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Tendencias de las políticas educativas en Centroamérica

Centroamérica / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Luis Armando González / Fuente: Radio La Primerisima

Imitando a las universidades privadas y a las escuelas de administración de las empresas estadounidenses en particular, los burócratas y los políticos de Gran Bretaña y de la Europa continental han adoptado una jerga empresarial que recuerda a la neolengua orwelliana para la gestión universitaria modelaba según el patrón de una corporación empresarial; y los más triste de todo, con ello respaldan la lógica de los resultados y logros rápidos”

Zygmunt Baumann y Leonidas Donskis, Ceguera moral. La pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida.

No cabe duda que los conceptos científicos, particularmente los muy extensos, sí ayudan a cambiar las ideas extracientíficas”.

Thomas Kunh, La tensión esencial.

Introducción

Se ofrecen aquí algunas hipótesis y orientaciones metodológicas generales en torno a las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica. La indagación acerca de las tendencias de las políticas educativas en la región exige el examen, como punto de partida, del contexto económico en el cual se gestaron las políticas educativas vigentes en la actualidad, lo mismo que el estudio del paradigma economicista del cual se nutrieron los gestores de aquéllas.

La hipotesis general que se propone en estas páginas es que lo específico de las reformas y políticas educativas de los años ochenta y noventa es su carácter fuertememente economicista, no sólo por su finalidad –hacer de la educación un soporte del modelo económico terciarizado que despuntaba en el marco de la globalización neoliberal—, sino por su filosofía educativa –una filosofía educativa inspirada en conceptos, hábitos y valores de cuño economicista neoliberal— y por sus consecuencias –dar pie a una privatización y mercantilización de la educación que debilitó extraordinariamente la educación pública.

Se trata, obviamente, de un planteamiento polémico. Pero en ningún ámbito como en el educativo es necesaria la polémica y el debate, especialmente cuando las fallas saltan a la vista. Hemos dado demasiadas cosas por supuestas en educación; por ejemplo, que hay conceptos, creencias y valores que deben aceptarse sin hacerse cuestión de ellos. Nada más contrario a la educación que la aceptación acrítica de lo dado. El acomodamiento a las modas educativas se ha convertido en cómplice de burocracias que, trabajando en función de un capitalismo rentista1, han convertido en dogmas educativos “respetables” lo que no son si no nociones tomadas de un economicismo, muy cuestionable desde criterios científicos y éticos, que se han integrado en un “constructivismo” igualmente débil en sus fundamentos filosóficos2.

Comenzamos, pues, con un planteamiento acerca de la necesidad de reflexionar sobre las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica, para luego hacer una valoración sobre la relación entre reformas económicas neoliberales, economicismo neoclásico y educación. Cerramos en el documento con discusión acerca de las tendencias que se pueden identificar, en estos momentos, en las políticas educativas en la región.

  1. La necesidad de reflexionar sobre tendencias de las políticas educativas en Centroamérica

 

En el momento actual, el examen de las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica se impone como una necesidad imperiosa. Los modelos educativos implementados después de la salida de las crisis y conflictos de los años ochenta han revelado, a estas alturas, severas deficiencias no tanto en cobertura, sino en la calidad de la educación3en todos sus niveles. Es evidente, en algunos países, la debilidad de la educación en los ámbitos científicos y técnicos, pero también en sus fundamentos filosóficos, éticos y humanistas. Lo mismo que es evidente el deterioro de la profesión docente, comenzando con una formación inicial docente poco sólida, hasta llegar a procesos de formación continua sumamente laxos y fuertememente orientados hacia un didactismo al que le es ajena la reflexión crítica sobre los dinámicas sustantivas de la realidad natural y social.

En algunos países, esas deficiencias han sido analizadas (o lo están siendo) de forma sistemática, y se han impulsado (o se están impulsando) cambios en orden a corregir sus fallas más significativas, por ejemplo en la formación docente4, en los contenidos y metodologías curriculares, y en el acceso a las tecnologías de la información y comunicación.

En otras naciones, reconociendo algunas falencias en los modelos educativos vigentes, los diagnósticos no son todo lo sistemáticos y realistas que debieran, y en consecuencia se introducen mejoras, según criterios de ensayo y error, que no tocan lo medular de aquéllos. En estas últimas naciones, hace falta una reflexión crítica sobre el conjunto de los procesos educativos y la lógica que los gobierna; hace falta una valoración –y no sólo un análisis— de los cambios educativos5, y las políticas a que los mismos dieron lugar, fraguados en los años ochenta y noventa, a la luz de su impacto no sólo en la calidad de la educación, sino también en la dinámica cultural y social.

Como quiera que sea, lo que no se puede negar es que las reformas educativas (y las políticas educativas) realizadas y ejecutadas en la era del postconflicto regional están siendo puestas en cuestión desde diferentes flancos y con distinta profundidad en cada una de las naciones centroamericanas.

Hay un importante debate educativo, ahogado muchas veces por otros debates –por ejemplo, el suscitado por la violencia y la inseguridad—, del cual se están generando diagnósticos, planteamientos críticos y propuestas de acción que, cabe esperar –no sin una gran dosis de optimismo—, den lugar a una reforma educativa (y las políticas educativas pertinentes) de nuevo calado, que permita superar lo que es para muchos una crisis educativa de enormes proporciones en países como El Salvador, Guatemala y Honduras.

2. Transformación económica y reforma educativa

Así las cosas, preguntarse por las tendencias de las políticas educativas en la región centroamericana supone, ante todo, reflexionar sobre las características de los modelos educativos que se diseñaron e implementaron al calor de la gran transformación económica inciada, con variantes nacionales, a finales de los años ochenta y principios de los noventa6, y que, consolidada como un modelo de acumulación centrado en la apertura comercial, la liberalización de los mercados financieros y el turismo –con una extraordinaria dependencia de las remesas y las maquilas en el caso salvadoreño7—, subordinó a sus necesidades el quehacer educativo, impregnándolo de una lógica privatizadora y mercantil.

La tesis de la mercantilización de la educación –que no sólo se escucha en Centroamérica8—es incomprensible sin hacerse cargo, por un lado, de la redefinición de los modelos económicos tradicionales –centrados en la agricultura y la industria— a partir de las exigencias de la terciarización de los aparatos económicos impulsada en el marco, y según los criterios y reglas, del neoliberalismo9. Y, por otro, de la ofensiva economicista de los años ochenta y noventa que permeó no sólo el quehacer económico y político, sino el conjunto de las prácticas, hábitos y creencias populares.

2.1. El economicismo de las reformas y las políticas educativas

El paradigma neoliberal10, con sus nociones del éxito fácil, consumismo, privatización, individualismo, acumulación, rendimiento, emprendedurismo, competencia…, y toda la gama de conceptos, palabras, creencias y estilos de comportamiento que son propias de ese paradigma se introdujeron con fuerza inusitada en la vida social y cultural (no sólo económica y política), impactando con particular eficacia el quehacer educativo en prácticamente todos sus componentes y niveles.

La tesis de la ofensiva de la economía neoclásica de los años ochenta sobre las ciencias sociales, planteada por Adam Przeworski11, se debe extender al pensamiento y a las prácticas educativas: la educación cayó en las redes de un economicismo de cuño neoliberal –del que por cierto aún no sale— no sólo por la lógica de rentabilidad que la terminó por caracterizar, sino por la “contaminación” de la filosofía de la educación (fines de la educación, contenidos curriculares, metodologías y didácticas de enseñanza, conceptos y valores educativos) de nociones, objetivos, propósitos y aspiraciones provenientes de la concepción económica que se erigió en dominante a lo largo de las décadas de los años ochenta y noventa.

