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15 denuncias de violencia de género cada día en los juzgados

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El País Vasco presenta una tasa de 11,83 mujeres víctimas de violencia machista por cada 10.000 mujeres.

Los juzgados vascos reciben de media15 denuncias al día mujeres por maltrato de sus parejas o exparejas, según los datos facilitados este lunes por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial. Así, durante el primer trimestre se registraron 1.333 denuncias, todas ellas de mujeres.  En el conjunto del Estado, de las 40.509 denuncias recogidas, 38.018 correspondían a mujeres.

El País Vasco presenta una tasa de 11,83 mujeres víctimas de violencia de género por cada 10.000 mujeres, por debajo de la media del resto de España, que es de 16,03.

Durante el primer trimestre del año, se incoaron en Euskadi 208 órdenes de protección, de las que siete no fueron admitidas. Además, los órganos judiciales ordenaron la puesta en marcha de 111 órdenes de protección de las víctimas de violencia de genero y se denegaron 90 solicitudes.

Según refleja este Observatorio, un total de 149 mujeres vascas, es decir el 11,2 % de las que denunciaron ser víctimas de violencia machista, se acogieron a la dispensa legal de declarar.

La víctima denuncia

La mayoría de las 1.333 denuncias presentadas por este motivo en Euskadi entre enero y marzo fueron interpuestas por la propia víctima (838 casos), mientras que la Policía hizo lo propio 389 veces y los familiares de la mujer en 15 ocasiones.

En lo que va de año 29 mujeres han sido asesinadas por su pareja o expareja en España (uno de los casos aún en investigación), lo que supone un aumento del 47 % respecto al mismo periodo de 2016, una lacra que también se ha llevado por delante la vida de seis niños.

Fuente: http://www.eldiario.es/norte/euskadi/denuncias-violencia-genero-dia-juzgados_0_656885422.html

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Mireya: el síndrome de autoridades pusilánimes (SAP)

El SAP es el sueño de cualquier abogado defensor, ya que cuanto mayor es la prueba del delito, mayor es la prueba de la defensa”.

El día de 10 de junio el diario Reforma publicó una nota titulada “Pelean custodia hasta la muerte”, refiriéndose al caso de Mireya, quien fue encontrada sin vida al interior de su casa en San Jerónimo acompañada de los cuerpos envenenados de sus tres hijos y sus padres.

La violencia de género y la poca importancia a la protección de los derechos de la infancia son el hilo conductor que explica esta tragedia, a pesar de que en el encabezado se omite la información clave. La madre que peleaba la custodia de sus hijos frente a su expareja lo hacía después de haber descubierto que éste abusaba sexualmente de ellos; “detalle” que pasaría desapercibido por el lector, ya que la nota presenta una historia tipo “Medea”, que por venganza frente a su exmarido decide matar a sus hijos. Algo pasa en la visión de los observadores que hacen de éste un error demasiado frecuente.

Por ésta y otras razones es que la existencia de este “síndrome” no ha sido aceptado por la OMS ni por la Asociación Americana de Psiquiatría o la Asociación Americana Médica. Los dos grandes sistemas diagnósticos de salud mental utilizados en todo el mundo,  el DSM-IV y el CIE-10 han decidido excluirlo de entre los síndromes y enfermedades reconocidas, por no cumplir los criterios de cientificidad y bases empíricas que ambas instituciones defienden. Ha sido prescrito por muchas instancias de salud mental y terapia familiar y sin embargo en México los asambleístas de la CDMX lo incluyeron en el Código Civil como una medida “de protección para la infancia” cuando de hecho, funciona como la figura de desprotección más grave que existe para ella actualmente.

Esta categoría no solo es grave dado que no permite la detección y diferenciación de los diversos tipos y niveles de violencia en la familia, sino también porque al “diagnosticar” como síndrome de alienación los síntomas de abuso sexual, se confunde la realidad y se utiliza la confusión para aislar al niño, niña o adolescente bajo el cuidado del agresor (Castañer, Griesbach, López, 2014). Si los indicadores que utiliza el SAP son idénticos a aquellos presentes en casos de abuso sexual, significa que un niño víctima de abuso siempre cumple con los criterios para diagnosticar SAP, y entonces, según lo que mandata la ley en la Ciudad de México, debe ser inmediatamente separado del adulto que lo protege y colocado bajo el cuidado de su agresor, lo que pasa desafortunadamente en muchísimos casos hoy en día. El SAP protege a abusadores sexuales de niños y niñas, y coloca a estos últimos en el peor de los lugares: junto a quien les agrede y sin contacto con quien les protege.

No es la primera vez que vemos al SAP como defensa de agresores sexuales de niños y niñas. No es la primera vez que vemos la desprotección de los derechos de la infancia y la criminalización de sus madres ni tampoco, como en el caso de Mireya, que después de apelaciones, amparos, procesos desgastantes de muchos años de duración, las mujeres y sus hijos viven las consecuencias de decisiones tomadas sin especialización en narrativa infantil ni en las dinámicas que la vivencia de abuso provoca en niñas y niños, y finalmente sin especialización en violencia de género.

Hace unos años las frases más repetidas en casos de abuso sexual infantil era “los niños mienten”, “fantasean” o “se imaginan” que les hacen cosas. Hoy esto ha cambiado a: “los niños no mienten; lo que sucede es que son aleccionados por las madres”. Ella seguramente quiere vengarse del padre del niño, o quiere obtener algo, por eso se comporta así de beligerante. Pregunta: ¿no es lógico estar enojado, confundido, indignado, y seguir luchando legalmente hasta las últimas consecuencias si un hijo dice que su padre abusó de él o de ella? ¿Máxime si lo que sucede es que la autoridad lo deja en manos de quien el niño o niña dice que le agredió? No es la primera acción desesperada que vemos en estos escenarios. Ni siquiera es el primer suicidio documentado. Los casos que dan sustento a la decisión en Estados Unidos de descartar el uso del síndrome de alienación parental acabaron en el suicidio de los hijos cuando las decisiones de los jueces era que quedaran en manos de los padres agresores sexuales.

