Page 1 of 4
1 2 3 4

Ecuador: Estudiantes tendrán 10 días de vacaciones por Navidad y Año Nuevo

América del Sur/Ecuador/08-12-2023/Autoría y Fuente: www.lahora.com.ec

Por las festividades de Navidad y Año Nuevo, los estudiantes del país tendrán 10 días de vacaciones. El Ministerio de Educación socializó el cronograma.

Los 4,5 millones de alumnos que conforman el sistema de educación del país, tendrán 10 días de descanso por las festividades de Navidad y Año Así se detalla en en el cronograma del años escolar del Ministerio de Educación.

Los días libre se aplican tanto para estudiante de la Sierra- Amazonía como para la Costa- Galápagos.

Según el cronograma, los estudiantes tendrán clases hasta el 22 de diciembre.

Cronograma

Lunes 25 de diciembre: Feriado Navidad

-Del 26 al 29 de diciembre: vacaciones

-Sábado 30, domingo 31 de diciembre y lunes 1 de enero de 2024:  Feriado de Fin de Año

-Martes 2 de enero de 2024: Regreso a clases.

Fuente e Imagen: https://www.lahora.com.ec/pais/vacaciones-navidas-ano-nuevo-estudiantes-ministerio-eduacion/

Comparte este contenido:

La docencia y el receso de verano

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

«De una u otra forma, el “receso escolar” cumplía con una función social importante como una pausa necesaria en el tren del trabajo magisterial.»

 

En días pasados pregunté ¿Cuál es la aportación más significativa o trascendente de la maestra Delfina Gómez, al frente de la SEP? Ojalá que no se quede como timbre de orgullo (victoria pírrica) “la desaparición o suspensión del receso escolar”.

Entre las décadas de los 70´s y los 90´s del siglo XX y en la primera década del siglo XXI, las maestras y los maestros de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), en México, llevaban a cabo actividades de formación continua (cursos, talleres o diplomados) o de desarrollo profesional (programas de licenciatura o de posgrado) durante los periodos de verano (julio y agosto). Esa era una arraigada y valiosa tradición académica del magisterio mexicano. Hoy decimos: “Eran otros tiempos”

Maestros y el ‘receso escolar’

El hecho de participar en ese tipo de actividades académicas al concluir los calendarios escolares, hablaba bien de las maestras y los maestros, luego de dar fin a cada año lectivo caracterizado por el trabajo complejo y arduo que se realiza cotidianamente en las escuelas. Pero no era exactamente un periodo de “descanso”. Por eso, en vez de llamarles “vacaciones”, en el magisterio nacional se acuñó el término “receso escolar”.

Esa tradición de asistir y participar en cursos, talleres o diplomados de actualización o en programas académicos, en verano, que abrían las posibilidades del desarrollo profesional tiene, así mismo, como antecedente, la inscripción de las/los docentes a los programas académicos que ofrecía la Escuela Normal Superior de la SEP (por un tiempo esa institución cumplió la función de preparar a las y los docentes de educación secundaria), sobre todo, a favor de quienes contaban con una formación normalista básica.

Pregunté al profesor Santiago Rubio Ramírez, egresado de la Escuela Normal Superior (ENS), acerca de la organización de ese periodo. Esto me contestó: “

“Existían dos cursos: uno denominado cursos ordinarios, mismo que se realizaba a contra turno, los docentes que trabajaban en el horario matutino, asistíamos a clases en horario vespertino en la Escuela Normal Superior, cuyo horario era de 14:00 a 21:00 horas, de lunes a jueves, y los viernes era para cursar asignaturas de idiomas o talleres (por ejemplo, los de matemáticas teníamos talleres como el uso de la calculadora gráfica). Los profesores que su plaza era en el vespertino, asistían en turno matutino a la ENS. Por supuesto que esta modalidad de cursos ordinarios, aplicaba para docentes adscritos a la CDMX y el área conurbada.

La duración de los estudios era de 4 años y el requisito era ser docente titulado de la Escuela Normal básica y estar adscrito como docente en una escuela de Educación Primaria, salvo el caso de los docentes en función de Prefectura que debían cursar un año de Nivelación Pedagógica.

Para los docentes del resto de la República, la oferta era mediante los cursos intensivos, los cuales se realizaban en lo que hoy se denomina receso escolar en un horario de 8:00 a 21:00 horas, en los meses de julio-agosto, durante 6 años.” 

