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Baja California: Ordenan a hospitales públicos practicar abortos en casos de violación

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) validó la constitucionalidad de las modificaciones NOM 046, que permite a las mujeres abortar después de una violación.

Las disposiciones antes señaladas establecen, entre otros aspectos, que las instituciones públicas de atención médica deberán prestar servicios de interrupción voluntaria del embarazo, conforme a lo previsto en las disposiciones jurídicas de protección a los derechos de las víctimas, previa solicitud por escrito bajo protesta de decir verdad de la persona afectada de que el embarazo es producto de una violación, además de que tratándose de personas menores de 12 años de edad, se realizará a solicitud de su padre y/o su madre, o a falta de estos, de su tutor o conforme a las disposiciones jurídicas aplicables.

Al respecto, la SCJN se pronunció sobre cinco planteamientos que el Congreso del Estado de Aguascalientes hizo valer, y respecto de los cuales decidió lo siguiente:

1) La Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud y Presidente del Comité Consultivo Nacional de Normalización de Prevención y Control de Enfermedades está facultada para emitir normas oficiales mexicanas, o bien, para modificarlas, a efecto de prestar en todo el territorio nacional los servicios de salud en las materias de salubridad general, incluyendo las de asistencia social, sin que haya necesidad de una intervención directa por el Ejecutivo Federal.

2) Las modificaciones a los puntos de la NOM se realizaron sin contravenir lo que establecía el artículo 51 de la entonces Ley Federal sobre Metrología y Normalización, vigente al momento de la expedición de la NOM, pues se actualizaba el supuesto de excepción a que se referían sus párrafos segundo y tercero, ya que con la emisión de la Ley General de Víctimas, la cual prevé que a toda víctima de violación sexual se le garantizará el acceso a los servicios de anticoncepción de emergencia y de interrupción voluntaria del embarazo en los casos permitidos por la ley, lo que indiscutiblemente hacía necesario adecuar el procedimiento para hacer efectiva esta garantía.

3) No se afecta la competencia del citado Congreso local para legislar en materia penal, ya que las modificaciones al punto 6.4.2.7 están vinculadas a la forma en que debe prestarse el servicio médico para que las mujeres y personas con capacidad de gestar ejerzan su derecho a la interrupción legal del embarazo cuando provenga de una violación, sin que ello implique la regulación de una conducta punible, o bien, de algún elemento de exclusión de responsabilidad.

4) El reconocimiento del derecho de las mujeres y personas con capacidad de gestar adolescentes de solicitar por sí mismas la interrupción del embarazo cuando provenga de una violación no invade la competencia del Congreso local para legislar en materia de patria potestad, pues la regulación impugnada no se traduce en una intervención en la relación paterno-filial que deriva de esa institución jurídica ni interviene en el ejercicio de esta. En todo caso, ese reconocimiento descansa en su derecho de disfrutar del más alto nivel posible de salud, en función del principio de desarrollo progresivo, por lo que tienen la posibilidad de decidir someterse a intervenciones y tratamientos médicos, sin permiso de un padre y/o madre o tutor.

5) Las modificaciones a la NOM atienden al principio de buena fe que emana de la Ley General de Víctimas, pues conforme a ese principio las autoridades no criminalizarán o responsabilizarán a las víctimas, lo cual es indispensable para evitar la revictimización de las mujeres y personas gestantes, esto es, para que no haya una mayor injerencia en aspectos de índole personal e íntima de su vida privada.

Asimismo, el Pleno de la SCJN reiteró, en lo conducente, las consideraciones antes señaladas al resolver otro asunto que fue promovido por el Poder Ejecutivo del Estado de Baja California en contra de las mismas modificaciones a los puntos antes señalados de la NOM-046-SSA2-2005.

Fuente: https://rebelion.org/ordenan-a-hospitales-publicos-practicar-abortos-en-casos-de-violacion/

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Organizaciones peruanas piden al Estado garantizar derechos de mujeres

América del Sur/Perú/03-06-2022/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net 

De acuerdo al Registro Único de Víctimas, 201 mujeres y niñas tenían hijos de sus agresores.

Organizaciones feministas y de mujeres reclamaron al Estado peruano que cumpla con las recomendaciones que realizara el Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (Cedaw) de la Organización de Naciones Unidas (ONU); así como con la garantía de los derechos de las mujeres y la población LGTBIQ+.