El riesgo en México hoy para niños o niñas víctimas de abuso sexual es altísimo. En todos los casos que hemos conocido en el acompañamiento a infancia en procesos de justicia en los últimos 3 años, la secuela es la misma: un niño o niña devela abuso sexual a su madre, la mujer denuncia los hechos, la contraparte dice que el niño dice eso porque la madre lo ha alienado. El niño o niña no recibe protección; se descarta lo que dice (porque es producto del SAP –en sus dos acepciones: el instrumento para defender agresores sexuales y el síndrome de la autoridad pusilánime-. Con el agregado de la impotencia atorada en la garganta porque ambos síndromes son enteramente evitables con una pizca de formación especializada en género, en desarrollo infantil, en violencia y por supuesto, un tanto de humanidad e interés de parte de los juzgadores y juzgadoras.

Claro que existen casos en los que los progenitores dañan a sus hijos o hijas por sostener eternos conflictos no resueltos que los dejan envueltos en luchas de poder. Esto se llama violencia (no síndrome de alienación parental) y debe detenerse. Claro que existen modos de detectar con metodología científica (créannos, tampoco es el síndrome de alienación parental) cuando un hijo o hija está atrapado en el conflicto parental. Una de las acciones indispensables para que la historia de Mireya no se repita en el futuro es suprimir el Síndrome de Alienación Parental del Código Civil y su uso como categoría diagnóstica que guíe decisiones, y comenzar a escuchar con interés genuino los criterios internacionales que documentos como el Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren a niños, niñas y adolescentes, recogen con seriedad. Y mientras, quien entregue a sus hijos a presuntos agresores sexuales sin perder la cabeza, que tire la primera piedra.

@bioeticaunam

 

[1] Para profundizar sobre la diferencia entre las posibles violencias ejercidas hacia los niños y la inadecuación de la categoría del síndrome de alienación parental ver: Castañer, A. et al.  (2014). Utilización de hijos e hijas en el conflicto parental y la violación de derechos del supuesto síndrome de alienación parental(ed., Vol., pp. 91-119). Ciudad de México, Ciudad de México: Suprema Corte de Justicia de la Nación

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Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

Eréndira Derbez e Israel Espinosa publicaron, en abril de 2017, el artículo “Bocafloja: El privilegio del marcho progre”, en el que analizaron la respuesta misógina del rapero Bocafloja a una colaboradora durante un acto público. La publicación desató una polémica en el círculo del hip hop latinoamericano sobre machismo, racismo y clasismo, pero también una serie de comentarios en redes sociales de quienes defendieron al rapero y atacaron a uno de los autores del artículo.

Lo curioso, dice Eréndira, fue que los mensajes de desprestigio, violentos, iban dirigidos solo a ella. “Fueron insultos en donde las ideas del texto fueron desestimadas por el hecho de que era mujer. Utilizaron el argumento de que yo no entendía nada del tema porque era una mujer blanca. Usaron el discurso del racismo para validar el machismo”, comenta.

Días después de la publicación, Eréndira se desconectó de redes sociales, cansada de bloquear a usuarios que a diario le enviaban insultos y mensajes violentos.

“Yo nunca aparecí en ningún tipo de reclamo, a mí no me nombraron nunca, todo era hacia Eréndira. Y creo que se volvió más violento porque ella se identifica abiertamente como feminista. Se vuelve más violento cuando se trata de una mujer con postura política”, opina Israel, coautor del artículo.

“Menstruadora” fue el nombre que Luisa Velazquez dio a la cuenta en Twitter con la que, en 2011, utilizó internet para ampliar su activismo lesbofeminista. Pero desde que emitió sus primeros mensajes comenzó la ola de hostigamiento de ciberusuarios que se decían “agredidos” por sus publicaciones.

Las amenazas contra ella y sus compañeras del colectivo “Lesboterroristas” aumentaron en mayo de 2015, y obligaron a Luisa a cerrar sus cuentas de redes sociales.

“En los comentarios hablaban de violarme, matarme y colgarme, o primero matarme y luego violarme y luego colgarme, o violarme colgada y al final matarme”, cuenta Luisa quien toleró mensajes de odio y amenazas mientras pensó que se trataban de comentarios de usuarios anónimos en Internet.

Sin embargo, cuando conocidos suyos la amenazaron con publicar su domicilio si no paraba el activismo, decidió alejarse del espacio virtual para cuidarse física y emocionalmente.

Luisa y el colectivo “Lesboterroristas” señalaron el hostigamiento como un acto de lesbofobia y la organización de defensa de la libertad de expresión Artículo 19 calificó la huida de Luisa del ciberespacio como un “debilitamiento del libre debate y difusión de información de los derechos de las mujeres”.

“Lo normalizamos. Es una de esas violencias que toleramos y no deberíamos”, dice Luisa sobre las agresiones virtuales que la llevaron a abandonar Internet.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

Las amenazas virtuales llevaron a Luisa a cerrar las cuentas de “Menstruadora”, abandonando su activismo en redes sociales. Crédito: Redes sociales

Los efectos
Hay una mujer en el piso, acostada sobre un trozo de papel, y otras tres mujeres pintan con plumones su silueta. “En el estómago, yo siempre siento todo en el estómago”, comienza diciendo una de ellas y dibuja una espiral a la altura del vientre del cuerpo delineado sobre el papel. “A mí me dan calambres en los pies”, añade otra y pinta un rayo en una de las extremidades del dibujo. “¿No les sudan las manos?”, pregunta alguien más. “Sí, a veces. Y el dolor de cabeza y de espalda, bueno, ese es permanente”.

Es una de las actividades del encuentro “Construyamos una Internet Feminista”, en el que activistas de diferentes estados de México, que han enfrentado agresiones virtuales, realizan el ejercicio de plasmar en un dibujo los impactos de esa violencia sobre sus cuerpos.

Una de las organizadoras explica por qué es necesario el feminismo en el espacio virtual. “Pensamos que la violencia en Internet no es violencia. ‘Como es virtual no es real’, nos dicen. Pero todas sabemos que no es así, todas sabemos cuáles son sus efectos”.

En 2006 la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) inició la campaña “¡Dominemos la Tecnología!” para visibilizar la relación entre el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) y la violencia contra las mujeres.

