Page 23 of 24
1 21 22 23 24

Kenia prioriza atención a víctimas de violencia de Género

Kenia/14 de julio de 2016/Fuente: bajopalara

Kilifi, Kenya.- El Ministerio de Servicios Públicos y Asuntos de Género y Juventud de Kenia crea y fortalece los centros de recuperación para víctimas de violencia sexual y de género con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

El 1 de este mes se creó uno de esos centros en el hospital de este condado, con la colaboración del gobierno local de Kilifi, Kenia.

La respuesta a la violencia sexual y de género resulta confusa porque a pesar de que es una de las violaciones de derechos humanos más generalizada en el mundo, es uno de los delitos menos procesados por la justicia.

Es un problema que afecta a todas las comunidades, niveles de ingreso y religiones e implica a la mitad de la humanidad.

Cuatro de cada 10 mujeres en Kenia sufrieron alguna forma de violencia de su pareja, con lo que queda claro que el silencio relacionado con la violencia contra las mujeres, niñas y niños debe terminar. Es hora de dejar de verla como un asunto que atañe a las activistas de género, y más bien como un requisito del desarrollo sostenible.

Las pruebas sobre los tremendos efectos y el gran impacto que tiene la violencia contra las mujeres y los menores de edad son abundantes. Las consecuencias permanecen no sólo con cada mujer, niña o niño violado, sino que también pueden pasar a la generación siguiente.

La violencia contra las mujeres y las niñas es una manifestación extrema de la desigualdad de género y de la sistemática discriminación que sufren. Su derecho a vivir sin violencia depende de la protección de sus derechos humanos y de una justicia fuerte.

El sistema patriarcal que domina gran parte del mundo, sumado a la falta de derechos en los hogares, han dejado a las mujeres y a las niñas vulnerables a la violencia sexual, física, emocional, espiritual e intelectual.

Esas actitudes se manifiestan a través de prácticas como el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina y los derechos de herencia de mujeres y niñas. Son actitudes perversas que propagan el falso paradigma de que las mujeres son meros bienes muebles, destinadas a quedar relegadas a un segundo plano detrás de hombres y niños.

Kenia aprobó varias leyes relacionadas con la violencia contra las mujeres como la Ley de Delitos Sexuales, de 2007; la Ley de la Mutilación Genital Femenina, de 2011; y la Ley de Política Nacional para la Prevención y la Respuesta a la Violencia Sexual y de Género, en 2014. También se crearon varios programas para promover la aplicación de las normas vigentes.

Es importante procesar a los responsables, pero también crear otros programas como la atención y el apoyo a las víctimas de la violencia.

Las personas que sufrieron violencia sexual, y concretamente violación, por ejemplo, tienen que tener un acceso rápido a atención médica de emergencia y clínicas de salud, incluso tratamiento para evitar el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), asesoramiento sobre embarazo y otros.

Una mujer golpeada por su esposo debe tener un lugar a donde ir con sus hijos para sentirse segura, protegida y amparada.

Las víctimas de violencia deben tener confianza en que cuando realizan una denuncia policial, se beneficiarán de un proceso judicial que no las señalará con un dedo acusatorio y que los responsables serán castigados.

Al inicio de la campaña contra la violencia de género hubo grandes desafíos, pero ahora tomó un impulso considerable convirtiéndose en un asunto de grandes agencias y del gobierno, pero también por parte de la propia sociedad civil.

Es reconfortante saber que un grupo de mujeres komeni están dedicadas a luchar contra el matrimonio infantil en Pokot. El grupo creó un refugio para niñas que escapan de matrimonios forzados y colaboran con la administración local para detener y procesar a los responsables.

Se necesitan más manos para llevar adelante la tarea. El ministerio está deseoso de trabajar con iniciativas comunitarias y colaborar en coordinación con los programas nacionales. Eso incluye el enfoque de las cinco “p” en inglés: prevención, protección, procesamiento de los responsables, programación y asociación, para facilitar la concreción del quinto Objetivo de Desarrollo Sostenible, sobre igualdad de género.

Algunos de los asuntos clave destacados en las cinco p son la concienciación de las comunidades sobre la violencia sexual y de género, líneas de teléfono gratuitas para realizar denuncias y la creación de centros de atención para las víctimas, así como la protección mediante el procesamiento judicial de los responsables.

La creación de esos centros ayudará a vincular la comunidad, los hospitales y los diferentes sectores que ofrecen servicios contra este flagelo, como asesoramiento legal, atención psicosocial y seguridad.