La institución feminista Flora Tristán subrayó la necesidad de garantizar el acceso a la salud sexual y reproductiva de las mujeres como uno de los parámetros fundamentales reconocidos por la Cedaw.

De acuerdo a la ONU “los grupos desfavorecidos y marginados de mujeres y niñas, las mujeres indígenas y afroperuanas, las mujeres con discapacidad, las mujeres lesbianas, bisexuales, transgénero e intersexuales, así como las mujeres refugiadas y migrantes; se enfrentan a formas múltiples e interrelacionadas de violencia en todos los ámbitos de sus vidas”.

Por ello, el Comité instó a Perú a utilizar medidas especiales de carácter temporal para proporcionarles una reparación urgente. Entre las visiones fundamentales para la garantía de una vida digna para las mujeres y el respeto a sus derechos sexuales y reproductivos; el organismo resaltó la carencia de educación sexual integral adecuada en correspondencia con la edad en todos los niveles; incluida la educación sobre salud, derechos sexuales e igualdad de género.

“El Comité reconoce los esfuerzos realizados por el Estado parte para incorporar la igualdad de género y los derechos de la mujer en sus marcos legislativos, regulatorios y normativos. Sin embargo, al Comité le preocupan los altos niveles de violencia de género contra las mujeres, que se han visto exacerbados desde el inicio de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19)”, detalló la institución en su informe.

Otro de los desafíos que reconocen y exigen las organizaciones por los derechos de las mujeres, están acorde con la declaratoria de la Cedaw; la cual refirió que en lo relativo a la justicia falta concientización y sensibilización en materia de igualdad de género.

La persistencia de obstáculos institucionales, estructurales y prácticos para el acceso de las mujeres a la justicia, es puntualizado además de la Cedaw por los colectivos peruanos.

Con relación a la restricción de una interrupción segura del embarazo, Cedaw recomendó que el Perú legalice esta interrupción en casos de violación, incesto, amenazas a la vida o la salud de la mujer embarazada o malformación fetal grave; y despenalice la interrupción del embarazo en otras situaciones.

“El acceso altamente restrictivo al aborto en casos terapéuticos ha provocado la denegación de este procedimiento a mujeres y niñas víctimas de embarazo forzado por violencia sexual; señalando que en 2018 el Registro Único de Víctimas informó de 5.266 casos de abuso sexual y que 201 mujeres y niñas tenían hijos de sus agresores”, denunció el documento.

Otras de las denuncias realizadas por los movimientos de mujeres y feministas y contempladas por la Cedaw, se focalizaron hacia la esterilización forzada de mujeres y niñas, en particular de mujeres y niñas con discapacidades intelectuales y psicosociales, a pesar de la prohibición de la ley.

Por otra parte, la denuncia también abordó el “acceso limitado de las mujeres que viven con el VIH/SIDA a los programas de prevención, tratamiento y atención y apoyo de calidad, así como la estigmatización y discriminación a la que se enfrentan”.

Otra de las problemáticas fundamentales que acontecen en el país es la violencia y el feminicidio como su máxima expresión, sobre la cual la Policía Nacional informó que 12.000 mujeres fueron registradas como desaparecidas en 2020.

Mientras, según las cifras publicadas por el Programa Nacional Aurora, en 2021 se registraron 293 tentativas de feminicidio, y 136 casos de feminicidio consumado, de los cuales en el 13.2 por ciento las víctimas fueron niñas y adolescentes.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/feministas-peruanas-reclaman-cumplimiento-cedaw-estado-20220602-0033.html

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Brasil: Ataques contra la educación sobre género y sexualidad

Las legislaturas deberían descartar proyectos y leyes discriminatorias y apoyar a los docentes.

Legisladores y otros funcionarios públicos del ámbito federal, estatal y municipal en Brasil han empleado estrategias políticas y jurídicas perniciosas con el fin de socavar, e incluso prohibir, la educación sobre género y sexualidad, señaló Human Rights Watch en un informe publicado hoy.

El informe de 77 páginas, “‘Sentí miedo; eso era lo que buscaban’: Medidas para prohibir la educación sobre género y sexualidad en Brasil”, analiza 217 leyes y proyectos legislativos presentados entre 2014 y 2022 que fueron diseñados para prohibir de manera explícita la enseñanza o la divulgación de contenidos relativos a educación sobre género y sexualidad, o prohibir la supuesta “ideología de género” o “adoctrinamiento” en escuelas municipales o estatales. Human Rights Watch también documentó acciones a nivel político orientadas a desacreditar o limitar la educación en género y sexualidad, impulsadas por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, quien personalmente amplificó este mensaje por intereses políticos, incluso de manera reciente en marzo de 2022.

