Educación y poder constituyente en Chile

Publicado en redclade.org

Por:  Juan González

Artículo presenta un análisis sobre cómo el derecho humano a la educación en Chile ha sido entendido en La Constitución política promulgada en 1980 durante la dictadura de Pinochet y cómo deve ser garantizado en el proceso de construcción de una nueva carta magna (proceso constituyente).

La Constitución política vigente promulgada en 1980 en dictadura (7 años después del golpe donde la elite toma el poder) tiene dos aspectos estructurales que permiten que el sistema educativo se haya puesto al servicio del proyecto político –económico neoliberal.  El primero, relega al Estado a un rol subsidiario respecto los privados.  El Estado pierde su iniciativa  educativa y sólo acude como apoyo y ayuda a otros agentes sociales que son los que impulsan la labor educativa en nuestro territorio: en consecuencia el Estado no garantiza el Derecho a la Educación a las personas.

Lo segundo, instala una determinada concepción de lo que se ha llamado históricamente en Chile la “libertad de enseñanza”. Así se consagra en la Constitución “el derecho de los padres a escoger el establecimiento de enseñanza para sus hijos” y también “el derecho a cualquier ciudadana/o de abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales”. Este doble principio sí está garantizado por el Estado, no así el derecho la educación, que no está garantizado. [1]

Esta “libertad” tiene larga data en Chile, desde finales del siglo XIX. En esos tiempos, la elite terrateniente conservadora y latifundista (quien aliada a la iglesia católica mantenía el control del país) no quería que las escuelas católicas – en ese entonces el 70% de la matrícula aproximadamente – fuera supervisada por el Estado durante los primeros estertores del estado docente en Chile. Tal principio perduró en la siguiente Constitución de 1925 y permitió a la elite cierta autonomía a su labor educativa: de esta forma, el proyecto educativo de la elite seguía disputando conciencias, incluso con fondos del Estado. Sin embargo, como en casi toda Latinoamérica, el sistema educativo público se fortaleció, ya hacia el año 1970 el Estado sostenía directamente aproximadamente el 70% de la matrícula aproximadamente… en crecimiento.[2]

Antes de la Reforma Neoliberal, la educación pública en Chile venía consolidándose, no sólo a través de la gestión del Estado, también a través de las propuestas que las organizaciones sociales (principalmente docentes) que venían construyendo a través de sus luchas. La historia social en Chile muestra como durante el siglo XX sucesivos movimientos de docentes, de estudiantes y trabajadores fueron amalgamando un proyecto educativo popular. Un proyecto pedagógico laico, democrático, comunitario que fue en gran parte recogido por el proyecto de la Escuela Nacional Unificada, reforma educativa que el gobierno  de la Unidad Popular presentaría, junto a un proyecto de reforma constitucional,  en un  fatídico día de septiembre, cuando una oleada de sangre cayó sobre nuestro país. [3]

Con la Constitución del 80 la fórmula quedó a la medida del proyecto educativo religioso – empresarial. Combinó el Estado subsidiario con la libertad de elegir y ofertar, constituyéndose el mercado como patrón de funcionamiento para el sistema educativo chileno.

Sobre la base de la retracción de la iniciativa educativa estatal y la liberalización de una oferta subsidiada se diluyó la educación pública hasta  borrar incluso su significado histórico. En 30 años la matrícula de la educación obligatoria pasó al control de los privados. De un 22 % en 1982 a un 42% en 1990 a casi un 70 % (quizás más) en la actualidad. Durante los gobiernos democráticos el sistema subsidios a la oferta se extendió a la educación superior, la cual está en un 85 % controlada por los privados. Similar proceso se espera ocurra con la creciente cobertura de la educación parvularia.[4]

¿Qué es hoy la educación pública con estos porcentajes de matrícula? ¿Qué sentido de construcción social puede tener? El sentido de la educación, tema tan relevante para pensar la educación que queremos quedó, hace años, en manos de los privados ¿Qué privados son? ¿Representan lo público?  No son organizaciones comunitarias, sociales, menos populares las que gestionan las escuelas en Chile. En los años ochenta muchas de estas escuelas comenzaron a ser gestionadas por pequeños comerciantes que vieron en el “mercado educativo” una oportunidad de negocio. Un mal negocio, que sin recursos, sin alianzas y lo peor de todo sin proyecto, tenía un costo social y humano que muchos ya no quieren sostener.