A largo plazo, hay que comenzar a desarmar los motores estructurales de la violencia de género. El estatus de la salud de las mujeres, su participación en la economía y su educación deben ser prioridades de la agenda de desarrollo. Mientras prevalezcan las desigualdades en esas áreas, las mujeres siempre quedarán expuestas a la violencia.

Toda la gama de actores de desarrollo deben juntarse para asegurarse de que cada hogar sea seguro y esté libre de todas las formas de violencia.

Esa es la única forma de garantizar un progreso y una paz realmente sostenibles en las que participe cada uno de nosotros.

Hablemos fuerte y claro para poner fin al flagelo de la violencia sexual y de género.

Fuente: http://bajopalabra.com.mx/kenia-prioriza-atencion-a-victimas-de-violencia-de-genero#.V4fWztLhDIU

Imagen: http://bajopalabra.com.mx/wp-content/uploads/2016/07/violencia-de-genero_800x400-800×400.jpg

Comparte este contenido:

En Iraq 3,6 millones de niños en peligro

Iraq/5 de julio de 2016/Fuente: UNICEF

En Iraq 3,6 millones de niños se encuentran en grave peligro por la creciente violencia

Los niños en Iraq están en las líneas de fuego y son constante e incesante blanco de los ataques

Bagdad/Amán,  – 3,6 millones de niños en Iraq – 1 de cada 5 en el país –corren serio riesgo de muerte, lesiones, violencia sexual, secuestro o reclutamiento por parte de fuerzas armadas. Estos datos, recogidos en el informe publicado hoy por UNICEF Un alto precio para los niños, revelan que el número de niños en peligro de estas violaciones ha crecido en 1,3 millones en los últimos 18 meses.

Los hallazgos muestran que 4,7 millones de niños necesitan ayuda humanitaria – la tercera parte de todos los niños iraquíes – mientras muchas familias se enfrentan ahora a unas condiciones deterioradas después de las operaciones militares en Faluya y en los alrededores de Mosul.

“Los niños en Iraq están en las líneas de fuego y son constante e incesante blanco de los ataques”, declaró Peter Hawkins, representante de UNICEF Iraq. “Llamamos a todas las partes a la moderación, y a respetar y proteger a los niños. Debemos ayudarlos con el apoyo que necesitan para recuperarse de los horrores de la guerra y contribuir a un Iraq más pacífico y próspero”.

El informe de UNICEF documenta la escalada y la complejidad de la crisis humanitaria en un país abatido por casi 4 décadas de conflicto, inseguridad y negligencia, donde el impacto sobre los niños empeora cada día.

Un total de 1.496 niños han sido secuestrados en el país en los últimos 2 años y medio. Esto se traduce en 50 niños secuestrados al mes, con muchos forzados a luchar o abusados sexualmente.

“El rapto de niños de sus hogares, de sus escuelas y de sus calles es horrible”, cuenta Hawkins. “Estos niños están siendo arrancados de sus familias y sometidos a abusos y explotación”.

El informe muestra también que casi el 10% de los niños en Iraq – más de millón y medio – han sido forzados a huir de sus hogares en varias ocasiones por culpa de la violencia que empezara en 2014. Aproximadamente 1 de cada 5 escuelas no se pueden utilizar por culpa del conflicto, y casi 3,5 millones de niños en edad escolar no acceden a la educación.

Para hacer llegar ayuda a niños en desesperada necesidad, UNICEF y sus aliados están trabajando bajo condiciones de extrema dificultad. Ha proporcionado apoyo psicológico a más de 100.000 niños en el último año y medio; provisto de agua limpia a más de 750.000 personas desde el inicio del año; ha vacunado a 5,6 millones de niños contra la polio; y ha apoyado a más de 710.484 niños para que accedan a la escuela.

UNICEF urge a tomar acción inmediata para proteger los derechos de los niños en Iraq mediante 5 pasos:

  • Poner fin al asesinato, mutilación, secuestro, tortura, detención, violencia sexual y reclutamiento de los niños. Detener los ataques a colegios, instalaciones y personal médico.
  • Proporcionar acceso humanitario incondicional y sin trabas para todos los niños dondequiera que estén en el país, incluidas zonas que no están bajo el control del gobierno. En áreas donde el conflicto está presente, los civiles que deseen desplazarse deben tener un acceso seguro y recibir los servicios que necesiten.
  • Extender y mejorar la educación para niños que están fuera del colegio con clases de recuperación. Aumentar el acceso a la enseñanza y dotar a maestros y niños con materiales educativos y de capacitación. Esos son los niños que reconstruirán Iraq y contribuirán a un futuro más pacífico y estable.
  • Proveer de programas psicológicos y recreativos para ayudar a que los niños se recuperen y que puedan reconectar con su infancia.
  • Aumentar los fondos ya que los recursos se están acabando y se están teniendo que recortar el apoyo que salva la vida de los niños. UNICEF necesita 100 millones de dólares para responder a las necesidades de los niños de Iraq en 2016.