“Dentro de los círculos feministas, cuando comenzamos a investigar sobre violencia en línea, nos dijeron: no es importante, son unas excesivas, no tiene nada que ver con la violencia real, no entienden que están matando mujeres, de verdad cállense, las feministas tenemos trabajo más importante que hacer”, cuenta Erika Smith, miembro de la APC en México.

“Y nosotras dijimos: es todo parte de la misma estructura, conforme vamos apropiándonos más de internet, e internet va ganando más espacio en nuestras vidas, esto va a crecer y ser más y más relevante, tenemos que prestar atención”.

En 2012, la APC comenzó a documentar en un mapa en línea hechos de violencia contra mujeres relacionados con la tecnología. Su objetivo era demostrar que este se trata de un problema sistemático y serio.

Lo primero que descubrieron fue que —al contrario de lo que se planteaba en algunos espacios— no se trata de un “problema de primer mundo”. Los abusos se cometen contra mujeres de cualquier nivel socioeconómico, en Serbia, Colombia, República Democrática del Congo, Pakistán, Kenia, Filipinas y México.

Otros hallazgos fueron: las mujeres de 18 a 30 años son las más vulneradas en espacios digitales, y en  41 por ciento de los casos el abuso es cometido por una persona conocida. “La violencia en Internet refleja totalmente la violencia que conocemos. Es parte de una estructura y, por supuesto, es ejercida por gente cercana a nosotras”, explica Smith.

Según el diagnóstico de la APC, Facebook y los teléfonos celulares son las plataformas más denunciadas.

La mitad de los casos documentados fueron denunciados ante alguna autoridad, sin embargo, seis de cada 10 denuncias no fueron registradas formalmente porque consideraron que no existió violencia o delito.

“Las mujeres van y buscan sus medios tradicionales de justicia y les están fallando de manera tremenda. Lo interesante es por qué”, opina Smith. Luego menciona algunas de las respuestas de las autoridades: “No es violencia real. Regresa cuando te violen. Regresa cuando de verdad te hagan algo. ¿Cómo puedes tomarlo en serio? Es una amenaza en Twitter o ¿Qué es Twitter? No entiendo”.

Quizás la evidencia más contundente que arrojó el trabajo de la APC fue que, de un universo de más de 1.000 denuncias entre 2012 y 2014, 11 por ciento de los casos de violencia virtual escalaron a violencia física.

“A nivel estadística a lo mejor no es tan alto, pero en América Latina esa violencia física es feminicidio”, alerta Smith.

El daño emocional que la violencia en línea ocasiona a las mujeres es el más notorio y el que tiene efectos inmediatos en la vida cotidiana. Lo que la APC determinó con el análisis fue que “las sobrevivientes sufren de depresión, miedo y ansiedad, casi en todos los casos”, impidiendo la participación amplia de las mujeres dentro y fuera del espacio virtual.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

En el encuentro “Construyamos una Internet Feminista” activistas feministas discutieron sobre los efectos emocionales y físicos de la violencia virtual. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página

El cuerpo: la delgada línea

Un torbellino de mujeres se abalanza sobre el muro que sirve de pizarra. Sobre la pared enlistan violencias que han enfrentado, relacionadas con la tecnología: difamación; censura de contenido (como imágenes con pezones femeninos); vigilancia; difusión de contenido íntimo sin consentimiento; robo de identidad y “hackeo” de cuentas de redes sociales, correos electrónicos y sitios web.

La lista incluye acoso; “doxeo” (documentación y publicación de todo tipo de información que exista en Internet sobre una persona); violencia sexual, y amenazas de violación y muerte.

“Hay violencias que son delito y hay violencias que no lo son. Lo importante es considerar que todas tienen su impacto”, dice Erika de la APC.

Aunque en este momento se enfocan en los tipos de violencia en línea, también consideran que no se trata de una nueva clase de violencia ni de un abuso que esté separado de los que suceden en el “mundo real”. En realidad, opinan, hay una delgada línea que no separa, sino une la realidad a lo que sucede en el mundo virtual.

“La violencia se está ejerciendo a través de nuestros cuerpos en todos los espacios y el sistema patriarcal está en todos lados, no perdona ni un espacio”, opina Liliana Zaragoza (Lili_Anaz), cofundadora del Laboratorio de Interconectividades, una iniciativa que promueve la autodefensa hackfeminista.

De igual forma, la APC considera en que la violencia en línea contra las mujeres está conectada a la violencia “offline” o del “mundo real”. “Las mismas formas de discriminación de género que configuran las estructuras sociales, económicas, culturales y políticas se reproducen en línea y en diferentes plataformas digitales”, explican en Cultivando la violencia a través de la tecnología.

En Internet y dominación. Hacia una sociología de la nueva espacialidad, Mariana Celorio, académica e investigadora sobre los espacios virtuales y la dominación en internet, también habla de una dinámica en el ciberespacio semejante a la del espacio público.

En ambos “se propicia la interacción, la exclusión y la segregación social entre quienes pertenecen y no a él, entre quienes lo usan, lo viven, lo administran y gestionan; es sede de formas plurales de expresión ciudadana y de maneras distintas de apropiación colectiva que muchas veces pueden ser antagónicas, contradictorias, hasta llegar a la violencia”, señala Celorio.

“¿Sabemos que implica Internet? ¿Qué es territorio? o ¿De dónde a dónde abarca cuando hablamos de cuerpo? Esas son las preguntas, pero lo que sí sabemos todas es cómo se siente un cuerpo violentado todos los días” , dice Liliana Zaragoza para explicar las planteamientos que abordan en los talleres de autodefensa hackfeminista.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

La violencia relacionada con la tecnología va desde la vigilancia, el acoso, la difusión de contenido íntimo sin consentimiento, hasta las amenazas de muerte. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página

Un arma de doble filo

En un tendedero cada participante del evento “Construyamos una Internet Feminista” cuelga una hoja en donde relata una experiencia positiva vivida gracias a Internet, y en otra exponen una vivencia negativa y cómo las hizo sentir cada una.

La mayoría coinciden con que Internet —y en general el uso de las TIC— las ha ayudado a difundir y crecer su activismo, aunque también les ha traído consecuencias violentas.