Quizá el concepto de mayor influencia educativa desde los años noventa sea el de “competencia”, cuya carga economicista es indiscutible, como también es indiscutible el modo cómo intelectuales de las más diversa procedencia, incluidos figuras de izquierda, le han rendido un culto que ha resultado, en algunos contextos, verdaderamente vergonzoso. Una de las deudas pendientes del pensamiento crítico latinoamericano es el examen riguroso de la visión educativa sustentada en el “enfoque por competencias”, sus supuestos filosóficos y sus repercusiones en la educación.

Es un enfoque que no sólo se ha naturalizado, sino que se ha convertido en criterio de validación del ejercicio docente en todos los niveles del sistema educativo. Asimismo, el “enfoque por compencias” se ha convertido en un mecanismo para excluir del sistema a quienes o no lo conocen o se resisten al mismo por considerarlo insuficiente para apuntalar un proceso educativo sólido en lo congnoscitivo y éticamemente comprometido con la solución de los problemas sociales, económicos y culturales más graves.

En virtud de las exigencias planteadas por la transformación de los aparatos económicos y por el predominio creciente del paradigma neoliberal en el pensamiento social, político y cultural, en los años ochenta y noventa, se impulsaron reformas educativas encaminadas a articular de mejor manera el quehacer educativo con el modelo económico emergente.

El estudio a fondo de cada experiencia nacional seguramente arrojará modulaciones a la afirmación anotada; pero cabe sospechar que, en términos generales, se la pueda seguir sosteniendo como criterio de interpretación de la lógica de fondo de las políticas educativas emanadas de las reformas realizadas –a veces de forma abierta, como en el caso de El Salvador en los años 1996-1997, y a veces sin anunciarlas como tales— en el contexto, por un lado, de la transformación económica de los años ochenta y noventa, y, por otro, de la hegemonía del paradigma económico neoliberal.

2.2. La lógica neoliberal en la educación: la experiencia salvadoreña

En general, en los años noventa, la lógica neoliberal se impuso no sólo en el ámbito de la economía, sino también en el conjunto de la vida social y cultural. ¿En qué consiste esa lógica?

a) En la sujeción de las prácticas sociales a las reglas del mercado, con la subsiguiente mercantilización de la vida social. O sea, en virtud de esa sujeción, todo queda convertido en una mercancía que puede ser comprada o vendida.

b) En la privatización de todo, es decir, la conversión de bienes y prácticas sociales en propiedades individual o corporativa. La consecuencia de ello es que, por un lado, todo debe tener dueño y, por otro, los bienes públicos tienden a desparecer, siendo sometidos a una proceso de privatización.

El caso de El Salvador es extremo en el predominio de este espíritu privatizador en la vida social: desde el fin de la guerra civil (1992) ha sido indetenible la práctica de convertir en espacios privados espacios públicos (como calles, avenidas, pasajes, parques y zonas verdes) que, de la noche a la mañana, aparecen con verjas y portones por decisión de grupos de vecinos que habitan en las inmediaciones de los mismos12.

c) El debilitamiento del Estado, al cual se le van restando no sólo capacidades económicas, sino responsabilidades sociales, que precisamente se descargan en cada individuo del cual depende su propio bienestar y su propia seguridad13. En virtud de la lógica neoliberal, cada individuo es dueño de su destino, mismo que depende de lo que le haya tocado en suerte en esa rueda de la fortuna que es el mercado. Es problema de cada cual resolver las dificultades y trampas que la vida le depare, aunque estas sean generadas por un ordenamiento económico excluyente y empobrecedor.

d) La desaparición del ciudadano y el surgimiento del consumidor. El primero tiene derechos y deberes; el segundo capacidad o incapacidad de comprar o de vender algo. Si no tiene capacidad de compra, queda fuera del mercado y de los bienes que el mercado ofrece. Si tiene capacidad de compra, tiene “derechos de consumidor”: puede consumir las mercancías que se le ofrezcan y puede reclamar si las mismas no tienen la calidad debida o fallan en algún aspecto.

e) Consumismo extremo: el neoliberalismo alienta una cultura de consumir para llevar una vida fácil, ligera, cómoda, light,  sin más límite que la capacidad de compra al crédito o al contado. Si se paga un precio por un bien o un servicio, la idea es que el “cliente” gane en disfrute y en comodidad. Es un consumismo que, alentado por una cultura de marcas, atenta contra la ciudadanía, tal como lo hizo notar Naomi Klein en su libro No logo. El poder de las marcas14.

¿Cómo operó esta lógica en El Salvador, en el plano educativo?

En el caso de El Salvador, en los años noventa se realizó una proceso de reforma educativa inserto en el esquema neoliberal. Los gestores de esta reforma buscaron poner al sistema educativo en función de un modelo económico terciarizado y maquilero, y lo hicieron imbuidos, consciente o inconscientemente, del paradigma económico neoclásico. Para realizarla, había que formular una filosofía educativa que marcara el horizonte de la reforma que se estaba impulsando.

Esta nueva filosofía educativa –que se empapó del economicisimo predominante—, se caracterizó  por lo siguiente:

  1. El cambio del docente formador (del profesor) al docente facilitador, lo cual se hizo a partir de una “crítica” aparentemente sólida a las debilidades del docente tradicional. Junto con un rechazo a la educación bancaria y memorística (no se dudó en recurrir a Paulo Freire para sostener esta crítica), se desvirtuó el rigor, esfuerzo y disciplina intrínsecos a cualquier proceso de conocimiento (científico, literario o filosófico), cayendo en un facilismo poco propicio para el cultivo de las destrezas intelectuales superiores. La arremetida contra la “memorización” lo fue en contra de uno de los fundamentos de la identidad individual y colectiva: la capacidad de recordar. También se puso en jaque esa conquista humana sin la cual no hay educación: la palabra dicha y la palabra escuchada, la palabra escrita y la palabra leída (en una pizarra o en un libro). El diálogo socrático, pilar esencial de cualquier proceso educativo, fue ahogado por el practicismo didáctico y el uso de recursos tecnológicos en los cuales al profesor sólo le correspondía ocupar el lugar de “facilitador”15.
  2. La potenciación de la didáctica en detrimento de los contenidos cognoscitivos y críticos, bajo el supuesto de que había que orientar la educación hacia la práctica, o como se dice en la jerga didactista prevaleciente hacia el “saber hacer”, el “saber aprender” y el “aprender a aprender”. Se cayó en un “didactismo” de graves consecuencias para la educación, pues en virtud del mismo se dejaron de lado contenidos científicos, literarios y filosóficos sustantivos, lo mismo que se ahogó la reflexión crítica sobre la realidad y el compromiso con un conocimiento orientado a su transformación.

 

  1. El énfasis en hacer de la educación un proceso “suave”, “amigable”, light, en el que todos pueden construir el conocimiento en igualdad, pues nadie sabe más –y el facilitador menos que nadie—. Esta visión de la educación se nutrió de (y a su vez reforzó) la cultura de la globalización16 que se impuso con contudencia a lo largo de los años noventa y primeros años del 2000. Este trasiego de conceptos, valores, creencias, aspiraciones y hábitos desde la cultura globalizada hacia la educación, y viceversa, es algo a lo que no se le ha dado la debida atención, pero que reclama un examen detallado.

 

 

  1. Los estudiantes y sus padres, madres o tutores vistos como clientes, como consumidores individuales de bienes educativos, que les servirían para su éxito individual. Obviamente, ello dependiendo de su capacidad de pago, pues cada cual recibe la educación que pueda comprar.

