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Estrategias para el Manejo de la Violencia Escolar: Guía para mejorar la convivencia en ámbitos educativos dirigida a personal docente y directivo

Autor(es): Guilli Sergio Mario
Colaborador :Ministerio del Poder Popular para la Educación
Tipo: texto
Editor: Caracas, Venezuela
Idioma:spa

Resumen :Este material está orientado a personal directivo y docente de los establecimientos de educación inicial y media. Surge de la amable invitación que me realizó el personal del Ministerio del Poder Popular para la Educación, luego de haber organizado un conversatorio sobre el tema. La idea cardinal de aquel encuentro y con la que fue pensado este folleto es la de ofrecer soluciones concretas a los desafíos que presenta la violencia en el contexto educativo, a través de una serie de herramientas tanto conceptuales como prácticas y que son el contenido de estas páginas. Si asumimos que la escuela es una comunidad de convivencia, la superación cierto sesgo racionalista en la construcción de la vida de la institución educativa debe ser objeto de nuestros esfuerzos, planteándonos como desafío la posibilidad de integrar de manera más decidida y sistemática la educación en valores y los aspectos emocionales, en el diseño curricular.

Fuente: http://koha.cenamec.gob.ve/cgi-bin/koha/opac-retrieve-file.pl?id=371e0c7c7446b3f740190eb288cadab2

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Niños indígenas terminan la primaria bilingüe sin aprender a hablar español

México / 11 de noviembre de 2018 / Autor: Andrea Vega / Fuente: Animal Político

A sus 8 años, Daniel llegó a tercero de primaria sin saber leer ni escribir. Los primeros dos grados los tomó en una escuela de Huachinango, Puebla, comunidad indígena donde vivía y donde todos hablan náhuatl menos los profesores. Les dan clases en español a alumnos que sólo hablan su lengua materna.

De 25 niños inscritos en el grupo de Daniel, solo cuatro aprendieron a leer y escribir. “El maestro no hablaba nada de náhuatl, era de otro pueblo, entonces no nos entendía. Nosotros le entendíamos poco a él”, dice el niño. Aún así, sin entender lo que el maestro decía, todos fueron promovidos al segundo grado, y luego al tercero.

Pero Daniel ya no continuó en esa escuela. En 2017 tuvo que irse a vivir con su tía a Ciudad de México, tras el fallecimiento de sus padres. El tercer año lo cursó en la escuela República de Colombia, en la colonia Capultitlán de la delegación Gustavo A. Madero. Su maestra se dio cuenta que no entendía muy bien español. Tuvo que empezar con él casi de cero en la lecto-escritura. Ahora que el niño cursa cuarto grado a sus 9 años, apenas está haciendo oraciones sencillas. No es un caso aislado.

En el ciclo escolar 2017-2018, 41 mil 795 alumnos hablantes de alguna lengua indígena llegaron a sexto grado de primaria sin saber bien español, condición indispensable para aprender y poder continuar sus estudios. Esto representa el 32.5 % de los 128 mil 361 alumnos inscritos en ese grado (sexto) en las 10 mil 233escuelas primarias delsubsistema de educación indígena del país, de acuerdo con  información de la SEP proporcionada por Transparencia.

El subsistema de educación indígena cuenta, a nivel nacional, con 797 mil 525 alumnos en los seis grados de primaria y con 412 mil 186 en los tres de preescolar. Chiapas tiene el mayor número de casos de niños que en sexto de primaria no saben bien español, con 21 mil 271 niños. Le sigue Guerrero con 7 mil 328, y Puebla con 2 mil 259.

Esta deficiencia en el aprendizaje del español como segunda lengua se da a pesar de que México tiene regulaciones como la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas o el reformado Artículo 7 de la Ley General de Educación, que reconocen el derecho de estas comunidades a recibir instrucción tanto en su lengua materna como en español.

La autoridad no reconoce el problema, a pesar de sus propias cifras. Rosalinda Morales, titular de la Dirección General de Educación Indígena (DGEI) de la SEP, asegura que en todo caso el dato de los 41 mil niños monolingües obtenido vía Transparencia es solo un estimado. “Nosotros trabajamos para que todos los niños hablen español”.