¿Quién se hace cargo? No ha sido el Estado. La Constitución no lo promueve, ni lo permite.  Se “ha hecho cargo” en gran parte, el empresariado, que a través de fundaciones, corporaciones,  agencias,  programas, donaciones, subsidios y un complejo entramado de  alianzas público-privadas ha imprimido el sello mercantil al sistema educativo en Chile. Tras la retórica de la calidad han manipulado el sentido común de las personas, incluso de los mismos profesores, haciendo que la educación sea desde su propio origen una mercancía más en el proyecto político y económico empresarial. En este proyecto competimos por la educación, requerimos libertad de elección, porque si la educación no se traduce en un mejor empleo, no tiene ya ningún sentido.

El proyecto educativo neoliberal pasó de la pinochetista Constitución al sentido común nacional.  Las sistematizaciones existentes sobre las discusiones constituyentes hechas en los últimos años muestran una realidad compleja. Si bien la educación sigue siendo una amplia demanda ciudadana, la calidad y su gratuidad son la principal demanda mencionada por las asambleas y cabildos sistematizados hasta la fecha. Educación cívica y no sexista aparecen en forma muy secundaria.  Otros temas como la inclusión, la participación, el sentido de la educación, o lo comunitario prácticamente no aparecen. [5]

¿Qué cambio constitucional podría revertir esto? O mejor dicho, ¿es posible pensar una constitución sin un proyecto educativo que se oponga al proyecto de la elite?  No podemos repetir recetas anteriores y debemos apropiarnos del contexto. Para esto es importante cuestionar el norte educativo  del proyecto educativo de la elite. La lucha por la educación debe tener un nuevo Sur.

El “pacto por la paz” que dio origen a este cambio constitucional no tomó en cuenta los tiempos que requiere este proceso. Peor aún, no consideraron el tremendo error que puede significar lanzarse a legitimar un entramado constitucional sin haber avanzado conjuntamente en un proyecto popular anti neoliberal. En el caso de la Educación. el proyecto educativo popular neoliberal debe apostar a sacar a los empresarios y la Iglesia del control de la educación, pero para eso debe poner sobre la mesa un proyecto educativo que  vaya más allá de la calidad y la gratuidad, que portan en si  la reproducción de la competencia como un virus endémico del sistema escolar.

Este proyecto educativo popular para el siglo XXI debe basarse en las luchas de los movimientos sociales, tal como lo hizo el casi triunfante proyecto educativo popular que se fraguó en las luchas del siglo XX. Son las organizaciones de actores educativos, las que no firmaron ningún acuerdo son las que deben dar continuidad a este proceso.  ¿Educación y poder constituyente? El poder constituyente en educación comenzó con el siglo. El 2001 los estudiantes secundarios protagonizaron el mochilazo, el 2006 el pingüinazo[6] y el 2011 abrió un nuevo período de luchas intersectoriales que sacudieron el sentido común neoliberal con la revuelta popular en Octubre del 2019. Este período nos dejó una serie de propuestas[7] sobre las cuales las organizaciones debemos trabajar, difundir y formar (nos) para que, en un lapso más largo que los tiempos que da el pacto convencional, podamos conquistar el sentido común nacional.