 

  1. La implantación, como creencia compartida socialmente, de la que la educación que se paga (privada) es mejor que la gratuita (pública), y que entre más costosa es la mensualidad de mayor calidad y prestigio es la educación recibida. No sólo se introdujo una tajante separación entre la educación pública y privada, sin igualdad posible entre ambas en prestigio y reconocimiento social, sino una jerarquía entre las instituciones privadas, de la más cara a la más barata, y una competencia entre ellas por asegurarse las clientelas estudiantiles que hicieran rentable el negocio educativo.

 

 

  1. El deterioro de la educación pública que, de ser el principal foco de la educación en el pasado, se convirtió en el espacio para quienes no podían tener un lugar en el mercado educativo, es decir, para quienes no podían comprar los servicios ofrecidos por las empresas educativas privadas. Se dio por descontado que quienes no pudieran acceder a estas últimas no podrían presumir jamás de la educación recibida en las instituciones públicas, pues haber estudiado en ellas no sólo revelaba su situación de precariedad socio-económica (o sea, su condición de “perdedores”), sino la imposibilidad de salir de ella por no haber accedido a los conocimientos y habilidades –y también las relaciones y prestigio que dan las instituciones caras— que se requieren para triunfar en el mercado.

 

El deterioro de la infraestructura escolar pública, el descuido de la formación profesional docente, el ahogo presupuestario y la presión gremial en torno a demandas económicas, reforzaron en el imaginario social la idea de la inferioridad de la educación pública respecto de la privada, reforzando las ansias de las familias por buscar a toda costa alejarse de la posibilidad de enviar a sus hijos e hijas a escuelas públicas. Son los sectores medios los que más eco han hecho de esta visión, creyendo con los ojos cerrados que el éxito en la vida de sus hijos e hijas está en función de la inversión realizada en las colegiaturas escolares.

 

Se cayó en un círculo vicioso, del cual no sólo ha salido perdiendo la educación pública, sino la educación en general: el mito de que la educación privada es de calidad, y la pública no, ha impedido caer en la cuenta de que la primera, pese a las cuotas altas y a los lujos y comodidades en sus edificios, no ha escapado al empobrecimiento científico, filosófico y ético de la educación.

 

Antes bien, la educación privada ha sido una de sus generadoras, pues el facilismo, la falta de rigor académico y la implantación de valores consumistas, competitivos y poco críticos, han emanado de quienes la han auspiciado. Y lo que es peor, la visión educativa privada y privatizadora contagió el quehacer de la escuela pública, que no sólo fue vista y entendida como un instrumento que debe estar al servicio del mercado, sino que asumió, además de sus conceptos, palabras, creencias y hábitos, sus propósitos: en primer lugar, forjar consumidores y clientes de las empresas establecidas; y, en segundo lugar, crear una mano de obra lista para integrarse a las empresas que así lo demandaran en el marco de la transformación económica de los años noventa (maquilas, call center, comercio, servicios financieros).

2.3. Educación y economía: la particularidad del cambio educativo de los años ochenta y noventa

La subordinación de los sistemas educativos a las exigencias de los aparatos económicos no es un invento de los promotores de las reformas económicas neoliberales17. El modelo agroexportador dio pie a un quehacer educativo que le era funcional, y lo mismo sucedió con el modelo agroindustrial18. Desde las materias y las carrerras técnicas profesionales, pasando por los contenidos curriculares, hasta el calendario escolar y académico, no se entienden sin hacer referencia a los modelos económicos vigentes o emergentes en cada época histórica particular.

Sin embargo, lo singular de las reformas educativas y las políticas educativas de los años ochenta y noventa es su filosofía y orientación marcadamente economicista, lo cual las distingue de otros procesos de cambio educativo en los que los propósitos económicos coexistían e incluso se subordinaban a propósitos políticos e incluso culturales y religiosos.

Se trata, en las reformas y políticas educativas de los años ochenta y noventa, de un proceso de cambio educactivo no sólo orientado casi exclusivamente por objetivos económicos, sino embuido de un paradigma economicista que, como se dijo arriba, ha contaminado el quehacer educativo de una manera extraordinaria. Hablamos, pues, de reformas y políticas educativas de carácter economicista en sus objetivos, en su conceptualización y en su ejecución. Esa es la gran novedad del cambio educativo de los años noventa, respecto de otras reformas y transformaciones edicativas del pasado.

Es decir, en el pasado de la educación en Centroamérica, si bien es cierto que ella tenía un eje que la subordinaba a los aparatos económicos prevalecientes o emergentes, también tenía anclajes en exigencias políticas y culturales emanadas de los grupos de poder, especialmente en la línea asegurar la sumisión a la autoridad y el mantenimiento del orden establecido, que muy probablemente tenían la primacía respecto de las exigencias económicas.

Parte del éxito del economicismo y el mercantilismo predominantes es hacernos creer que han existido en todos los tiempos y lugares, con lo cual logran imponerse como algo “natural”.

El análisis histórico nos enseña que, si bien nuestro tiempo es fuertemente economicista y mercantilista, en otras épocas fueron otros los paradigmas (creencias, nociones, valores y aspiraciones) que prevalecieron. Se trató de paradigmas políticos y culturales en los que la nación, la patria, el orden, la autoridad y las jerarquías sociales eran lo esencial, y la educación bebió de ellos y se puso en función de sus objetivos.

Hasta las transformaciones economicas de los años ochenta y noventa, y la hegemonía creciente del economicismo y el mercantilismo en la cultura colectiva –incompresibles sin la globalización neoliberal y su cultura—, fueron otras las matrices conceptuales (no economicistas, no mercantilistas y no privatizadoras) y otros los objetivos (no principalmente o exclusivamente económicos) que sustentaron las reformas y las políticas educativas19.

De tal suerte que sin entender los fines (casi) exclusivamente económicos y el predominio del paradigma neoliberal en las reformas y políticas económicas de los años ochenta y noventa no se las pueda explicar a cabalidad en su singularidad y novedad. Tampoco se podrán entender los efectos negativos que ello ha tenido no sólo en la calidad de la educación, sino en la integración social y cultural. Al convertir a la educación en instrumento expreso de un modelo económico emergente, el economicismo y el mercantilismo vulneraron su anclaje social, cultural y político, erosionando sus capacidades como mecanismo de integración.

3. Reflexión final: el estudio de las tendencias de las políticas educativas

En síntesis, es ineludible el examen a fondo de la dinámica económica prevaleciente o emergente en una época determinada para entender las políticas educativas, lo mismo que los procesos de reforma educativa.

Y ello porque, en general, los sistemas educativos se han configurado históricamente a partir de un anclaje con los modelos económicos prevalecientes, lo cual es particularmente evidente en el contexto de la emergencia y consolidación de los modelos económicos de carácter neoliberal y globalizado.

Así, en el caso de las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica es de rigor analizar, como punto de partida, el contexto económico de las reformas educativas de las que emanaron las políticas educativas vigentes en la actualidad. Y, a partir de este análisis, se debe hacer el esfuerzo por vislumbrar las dinámicas futuras de la educación en la región centroamericana.

También es ineludible el examen de los paradigmas predominantes (económicos, políticos, culturales) pues las matrices conceptuales –la filosofía educativa— de las reformas y las políticas educativas se nutren de ellos, lo mismo que sus fines y objetivos fundamentales. Así, es imposible entender a cabalidad las políticas educativas operantes en el presente sin hacerse cargo del predominio del paradigma neoliberal y del modo cómo este contaminó la filosofía de la educación que sostiene las políticas educativas vigentes.