Acerca de UNICEF

UNICEF promueve los derechos y el bienestar de todos los niños y niñas en todo lo que hacemos. Junto a nuestros aliados, trabajamos en 190 países y territorios para transformar este compromiso en acciones prácticas, centrando especialmente nuestros esfuerzos en llegar a los niños más vulnerables y excluidos para el beneficio de todos los niños, en todas partes.

En Venezuela, UNICEF apoya políticas públicas que favorecen el desarrollo integral y la calidad de servicios para niñas, niños y adolescentes en salud, nutrición, educación y protección, enfocado en equidad y en los derechos de los niños, niñas y adolescentes, a través de abogacía, asistencia técnica, fortalecimiento institucional, movilización y gestión de conocimientos. UNICEF promueve la implementación de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, LOPNNA, y deseo que todos los niños, niñas y adolescentes tengan oportunidades de desarrollarse en el presente para convertirse en ciudadanos responsables y productivos, y potenciar el futuro que merecen.

Fuente: http://www.unicef.org/venezuela/spanish/media_33579.htm

Imagen: http://www.elpais.cr/wp-content/uploads/2016/06/Ni%C3%B1os-iraqu%C3%ADes.-EFE-660×301.jpg

Comparte este contenido:

Retroceso sin retorno

Por Carolina Vásquez Araya

Pienso en la Humanidad, así con mayúsculas, como un ideal fallido.

Debieron suceder muchos asesinatos, innumerables abusos y millones de violaciones de niñas, niños, adolescentes y mujeres adultas para que los medios de prensa comenzara a ceder sus privilegiados espacios a una de las mayores amenazas contra la vida y la integridad de más de la mitad de la población del continente. No era noticia. De hecho, la violencia intrafamiliar y las violaciones sexuales se consideraron, hasta hace pocos años, “un asunto privado” en el cual nadie tenía por qué intervenir.

Sin embargo y aun cuando se reconoce el gran valor de la apertura de esta línea noticiosa y de investigación, se observa un enfoque estereotipado en la forma -y patriarcal en el fondo- cuya perspectiva retrógrada se consolida por medio de un lenguaje ambiguo y la perenne sombra de sospecha sobre las víctimas como las primeras responsables de su propio drama.

Es decir, si las adolescentes descuartizadas no se hubieran ido de paseo al puerto…. Si Cristina hubiera denunciado a tiempo… Si la niña violada por su padrastro desde los 4 años hubiera hablado… Es decir, no se pone el dedo sobre el hechor sino sobre la víctima, una y otra vez no solo revictimizándola, sino transformando la violencia feminicida en una manifestación casi normal aunque perversa de la sociedad. Por lo tanto el mensaje oculto en este imaginario construido desde un sistema machista es: Mejor tomar precauciones y no exponerse. Ser casta y sumisa para no provocar. Anularse para no sobresalir.

¿Qué clase de humanos somos? ¿Este retroceso será otra Era de Extinción como la que acabó con los dinosaurios? ¿Dejamos asesinar a nuestras niñas como una ofrenda a alguna divinidad maldita? Porque hasta estas fechas avanzadas del siglo todavía se prohíbe a las mujeres salir libremente a las calles, disfrutar de un momento de esparcimiento en un sitio público sin temor a ser agredida, drogada, violada y abandonada en un cuartucho de hotel por un grupo de hombres que “solo se divertían”.

La mala noticia es que no hay escondite seguro para una niña, adolescente o mujer. Tampoco para los niños porque ellos también son presa fácil de un violador, un pedófilo, un delincuente sexual. De acuerdo con los organismos encargados de recabar datos y convertirlos en estadísticas, el escenario es aterrador. Lo que no aparece en esos cuadros es la parte más espeluznante de esta realidad de abusos continuados y de crímenes oportunistas. Son los no denunciados por miedo a la venganza, el recurso más utilizado por un violador en contra de sus víctimas.