Un miembro de un colectivo feminista de la ciudad de Guadalajara comenta que les permitió llevar a cabo proyectos sin recursos. Otras activistas de los estados de Michoacán, Guerrero, Yucatán, parecen estar de acuerdo con que las redes sociales potenciaron la difusión de sus causas. Sin embargo, también consideran su actividad en el ciberespacio como un arma de doble filo.

“A nosotras, en general, el ciberactivismo nos ha traído muchas experiencias terroríficas. No podemos obviar que en México existe una violencia de Estado contra quienes se organizan para exigir sus derechos”, comenta una activista de Ciudad de México.

Un ejemplo reciente es la historia de acoso callejero y en línea a Tamara de Anda, columnista del periódico El Universal. La periodista publicó en redes sociales que realizó una denuncia en contra de un chofer de taxi de Ciudad de México que le gritó guapa en la vía pública.

El resultado fue una sanción administrativa para el taxista y una cascada de agresiones por parte de usuarios de internet que comenzaron a acosar a la denunciante. Los mensajes de odio que recibió De Anda iban desde la desacreditación de su denuncia, hasta amenazas de muerte y violación.

“Hoy (la violencia en línea contra las mujeres) es más visible por los recientes ataques a periodistas. Pero, desde antes, muchas ya la vivían”, comenta Lulú Barrera, integrante de Luchadoras, un colectivo feminista.

A pesar de que Luchadoras nació y creció en redes sociales, Lulú cuenta que son cada vez más las activistas feministas que prefieren salir de plataformas como Facebook que, por ejemplo, no permiten imágenes de pezones femeninos, pero sí hordas de usuarios que promueven la misoginia y discursos de odio. “Para mí, estar en Facebook es como vivir en la casa del agresor”, dice.

La plataforma más denunciada por activistas, por ser en la que más agresiones en contra de mujeres suceden, fue Facebook. Esto, en parte, porque es la red social que más usuarios tiene en México, reflexiona Erika Smith de la APC.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

Para activistas feministas, Internet se ha convertido en un arma de doble filo. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página

Autoridades y plataformas

Para el segundo trimestre de 2015, el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi) contabilizó 62,4 millones de usuarios de Internet en México (57 por ciento de la población), y de cada 100 usuarios, 49 son mujeres.

Por su parte, en 2016 Facebook reportó 61 millones de usuarios en el país, de los cuales 41 millones utilizan la plataforma diariamente, convirtiéndola en la red social de mayor penetración en México, de acuerdo con un estudio de la Asociación de Internet.

Concientizar a autoridades y dueños de plataformas sobre la violencia contra de mujeres relacionada con la tecnología es un trabajo que la APC ha realizado desde que comenzaron la campaña “¡Dominemos la tecnología!”.

A nivel internacional, este también ha sido tema de debate. Recientemente, la policía de Chicago comenzó la búsqueda de cinco hombres que violaron en grupo a una adolescente de 15 años y transmitieron la agresión en Facebook Live.

La violación fue visualizada en vivo por al menos 40 personas y ninguna de ellas lo denunció ni a la policía ni a Facebook, dado que un día después de la transmisión la red social no había retirado el contenido y el video seguía público.

“Una de las exigencias a Facebook ha sido que sean específicos en sus condiciones en caso de violencia de género, cosa que no han querido hacer”, dice Smith.

Para este reportaje se buscó a la oficina de Facebook México para conocer su postura sobre el tema, pero no hubo respuesta.

En el caso de iniciativas de sociedad civil e instituciones en México, en agosto de 2014 inició una campaña contra el “cyberbullying (ciberacoso”, promovida por legisladores, académicos y empresarios. La iniciativa, dirigida a adolescentes y niños, buscaba concientizar sobre “conductas perniciosas” en Internet.

En julio de 2016 comenzó otra campaña contra el llamado “sexting”, el intercambio consensuado de textos, audios, imágenes o videos eróticos. Sin embargo, la primera campaña considera el ciberacoso un problema de “adolecentes con poca supervisión”, mientras que la otra fue criticada por activistas y organizaciones por estigmatizar la práctica e intentar combatirla desde una postura moralista.

Para la comunicóloga Lisseth Pérez Manríquez el problema radica en que no se piensa en internet como un espacio, sino más como un medio de comunicación y expresión o una herramienta de trabajo.

Erika Smith cree que lo que se requiere es sensibilización y no la coacción o sobrevigilancia. Pero las estrategias apuntan hacia el lado contrario. “Lo que quieren controlar internet, no la práctica y el comportamiento negativo o violento”, opina.

De acuerdo con el análisis de la APC, en México la violencia relacionada con el uso de las TIC no es considerada en la legislación.

Al respecto, las comunicólogas Florencia Goldsman y Graciela Natansohn señalan que es un error creer que la violencia contra mujeres en ambientes digitales es una nueva forma de violencia y por tanto se necesitan nuevas leyes específicas al tema.

“Se trata de la misma violencia histórica patriarcal traducida a nuevos formatos y espacios”, argumentan en el documento Violencia contra las mujeres en red, vigilancia y el derecho a la privacidad.

La APC coincide con ellas pues ya existen la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación. Lo que es necesario, apuntan, es que estas leyes contemplen la violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

Los casos de amenazas virtuales y mensajes intimatorios virtuales incrementan todos los días, pero el sistema de justicia mexicano no está preparado para atenderlos. Crédito: Redes Sociales

Internet feminista

Ante un panorama violento y complejo, la APC reunió en 2014 a activistas feministas, defensoras de los derechos en internet y la tecnología y redactaron los “Principios feministas para internet”, vaciados en un documento que está en permanente construcción.

“Para mí son provocaciones. Aprovechar Facebook para nuestro beneficio es hermoso, aunque haya vulnerabilidades asociadas. No necesariamente el foco del feminismo —cuando hablamos de Internet— debe ser la violencia. Rechazamos esto, porque no podemos reducir género a violencia”, dice Erika Smith.

“Por eso hablamos de internet feminista, porque nuestro espacio no puede ser solo de denuncia e indignación. Lo que queremos es apertura, tenemos que asegurarla”.

Es lo que también promueven iniciativas como el Laboratorio de Interconectividades: una visión amplia del espacio virtual, más allá de las redes sociales en donde se desarrolla la violencia.

