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UNICEF: Siete años de guerra en Siria

UNICEF/20 de marzo de 2018/Por Rawd Dandashi/Fuente: https://blogs.unicef.org

Un niño de 15 años que perdió un año de escuela cuando se intensificó la violencia en su pueblo de Siria.

Guerra civil
Asedios
Bombardeos
Víctimas
Refugiados

Yo había oído estos términos en clase de historia; eran conceptos abstractos a los que nunca había prestado mucha atención. Pero hace siete años, cuando tenía 11, se convirtieron en una realidad para mí.

2011

Estaba en clase de inglés cuando, de repente, entró el director de la escuela. Me dijo que ese día no iba a irme a mi casa, sino a la de mi tío, que era más segura. Yo no entendía muy bien por qué, pero no le di demasiada importancia. Una hora después, el director volvió para informarme de que una bomba acababa de explotar cerca de la casa de mi tío: al final, tenía que irme a mi casa.

Recuerdo el trayecto a casa en autobús. Calles vacías, caras asustadas asomando por las ventanas, tiroteos, gritos lejanos…

Conforme nos acercábamos a mi casa, el conductor gritó: “niña, ¡prepárate!”. Aceleró, luego pisó el freno con fuerza y abrió la puerta. Yo escuché a mis padres gritar: “¡corre, corre, corre!”. De repente, me vi corriendo hacia mi casa rodeado de disparos de rifles.

Al llegar, no lograba asimilar la gravedad de lo que había ocurrido durante el día. No fue hasta la noche, cuando me informaron de que las escuelas cerrarían hasta nuevo aviso, que me estrellé contra la realidad. Estábamos en guerra.

Lo que siguió después fueron días largos en los que apenas teníamos electricidad, comida o señal en los teléfonos. Yo estaba preocupado por mis hermanos mayores, que vivían en otras partes del país.

En cuanto pudimos salir de la ciudad, nos dirigimos al campo, con la esperanza de encontrar más seguridad. Cuando llegamos a nuestro nuevo hogar, pudimos reunirnos por fin con mi hermano y mi hermana.

2012

Afortunadamente, las escuelas abrieron de nuevo. Sin embargo, no pudimos regresar a casa. Con el fin de reanudar mi educación, comencé a ir a una escuela del campo. Mi padre me llevó a la escuela durante todo el semestre, pasando por puestos de control del ejército y esquivando tiroteos.

Casi al terminar el semestre, la situación empeoró. Por culpa de la violencia, tuvimos que escapar a Damasco, donde nos alojamos con unos familiares.

Para cuando encontré una escuela pública cercana, el segundo semestre había comenzado. Los libros eran diferentes. Todo me suponía un reto: estudiar para los exámenes finales, vivir en un entorno nuevo y ponerme al día con todo lo que me había perdido.

Sin embargo, decidí dar lo mejor de mí. Estudié mucho, día y noche. Y aprobé.

A destroyed classroom with broken benches, twisted metal, dust, and a green boadr on a wall, both riddled with holes made probably from bullets or bomb shrapnel
© UNICEF/Syria/2017/AbdulazizUna escuela primaria de la parte rural de Damasco, Siria, destrozada por la violencia continua de la zona.

2013

El bombardeo de Damasco se intensificaba cada día, cada vez iba a peor. Al final, decidimos regresar a casa.

Por primera vez en mucho tiempo, en mi ciudad la situación parecía estar más estable. Seguíamos teniendo precaución, pero ya nos habíamos acostumbrado al malestar y tratamos de seguir adelante con nuestras vidas. Yo me matriculé en una escuela nueva y seguí estudiando.

2014

Las bombas explotaban en nuestro vecindario: los cadáveres y los heridos estaban desperdigados por todas partes. La Media Luna Roja venía y los recogía. Vimos esa escena tantas veces que casi se convirtió en algo habitual. Ese año perdimos a muchas personas queridas.

Los bombardeos se volvieron más violentos. Cuando explotaba una bomba, la gente corría a la zona para ayudar a los heridos, pero al poco tiempo explotaba otra. El número de muertos aumentaba cada día.

Llegados a ese punto, mi hermana decidió mudarse a otra ciudad y mi hermano dejó el país, con la esperanza de encontrar un trabajo y una vida mejor.

2015

En ese momento, mi familia estaba esparcida por el mundo. Solo unos cuantos se quedaron en Siria, haciendo lo posible por mantener la cordura.

Hubo un momento en el que nos volvimos optimistas y creímos ver cerca el final. Poco después, comenzaron los secuestros y las violaciones: el fruto de la guerra.