Ese estado de indefensión en el cual sobreviven miles de mujeres en los sitios supuestamente seguros como su hogar, su escuela o su iglesia, marca de manera indeleble la vida futura de estas víctimas. ¿Será cuestión del Estado crear sistemas de protección o será responsabilidad de la sociedad vigilarse a sí misma? El Ministerio Público de Guatemala creó un Botón de Pánico (1572) como un recurso a la mano de las víctimas de abuso sexual o violencia. Pero hay miles de niñas y mujeres sin acceso a la tecnología y viviendo en un mundo de restricciones de todo tipo, al punto de creer en el imperio de la violencia como una maldición divina, a la cual debe someterse con resignación.

Es en esta involución de lo humano como un valor superior, en donde reside la maldición. Ninguna sociedad funcional y democrática se asienta sobre un sistema de violencia contra los más vulnerables, contra un sector debilitado a propósito mediante un sistema de discriminación, racismo y menosprecio capaz de cruzar generaciones, fortaleciéndose en el trayecto. Es hora de romper el silencio.

elquintopatio@gmail.com

@carvasar

Blog de la autora: http://www.carolinavasquezaraya.com

Imagen de uso libre tomada de: https://pixabay.com/static/uploads/photo/2016/01/09/23/03/stop-1131143_960_720.jpg

Comparte este contenido:

La violencia sexual en India es igual que antes de la violación de 2012 que agitó el país

India/30 junio 2016/Autor: Laura Olías/Fuente: El Diario

La india Vandinika Shukla, de 22 años, fue una de los 16 «jóvenes líderes» que asistieron a los Días Europeos de Desarrollo 2016 por sus proyectos para reducir la pobreza y desigualdad.

«El problema más importante en India es una cultura del patriarcado muy fuerte, especialmente en los ambientes rurales, que afecta a todos los aspectos de la vida».

Dos experiencias condujeron a Vandinika Shukla (22 años) desde Delhi hasta una sala repleta de asistentes en los Días Europeos de Desarrollo de este año en Bruselas. «Cuando iba a la universidad, estuve dos semanas en una aldea remota de bajos recursos. Me ayudó a comprender realmente la desigualdad. A entender cómo es preocuparse por si tendrás comida al final del día». La segunda fue participar en la primera cumbre Women 20 (W20), cobijada por el G20, con el objetivo de luchar por los derechos de las mujeres. Ese encuentro le dejó una forma distinta de mirar: cada vez que diseña sus proyectos sobre educación y desarrollo se detiene a pensar «cómo afectarán a las mujeres y niñas».

Vandinika ha sido una de las 16 «jóvenes líderes» que la Comisión Europea seleccionó para el debate sobre desarrollo de los EDD2016, celebrados en la capital belga la semana pasada. Más de 300 solicitantes se presentaron para ser la voz de su generación en este encuentro que abordó la estrategia europea contra la pobreza y la desigualdad. Un proyecto para hacer más inclusivas las escuelas en India y su inquietud le valieron a la joven india el billete hasta Bruselas.

 «Lo que hacemos es empoderar a los niños para que sean ellos los que luchen y pidan que sus escuelas sean más inclusivas. Ellos elaboran proyectos para que sus propios centros, para ayudar al gobierno en esta meta», cuenta en una conversación con eldiario.es, tras participar en paneles con representantes de las instituciones europeas. Vandinika explica que en India la educación pública está garantizada por ley, pero la calidad y la igualdad de oportunidades para acceder a los centros de nivel son una asignatura pendiente. La joven ha llevado su proyecto a más de «20 colegios, con unos 300 niños», con los que emplea la misma receta que le abrió a ella los ojos: la experiencia.

La joven divide a los niños por colores, unos de rosa y otros de azul. «Les decimos que los del color rosa pueden sentarse en sillas; los de color azul deben permanecer de pie. En la comida, los de rosa tienen más comida y los de azul, menos. Después de un rato, los niños te preguntan. ‘¿Por qué estás haciendo eso? ¿Hemos hecho algo mal?’ Nosotros les decimos que no, que simplemente los de color rosa tienen más comida y ya está. Que es así», cuenta.

Así transmite el sinsentido que mina el futuro a cientos de miles de personas en el país asiático, habitado por 1.311 millones de habitantes en 2015. «Cuando les preguntamos al final cómo se han sentido, todos describen el sentimiento de ser discriminado, no tener acceso a algo muy básico sin ningún motivo». Con el impulso de la experiencia propia, los alumnos elaboran estrategias para «que sus escuelas sean inclusivas con los niños más desfavorecidos».

Vandinika cree que la escuela abre un ventanal de posibilidades a los niños, les enseña a qué pueden aspirar en un futuro. En su caso fue así. «En mi colegio nos decían que podíamos hacer todo, cualquier cosa. Era muy abierto en muchos sentidos, la igualdad de género era un principio, por ejemplo».