Profesor Santiago Rubio Ramírez

No es ninguna justificación ni defensa abstracta del magisterio, pero es conveniente aclarar y entender que miles de maestras y maestros aprovechaban también ese periodo de receso escolar para viajar a su tierra y estar unos días con sus familias en sus lugares de origen. Desde entonces y hoy mismo, hay much@s docentes que trabajan, por necesidades del sistema educativo, en estados del país diferentes a su lugar de nacimiento.

La función del ‘receso escolar’

Estoy de acuerdo con la idea de que no se debe “romantizar el trabajo docente” o no solamente mirar el ángulo “cantinflesco” (por aquello de la cinta “El Profe”) de la labor que realizan las maestras y los maestros. Es válido y justo, por ello, aceptar que una parte del magisterio sí se dedicaba o se concentraba en las actividades de formación continua o de preparación profesional, pero otra parte no, sino que, por el contrario, sí se iba de vacaciones. De una u otra forma, el “receso escolar” cumplía con una función social importante como una pausa necesaria en el tren del trabajo magisterial.

Para el caso de quienes decidían estudiar durante ese periodo, al terminar el ciclo escolar, en junio de cada año, -como ya lo referimos- las y los docentes en servicio cursaban programas cortos de preparación, capacitación o actualización profesionales que, a la postre, redituarían en la transformación de las prácticas docentes y en la incorporación de nuevos modelos de enseñanza o, en el caso de las/los directivos escolares, en la adopción de nuevos esquemas de gestión educativa y escolar.

A partir de 1992-1993 (desde hace 30 años) las/los docentes que decidieron participar voluntariamente en el programa de carrera magisterial, se enfocaban cien por ciento a realizar las actividades académicas que estaban previamente planeadas para tales efectos (de acuerdo con las convocatorias de concursos para obtener incentivos económicos).

Esa dinámica constituía -dicho esto como idea genérica- una política educativa que favorecía a la educación pública mexicana, en términos del fortalecimiento de la formación profesional y los efectos que ello generaba en los aprendizajes escolares de las/los estudiantes, puesto que representaba la oportunidad de ponerse al día e incorporar al trabajo docente innovadores contenidos disciplinares (científicos, tecnológicos y artísticos) y renovados esquemas pedagógicos y didácticos, con todo lo que ello pudiera significar.

Durante los últimos años, y en especial en este 2022, lamentablemente, las autoridades educativas federales, en combinación y con la anuencia de las autoridades educativas estatales, suspendieron al reconocido “receso escolar” (legitimado en el calendario o año lectivo oficial), con el argumento de “obligar al magisterio a cumplir, en las escuelas, con los 200 días del ciclo escolar y atender a las/los estudiantes en rezago de aprendizajes”. Queda, sin embargo, una duda: ¿Realmente esos fueron los motivos principales para desaparecer al “receso escolar”?

Unas políticas públicas educativas que ponen en el centro de los procesos educativos a las niñas, los niños y las/los jóvenes, y que tienen como prioridad el derecho a la educación para todas y todos, habrán de restituir tarde o temprano el llamado “receso escolar”, poque la experiencia nacional e internacional indica que ese periodo o su equivalente, trae más beneficios que perjuicios en las escuelas y al conjunto del sistema educativo. Además, resulta mucho más redituable mantenerlo (que desaparecerlo, como se ha hecho recientemente), para evitar en lo posible que siga en aumento el malestar docente.

Fuente de la información: https://profelandia.com

Comparte este contenido:

UNAM: «Mexicanos, los más estresados en el mundo»

México es una de las naciones que menos días de vacaciones tiene, en promedio: 14 de descanso, entre los de prestaciones y oficiales que marca el calendario. Lo anterior resulta un periodo corto, sobre todo si se le disminuye el tiempo que los colaboradores siguen atendiendo pendientes laborales en vez de despejar su mente, alertó la investigadora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Erika Villavicencio Ayub.

El enfoque cultural en materia laboral en nuestro país y la forma en cómo nos educan a comprometernos con el trabajo ocasionan que los empleados se sientan culpables por salir de la oficina a su hora, o “desconectarse” en sus tiempos de descanso o vacaciones, añadió.