“Cuando hablamos de violencia en línea contra las mujeres y hablamos de Twitter y Facebook, lo que queremos mostrar es que internet va más allá de estas plataformas. Si no toda nuestra energía se nos va a ir en buscar respuestas para cuidarnos en plataformas que de por sí nunca se preocuparon por nosotras, que más bien nos ven como potenciales clientes”, advierte Liliana Zaragoza.

Cuando Luisa comenzó a recibir amenazas de muerte y violación a través de sus redes sociales y decidió suspender las cuentas de Menstruadora, desde donde practicaba su activismo, algunas organizaciones sociales se acercaron a ella para apoyarla, pero ninguna tenía claridad de qué hacer. Mientras, lo máximo que las autoridades podían lograr era identificar a sus agresores, pero ella ya los conocía.

Ahora, dos años después de la experiencia, Luisa dice que tuvo que “despersonalizarse en Internet”. Sigue practicando su activismo y ha reactivado sus redes sociales poco a poco.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/06/machismo-en-linea-la-violencia-real-en-el-mundo-virtual/

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Uruguay: Se lanza libro que recoge siete miradas académicas sobre el suicidio y reclama dejar de mirar para el costado

América del Sur/ Uruguay/Leo Lagos

Las cifras son alarmantes, pero el tabú nos impide aceptar la realidad: en Uruguay son más las personas que se suicidan que las que pierden la vida en siniestros de tránsito. Mientras que para enfrentar las muertes en las calles y rutas se toman medidas como la tolerancia cero al alcohol y se realizan campañas públicas, para el suicidio la única gran estrategia que se adopta es la del avestruz.

No son superhéroes que luchan en solitario contra la maldad del mundo. Tampoco son salmones que nadan contra la corriente. Sin embargo, un poco de eso tienen. Pablo Hein es docente e investigador del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar). Cristina Larrobla es investigadora y docente en la Unidad de Salud Mental en Comunidad de la Facultad de Medicina de la Udelar. Ambos son miembros del Grupo de Comprensión y Prevención de la Conducta Suicida, una unidad multidisciplinaria que involucra a las facultades de Medicina, Ciencias Sociales, Humanidades y Ciencias de la Educación, Información y Comunicación, Psicología y a la Dirección de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). Me reciben en una pequeña oficina atiborrada de ejemplares de 70 años de suicidio en el Uruguay: 7 disciplinas, 7 entrevistas y 7 encuentros, libro financiado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica en su colección Art. 2, que recoge material del Programa de Comprensión Pública de Temas de Interés General y que se presenta hoy a las 9.00 en la sede de ASSE.

La publicación es necesaria y oportuna: por más esfuerzos que se hayan realizado, la tasa de suicidio de Uruguay sigue siendo la más alta de América Latina. Los números, lejos de bajar, parecen estar aumentando. En julio el Ministerio de Salud hará públicas las cifras de suicidios de 2016. Pablo Hein no es optimista: “Lamento decirlo, pero hay altas probabilidades de que las cifras hayan aumentado respecto de 2015, que ya fue un año de pico de suicidios”. Eso es lo que resulta alarmante: los dos picos de suicidios en las últimas décadas en Uruguay se registraron en 2002, en plena crisis, y en 2015, tras diez años de bonanza económica. ¿Por qué los uruguayos decidimos matarnos? ¿Por qué no hacemos nada por los que se matan a nuestro lado? Despejada la crisis económica como único factor explicativo, ¿no es tiempo de hacer algo al respecto? ¿Por qué no hablamos del asunto?

“El presidente de la República ha dicho varias veces que no hay que hablar del tema porque es un tema que se contagia. Nosotros, desde el Grupo de Comprensión y Prevención de la Conducta Suicida, pensamos que no es así”, dijo Hein. La línea de argumentación del presidente viene de larga data y parte de la premisa de que el suicidio es un fenómeno que genera imitación. “Si bien hablar del tema puede ser un factor de riesgo, por ejemplo, en los suicidios de cantantes populares para los adolescentes, y la OMS [Organización Mundial de la Salud] tiene un manual específico para los medios de comunicación acerca de cómo comunicar esas muertes, hay estudios empíricos que indican que la sociabilización del tema es provechosa”, aclaró Larrobla. De hecho, uno de los tantos mitos asociados al suicido afirma que los medios tienen prohibido informar sobre las muertes autoinfligidas. Hein retrucó: “En los medios hay ignorancia. Piensan que no se puede informar. Si el periodismo nacional viera lo que es el periodismo español, el periodismo francés o el periodismo alemán, dejaría de hacer eso de no informar sobre el suicidio”.

La sociedad es la culpable

Pensar que el suicidio se contagia como una enfermedad infecciosa es una de las tantas maneras que la sociedad elige para perpetuar el tabú ante la muerte y no ver lo que le disgusta. Otra consiste en pensar que se trata de un asunto de la psiquiatría. Pero Hein acotó: “El suicidio es un fenómeno de la sociedad. Ni siquiera se puede trasladar únicamente al entorno familiar. No son los López o los Hein, que no vieron un problema que tenía su hijo. Tratamos de silenciar el tema, que es de toda la sociedad, y se lo atribuimos a una familia específica”. Larrobla complementó: “También tiene que ver con patrones sociales de lo que es público y lo que es privado, con qué es lo que los medios hacen público y qué no. Lo mismo venía pasando con el tema de la violencia doméstica, que hoy se empieza a visibilizar. Antes era un tema privado: si se era un buen profesional o un buen gobernante, no importaba lo que la persona hacía en la casa con la mujer o con los hijos. Ese manejo de lo público y lo privado nos sirve como excusa para no visibilizar el problema y no hacernos cargo de él”. Hein considera que el problema es más profundo: “No todos los suicidios son sociales, pero tampoco son todos económicos, ni todos debidos a desórdenes mentales. Uruguay no tiene que discutir sólo el tema del suicidio, sino el tema de la muerte, el de quién controla la muerte y el del poder médico que hay en torno a ella”. Ante esto, hizo un llamado a la acción: “Es momento de sacarse el miedo. Es tiempo de políticas integradoras que trasciendan las recetas o los manuales psiquiátricos o psicológicos. ¡En la Comisión Honoraria de suicidio no hay ningún asistente social! Está el Mides [Ministerio de Desarrollo Social], pero no está la Facultad de Ciencias Sociales ni la de Comunicación. ¿No será tiempo de empezar a pensar la comunicación del suicidio?”.

