A diferencia de las famosas frases que incluye Shakespeare en Ricardo III: ¡Un caballo! ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo! antes de que el rey muriese en la batalla del 22 de agosto de 1495, en 2021 —526 años después— en nuestro país necesitamos con urgencia gritar: ¡Un matiz, al menos uno! en tratándose de la discusión sobre las universidades, su estatuto autonómico constitucional y las tendencias ideológicas predominantes a su interior.
Por una parte, sin distinción alguna, el presidente López Obrador ha criticado a las universidades, sobre todo a la UNAM, por haberse “derechizado” de manera general, y ya no ser la previa al periodo neoliberal, de lo que se colige que, en ese entonces, estaba si no unánimemente a la izquierda del espectro político, sí de forma mayoritaria. A su vez, ha expresado que están, sin excepción, y en todos sus espacios, tomadas por mafias que, sin escrúpulo alguno, emplean los recursos públicos con la mayor opacidad para su propio beneficio de manera autoritaria. Del otro lado, en defensa de las instituciones, con especial énfasis en la Universidad Nacional, se ha respondido que no es así, pues se afirma una pluralidad a toda prueba; que la presencia de mafias o cacicazgos es falsa; que el empleo de los recursos es del todo transparente y que es democrática a través de sistemas de representación formal de toda la comunidad. ¿De qué lado está usted? Tiene que optar; una u otra. (Me hago cargo que ha habido respuestas que procuran no ubicarse en estas dos formas —gemelas— de simplismo ramplón, pero, a mi parecer, han sido las menos.)
Ninguna de las posiciones extremas resiste un análisis mesurado que dé cabida a la diversidad propia de estas instituciones, ayer y hoy. Y en esos dilemas estériles volvemos a caer en tierra baldía; nos enredamos otra vez y se vuelve deporte nacional adivinar las intenciones del jefe del ejecutivo, o la validez de los argumentos contrarios.
Bioy Casares señaló: “El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que se subestima la estupidez”. Y no pensemos en la estupidez como un insulto, sino como la descripción de una incapacidad: el tumbaburros afirma que por tal ha de entenderse la “torpeza notable en comprender las cosas”. Así es.
Negar la existencia de grupos de interés ajenos a la lógica académica en las universidades es tan torpe como considerar que es así de manera absoluta. Señalar que la lógica neoliberal se ha adueñado de todas las relaciones entre los actores universitarios, resulta tan falso como negar su extendida influencia; del mismo modo, imaginar que antaño todo se orientaba al bien social, y ahora la única tendencia es contribuir a la conservación del injusto status quo resulta absurdo. Reducir todo a la maldad es idéntico a negar graves problemas.
Bien dice Sabina que “no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”. También defender sin cortapisas la perfección actual es ingenuo. La vida social se caracteriza por claroscuros, y es donde los matices son necesarios. Es más: indispensables.
Si algo le urge al debate nacional sobre la educación superior y sus problemas antiguos y modernos, es abandonar esa constante torpeza en comprender la complejidad de las cosas. Y en otros temas, sin duda. ¿Seremos capaces de abrir espacios donde la ponderación en el juicio sea moneda de curso legal e indispensable? De no hacerlo, estaremos embrollados. Lo dicho: en las crisis, urgen los matices. ¿Habrá? Más nos vale.
Ángela Bernardo publica ‘Acoso’, una obra pionera con testimonios de víctimas y datos sobre el acoso que sufren las científicas en universidades y centros de investigación españoles.
Cuando Beatriz sufrió tocamientos por parte de su jefe, arrinconada en una esquina del laboratorio y sin testigos, se quedó petrificada. Aquel día se había quedado trabajando hasta tarde y quería presentarle unos resultados, pero él tenía otro tipo de intenciones. Durante mucho tiempo, había ido incrementando su acoso hacia ella de forma gradual, pero la víctima no se dio cuenta hasta que se encontró ante ese abismo y se sintió culpable por no haberlo visto venir. A pesar del ‘shock’, ese día consiguió salir corriendo del centro de investigación, pero su vida ya se había convertido en una pesadilla. El director de su tesis doctoral, lejos de disculparse, comenzó a desprestigiarla ante el resto de compañeros, llamándola inmadura. Aunque el CSIC inició un expediente, lo archivó sin ningún tipo de sanción y la joven investigadora renunció a denunciar ante los tribunales. Al final, consiguió terminar su doctorado y abandonó la ciencia.
Este caso, paradigmático, es uno de los que recoge el libro ‘Acoso. #MeToo en la ciencia española‘, editado por Next Door Publishers, que sale a la venta el próximo 27 de octubre. En poco más de 200 páginas, Ángela Bernardo Álvarez (León, 1988), biotecnóloga y periodista de Civio, recoge testimonios, habla con especialistas en acoso sexual y recopila los datos que hay en España sobre este problema. La autora va desgranando cómo las universidades y los centros de investigación españoles, como sucede en otros países, mantienen una estructura de poder y un grado de precariedad que hacen muy difícil que las investigadoras identifiquen si son víctimas de un acoso sexual o un acoso por razón de sexo (ambos atentan contra la dignidad, pero el primero es de índole sexual y el segundo tiene que ver con la discriminación por género), lo denuncien y encuentren apoyo.
