, que persigue orientar otros muchos campos del vivir y convivir humanos a las exigencias del actual capitalismo neoliberal. Podemos sintetizar lo que está ocurriendo con la innovación en tres procesos.

Uno es el impulsado por la Nueva Gestión Empresarial, desarrollado por los departamentos de recursos humanos de las grandes corporaciones, que persiguen impregnar el mundo educativo para que forme a las personas que necesitan sus empresas según sus intereses.

En segundo lugar, lo están haciendo también desde su penetración en la Nueva Gestión Pública, potenciando la alianza público-privado, tanto en la concertación de centros privados como poner en manos de corporaciones programas de todos tipo en centros públicos, en la que se va concretando progresivamente la ocupación y la invasión de lo público por los intereses económicos privados y privatizadores. Y el tercer proceso es el inmenso desarrollo de la Industria Educativa Global, desde la conciencia empresarial de que el nicho de negocio de la educación se sitúa hoy, según la Organización Mundial del Comercio, en torno a los 10 billones de euros.

Para esa penetración en el espacio público educativo, las grandes corporaciones (bancarias, tecnológicas, farmaceúticas, etc.) crean sus propias fundaciones, que se encargan de decirnos lo mal que funciona el sistema educativo, primero, y cuáles son las innovaciones de un sistema educativo puesto a su servicio, después, en lo que se ha denominado “filantrocapitalismo” (invito a leer a Geo Saura en sus investigaciones sobre este tema). El objetivo es colonizar los diferentes ámbitos educativos y, sobre todo, la escuela de titularidad pública, donde está la verdadera oportunidad de negocio. Son muchos los patrocinios interesados que nos invaden desde la educación infantil a la universidad, así como las cesiones a empresas privadas de proyectos educativos, de espacios, tiempos, contenidos, formación del profesorado y procesos de evaluación que conciben la educación como una prolongación de las propias empresas y de su espíritu mercantilista, para seguir controlando y manipulando la subjetividad humana y produciendo sujetos sujetados al individualismo y al consumismo.

De forma falaz, se presentan como la alternativa innovadora a un sistema educativo tradicional, que necesariamente hay que transformar, para no hacer ninguna transformación de fondo, sino de formas: modificación de espacios y tiempos, codocencias, utilización de las tecnologías más avanzadas, metodologías activas, nuevas técnicas pedagógicas, trabajo por proyectos, en equipo y colaborativo, etc. Todo con la pretensión de seguir produciendo la docilidad que el sistema productivo capitalista necesita y a las que hay que supeditar los sistemas educativos. Por eso no, los filantrocapitalistas no pueden permitir que la educación sea concebida como un derecho humano universal que los estados tienen la obligación de garantizar, sino que potencian su consideración como un bien que se compra y se vende en el mercado a los clientes que lo pueden pagar.

Por otro lado, si a la oferta educativa privada, concertada o no, que muchos consideran como la más innovadora dentro del sistema educativo, se le acompaña con la promesa de que así se garantiza una inserción laboral estable y de éxito, el negocio está asegurado. La conexión de este modelo de enseñanza con la Nueva Gestión Empresarial se asienta sobre la necesidad buscar de forma incesante cambios para ser más competitivos y rentables. Ello conlleva el desarrollo en sus trabajadores de la adaptación al cambio, la creatividad, la iniciativa individual, la autonomía, la justificación de la precariedad y la desigualdad, la falsa meritocracia, el desprecio del débil, el individualismo competitivo, el emprendimiento, el trabajo en equipo, la identificación afectiva con las metas de la empresa, el desprecio de la solidaridad y el cuidado del otro, desprecio del conocimiento “inútil” (filosofía, artes, humanidades, etc.) etc.

Esas son las competencias y valores que se han de desarrollar en la escuela para preparar a sus empleados, y ello requiere metodologías innovadoras que a su vez atraigan a esa gente culta capaz de entender que es la única forma de preservar su capital social y cultural. La formulación del proyecto educativo del capitalismo actual está siendo pensada y llevada a la práctica por las grandes corporaciones y sus fundaciones filantrópicas, y sus colaboradores (administración seducida o directamente comprada, y cierta intelectualidad educativa), convertidos en el caballo de Troya de sus intereses. La innovación hegemónica se sitúa hoy dentro del proyecto capitalista de control del conocimiento y los saberes puestos a su servicio. De ahí su creciente interés por la producción de un conocimiento colonizado, una educación manipulada y una cultura ignorante. Su proyecto lleva consigo la desactivación de la capacidad de pensar críticamente y la demolición de cualquier subjetividad libre e interconectada con los procesos emancipadores y con los deseos de un vivir colectivo emancipado.