La pregunta de Hein resonó unos segundos y antes de que el sonido de sus palabras dejara de rebotar en la habitación, fue por más: “El único informe sobre suicidio, que salió al aire el año pasado en Canal 10, duró tres minutos y 20 segundos. Terminó con una psiquiatra diciendo que el suicidio es un tema meramente psiquiátrico”. Si uno lee el libro 70 años de suicidio en el Uruguay queda claro que eso no es así. Pero resulta que esos discursos son funcionales: expían de toda culpa a la sociedad en general y a quienes deciden las políticas. “Si a la sociedad se le dice que el suicidio es un tema de neurotransmisores, todos nos quedamos tranquilos. Pero después viene la Ballena Azul y la gente no entiende por qué hay adolescentes que se suicidan”, argumentó Hein, que no esquivó el bulto: “Capaz que es porque les pongo la vara muy alta en las clases y se sienten frustrados. O capaz que es porque a mis hijos les transmito, hasta inconscientemente, ciertos niveles de consumo desmedido”. Larrobla dijo que los medios de comunicación no siempre callan: “El único caso de suicidio que los medios publican es el del que comete feminicidio y luego se autoelimina. Para ese no hay tabú, y además te describen con lujo de detalles cómo hizo para matar a la madre delante de los hijos y cómo hizo luego para pegarse un tiro él”. Y una vez más, los medios deforman la realidad: “En términos estadísticos, es más alto el fenómeno de los hombres de entre 35 y 45 años que se matan sin matar a la pareja”, ilustró Hein. Entre los hombres de esa edad el divorcio es un factor de riesgo mayor que entre las mujeres, pero tal vez el hecho no sea tan atractivo para los medios de comunicación, ya que no les permite vender una historia con un culpable que hace algo aborrecible.

Un poco irónicos

Larrobla dijo que esto “va de la mano de la visibilización de la violencia de género”. “En la medida en que se sacó el velo de ese tabú, se habla más del tema. Pero con el suicidio cuesta más”, agregó. Tendemos a repetir que la gente se suicida más los domingos; sin embargo, los datos indican que no es así. También repetimos que la gente se suicida más en invierno. Hein aclaró: “Eso es una gran mentira uruguaya, que además es funcional, porque el invierno no se puede cambiar. Entonces nos quedamos tranquilos. La gente se suicida más en noviembre y diciembre, que es el período en el que uno evalúa su año”. Es más, el suicidio en Uruguay presenta características que se mantienen estables en el tiempo y que permitirían desplegar acciones más concretas que quejarse del opresivo invierno: “En Uruguay hay un suicidio cada 14 horas. ¿Quién el próximo que se va a matar? No te sé decir si es un jugador de fútbol, una profesional o un ama de casa. Pero te puedo decir que el mes que viene se van a matar más hombres que mujeres, más adultos mayores que jóvenes, más adolescentes que adultos, sin contar los ancianos, más hombres divorciados que hombres casados, que las mujeres que se suiciden van a ser tanto solteras como casadas. El suicidio es un fenómeno muy predecible en los grandes números”. Larrobla acotó: “La historia personal, la individualidad y la subjetividad tienen un peso muy importante, y son los elementos que hacen más difícil detectar y poder prevenir el suicidio. Podés hacer una campaña de prevención pensando en esos perfiles muy generales, pero no podés saber quién va a intentar suicidarse en los próximos diez minutos”.

Para Hein, los uruguayos somos un poco irónicos: “Festejamos cosas como la baja de la mortalidad infantil, pero no nos angustiamos por otras, como la tasa de suicidio adolescente”. Luego acribilló a la diaria con datos: “En 2015 hubo 208 homicidios. Unas 500 muertes por accidente de tránsito y 569 muertes por suicidio según cifras oficiales. Siempre hubo, salvo en el año 2012, más muertes por suicidios que por homicidios o por accidentes de tránsito. Entonces, Uruguay es irónico: piensa en los homicidios y en las muertes en el tránsito, pero no piensa con la misma intensidad y con la misma sociabilización en el suicidio. ¿Por qué no nos estamos diciendo ‘cuidate de vos mismo’, ‘cuidá al que tenés cerca’?”. Larrobla sentenció: “Este no es un tema exclusivo de psiquiatras y psicólogos. Todos podemos ser vehículo de referentes y de derivaciones oportunas. Lo que demuestran muchos estudios es que hablar de manera correcta, con los elementos necesarios y con un buen sistema de derivación en red, es un factor protector. Lo que no se habla, se actúa”.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2017/6/se-lanza-libro-que-recoge-siete-miradas-academicas-sobre-el-suicidio-y-reclama-dejar-de-mirar-para-el-costado/

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La violencia de género comienza con la palabra

Por: Abigail Lasalle

No empieza con el golpe, ni con el empujón, sino que comienza con destrozar la confianza de la mujer o del hombre.

La violencia de género es un flagelo que nos atañe a todos como sociedad. Necesitamos comenzar a trabajar desde la base hacia lo más grande, en primer lugar la educación, en todos los estamentos del Estado, desde las oficinas públicas y las escuelas. El Estado debe participar en cuidarnos a todas las mujeres y también a los hombres, porque si bien las cifras hablan de una cantidad de mujeres que mueren, siempre se deja de lado a los varones, que también son víctimas de la violencia de género con la diferencia que no hay denuncias por la vergüenza que sienten por ser varones que son maltratados, ultrajados, que les pegan dentro de sus casas, no hacen siquiera mención a lo que viven.

También hay que destacar que cada vez son más jóvenes las mujeres víctimas de violencia de género porque las adolescentes mantienen el primer noviazgo, la primera relación antes. Consideran que los celos están buenos, porque «me quiere mi novio«, o «mirá como me cuida» y en realidad, la violencia comienza justamente con la palabra, no es el golpe, no es el empujón, es comenzar a destrozar la confianza de la mujer o del hombre en cualquiera de los géneros, estamos hablando. Y entonces, si ya revisan el celular, si revisan el correo electrónico, si eligen la ropa que nos vamos a poner, ya eso también es violencia de género.