Propuestas que hablan de una educación pública garantizada por el Estado, por supuesto que gratuita y de calidad, pero con un proyecto educativo popular, más allá del mercado, con sentido democrático y comunitario. Que permita a las comunidades repensar y construir los sentidos de la educación ante los desafíos del siglo XXI. Solo así podremos ejercer auténticamente poder constituyente, poner freno al desarrollo proyecto educativo de la elite y por fin realmente escribir la historia a nuestra manera.


[1] Más en detalle Folleto N° 1 “LA EDUCACIÓN ANTE EL MOMENTO CONSTITUYENTE -Foro por el Derecho a la Educación Pública ¿Qué dice la actual constitución?

[2] Entre el año 1925 y el año 1973 la Educación Pública aumentó de 500.000 a más de 3 millones de matriculados (Manuel Riesco). Riesco, M. (2007). La necesidad de reconstruir el sistema nacional de educación público desmantelado por la dictadura y la LOCE. Revista Pensamiento Educativo, PUC, 40, 243-261.

[3]  Algunos significados asociados a la Libertad de Enseñanza en la reforma constitucional propuesta por la Unidad Popular el año 1973: “La educación que se imparta a través del sistema nacional será democrática y pluralista, y no tendrá orientación partidaria oficial. Su modificación se realizará también en forma democrática, (…) Los organismos técnicos competentes harán la selección de los textos de estudio sobre la base de concursos a los cuales tendrán acceso todos los educadores idóneos, cualquiera que sea su ideología. Habrá facilidades equitativas para editar y difundir esos textos escolares, y los establecimientos tendrán libertad para elegir los que prefieran. (….)El ingreso y promoción de profesores e investigadores a la carrera académica se hará tomando en cuenta su capacidad y aptitudes. El personal académico es libre para desarrollar las enseñanzas conforme a sus ideas, dentro del deber de ofrecer a sus alumnos la información necesaria sobre las doctrinas y principios diversos y discrepantes. Los estudiantes universitarios tienen derecho a expresar sus propias ideas y a escoger, en cuanto sea posible, la enseñanza y tuición de los profesores que prefieran.

[4] A pesar de la tenaz oposición de las funcionarías de la Junta Nacional de Jardines infantiles, este sistema de subsidios se aprobó pase recientemente en el parlamento para aumentar la cobertura en la educación parvularia.

[5] Unidad Social, Universidad de Chile, Universidad Católica del Norte, Universidad de Tarapacá, Universidad de Tarapacá, Universidad Arturo Prat, Universidad de Santiago, Universidad Tecnológica Metropolitana, Universidad de Valparaíso, Universidad de Concepción, Universidad de La Frontera, Universidad de Los Lagos y Universidad Austral de Chile. (2021). Demandas prioritarias y propuestas para un Chile diferente: sistematización de 1.233 cabildos ciudadanos .disponible en https://doi.org/10.34720/wk9d-dp94 . ver también las sistematizaciones hechas a los encuentros locales autoconvocados realizados en todo Chile el 2016. Un buen artículo sobre el tema es Ihnen, C., Millaleo, S., & Soto, F. (2020). El debate constitucional sobre el derecho a la educación y su impacto en la ciudadanía. Revista de ciencia política (Santiago), 40(3), 699-728.

[6] Pingüinos se les llama en Chile a lxs estudiantes secundarixs.

[7] Para revisar algunas de ellas en la web del Foro por el Derecho a la Educación Pública. Libro:  Una década de luchas y propuestas por el derecho a la educación. Revisar Además documentos de sistematización. Encuentro Nacionales de Actores Educativos 2020-2021 y Folletos para el debate constituyente en la misma web.