Una mañana soleada de octubre, secuestraron a mi mejor amigo en su propio barrio mientras daba vueltas con el coche. Sabíamos que lo habían hecho por dinero. Su familia pagó el rescate y su madre prometió que no saldría de casa hasta que regresara su hijo. Él nunca volvió.

A large white van with a red crescent logo on its side makes its way through a rubble filled part of the city.
© UNICEF/Syria/2018/KhabiehUn vehículo de la Media Luna Roja pasa junto a edificios en ruinas, en Douma, Guta Oriental, Siria.

2016

Empezamos a vivir cada día como si fuese el último. Era la única forma de seguir adelante. Sabíamos que podríamos morir en cualquier momento; teníamos la muerte delante de nuestros ojos.

2017

La vida se volvió un poco más soportable. Los familiares que estaban aislados podían venir a visitarnos. Antes, solíamos hablar sobre el restaurante al que queríamos ir o los sitios que podíamos visitar; ahora solo hablábamos de los familiares que se habían ahogado tratando de buscar un refugio en otro país.

Aunque eran momentos terriblemente duros, de vez en cuando nos las arreglábamos para sonreír. Nuestras almas heridas habían dejado de sangrar; en su lugar, se habían formado enormes cicatrices.

2018

Hoy. Ahora.

Escribo este texto recapitulando los últimos siete años de agonía, tortura, tormento, desasosiego, pena y miseria.

Llevo cuatro años sin ver a mi hermano y dos sin ver a mi hermana. Mi mejor amigo sigue sin aparecer; no tengo noticias de él.

Esta guerra interminable ha retrasado mi educación, y sé que tendré que esforzarme al máximo y darlo todo para conseguir buenos resultados.

Las tragedias de los últimos siete años también me han enseñado algo sobre mí mismo. A pesar de haber vivido las situaciones más nefastas y haber perdido a gente a la que quería, he encontrado fuerzas nuevas para salir adelante.

No puedo rendirme ante las circunstancias que me rodean. Tengo que seguir persiguiendo mis sueños. No soy una mera superviviente: soy la creador de mi propio destino.

 

Rawd Dandashi tiene 19 años y vive en Siria.

Fuente de la Noticia:

https://blogs.unicef.org/es/blog/siete/

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Puerto Rico: El Senado pospone la evaluación de la reforma educativa

Puerto Rico/19 de Marzo de 2018/El Nuevo Día

Como “medida cautelar” por posibles actos de vandalismo el próximo lunes, informó el legislador José «Pichi» Torres Zamora.

La policía informó al presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, Carlos “Johnny” Méndez, sobre la existencia de planes por parte de un «pequeño grupo» de individuos de realizar actos de vandalismo contra la propiedad pública el próximo lunes, día que el Senado tenía previsto evaluar la reforma del sistema público de educación, revisión que se ha aplazado.

Así lo aseguró hoy el presidente en funciones y vicepresidente de la Cámara, José «Pichi» Torres Zamora, en un comunicado, quien recordó que este lunes «una agrupación de maestros ha hecho un llamado a paralizar las funciones dentro del sistema de enseñanza en Puerto Rico».

«Ante esto y la posibilidad de que pueda surgir alguna acción que coloque en peligro la vida y propiedad de los cientos de empleados, de todos los partidos políticos, que laboran en la Cámara, y de las personas que visiten El Capitolio el próximo lunes, el Presidente tomó la decisión de posponer hasta el martes 20 de marzo, la sesión ordinaria del lunes».

«Esto se realiza como medida cautelar», advirtió.

«Según directrices de nuestro presidente, la Cámara de Representantes estuvo abierta para todos los componentes del sistema de educación pública. El pasado martes, cuando se discutió la medida en este hemiciclo, los maestros estuvieron presentes», subrayó.

A su vez, indicó que Méndez «así como la delegación del Partido Nuevo Progresista, reconoce y respeta la labor que realizan estos hombres y mujeres que día a día salen a dar lo mejor de sí mismos para hacer posible un mejor Puerto Rico».

«En muchos casos, sacan de su dinero para ayudar a nuestros niños. Lamentablemente, un pequeño grupo, quiere imponer estilos de confrontación y violencia que no son los que el magisterio y el pueblo validan. Las puertas de esta Cámara siempre estarán abiertas para el dialogo franco y transparente. Bajo ningún concepto vamos a tolerar la violencia y el vandalismo. Podemos diferir en ciertos aspectos, pero siempre en el marco de un respeto por el norte que todos tenemos, mejorar la educación de nuestros niños», concluyó.