En entrevista afirma que en los 9,797 preescolares y 10,233 escuelas primarias indígenas del país sí se imparte una educación intercultural bilingüe, y que a los niños se les enseña el español como segunda lengua y se les da contenidos de las diversas asignaturas en su idioma materno.

Sin embargo, investigadores y lingüistas coinciden en que la enseñanza bilingüe para comunidades indígenas en México es deficiente. “No hay a nivel nacional un modelo para enseñar a los niños hablantes de una lengua indígena, el español como segunda lengua; ni se les enseña a leer o escribir en su lengua materna”, afirma Enrique Hamel, profesor investigador de la UAM Iztapalapa y director del programa Comunidad Indígena y Educación Intercultural Bilingüe (CIEIB).

“Yo no he encontrado una escuela aquí en Ciudad de México de las que reciben niños migrantes donde haya un modelo así”, asegura Rebeca Barriga, investigadora del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios (CELL) de El Colegio de México (COLMEX).

El más reciente libro de la investigadora, Políticas lingüísticas y lenguas indígenas, entre historias, discursos, paradojas y testimonios, compila una serie de investigaciones, entrevistas y visitas a escuelas en donde se corrobora que la educación intercultural bilingüe para comunidades indígenas no es sistemática en el país. Solo hay esfuerzos aislados en algunos estados.

Violencia sobre violencia

Los niños hablantes de lengua indígena van pasando de un grado a otro de primaria entendiendo muy poco de los contenidos escolares. “Es una violencia cognitiva muy fuerte. Recuerdo que yo aprendí a decodificar qué decían las palabras, pero no entendía el contenido de los textos”, dice la lingüista mixe Yásnaya Elena Aguilar.

Fue gracias a que sus tíos la ayudaron y a que le gustaba mucho leer que ella logró avanzar entre niveles escolares. Buena parte no lo consigue. “Muchos de los niños terminan la primaria quién sabe por qué artes. Pero ya en la secundaria se vuelve más complejo todo y muchos desertan”, dice Barriga.

En 2015, de acuerdo a registros del estudio Panorama Educativo de la Población Indígena (PEPIA) del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), la escolaridad media de la población de 15 años y más en todo el país era de 9.2 grados, lo que equivale a poco más de la secundaria completa. En cambio la escolaridad media de la población hablante de lengua indígena era de 5.7 grados, ni siquiera el equivalente a la primaria.

“Yo conocía el español porque mis papás trataban de hablarnos en ese idioma en la casa para que lo aprendiéramos y no nos discriminaran, pero mis abuelos y muchos en la comunidad sólo hablaban purépecha, así que esa era nuestra verdadera lengua. Nuestra forma de comprender la vida era en purépecha”, dice

Ana Elena Erape, maestra en Educación Intercultural Bilingüe e investigadora de la UAM Iztapalapa.

Erape cuenta que cuando ella estaba en primaria no encontraba lógica entre el mundo matemático occidental y cómo ella lo vivía en su familia. “Para nosotros el concepto occidental de fraccionar, por ejemplo, es vago y general. Nosotros nombramos diferente si estamos fraccionando algo plano y redondo o algo redondo y con volumen. La palabra fraccionar es incompleta para nosotros, nos deja un vacío de información”.

Enseñar en español a hablantes de lengua indígena, dice Yásnaya Elena “es como si te enseñarán a leer en ruso, sin saber tú ruso. Después además quieren que así aprendamos civismo o matemáticas, en una lengua que nosotros no hablamos y sin habérnosla enseñado nunca como segundo idioma. Por eso hay tan malos resultados en el aprendizaje”.

De los alumnos del último grado de secundaria que hablan una lengua indígena, el PEPIA reporta que 62.4 % obtuvo el nivel insuficiente de logro en el dominio de lenguaje y comunicación; en matemáticas 80.3 % tuvo nivel de logro insuficiente. “Esos resultados son culpa de una educación castellanizadora mal concebida y mal aplicada”, señala Hamel.

Aprender a leer en tercero de primaria

Benita Durán, profesora de cuarto grado de la escuela Primaria República de Colombia en Ciudad de México, dicta un problema matemático. Los alumnos lo escriben en  el cuaderno. Los niños tienen la vista fija en el papel y trazan rápido con el lápiz. Todos menos Daniel. Él mira hacia un lado y hacia el otro, buscando ayuda.