La renovación pedagógica y la transformación educativa son cuestiones éticas y de sentido. La mayoría de las innovaciones actuales no nos hacen más libres, más inteligentes, ni necesariamente mejores éticamente. Hemos constatado que saber más y tener más información no nos humaniza precisamente. Por eso hemos de saber qué modelo educativo, de persona y de sociedad hay en ellas, qué ideología lo orienta, a qué intereses sirve, quién está detrás de esas propuestas, quién las paga, a quién benefician y, sobre todo, qué finalidad tienen; saber si su objetivo y sentido es el de construir una escuela pública que haga efectivo el derecho de todos a la educación, que eduque en la convivencia fraterna y el compromiso ético y político con una sociedad basada en el respeto a la dignidad y a los derechos humanos, o si su finalidad es la sumisión de la población.

La cuestión actual no es la relación de la educación con la innovación y con la renovación pedagógica, porque ambos conceptos están cargados de significados diferentes y hay intencionalidad de confundirlos.

En el amplio movimiento social de transformación de la educación en nuestro país se abren oportunidades cada día para poder repensar juntos este problema central, que hemos dejado, en el mejor de los casos, en un segundo plano de nuestra reflexión. Algunos lo creemos necesario para poner en cuestión muchas de la propuestas de innovación educativa que solo responden a la concepción más neoliberal del sistema educativo.

Es fundamental profundizar en la relación educación-emancipación, con el apoyo dinámico en el pensamiento crítico y complejo. Cómo hacer más presente hoy la perspectiva emancipadora en los debates educativos, en las investigaciones, en las propuestas renovadoras y en los proyectos educativos, en las metodologías vacías de finalidad y sentido, en la educación a tiempo completo más allá de la educación escolar. Cómo retomar el legado de los grandes pedagogos y pedagogas, de sus pedagogías transformadoras que proponían un sentido emancipador a toda acción educadora. Cuando la educación no es liberadora, cuando no responde a los intereses colectivos y comunes, a los derechos humanos y a la dignidad humana, será pura instrucción, academicismo, información, tecnificación, manipulación, adoctrinamiento o imposición, pero no será educación.

 Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/09/10/la-cara-oculta-de-la-innovacion/

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Los auténticos gurús

Por: Juana M. Sancho

La primera columna del curso 2019-2020, además de resaltar la importancia de la teoría y la práctica, quisiera dedicársela a todos los docentes que construyen cada día el sendero con el alumnado y sus familias, realizando una labor impagable para el presente y futuro de la educación.

En este hemisferio comienza un nuevo curso escolar. Unos lo viven con nostalgia. ¡Se acabó lo bueno! ¡Se acabaron las vacaciones! Otros con entusiasmo. ¡Volveré a ver a mis amigos y amigas! ¡A ese profesor o profesora que tan bien me ha acogido y tanto me ha permitido aprender! ¡Seguiremos investigando y descubriendo mundos! ¡Volveré a ver a mi alumnado que tanto me estimula! Otros con preocupación. ¡Qué aburrimiento! ¡Tantas horas sentados en filas y columnas donde me piden que memorice cosas a las que no encuentro sentido! ¡Y, encima, la selectividad! ¡Otra vez a lidiar con alumnado desmotivado y conflictivo!

Pero lo que sí parece es que la mayoría de nosotros sentimos, aunque sea de distinta manera, la importancia de la educación. De ese derecho (todavía no logrado para todos y cada uno de los niños y jóvenes del planeta) y deber fundamental de poder contar, desde que nacemos, con un entorno que nos proporcione el bienestar y la atención necesarias para poder crecer, aprender y participar con responsabilidad en nuestra sociedad.

En nuestro entorno social contamos con una institución: la Escuela, a la que le hemos adjudicado el papel principal de “educar” y “enseñar” a niños, niñas y jóvenes. Y como vivimos momentos de cambios sociales, económicos, políticos, culturales y tecnológicos, no solo cada vez más acelerados sino más alejados del control y la participación real de los ciudadanos, cada vez somos más los que pensamos en la necesidad imperiosa de revisar, transformar, mejorar el funcionamiento de este poderoso dispositivo. Para que este dispositivo inercial e ideado en otro momento histórico, con otras necesidades y circunstancias, no se convierta en un freno, cuando debería ser un acelerador (piénsese en los importantes porcentajes de abandono y desafección escolar). Y aquí viene el sentido del título de esta columna.