“Estos intentos hostiles de suprimir enfoques integrales sobre educación en sexualidad responden a prejuicios y afectan los derechos a la educación y la no discriminación en Brasil”, explicó Cristian González Cabrera, investigador sobre derechos de personas LGBT de Human Rights Watch. “Los legisladores deben revocar las leyes y descartar los proyectos de ley que violen los derechos de niños y niñas y, en lugar de ello, asegurar que los estudiantes reciban una educación sexual integral, en consonancia con lo establecido por el derecho brasileño e internacional”.

Human Rights Watch entrevistó a 56 docentes de escuelas públicas, expertos en educación, representantes de departamentos de educación estatales y organizaciones de la sociedad civil. Las entrevistas con 32 profesores de escuelas públicas de 8 estados en Brasil revelaron que sentían incertidumbre y temían abordar las temáticas de género y sexualidad en el aula a causa de los esfuerzos políticos y jurídicos para desacreditar esos contenidos.

Diversos docentes señalaron haber sido hostigados por abordar cuestiones de género y sexualidad, incluyendo hostigamiento por parte de miembros de la comunidad y funcionarios electos. Algunos profesores enfrentaron procesos administrativos por tratar estos contenidos, mientras que a otros se los citó para prestar declaración ante la policía y otras autoridades.

A principios de 2020, Alan Rodrigues, docente de una escuela secundaria pública de Río de Janeiro, recibió un correo electrónico anónimo después de organizar una campaña contra la violencia sexual junto con sus estudiantes: “¡Pare con el adoctrinamiento a los estudiantes! ¡Lo dejamos pasar en 2019! ¡Los maestros como tú deberían morir! ¡Te estamos observando! ¡Solo te lo advertiremos una vez!”. Rodrigues denunció haber recibido amenazas desde 2014 por abordar en el aula temas relativos a género y sexualidad.

Virginia Ferreira, profesora de inglés de una escuela pública en Vinhedo, estado de São Paulo, fue acusada por funcionarios del municipio de “adoctrinamiento” y “menoscabo al aprendizaje de los estudiantes” tras haberle pedido a sus alumnos de octavo grado que investigaran sobre la violencia de género y el feminismo en ocasión del Día Internacional de la Mujer en 2019. Ferreira dijo que debió afrontar dos años de procesos disciplinarios, así como publicaciones y amenazas en las redes sociales con el fin de desacreditarla profesionalmente.

Docentes y expertos en educación afirman que las leyes y los proyectos legislativos, la retórica política y el hostigamiento generan un “efecto inhibitorio” en la predisposición de algunos docentes a conversar sobre temáticas de género y sexualidad en el aula.

Damares Alves, quien dimitió como ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos en marzo de 2022 para postularse a elecciones, ha atacado la educación en género y sexualidad, y denunció el “adoctrinamiento” y la “sexualización” de niños y niñas.

Los ministros de educación del gobierno de Bolsonaro emplearon una retórica discriminatoria con el fin de desacreditar la educación sobre género y sexualidad. Milton Ribeiro, quien renunció en marzo luego de enfrentar acusaciones de corrupción, expresó que la educación sexual y de género es un “incentivo” para que la juventud tenga relaciones sexuales. Ribeiro también afirmó que los niños y niñas homosexuales provienen de “familias disfuncionales”. También hay otros antecedentes de ministros anteriores que formularon comentarios similares.

En 2020, el Supremo Tribunal Federal emitió una serie de fallos emblemáticos mediante los cuales derogó ocho leyes que prohibían la educación en género y sexualidad. El tribunal sostuvo que dichas prohibiciones cercenaban los derechos a la igualdad, a no ser discriminado y a la educación, entre otros. Al menos otros cuatros casos similares se encuentran en trámite.

El Supremo Tribunal Federal actuó como freno ante tales leyes, incluso en un período en que el presidente Jair Bolsonaro ha intensificado sus esfuerzos por intimidar al tribunal y ha amenazado e insultado a magistrados de esa institución, dijo Human Rights Watch. No obstante, algunos consejos municipales siguen aprobando leyes que prohíben la educación en género y sexualidad.