Para que todo quede más claro, la maestra apunta el problema en el pizarrón. Daniel fija la vista e intenta copiarlo. Para cuando termina el primer renglón de tres, sus compañeros ya están debatiendo con la profesora cuál es la operación que deben hacer para resolverlo. Cuando la mayoría del grupo tiene ya el resultado y se pelean por quién pasa al pizarrón, Daniel apenas está terminando la segunda oración del problema.

Una de sus compañeras se levanta de su silla y va junto al niño para ayudarlo a terminar de escribir el ejercicio y explicarle qué operación hacer y cómo. “Eso es lo que le ayuda mucho a él y a mí, que sus compañeros están dispuestos y atentos para apoyarlo”, dice la maestra Benita.

El niño llegó a Ciudad de México hablando poco español. Tuvo que aprenderlo sobre la marcha. Su profesora le enseñó a leer y escribir con la asesoría de integrantes de la Unidad de Educación Especial y Educación Inclusiva (UDEEI) de la SEP. Ahora apenas puede construir frases cortas. Va atrás de sus compañeros en todas las materias.

¿Cuándo Daniel termine la primaria habrá alcanzado el nivel de sus compañeros de clase?, se le pregunta.
–No, pero ya sabrá leer y escribir bien, comprender los textos. En matemáticas está ahorita en operaciones básicas, y lo estamos apoyando para que avance.
¿Podrá cursar secundaria?
–Con dificultades, pero sí. Aunque habría que buscar dónde puede cursarla, que se garantice un espacio donde le puedan dar apoyo tanto de los profesores como de sus compañeros.

En la escuela Primaria República de Colombia donde está el niño, 12 % de los alumnos son indígenas migrantes, con diversos grados de bilingüismo. Hay niños que hablan o son hijos de hablantes de triqui, náhualt y otras lenguas. Casi todos los alumnos ingresan sabiendo español, pero hay casos como el de Daniel. La mayoría está perdiendo su lengua materna.

Guadalupe Guerrero, directora de la primaria, dice que a ella y a su equipo de docentes les gustaría ofrecer una verdadera educación intercultural bilingüe a sus alumnos migrantes, “pero no tenemos un solo profesor que hable lengua indígena. Vino un docente hablante de triqui una vez, supuestamente iba a hacer su servicio social aquí, estuvo solo un día y los niños estaban muy contentos, pero ya no vino”.

Rosalinda Morales, titular de la DGEI en la SEP, dice que tan existe la educación intercultural bilingüe en las escuelas indígenas de nivel básico que ya se hicieron libros en 22 lenguas (en el país hay 68 con 364 variantes dialectales), y asegura que con esos materiales los niños pueden aprender las diversas asignaturas.

Guadalupe Guerrero dice que la SEP les envía libros en lengua indígena, en náhuatl sobre todo. Pero “son materiales básicos, muy bonitos, muy llamativos, pero no son para enseñar a leer ni para enseñar asignaturas. Son de lecturas, para leerles a los niños. Además, está el problema de que nosotros no hablamos esos idiomas”.

Lo mismo pasa en las escuelas de las comunidades indígenas donde se asignan profesores que no dominan la lengua de la comunidad. Aunque el PEPIA registra que sólo en el 9.5 % de los preescolares indígenas no hay maestros que hablen la lengua materna de los alumnos, diversos investigadores aseguran que ese porcentaje debe ser mayor. “Y aun si la hablan, no la usa en el salón de clases. La idea general de la educación intercultural bilingüe es que los niños deben aprender español”, dice Hamel.

Por ahora, la Primaria República de Colombia está buscando opciones para ayudar a sus alumnos indígenas migrantes a no perder su lengua materna y a revalorizarla. La investigadora Rebeca Barriga, de El COLMEX, y sus alumnos del Seminario de Lingüística y Educación les ayudarán para ofrecer a los estudiantes mejores opciones.

Fuente del Artículo:

https://www.animalpolitico.com/escuelas-educacion-deficientes/ninos-indigenas-no-hablan-espanol.php

ove/mahv/293637

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México: Estudiantes de la UNAM piden que AMLO invierta 8% del PIB en educación

México / 30 de septiembre de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: El Financiero

Incremento a la inversión en ciencia, una reforma universitaria estructural y para educación media superior son algunos de los puntos presentados por el Centro de Estudiantes Universitarios de la UNAM.