La necesidad de revisar, transformar, mejorar la educación institucional ha llevado, entre otras cosas, a la proliferación de “gurús” (palabra de origen hindú que significa ‘maestro espiritual’, una persona importante que muestra el sendero, originalmente del yoga, y que ahora se ha extendido distintos ámbitos sociales). De ahí que, en el pasado mes de marzo, un colega de la universidad me enviase una lista publicada por la organización Global gurus consistente en siete mujeres y veintitrés hombres, considerados como los treinta mejores gurús del ámbito de la educación. Global gurus es una organización de investigación, que dice financiarse con sus anunciantes en sus sitios de internet y no de los seleccionados como gurús. De los que afirman que no son líderes de la industria, sino personas que apoyan el conocimiento y el desarrollo personal y organizativo a través de charlas, capacitación, libros y medios de comunicación, en distintos campos: liderazgo, gestión, comunicación, ventas, coaching, programación neurolingüística, hospitalidad, marcas, atención al cliente, lenguaje corporal, mercadotecnia en Internet, cultura organizativa, gestión del tiempo, conferenciantes motivadores y empresa emergente (starup). ¡Cada campo tiene su lista de 30 gurús! Parece que guías no nos faltan, pero lo importante es qué pasa en “el sendero”.

En el caso de la educación, la mayoría son o han sido docentes e investigadores mayoritariamente en la universidad y algunos han creado o están vinculados a organizaciones educativas, con más o menos afán de lucro. Todos comparten un interés por la educación y por promover su mejora. Algunos, pocos, son conocidos en nuestro contexto. Pero todos han realizado y realizan aportaciones interesantes que contribuyen a repensar y reimaginar la planificación y la práctica de la educación. De hecho, ojalá algunas de sus aportaciones fuesen más conocidas y consideradas por los diseñadores de las políticas educativas y los educadores.

En el mismo momento en que leí el contenido de las aportaciones de los miembros de la lista, estaba inmersa en el trabajo de campo de un estudio de caso sobre la transformación educativa propiciada por la participación en la Red de Competencias Básicas, en una escuela primaria pública. Una iniciativa de la Consejería de Educación de Cataluña, en la que participan más de 500 centros de primaria y secundaria públicos. Su finalidad es favorecer la transformación y mejora de la educación desde las escuelas e institutos, siendo el profesorado el motor de la iniciativa, a través del aprendizaje cooperativo, la articulación del currículo por proyectos y la evaluación formativa.

Esta actividad de investigación me llevó a compartir bastantes horas con un grupo de docentes en un barrio popular del área metropolitana de Barcelona. En una antigua fábrica, convertida en dos escuelas, que comparten distintos servicios (comedor, patio de recreo, algunos pasillos…) y que, al entrar, producía una sensación de calma y alegría. En una institución que acoge niños y niñas con dificultades de audición, con más del 40% del alumnado es extranjero, con aulas repletas, matrícula viva y una clara escasez de personal. Pero la acogida que nos depararon, la cantidad de momentos de gran calidad educativa a los que tuvimos ocasión de asistir y la actitud de todos los miembros del equipo (incluidos personal de apoyo, conserjes, cocineras), me llevó a pensar que allí, como en muchos otros centros, estaban los auténticos gurús. Los que no solo mostraban el sendero, sino lo construían con alumnado y familias.

No contaban con gran reconocimiento aunque, habiendo sido maestra considero que un abrazo espontáneo de un niño o una niña, o el hecho de que un niño pakistaní aparezca un día en clase sin hablar una palabra de catalán o castellano, y pueda pasar un día en la escuela sin desesperarse, o que algunas familias pregunten cómo pueden contribuir más a la escuela, son algo inenarrable. Ni con ingresos extra y tratamiento de VIP. Pero a medida que lo pensaba, más me convencía de que estas maestras (son la mayoría) y el personal de apoyo, eran los auténticos gurús.

De ahí que al pensar la primera columna del curso 2019-2020, además de resaltar la importancia de la teoría y la práctica, quisiera dedicársela a ellas y a todos los docentes que construyen cada día el sendero con el alumnado y sus familias, realizando una labor impagable para el presente y futuro de la educación.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/09/05/los-autenticos-gurus/

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Cuba y Jamaica consolidan cooperación educativa

Centroamérica/Jamaica/29 Agosto 2019/Prensa Latina

La colaboración entre Cuba y Jamaica se consolida hoy con la llegada aquí de un grupo de educadores de la mayor de Las Antillas que darán clases en centros docentes de la isla caribeña.
Los maestros cubanos impartirán materias relacionadas con las ciencias exactas y naturales, e idioma español, dijeron fuentes diplomáticas.

Ambos países iniciaron la colaboración en la enseñanza general en noviembre de 1997.

Estadísticas del Ministerio de Educación jamaicano indican que cerca de 400 maestros y profesores de Cuba ofrecieron sus servicios aquí desde esa fecha y hasta el 2018.