¿Cuáles són, pues, las dinámicas de las políticas educativas de cara al futuro en Centroamérica? O sea, ¿cuáles son las tendencias de las políticas educativas en la región?

Para responder a esa pregunta se debe reconocer, ante todo, la existencia de un incipiente replanteamiento de los modelos económicos establecidos, los cuales han comenzado a revelar algunas de sus fisuras más profundas. Tanto del lado de determinados grupos empresariales como del lado de determinados actores políticos (de distinta filiación ideológica) se hace patente la preocupación por los límites de unos modelos económicos estancados productivamente, dado su anclaje en los servicios financieros, el comercio, el turismo, las maquilas y las remesas.

La crisis financiera de 2007-200820 sacó a relucir, de manera dramática, la inviabilidad de unas economías que descansan en la intensificación del consumo de servicios financieros, sin atender a la inversión productiva y a la innovación científica y tecnológica.

Hay grupos empresariales que han comenzado a presionar a los gobiernos para apuntalar un giro educativo que posicione, como algo central del quehacer educativo, a la ciencia y a la tecnología. Aquí, de nueva cuenta, lo que predomina es la visión economicista de la educación, tanto por los objetivos que se buscan con ella como por las matrices conceptuales que deben orientarla. En el caso de El Salvador, el modelo económico terciarizado está en crisis y las formas emergentes de actividad económica que vislumbran algunos de los grupos de poder exigen un replanteamiento de la educación, en función de una nueva agenda económica21.

Desde la derecha política vinculada a los grupos empresariales emergentes se suele respaldar esta demanda de una reforma educativa que se traduzca en una potenciación, desde la educación, del giro económico que aquéllos están promoviendo. En algunas instituciones educativas privadas, creadas expresamente para articularse con el aparato económico predominante, ya se realizan las adecuaciones pertinentes para dar respuesta a estas nuevas demandas empresariales.

Por su parte, la educación pública no sólo está sometida a la tensión que le provocan esa demandas, a las que de alguna manera intenta dar respuesta, sino que también está sometida a otras tensiones surgidas de objetivos que, desde una visión política de izquierda o de centro izquierda, se le imponen ahí donde las derechas políticas no gobiernan (o temporalmente dejaron de hacerlo).

Es decir, los gobiernos progresistas de la región, sin romper totalmente con el marco de políticas educativas fraguadas en los años ochenta y noventa –y sin renunciar a responder, desde los sistemas educativos, a las demandas de los grupos empresariales emergentes— han intentado generar enfoques, marcos conceptuales, objetivos y políticas educativas de un carácter distinto al de los vigentes, pero sin romper totalmente con ellos.

Entre los aspectos novedosos de estos enfoques, marcos conceptuales, objetivos y políticas destacan la apuesta por la inclusividad educativa; la visión de que la educación debe estar en función de la humanización y dignificación de niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres, y no en función de un modelo económico o de la reproducción de relaciones sociales y políticas de desigualdad; la idea de que el conocimiento científico (y sus implicaciones tecnológica) es esencial en el proceso educativo, pero que este es incompleto sin los saberes humanísticos y sin una ética de compromiso por parte de alumnos, profesores y padres de familia; la exigencia de apuntalar, desde la educación, los derechos humanos, la democracia y la participación ciudadana; la preocupación por articular al sistema educativo con las dinámicas de integración social y cultural22; y por último, el cultivo de un saber comprometido con la solución de los graves problemas de la realidad nacional. Como se ve, se trata de una visión de la educación no sólo distinta, sino contraria a la fraguada al calor de las reformas económicas neoliberales y del predominio del paradigma economicista.

Lo que sucede es que se trata de una visión de la educación que no ha sido traducida en un conjunto de reformas que las conviertan en un cuerpo de políticas educativas que le cambien el rostro a los sistemas educativos establecidos. Éstos, en lo fundamental, siguen operando según el marco de políticas fraguadas en las reformas educativas de los años ochenta y noventa.

De lo anterior, se pueden identificar tres grandes tendencias en las políticas educativas en Centroamérica: a) la primera es la de la continuidad de las políticas diseñadas en los años ochenta y noventa; b) la segunda, la del diseño e implementación de nuevas políticas educativas, coherentes con la filosofía y objetivos de las vigentes, pero orientadas a potenciar las áreas científico-técnicas, a tono con la emergencia de dinámicas empresariales vinculadas a la producción y no a los servicios; y c) una tercera, que apunta a un conjunto de acciones animadas por una nueva visión de la educación –no economicista, sino humanista, crítica y con sólidos fundamentos científicos, filosóficos y éticos— que pueden dar lugar una reforma educativa de envergadura, con el subsiguiente cuerpo de políticas educativas que le de viabilidad. Esta última tendencia está fuertemente condicionada por la contituidad de las gestiones de gobiernos progresistas que son las que han promovido cambios educativos desde una nueva visión de la educación.

Estas tres tendencias, al estar presentes en los sistemas educativos en estos momentos, tesionan a los ministerios de educación de la región. Por supuesto que el carácter de cada una de ellas es distinto en cada nación, lo cual depende de, al menos, estos factores: a) la manera como se concretó la reforma económica neoliberal y se instauró el modelo económico nacido de ella en cada país; b) la irradiación del paradigma economicista en el quehacer educativo; c) la forma cómo desde las reformas y las políticas educativas se encararon las dos dinámicas anteriores; d) las tradiciones institucionales y educativas propias de cada nación; e) la naturaleza de los gobiernos que administraron las reformas económicas y las reformas educativas de los años ochenta y noventa (y las políticas educativas surgidas de estas últimas); f) los movimientos docentes y su resistencia –o su no resistencia— a las reformas educativas de carácter neoliberal; y g) la naturaleza de los gobiernos que en el presente tienen que hacer frente, por un lado, al deterioro de los aparatos económicos terciarizados, por otro, a las deficiencias educativas (calidad de la educación, debilidades en la formación docente inicial y en servicio, deterioro de la infraestructura) y, por últlimo, a la erosión de la convivencia social no sólo por razones de inseguridad y violencia, sino por desigualdades socio-económicas de larga data.

Sin duda alguna, el estudio de cada uno de los casos nacionales enriquecerá, con evidencia firme, lo que aquí se ha esbozado de forma sumamente genérica. Como resultado de ello, seguramente contaremos con elementos de juicio más fundamentados para defender y proponer una reforma educativa de envergura (de la cual emanen las políticas educativas correspondientes), en la cual los sistemas educativos de la región –anclados en el cultivo de un conocimiento científico y filosófico, crítico y emancipador—, se pongan en función de la dignidad, bienestar y felicidad de sus ciudadanos.

San Salvador, 13 de octubre de 2017

Texto de la ponencia para el “Primer Congreso latinoamericano y del Caribe sobre metodologías para el análisis de reformas y políticas educativas”, realizado en Xalapa, Veracruz (México), del miércoles 29 de noviembre al sábado 2 de Diciembre del 2017.

1 L. A. González, “Capitalismo rentista”. En https://www.alainet.org/es/articulo/186841

2 L. A. González, “Educador: ¿facilitador o problemarizador?” En Educación, conocimiento y emancipación. San Salvador, EDIPRO, 2014.