Fuente: https://www.elnuevodia.com/noticias/politica/nota/elsenadoposponelaevaluaciondelareformaeducativa-2407323/

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Un maestro, un arma

Por: Juan Carlos Yáñez

Ante los casos de violencia en México, así como las ocurrencias del presidente Trump de armar a los docentes, la apuesta pasaría por crear culturas de paz, además de presión policial y políticas financieras para aliviar la crisis económica.

I. Vivo en un Estado mexicano secuestrado por la violencia del narcotráfico. Mientras los ciudadanos mirábamos atónitos las ejecuciones entre bandas enemigas, lo que comenzó como una guerra entre cárteles se convirtió en una batalla que cobra víctimas inocentes, sin distinguir edades, condiciones sociales y geografía. Las cifras de muertes violentas colocan en primer lugar a Colima, uno de los estados más pequeños del país, el menos poblado entre los 32 (menos de 800 mil habitantes). Tres de sus diez municipios ocupan posiciones ominosamente estelares entre los más violentos en México.

Abandono el rosario de cifras para concentrarme en dos recientes acontecimientos, que tengo a la mano sin hurgar en archivos periodísticos; hay más, pero estos sirven para ilustrar la intención: el homicidio de un niño de 14 años, mientras viajaba de noche en su bicicleta, a pocos metros de dos escuelas. Ignoro si estudiaba o había abandonado las aulas, en cuyo caso, de ser estudiante, ya no volverá a ocupar su silla, escuchar las clases de su maestra y presentarse a las pruebas de matemáticas, español o formación ciudadana. Conozco ese barrio; allí viví varios años y este mediodía pasé por el sitio donde cayó abatido: veladoras encendidas y juguetes son una imagen dolorosa. Para el sistema escolar será un desertor; para la familia, un hueco enorme, irreparable de forma injustificada. Para la sociedad, lastimosamente, otro número en una cifra incesante.

El segundo hecho ocurrió pocas horas después del primero, en pequeño poblado distante a una hora de la capital, en el que califican medios internacionales y nacionales como el municipio más violento del país; Tecomán, se llama. Por las redes sociales nos enteramos que varios minutos atrás había comenzado un intercambio de armas de fuego a las afueras de la escuela primaria. Según reportaban, los niños estaban encerrados con los maestros en las aulas, mientras sus padres aterrados esperaban la menor pausa en la balacera para recogerlos. No hubo heridos ni muertos, por fortuna, pero los aterrados testigos tendrán historias que contar; ninguna leí en la prensa. El hecho se lo comieron las nuevas noticias y la urgencia, el silencio cómplice o el miedo innegable.

La violencia carcome la sociedad en sus tejidos más profundos. El temor se apodera de las calles. Los sicarios pueden colocarse en su motocicleta al lado de tu automóvil, no puedes saberlo; las bandas de ladrones se apoderan de las calles aledañas a las sucursales bancarias y ya cobraron víctimas mortales en sus asaltos. El miedo camina a nuestro lado sigiloso pero paralizante.

Las ciudades educan. Sus calles educan. ¿Qué clase de educación están transmitiendo estos fenómenos que describo en forma escueta? ¿Qué clase de ciudadanos y gobernantes permitimos llegar a tal estado de cosas? La experiencia de otras ciudades, como Medellín, en Colombia, revelan que es posible revertirla, pero hay que comenzar y tener un proyecto de largo aliento, estructural y decidido. La solución pasa, creo sin ser experto, por la dimensión policiaca, pues las bandas están en las calles, pero también por la financiera, y es imposible de zanjar sin una pedagogía para la paz. Mientras comenzamos a andar cuesta arriba, las dudas y los temores crecen, como la cifra de muertes diarias.

II. El ataque perpetrado en una escuela en Florida, Estados Unidos, volvió a colocar el tema de las armas de fuego en la violenta sociedad norteamericana. Las primeras declaraciones del presidente Trump atisbaron la posibilidad de un levísimo cambio de rumbo en su posición frente a la posesión de armas.

Enterrados los muertos y todavía encendidas las velas por los dolorosos hechos, el presidente arremetió con una idea que no es novedosa: que los profesores también asistan armados a las escuelas. Instigado por algunos padres de las víctimas, precipitó la propuesta. Podríamos capacitar a los maestros, dijo frente a los padres de las víctimas; levantó aplausos entre la industria armamentística, a quienes califica como “grandes patriotas”. “Los colegios estarían seguros con profesores armados y entrenamiento militar”, aseveró. Más dislates presidenciales: “Una zona escolar sin armas es un imán para gente mala. ¡Los ataques terminarían!”.

Una organización de docentes reviró: no nos hicimos profesores para portar armas. No hay unanimidad: una encuesta de la Asociación Nacional de Educación en 2013 reveló que uno de cada cinco maestros estaría de acuerdo en armarse.