El escándalo de Harvey Weinstein, el productor de Hollywood que a partir de 2017 acumuló decenas de acusaciones de acoso, abuso y violaciones en la industria del cine, dio alas al movimiento #MeToo (“yo también”) en muchos ámbitos, incluido el científico, e invitó a las mujeres a denunciar situaciones similares. De hecho, Beatriz, la investigadora del CSIC que aparece en el libro de Ángela Bernardo, asegura que en aquella época se sintió liberada al ver que no estaba sola, justo cuando intentaba acabar la tesis y dejar atrás lo sucedido.
¿Hasta qué punto es relevante el acoso en el ámbito de la investigación? Por un lado, el mundo científico y académico es parte de la sociedad y, por lo tanto, es susceptible de sufrir los mismos problemas. “La ciencia no es una burbuja aparte, aunque pueda parecer que tiene un halo de pureza y neutralidad, la investigación la hacen personas, así que los problemas que ocurren en la sociedad también se pueden dar en las universidades y en los centros de investigación”, explica Bernardo en conversación con Teknautas.
Por otro lado, el ámbito científico presenta algunas particularidades que incluso lo hacen más propenso a este tipo de conductas. En particular, el hecho de ser un sistema muy jerárquico, donde un jefe puede acumular bastante poder; y la precariedad, que afecta especialmente a las personas más jóvenes que lo integran. “Algunos metaanálisis publicados en EEUU plantean que las instituciones académicas, precisamente por su estructura jerárquica, pueden ser un lugar idóneo para que se den estas conductas de acoso”, comenta la autora. Además, “hay que tener en cuenta que el acoso sexual y el acoso por razón de género son fruto de un abuso de poder”.
Investigadora en un laboratorio. (EFE)
A esto hay que añadir que las situaciones de precariedad laboral no solo fomentan la aparición de estos problemas, sino “que no se puedan prevenir, identificar o denunciar”. Las mujeres que se encuentran en una situación vulnerable desde el punto de vista laboral o económico tienen menos herramientas: eso es así en todos los ámbitos. Sin embargo, el libro deja entrever que es muy probable que se vean más atrapadas en las universidades y en los centros de investigación que en las empresas privadas, donde la movilidad laboral es más factible. Tal y como está configurado el sistema científico, con grupos de investigación hiperespecializados en estudios muy concretos, no es tan fácil abandonar un laboratorio y continuar una carrera científica en otra parte. “Cuando leí la tesis me sentí más libre”, confiesa Beatriz en sus conversaciones con la periodista.
Lo llamativo es que dentro de las mismas instituciones una científica corre más riesgo que otra mujer con otro tipo de trabajo. Al menos así se desprende de un informe, también citado en el libro, elaborado por el grupo de Esperanza Bosch, psicóloga y profesora de la Universidad de las Islas Baleares que es una de las mayores expertas españolas en acoso sexual. Al realizar un análisis sobre este problema en el ámbito de las universidades, comprobó que entre el personal de administración y servicios se detectan de forma más rápida estas situaciones. Una de las razones puede ser que disfrutan de mayor formación en prevención de riesgos laborales, donde se incluye esta cuestión.
Desconocimiento
“A todos nos suena el acoso sexual y el acoso por razón de género, pero los estudios indican que en realidad no identificamos muy bien en qué consisten”, comenta Bernardo. En una encuesta interna del CSIC, cuyos datos recoge la autora, un 1,9% de las personas encuestadas decían haber padecido estos comportamientos cuando se les pregunta por este concepto de forma genérica. Es decir, de 6.284 participantes, 119 (105 mujeres y 14 hombres) afirmaron ser víctimas, lo que se denomina “acoso sexual declarado”. En cambio, “cuando les preguntaban por conductas específicas, el porcentaje pasaba del 10%”, destaca. Esto muestra que hay un “’gap’ perceptivo”, es decir, que cuesta identificar ciertas experiencias personales como acoso. Por eso, “resulta fundamental poner ejemplos concretos para que sea más fácil para todos señalar y denunciar”.
Mujer en un laboratorio. (EFE)
Otra de las mujeres con las que habla la periodista, Julia (en este caso, un nombre falso) fue víctima de ciberacoso. Durante años recibió correos electrónicos que, en aquel momento, ella no supo interpretar como acoso sexual, pero que le obligaron a modificar su día a día para intentar no encontrarse con el profesor que se los enviaba en su camino al laboratorio. No obstante, incluso cuando las víctimas intuyen que viven una situación anormal, la vergüenza, el miedo a las represalias, el desconocimiento de que la misma persona puede estar acosando a otras víctimas y la falta de apoyo evitan que muchos atosigamientos salgan a la luz.