En lo que va de este año alrededor de 31 mil niños y jóvenes jamaicanos se beneficiaron de la labor educativa de los docentes cubanos.

Educadores de Cuba han prestado servicio en numerosos países, en particular en la batalla contra el analfabetismo.

Para ello La Habana puso a disposición el programa pedagógico Yo, si puedo, por el cual se albatetizaron unos 10 millones de personas en 130 naciones.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=301394&SEO=cuba-y-jamaica-consolidan-cooperacion-educativa
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El instituto que acabó con la segregación

Por: Ivanna Vallespín

El INS Pau Claris deja de ser un gueto, cambiando su método educativo y atrayendo un grupo de familias autóctonas

El instituto Pau Claris de Barcelona, ubicado frente al Arc de Triomf en el distrito de Ciutat Vella, se convirtió a finales de los años 90 en un gueto. Al mismo tiempo que recibía multitud alumnos recién llegados, los autóctonos desaparecían. «Las familias veían la inmigración como un riesgo y muchos optaban por otros centros», admite la directora Mercè Miralles. Cada vez tenían menos estudiantes, así que las vacantes se usaba para la llamada «matrícula viva», esto es, acoger los alumnos que llegaban a medio curso, principalmente inmigrantes, cosa que agudizaba el problema. Tenían hasta 27 nacionalidades diferentes, con predominio de marroquíes, dominicanos y chinos. Desde el año 2000 y hasta hace cuatro cursos, en la mayoría de las clases el 100% era inmigrante, explica el centro.

Otro contratiempo era la movilidad del alumnado. Aseguran que cada curso entre el 30 y el 40% de alumnos era nuevo. «Teníamos mucha movilidad, tanto por los que se iban debido a un cambio de domicilio, como por los que llegaban. Esto hacía que las clases no estuvieran cohesionadas», admite la directora. Y ello se notó en las aulas. «Para los profesores la situación era muy tensionada y había frustración. Veían que su trabajo caía en un saco roto y sentían que lo que habían hecho no servía de nada porque al año siguiente los alumnos eran nuevos y no podían consolidar nada», añade.

Hasta que llegó un momento que dijeron basta. Los primeros cambios se aplicaron en 2005 -pero hasta una década después no se notaron los efectos-, que se basaron en una atención personalizada de los alumnos, el trabajo por proyectos y una redistribución de las clases para permitir el trabajo colaborativo. También apostaron por la digitalización de las aulas. «Nos planteamos los ordenadores como un elemento de equidad, que compensara las diferencias por razón de origen». Aparcados los libros, los profesores empezaron a elaborar los materiales con una visión más interdisciplinar y pensando en la educación por competencias.

Pero hubo un factor clave que propició el cambio y que fue ajeno al centro. Familias de escuelas de la zona, como Pau Vila y Fort Pienc, decidieron darle una oportunidad al instituto y se acercaron para conocer cómo trabajaban. En 2013 familias de cinco escuelas de la zona, también interesadas en luchar contra la segregación, se reunieron en un bar y crearon Amics del Pau Claris. «Teníamos un club de fans», bromea la directora. Y algo importante: estas familias combatieron los rumores negativos que estigmatizaban el centro.

«Acordamos que conocer el instituto estaba bien, pero decidimos que debíamos dar un paso más», explica Oriol Pérez de Tudela, entonces miembro del AMPA del Fort Pienc. Consiguieron la complicidad del Consorcio de Educación, adscribiendo dos escuelas del Eixample al Pau Claris para diversificar el perfil de alumnos. Y un grupo de familias se comprometieron a matricularse en bloque en el instituto. En 2016 lo hicieron 38 alumnos. Ese año el Consorcio no permitió la matrícula viva. Esta oleada dio un giro total a la situación y el porcentaje de alumnado inmigrante cayó al 30% (el barrio tiene un 40% de población extranjera). «El problema de fondo no era tanto la inmigración como la movilidad y la matrícula viva. No puedes asegurar la calidad de la educación si cada semana o cada mes vienen y se van niños», defiende Pérez de Tudela.

Desde entonces el instituto sufre una sobredemanda y han notado una reducción del absentismo, del abandono y de la movilidad. Ahora esperan a que la primera promoción de esta nueva etapa se someta el próximo año a las pruebas diagnósticas de la Generalitat. «Lo que no podremos saber es si la mejora, que ya hemos ido notando, se debe al cambio de método o al nuevo perfil de alumnado», admite la directora. También perciben una mayor interrelación entre los alumnos. «Se juntan según sus afinidades, no según su procedencia», apunta la directora. Oriol Pérez admite que las familias acostumbran a tener prejuicios en cuanto a la inmigración, «pero son fruto del desconocimiento», destaca. Y añade, como beneficio de la mezcla de alumnos, la «educación subliminal» de los niños en el respecto y el reconocimiento del otro, en la igualdad y la convivencia.