3 L. A. González, “Una reflexión sobre la calidad de la educación”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/columnistas/una-reflexion-sobre-la-calidad-de-la-educacion

4 Por ejemplo, en El Salvador desde 2009, con el gobierno de Mauricio Funes, se inició un trabajo de largo aliento en la potenciación de la formación docente, efuerzo que ha continuado a partir de 2014, con el triunfo electoral de Salvador Sánchez Cerén. No se ha resuelto en este país el gran desafío de contar con una institución formadora de docentes de carácter público, pese que el tema ha estado presente desde 2011, cuando se ensayó la creación de la Escuela Superior de Maestros, proyecto que por diversas razones no prosperó. Una nueva iniciativa, en la misma dirección, es la creación del Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD) que, cabe esperar, prospere en la dirección deseada.

5 Fueran calificados esos cambios o no como “reformas educativas”.

6 Cfr., E. Ganuza, R. Paes de Barrios, L. Taylor, R. Vos (Eds.), Liberalización, desigualdad y pobreza: América Latina y el Caribe en los 90. Buenos Aires, Eudeba, PNUD, CEPAL, 2001; L. A. González, “Exclusión versus inclusión: democratizaciòn y reforma económica cen Centroamérica”. En Sociedad y política. Reflexiones desde El Salvador.San Salvador, UDB, 2015, pp. 210-227.

7 Cfr., L. A. González, “El círculo vicioso de las remesas”. ECA, No. 684, 2005, pp. 997-999.

8 Cfr., Cfr., L. A. González, “El problema del mercantilismo de la educaciób superior”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/opinion/tribuna/el-problema-del-mercantilismo-en-la-educacion-superior

9 Cfr., N. Klein, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Buenos Aires, Paidós, 2007.

10 Cfr., L.A. González, “Globalización y neoliberalismo”. ECA, 1999,pp. 53-67.

11 Cfr., Adam Przeworski, “Marxismo y elección racional”. https://es.scribd.com/document/206479827/Marxismo-y-eleccio-n-racional-Przeworski-docx

12 Cfr., L. A. González, “Defensa de los espacios públicos”. https://www.alainet.org/es/articulo/185223

13 Cfr., L. A. González “Responsabilidades del Estado ante la sociedad”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/opinion/columnistas/responsabilidades-del-estado-ante-la-sociedad

14 Barcelona, Paidós, 2001.

15 Cfr., L. A. González, “Educador ¿faciltador o problematizador?”.http://abacoenred.mayfirst.org/wp-content/uploads/2015/10/educador_-_facilitador_o_problematizador.pdf

16 Cfr., L. A. González, “Implicaciones culturales de la globalización”. ECA, No. 703-704, 2007, pp. 377-396.

17 L. A. González, “Educación y modelo económico”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/columnistas/educacion-y-modelo-economico

19 Incluso en als reformas impulsadas al calor de los proceso de industrialización por sustitución de importaciones, de los años 50 y 60, del siglo XX, los objetivos económicos, con todo y ser esenciales, no fueron los únicos, pues estuvieron acompañados de propósitos políticos y culturales (por ejemplo, a los objetivos de la modernización autoriraria de los gobiernos militares salvadoreños de la época).

20 L. A. González, “Crisis financiera muncial: su impacto social y político en Centroamérica”. En Sociedad y política…, pp. 228-257.

21 L. A. González, “Educación y modelo económico”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/columnistas/educacion-y-modelo-economico

22 L.A. González, “Cultura, educación e integración social en El Salvador”. San Salvador, CENICSH, Cuaderno de Trabajo, No. 1, junio de 2009.

Fuente del Artículo:

http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/7406

Fuente de la Imagen:

https://es.slideshare.net/icefi/segunda-sesin-gasto-pblico

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La educación universitaria a precio asequible está en riesgo en Puerto Rico luego del huracán

Centro América/Puerto Rico/02 Diciembre 2017/Fuente: Global voices

Muchos después de los huracanes Irma y María devastaron Puerto Rico en septiembre de 2017, la única institución pública de educación superior en el archipiélago soportaba una tormenta propia: austeridad. Y ahora, algunos están haciendo sonar la alarma de estos desastres naturales han dado a las autoridades una excusa para impulsar medidas más draconianas en la Universidad de Puerto Rico.

Puerto Rico es un territorio estadounidense que actualmente enfrenta el peso de una deuda de US$74,000 millones, y US$49,000 millones en pensiones, que son producto de una recesión de décadas, emisiones y comercialización ilegales de bonos y un paraíso fiscal demasiado publicitado. El marco jurídico que hizo posibles estas prácticas y estableció que Puerto es una excepción al código tributario estadounidense fue promulgado por el Congreso estadounidense. Esto ha hecho que muchos afirmen que la deuda de Puerto Rico es inherentemente colonial.

Para enfrentar la crisis financiera de Puerto Rico, los legisladores estadounidenses aprobaron la legislación llamada PROMESA, que, entre otras cosas, creó una junta supervisora no elegida y un proceso para reestructurar la deuda. El presidente Barack Obama firmó la ley en junio de 2016, y así la Junta de Supervisión Fiscal se impuso en Puerto Rico –casi sin escuchar la opinión de los puertorriqueños que, a pesar de ser ciudadanos estadounidenses, no tienen representación electoral en el Congreso de Estados Unidos y no pueden votar en las elecciones presidenciales.

La acción de la Junta de Supervisión Fiscal se ha caracterizado por la austeridad, y la Universidad de Puerto Rico (UPR) figura entre las instituciones públicas señaladas para fuertes recortes presupuestales, eliminación y consolidación de campus y programas académicos, aumento de las cuotas y reducción de nóminas — recomendaciones que la administración de la UPR y el gobierno local tienen intenciones de seguir. Con rumores en torno a la privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico (PREPA), surgió el temor de la UPR podría ir en esa misma dirección.

Sin embargo, una parte considerable del cuerpo estudiantil y profesorado de la UPR se resistían a estas medidas; una huelga estudiantil que duró dos meses este año es un ejemplo de esta lucha.

El huracán ‘allanó el camino para que terminaran implementando sus planes’

Fue entonces que los huracanes Irma y María azotaron el archipiélago con una fuerza tremenda, y los 11 campus de la UPR sufrieron daños considerables. Luego del huracán María, la UPR evaluó más de $118 millones de pérdidas en todo el sistema; UPR-Humacao se registró como el campus más afectado por la devastación, pues estuvo más cerca a la zona por el cual el ojo del huracán entró a Puerto Rico. Entre los huracanes Irma y María, todos los campuses quedaron cerrados casi un mes y hasta cinco semanas en algunos casos.

Antes de que la UPR decidiera reabrir sus campus, varias universidades en Estados Unidos, como la Universidad Tulane y Brown University, y también universidades privadas en Puerto Rico, iniciaron programas de ayuda por el huracán, y ofrecieron a los estudiantes la oportunidad de continuar su semestre académico y estudios. Cuando la UPR reabrió finalmente, los campus seguían llenos de hongos, con cortes de electricidad, servicio de agua no potable, bibliotecas y centros de investigación cerrados y aulas y espacio públicos afectados.

Esta combinación de fuerzas podría representar un problema para la UPR: podría perder una parte significativa de su cuerpo estudiantil, y podría poner a la UPR en mayor riesgo de caer víctima de los la periodista canadienese Naomi Klein llama la doctrina del shock: una “táctica brutal de usar la desorientación pública luego de un shock colectivo […] para impulsar medidas radicales a favor de las corporaciones”. Profesores como Maritza Stanchich de UPR-Río Piedras, expresó en Facebook:

OJO, mientras tal vez para algunos esto es bien intencionado, iniciativas de ofrecer a los estudiantes en zonas afectadas por el huracán colegiaturas como si fueran locales en estados como Florida también podría incentivar agitaciones futuras al estilo de doctrina del shock en UPR. Después de todo, Tulane no estaba en el mismo bote, por así decirlo, antes de Katrina. Entiendo el impulso positivo de estas iniciativas estudiantiles, pero creo que sería ingenuo pensar que no se podía utilizar de manera nefasto para la UPR. [Nota del editor: esta es una publicación de Facebook del 29 de septiembre, y desde entonces ha tenido muchos intercambios.