“Este tipo de factores han venido posicionando la cultura laboral llevándonos a tener que demostrar con acciones que nuestro trabajo nos interesa, como la sobrecarga de actividades, tener el escritorio lleno de papeles o quedarse más tiempo de los horarios establecidos. Esto no necesariamente brinda los mejores resultados en las organizaciones, pero sí se desencadenan factores de riesgo psicosocial”, subrayó.

Desde el 2017, cifras de la Organización Mundial de la Salud indican que los mexicanos son las personas más estresadas del mundo por su trabajo. Nuestro país tiene el primer lugar en estrés laboral, por encima de naciones como China y Estados Unidos, las dos economías más grandes del planeta.

De acuerdo con datos de la Bolsa de Trabajo en México OCC Mundial, en 2019 el estrés crónico en los centros laborales afectó a más de 40 por ciento de sus integrantes; en 2021 se incrementó a 63 por ciento.

La también coordinadora de Psicología Organizacional de la FP aseveró que la pandemia de la COVID-19 evidenció al “colaborador siempre disponible”, lo que aumentó trastornos mentales como el estrés laboral que provoca molestias gastrointestinales, alteraciones de sueño, dolor de cabeza, reacciones conductuales y/o miedos, pero también a incrementar experiencias de acoso laboral.

Además generó agotamiento o burnout, que algunas personas lo expresan al fingir estar extremadamente ocupadas para proyectar la imagen de alguien exitoso. En consecuencia, las organizaciones perciben resultados con baja calidad, incremento de accidentes laborales o mala atención al cliente, enfatiza la experta.

“La urgencia o la inmediatez que proveen las nuevas tecnologías han afectado a las personas, sobre todo al evitar que se desconecten completamente de sus áreas de trabajo para atender otras de la vida personal. Por tanto, es necesario encaminarnos hacia un balance de nuestras actividades a través de la organización de nuestros tiempos”, enfatizó.

Un estudio publicado en el Journal of Happiness Studies demostró que debido a que se necesita tiempo para relajarse tras un periodo de trabajo estresante y aclimatarse a las vacaciones, hacen falta ocho días más de estas para que se perciban plenamente los beneficios del descanso.

Sin embargo, la académica comentó que un periodo vacacional en el cual se logra reposo pleno puede ser de más de tres días, si la gente se desentiende de lo laboral. En este tiempo se pueden planear actividades que produzcan bienestar y placer, que ayuden a olvidarse de la cotidianeidad del trabajo; también sugirió activarse físicamente para tener buena salud física en general.

“Al tener un verdadero descanso nuestros procesos de atención se optimizan al regresar a desarrollar una actividad que requiere concentración, de lo contrario nos bloqueamos y se complica la entrega de buenos resultados. Se trata de cumplir con tiempos y entregables que nos solicitan en lo laboral, pero hacerlo de una forma orquestada y con ello no solamente hay prontitud de entrega de resultados o disminución de conflictos, sino que producimos un mejor clima laboral”, aseguró.

Asimismo, Villavicencio Ayub apuntó que al buscar el equilibrio entre la vida laboral y la personal está la oportunidad de disfrutar las vacaciones para que al regreso se pueda mejorar el desempeño.

Fuente de la información e imagen:  DGCS UNAM

Comparte este contenido:

El brusco cambio de vacaciones a clases diarias

Por: ABC

Es normal que el inicio de curso genere muchas emociones tanto en los niños como en las familias. ¿Cómo podemos acompañar mejor a nuestros hijos?

¿Qué ocurre en el cerebro de un niño cuando una etapa de cambio se acerca y cómo podemos acompañarle mejor? «Maria Montessori llamaba “casa de niños” a la escuela, porque la concebía como una extensión del hogar en la que sentirse protegidos y acompañados para poder desarrollar el aprendizaje y la socialización», explica Zagal, experto en filosofía Montessori y neurociencia educativa de la Organización Montessori Canela Internacional.

¿Pero tienen las escuelas actuales características propias de un hogar? La realidad es que las escuelas tradicionales son bastante estrictas en cuanto a movimiento y normas. Los alumnos están casi todo el día en un pupitre y trabajan en lo mismo y todos a la vez, lo que es realmente poco natural y espontáneo. Las consecuencias de ello a largo término son muchas, pero en este artículo nos enfocaremos en ayudar a las familias para que acompañen mejor a sus hijos en este cambio tan brusco que es pasar de las vacaciones de verano a las clases diarias.