Hace años que las familias se movilizan reclamando un reparto más equitativo del alumnado de origen extranjero. Los padres del colegio Fort Pienc que han luchado por reflotar el Pau Claris, también se levantaron contra la decisión de colocar un bolet -un grupo adicional en P3 de forma extraordinaria- en su escuela en 2007. Se quejaban de la falta de espacio en su colegio para acogerlo, mientras otros centros cercanos tenían vacantes. Las familias de las escuelas afectadas se unieron en la lucha y crearon unos vínculos que se reproducirían años más tarde con el Pau Claris.

«Creemos en la escuela como garante de la igualdad de oportunidades y esto se consigue con la mezcla de alumnos. No luchamos porque la escuela de nuestros hijos sea de calidad, sino que miramos todo el sistema y buscamos una mejora global», defiende Roger Martínez, entonces miembro del AMPA de Fort Pienc y uno de los impulsores de la lucha contra la segregación.

Las familias aseguran que «no hay una única solución mágica» para acabar con esta problemática, pero aseguran que lo primero es tomárselo en serio. «El problema es que se ha normalizado la segregación», lamenta Martínez. Mezclar los alumnos de centros cercanos, pero de perfil antagónico, cambiar las zonas escolares para hacerlas más heterogéneas o poner cuotas para igualar la proporción de familias según su nivel formativo son algunas de las propuestas de los padres. Algunas de estas se incluyen en el paquete de 189 medidas del Pacto contra la Segregación Escolar que la Generalitat firmó el pasado marzo.

Fuente: https://elpais.com/ccaa/2019/08/24/catalunya/1566659366_104848.html

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Sudáfrica: Una clase para frenar la epidemia de agresiones sexuales a menores

África/Sudáfrica/29 Agosto 2019/El país

Sudáfrica asiste conmocionada al incremento de la violencia sexual, que afecta como mínimo al 35% de los estudiantes. Un programa escolar trata de atajar la estructura social sobre la que se sustenta

Los alumnos del último curso de secundaria de la escuela Rauwane Sepeng, ubicada en uno de los escasos descansos orográficos que concede el corredor del platino, en el noroeste de Sudáfrica, están calculando la fricción entre dos cubos de cuatro y ocho kilogramos dibujados en la pizarra. Al poco de tocar el timbre, Lydia Ganda deja sus cosas sobre la mesa del profesor. Ella no viene a hablar de física. Ni siquiera de algo que vaya a computar para la media académica. Va a hablar de sexo.

«Antes de iniciar cualquier relación sexual necesitamos consentimiento. Tenemos que preguntar. La respuesta solo puede ser  o No. No hay proceso más correcto que el de preguntar, esperar la respuesta y respetarla», escribe para empezar en la pizarra, donde antes estaban los cubos y las fórmulas matemáticas.

—¿Y si no dice nada, si se queda en silencio? Hay que darle tiempo, se responde Lydia a sí misma.

—A lo mejor quiere decir que sí, interviene un chico sentado en medio de la clase. Es el primero que se aviene a hablar. Su compañera de atrás le da una colleja al escuchar su respuesta. Los demás ríen.

Exacto. El silencio no es consentimiento. Ningún silencio es aceptable. Solo un sí es aceptable, repite Lydia.

Hay más alumnos que quieren participar.

—Muchos chicos piensan que si nos invitan a salir a cenar fuera quiere decir que les tenemos que dar algo a cambio.

¿Acaso no es así?, bromea, o quizá no tanto, otro de los chicos. Es alto y muy delgado. Parece mayor que los demás. Varias alumnas a su alrededor le increpan, tampoco demasiado en serio.

—¿Cómo va a ser así?

—Lo que dices, —vuelve a contestar la trabajadora comunitaria del programa de educación sexual puesto en marcha por Médicos sin Fronteras en Rustenburg—, no deja de ser una coerción, aunque sea psicológica. Porque la coerción no es solo física, la que deja moretones, si también moral, la que no se ve.

—¿Y si yo solo quiero hacer hasta un punto? ¿O si de pronto aparece alguien?

Un sí es solo sí hasta aquí y hoy. No es un permiso para hacer lo que queramos cuando queramos. Tenemos que preguntar a nuestra pareja lo que quiere hacer en cada momento, porque igual solo quiere ir de la mano; o al centro comercial por si aparecen sus padres; o puede que quiera cierta intimidad sexual. Lo importante es que preguntéis y respetéis lo que quiera la otra persona, insiste Lydia. Está hablando para chicos de entre 16 y 18 años.