Salvo con la excepción de algunas personas más conservadoras, «sobre todo con determinados lazos religiosos», Vandinika nunca se sintió amenazada ni especialmente criticada por sus compañeros por reivindicar la igualdad de derechos de las mujeres. Lo dice viviendo en una sociedad «profundamente patriarcal, con una desigualdad mantenida como norma social durante mucho tiempo», en la que es consciente de que ser mujer, por desgracia, un peligro. Un riesgo real y diario.

Cuatro violaciones a la hora

La violencia sexual es un ejemplo de ello. Según las cifras oficiales del Gobierno indio, 36.735 mujeres fueron violadas en 2014. Cuatro cada hora. Las cifras son muy inferiores a la magnitud del problema, según las organizaciones de mujeres. Las víctimas no siempre denuncian los hechos y, además, India no considera violación las agresiones sexuales dentro del matrimonio.

Vandinika recuerda la agresión sexual colectiva a una chica en un autobús en diciembre de 2012. La brutalidad del ataque y asesinato –la chica murió tras varios días en coma–, conmocionó al país. «Hubo muchísimas protestas, la juventud fue más consciente del problema, también la policía». El gobierno endureció las penas para violadores reincidentes y ciertas normas, pero no todas: la violación conyugal sigue sin estar penada, por ejemplo.

«Lo sorprendente es que cada día hay un caso nuevo de abuso sexual. No sé si es porque antes no se denunciaba y ahora sí, o si está aumentando las agresiones sexuales a mujeres, no lo sé. Pero lo cierto es que el problema todavía existe y con la misma magnitud que en 2012», apunta la joven de su propia experiencia. Los datos oficiales sí registran un aumento de las denuncias: eran 18.233 en 2009; 24.923, en 2013; 36.735, en 2014.

La idea general de violación es la de una chica sola, en la calle, en la oscuridad. Cuando ves a una niña de 3 años abusada, ¿es que acaso andaba sola por la calle?

Ese peligro marca la rutina de las chicas. «Hay aplicaciones del móvil para dar a un botón cuando te sientas en peligro y que pueden indicar en qué lugar te encuentras», explica Vandinika. La joven, que trabaja con ONU Mujeres, destaca que a menudo se difunde una idea de agresión sexual que no es la más frecuente. «La de una chica sola, en la calle, en la oscuridad. Cuando ves a una niña de tres años abusada, ¿es que acaso andaba sola por la calle?», critica.

El foco a menudo señala al comportamiento de la víctima y no al agresor. Las estadísticas oficiales sí aportan un dato sobre ellos: el 86% de las agresiones registradas en 2014 fueron ejecutadas por hombres cercanos a la mujer (familiares, vecinos, compañeros de trabajo y amigos).

Vandinika cree que las nuevas generaciones deben invertir estas estadísticas. En su opinión, gran parte depende de la educación y de la movilización social. «Si no se lucha desde dentro de la sociedad, para combatir esas normas sociales, estamos en riesgo de quedarnos atrasados en el desarrollo», advierte. Ella se aplica la lección y, dentro sus posibilidades, trabaja para cambiar las cosas. «En 2014, durante las elecciones generales en India, creamos una campaña en las redes sociales para ver qué políticas sobre mujeres tenían los partidos y también si después cumplían con sus promesas. Qué decían y que hacían luego».

«Conseguimos hasta 400.000 personas interactuando con nosotras cada semana, desde diferentes lugares del país, involucradas en política. Eso puede ayudar a las personas a pedir responsabilidad a sus líderes y, además, presiona a los políticos porque sienten que están siendo observados», añade.

Vandinika pide a Europa que mire a India «más allá de los tópicos de la pobreza, las diferentes religiones, los colores… India es todo eso, pero también mucho más. Hay mucha gente joven muy cualificada». Ellos son los que pueden impulsar el desarrollo desde dentro, dice. «La India de la semana pasada no es la India que tendremos mañana», entona como si pronunciara un proverbio.

Fuente noticia: http://www.eldiario.es/desalambre/violencia-sexual-mujeres-violacion-India_0_530198019.html

Fuente imagen: http://www.lapatilla.com/site/wp-content/uploads/2013/12/india.jpg

Comparte este contenido:

El Quinto Patio

Once años no es nada

Por Carolina Vazquez Araya

No estamos entendiendo. Los embarazos en niñas son producto de violación.