Por eso, es necesaria la educación en Argentina y por eso, es necesario que todos, desde los más chiquitos hasta los más grandes podamos concientizar a nuestros hijos, abuelos, sobrinos, primos de lo que se necesita para que este flagelo se termine.

El año pasado, a tan solo seis meses de la llegada de Mauricio Macri al gobierno nacional se presentó el plan nacional para la erradicación de violencia de género en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Un plan que involucraba al Estado, a los gobiernos municipales, a los gobiernos provinciales con un afán de poder terminar este tipo de flagelos que nos carcome día a día.
Sin embargo, con el pasar de los días y el pasar de las horas nos encontramos que el presupuesto destinado a ese plan de la erradicación de la violencia de género no fue tal, no lo respetaron, por ende no se pudieron hacer todas las tareas y promesas que se habían realizado  en junio en el Salón Blanco, y  muchísimas mujeres todavía siguen yendo a las comisarías a plasmar sus denuncias por el maltrato familiar y tampoco son recibidas.

Se sigue sin respetar el perímetro que invoca la Justicia y encontramos que simplemente el Estado y la Justicia acompañan al maltratador, al violador y las leyes estarían puestas solamente para el que hace las cosas mal. En este caso pareciera que las mujeres  y los hombres maltratados hiciéramos las cosas mal.

Considero que es necesario empezar con lo más fácil que tenemos en la mano, que es la educación y poder llevarla a todos los lugares. Por otro lado, también hay que hacer meya en los varones, hombres de la casa, los varones hermanos, primos, abuelos, sobrinos, tienen que participar de este movimiento. Tienen que comenzar a escuchar el pedido de las mujeres y aquellos empresarios o personalidades muy importantes de la política argentina comenzar este debate seriamente y a decir por qué las mujeres cobramos el 20% menos que los varones, que llegar a los mismos puestos de trabajos nos cuenta muchísimo, porque nos consideran que como somos mamás tal vez no prestamos atención al trabajo como corresponde o como haría un hombre porque tienen un poco mas de libertad. Esa sociedad machista tiene que terminar, porque estamos en el siglo XXI, estamos teniendo otro tipo de mirada en el mundo y no podemos quedarnos en la prehistoria en este caso.

El reclamo de Ni una menos es irrisorio, lo que se está pidiendo, lo que se está reclamando es mantener a las mujeres con vida, parece mentira que en este momento de nuestras vidas y del siglo, estar solicitando, pidiendo, reclamando que nos queremos a todas vivas, que queremos que se termine la violencia y que por sobre todas las cosas las mujeres  y los varones somos personas, no somos cosas, en eso tenemos que trabajar también, empezar a debatir si queremos ser personas y tratadas como tales.

Fuente: http://www.diagonales.com/4659-La-violencia-de-genero-comienza-con-la-palabra.note.aspx

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Argentina: Los docentes universitarios paran el 14 y 15 de junio

Argentina/05 de Junio de 2017/

La Conadu Histórica convocó hoy a un nuevo paro nacional de 48 horas que se realizará el 14 y 15 de junio en demanda de respuestas a los reclamos paritarios y un incremento salarial «satisfactorio» para el sector.

El gremio docente universitario Conadu Histórica convocó hoy a un nuevo paro nacional de 48 horas que se realizará el 14 y 15 de junio en demanda de respuestas a los reclamos paritarios y un incremento salarial «satisfactorio» para el sector.
El sindicato de profesores universitarios decidió profundizar el ‘plan de lucha‘ en un plenario de secretarios generales del gremio que se realizó hoy en Buenos Aires.
Conadu Histórica resolvió realizar una nueva huelga de 48 horas «con tomas, carpas y actos‘ para el 14 y 15 de junio, en el marco de los 99 años de la Reforma Universitaria.
«La decisión se tomó ante la persistente negativa del Ministerio de Educación y de la Secretaria de Políticas Universitarias en ofrecer un incremento salarial satisfactorio», sostuvo en un comunicado
El plenario de Conadu Histórica también decidió llamar a una consulta nacional para decidir «la no toma de exámenes en julio y el no inicio del segundo cuatrimestre de continuar la falta de respuestas y el congelamiento salarial de hecho».
Asimismo, la entidad advirtió que Plan Maestro Educativo, el reconocimiento de trayectos académicos y el ajuste presupuestario constituyen «una verdadera contrarreforma universitaria».
Finalmente, el Consejo Directivo Nacional convocó a manifestarse mañana en todo el país contra la violencia de género, con las consignas «Ni Una Menos» y «Vivas y con derechos nos queremos».

Fuente: http://www.eltribuno.info/salta/nota/2017-6-2-18-52-0-los-docentes-universitarios-paran-el-14-y-15-de-junio

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Argentina, 3 de Junio: las trabajadoras de la educación tenemos que decir presente

Argentina/01 junio 2017/Fuente: La Izquierda Diario

Este 3 de junio, las docentes vamos nuevamente a las calles de Mendoza para luchar por la Emergencia en violencia de género, contra el ítem aula y educación con perspectiva de género.

Hace 2 años, escribimos acá: Ministros de educación posan para la foto #NiUnaMenos; a propósito de la foto de los ministros de educación bajo la consigna: «ni una menos a las aulas».

Dos años pasaron, cambió el gobierno, algunos nombres se repiten, muchos no. En la foto está, incluso, Bullrich, actual Ministro de Educación y Cultura de la Nación.

De entonces a esta parte más de 600 mil jóvenes se siguen «perdiendo» en el paso de la primaria a la secundaria. La mayoría siguen siendo mujeres.

Sobre la aplicación y reglamentación de la Ley de Educación Sexual Integral, no se avanzó un ápice. Es más, Bullrich salió a sugerir que la religión debería incluirse en la escuela pública. Desde el principio, uno de los lugares que sufrió despidos, recortes y desmantelamiento por parte de este gobierno fue el programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, con recortes y cesantía de docentes del área de implementación de Educación Sexual Integral en las escuelas y la formación constante. El límite es presupuestario e ideológico. No es de extrañar, sus hijos van a la ultracatólica y cara escuela Oakhill School, de los Legionarios de Cristo. Cierre de programas, falta de presupuesto y negación a discutir la Ley de Emergencia en Violencia de Género. En aquel 3 de junio, las estadísticas afirmaban que una mujer era víctima de femicidio cada 30hs; mientras que a dos años, el dato es aún más escalofriante: cada 18hs muere una mujer por el hecho de ser mujer.