La solución es delirante: frente al riesgo palpable y constante de que los alumnos acudan a la escuela con rifles y pistolas, solo queda que los profesores hagan lo propio. El resorte que impulsa la idea, ya se sabe, emerge de poderosas asociaciones que defienden el derecho a vivir con arsenales en casa. Pero también de mucha gente común que juzga que solo el ojo por ojo es la solución, o la intimidación de los agresores antes de actuar con esquemas de seguridad distintos en las escuelas. Y no hay novedad en la cuestión: según la BBC por lo menos nueve estados ya permiten en sus legislaciones que los profesores porten armas en las escuelas.

En México la solución jamás pasaría por pensar siquiera un disparate así. En términos generales la escuela todavía ha sido respetada en esta guerra contra los narcotraficantes, y es ella el sitio más seguro para la ciudadanía, según las encuestas nacionales que miden las percepciones sobre seguridad-inseguridad, más que la propia casa.

Pero las escuelas no son islas pacíficas en archipiélagos violentos, y los gérmenes que pululan fuera de ella no se detienen en sus puertas. Necesitamos construir una pedagogía para la paz, como solución de largo aliento, mientras los responsables de las batalles policíacas y financieras cumplen su parte. En el medio, por ahora, los ciudadanos seguiremos en la incertidumbre y la preocupación, con el riesgo de inmunizarnos ante la desgracia.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/03/09/un-maestro-un-arma/

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Palestinos: el “crimen feo” de un currículo escolar

Palestina/10 de Marzo de 2018/CCIU

Un estudio reciente de libros de texto palestinos descubrió que a los niños palestinos se les enseña a glorificar y valorar el terrorismo y la violencia. La Autoridad Palestina y su Ministro de Educación, Sabri Saidam, quieren que las escuelas árabes en Jerusalén enseñen a los estudiantes por qué los musulmanes deberían matar judíos.

“Dentro de las páginas de los libros de texto, a los niños se les enseña a ser prescindibles. Mensajes como: ‘El Volcán de Mi Venganza’, ‘El Anhelo de mi Sangre por mi Tierra’ y ‘Sacrificaré Mi Sangre para Saturar la Tierra’ “inundan el plan de estudios [palestino] .Los libros de matemáticas usan números de mártires muertos para enseñar aritmética. La visión de una Palestina árabe incluye la totalidad de lo que hoy es Israel, definido como los ‘Territorios Ocupados de 1948′”. – IMPACTO-se.

¿Cómo es que los ciudadanos árabes de Israel nunca se han quejado del sistema educativo israelí? La respuesta es porque evidentemente les gusta la educación que Israel les ha estado ofreciendo. Les enseña a valorar la vida, la libertad de expresión y la democracia, y los árabes israelíes lo admiran. Aman la educación que Israel les ofrece porque no demoniza a ninguna raza o grupo de personas. A ellos les encanta porque no les enseña a matar judíos, sino a vivir con ellos en paz y seguridad. Esta es la verdad que la Autoridad Palestina no quiere escuchar. Esta es la verdad que no quiere que el resto del mundo escuche.

El Ministro de Educación de la Autoridad Palestina (AP), Sabri Saidam, está preocupado estos días. Él no está preocupado, dice, porque a los escolares palestinos se les enseña a odiar a Israel. Él no está preocupado porque los escolares palestinos están siendo incitados por sus líderes a llevar a cabo ataques terroristas contra los judíos, desde lanzar piedras hasta apuñalamientos o embestir automóviles.

El ministro de Educación de la AP está preocupado, dice, por un “crimen” que está por cometerse contra los niños árabes en las escuelas de Jerusalén. El “crimen”, en su opinión, es que los niños serán enseñados de acuerdo con un plan de estudios israelí, y no palestino.

Saidam ve la decisión de aplicar el currículo israelí a las escuelas árabes en Jerusalén como un “feo crimen de falsificación”. Estas son las palabras exactas que usó para denunciar la decisión de introducir el currículo israelí en las escuelas árabes.

¿Por qué el ministro y la Autoridad Palestina se oponen tan truculentamente a los escolares árabes que estudian de acuerdo con el plan de estudios israelí? ¿Es este plan de estudios realmente un “feo crimen de falsificación”, como dice el ministro?

La razón principal por la cual el liderazgo de la AP se opone al currículo israelí es porque no promueve el odio. El plan de estudios tampoco demoniza a los árabes en paralelo a la forma en que el currículo palestino demoniza a los judíos.