Sin duda mi columna ya les parece disco rayado, pero si no menciono en este espacio a Mariela Vásquez Díaz, su existencia pasará inadvertida porque una niña embarazada no es noticia hasta cuando muere. Mariela era una adolescente de 15 años. “No lloren por mí, tomé la decisión porque estaba embarazada” reza la escueta nota con la cual explica su decisión de suicidarse. El mismo procedimiento de colgarse de una soga fue utilizado por Diana Marisol Carrillo López, de 18 años y con siete meses de gestación, quien decidió poner fin a su vida en mayo del año pasado.

Así como Mariela y Diana, miles de menores son abusadas sexualmente por hombres de su entorno cercano, algunas desde sus primeros años de vida. Lo excepcional en estos casos es haber tomado la decisión de acabar con su vida. A muchas otras víctimas de violación la vida se les acaba más lentamente y de distinto modo: convirtiéndose en adultas sin haber disfrutado su niñez, cargando con un hijo cuando ni siquiera tienen conciencia de su propia infancia, enfrentando un futuro cortado de tajo por un adulto abusador cuyos crímenes quedarán impunes al ser tolerados por una sociedad patriarcal que mira hacia otro lado.

¿Recuerdan a la niña de 11 años rescatada por la Procuraduría General de la Nación hace pocos días, presuntamente embarazada por su padrastro? ¿Y otra de 13 años, originaria de Quiché, ingresada al hospital Roosevelt con 28 semanas de gestación? Son solo ejemplos de un problema de enormes dimensiones poco advertido por la ciudadanía. De acuerdo con el Observatorio de Salud Reproductiva, Osar, Guatemala registró aproximadamente 58 mil embarazos en niñas y adolescentes durante los primeros siete meses de 2015 y 71 mil en 2014. Por si fuera poco, de las 680 denuncias registradas en 2014 por abuso sexual contra menores, apenas se resolvieron 40 con condenas. Esos números tan marcadamente desiguales constituyen ya de por sí la evidencia de impunidad en uno de los delitos más recurrentes y perturbadores de esta sociedad. Se supone que el sub registro en este tema alcanza dimensiones dantescas, dadas las cifras de embarazos que los superan largamente.

Pero algo sucede que el Estado se abstiene de tomar acciones correctivas para reducir o eliminar esta pandemia de abusos contra la niñez guatemalteca. Si es presión de las instituciones eclesiásticas o simple desidia de las autoridades, no está tan claro, más parece una poderosa combinación de ambas con un componente adicional: el desprecio por esta importante mitad de la población conformada por niñas, adolescentes y mujeres adultas.

Al no tener voz ni voto en las decisiones concernientes a su vida, su salud, su acceso a la educación, se encuentran en una tremenda desigualdad de condiciones en un sistema que las ha marginado históricamente y continúa haciéndolo por obra y gracia de una casta política corrupta y clientelista.

El sistema –con su paredón de influencias capaz de bloquear cualquier iniciativa paritaria- provoca un daño irreversible a estas generaciones de nuevas ciudadanas cuyo destino está sujeto a la desvalorización de su sexo, el desprecio por su esencia femenina, la discriminación profunda desde las bases de la cultura en la cual nacieron. Los intentos por desarrollar campañas de educación destinadas a erradicar la ignorancia sobre salud sexual y reproductiva se estrellan una y otra vez contra un machismo pasado de siglo. Es hora de entender que no es un asunto de moral sino de justicia y supervivencia. Y que de políticas correctas de un Estado laico depende la vida de miles de seres humanos.

elquintopatio@gmail.com

Artículo enviado por su autora a la redacción de OVE

Imagen tomada de: http://www.embarazo-precoz.com/wp-content/uploads/2014/07/embarazo-precoz1.jpg

Comparte este contenido:

A propósito de las nuevas masculinidades

Por Rubín Morro

“Para llegar a la igualdad entre los géneros es necesario terminar con la separación de los espacios masculinos y femeninos. Hace falta una mayor participación de la mujer en el espacio social y una inserción masculina más igualitaria y equitativa en el espacio privado” (Revista Cubana de Salud Pública).

Los temas de orientación e identidad sexual, y su diversidad, no siempre se tratan con la seriedad y responsabilidad que implica esta verdad social, lo cual merece reconocimiento, visibilidad y tolerancia desde la perspectiva de género, para llegar a una completa convivencia sin discriminación y estigmatización, lo cual es un enorme reto de la sociedad.