Si de Mendoza se trata, aquí, en las tierras gobernadas por «el mejor alumno de Macri»; las del Ítem Aula; las de los pedidos de desafuero y procesamiento de legisladores de izquierda por apoyar la lucha de los trabajadores, las mujeres y la juventud; las del nombramiento de un juez acusado por todo el movimiento de mujeres de fallar con claro contenido homofóbico y misógino; las de los curas abusadores del Próvolo; las mujeres podemos decir que ni las fotos, ni las declaraciones de los funcionarios han aportado nada a la lucha por nuestros derechos.

En 2 años han avanzado en los ataques a las mujeres trabajadoras de la educación. El Ítem Aula en Mendoza, como hemos denunciado acá: El “Ítem aula” es violencia contra las mujeres; en particular afecta a las mujeres. Cuando aplauden sus consecuencias sobre el presentismo, «legalizan y festejan una larga cadena de maltratos hacia un sector donde la mayoría son mujeres. Mujeres trabajadoras que tienen que esconder dolencias propias, o de sus hijos para no perder un «incentivo» que representa un 10 % de su sueldo. Así han bajado los niveles de ausentismo y las denuncias por violencia de género. Parece «normal», pero no lo es. La realidad de las trabajadoras de la educación es de un maltrato cotidiano. Debemos trabajar dos o tres cargos porque los salarios son bajos, hacer malabares para ver dónde dejar a los niños, para trabajar educando a otras decenas de niños y luego continuar en la casa con las “tareas del hogar”. Claro que además, fuera de horario hay que corregir pruebas y preparar actividades y planificaciones. Todo como si fuera lo más normal. Sumemos a esto: trabajar enfermas o dejar enfermos a los niños en casa».

Fue este año, en el discurso inaugural de las sesiones legislativas que el gobernador Cornejo hizo su balance de la aplicación del nefasto Ítem. Sin ninguna estadística pública, afirma que bajó el ausentismo docente. Estas declaraciones demuestran una cínica negación con respecto a la realidad de las y los docentes, en su mayoría mujeres. El ítem aula es una extorsión económica para que las mujeres vayan a trabajar igual a pesar de estar enfermas, o que enfermen sus hijos. Además de representar un claro ítem anti huelga. La implementación del ítem aula se trata claramente de violencia de género ejercida por parte del Estado sobre todas las trabajadoras de la educación.

Frente a esta realidad, estamos difundiendo la propuesta del Frente de Izquierda: reducir la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana, con un salario igual a la canasta familiar. Proponemos 4 horas frente al curso y 2 horas de trabajo pedagógico. Porque estamos cansadas de soportar que políticos millonarios como Cristina, Mauricio o Cornejo nos acusen de ser “vagos”, de trabajar “4 horas y tener 3 meses de vacaciones”, desconociendo nuestra realidad y poniéndonos a la comunidad en contra. Las direcciones sindicales son también responsables cuando una y mil veces calculan los aumentos y salarios en base a 2 cargos, o cargos con antigûedad. Nosotros y nosotras insistimos: ningún docente por debajo de la canasta familiar. Ningún docente sin trabajo. Basta de vivir para trabajar. La educación pública vale más que sus ganancias.

Ni hablar cuando Cornejo se refirió al Estado como garante de justicia y el nombramiento de José Valerio a la Corte Suprema de Justicia. Ese juez con un prontuario caracterizado por fallos machistas y homofóbicos no es justamente el que puede garantizar los derechos de las mujeres.

En Mendoza, como en todo el país, miles de mujeres nos movilizamos masivamente contra la violencia machista y exigiendo que se declare la Emergencia en violencia de género. Fuimos miles en las marchas de Ni Una Menos, durante el Paro Nacional de Mujeres del 19 de octubre del 2016 y el Paro Internacional de Mujeres del 8 de marzo de este año. Cornejo, como Macri y todos los gobernadores de Cambiemos, pero también las gobernadoras del FPV, que reprimieron a las docentes que luchan por su salario en el sur, desligan completamente al Estado de su responsabilidad sobre la violencia que sufrimos las mujeres, dentro de esta sociedad machista y patriarcal.

Es por todo esto que las mujeres debemos continuar con nuestra lucha en las calles, sumando fuerzas, apostando a la organización en nuestros lugares de trabajo, de estudio y los barrios. Queremos fortalecer nuestra lucha en todos los terrenos, por eso vamos con todo con la pre candidatura de Noelia Barbeito para encabezar las listas del FIT de la provincia, para que la voz de las mujeres, de los trabajadores y la juventud de Mendoza llegue nuevamente al Congreso de la Nación. Para que haya una de las nuestras, como cuando levantó su voz dentro de la Legislatura en nombre de las decenas de miles de maestras que dijimos «no al ítem aula». Por eso nos organizamos en la Agrupación Pan y Rosas en todo el país. Las docentes impulsamos nuestra Corriente 9 de abril para pelear por nuestros derechos como mujeres trabajadoras, organizándonos para recuperar nuestra herramienta sindical, junto a docentes como las de Lavalle, que valientemente se han levantado al grito de «ni una menos, vivas las queremos» buscando incansablemente a Johana y Soledad.

Le exigimos al Estado y sus funcionarios, que hipócritamente se sacan fotos, que garanticen las medidas mínimas ante la violencia cotidiana. Queremos que la tierra tiemble, porque nos preparamos para conquistar la igualdad ante la vida, de la mano a una lucha más profunda contra el machismo. Esta lucha va de la mano, codo a codo con la lucha contra este sistema explotador y opresor.

Por eso este 3 de junio, con fuerza y con razón, volveremos a gritar: #NiUnaMenos

Fuente: http://laizquierdadiario.com/3J-las-trabajadoras-de-la-educacion-tenemos-que-decir-presente

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