Un estudio reciente de libros de texto palestinos descubrió que a los niños palestinos se les enseña a glorificar y valorar el terrorismo y la violencia. El estudio, llamado “Currículo de la Escuela Primaria Palestina 2016-17: Radicalización y Reactivación del Programa OLP”, fue realizado por el Instituto para el Monitoreo de la Paz y la Tolerancia Cultural en la Educación Escolar.

El currículo palestino enseña a los estudiantes a ser mártires, demoniza y niega la existencia de Israel, y se centra en un “retorno” a una patria exclusivamente palestina “, según el estudio.

Dentro de las páginas de los libros de texto, se enseña a los niños a ser prescindibles. Mensajes como: “El volcán de mi venganza”; “El anhelo de mi sangre por mi tierra”; y “Sacrificaré mi sangre para saturar la tierra” llenará el currículo [palestino]. Los libros de matemáticas usan números de mártires muertos para enseñar aritmética. La visión de una Palestina árabe incluye la totalidad de lo que ahora es Israel, definido como los “Territorios Ocupados de 1948”.

Si bien el Islam no se usa como una herramienta política radical para este grupo de edad, los mensajes negativos persisten con respecto a los no musulmanes. Y aunque se brinda educación cristiana, las raíces judías son ignoradas. Los árabes continúan siendo presentados como habitantes originales de la tierra. La identidad palestina, tal como se le transmitió a estos niños, ahora se basa de forma mas realista en el folclore levantino-palestino junto con el arabismo, el islam y la lucha contra Israel.

El ministro de educación palestino, entonces, teme que los niños árabes en Jerusalén ya no estén expuestos al veneno y al lavado de cerebro del plan de estudios palestino. Incluso le preocupa que a los niños árabes no se les enseñe sobre el Plan Fase de la OLP de 1974 para conquistar Israel por etapas. La primera fase (Artículo 2) es crear un estado palestino en cualquier territorio desocupado por Israel. La siguiente fase (Artículo 8) es usar ese territorio para “fomentar un asalto árabe aliado contra un estado judío truncado”.

Este Plan en fases de la OLP sigue siendo una parte integral del plan de estudios palestino.

Saidam y su Autoridad Palestina quieren que las escuelas árabes en Jerusalén enseñen a los estudiantes por qué los musulmanes deberían matar judíos. Tomemos, por ejemplo, los libros de texto religiosos para los grados superiores en las escuelas de la Autoridad Palestina, que incluyen mensajes genocidas como el siguiente hadiz (un registro de las tradiciones o dichos del profeta Mahoma), de Hadiths, Bukhari, Libro número 4 :

Luchando contra los judíos y la victoria sobre ellos: El Mensajero [Mahoma] ya anunció [las buenas nuevas] sobre el fin de la opresión de los judíos sobre esta Tierra Santa y la eliminación de su corrupción y de su ocupación. [Se dice] por Abu Hurayrah [uno de los Compañeros de Mahoma] que el Profeta dijo: “El Fin de los Días no tendrá lugar hasta que los musulmanes luchen contra los judíos, y los musulmanes los matarán hasta el punto  que un judío se esconda detrás una roca o un árbol, y luego la roca o el árbol dirá: ‘Oh musulmán, oh siervo de Dios, hay un judío detrás de mí, así que ven y mátalo, excepto la zarza salada (Gharqad), porque es uno de los árboles de los judíos “. Fe, (Estudios de la Sharia) Grado 11, 2003, p 94.

La Autoridad Palestina y su Ministerio de Educación están enojados porque este hadiz ha sido eliminado de los libros de texto en las escuelas árabes de Jerusalén.

La eliminación de los hadices, argumentan, es un “crimen feo”. En otras palabras, los líderes palestinos en Ramallah luchan por el derecho de los estudiantes a que se les enseñe que los judíos son “corruptos” y “ocupantes” y que deben ser asesinados, incluso cuando tratan de esconderse detrás de una roca o un árbol.

Ahora ha llegado un fatwa (decreto religioso islámico) emitido recientemente por el Mufti palestino de Jerusalén, jeque Mohammed Hussein, que prohíbe a los escolares estudiar de acuerdo con el plan de estudios israelí.

“Enseñar el plan de estudios israelí en las escuelas palestinas es peligroso y abusivo”, determinó la fatwa. “El currículo israelí consiste en asuntos que contravienen la fe islámica, la identidad árabe y los valores y tradiciones palestinos”.

Aparentemente ausente de la fatwa fue incluso un solo ejemplo de cómo el currículum israelí era peligroso y abusivo para los escolares. La razón: no hay nada allí, en el currículo israelí, que pueda envenenar los corazones y las mentes de los estudiantes árabes.