Zagal lo explica así: « Los niños suelen tener dificultades para asumir los cambios y es muy positivo que los adultos referentes con los que se relaciona le ayuden a amortiguar esos sobresaltos en su realidad». El objetivo es que el niño viva el inicio de curso de forma tranquila y que se adapte bien a la nueva situación para poder vivir la etapa escolar feliz. Cabe recordar que los episodios que generan emociones fuertes entre los 3 y los 6 años, se acaban desarrollando como creencias muy sólidas. Es decir que, si el niño vive la vuelta al colegio o la vida escolar en sí de forma traumática, es posible que esto tenga consecuencias negativas en su autoestima y en su capacidad para relacionarse a largo plazo.

«Hay muchas cosas pequeñas que podemos hacer las familias en los días anteriores a empezar el curso que ayudarán sustancialmente a que el niño se adapte mejor», afirma el experto.

La primera de ellas es la mochila junto con el material del colegio, «ir a comprar las cosas juntos y dejar que escoja reducirá la ansiedad, le dará algo seguro a lo que acogerse», continua Zagal. También puede ser positivo recordar momentos bonitos relacionados con el colegio en años anteriores, su relación con los compañeros u otras actividades en las que el niño estuvo contento. «De esta manera se convocan recuerdos positivos, lo que fomenta la segregación de endorfinas, hormonas que ayudan a mantener el ánimo alto y a pensar en positivo».

Por otro lado, también es necesario preparar al niño en cuestión de hábitos, se recomienda tener rutinas tranquilas de sueños y comidas en los días anteriores. Zagal explica: «Si el niño está descansado tendrá más energía disponible para adaptarse a la nueva situación que si está cansado y ansioso».

Por último, Marco Zagal sugiere crear espacios de comunicación de las emociones y necesidades, tanto las nuestras como las de nuestros hijos. «Esto es una práctica muy interesante que no es exclusiva del inicio de curso, sino que recomiendo que se lleve a cabo durante todo el año en casa. Normalizar la expresión de los sentimientos mejora la convivencia y enseña a los más pequeños a identificar y gestionar sus emociones, lo que es crucial para su autopercepción y para sus relaciones interpersonales».

Finalmente, es necesario tener presente que los adultos somos la referencia de lo que está bien o mal y de lo que es peligroso o merece sentir miedo. Por ello, es importante mantener la calma y mostrarnos confiados en sus capacidades para no dejar que nuestros miedos invadan su seguridad. ¡Feliz vuelta al cole!

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-brusco-cambio-vacaciones-clases-diarias-202109120035_noticia.html

Comparte este contenido:

Deberes en verano: la experta en educación que apuesta por el NO

Por: ABC

¿En diez meses no ha sido suficiente, con sus cinco horas diarias de materias curriculares durante 174 días? Se pregunta Pilu Hernández Dopico, reconocida experta en Educación, maestra y profesora de profesores en el Pupitre de Pilu.

Ya llegó el verano, un verano deseado más después del curso que hemos pasado con tanta mascarilla, reglas, no poder juntarnos con toda la clase, en fin, los más pequeños se han portado más que bien. Por ello quieren descansar, pero, ¿este año será diferente? O, ¿seguirán teniendo que trabajar en verano con esos interminables deberes?

Deberes para que no pierdan el hábito

Sin embargo, Pilu Hernández Dopico, reconocida experta en educación, maestra y profesora de profesores en El Pupitre de Pilu se pregunta: ¿en diez meses no ha sido suficiente, con sus cinco horas diarias de materias curriculares durante 174 días?, ¿de qué hábito hablamos? Si en todo este tiempo nuestros estudiantes no son capaces de conservar el hábito del trabajo sin tener que cumplir unos horarios o porque han de entregar trabajo es que algo estamos haciendo mal, muy mal…

«¿Qué pasaría si una empresa mandara a todos sus trabajadores trabajo en sus vacaciones? Abriría todos los informativos de todo el mundo y nos echaríamos las manos a la cabeza. Entonces, ¿por qué no vemos así los deberes? Para los niños no dejan de ser un trabajo, su trabajo y están cansados y más este año, y no les falta razón».