Alumnos pertenecientes a la Central de Estudiantes Universitarios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) solicitaron al virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, invertir el 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en educación, movilidad, alimentación, mejoramiento de infraestructura y medidas contra la violencia en los campus.

«Con la mayoría en el Congreso de la Unión obtenido por la coalición más votada, y con el diálogo entre poder ejecutivo, legisladores, autoridades universitarias, estudiantes, trabajadores y especialistas en la materia, no existirán obstáculos significativos para iniciar la Reforma Universitaria estructural que termine con la exclusión de quienes pertenecen a las clases más desfavorecidas .

«(Y) garantizar el 8 por ciento del Producto Interno Bruto a la educación, y el 1 por ciento para ciencia y tecnología, estándar recomendado por la UNESCO», además de que buscan contar con una perspectiva de género y de derechos humanos, señala el comunicado de la Central.

De acuerdo con cifras de 2017 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), México dedicó tan solo el 0.5 por ciento al rubro dedicado en investigación y desarrollo, cifra que es semejante a países de África como Uganda o Tanzania.

«El no proporcionar a la ciencia el lugar que merece en la sociedad se traduce en dependencia tecnológica, bajos salarios y altos niveles de pobreza.

«Al examinarse con detalle los datos reportados por la UNESCO sobre investigación y desarrollo en México, es posible identificar al menos tres aspectos más que requieren atención urgente: el número de investigadores que laboran en territorio nacional, la distribución por género de los mismos y la participación de diferentes actores sociales para ofrecer recursos para investigación y desarrollo», explica el doctor Alfredo Sandoval Villalbazo, coordinador del Programa de Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Hasta noviembre de 2017, en México había 241 investigadores en el Sistema Nacional de Investigadores pertenecientes al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y, comparado con países como Malasia que tienen más de dos mil investigadores por cada millón de habitantes, es un rubro que se debe de reforzar, de acuerdo con Sandoval Villalbazo.

Asimismo, la Central de Estudiantes Universitarios, integrada por más de 35 mil alumnas y alumnos, llamaron a López Obrador y al elegido para ser el titular de la Secretaría de Educación Pública en su administración, Esteban Moctezuma Barragán, a impulsar una reforma que permita todos estos cambios a favor de la comunidad estudiantil, tanto de educación media superior como de superior.

«(…) Sostenemos que es acuciante una Reforma Universitaria y de los centros de enseñanza superior y media superior del país, además del incremento del presupuesto a las universidades públicas, acompañado de un empleo transparente y eficiente del mismo», señala el documento.

http://www.elfinanciero.com.mx/elecciones-2018/estudiantes-de-la-unam-piden-que-amlo-invierta-8-del-pib-en-educacion
ove/mahv
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La violencia escolar daña por igual a víctimas y testigos

Redacción: Tendencias 21/26-09-2018

Deja secuelas psicológicas, sociales y escolares que se manifiestan dos años después

Los alumnos que presencian actos de violencia en el colegio padecen dos años después los mismos efectos psicológicos, sociales y escolares que las víctimas de esas agresiones. Esos efectos se traducen en drogas, delincuencia, depresión, ansiedad social y menor rendimiento escolar. La responsabilidad colectiva y la intolerancia son claves para impedirlo.

Los alumnos que presencian actos de violencia en el colegio a los 13 años corren el riesgo de encontrar dificultades psicosociales y escolares a los 15 años, según una investigación en la que han participado científicos canadienses, belgas y franceses publicada en la revista Epidemiology and Community Health.

Los investigadores analizaron a un colectivo de 4.000 alumnos a lo largo de sus estudios de secundaria y testado estadísticamente la relación entre el hecho de ser testigo de algún episodio de violencia en la escuela en el segundo curso, y los comportamientos antisociales (consumo de drogas, delincuencia), el estrés emocional (ansiedad social, depresión) y el rendimiento y compromiso escolar dos años más tarde.

Asimismo, analizaron la contribución relativa de las diferentes formas de violencia escolar que los alumnos pueden presenciar y las han comparado con el hecho de ser directamente víctima de violencia en el colegio.

Los investigadores explican en un comunicado que para el desarrollo de este trabajo disponían de información previa sobre el estado de salud psicológica de los alumnos antes de que fueran testigos de un episodio de violencia en el colegio.