¿Y si ella piensa que voy muy despacio?, pregunta un chico.

—Lo que tienes es que pedir permiso para pasar a la siguiente fase.

—¿Y si acordamos algo por WhatsApp, pero luego me arrepiento?

Las preguntas fluyen una detrás de otra. Les interesa más que la clase de física

—Siempre vas a tener la posibilidad de echarte para atrás. O de decir sí a la intimidad sexual, pero no a la penetración.

—Pero si decimos que no, después nos van a hacer sentir culpables. O, por ejemplo, si vamos a casa de un chico entiende que vamos a tener sexo.

—Pero no tenéis que hacerlo. Siempre, en cualquier circunstancia tenéis derecho a parar. Si una chica dice “para” —habla ahora para los chicos de la clase— tenéis que parar.

—Y de esto, de sexo, ¿habláis con vuestros padres?

La clase se vuelve a alterar. En el grupito de chicas que ocupa los pupitres junto a la puerta se atropellan unas a otras al hablar. «Con los míos no, cada vez que se menciona algo relacionado con el sexo se vuelven locos». «La mía —dice otra— si se entera empieza a tirar cosas. Amenaza con la zapatilla».

Mientras termina de reír, la primera de las jóvenes, la más menuda de todas, vuelve a tomar la palabra: «Lo importante es que no vamos a ser como nuestros padres. Ellos entienden el sexo de otra manera, pero nosotras cuando seamos adultas vamos a hacerlo de otra forma. Vamos a ser madres más abiertas».

Lydia, que lleva desde 2015 recorriendo una veintena de escuelas de esta región minera de Sudáfrica, no esconde una sonrisa de satisfacción. Una sonrisa que es una pequeña victoria.

«Pase lo que pase, chicas, no os debéis sentir jamás culpables. Acudid al médico o a nosotros para prevenir cualquier enfermedad. Porque sabéis las consecuencias de tener conductas sexuales de riesgo, ¿verdad? No solo que podéis contraer una enfermedad sexual o VIH, sino que también os podéis quedar embarazadas. ¿Sabéis lo que eso supone? Eso también va por vosotros, chicos».

Sus palabras las animan a no tener miedo a informarse en una sociedad en la que estos temas continúan siendo tabú, pero en la que los jóvenes quieren saber y hablar. En un informe realizado por Unicef en 2017, los investigadores concluyeron, por ejemplo, que el 84% de los jóvenes encuestados quería obtener información sobre obtener salud sexual mediante sus teléfonos móviles, si era gratis. No obstante, expresaron dudas sobre si preferirían comunicarse directamente con un profesional por mensaje de texto o llamada de voz. Algunos estaban a favor del anonimato de hablar con un extraño.

Violencia sexual contra menores

En octubre de 2017, la sociedad sudafricana asistía consternada al escándalo por los supuestos abusos sexuales cometidos por un guardia de seguridad en una escuela primaria de Soweto, el histórico barrio al oeste de Johannesburgo. Hasta 87 estudiantes denunciaron haber sido agredidas, incluidas varias violaciones. Un año después, el acusado fue absuelto después de que la Corte Suprema de South Gauteng calificase de burda la cadena de errores cometidos durante la investigación policial.

“Se está produciendo un ataque a gran escala contra la infancia en Sudáfrica. Hay un gran problema en el sistema educativo, familias rotas, niños que crecen huérfanos a consecuencia de la epidemia del VIH y que no reciben la educación que necesitan porque sus padres tampoco la tuvieron… Pero también existe un problema con una policía mal pagada, profesionales sanitarios sin la preparación adecuada y un sistema judicial colapsado. Al final, los niños, que son los más vulnerables, son los que sufren las consecuencias”, resume Christina Rollin, una de las mayores expertas de un país en plena emergencia contra la violencia sexual a menores.

Un estudio publicado por The Lancet alerta de que uno de cada tres estudiantes sudafricanos ha sufrido algún tipo de agresión sexual en su vida y el propio Gobierno reconoció en el Parlamento que hasta el 9,1% de las violaciones denunciadas en el país —ya de por sí con una de las tasas más elevadas del mundo, 70,5 por cada 100.000 habitantes— correspondían a niños de nueve años o menos. Casi siempre, hasta en un 80% de los casos, los responsables son personas cercanas.

Lydia, que lleva desde 2015 recorriendo una veintena de escuelas de esta región minera de Sudáfrica, no esconde una sonrisa de satisfacción. Una sonrisa que es una pequeña victoria.