La nueva masculinidad nada tiene que ver con la pérdida de las características del hombre, de su sexualidad o de su hombría como suele llamarse. Al contrario, se busca que el hombre adquiera toda su dimensión humana, su sensibilidad, su enorme potencialidad social. La nueva masculinidad está enmarcada en una nueva concepción del hombre, una nueva personalidad y actitud, a partir del ser humano, de exteriorizar sus sentimientos, afectos y emociones. Una construcción social que ubica al hombre en plena igualdad frente a su par de género. Valga aclarar que el sexo no define el género.

La sociedad, en su mayoría, estamos frente a unos estereotipos muy marcados del machismo. A través de miles de años en el curso de la historia humana, donde tanto el hombre como la mujer se nos han asignado papeles o roles determinados, según el sexo. Enorme equivocación. A la mujer el trabajo doméstico, la cocina, los hijos, el cuidado de su marido y si es posible el trabajo público o laboral. Al hombre, es el de los negocios, el protector, el “mandamás”, y para rematar no puede expresar sentimientos, porque atenta contra su condición de varón, se nos prohíbe en esta absurda concepción exteriorizar emociones y afectos.

Estas imposiciones derivadas de un patriarcado enraizado es una cruel realidad, muy a pesar de los logros de reconocimiento y visibilización de nuestra condición sexual. A partir de esto, se crean unos equivocados valores, al punto que cuando el hombre se ocupa de ciertas labores destinadas discriminatoriamente a la mujer, o muestra afectos o síntomas de debilidad, es catalogado como una niña y en el peor de los casos de homosexual. Presiones sociales con honda estigmatización.

La Nueva masculinidad entonces, pretende hombres más humanos, que exteriorice sus naturales vulnerabilidades y fortalezas, que exprese sentimientos, que comparta el trabajo en el hogar, en la vida de pareja, que se ocupe de sus hijos en plena igualdad con su compañera. El nuevo hombre debe buscar su plena realización como ser humano en condiciones de igualdad con las mujeres.

Tanto la mujer como el hombre han sido protagonistas y sujetos políticos activos en el desarrollo de la sociedad, en lo cultural, económico, político y social. En correspondencia es esencial la igualdad de oportunidades y disfrute, sin desconocer la diferencia o diversidad, es decir, siendo distintos biológicamente, con características únicas de acuerdo a nuestra orientación e identidad.

Por último, el antiguo patriarcado, ahora reforzado con el modelo económico neoliberal, cuya esencia es la economía de mercado, impone que lo que existe debe ser rentable y ante la voracidad y la codicia, tanto el hombre como la mujer son salvajemente explotados, siendo más ostensible en el caso de las mujeres. El feminismo y las nuevas masculinidades debe luchar mancomunadamente, desde la perspectiva de género, buscando su visibilización y reconocimiento.

¿Cómo humanizar la hombría y que esta sea la gran virtud, pero que además acepte y respete la participación de las mujeres?. ¿Cómo ser hombres y a la vez justos?, este es el gran dilema que nos tiene que llevar a una nueva masculinidad en una integración e interacción total respecto de las mujeres en total igualdad y equidad.

Fuente: http://www.mujerfariana.org/vision/377-a-proposito-de-las-nuevas-masculinidades.html

Imagen tomada de: https://aecosextremadura.files.wordpress.com/2013/11/nevas-masculinidades-2.jpg

Comparte este contenido:

La cultura de la violencia de género

Ilka Oliva Corado

Existe,  lo vemos todos los días, está enraizada en los patrones de crianza, en el sistema patriarcal, en los factores socioculturales: la violencia contra las mujeres es real y también se acepta algo  como natural en  nuestra sociedad misógina y machista. Para la violencia de género no existen fronteras territoriales ni distinción de clase social, color, credo y grado de escolaridad. Es imperceptible debido a que es  solapada.

Una violencia que se ejerce a todo nivel,  que es ilimitada y que no sorprende. Que no  asombra, no indigna, no encoleriza. La cultura de la violencia de género tiene sus cuñas en los estereotipos, en las religiones creadas para oprimirla, en una educación patriarcal, en un sistema que  invisibiliza a la mujer como ser humano y la denigra constantemente: que la abusa en sus derechos y la excluye de la justicia.

Esa cultura que va desde la negación a  los derechos laborales, a la igualdad social, al aborto. A la educación, salud, progreso.  Que a la víctima la re victimiza, que al victimario lo aplaude por macho alfa. Normas establecidas que tienen que ver con la doble moral, hipocresía,  miedo y el vivir de apariencias. Razones por las cuales no se denuncian los abusos emocionales, físicos, sexuales y en consecuencia los  feminicidios.