La UPR se encontró en una situación desfavorable. Podría decidir no continuar con el semestre porque la recuperación adecuada tomaría tiempo, y ver que una parte de su cuerpo estudiantil se va a universidades en Estados Unidos y a universidades privadas en la misma isla. O podría decidir reabrir (como ocurrió), pero ver que una parte de sus estudiantes se van de todas maneras, por el hecho de que la universidad no ha sido rehabilitatada adecuadamente.

Pero en opinión de muchos estudiantes y personal, los huracanes solamente exacerbaron la situación La UPR ya tenía problemas por años de administraciones corruptas e ineptas y la crisis de la deuda, como señala Verónica del Mar, estudiante de UPR-Río Piedras:

Este semestre no estoy matriculada en la universidad. Así que no me toca regresar el lunes. Pero las leo, los escucho y me siento angustiada, triste, nerviosa, pero sobretodo me siento encabroná, porque si estuviese matriculá me tocaría elegir entre trabajar o estudiar. Entre comer o coger guagua. Probablemente estaría planificando con alguna corilla cuál será el refugio con agua y el mejor espacio pa descansar y poder ir a “estudiar”. Pienso en las posibilidades y me encabrono más. El Gobierno y la administración universitaria tienen excusas demás pa continuar privatizando la UPR y el acceso a la educación. El paso del huracán María les abrió el camino pa terminar de implementar sus planes. Cerrar recintos, aumentar costos de estudio, disminuir ayudas económicas, dejar perder edificios y residencias para estudiantes, en fin, que la UPR sea pa quienes puedan pagarla.

‘Se aprovechan del momento trágico’

Recientemente, la junta directiva de la UPR dio instrucciones de que todos los decanos debían revisar todos los programas académicos con la intención de reducir sustancialmente la cantidad de créditos requeridos, y presentar alternativas curriculares para ofrecer programas de estudio de dos años (grado de asociado).

En UPR-Mayagüez, donde el rector fue rápido en implementar la resolución de la junta, al profesor Jorge Schmidt y a muchos otros miembros de la facultad les preocupó que la decisión prioriza beneficio sobre excelencia acadámica, y debilitaría el rol de la UPR como principal centro académico y de investigación:

Se aprovechan del momento trágico que vive el país para neutralizar la posible oposición a sus medidas anti-académicas que pretenden convertir a la UPR en un centro de adiestramiento para empleos técnicos.

La UPR es la única institución pública de educación superior en Puerto Rico. Un total del 46.1% de la población vive por debajo de la línea de pobreza (y la cifras aumentarán luego del huracán María), y la accesibilidad económica ya es un problema para muchos que estudian o quieren asistir a la Universidad de Puerto Rico. Si la UPR se privatiza, un considerable sector de la población encontraría que ya no tiene acceso a una educación que pueden pagar en el archipiélago.

Fuente: https://es.globalvoices.org/2017/11/28/la-educacion-universitaria-a-precio-asequible-esta-en-riesgo-en-puerto-rico-luego-del-huracan/

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México: La innovación y la investigación son parte de la educación

México / 19 de noviembre de 2017 / Autor: Nelly Toche / Fuente: El Economista

Buscan visibilizar las ideas más disruptivas del continente y conectar a sus creadores con expertos en emprendimiento e innovación

Hoy 35 jóvenes se suman a los más de 220 innovadores y emprendedores premiados a través del proyecto Innovators Under 35, por primera vez en su versión Latinoamérica con sede en México se da la oportunidad de visibilizar las ideas más disruptivas del continente y conectar a sus creadores con los expertos nacionales e internacionales más destacados en emprendimiento e innovación.

Uno de los ejemplos es Barbarita Lara de Chile, quien fue una de las ganadoras en la Categoría Inventores con su proyecto Sistema de Información de Emergencia (Sie).

Aunque los sistemas de comunicación se han convertido en una herramienta importante e incluso indispensable para las sociedades actuales, en casos de crisis y desastres naturales tienden a fallar, este es un punto clave cuando  la información rápida, precisa  y fiable, es fundamental para salvar vidas.

Esto México lo ha comprobado recientemente y lo tiene más presente y aprendido que nunca, pero lugares como Chile comparten estos mismos fenómenos,  “Generalmente tenemos dos desastres naturales potentes al año, en el 2010 yo viví mi primer terremoto, este afecto prácticamente el 80% de las comunicaciones y nos paralizó a todos, simplemente nadie sabía qué hacer y no estábamos preparados”.

En respuesta a sistemas de información ineficientes en escenarios de crisis es que Barbarita imaginó un sistema capaz de enviar datos codificados  con información sobre el suceso a smartphones.

Hoy esto es una realidad. “Si se pudo ganar una guerra solamente utilizando el código morse, encriptando información, codificándola y mandándola, ¿por qué no podemos utilizar esto para el bien de las personas?”, dijo en entrevista.

“Está reconocido que la radio es el método más seguro para no perder contacto con la información en catástrofes, lo que nosotros hacemos es encriptar la información en audio en alta frecuencia, (inaudible para el oído humano), con los mensajes enviados por las vías formales (generalmente el gobierno), después lo metemos en la misa señal de radio, cuya infraestructura ya existe en la mayoría de los países, para que se pueda decodificar y en cualquier lugar donde pueda llegar la radio tú puedes recibir los mensajes con tu celular o un ordenador que previamente tenga descargada la aplicación pero sin necesidad de conexión a internet o una red telefónica,”.

Las universidades privadas en México asumen un nuevo papel

Innovators Under 35 es un proyecto organizado por MIT Technology Review en español (publicación del Instituto Tecnológico de Massachusetts) y vio aliados importantes en la Universidad Panamericana y Opinno para realizar la versión Latinoamericana.

Sobre esta alianza, José Antonio Lozano Díez, rector general de la UP e Ipade, explicó que en México las universidades privadas son relativamente nuevas, las de mayor prestigio tienen alrededor de 50 años de existencia y durante muchos años el enfoque para estas instituciones fue simplemente formar buenos profesionistas y ahí terminaba la labor, “hoy las universidades privadas entendemos que somos corresponsales del desarrollo del país y que no podemos vivir de espaldas a lo que sucede fuera de las aulas”.

Dijo que esto se junta con una necesidad de innovación innata de las nuevas generaciones, pues ellos ven en la tecnología una solución de futuro y eso los apasiona, además son generaciones más colaborativas y eso genera un ambiente idóneo para la investigación e innovación.

Prueba de ello es que alumnos de la UP y del MIT en el verano del 2018 colocarán dos micro satélites en el espacio, “que sucediera eso con alumnos de una universidad privada, pequeña y mexicana, parecía un sueño pero ya se está consiguiendo porque la tecnología nos está permitiendo esas cosas, por ello podríamos hablar de un nuevo momento para las universidades en México”.

Y más allá, indicó Lozano, “si conseguimos que la cuádruple hélice se forme bien como modelo colaborativo (universidades, empresas, gobierno y sociedad) vamos a conseguir que México en los próximos años sea potencia en innovación”.