Fuente e Imagen: https://redclade.org/noticias/educacion-y-poder-constituyente-en-chile/

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Argentina: Pobreza en aumento en la Argentina y como superarla

Pobreza en aumento en la Argentina y como superarla
Julio C. Gambina
La información a fines de junio 2019 indica que en la Argentina existen 16 millones de pobres para una población de menos de 45 millones de habitantes; entre ellos, unos 3,4 millones de indigentes. Dice el INDEC que el 35,4% de las personas son pobres y los indigentes llegan al 7,7% de las personas. Son datos alarmantes y en ascenso, ya que luego de estas mediciones se produjo la devaluación monetaria en agosto, la que llevó la moneda de 45 a 60 pesos por dólar. Con ello podemos afirmar que el año 2019 terminará con un guarismo mucho más elevado.Entre los menores de 14 años la pobreza alcanza al 52,6%, hipotecando el futuro de esa parte de la población y afectando el desarrollo posible del conjunto de la sociedad. En el ámbito geográfico también se observa el desigual impacto de la pobreza, ya que en el noreste del país (Corrientes, Formosa, Gran Resistencia y Posadas), aparece como territorio de mayor empobrecimiento de todo el país. Según la Encuesta Permanente de Hogares, esa zona tiene un registro del 42,4% de pobreza, y dentro de ello, el Gran Resistencia alcanza al 46,9%.

Vale mencionar que el máximo registro histórico corresponde al 2002 con el 57% de la población bajo la pobreza, reducido al 29% en el 2015, según la propia estadística oficial. La pobreza por ingreso se ha transformado en un fenómeno estructural y se acarrea como tal desde los profundos cambios operados desde la dictadura genocida en 1976, desde donde se vienen afectando las relaciones sociales con algunos periodos de intento de freno al proceso de regresión generalizada que involucra a la expansión de la indigencia y la pobreza.

El objetivo de “pobreza cero” solo fue una consigna electoral para acceder al gobierno en 2015, y las políticas aplicadas contribuyeron al empobrecimiento de la mayoría de la sociedad, retomando los procesos de la dictadura y la década del 90 del siglo pasado. La contracara es la concentración del ingreso y la riqueza en una parte menor de la población, aquellos que están asociados a la lógica dominante de la acumulación de ganancias, capitales y poder. Entre estos, grandes productores y exportadores del agro negocio, la mega minería, los hidrocarburos, la gran industria asociada al mercado mundial y la especulación, la banca, seguros y otros sectores vinculados a la circulación de capitales, incluido la cuantiosa fuga.

Son datos relativos a la pobreza por ingresos, que consolida el fenómeno de la pobreza en términos de necesidades básicas insatisfechas (NBI), medidas oportunamente en las consultas censales.

Disputa por el excedente

Muchos observadores externos se sorprenden sobre los alcances de la pobreza en un país que se presume ser rico en potencialidad, sin asumir la realidad de una desigual estructura económica y social que arrastra una antigua disputa del poder por la apropiación del excedente económico.

En efecto, las disputas remiten al fin de la dominación del bloque en el poder construido en tiempos de la inserción internacional subordinada entre 1870/80 y 1930. Con el golpe de Estado de 1930 se intentó continuar el poder oligárquico asociado al capital externo, principalmente de origen británico, que había surgido en la constitución de la Argentina según la conocemos en la actualidad: integración territorial y capitalización de la Ciudad de Buenos Aires hacia 1880. El Golpe del 30 fue un movimiento preventivo que se sostuvo reiterada y continuamente con golpes protagonizados por las Fuerzas Armadas, siempre con apoyo y trastienda civil, entre ese momento fundacional y el golpe de 1976. La realidad es que no pudieron lograr su objetivo, que apuntaba a una lógica política de dominación coincidente con el poder económico asociado de la burguesía con origen en el monopolio de la propiedad territorial y el capital externo.