Lo que la Autoridad Palestina no dice a su pueblo y al resto del mundo es que hay cientos de miles de árabes que estudian de acuerdo con el plan de estudios israelí. Estos son los ciudadanos árabes de Israel, que durante los últimos 70 años han estado estudiando de acuerdo con un plan de estudios establecido por los sucesivos gobiernos israelíes.

¿Por qué está bien que los niños árabes estudien de acuerdo con un plan de estudios que no contenga intolerancia y racismo, mientras que a los árabes que viven en Jerusalén no les corresponde? ¿Por qué está bien que decenas de miles de árabes asistan a escuelas, universidades y facultades israelíes y estudien de acuerdo con los planes de estudios israelíes, mientras que está prohibido que los árabes en Jerusalén lo hagan?

Los ciudadanos árabes de Israel que estudiaron en instituciones educativas israelíes son probablemente los árabes más pacíficos, pragmáticos y moderados que viven en el Medio Oriente. Se encuentran entre los principales profesores, abogados, hombres de negocios y médicos del país; tienen sus propios partidos políticos, miembros del parlamento y se sientan en la Corte Suprema de Israel. Esto es lo que sucede cuando un estudiante recibe una buena educación, sin adoctrinamiento, incitación y mensajes de odio.

Si el plan de estudios israelí es tan malo y peligroso como afirma la Autoridad Palestina, ¿Por qué miles de árabes continúan inscribiéndose en la Universidad Hebrea, la Universidad de Haifa, la Universidad de Tel Aviv e incluso la “colonia” Universidad Ariel en el norte de Cisjordania? ¿Cómo es que los ciudadanos árabes de Israel nunca se han quejado del sistema educativo israelí?

El número de árabes israelíes que buscan obtener una licenciatura en universidades y facultades israelíes, de hecho, ha aumentado un 60% en los últimos siete años a 47,000 en 2017, según el Consejo para la Educación Superior en Israel. En solo los últimos siete años, el número de estudiantes árabes que estudian en universidades e institutos israelíes ha aumentado 78.5%, dijo el consejo.

La respuesta es porque evidentemente les gusta la educación que Israel les ha estado ofreciendo durante los últimos 70 años. Es una educación que les enseña a valorar la vida, la libertad de expresión y la democracia, y los árabes israelíes la admiran. Aman la educación que Israel les ofrece porque no demoniza a ninguna raza o grupo de personas. A ellos les encanta porque no les enseña a matar judíos, sino a vivir con ellos en paz y seguridad.

Esta es la verdad que la Autoridad Palestina no quiere escuchar. Esta es la verdad que no quiere que el resto del mundo escuche. En cambio, el liderazgo de la AP en Ramallah quiere continuar enseñando a los niños a odiar a Israel y a los judíos y prepararse para destruir a Israel.

El ministro de educación palestino puede seguir hablando de resistirse al plan de estudios israelí, pero la buena noticia es que los árabes residentes en Jerusalén y los ciudadanos árabes de Israel seguirán tocando las puertas de las instituciones educativas israelíes para buscar una buena educación.

La verdadera intención de la Autoridad Palestina, es decir, arrasar a Israel al suelo y librar la Jihad contra los judíos, una vez más ha quedado expuesta. Si uno busca “crímenes feos”, uno no necesita buscar más.

Fuente: http://www.cciu.org.uy/news_detail.php?title=Palestinos:-el-%93crimen-feo%94-de-un-curr%EDculo-escolar&id=18657

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Participación de familias y diálogo igualitario frente a la violencia

Por : Sara Carbonell

Convertir las escuelas en lugares de tolerancia cero ante cualquier violencia, en los que lo que se dice y se hace están en consonancia, es primordial.

A lo largo de estos días he podido leer muchos mensajes de apoyo y solidaridad a las víctimas y rechazo a cualquier tipo de violencia por personas de diferentes culturas o religiones que dan esperanza en momentos tan duros como este y que rechazan aquellos mensajes islamofóbicos sin ningún argumento de validez. Estos mensajes de solidaridad y rechazo a la violencia son un ejemplo de convivencia pacífica entre culturas que muestran que sí que es posible una sociedad democrática, libre y diversa.

Me preocupa pensar que ahora en las escuelas venga una “oleada de ocurrencias” para trabajar la prevención del terrorismo. En momentos así, más que nunca es necesario aplicar aquello que está demostrado por las investigaciones de primer nivel para prevenir la violencia y conseguir escuelas inclusivas.