Por su parte Alvar Sáenz Otero, director del laboratorio de Sistemas Espaciales del MIT, aseguró en entrevista que afortunadamente y separado del ambiente político, en el mundo académico las alianzas siguen trabajando en encontrar las áreas comunes de investigación, “siento que en las últimas décadas el área académica ha sobrepasado las barreras políticas”.

Específicamente en el área de investigación aeroespacial, dijo que no hay una barrera internacional, la barrera que existe es económica, pero eso es a nivel de cualquier nación, “yo desde el MIT trabajo mucho en conseguir fondos, es mi parte como director y a los estudiantes utilizarlo bien, por ello las alianzas complementan esos fondos que probablemente no llegarían por un solo lado”.

Agregó que, por ejemplo, que existiera una Agencia Espacial Mexicana, fue un punto importante de referencia para saber que podían voltear a México y que podía existir investigación en esta área, “la semilla es importante, en este caso fue la AEM y de ahí aunque la agencia no ha crecido tanto, lo que sí ha crecido es el querer investigar y eso es muy importante”.

En ese sentido, dijo que las universidades privadas ya están empujando también la investigación, esto no pasa todavía en todo el mundo, pero nosotros nos dimos cuenta de ello aquí; es un cambio importante de pocos años, que bueno que se dieron cuenta que la innovación y la investigación es parte de la educación, por eso el MIT ya tiene claro que se puede acercar a esta (la UP) y a otras instituciones privadas en México y generar alianzas importantes.

Fuente de la Noticia:

https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/La-innovacion-y-la-investigacion-son-parte-de-la-educacion–20171116-0094.html

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Universidades privadas son cada día más importantes en China, según informe

Asia/China/21 Octubre 2017/Fuente: spanish.xinhuanet

China tenía 417 universidades privadas hasta mayo de 2016, cifra que supone más del 30 por ciento de todas las universidades del país, de acuerdo con un informe dado a conocer este miércoles por el Ministerio de Educación.

Las universidades privadas, que antes eran consideradas un suplemento de la educación superior pública del país, se han convertido en una parte importante del mismo.

El informe mostró que el incremento de la inversión en las universidades privadas ha mejorado la calidad de su educación.

Los estudiantes tuvieron acceso a un equipamiento de investigación científica per cápita valorado en 4.863,3 yuanes en 2010, cifra que subió a 5.760,3 yuanes en 2015. Los profesores con licenciatura de maestría o doctorado aumentaron del 47, 8 por ciento en 2010 al 62,7 por ciento en 2015, indica el documento.

De acuerdo con un funcionario de Educación, todavía existen problemas en la educación privada, ya que muchas de las universidades privadas han experimentado una caída de inscripciones, y carecen de facultades relevantes y planificación sistemática.

El informe es el primero en su tipo que registra las universidades privadas en China.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2017-10/18/c_136689553.htm

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El Salvador: Experto latinoamericano insta a evitar que educación se vuelva una mercancía

El Salvador / 8 de octubre de 2017  / Autor: EFE – San Salvador / Fuente: El Diario

El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, Javier Mendoza Rojas, dijo hoy en El Salvador que es preciso evitar que la educación superior se vuelva una mercancía, a la que solo puedan acceder las minorías con mayores recursos.

El mexicano fue parte de un grupo de ponentes que este viernes brindaron una conferencia denominada «Financiamiento público de la educación superior y la investigación: la situación actual, más allá de la crisis financiera».

Esta actividad se realizó en el marco de la Cumbre Académica y del Conocimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE), que se realiza en la capital de El Salvador.

Durante su intervención, Rojas aseguró que «el financiamiento de la educación superior y de la investigación ha sido durante las últimas décadas uno de los principales temas en la agenda de las universidades latinoamericanas y esto ha estado vinculado con la relevancia que han adquirido los modelos de financiamiento».

Señaló que en América Latina se observa una tendencia de un aumento en centros educativos superiores privados debido a la falta o recorte de presupuesto que han sufrido las universidad estatales, como en el caso de México, que para 2018 recortará el financiamiento a la educación pública.

Comentó que esta situación empuja a que la educación superior se vuelva una mercancía, a la que solo podrán acceder las personas que tengan un cierto nivel económico que les permita costearse su formación profesional.

El experto consideró que «es fundamental, más allá de las crisis económicas de los países, defender el financiamiento público de la educación superior, que los Estados se reposiciones con políticas que ayuden a contrarrestar los problemas económicos y garantizar una educación gratuita».

Agregó que es prudente que los Estados latinoamericanos se unan en defensa de una educación superior pública y en la creación de sistemas de financiación que garanticen educación superior a las mayorías.

En la Cumbre Académica y del Conocimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE) participan estudiantes, investigadores y profesores de Latinoamérica y Europa.

El encuentro se estableció como reunión previa a la Cumbre Celac-UE que estaba prevista para los días 26 y 27 de octubre en El Salvador, pero quedó aplazada para fechas no definidas, debido a la crisis política que vive Venezuela y que causó desacuerdos entre los mandatarios de las naciones Latinoamericanas.

Fuente de la Noticia:

http://www.eldiario.es/politica/Experto-latinoamericano-evitar-educacion-mercancia_0_694331635.html

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Una movilización en defensa de la educación pública

Por: Julián de Zubiría

¿Por qué estamos enviando a los ‘pilos’ principalmente a las universidades privadas, si las públicas son más baratas para el Estado y tienen mayor calidad? Estos son los argumentos para marchar este 4 de octubre.

Hay una triste y preocupante realidad en la educación colombiana: si tomamos como punto de partida el año 2000, fecha en la cual el Icfes elaboró las pruebas para evaluar la consolidación de las competencias en la educación básica, la brecha entre los estudiantes de los colegios privados y de los colegios oficiales viene en aumento. Esta es mayor aún si la comparación se hace entre colegios oficiales rurales y privados. Si involucramos el grado noveno, la brecha es todavía más elevada que en quinto y, si se hace al culminar la educación media, sigue creciendo. Esto significa que, hasta el momento, en Colombia la educación oficial básica y media no está cumpliendo la función para la cual se diseñó: disminuir las brechas y fortalecer la movilidad social.

Todavía es tan baja la calidad de la educación oficial ofrecida, que no logramos impulsar el ascenso social de la población menos favorecida. Los niños y jóvenes, modifican muy poco sus estructuras profundas durante su tránsito por la escuela; debido a ello, casi no aprehenden a pensar, leer, escribir o comunicarse. Esto significa, ni más ni menos, que, contrario a lo que se dice con tanta frecuencia, el sistema educativo colombiano no solo no reduce, sino que está aumentando la inequidad social. Es decir que quien ingresa a la educación oficial, tiene menos probabilidades de ascender socialmente que quien lo hace en el sector privado. Sabiendo esto, es muy común que los docentes oficiales matriculen a sus hijos en la educación privada.

Dado lo anterior, necesitaríamos un aumento significativo en la inversión y medidas pedagógicas más estructurales en selección, evaluación y formación de docentes, en educación inicial y en currículo, entre otros, para comenzar a revertir la tendencia que se evidenció en el país en las dos últimas décadas en lo que tiene que ver con el aumento de la inequidad en educación. Para poder sacar a la gente de la pobreza con la educación, tendremos que sacar previamente a la educación oficial de la pobreza pedagógica y financiera en la que la tenemos. Con la educación oficial actual, no lo lograremos.

El Ministerio de Educación Nacional (MEN) ha hecho todo lo posible por ocultar y matizar la información anterior, pero la realidad es abrumadora: la educación oficial básica, hoy por hoy, no logra favorecer el ascenso social, ya que es de muy baja calidad. La situación es especialmente grave para la educación oficial rural. Cada vez los niños campesinos están más lejos de lo alcanzado en lectura, competencias y razonamiento numérico por parte de los niños que viven en las ciudades.