En marzo de 2022, por citar un ejemplo, la ciudad de Sinop, en el estado de Mato Grosso, sancionó una ley que prohibió a los docentes brindar información sobre “ideología de género”, orientación sexual y derechos sexuales y reproductivos en las escuelas municipales.

En Brasil, funcionarios públicos electos y grupos conservadores han recurrido a la retórica de la “ideología de género” para impulsar alegaciones de que se “adoctrina” a niños y niñas en las escuelas con ideas “políticas” y “no neutrales” relacionadas con género y sexualidad. Al infundir el temor de que los niños y las niñas estén en riesgo, estos actores utilizan la educación como arma para lograr una ventaja política entre un segmento conservador de la población.

Las leyes y directrices educativas de Brasil, tanto en el ámbito federal como de los estados, exigen que se brinde instrucción en materia de género y sexualidad. Conforme al derecho internacional, el derecho de niños y niñas a la educación sexual integral es un elemento esencial del derecho a la educación. Básicamente, la educación sexual integral consiste en planes de estudio con rigor científico y apropiados según la edad que puedan contribuir a promover prácticas informadas y seguras para prevenir la violencia de género, la desigualdad de género, las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados.

Los altos niveles de violencia de género en Brasil, incluida la violencia contra mujeres, niñas y personas de la comunidad LGBT, son indicadores de que existe una necesidad crítica de incluir esa formación en las escuelas, observó Human Rights Watch. Diversos estudios y expertos en educación vinculan la educación sexual integral con numerosos resultados positivos en las vidas de los jóvenes, como la postergación del inicio de la actividad sexual y el incremento en el uso de preservativos y métodos anticonceptivos, un mayor conocimiento sobre estrategias para prevenir la violencia sexual y de género, y actitudes positivas hacia la diversidad y la equidad de género.

Los legisladores de todos los niveles del gobierno de Brasil deben retirar de manera inmediata los proyectos de ley y revocar las leyes que cercenen los derechos de los estudiantes a aprender sobre género y sexualidad, apuntó Human Rights Watch. Los funcionarios del ámbito federal, estatal y municipal deben dejar de politizar la educación en género y sexualidad, y de utilizarla como bandera política.

El Ministerio de Educación y los departamentos de educación municipales y de los estados deben respetar las directrices y leyes vigentes, el derecho internacional de los derechos humanos y las decisiones del Supremo Tribunal Federal que protegen el derecho a la educación sexual integral. Como parte de esto, se debe asegurar que la dirección, docentes y el resto del personal de las escuelas comprendan y se sientan apoyados al enseñar y llevar a cabo actividades con el objetivo de ampliar el conocimiento sobre el tema.

“En definitiva, el uso indebido del género y sexualidad como estrategia política perjudica de manera directa a los jóvenes y docentes brasileños, que son quienes más necesitan esa información”, explicó González. “Brasil debe enfocar sus esfuerzos en procurar que todos los jóvenes cuenten con información inclusiva en materia de género y sexualidad, que es esencial para una vida segura y saludable”.

Fuente: https://www.hrw.org/es/news/2022/05/12/brasil-ataques-contra-la-educacion-sobre-genero-y-sexualidad

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Las niñas y las mujeres viven su propia guerra en Ucrania

Por: Efeminista

Las niñas y las mujeres están viviendo su propia guerra en Ucrania, ya que muchas son víctimas de violencia sexual por parte de soldados rusos, según han confirmado las autoridades de ese país y de la ONU.

La defensora del Pueblo de Ucrania, Lyudmyla Denisova, ha asegurado a la BBC que han documentado varios casos desde que se inició la invasión rusa hasta el momento.

«Alrededor de 25 niñas y mujeres de 14 a 24 años fueron víctimas de violación sistemática durante la ocupación en el sótano de una casa en Bucha. Nueve de ellas están embarazadas», ha dicho. «Los soldados rusos les dijeron que las violarían hasta el punto de que no querrían contacto sexual con ningún hombre, para evitar que tuvieran hijos ucranianos».

Sin embargo, no es posible aún determinar una cifra real de víctimas. «Las mujeres tienen miedo de hablar de abuso sexual, por lo que no se puede determinar el número exacto de delitos», ha agregado Denisova.