¿Cuál fue el problema? La emergencia de una burguesía local, con asiento en la producción industrial por sustitución de importaciones, la que disputó su propio lugar en el bloque en el poder, al tiempo que favoreció un proceso de distribución del ingreso y acceso a diversos derechos económicos sociales de la clase trabajadora. Hubo desarrollo del mercado interno y habilitó el objetivo por un “capitalismo nacional” nunca efectivizado por la ausencia e imposibilidad histórica del sujeto burgués nacional en condiciones de liderar un proyecto de liberación del capital hegemónico, como señalamos, asentado en el poder territorial y el capital externo. Quien sostuvo el proyecto de disputa del excedente fue el “Estado Nacional”. Hay que recordar en ese sentido el papel del Estado capitalista en la Argentina con el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, IAPI, un mecanismo de trasferencia vía política de Estado, para transferir renta agraria para la construcción de la política industrial en la década entre 1946 y 1955. Pero también la construcción del Banco Central en 1935 y luego las nacionalizaciones de los depósitos en los años 1946 y 1973, mecanismos de orientación del crédito vía redescuentos estatales para una estrategia de desarrollo. Aludimos al Estado como espacio de disputa del poder, por ende, del excedente económico.

Un dato socio político remite a la expansión de la clase trabajadora, su lucha y su organización en ese tiempo, poniendo límites al bloque de clases en el poder, incluso animando procesos de lucha más allá del capitalismo. Se destaca en ese sentido la fuerte acumulación de poder popular, anticapitalista y antiimperialista entre 1969 y 1975, lo que motiva la reacción de 1975/6 con terrorismo para militar y para-policial, y luego el golpe genocida en 1976.

Por eso, los golpes de Estado intentaron ser mecanismos de restauración del orden tradicional previamente existente a la emergencia de la burguesía local surgida a principios del Siglo XX.

Desde un enfoque estructural, con el gobierno Macri (2015-2019) se intentó recuperar un proceso de dominación de ese bloque en el poder de viejo cuño, antes de los cambios políticos que supuso el ascenso al gobierno del radicalismo (1916) y más aún, luego del peronismo (1945). El Partido Militar tuvo como función histórica restaurar el tradicional “orden normal”, y por eso con Macri se generalizó que el problema de la Argentina remite a los últimos 70 años, es decir, el tiempo que media entre el primer peronismo (1945) y el acceso al gobierno del PRO-Cambiemos (2015). Por primera vez se restauraba el orden con consenso social electoral. Vale mencionar que la resistencia popular en estos años generó las condiciones de la acumulación política para el masivo voto de rechazo el 11/08/2019 en las PASO al gobierno macrista.

El experimento de restauración del orden liberal histórico por vía electoral fracasó, pero deja un saldo lamentable en las condiciones socio económicas de la mayoría de la población. La inflación y la recesión empujan a más personas a la pobreza, al desempleo y a peores condiciones de vida. Si se quiere buscar el objetivo buscado, la respuesta está en la pretensión de subordinar y disciplinar al movimiento obrero y popular. Se trata de un objetivo que buscaron los golpes de Estado y que ahora pretendieron por vía electoral, como en los años 90 del siglo pasado. La organización y lucha del pueblo argentino, aun con debilidades y fragmentaciones resulta un escollo infranqueable para las clases dominantes en el poder. Lo que se sostiene es la disputa del excedente y renovadas búsquedas políticas de entronización en el gobierno del poder económico, un proceso que habilita una nueva etapa desde diciembre próximo.

El problema es el capitalismo

Se trata de un problema irresoluble en el marco del capitalismo. Mientras el objetivo siga siendo la búsqueda del imposible aliento al “capitalismo nacional”, la disputa por el excedente tendrá por un lado a los restauradores del “orden tradicional”, que ya no acuden a los tradicionales golpes, sino a mecanismos de manipulación de la conciencia social, medios de comunicación y redes sociales como instrumentos privilegiados, pero sobre todo a una cultura neoliberal sustentada en el individualismo y el consumismo. Lo que existe es una disputa en el poder, entre quienes disputan la dominación del bloque en el poder, tarea mediatizada en la política por los instrumentos que otorguen estabilidad al régimen económico y político. En estos tiempos, sin viabilidad del Partido Militar, lo que se disputa es cual partido se transforma en el instrumento adecuado del orden capitalista, que coloque en coincidencia al poder económico con el político y por eso, recrean el discurso del ajuste y las reformas estructurales contenidas en el acuerdo con el FMI.