Y cuando una víctima se atreve a denunciar resulta siendo juzgada por la sociedad que la acusa de culpable. Ni qué decir de un sistema de justicia que la sentencia y deshonra acusándola de mentirosa, dejando libre al agresor. Mismo agresor que en venganza va y la asesina en los terribles e innumerables feminicidios que a ninguna sociedad importan.

La cultura de la violación sexual, también naturalizada que como toda respuesta nos dice: es mujer. Es mujer no pasa nada, es tan solo una mujer: un objeto, un rastrojo, una esclava.  Esa cultura que va desde la asignación de roles, colores. Que nos dice cómo debemos pensar,  cómo comportarnos, qué sí y qué no hacer conforme a nuestro género. Y que si nos salimos de la norma entonces lo que nos suceda es completamente nuestra culpa. Aún viviendo bajo los parámetros marcados por el patriarcado también nos acusa y nos culpa. A nivel mundial la existencia de leyes que esclavizan a la mujer.

La cultura de la violencia de género que nos dice que las mujeres somos el sexo débil, que no podemos practicar deportes asignados para hombres, que no podemos ejercer profesiones  u oficios que milenariamente han sido asignados a hombres. Que nos dice que nuestro rol en la vida es el de ser madres, limpiar la casa y cuidar de nuestros hijos. Satisfacer sexualmente a nuestros hombres. Vivir para ellos.  ¡Y pobre de la que decida salir de la norma y amar a otra mujer! Porque se le denigra, se le golpea, se le viola y asesina. Y peor aún: era tan solo una lesbiana que no llegaba siquiera a ser mujer. Caso cerrado desde que entra el cuerpo a la morgue.

Esa violencia que está en la escuela, en la televisión, en la radio, en el arte, en todo. En todo lo que nos rodea.

La forma en que los noticieros manejan la información en casos de violencia de género: con sesgo, estereotipos y patriarcado. Mujeres que a conveniencia personal apoyan el patriarcado, decidiendo con esto vivir en la sumisión de por vida y en las sombras.

Esa cultura que nos niega la realización personal y a vivir en nuestro propio albedrío.

Hay mucho qué decir de la cultura de la violencia de género desde cualquier plataforma, y sus razones y sus consecuencias y a quiénes beneficia. ¿Qué es lo que no nos permite reaccionar ante esta atrocidad? ¿Qué es lo que no nos permite denigrarnos y despertar en masa cada vez que se viola a una niña, adolescente o mujer? ¿Cuando se le golpea y asesina? ¿Qué es lo que no nos permite crear la cultura de la prevención? ¿La reestructuración de la sociedad y de los patrones? ¿Qué es lo que no nos permite respetarnos? ¿Valorarnos como seres humanos iguales en derechos?

¿Qué tan profunda es nuestra indiferencia que no nos duele y  no nos enfurece cada vez que sabemos de un feminicidio? ¿De una mujer agredida? ¿De una injusticia en los derechos laborales? ¿De un Estado que no invierte en políticas de desarrollo para la mujer? ¿Cuándo dejaremos de vivir con estereotipos, con religiones misóginas y opresoras?  ¿Cuándo vamos a cambiar normas patriarcales para criar niños sanos que no violenten en ninguna de las etapas de su vida?

 ¿Cuándo vamos a vernos con la certeza de ser tan solo una partícula en la inmensidad del tiempo? ¿Y que tan fugaz es nuestro paso por la tierra que vamos a poner todo nuestro empeño en que la equidad y el derecho a ser y a vivir en el libre albedrío no se castiguen?  ¿Cuándo tendremos la entereza para cambiar la cultura de la violencia de género por la  del respeto?

Son tantas las maneras, los arquetipos en que todos ejercemos la violencia de género que muchas veces no nos damos cuenta que lo estamos haciendo, porque es algo que está ahí de planta,  tan naturalizado como el aire que respiramos, como el pulso cardiaco, el parpadear.  Pero la violencia de género es  algo aprendido por lo tanto se puede cambiar.  Por supuesto que tenemos la capacidad para  eliminar el patriarcado, el machismo, la misoginia y la indiferencia. La pregunta es: ¿cuándo lo haremos?

Fuente del articulohttps://cronicasdeunainquilina.com/2016/06/02/la-cultura-de-la-violencia-de-genero/

Fuente de la imagen: http://tribunainterpretativa.com/wp-content/uploads/2013/11/violencia-de-g%C3%A9nero_elefectogalateacom.jpg

Comparte este contenido:
Page 23 of 24
1 21 22 23 24