En su cuenta de Facebook, la funcionaria también ha descrito varios casos que ha conocido. «Una chica de 14 años fue violada por 5 hombres en Bucha. Ella está embarazada ahora. Un niño de 11 años fue violado delante de su madre. Ella estaba atada a una silla para verla, también en Bucha. Una mujer de 20 años, violada por tres ocupantes de todas las formas posibles a la vez. En Irpen».

La guerra de niñas y mujeres en Ucrania

Agencias de Naciones Unidas también han denunciado estos hechos y ya hablan de un «creciente número de informes de violencia sexual» en Ucrania.

El director de Programas de Emergencia de Unicef, Manuel Fontaine, ha expresado especial preocupación por los menores que han tenido que salir de zonas de combates sin sus familias y que se enfrentan a un alto riesgo de «violencia, abuso, explotación o a ser víctima de tráfico».

«Las mujeres se enfrentan a riesgos similares. Estamos extremadamente preocupados por el creciente número de informes de violencia sexual y otras formas de violencia de género», ha agregado.

Al respecto, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, ha dicho que se están recibiendo cada vez más denuncias de violaciones y otros abusos.

«La combinación de desplazamientos masivos con una gran presencia de reclutas y mercenarios, y la brutalidad mostrada contra los civiles ucranianos, ha hecho saltar todas las alarmas», ha señalado Bahous.

Acciones de la comunidad internacional

Días antes, Naciones Unidas ya había señalado que iba a empezar a implementar medidas específicas de género para proteger a las mujeres y niñas desplazadas por la guerra en Ucrania

ONU Mujeres ha enviado expertos de su Comisión de Investigación establecida por el Consejo de Derechos Humanos para «investigar la violencia sexual, el abuso y la explotación de mujeres y niñas en el contexto de la guerra».

«Invertimos en esta labor porque nuestra experiencia nos muestra que para evitar la violencia sexual y de género es imperativo investigar estos crímenes y hacer que sus autores rindan cuentas a los autores por estos abusos fundamentales de los derechos» del colectivo femenino, dijo semanas atrás Bahous.

Fuente de la información e imagen:  https://efeminista.com

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Embarazos forzados de niñas y jóvenes, una epidemia normalizada en Guatemala

Los embarazos forzados de niñas y adolescentes se han convertido en una epidemia normalizada que no se ha logrado combatir en Guatemala, pese a ser uno de los países de América Latina con las tasas más altas de fecundidad en adolescentes.

Según datos del Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva de Guatemala (OSAR), solo en los dos primeros meses de 2022, 12.379 niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años dieron a luz en todo el país. Una cifra que se elevó hasta 72.077 en 2021.

«La situación de embarazos forzados en Guatemala es escalofriante, especialmente en el caso de las niñas. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas. Las políticas no están del lado de las niñas, así que este flagelo trunca sus proyectos de vida y no hay acciones concretas de parte del Estado para frenarlo. Más bien, esto se vuelve un factor fabricador de pobreza», explica a Efe el oficial senior de programas de Planned Parenthood Global en Guatemala, José Ros Silvestre.

El especialista señala que la mayoría de estos embarazos, empezando por los de las niñas de 10 a 14 años, son producto de la violencia sexual que sufren, especialmente dentro de su hogar o comunidad. «En 2018 hubo 5.680 denuncias de violencia sexual contra niñas y adolescentes, 16 por día, y en 2019 se registraron 7.365 niñas que se habían convertido en madres», agrega.

Mirna Montenegro, directora de OSAR, cree que los casos de violencia sexual pueden ser mucho mayores. «Los promedios a veces esconden las realidades de algunos departamentos. Al año hay 2.400 nacimientos de niñas o niños cuyas madres tienen menos de 14 años. Y la covid, la violencia, el hacinamiento, menos acceso a servicios y menos acceso a denuncias también ha hecho que la violencia sexual se incremente», subraya.

«EPIDEMIA» DE EMBARAZOS FORZADOS

Montenegro sostiene que los embarazos forzados se han convertido en una «epidemia» tal y como refleja el «incremento desmedido» que ha habido en los 14 años que OSAR lleva realizando estos monitoreos en el país.

Solo entre 2015 y 2019, las cifras de embarazos en niñas y adolescentes aumentaron de 103.937 a 114.858, según datos recopilados por la organización.

Estos embarazos, explica Ros Silvestre, se registran «tanto en niñas que viven en áreas urbanas como en las áreas rurales». «Esto es porque hay patrones culturales, sociales, religiosos y económicos que hacen que se perpetúe la violencia hacia ellas», agrega.