Resulta imprescindible para el bloque socio político popular disputar el orden del capital y transitar con otra perspectiva, como señalan en Bolivia: “un tránsito desde el capitalismo a la sociedad del vivir bien”, o como intentan en Cuba hacia el socialismo, incluso con sus formulaciones especificas desde Venezuela por el “socialismo del Siglo XXI” y que la dominación capitalista desde Washington intenta ahogar con bloqueos muy agresivos y genocidas contra ambos procesos.

La pobreza argentina solo podrá ser superada si el rumbo económico, social, político y cultural trasciende la crítica al neoliberalismo explícito del macrismo y sus acuerdos con el FMI y se propone ir más allá y en contra del capitalismo. De lo contrario asistiremos a políticas compensatorias, tal como viene ocurriendo desde el Plan Jefes y Jefas de Hogar desde 2002, siempre en expansión, sin resolver la cuestión de fondo, al tiempo que intentan contener la conflictividad.

El gobierno no logra la reelección porque las protestas sociales generaron la masa social suficiente para la derrota electoral, lograda sobre la base de una recomposición de la hegemonía lograda desde la unidad del peronismo en una alianza más amplia, que ahora intenta trasladarse a unidades orgánicas del movimiento de trabajadores, entre quienes protagonizaron la unidad de acción contra las políticas de ajuste y el sindicalismo tradicional. No resulta mecánico que la unidad política para vencer electoralmente a Macri resulte ejemplo de unidad sindical o social detrás de la CGT, que fue desafiada desde los comienzos de los 90 por la experiencia de la CTA, que más allá de sus divisiones en el presente, sus postulados por un nuevo sindicalismo siguen en pie. Se sustenta la propuesta junto a una dinámica política de pacto social, luego de años de retroceso relativo entre los ingresos de las trabajadoras y los trabajadores con relación a los ingresos del capital concentrado. El punto de partida consolida las diferencias acumuladas en este periodo de transferencias regresivas desde la mayoría de la población a una minoría altamente concentrada y extranjerizada.

Sin afectar intereses de la dominación estructural del funcionamiento del capitalismo en la Argentina no hay solución en la coyuntura al tema de la pobreza, ni se resuelven las contradicciones históricamente acumuladas en el capitalismo local y que se manifiestan en la disputa del excedente. La inflación, además de otros fenómenos, como el monetario, es una manifestación de la disputa del poder económico entre los pocos en capacidad de establecer precios, mediados por el Estado y su política, claro está; y entre ellos y el conjunto de la sociedad. Las soluciones no ocurrirán mientras el límite sea la gobernabilidad del orden del capital y resulta imprescindible apuntar a una unidad popular que pueda disputar el excedente y el poder, en contra y más allá del capitalismo.

Autor: Julio C. Gambina

 

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Vídeo: Salvador Allende y el golpe de Estado de 1973

Por wikipedia.org

El golpe de Estado en Chile del 11 de septiembre de 1973 fue una acción militar llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de Chile conformadas por la Armada, la Fuerza Aérea y el Ejército, para derrocar al presidente socialista Salvador Allende y al gobierno izquierdista de la Unidad Popular.

Salvador Allende asumió en 1970 como presidente de Chile, siendo el primer político de orientación marxista en el mundo que accedió al poder a través de elecciones generales en un Estado de Derecho.4​ Su gobierno, de marcado carácter reformista, se caracterizó por una creciente polarización política en la sociedad y una dura crisis económica que desembocó en una fuerte convulsión social.