«Pase lo que pase, chicas, no os debéis sentir jamás culpables. Acudid al médico o a nosotros para prevenir cualquier enfermedad. Porque sabéis las consecuencias de tener conductas sexuales de riesgo, ¿verdad? No solo que podéis contraer una enfermedad sexual o VIH, sino que también os podéis quedar embarazadas. ¿Sabéis lo que eso supone? Eso también va por vosotros, chicos».

Sus palabras las animan a no tener miedo a informarse en una sociedad en la que estos temas continúan siendo tabú, pero en la que los jóvenes quieren saber y hablar. En un informe realizado por Unicef en 2017, los investigadores concluyeron, por ejemplo, que el 84% de los jóvenes encuestados quería obtener información sobre obtener salud sexual mediante sus teléfonos móviles, si era gratis. No obstante, expresaron dudas sobre si preferirían comunicarse directamente con un profesional por mensaje de texto o llamada de voz. Algunos estaban a favor del anonimato de hablar con un extraño.

Violencia sexual contra menores

En octubre de 2017, la sociedad sudafricana asistía consternada al escándalo por los supuestos abusos sexuales cometidos por un guardia de seguridad en una escuela primaria de Soweto, el histórico barrio al oeste de Johannesburgo. Hasta 87 estudiantes denunciaron haber sido agredidas, incluidas varias violaciones. Un año después, el acusado fue absuelto después de que la Corte Suprema de South Gauteng calificase de burda la cadena de errores cometidos durante la investigación policial.

“Se está produciendo un ataque a gran escala contra la infancia en Sudáfrica. Hay un gran problema en el sistema educativo, familias rotas, niños que crecen huérfanos a consecuencia de la epidemia del VIH y que no reciben la educación que necesitan porque sus padres tampoco la tuvieron… Pero también existe un problema con una policía mal pagada, profesionales sanitarios sin la preparación adecuada y un sistema judicial colapsado. Al final, los niños, que son los más vulnerables, son los que sufren las consecuencias”, resume Christina Rollin, una de las mayores expertas de un país en plena emergencia contra la violencia sexual a menores.

Un estudio publicado por The Lancet alerta de que uno de cada tres estudiantes sudafricanos ha sufrido algún tipo de agresión sexual en su vida y el propio Gobierno reconoció en el Parlamento que hasta el 9,1% de las violaciones denunciadas en el país —ya de por sí con una de las tasas más elevadas del mundo, 70,5 por cada 100.000 habitantes— correspondían a niños de nueve años o menos. Casi siempre, hasta en un 80% de los casos, los responsables son personas cercanas.

“En nuestras charlas tenemos que explicarles lo que es normal y lo que no lo es porque muchos menores crecen en entornos sexualizados en los que algunas acciones están implícitas. Crecen viendo a sus tíos u otros familiares tocándolas y pasando sus manos por su cuerpo”, señala Lydia. “Esto”, añade Rollin, “hace que normalicen la situación y los casos de abusos prolongados se alarguen en el tiempo. ¿Quién va a ir a preguntar a otra casa cómo se lavan los dientes si en la tuya siempre se ha hecho así?”.

Esta normalización es lo que más preocupa a los expertos como Christina Rollin. “Cuando la sociedad asume que cada caso”, como la agresión a una joven en un restaurante la capital o la de un niña huérfana de 14 años en la escuela secundaria de Aha-Thuto el pasado junio, “es solo otro caso. Otra violación más”. Es ahí donde anidan las estructuras que sustentan la violencia sexual.

La primera, la de los propios menores, también chicos. “Hay una reacción física en el hombre que hace que, aunque sea agredido, su cuerpo reaccione, lo que provoca que muchos cuestionen su identidad sexual y se culpen a sí mismos por haber disfrutado”. Asumen los abusos como un marco aceptable de comportamiento y lo transmiten al formar su propia familia: “Padres que son padres sin haber aprendido a serlo, sin haber recibido ejemplos adecuados y que vuelcan en sus hijos sus propios problemas (…) Madres, continúa Rollin, que se niegan a creer que esa violencia esté ocurriendo en su casa”.

La segunda, la del propio Estado que esconde el problema para no tener que enfrentarse a su propio espejo. Teniendo en cuenta que apenas uno de cada nueve casos son denunciadosextrapolaciones de investigadores de la Universidad de Ciudad del Cabo elevan la cifra de abusos por encima del 35% del alumnado.

“Muchas mujeres prefieren no denunciar por temor a quedarse sin fuentes de ingresos para ellos y para sus hijos; y por miedo a ser discriminadas por otras mujeres de la comunidad. No debería ser así, las mujeres deberíamos ayudarnos unas a otras, pero la realidad es que todavía son señaladas si denuncian”, apunta Jennifer, la consultora psicológica del centro de salud de Rustenburg. “Que si no vestía de forma adecuada, que si en realidad fue ella la que tentó al hombre”, traduce Lydia.