Las escuelas que son comunidades de aprendizaje aplican actuaciones de éxito dirigidas a la transformación social y educativa. Este modelo educativo está en consonancia con las teorías científicas a nivel internacional que destacan dos factores claves para el aprendizaje de todos y todas sin exclusiones: la participación de las familias y las interacciones. Pero no cualquier tipo de interacciones sino aquellas que tienen presente los principios del aprendizaje dialógico como son el diálogo igualitario, la inteligencia cultural o la igualdad de diferencias tan importante cuando se trata de atención a la diversidad de culturas, género, religión…

No es cuestión de “hablar más” de valores democráticos o de no violencia, que también, pero las evidencias dicen que tiene que haber coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Para que tenga un impacto y se consiga prevenir que jóvenes lleguen a cometer un acto terrorista como el de Barcelona y Cambrils, las escuelas se tienen que transformar en lugares donde haya un posicionamiento de tolerancia cero a la violencia desde las primeras edades, donde los valientes o los héroes sean los que ayudan, los que son igualitarios, los que no utilizan la violencia y siempre tratan bien. Hay que trabajar por dotar de atractivo a los niños y las niñas que poseen aquellos valores democráticos que deseamos.

Para ello ya hay escuelas que aplican el modelo dialógico de convivencia y se organizan de forma democrática consensuando con toda la comunidad las normas que garantizan relaciones libres de violencia lo que previene y reduce los comportamientos violentos porque todos y todas van a una. También se abren espacios de diálogo en los que se habla de estos temas desde una perspectiva transformadora y preventiva.

En estos días se nos ha puesto como en un espejo el hecho de que los terroristas han sido alumnos de la escuela de la que podemos formar parte. Por ello es urgente garantizar actuaciones en los centros educativos que estén basadas en las mejores investigaciones sobre estos temas para dar la oportunidad a todos los niños y las niñas de que reciban la mejor educación curricular y emocional y se socialicen en relaciones libres de violencia que posibiliten las mejores trayectorias de vida. Gracias a investigadores del más alto nivel científico y humano como Ramón Flecha, hemos podido leer también en estos días que ya hay proyectos en el programa de investigación Europea Horizonte2020 (Proton) que aportan luz a estas cuestiones.

Fuente noticia: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/09/01/participacion-de-familias-y-dialogo-igualitario-frente-la-violencia/

Fuente imagen: https://escuelademendigorria.files.wordpress.com/2017/06/20170530_160006.jpg?w=1024&crop

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Estados Unidos: Los alumnos del instituto de Parkland vuelven a las clases tras la matanza

Estados Unidos/03 de Marzo de 2018/La Estrella de Panamá

Decenas de padres, vecinos, alumnos y exalumnos de otras escuelas y diversos cuerpos policiales se congregaron en la entrada principal.

Los alumnos del instituto Marjory Stoneman Douglas, en Parkland (Florida, EE.UU.), donde el pasado 14 de febrero un joven de 19 años mató a 17 personas, volvieron hoy a las clases en medio de fuertes medidas de seguridad y visiblemente emocionados.

A primera hora de la mañana, los alumnos entraban en el recinto colegial turbados, entre lágrimas, con rostros que reflejaban tristeza, mientras un fuerte dispositivo de Policía les hacía un pasillo y les trasmitía muestras de ánimo y apoyo.

Decenas de padres, vecinos, alumnos y exalumnos de otras escuelas y diversos cuerpos policiales se congregaron en la entrada principal para tratar de infundirles fortaleza y abrazarles.

«Sabe bien volver. Ya era el momento», dijo a Efe uno de los alumnos mientras entraba con sus compañeros en la escuela de secundaria entre aplausos y exclamaciones como «¡Estamos con ustedes!».

Otras personas les entregaban flores a los jóvenes e intentaban arrancarles una sonrisa del rostro afligido.

Numerosos carteles en los que se leen mensajes de ánimo y solidaridad, así como referencias a un mayor control de armas, llenan la entrada al centro educativo de la localidad de Parkland, en el condado de Broward, al norte de Miami.

Los alumnos se incorporan hoy a clase, pero será una jornada especial en la que consejeros y expertos charlarán con ellos del tiroteo y la traumática experiencia vivida.

Se prevé que los estudiantes hagan esta semana un horario reducido, con la mayor parte del tiempo destinado a encuentros «para hablar de lo sucedido y estar todos juntos como comunidad».

El pasado 14 de febrero, el joven de 19 años Nikolas Cruz, exalumno del instituto y autor confeso de la matanza, ingresó en el centro educativo armado con un rifle semiautomático AR-15 y segó la vida de 14 estudiantes y 3 profesores, además de dejar una veintena de heridos.

Cruz se halla actualmente detenido en una cárcel de Broward, en el sureste de Florida, sin derecho a fianza y afronta 17 cargos por homicidio.