De hecho, la mayoría de la comunidad universitaria (un 92% de las estudiantes, según otro estudio) no saben si disponen de servicios de atención en los campus y, en cualquier caso, desconfían de si les van a atender bien o les van a resolver el problema. Y todo ello a pesar de que las universidades se han puesto las pilas antes que otros centros que se dedican exclusivamente a la investigación. La mayoría de los centros universitarios cuentan con unidades de igualdad y protocolos contra el acoso sexual, medidas que deberían haber implantado de acuerdo con la Ley de Igualdad de 2007, pero que no se cumple en todas (menos en las privadas, según el libro). Sin embargo, la situación es peor en los organismos públicos de investigación. Así, mientras que la mayor parte de las universidades recogen denuncias y ofrecen datos, en otros centros “o no se producen denuncias o no las han registrado”, lamenta la autora. “Evidentemente, estamos mejor que hace 10 años”, opina Bernardo, pero aún “lejos de una situación óptima ni deseable”.
La periodista reconoce que le costó localizar testimonios como los de Beatriz y Julia. “Fue difícil encontrarlas, recabar los testimonios y conseguir que hablaran, así que se lo agradezco mucho, porque creo que puede ayudar a otras investigadoras que pasen por situaciones parecidas para identificarlas mejor”, comenta. Pese a que han pasado años, “son situaciones dolorosas y resulta difícil volver a hablar de ello, pero una vez terminado el libro, al comentar con otras personas del trabajo que estaba realizando, me llamó la atención que mucha gente cercana a la ciencia me habló de casos que conocían”. La ley del silencio se impone incluso cuando han salido a la luz algunos comportamientos. Incluso en el ámbito judicial es complicado obtener estadísticas que ayuden a ver la dimensión del problema.
En busca de un revulsivo
¿El libro ‘Acoso’ será un revulsivo en la ciencia española? “Ojalá que pueda ayudar a sensibilizar y a dar a conocer estos problemas y que todas las personas que forman parte de la comunidad universitaria o de organismos públicos de investigación se conciencien, porque todos tenemos sesgos o podemos pensar que no tenemos el suficiente poder para actuar o para intervenir en determinadas situaciones”, explica. Aunque los protocolos o las unidades de apoyo son imprescindibles, “también es importante actuar sobre el conjunto de la comunidad académica e investigadora, sobre todo porque los potenciales testigos pueden intervenir”.
Curiosamente, el colectivo encargado de realizar estudios científicos al servicio de la sociedad ha investigado muy poco sobre el acoso sexual, según la autora, “pero todavía menos sobre las personas que acosan”. Muy poco se sabe acerca de su perfil, aparte de que suelen ser hombres y estar en un puesto con cierta influencia y poder. “Cuando hablo con responsables de unidades de igualdad de género lo que comentan es que, en realidad, puede ser cualquiera”, pero tener más datos ayudaría a intervenir o a tratar de que evitar que las personas que han perpetrado estas conductas reincidan.
Manifestación de científicos. (EFE)
En general, en EEUU existe una mayor concienciación sobre el problema y quizá por eso está un poco mejor estudiado. En 2020 un artículo en la revista ‘JAMA’ recopiló casos de “conductas sexuales inadecuadas” en el ámbito de la investigación biomédica, hallando más de un centenar de casos en el que los acosadores (97,6% eran hombres) atosigaron a unas 2.000 víctimas (91,5%, mujeres). Los datos de este y otros estudios revelan que también hay acosadoras femeninas, aunque su porcentaje es muy bajo. Además, los ambientes más masculinos (por ejemplo, los centros de investigación relacionados con la astronomía, donde tres cuartas partes de los científicos son hombres) son más propensos a estos casos. Asimismo, la orientación sexual y la identidad de género también son factores de riesgo, de manera que el colectivo LGTBIQ+ es más propenso a sufrir estas conductas.
Necesidad de crítica en la ciencia
Si la investigación científica va por delante de la sociedad en muchos aspectos, ¿va por detrás en cuestiones sociales que afectan a sus propios miembros? “Hace falta ser críticos con la ciencia, con el trabajo que se hace y con los problemas que tiene. Es evidente que la ciencia ayuda a generar conocimiento y nos ayuda a desarrollar bienes y servicios como las vacunas frente al covid, pero también hay problemas dentro de ese mundo y es importante poner la lupa en ellos, que salgan a la luz y esto sea un revulsivo para el propio sistema científico”, destaca Bernardo.
De hecho, muchos científicos lamentan que el mundo de la ciencia parece ser muy tolerante ante otros problemas, como la precariedad laboral. De hecho, en nombre de la vocación y del esfuerzo, muchas veces se premian o se ensalzan actitudes que no serían aceptables en otros ámbitos, como trabajar sin remuneración o pasar un número de horas ingente en el laboratorio. “Todo esto es, precisamente, un caldo de cultivo para que surjan estos problemas”, apunta Bernardo. Si ya de por sí sería importante evitar esas situaciones, aún lo es más considerando que “propician que existan otros problemas como el acoso sexual, que es un delito”.
Fuente e Imagen: https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2021-10-21/acoso-sexual-ciencia-espana-angela-bernardo-csic_3310165/?utm_source=pocket_mylist
Emplear párrafos cortos, frases breves y usar las palabras con precisión.