Sin embargo, la situación descrita se revierte por completo cuando revisamos el proceso en la universidad. Lo anterior lo podemos comprender desde que utilizamos las pruebas Saber Once al culminar la educación media y Saber Pro, al culminar la educación superior. La diferencia entre estos dos resultados es lo que permite estimar el valor agregado por la universidad. Hoy, ambas pruebas están emparejadas y por ello podemos afirmar que de dos universidades que alcancen el mismo Saber Pro, tendrá mayor valor agregado, aquella que haya iniciado con estudiantes que estaban en un nivel más bajo al ingresar a la universidad.

Teniendo en cuenta el criterio anterior, se puede concluir que en Colombia existen excelentes universidades públicas, ya que, en promedio, agregan más valor que las universidades privadas más reconocidas. Es así que, en lectura crítica, tres de las cinco universidades que agregan más valor son oficiales. Esto quiere decir que son mejores universidades porque logran que sus estudiantes consoliden en mayor medida sus procesos lectores. Esto no es visible utilizando las pruebas Saber Pro, porque ellas ocultan que los estudiantes que ingresan a las universidades privadas tienden a iniciar con un nivel muy superior en las pruebas Saber once. Dicho de otra manera, los excelentes resultados que alcanzan algunas universidades muy prestigiosas en las pruebas Saber Pro se deben, en buena parte, a que recibieron estudiantes con muy altos niveles iniciales de razonamiento numérico, lectura crítica y argumentación.

En el caso de la lectura crítica se destacan especialmente la Universidad de Antioquia, la Nacional y la Pedagógica. Son universidades en las que se observa mayor avance frente al nivel que tenían sus estudiantes en el momento de ser admitidos. En el caso de razonamiento cuantitativo, a la par con las dos primeras anteriormente nombradas, también se destacan la Industrial de Santander y la del Valle.

Si el criterio de valoración no fueran las pruebas de valor agregado sino la investigación, también hay que resaltar que las tres universidades con más grupos de investigación reconocidos por Colciencias son oficiales: la Nacional, la de Antioquia y la del Valle.

De otro lado, el exrector de la Universidad Nacional, el profesor Moisés Wasserman, ha estimado en 11 millones el valor anual que el Estado le transfiere a la Universidad Nacional, en promedio, por estudiante regular, mientras que un estudiante ‘pilo’ le cuesta hoy en día al país, también en promedio, el doble de ese valor.

Si tenemos en cuenta los dos criterios anteriores, la muy alta calidad de algunas de las universidades oficiales y el costo por estudiante, la pregunta es evidente: ¿Por qué estamos llevando a los estudiantes de Sisbén 1 y 2 a universidades más costosas y de menor calidad que las principales universidades oficiales del país? ¿Por qué tenemos tan solo 4 estudiantes ‘pilos’ en la Universidad Pedagógica Nacional y 1.869 en la Universidad de los Andes, aunque la Pedagógica agrega más valor en lectura que la prestigiosa universidad privada?

Es incomprensible que, teniendo universidades oficiales de tan alta calidad, hayamos creado un programa para transferir significativos recursos hacia las principales universidades privadas del país. También lo es que, de los recursos CREE que se destinaban el 100 por ciento a las universidades oficiales hasta el año 2015, para el año 2017, el 66 por ciento de estos recursos se esté transfiriendo al Icetex y al programa Ser Pilo. Quien conozca esto puede concluir que, contrario a lo que afirman sus defensores, el programa bandera de la actual administración, claramente, está desfinanciando la educación pública.

El 4 de octubre, miles de estudiantes saldrán a la calle para exigir mayor financiación para las universidades oficiales del país. Una de las consignas exigirá que el billón de pesos que costará el programa Ser Pilo Paga en 2018 sea destinado, a partir de la fecha, exclusivamente a las universidades oficiales. Sin la menor duda, así debería ser. Eso lo sabe hasta el propio MEN, que ha realizado los estudios de valor agregado que evidencian la alta calidad y el menor costo de las principales universidades oficiales del país. En cualquier caso, los recursos públicos deben destinarse exclusivamente a apoyar las universidades oficiales. Eso lo sabe cualquier demócrata. Pero lo que no sabían los ciudadanos es que las universidades privadas cuestan más, aunque agregan menor valor que las principales universidades oficiales del país. Cuando lo sepan, espero que también salgan a marchar en defensa de la educación oficial. La fecha es el 4 de octubre y el motivo es aumentar la financiación de la educación oficial e impedir que los recursos públicos terminen mejorando las instalaciones de las universidades privadas. Desde el punto de vista económico, social y político, es inconcebible que los recursos de todos se estén transfiriendo a las principales universidades privadas del país, mientras las universidades oficiales se están cayendo.

El mejor regalo, en sus 150 años, es garantizarle larga vida a la Universidad Nacional. Ahora sabemos que también sería el mejor regalo para el país y para la democracia.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/ser-pilo-paga–marcha-de-universidades-publicas-contra-ser-pilo-paga/542436

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En Chile las matrículas de universidades públicas son más caras que las privadas

Chile / 13 de septiembre de 2017 / Fuente: https://www.elcomercio.com

Chile es el único país de la OCDE en el que las matrículas de las universidades públicas son más caras que las de los centros privados, se indica en un informe anual sobre educación publicado este 12 de septiembre del 2017 por el organismo. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el valor medio de una matrícula en una universidad pública alcanza los 7 654 dólares, mientras que en las universidades privadas es de 7 156 dólares al año. El precio de las matrículas de los centros universitarios públicos chilenos solo es superado por las universidades públicas de Estados Unidos, donde alcanza 8 202 dólares de promedio. Como contraste, la OCDE destaca que alrededor de un tercio de los países del bloque ofrece matrículas gratuitas en las universidades públicas para estudiar licenciaturas. En el informe se llama la atención sobre el hecho de que Chile tiene grandes diferencias de remuneración entre egresados de la universidad y personas con una titulación inferior. Los que tienen el equivalente a una licenciatura ganan un 164% más de lo que perciben los que se quedaron con el último grado de secundaria. Y los que tienen un doctorado o un máster, casi les cuadruplican el sueldo, en lo que constituye la mayor diferencia observada en todos los países y muy por encima del promedio de la OCDE, que es de un 98%. La brecha de género en las ingresos es significativa, especialmente entre hombres y mujeres con estudios superiores. Según cifras de la OCDE, las mujeres de entre 25 y 64 años con estudios superiores tienen sueldos un 35% más bajos que sus pares hombres que realizan el mismo trabajo. En términos absolutos, el gasto público en educación sigue siendo bajo en Chile, con 4 401 dólares por estudiante en primaria y secundaria, frente a 9 489 de media en el conocido como el «club de los países desarrollados». Incluyendo los niveles de educación primaria, secundaria y superior, Chile gastó una media de 5 135 dólares por estudiante, una cifra similar a la de otros países latinoamericanos como Argentina (4 240 dólares), Brasil (5 610 dólares) o México (3 703 dólares). Sin embargo, en términos relativos, ese gasto se sitúa en el 5,2% del Producto Interior Bruto (PIB), equivalente al de la media de la OCDE. Entre 2006 y 2015 la escolarización de los niños de 3 años en preescolar ha crecido más del doble, para llegar al 49%, pero todavía está lejos del 73% de media de la organización, señala el documento de la OCDE.

Fuente noticia: https://www.elcomercio.com/tendencias/chile-matriculas-universidadespublicas-privadas-educacion.html

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