La posibilidad de ejecutar un golpe de Estado contra el gobierno de Allende existió incluso antes de su elección. El gobierno de Estados Unidos, dirigido por el presidente Richard Nixon y su secretario de Estado Henry Kissinger, influyeron decisivamente en grupos opositores a Allende, financiando y apoyando activamente la realización de un golpe de Estado.125n 1n 2​ Dentro de estas acciones se encuentran el asesinato del general René Schneider y el Tanquetazo, una sublevación militar el 29 de junio de 1973.

Tras el Tanquetazo, grupos dentro de la Armada de Chile planearon derrocar al gobierno,6​ al que posteriormente se sumaron los altos mandos de la Fuerza Aérea y grupos dentro de Carabineros. Días antes de la fecha planificada para la acción militar, se sumó Augusto Pinochetcomandante en jefe del Ejército. En la mañana del 11 de septiembre de 1973, las cúpulas de las Fuerzas Armadas y de Orden lograron rápidamente controlar gran parte del país y exigieron la renuncia inmediata de Salvador Allende, quien se refugió en el Palacio de La Moneda. Tras el bombardeo de la sede presidencial, Allende se suicidó y la resistencia en el Palacio fue neutralizada.

El golpe de Estado marcó el fin del gobierno de la Unidad Popular, que fue seguida por el establecimiento de una junta militarliderada por Pinochet. Chile, que hasta ese entonces se mantenía como una de las democracias más estables en América Latina,[cita requerida] entró en una dictadura militar que se extendió hasta 1990. Durante este periodo, fueron cometidas sistemáticas violaciones a los derechos humanos,78​ se limitó la libertad de expresión, se suprimieron los partidos políticos y el Congreso Nacional fue disuelto.

Fuente de la reseña: https://es.wikipedia.org/wiki/Golpe_de_Estado_en_Chile_de_1973

 

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Presentan libro de hija de Allende fallecida en Cuba

Por: Prensa Latina/13-10-2017
Tati Allende. Una revolucionaria olvidada, es el título del libro que rinde homenaje a la hija del presidente Salvador Allende, que se convirtió en un vínculo directo entre Chile y Cuba.
El texto, obra del historiador Marco Alvarez, ilustrado con algunas fotos de la agencia Prensa Latina, aborda pasajes de quien aún embarazada de siete meses, acompañó a su padre hasta el mismo día del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973.

Médico cirujana, salió del Palacio de La Moneda junto a su hermana, en la actualidad senadora Isabel Allende, por orden de su padre y junto a otras mujeres. Nunca se perdonó haber acatado la exigencia del entonces mandatario.

Radicada en Cuba, dio a luz a su primer hijo en La Habana, Alejandro Salvador Allende, y una segunda hija con un diplomático cubano, Maya Fernández, en estos momentos diputada en Chile.

Beatriz Allende Bussi, Tati como la llamaban cariñosamente, tuvo una intensa vida revolucionaria y de hecho era considerada la más cercana de las hijas de su padre, quien le encomendó antes de fallecer reorganizar a la izquierda chilena.

Aparecía en los pasajes más importantes de la historia reciente; la más leal colaboradora de su padre durante su gobierno de la Unidad Popular. En ese camino me pregunté por qué nadie se ha centrado en recuperar su historia, comentó Alvarez.

El autor subrayó su interés en dar a conocer facetas de la trayectoria de Tati, ‘la hija guerrillera de Allende’, militante del Partido Socialista y cercana al Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR).

Precisamente el historiador andaba en busca de datos sobre el asesinado líder del MIR, Miguel Enríquez, por la dictadura de Augusto Pinochet, cuando se tropezó con detalles que le llamaron la atención sobre Beatriz Allende.

Alvarez comentó que ‘la Tati fue socialista pero también medio mirista, medio guevarista, medio allendista. Nadie sospechaba que ella caminara por todos esos senderos, porque le era natural’.

Desolada y deprimida por lo ocurrido a su padre y otros miembros de su familia, Beatriz Allende se suicidó en La Habana el 11 de octubre de 1977 con apenas 34 años de edad.

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