Mismo efecto

Esta información les permitió aislar los casos en los que pudiera haber otros factores que influyeran en el comportamiento de los alumnos tras presenciar un episodio de violencia escolar, así como compararlos al observar los efectos años más tarde.

Según explica una de las autoras de la investigación, Linda Pagani, “ser testigo de un acto de violencia en el segundo curso de secundaria anuncia dificultades escolares y psicosociales en cuarto año de secundaria, al mismo tiempo que las consecuencias vividas por estos testigos son muy parecidas a las que viven los alumnos que han sido víctimas de esa violencia”.

Los investigadores pudieron precisar incluso los efectos de las diferentes formas de violencia. Si un alumno es testigo de un episodio de violencia grave, como una agresión física con arma, esa vivencia está asociada, dos años más tarde, con un aumento en el consumo de drogas y de la delincuencia. El efecto es el mismo ya se trate de robo o vandalismo.

Por otro lado, ser testigo de una violencia menor, como amenazas e insultos, provocará años más tarde en el alumno no sólo un aumento en el consumo de drogas, sino también ansiedad social y depresión, así como una disminución en el rendimiento y la participación escolar.

Responsabilidad e intolerancia

El profesor Janosz, otro de los autores de esta investigación, señala que “es evidente que los esfuerzos en materia de prevención y de intervención (en los casos de acoso escolar) deben incluir los testimonios, tanto de las víctimas como de los agresores, así como abarcar a cualquier forma de violencia escolar”.

Y añade: “es evidente que las relaciones familiares y comunitarias sólidas representan recursos importantes para facilitar las estrategias de adaptación en los alumnos expuestos a episodios que implican daños psicológicos o físicos. Estas relaciones previenen asimismo una desensibilización emocional de la violencia, elemento susceptible de engendrar comportamientos agresivos en los jóvenes.”

Insiste en la importancia de utilizar los resultados de este estudio para ayudar a los jóvenes: “creemos que los programas de intervención mejorarían una aproximación universal que aliente y generalice la preocupación por los demás y la intolerancia hacia la falta de respeto. Y más importante todavía: las escuelas deben alentar a los alumnos que presencian violencia a reaccionar y no sentirse impotentes ante estas situaciones. Callarse no sólo puede ser nefasto para el testigo, sino que además anima a los agresores. La mejor manera de ofrecer ayuda a los que la necesitan, de evitar alimentar un individualismo y egocentrismo que minan el bienestar colectivo, es desarrollar en los alumnos un sentimiento de responsabilidad colectiva. Nadie debería sentirse impotente”, concluye.

Referencia
Witnessing violence in early secondary school predicts subsequent student impairment. Michel Janosz et al. J Epidemiol Community Health doi: 10.1136/jech-2018-211203

Fuente: https://www.tendencias21.net/La-violencia-escolar-dana-por-igual-a-victimas-y-testigos_a44755.html

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La Universidad Nacional y la violencia

México / 16 de septiembre de 2018 / Autor: Luis Hernández Navarro / Fuente: La Jornada

Visto desde arriba, desde las pugnas de las élites y la ingeniería de fabricación de conflictos, la salvaje agresión de los porros contra una manifestación pacífica de alumnos del CCH Azcapotzalco frente al edificio de Rectoría en Ciudad Universitaria (CU) fue una clara provocación para generar un problema de grandes proporciones sociales.

Mirada desde abajo, desde el hartazgo juvenil contra la inseguridad y el acoso y el malestar de los profesores de asignatura con la precariedad laboral, la vigorosa y masiva movilización y el paro generalizado en la UNAM con el que los jóvenes universitarios respondieron a la golpiza, constituye una acción legítima, nacida de las problemáticas no resueltas que atraviesan buena parte de la comunidad de esa institución.

La agresión del 3 de septiembre fue perpetrada a plena luz del día, frente a cámaras de televisión, para ser difundida masivamente. Haciendo ostentación de su violencia, los porros atacaron a estudiantes pacíficos, sin el menor cuidado por esconder su identidad. Buena parte de la prensa presente en Rectoría informó con objetividad que la golpiza era obra de los grupos de choque. Las redes sociales viralizaron la embestida.