Dopico añade: « Es mucho mejor inculcar hábitos, que los niños lean por placer, lo que sea, pero que lean. Que cocinen, no sabéis todo lo que se puede trabajar dentro de una cocina, desde matemáticas, lengua, ciencias, plástica, hasta música si nos ponemos, tan solo hay que estar con ellos, compartir el tiempo y escucharles, cosa que con las prisas de hoy en día no hacemos. Dejemos a los niños ser niños y niñas que ya han vivido muchas cosas que nosotros a su edad ni nos las hubiéramos imaginado. Por ello, dejemos que disfruten el verano sobre todo esté más que nunca, que ya vendrán aquellos en los que tengan que trabajar…».

Por ello, la experta defiende que los deberes en verano no son necesarios. Padres, madres, docentes, educadores, dejemos a los niños ser eso, niños, y no creamos hábitos sin sentido. El menor lo que busca es atención y pasar tiempo con su familia.

Comparte este contenido:

Enrique Escandon: «Estar tan pendientes de ese suspenso, de los repasos… crea un mal ambiente en casa que no aporta nada positivo»

Por: Laura Peraita

Según Enrique Escandon, director de Alameda International School, para un alumno sin dificultades académicas, «hacer deberes en vacaciones es como un castigo porque pensará que si ha hecho lo que tiene que hacer durante el curso, ¿por qué tengo que seguir haciendo tareas?»

Enrique Escandón, experto en Educación y director de Alameda International School, asegura que el año escolar que acaba de finalizar ha sido muy intenso y complejo debido fundamentalmente al peso de la mochila emocional de los alumnos después de los meses de confinamiento.

¿Han logrado concluir el curso reforzados por su flexibilidad y capacidad de hacer frente a la adversidad o, por el contrario, han tenido mayor desconexión de sus obligaciones educativas?

En general nos tenemos que quitar el sombrero con los alumnos. Sin duda, han salido reforzados. Emocionalmente hemos tenido altibajos porque nos hemos enfrentado a algo desconocido y hemos tenido que improvisar, y en educación a veces se nos da regular esta cuestión porque trabajamos bajo la planificación. Hay que recordar que el pasado septiembre nos cambiaron las reglas del juego para impartir las clases y en espacios diferentes, con profesores nuevos para cubrir los diferentes grupos… Hemos aprendido sobre la marcha y esa parte emocional nos ha costado más asumirla. Pero los alumnos han demostrado que tienen una valentía y fuerza enorme porque se han adaptado fenomenal a estos cambios y peticiones. No podemos decir que educativamente haya sido el mejor de los años, pero lo que hemos conseguido como sociedad, sí.

Han llegado las notas finales, ¿quién sufre más cuando hay un suspenso: los alumnos o los padres?

¡Cuantas veces he escuchado de un padre: «Es que me han suspendido!». Pero, no, quien suspende es el hijo. Extrapolamos como padres lo que les sucede a nuestros pequeños por ese vínculo emocional que nos puede. Tenemos que conseguir que sean ellos los que estudien, aprueben, suspendan. Y, por otro lado, debemos tener claro que el suspenso es simplemente un momento puntual que hay que aprovechar para decirles que hay que esforzarse más y analizar cómo hacerlo. No hay que magnificar un suspenso porque es una oportunidad de mejorar y aprender más. Hay alumnos que necesitan a veces ese parón para darse cuenta de que tienen que ponerle remedio. Pero el estudiante, no los padres, que suelen tener gran sensación de angustia, generan mayor tensión en casa y, al final, consiguen empeorar la situación.

¿Qué les dirías a esos padres que piensan que son ellos quienes han suspendido?

Sobre todo que relativicen, salvo que su hijo sea un alumno de Bachillerato o EVAU. Hay que valorar qué hemos hecho para que tengan esa calificación y qué se puede hacer para mejorar. A veces es cuestión de tiempos en el estudio; otras, de atención, de que los hijos son adolescentes con muchos cambios hormonales, corporarles y su concentración se dispersa muchísimo o su capacidad de dormir. Hay que entenderles y saber cómo motivarles.

Por cultura, en España nos focalizamos mucho en el error, en lo que hacen mal, mientras que en otras se potencian los aciertos, de manera que se fortalece la autoestima, la confianza. Por ello, relativicemos esa parcela en la que no van a brillar en su vida.