Ambos especialistas coinciden en que, pese a avances legislativos y normativos, los problemas se centran en el nulo acceso a la Justicia y a la educación sexual integral.

«Aún es un tabú hablar sobre la sexualidad con los niños, las niñas y las adolescentes. Hay comunidades en donde es considerado pecado hablar sobre sexualidad, entonces no conocen su cuerpo, cómo funciona y tampoco tienen herramientas para reconocer si alguien está vulnerando sus derechos», dice el representante de Planned Parenthood Global.

Además, «los servicios integrales de salud sexual y reproductiva están ausentes sobre todo en el área rural. Estas barreras de acceso a la educación y a la salud forman un caldo de cultivo peligrosísimo para la violencia contra las mujeres y las niñas y limitan su posibilidad de acceder a una reparación digna», agrega.

Según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las niñas y mujeres son aún más vulnerables a la violencia sexual cuando los espacios en los que viven están controlados y disputados por las pandillas y el narcotráfico.

Con respecto al acceso a la Justicia, la directora de OSAR asegura que solo el 2 % de los casos llegan a una sentencia: «Y no es que todo sea condenatorio, muchas veces los dejan en libertad». Con el otro 98 % «es como si no pasara nada. No cambia la vida de la niña, no hay un proceso de investigación», añade.

EL CASO DE FÁTIMA

La normalización de la violencia y los obstáculos antes expuestos han impedido que supervivientes como Fátima, violada por un profesor cercano a su familia cuando tenía 12 años y obligada a tener al bebé, puedan conseguir justicia y acceder a un aborto para no convertirse en madres cuando aún son niñas.

«Ha sido un proceso muy difícil porque el sistema de justicia está muy sucio. Desde que puse la denuncia siempre tuve una respuesta negativa porque ¿cómo una niña iba a denunciar a su profesor? Todo surge de la desconfianza que se le tiene a la palabra de una niña porque es niña», explica a Efe Fátima.

La joven, que gracias al apoyo de organizaciones no gubernamentales ha logrado rehacer su vida, vivió en carne propia la discriminación que existe hacia las menores que quedan embarazadas, pese a ser víctimas de violencia sexual.

«Cuando utilicé el servicio público de salud (los médicos) me hicieron comentarios que atentaban contra mi integridad. En el sistema educativo también sufrí bullying. Yo no podía estudiar porque no estaba casada y porque iba a ser madre», recuerda.

Rememora que, además, dentro de la Fiscalía se perdía la evidencia que llevaban sus abogadas y que la información se filtraba para favorecer al agresor, que nunca fue detenido.

«Fue un proceso que marcó mi vida porque a una corta edad tuve que ser madre y no lo pedí. Me costó mucho comprender que (el bebé) era parte de mí, a pesar de que no lo quise desde un inicio. No me gustaría que más niñas pasen por esto y por eso he decidido alzar la voz», afirma.

Su caso, que es el de miles de niñas que son abusadas y quedan embarazadas cada año en la región, ha llevado a Guatemala ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU.

LOS SUEÑOS SE ROMPEN

Los embarazos forzados «rompen los sueños» de las niñas y adolescentes y muchas veces hasta sus vidas, remarca Fátima.

«Muchas de estas niñas y adolescentes que quedan embarazadas toman la decisión de suicidarse, pero no es una decisión individual, es colectiva porque implica ir cerrándoles la posibilidad de llevar a cabo sus proyectos de vida», confirma Ana Lucía Ramazzini, investigadora de Flacso Guatemala, que lideró un estudio denominado «Vidas silenciadas».

Entre los hallazgos más importantes del informe se encuentra el «continuum de violencia» que sufren las mujeres a lo largo de su vida. «La mayoría de ellas vivió violencia con las parejas con las que estuvieron involucradas o con familiares cercanos. Las violan desde los cuñados hasta los padrastros», dice Ramazzini.

No obstante, la ausencia de datos concretos sobre los suicidios de embarazadas ha impedido que se conozca el panorama real. «La última información que tuvimos del Ministerio de Salud es que entre 2020 y 2021 hubo 14 casos de muerte materna por suicidio, la misma cantidad de casos que nosotras documentamos en una década, entre 2009 y 2019. Esto sigue dándose y no podemos dejar de verlo», agrega la investigadora.