En todo momento los porros contaron con la complicidad y el apoyo de los servicios universitarios de vigilancia. Se trasladaron a CU desde el estado de México. Fueron convocados por la Dirección General del Deporte Universitario, a cargo de Alejandro Fernández Varela. Teófilo Licona, El Cobra, funcionario de Auxilio UNAM, aparece en muchos videos junto a los golpeadores.

Desde la lógica de las pugnas en las élites, un conflicto de grandes proporciones en la UNAM podría enorpecer la supuesta transición de terciopelo del futuro gobierno. Más aún si se empalma con el inminente estallido de 10 universidades públicas que se encuentran en bancarrota. Todo ello agravado, por el viraje de una buena parte de la nomenclatura de la UNAM hacia el lopezobradorismo, en detrimento de su tradicional alianza con el priísmo.

Pero, independientemente de las causas que pudieron auspiciar la provocación, la respuesta estudiantil tiene vida propia. Cuando los jóvenes estudiantes de los CCH o de las preparatorias exigen la renuncia de Benjamín Barajas o del rector Enrique Graue, no están siendo manipulados por nadie. Conocen los vínculos de Barajas con el porrismo y la indolencia con que el rector ha respondido a los casos de violencia contra estudiantes universitarios.

La agresión de los porros del pasado 3 de septiembre fue la gota que derramó el vaso. No fue un hecho de violencia aislado. Esos mismos grupos de choque agreden cotidianamente a los alumnos en sus escuelas, los roban, extorsionan y molestan.

Pero, además, los jóvenes universitarios (especialmente las mujeres) padecen dentro del territorio puma un clima de inseguridad que, aunque no es exclusivo de la UNAM, resulta inadmisible. La lista de las barbaridades que sufren es inacabable.

El pasado 20 de agosto, la estudiante de CCH Oriente Miranda Mendoza fue secuestrada al salir de la escuela. Los criminales la asesinaron y calcinaron. El 3 de mayo de 2017, Lesvy Osorio fue estrangulada por su novio con el cable de un teléfono dentro de CU. Las autoridades difundieron la versión de que se había suicidado. El 23 de enero, Marco Antonio Sánchez, de 17 años, de la Preparatoria 8, fue arrestado por policías y luego desapareció. Cinco días después fue hallado a 30 kilómetros de distancia, con otra ropa, golpeado y con alteraciones de conducta.

En los años recientes, se han multiplicado las denuncias de acoso sexual y comportamiento indebido contra maestros universitarios. Las alumnas están hartas de la impunidad de los docentes acosadores. Por ello, el punto 4 de la minuta de la masiva asamblea interuniversitaria del pasado 7 de septiembre, se titula Violencia de género y contra la mujer. Entre las demandas que sostiene se encuentra la resolución de los casos de violencia de género, agresiones, feminicidios y desapariciones de los miembros de la comunidad universitaria.

Los funcionarios universitarios han respondido a estas violencias con dejadez e indolencia, como si no pudieran hacer nada para remediarlas. En cambio, los jóvenes las consideran inadmisibles y exigen acciones eficaces para remediarlas (punto 5 del pliego petitorio). Para ellos, las autoridades son omisas e insensibles con la problemática. Más aún ante fenómenos como el porrismo, en el que están directamente involucrados algunos funcionarios de dentro y fuera de la UNAM.

Sin embargo, para la movilización estudiantil en curso, la problemática de su institución va más allá de las agresiones porriles o de la violencia endémica que padecen. Y, aunque algunos actores desean contener la protesta a los estrechos márgenes de la la lucha contra el porrismo, en el ideario de los jóvenes son igual de importantes la democratización de la UNAM y la defensa de la educación pública. A ver cómo los frenan.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2018/09/11/opinion/022a2pol

Fuente de la Imagen:

http://www.elhorizonte.mx/nacional/universitarios-protestan-por-violencia-en-la-unam/2108757

ove/mahv

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Unicef: la violencia se combate haciendo de las escuelas lugares seguros

UNICEF / 16 de septiembre de 2018 / Autor: EFE / Fuente: COPE

 La violencia entre niños y adolescentes se combate haciendo de las escuelas «lugares seguros», pues «la mitad de estudiantes de entre 13 y 15 años, unos 150 millones, declaran haber sido objeto de acoso escolar o haber participado en peleas» a nivel global, afirma el presidente de Unicef España, Gustavo Suárez Pertierra.