Un número considerable de estudiantes que cursa estudios a nivel superior confronta dificultades para elaborar los trabajos académicos cotidianos que se les asignan y más todavía cuando es para concluir una licenciatura o maestría. Cabe destacar que en el país son pocas las instituciones que disponen de una guía de normas propias para la orientación del formato y del estilo para estos trabajos, por tanto, los estudiantes apelan a distintas publicaciones para realizarlos. Desde este espacio se pretende contribuir a la elaboración de distintos tipos de textos académicos.
Los trabajos académicos son una práctica fundamental en la vida académica. De ahí que el estudio de los distintos tipos de textos bajo esta denominación es de suma importancia para que los estudiantes adquieran los conocimientos necesarios para abordarlos con mayor posibilidad de éxitos, debido a que los mismos tienen una marcada característica formal y demandan prestar mucha atención al lenguaje y al estilo que emplean, a la forma de estructurarlos, a las normas para las citas bibliográficas, entre otras.
Estos trabajos presentan el resultado de una investigación, por consiguiente, deben demostrar que el estudiante posee la capacidad de investigación y reflexión al abordar un tema, estructurarlo, presentarlo y demostrar interés por la materia de estudio. Además, es un ejercicio previo al trabajo científico real y potencialmente publicable. En ese sentido, su función, como en toda publicación científica, es informar sobre una determinada materia.
Cuando el tema es sugerido por el profesor, se aconseja concretar con él el alcance del mismo. Si lo elige el estudiante es importante que escoja uno que le resulte atractivo, ya que su realización supone esfuerzo y tiempo. Se considera que elegir un tema de interés hará que la investigación y el proceso de escritura sean más satisfactorios. En cualquier caso, conviene compartir con el profesor las ideas y dudas para asegurar que se avanza por el camino adecuado.
Los tipos y las formas de estos trabajos son variados, ya que cada disciplina emplea métodos particulares. Para redactarlos hay que tener mucho cuidado con el estilo, porque deben estar escritos correctamente, los párrafos inteligibles y prestar atención a la ortografía, redacción y puntuación. Asimismo, el estudiante debe tener presente que es un texto elaborado en torno a un tema que deberá redactarse aplicando unas normas relativamente establecidas. El tema a tratar depende de la disciplina, de ahí que habrá textos académicos educativos, sociales, científicos, etc. Además, también debe tener presente que el destinatario “es siempre un lector culto, supuestamente ignorante del tema que va a desarrollar”.
Según Romero Medina (2010), todo trabajo escrito, sea una publicación científica o un trabajo académico para concluir estudios superiores o proyectos de investigación implican esta secuencia de fases: 1) Decisión: Elección del tema. 2) Documentación: Acopio de bibliografía y documentación sobre el tema. 3) Estudio del tema: Lectura rápida del material obtenido; delimitación del tema; elaboración del esquema de trabajo; lectura minuciosa de la bibliografía y elaboración de fichas de contenido. 4) Comunicación de resultados: Redacción del borrador, redacción final y publicación o entrega.
En cuanto a las partes de un trabajo, este autor establece las siguientes: 1) Introducción: Debe incluir un planteamiento claro y ordenado del tema de investigación, su importancia e implicaciones, así como la manera conveniente de abordar el estudio de los diferentes elementos que lo integran. 2) Desarrollo:Es la fundamentación lógica, minuciosa y gradual de la investigación. Consiste en hilar las ideas o datos tomados de otros autores, y combinarlos con el análisis y la reflexión. 3) Conclusión: Es la última impresión del trabajo. Se debe iniciar generalizando los logros del trabajo a manera de introducción, para luego sacar en claro ordenadamente las ideas más relevantes. Al final conviene llegar a conclusiones generales. Es pertinente complementar las conclusiones con un planteo general de las perspectivas del problema estudiado.
En lo que respecta a la redacción de estos trabajos, primero es importante saber que en comunicación escrita, el estilo es la forma de presentar el tema, el modo de escribir, de redactar el texto. De ahí que el estilo de redacción es personal, nunca similar al de otra persona. El tema debe ser un todo armónico con una lógica comprensible, orden, pulcritud y sentido. Para lograrlo se pueden seguir las pautas que se recomiendan, como las siguientes:
1)Pensar bien el tema propuesto, documentándose sobre el mismo para adueñarse del contenido. 2)Trazar un plan o guión.Evita contrasentidos, repetición de ideas, falta de lógica, incoherencias, etc. 3)Escribir con sencillez, naturalidad y claridad. Evitar la ampulosidad. Aunque se escriba sobre un tema complejo, referirse a él de modo sencillo, teniendo en cuenta que la finalidad es comunicar un pensamiento, no hacer gala de erudición. La claridad es fundamental en un texto escrito, pues toda frase mal construida es incomprensible. La claridad reside en la gramática. Por eso, tener en cuenta las concordancias, la correlación de tiempo, el empleo adecuado de las proposiciones, etc. Emplear párrafos cortos, frases breves y usar las palabras con precisión. 4) Usar correctamente los signos de puntuación. Deben estar bien colocados en cada oración. En caso contrario, modifican el sentido y dificultan la comprensión. Procurar un progresivo conocimiento del idioma y un mayor dominio del vocabulario. 5)Realizar un borrador. Hacer un escrito perfecto en el primer intento no es para estudiantes, porque siempre existen dificultades. Se recomienda hacer un borrador y someterlo a un proceso de pulimiento, de revisión cuidadosa de la forma y el contenido.