Fuente: http://laestrella.com.pa/internacional/america/alumnos-instituto-parkland-vuelven-clases-tras-matanza/24050862

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Estados Unidos: Estudiantes y padres piden cambios significativos a Trump para que no haya un tiroteo más

Estados Unidos/24 de Febrero de 2018/Autora: Carolina Martín/El Mundo

Una semana después del tiroteo masivo en el instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland (Florida), en el que murieron 17 personas y 14 resultaron heridas, supervivientes, familiares y padres compartieron con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cómo vivieron la tragedia entonces y cómo se sienten hoy.

«Cumplí 18 años el día después [del tiroteo]. No entiendo porque aun puedo ir a una tienda y comprar un arma de guerra», decía Sam Zeif, que se encontraba en la segunda planta del instituto cuando Nikolas Cruz abrió fuego. En medio del pánico escribió mensajes a sus padres y a tres de sus hermanos para contar lo que estaba pasando con el temor de no volver a verles.

Contrariado y sin apenas poder contener las lágrimas, Zeif explicó que había perdido a su mejor amigo en el tiroteo y que no sabe cómo va a poder volver a poner un pie en el instituto. «¿Cómo es tan fácil comprar este tipo de armas y cómo no frenamos esto después de Columbine, después de Sandy Hook?, se preguntaba mirando a la izquierda, donde estaba sentada Nicole Hockley.

Ella perdió a uno de sus dos hijos en la masacre del colegio de primaria de Newton (Connecticut) en diciembre de 2012. Allí murieron 20 niños y seis profesores. «Estas muertes son evitables», decía recordando que han pasado más de cinco años desde que Adam Lanza le arrebató a su hijo Dylan, de 6 años, durante el tiroteo. «Considere a su propio hijo. No quiere ser yo. Ningún padre quiere y usted tiene la capacidad de hacer una diferencia y salvar vidas». Entre las medidas para hacer las aulas más seguras, Hockely mencionó la dotación de más fondos para la salud mental y programas de prevención.

Las peticiones a Trump para que introduzca cambios que hagan las escuelas seguras llovían de todos los rincones del salón de la Casa Blanca. Entre las más emotivas estuvo la de Andrew Pollack, que perdió a su hija en el tiroteo de Florida. Sin contener su rabia, se preguntaba por qué no puede pasar una botella de agua en el aeropuerto, pero si se puede ir a una escuela con un arma. «Protegemos aeropuertos, conciertos, estadios, embajadas, el departamento de Educación», repasó mostrando su malestar porque hasta en el ascensor del departamento había un guardia, pero no se protegen igual las escuelas.

Cuántas más tiene que haber atacadas y cuánto niños disparados, se preguntaba Pollack que llevó a la Casa Blanca la voz que le había sido arrebatada a su hija, para frenar estas masacres. «Estoy cabreado», dijo alzando la voz en la sala. Rodeado de sus tres hijos varones y puestos los cuatro en pie, aseguró que esto «se acaba aquí. No voy a descansar hasta que se arregle».

Pollack quiso dejar claro que no estaba hablando de más control de armas sino de la seguridad de los niños. Para los otros debates ya habrá tiempo. Uno de sus hijos, sin embargo, tomó el micrófono para defender que debería haber más armas en los colegios -en manos de personas autorizadas para llevarlas- para proteger a los estudiante.

Una solución con la que no pareció estar de acuerdo Mark Barden, que perdió a su hijo en Sandy Hook. «Los profesores tienen bastantes responsabilidades ahora como para tener la increíble responsabilidad de la fuerza letal de matar», señaló explicando que hablaba en nombre de él y su mujer, que trabaja como maestra.

Las diferencias en el debate sobre las armas se manifestaron en esta sesión organizada por el presidente. A diferencia de Pollack, el padre de Justin Gruber Cory, sí creía que había que hablar ya cambios legislativos. «Si no es lo suficientemente mayor para comprar una cerveza, no debería serlo para comprar un arma a los 18», dijo sentado junto a su hijo de 15 años, que sobrevivió al tiroteo de Florica. «Es una cuestión de sentido común», subrayó después de recordar que no es un tema político. «La gente está muriendo y tenemos que hacer algo para pararlo», apostilló.

Antes de que comenzasen las historias personales, el presidente insistió en que su Administración iba a ser muy «estricta con la revisión de antecedentes» a la hora de adquirir un arma y que iban a trabajar en el terreno de la salud mental.

Un mensaje que volvió a retomar casi al final de la sesión antes de asegurar que «encontremos una solución». En la casi hora y media que duró el encuentro, Trump apuntó que está viendo la opción de que haya profesores con «armas ocultas» en las escuelas, como una medida para frenar los tiroteos.

Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2018/02/22/5a8e0b64ca4741607f8b4580.html

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