La violencia entre niños y adolescentes se combate haciendo de las escuelas «lugares seguros», pues «la mitad de estudiantes de entre 13 y 15 años, unos 150 millones, declaran haber sido objeto de acoso escolar o haber participado en peleas» a nivel global, afirma el presidente de Unicef España, Gustavo Suárez Pertierra.

Con motivo del inicio del curso escolar, Suárez Pertierra publica hoy un artículo en Firmas de EFE, titulado «Violencia en las escuelas: una lección que ningún niño debería aprender» (https://www.efedocanalisis.com/category/firmas/).

El presidente de Unicef expresa que el reciente suicidio de un niño en Estados Unidos, tras anunciar en el colegio su homosexualidad, «es un dramático ejemplo de cuáles pueden ser las consecuencias del acoso escolar».

A su juicio, esa violencia tiene «dramáticas dimensiones, desde los ataques directos a las escuelas o a los alumnos en zonas de conflicto (más de 500 verificados en este año) o el castigo físico en los centros educativos -aún consentido en muchos países del mundo-, hasta los tiroteos que se producen en los mismos».

«Para la realización de los derechos de los niños a la educación y al desarrollo es clave que las escuelas sean lugares seguros», argumenta, para considerar que de lo contrario «se desencadenan una serie de consecuencias fatales para sus alumnos».

Efectos que se manifiestan «en la salud física y mental, disminuye su autoestima, se resienten sus relaciones personales, empeoran los resultados educativos y aumenta la falta de asistencia a clase y el abandono escolar».

«Además, la violencia hace ineficiente todo el sistema educativo, en términos de aprendizaje y también económicos», escribe Suárez Pertierra, para concluir que «el coste de la violencia contra los niños en la escuela sumaría 7 billones de dólares anuales» a nivel global.

Ese gasto -añade- «socava gravemente las inversiones realizadas en educación, en salud o en primera infancia».

Fuente de la Noticia:

https://www.cope.es/actualidad/sociedad/noticias/unicef-violencia-combate-haciendo-las-escuelas-lugares-seguros-20180910_256835

ove/mahv

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150 millones de adolescentes son víctimas de bullying: UNICEF

Redacción: El Horizonte

El organismo indicó que el flagelo tiene efectos negativos en el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes

El fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reveló que la mitad de estudiantes de entre 13 y 15 años de edad en el mundo sufren violencia por parte de sus compañeros dentro o fuera de la escuela.

En el informe, divulgado este jueves, el organismo indicó que eso significa que unos 150 millones de adolescentes en el mundo afirmaron haber sido acosados o haber sido presas de bullying, en el último mes. Además, indicaron haber participado en una pelea física durante el último año.

El documento titulado «Una lección diaria: Alto a la violencia en las escuelas» estableció que ese flagelo tiene efectos negativos en el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes en países ricos y pobres por igual.

«La educación es la clave para construir sociedades pacíficas, y sin embargo, para millones de niños en todo el mundo la escuela en sí no es segura», declaró la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.

Resaltó que todos los días se enfrentan a múltiples peligros, que incluyen peleas, presión para unirse a pandillas, intimidación o bullying tanto en persona como en línea, disciplina violenta, acoso sexual y violencia armada.

Unicef aseguró que en 39 países industrializados, tres de cada 10 estudiantes admiten que acosan a compañeros.

En 2017 se reportaron 396 ataques documentados o verificados en escuelas del Congo; 26 en escuelas en Sudán del Sur; 67 ataques en Siria; y 20 ataques en Yemen.

Se alertó que la violencia que involucra armas en las escuelas, como cuchillos y pistolas, siguen cobrando vidas. En México, se especificó, que el siete por ciento de los jóvenes y el cinco por ciento de las jóvenes de preparatoria informaron haber sufrido insultos sexuales de sus compañeros de clase en el último año, de acuerdo con una encuesta realizada en 2013.

Asimismo, un porcentaje menor de estudiantes de preparatoria de México reportó haber sido forzado a tener un «comportamiento sexual», durante el último año.

Fuente: http://www.elhorizonte.mx/internacional/150-millones-de-adolescentes-son-victimas-de-bullying-unicef/2291531

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