Existen cinco estilos de redacción para comunicar por escrito lo que se desea expresar: académica, literaria, periodística, administrativa y técnica. La redacción académica es “propia del ambiente científico y universitario”. Los temas que pueden tratarse con este estilo son tan amplios, como la variedad de ciencias que existen. Es decir, pueden escribirse trabajos académicos del ámbito de la sociología, la psicología y que investiguen algún fenómeno o producto tecnológico, etc., indica Cáceres Ramírez (2019).
Otras recomendaciones sobre la redacción apuntan al uso del estilo impersonal, donde el autor adopta la tercera persona; utilizar letras cursivas para resaltar ideas; para usar abreviaturas escribir el nombre completo la primera vez, entre otras.
La siguiente entrega abordará Tipos y estructuras de los trabajos académicos.
América Central/El Salvador/29-10-2021/Autora: Susana Joma/Fuente: www.elsalvador.com
Desde la Asociación de Estudiantes de San Vicente se quiere impedir que entren personas ajenas a la institución. La Asamblea General Universitaria se pronunció pidiendo que cese el proceso de desalojo impulsado por el Ministerio de Educación.
Alumnos de la Facultad Multidisciplinaria Paracentral de la Universidad de El Salvador (UES), en San Vicente, mantienen custodiadas las instalaciones de la ex Escuela Superior de Maestros (ESMA); la medida se da luego de que el Ministerio de Educación (MINED) notificó a las autoridades universitarias que desalojen ese recinto sobre el cual existe un previo gestión de donación y donde se atienden más de 700 estudiantes, incluyendo los de un plan especial de formación docente de docentes activos.
Según imágenes e información que ha circulado en redes sociales, los jóvenes, que forman parte de la Asociación de Estudiantes de San Vicente (BREA), mantienen cerrados los portones de acceso en donde han colocado varias pancartas, para evitar que no entre nadie ajeno a la universidad y en rechazo a la decisión tomada por la actual titular de Educación, Carla Hananía de Varela, pues argumentan que no está honrando un compromiso que la cartera de Estado asumió a través de la anterior administración.
El ingeniero Roberto Díaz, decano de la Facultad Multidisciplinaria Paracentral, explicó que Educación les ha pedido que desalojen el inmueble en dos ocasiones, en la primera ocasión dijo que lo iban a utilizar para la entrega de paquetes escolares y reuniones; luego, la semana anterior, les manifestaron que lo utilizarían para desarrollar un plan de formación de profesores.
Foto Cortesía
Díaz detalló, durante varias entrevistas, que ha explicado a las autoridades del MINED que la Facultad necesita contar con el espacio, al que ellos habían denominado Recinto Universitario Anastacio Aquino (RUAA) para seguir impartiendo las carreras de docencia, considerando que en su edificio principal solo cuentan con 23 aulas para atender a una población de 2,600 estudiantes.
Con anterioridad destacó que el inmueble es clave para la Facultad y estudiantes porque enfrentan un problema de hacinamiento.
Este lunes por la tarde la Asamblea General Universitaria (AGU), máximo organismo elector y legislativo de la UES, emitió un pronunciamiento en el que exige “cese el proceso de desalojo y se continúe con el trámite de donación que garantice la concesión definitiva del Reciento Universitario Anastasio Aquino a favor de la Facultad Multidisciplinaria Paracentral”.
Foto Cortesía
El organismo de la UES, tras detallar que la primera petición de desalojar el inmueble llegó el 19 de octubre pasado, señaló que la Facultad afectada por la decisión ministerial administra cinco profesorados en educación, además de licenciaturas en plan complementario con 4 especialidades en educación, también la maestría en docencia universitaria y doctorado en educación con especialidad en cultura de paz y derechos humanos y otras maestrías.
“La Facultad Multidisciplinaria Paracentral hace uso del RUAA desde el año 2018 debido al alto nivel de demanda académica que existe y, ante la falta de instalaciones para llevar acabo las diferentes actividades académicas”, apunta.
Según el comunicado, la UES solicitó al MINED la donación del terreno en 2018 y recibió una respuesta positiva tras las presiones de estudiantes de la Facultad; tras lo cual las autoridades universitarias realizaron un estudio topográfico para presentarlo al Centro Nacional de Registros (CNR), pero debido a que este recibió observaciones hicieron un nuevo estudio que fue enviado en 2019 al CNR y si bien les informaron que no se podía solicitar modificaciones al plano, ellos volvieron a mandar nota a la ministra Hananía de Varela para solicitar que se siguiera con el proceso de donación: “Su respuesta fue que no tenía interés, sino que tenía otros planes para la edificación”.
La AGU detalla que ante la negativa de la titular de Educación se gestionó ante la Vicepresidencia de la República, pero esta recomendó solicitar una reconsideración ante la ministra, pero la respuesta volvió a ser negativa.
En este contexto la AGU también exige que se respete el derecho de los estudiantes universitarios para hacer uso de las referidas instalaciones, además, “que las autoridades del gobierno central respeten la autonomía universitaria y brinden los recursos suficientes y necesarios, que permitan la formación de los estudiantes y profesionales”.
Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/educacion-superior-ues-ministerio-de/893486/2021/
América del Sur/Argentina/15-10-2021/Autora: Lisa Navas/Fuente: www.diariodecuyo.com.ar
La UNSJ logró obtener la patente de tres inventos que fueron realizados dentro de la institución y de esta forma, casi duplica la cantidad de patentamientos que tenía, pues hasta ahora sólo eran cuatro los inventos con esta certificación y la última se había obtenido en 2013. Eric Laciar, secretario de Investigación de la UNSJ, comentó que los inventos que fueron patentados apuntan a mejorar las condiciones de vida y la seguridad. Son:un sistema para automatizar sillas de ruedas eléctricas, un horno solar que permite también calefaccionar casas y un dispositivo para hacer más seguros los puentes ante los sismos (ver aparte). Estos inventos serán presentados oficialmente hoy durante un acto.
Laciar explicó que estos inventos, que tienen varios años de proceso, pues el patentamiento puede durar hasta una década, fueron realizados dentro del ámbito investigativo de la UNSJ, por eso las patentes pertenecen a esta casa de altos estudios. «En Argentina, las patentes son otorgadas por el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual. La protección de una patente sólo alcanza al territorio del Estado que ha concedido la misma. Su duración está estipulada por un período de 20 años contabilizado desde la solicitud de la patente», dijo Laciar y comentó que para que un invento sea patentable debe tener novedad absoluta, un proceso creativo y aplicación industrial.
«Estas patentes son muy importantes porque además de proteger el derecho de la propiedad intelectual nos permiten mostrar lo que hacemos dentro de la universidad. En 48 años de historia la UNSJ sólo tenía 4 patentes», agregó el profesional. En este sentido, comentó que la UNSJ es «proactiva» de la política de protección de la propiedad intelectual y que están buscando concientizar para que los inventos sean patentables. «En nuestra universidad tenemos muchas innovaciones, pero no se patenta», concluyó Laciar.
> Instituto de Mecánica Aplicada
Horno y calefacción solar
Uno de los inventos que recibió la patente se llama ‘Abertura ergonómica para viviendas con Equipos de Cocción Termosolares en zonas áridas’. Se trata de una abertura, que incluye un horno solar giratorio, ventanas y un sistema de ventilación, que permite acondicionar un ambiente en invierno.
Este invento fue creado en el Instituto de Mecánica Aplicada de la Facultad de Ingeniería, por Arturo Buigues Nollens.
Según lo que explicaron, el sistema favorece la vinculación entre el ambiente exterior e interior. Es que la abertura tiene un horno giratorio que permite que las personas cocinen dentro o fuera de su vivienda, aprovechando la energía solar. «En San Juan, en el último año 19 personas se intoxicaron con monóxido de carbono y 3 de ellas murieron. Esta abertura permite además de la seguridad de no cocinar con leña, por ejemplo, ahorrar dinero porque se utiliza la energía solar», dijo Buigues Nollens y comentó que tiene además una mesada y ventanas altas y bajas que son fundamentales para la ventilación de la casa. «Las ventanas permiten también el control del asoleamiento (ingreso de la luz y calor solar) y la ventilación interior para mantener una casa caliente en invierno, por ejemplo», agregó el especialista y dijo que se puede colocar la abertura antes de la construcción de la casa o se puede adecuar una parte, siempre ubicada al Norte, para que se pueda usar este horno.
> Gabinete de Tecnología Médica
Automatización de sillas de ruedas
Un dispositivo electrónico para automatizar una silla de ruedas eléctrica y facilitarles la movilidad a personas con discapacidad, es otro de los inventos locales que recibió su patente durante este año. Según explicaron desde la UNSJ, este dispositivo permite que una silla de ruedas eléctrica comercial con joystick ejecute comandos digitales de velocidad que provienen desde una computadora. Es que sobre la computadora es posible implementar interfaces humano-máquina que sirven para ayudar a personas con discapacidad que no pueden manejar la silla de ruedas por medio del joystick, pero sí pueden tomar decisiones sobre la dirección y velocidad que desean para la silla a través de la palabra u otros movimientos. Es por esto que gracias a este dispositivo de automatización, las personas con discapacidad que ya tengan una silla de ruedas eléctrica no necesitan cambiarla, sino solamente añadir este artefacto. Esto, teniendo en cuenta que hay enfermedades que hacen que las personas con el paso del tiempo pierdan movilidad y ya no puedan manejar con sus manos la silla.
Desde la universidad dijeron que este sistema fue creado por los ingenieros Víctor Carmona, Pablo Diez, Eric Laciar, Vicente Mut, Enrique Ávila y Gustavo Ensinck, del Gabinete de Tecnología Médica de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ.
> Instituto de Materiales y Suelos
Seguridad sísmica para puentes
Otro de los inventos que recibió la patente del Instituto Nacional de Propiedad Intelectual es un disipador de energía que evita el colapso de puentes durante un movimiento sísmico y fue desarrollado por investigadores del Instituto de Materiales y Suelos, que depende de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ y que corroboraron que en el terremoto de Chile de 2010 los puentes que se rompieron no tenían ningún sistema de amortiguadores. Este invento fue realizado por el equipo que dirigen Luis Uliarte y Javier Morandi.