Según el estudio, los embarazos derivados de la violencia sexual provocan ansiedad, desesperación, y la sensación de estar «encerradas sin salida», ante la imposibilidad de poder acceder al aborto.

En Guatemala, la ley permite una interrupción del embarazo por razones terapéuticas, para evitar un riesgo a la vida de la mujer. A pesar de eso, las niñas siguen arriesgando sus vidas con embarazos forzados, sin una respuesta adecuada del Estado.

UN FUTURO DE RESISTENCIA

Montenegro cree que la situación no va a cambiar en los próximos años ya que, asegura, «los antiderechos han encontrado tierra fértil» en Guatemala.

Un ejemplo de ello, dice, es su reciente declaración como «Capital Iberoamericana Provida» dentro de un congreso cristiano en el que participó el presidente Alejandro Giammattei, y la aprobación de una polémica ley denominada «Para la Protección de la Vida y la Familia», que días después fue archivada por el Congreso. La normativa buscaba combatir el aborto y prohibir el matrimonio igualitario.

Pero, aunque ya está archivada, José Ros cree que la sociedad civil «tendrá que mantener la atención y la vigilancia para evitar cualquier retroceso o intento de reactivar» la iniciativa.

«Ahora lo que nos toca es resistir. No habrá avances, pero tampoco retrocesos. Tenemos que seguir con los marcos legales que tenemos y siempre señalando el tema de la prevención de la violencia y de las situaciones que viven las niñas que ponen en riesgo su vida», concluye Montenegro.

(Este reportaje forma parte de una serie que cuenta con el apoyo de Planned Parenthood Global. El contenido editorial de Efe es independiente de las posiciones de esta organización.)

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/guatemala-embarazos–reportaje-_embarazos-forzados-de-ni%C3%B1as-y-j%C3%B3venes–una-epidemia-normalizada-en-guatemala/47548934

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ONU llama a investigar denuncias de violaciones a mujeres y niñas en la guerra en Ucrania

¿Violaciones como arma de guerra? Las denuncias han ido creciendo con el paso de los días por parte de mujeres y niñas que ante las autoridades y organizaciones de derechos humanos afirman haber sido sometidas a abusos sexuales por parte de soldados rusos, en el marco del conflicto lanzado por el Kremlin contra Ucrania. Las agencias de Naciones Unidas: Unicef y ONU Mujeres hicieron un llamado urgente al Consejo de Seguridad del organismo a investigar los casos.

Casi un mes encerradas en un sótano y abusadas sexualmente presuntamente por soldados rusos. Nueve de las víctimas ahora están embarazadas. Esta es una de las más recientes denuncias en medio del conflicto armado.

La acusación fue hecha por 25 jóvenes y niñas entre los 14 y 24 años de edad y los vejámenes habrían ocurrido en Bucha, según afirmó la defensora del pueblo de Ucrania, Lyudmyla Denisova.

Las denunciantes aseguraron que sus atacantes les dijeron que las agredirían “hasta el punto de que no quisieran tener contacto sexual con ningún hombre, para evitar que tuvieran hijos ucranianos”.

Los testimonios fueron recogidos por grupos defensores de derechos humanos en el terreno como La Strada Ucrania, que apoya a sobrevivientes de trata, violencia doméstica y agresión sexual y por la Organización de Naciones Unidas.

Rusia ha negado en repetidas ocasiones cualquier tipo de agresión de sus militares contra civiles.

Pero estas no son las únicas sombrías declaraciones recogidas por los investigadores. Tras la partida de las fuerzas del Kremlin de algunas localidades ucranianas, más mujeres afirman haber sido sometidas a violaciones en grupo y abusos sexuales cometidos en frente de niños.

«A punta de pistola me llevó a una casa cercana. Me ordenó: ‘Quítate la ropa o te mato’. No dejaba de amenazarme con matarme si no hacía lo que me decía. Luego empezó a violarme», dijo en medio del llanto una mujer citada en una investigación periodística de la cadena británica ‘BBC’, cuya identidad fue reservada. Su esposo murió tras ser herido de gravedad en el lugar.

La denunciante describió a su atacante como un hombre checheno joven y delgado y agregó que cuatro soldados rusos que entraron al lugar se llevaron a al agresor, lo que considera salvó su vida. Una vecina de la localidad rural a las afueras de Kiev que, sostiene fue agredida por el mismo hombre, fue hallada muerta.