Desafortunadamente no hay un manual que nos diga cómo educar a un hijo. Debemos analizar su grupo de amigos, su personalidad, cómo es su centro educativo… Hay muchos aspectos. A los padres, un suspenso en verano nos sienta mal porque implica que hay que estudiar en vacaciones, lo que es complejo, pero hay que establecer prioridades.

¿Qué posibilidades tienen los padres de que su hijo adquiera durante el verano mayor interés por ciertas asignaturas y por el colegio cuando no es un buen estudiante?

Invitándoles a realizar todas esas actividades que les gustan y que no pueden hacer durante el año, como puede ser robótica. Hay que potenciar esa parte que les motiva para que el verano sea interesante para ellos y en el colegio desarrollen ciertas inquietudes y dirijan mejor su futuro.

¿Por qué hay tanto dilema cada año en si deben o no hacer deberes en verano?

Porque hay quienes pensamos que cuando vamos de vacaciones no nos gusta llevarnos trabajo para poder disfrutar de la familia, hacer cosas que no se puede durante el año… Tenemos 10 meses para trabajar mucho en clase y, en el mejor de los casos, los alumnos disponen de dos meses para descansar, de los cuales solo uno es para estar con sus padres. Ese mes debe ser para la familia, para estar juntos de viaje, ir al pueblo, tener tiempo de disfrute… porque ese tiempo de aprendizaje también es muy importante. Sin embargo, si estamos muy pendientes de esa mala nota, de ese repaso de matemáticas, se crea un ambiente en casa que no nos va a ayudar nada positivo.

Otro tema es qué hacemos con el otro mes. Si los resultados han sido buenos, los estudiantes pueden hacer mil actividades, desde campamentos a talleres donde se lo van a pasar bien. Lo que no podemos es tener a un niño o adolescente en casa y pretender que esté motivado con deberes. Es muy difícil. ¿Qué sentido educativo tiene acabar el curso, hacer el libro de deberes y entregarlo en septiembre, si tras hacerlo hay un mes en el que van a desconectar totalmente? Cuando llegue septiembre no se van a acordar de nada. Es una forma de cumplir con el expediente que pide el colegio, pero pedagógicamente, ¿ha mejorado tu hijo?, ¿ha afianzado conceptos en un mes de julio al que ha llegado cansado? Hay que medir muy bien esta herramienta pedagógica que está muy bien, pero quizá debería emplearse para realizarse en los últimos 15 días antes de empezar el colegio para que el alumno esté más cerca del inicio de curso. Quizá nos deberíamos centrar más en cómo cambiar las clases durante el curso que en cómo lograr que sigan conectados en el verano.

En un alumno sin dificultades hacer deberes en vacaciones lo veo más como un castigo porque pensará que «si he hecho lo que tengo que hacer durante el curso, ¿porqué tengo que seguir con tareas en el verano? Si se estandariza esta herramienta pierde su sentido.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-dialogos-familia-estar-pendientes-suspenso-repasos-crea-ambiente-casa-no-aporta-nada-positivo-202106290104_noticia.html

Comparte este contenido:

China: Niños visitan el Museo de Hunan para aprender sobre la historia y la cultura tradicional

Asia/China/28-08-2020/Autor(a) y Fuente: spanish.xinhuanet.com

CHINA-HUNAN-CHANGSHA-VACACIONES DE VERANO-MUSEO

CHANGSHA, 25 agosto, 2020 (Xinhua) — Una guía (d) presenta una exhibición a niños en el Museo de Hunan, en Changsha, provincia de Hunan, en el centro de China, el 25 de agosto de 2020. Varios niños visitaron el Museo de Hunan con sus padres durante las vacaciones de verano para aprender sobre la historia y la cultura tradicional. (Xinhua/Chen Sihan)

CHINA-HUNAN-CHANGSHA-VACACIONES DE VERANO-MUSEO

 CHANGSHA, 25 agosto, 2020 (Xinhua) — Personas visitan el Museo de Hunan, en Changsha, provincia de Hunan, en el centro de China, el 25 de agosto de 2020. Varios niños visitaron el Museo de Hunan con sus padres durante las vacaciones de verano para aprender sobre la historia y la cultura tradicional. (Xinhua/Chen Sih

Fuente e Imagen: http://spanish.xinhuanet.com/photo/2020-08/28/c_139318638.htm

Comparte este contenido:
Page 1 of 4
1 2 3 4