El invento se trata de una pieza (viga) de metal que se coloca en el puente. Esta pieza se llama disipador y lo que hace es incorporar amortiguamiento a la estructura con el objeto de reducir las vibraciones que provoca el sismo, dado que absorbe parte de la energía. Este disipador ya fue probado en los puentes de Sorocayense, Cochagual, Alto de Sierra y los de la nueva Ruta 40 entre San Juan y Albardón, entre otros, con excelentes resultados. Según los especialistas es muy útil en zonas sísmicas como San Juan.
Una de las ventajas de estos disipadores es que pueden ser colocados una vez que el puente ya está construido, lo que permite que pueda usarse en estructuras que ya tienen varios años. Además, debido a la sencillez del dispositivo, se hace que sea fácilmente reemplazable en caso de que su vida útil se esté terminando.
Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/sanjuan/La-UNSJ-sumo-a-las-patentes-del-pais-tres-inventos-con-soluciones-20211013-0076.html
«Las y los universitarios que trabajamos a distancia o en línea, desde hace más de 17 meses, lo hacemos no por gusto, sino por necesidad de salud pública y personal…»
Universidades: Sí queremos regresar a las aulas, pero no así.
Hace unos días, una nota de SDPnoticias y otros medios registra algunas declaraciones del presidente López Obrador sobre el regreso a clases presenciales en las universidades públicas. Son declaraciones desafortunadas porque no consideran todos los factores inmersos en la eventual vuelta a las aulas ni a la complejidad de la labor docente.
“En la mañanera del 7 de octubre, el presidente AMLO se lanzó contra las universidades y escuelas públicas que no han regresado a clases presenciales, como la UNAM. El presidente AMLO cuestionó que si el personal de las universidades públicas está muy cómodo recibiendo dinero desde sus casas y sin correr ningún riesgo… El mandatario señaló que no regresar a clases presenciales significa un atraso…”
“¿Por qué muchas universidades no regresan a clases? (…) ¿Está muy cómodo para quien está recibiendo su dinero y está en su casa y no corre ningún riesgo?, ¿Y nos vamos a acostumbrar a eso? Todo eso significa atraso”
AMLO EN SU CONFERENCIA MAÑANERA
En la misma conferencia del jueves pasado, “López Obrador hizo un llamado a estudiantes para que ya regresen a las escuelas porque es “tóxico, enajenante, estar solo sometido a los sistemas de internet”. Y agregó que “…el personal de las escuelas ‘está muy cómodo’ en su casa trabajando en línea, pero no nos podemos acostumbrar a esta modalidad.”… “Recordó que las y los profesores ya están vacunados y no se registran brotes tras el regreso a clases en agosto pasado.” (1)
La principal universidad pública del país, la UNAM, respondió a lo dicho por AMLO con este breve comunicado: “Como se informó desde un inicio, el regreso a las aulas se intensificará una vez que el semáforo epidemiológico pase al color verde.”
Debe saber el jefe del ejecutivo federal que las clases no se han interrumpido desde que se inició oficialmente la pandemia por Covid, en marzo de 2020. Aunque es obvio que éstas se han realizado en línea, con sus pros y sus contras. Y que las y los docentes de educación superior no hemos recibido apoyos logísticos ni económicos durante los últimos 17 meses para realizar nuestras responsabilidades académicas: Apenas en la quincena 18 de este 2021, se nos pagó un bono único y extraordinario por un total de $720.
¿Cómo nos han apoyado a los universitarios, como instituciones educativas, en los gastos que hemos realizado por el pago de servicios de internet, de conectividad y de mantenimiento o reparación de nuestros equipos electrónicos para continuar con las clases a distancia?
¿Tiene conocimiento el presidente de la república que las y los docentes de educación superior pagamos de nuestra bolsa los equipos, servicios e insumos relacionados con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación? ¿Sabe que realizar labores de enseñanza desde nuestros hogares no es una cuestión que se dé como “miel sobre hojuelas”?
En principio, esas herramientas de trabajo deberían de ser proporcionadas por el patrón (o sea la SEP, para el caso de la escuela pública), para todos y cada uno de las y los trabajadores de la educación que requerimos de tales equipos o servicios, sin los cuales sería imposible realizar nuestras labores académicas.
Además, los protocolos institucionales de seguridad sanitaria no han sido cumplidos. Si bien es cierto que la mayoría de las y los docentes hemos sido oportunamente vacunados (por ser personal educativo o por edad), lo evidente es que aún no hay condiciones adecuadas para regresar al formato de clases presenciales. Un factor importante, por ejemplo, aparte de las condiciones de higiene y de seguridad sanitaria en los recintos universitarios, pendientes, y la falta de determinación del comité de epidemiología federal (semáforo sanitario), es la incompleta vacunación de las y los estudiantes mayores de 18 años.