La tercera estructura, la judicial, también alimenta impunidad. Entre un 40% y un 60% de los casos denunciados son retirados antes de llegar a la Corte y cuando lo hacen suele haber pasado tanto tiempo que se han perdido testigos, pruebas o la propia vida de las víctimas. “Muchas mujeres viven con miedo mientras se instruye el caso porque las amenazan o las agreden de nuevo”, confirma Jennifer.

La justicia va con retraso y al Gobierno no le molesta. Un estudio de Médicos Sin Fronteras (MSF) —que colaboró con la logística para este reportaje— reveló que el 20% de los centros de atención a víctimas de violencia sexual, incluidos los famosos Thuthuzela Care Centers, carecían de medios para realizar pruebas clínicas forenses. “Y un centro incapaz de realizar esos exámenes y de cumplimentar los formularios necesarios”, señalan los investigadores, “obstaculiza la capacidad de los supervivientes para denunciar su caso”.

Al tiempo, cada vez hay menos enfermeras especializadas, tentadas por sueldos más altos en el golfo Pérsico; y muchos médicos evitan involucrarse, en ocasiones por miedo a los perpetradores, en otras por simple hastío en casos de violencia sexual. “Emiten informes diciendo que no habido agresión para no tener que testificar”, asegura Rollin, quien ha participado en más de 300 juicios. Por su clínica Sexual Assault Clinic, a las afueras de Johannesburgo, pasan al mes una docena de casos de víctimas de violencia sexual. “El propio sistema judicial acaba por revictimizarlas al hacerles revivir el trauma hasta cuatro años después de haber ocurrido”.

Tesultado de esta estructura social de abusos normalizados e impunidad judicial es, en palabras de Rollin, una “generación de jóvenes enfadados” que reproducen los modelos de comportamiento en los que son criados. De ahí que en clase de decimosegundo grado haya chicos que entiendan que tienen derecho a tener sexo con una chica solo por invitarla a cenar.

Abusos, enfermedades y embarazos no deseados

Afuera del despacho de atención psicológica hay más sillas vacías que ocupadas. Un grupo de jóvenes trabajadoras del centro de salud aprovechan su descanso matutino para charlar. Ahora están debatiendo acaloradamente sobre el novio que le conviene a una de ellas: “Mi hermana me dice que no salga con un hombre que no tiene coche”.

La llegada de Helena (nombre ficticio para proteger su identidad) interrumpe la conversación. El examen médico no ha encontrado síntomas de agresión, pero sí una enfermedad de transmisión sexual. “Que no se haya detectado nada no quiere decir que no haya habido una agresión. Aquí las fronteras de la coerción son muy finas”, subraya Lydia una vez cerrada la puerta de la consulta. “Por eso vamos a hacer seguimiento de su caso. Va a tener reuniones periódicas con nuestro equipo de trabajadoras comunitarias y con la enfermera. Es con ella con quien suelen sincerarse. Empiezan a hablar y a contarles lo que ha sucedido. Es entonces cuando muchas veces se dan cuenta de que han sufrido una agresión sexual”.

Helena, alumna de la escuela Rauwane Sepeng, fue la única que, tras la charla en el colegio, se acercó a las trabajadoras comunitarias de MSF. Hay días que lo hacen pequeños grupos de jóvenes, casi siempre chicas, y otros en los que no acude nadie. Pero el programa sigue en marcha porque la violencia de género tiene un efecto social devastador: embarazos no deseados en menores, estrés postraumático, enfermedades de transmisión sexual. Hasta el 16% de las infecciones por VIH en mujeres podrían evitarse poniendo freno a la violencia de género. Incluso económicamente es un suicidio para el país, que pierde a causa de la misma entre el 0,9 y el 1,3% de su PIB.

En Rustenburg, uno de esos rincones de Sudáfrica donde impera la violencia como fórmula para la supervivencia, nadie espera que las agresiones sexuales vayan a ser cosa del pasado. No al menos hasta que los estudiantes de Rauwane Sepeng hayan educado a sus hijos en ese otro habitus de las relaciones que están aprendiendo. Mientras, Lydia Ganda tendrá que seguir yendo a sus clases a hablar de lo que es Sí y de lo que es No. Y a recordarle a Helena que tiene que tomar la pastilla que le recetó el médico todos los días. “Todos los días. Acuérdate de que es todos los días”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/08/12/planeta_futuro/1565622828_385287.html

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