Kateryna Cherepakha, presidenta de La Strada-Ucrania, también aseguró que su organización ha recibido llamadas que acusaban a soldados rusos de casos de violación, que involucraban a al menos 12 mujeres y niñas.

La ONU exige investigaciones y más protección a las mujeres

Unicef y ONU Mujeres pidieron a las autoridades internacionales una investigación mayor e independiente sobre las denuncias de abuso sexual, al tiempo que describieron un panorama desolador para las familias ucranianas.

“Cada vez escuchamos más sobre violaciones y violencia sexual. La combinación del desplazamiento masivo con los resultados de la gran presión de los reclutas y mercenarios y la brutalidad mostrada contra los civiles ucranianos ha levantado todas las banderas rojas”, aseguró Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el pasado 11 de abril.

En la sesión, el embajador adjunto de Rusia negó los señalamientos y acusó a Kiev y sus aliados de «una clara intención de presentar a los soldados rusos como sádicos y violadores».

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas durante una reunión sobre la situación abusos sexuales en Ucrania, presuntamente cometidos por soldados rusos. En Nueva York, EE. UU., el 11 de abril de 2022.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas durante una reunión sobre la situación abusos sexuales en Ucrania, presuntamente cometidos por soldados rusos. En Nueva York, EE. UU., el 11 de abril de 2022. © Reuters/Brendan McDermid

La ONU señaló la semana pasada que sus observadores de derechos humanos estaban trabajando para verificar las acusaciones de violencia sexual por parte de soldados rusos.

Pero la organización también indicó que se encuentra indagando denuncias sobre presuntos miembros de las fuerzas ucranianas y de las milicias de defensa civil que habrían cometido actos de violencia sexual.

El embajador de Ucrania ante la ONU aseguró que la oficina del fiscal general de su país estaba lanzando un “mecanismo especial de documentación” para casos relacionados con violencia sexual.

Cherepakha pidió a los organismos internacionales que las denuncias sean tomadas en serio. “Esto es sólo la punta del iceberg. Sabemos y vemos, y queremos que escuchen nuestras voces, que los invasores rusos utilizan ahora la violencia y la violación como arma de guerra en Ucrania”, subrayó.

La agresión sexual es considerada un crimen de guerra de acuerdo con los Convenios de Ginebra y una violación del Derecho Internacional Humanitario. Mientras la Corte Penal Internacional (CPI) y la Fiscalía ucraniana aseguran que abrirán investigaciones al respecto, más mujeres y niñas narran los vejámenes que habrían sufrido en un conflicto que se prolonga.

Fuente: https://www.france24.com/es/europa/20220413-ucrania-violaciones-mujeres-ni%C3%B1as-onu

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Honduras: Se profundiza violencia contra personas LGBTI

POR: GIORGIO TRUCCHI 

Jonathan Martínez, César Zúñiga y María Fernanda Martínez fueron asesinados el pasado 2 de febrero en San Pedro Sula y La Libertad. Ya son 5 las personas sexo-género diversas asesinadas en lo que va del año.

De acuerdo con los primeros reportes, Jonathan Martínez y César Zúñiga, que eran pareja, fueron ultimados de varios balazos por desconocidos vistiendo uniformes de la policía militar.

La misma noche fue asesinada con saña la joven María Fernanda Martínez, quien recibió más de diez disparos y una piedra en la cabeza.

En el mes de enero había sido asesinada en Tegucigalpa Thalía Rodríguez, reconocida activista por los derechos de las mujeres trans.

Según el Observatorio de muertes violentas de la Red Lésbica Cattrachas, los ataques en Honduras contra la comunidad LGBTI han dejado un saldo de 28 personas asesinadas el año pasado, 405 en los últimos 13 años. Más del 90 por ciento ha quedado en la impunidad.

Los tres asesinatos del 2 de febrero fueron condenados por la Oficina en Honduras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos (Oacnudh).

“La Oficina expresa su preocupación frente a los ataques, amenazas y hostigamiento que enfrentan las personas LGBTI en el país.

El Estado hondureño debe garantizar la verdad, justicia y reparación por estos crímenes, y la no repetición de los hechos”, escribió desde su cuenta de Twitter.

La Oacnudh instó a las autoridades a “realizar investigaciones prontas que incluyan la línea de investigación de crimen de odio”.

Fuente de  la información e imagen: https://www.tercerainformacion.es

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