Por otra parte, quienes trabajamos en las universidades no solamente nos dedicamos a atender a las y los estudiantes en los salones. Además, llevamos a cabo reuniones colegiadas; asesoramos de manera personalizada a las y los alumnos en activo, así como a egresados. Participamos en la asesoría de procesos de titulación y en exámenes profesionales. Llevamos a cabo, entre muchas otras actividades, eventos académicos o atendemos diferentes tareas que implican acompañamientos a prácticas profesionales; y damos seguimiento a nuestros estudiantes, a través de reuniones diversas con los representantes de las instituciones receptoras.
Las y los universitarios que trabajamos a distancia o en línea, desde hace más de 17 meses, lo hacemos no por gusto, sino por necesidad de salud pública y personal.
Éste no es un asunto de “ideologías políticas”, ni de posiciones irreductibles o evasivas de responsabilidades. Éste es, más bien, un asunto de condiciones laborales de trabajo, frente a las cuales las autoridades educativas sólo han cumplido con una parte, pero donde aún quedan muchos asuntos pendientes por atender y resolver.
Debido a que las y los universitarios no hemos recibido los apoyos necesarios para desempeñar nuestras labores cotidianas, hasta el momento, tanto en la parte logística como económica, queda la impresión que en el ámbito de las decisiones de este tipo las autoridades educativas, federales y estatales, sólo se limitan a decir: “los apoyos para la educación superior, después…”
Sí queremos regresar a las aulas y a atender nuestras múltiples tareas universitarias, pero no así.
Fuente consultada:
(1) Nota de Gabriela Hernández. “Mañanera de AMLO, 7 de octubre: Regreso a clases, Pío López Obrador, Luis Videgaray, elecciones en Tlaquepaque, litio y más”. SDP Noticias, 7 de octubre, 2021.
El regreso a clases presenciales en el país avanza a buen ritmo en los colegios del país, de acuerdo con los datos del Ministerio de Educación. No pasa lo mismo con las instituciones de educación superior (IES), donde la presencialidad ha sido más desigual, habiendo casos de universidades con buenos avances y otros donde el retorno ha sido prácticamente nulo.
Ante esta situación, la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantilesde la Educación Superior (Acrees), una de las asociaciones estudiantiles más grandes del país, envió una carta al presidente Iván Duque en la que piden que se den las condiciones necesarias para acelerar el retorno a las aulas.
“Con el pleno respeto de la autonomía universitaria, consideramos que el Gobierno, las administraciones y gobiernos universitarios, con el acompañamiento de la sociedad, deben promover el regreso pronto a la presencialidad con condiciones de bioseguridad en las IES del país, con la garantía del ejercicio pleno del derecho a la educación”, señaló el movimiento estudiantil.
Y es que de acuerdo con los estudiantes, cada vez más sectores regresan progresivamente a la presencialidad, e incluso en los colegios, donde se preveían mayores dificultades, se ha logrado retornar.
“Finalmente, quedan los sectores como la educación superior, en la que mayoritariamente no se vislumbra el retorno contundente pero sí es imperativo”, sostienen los representantes estudiantiles.
Y agregaron: “Estudiantes, docentes y trabajadores del país hemos manifestado la necesidad de continuar con los estudios presencialmente, pues es necesario para garantizar los más altos estándares de calidad y el adecuado desarrollo de los procesos de extensión, docencia e investigación, entendiendo que deben darse en sus escenarios naturales e infraestructuras”.
“Expresamos nuestra preocupación por el lento avance de este proceso en la mayoría de las IES del país, y en particular por el escaso compromiso demostrado por el Gobierno nacional en esta materia”.
Cabe recordar que a mitad de año los ministerios de Salud y Educación anunciaron el inicio de la presencialidad en las instituciones educativas del país, y esto incluyó a la educación superior, desde donde se avanzaban con algunos talleres en sitio.
De acuerdo con Acrees, desde entonces, algunas IES públicas y privadas han avanzado mucho en el retorno a la presencialidad. Llama la atención, por ejemplo, el retorno de la Universidad Nacional en varias de sus sedes en todo el país, el cual dio inicio la semana pasada.
Otros casos destacados son los de la Universidad Javeriana, Los Andes o El Rosario, en el caso de instituciones privadas, solo por nombrar algunos ejemplos.
Sin embargo, existen muchas otras donde se continúa con actividades en sitio solo en caso de laboratorios. En algunos casos, hay instituciones enteras o algunas carreras que siguen 100 por ciento de manera remota.
“Expresamos nuestra preocupación por el lento avance de este proceso en la mayoría de las IES del país, y en particular por el escaso compromiso demostrado por el Gobierno nacional en esta materia”, se lee en el comunicado.
Por ello, la organización, en su carta, pide a las autoridades nacionales y locales que se hagan cargo de los recursos necesarios para que las IES de carácter público (estas pueden recibir dineros del Estado).
“Exigimos al Gobierno nacional el adecuado financiamiento de las IES públicas, pues este es el principal obstáculo para regresar a la presencialidad. El Gobierno debe comprometerse con los recursos adicionales para cumplir plenamente con todas las medidas para el retorno seguro a las aulas sin que estas inversiones menoscaben las finanzas de las IES públicas”.
Y añaden: “Para las IES privadas es importante que el retorno no implique el aumento del valor de las matrículas pues esto fomentaría una deserción mayor”.
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