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Violencia y discriminación son las principales deudas de los estados de América Latina con la comunidad LGBT

El 17 de mayo se conmemora a nivel mundial el día de lucha contra la lesbofobia, homofobia, bifobia y transfobia. La fecha busca poner atención en las violencias, la discriminación y exclusiones que las personas LGBTI+ viven alrededor del mundo.

En América Latina hubo avances importantes para reconocer derechos de estas poblaciones. Sin embargo, aún los estados tienen deudas para que las personas LGBTI+ gocen una vida libre de violencias y exclusión.

A 18 años de la conmemoración de este día, en Presentes nos preguntamos: ¿qué implica esta fecha para los activismos de la región?; ¿cuáles son los pendientes? ¿qué estrategias se activan para hacer frente a las violencias?

Para dar respuesta a esas preguntas, Presentes conversó con Siobhan Guerrero, investigadora mexicana y filósofa de la ciencia; Nahil Zerón, defensor de derechos humanos e integrante de la organización hondureña Cattrachas; Maldita Vaina, artista y dj de República Dominicana; y Roland Álvarez, sociólogo y archivista de la memoria marica, machona, travesti y trans de Perú.

“Los crímenes de odio son solo la punta del iceberg”

En América Latina y el mundo la forma más visible de violencia contra las personas LGBT+ son los crímenes de odio. Pero es importante recordar que las situaciones de discriminación, marginalización y violencia se da en distintas intensidades y está presente en la vida cotidiana de las personas.

En ese sentido, la filósofa mexicana Siobhan Guerrero subraya que “los crímenes de odio son solo la punta del iceberg de una sociedad que tiene otros mecanismos de violencia, que incluyen la discriminación en el empleo, en la educación, en el acceso a la salud, en los procesos de migración y de acceso a la justicia”.

Además, comenta que, en México se vive una situación paradójica, donde por un lado hay gobiernos, gobernantes y medios de comunicación “más sensibles” a la lucha LGBTI. “A veces, desafortunadamente, solo se queda en una serie de gestos que no necesariamente se reflejan en políticas de acción afirmativa. O en tener una sociedad con mecanismos para luchar contra las violencias”, señala la investigadora.

Roland Álvarez advierte que en Perú la sensación de “gestos” por parte del Estado también prevalece. “En días como estos puede ser que para el Estado peruano existamos, pero después te bota, y las personas LGTBI de gestos no vivimos”.

Y agrega, “para nosotros es relevante este día para poner atención a la situación de discriminación grave que vivimos, por los crímenes de odio que aumentan y, sobre todo, por la inacción de un Estado peruano que no reconoce nuestras existencias. Perú es como una isla, en medio del avance en otros países. Aquí no hay reconocimiento de nuestros derechos, es complicado ser, marica, machona, travesti y trans; y aunque hay acciones que han surgido de los ministerios, no es suficiente porque son débiles ante un Congreso conservador que deroga nuestras propuestas de ley”.

17 de mayo, una marca para América latina

En los países del Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) el panorama no es tan distinto. De acuerdo al informe Vivo cada día con miedo de Human Rights Watch la desprotección de los estados, la presencia de grupos conservadores y antiderechos en los espacios de poder y la violencia ejercida por integrantes de pandillas hace que en estos países las personas LGBTI+ no tengan garantizados sus derechos humanos.

En conversación con Nahil Zerón, integrante de Cattrachas, destaca que este 17 de mayo “marca significativamente a toda América Latina” tras la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de declarar responsable al Estado hondureño por el asesinato de Vicky Hernández.

Y agrega que implica, “no solo visibilizar la violencia letal contra las personas LGBTI, sino la discriminación y el continuum de violencia que han vivido antes de ser asesinadas. En días como este nos preguntamos ¿cómo prevenir estas violencias? Y es algo muy fuerte de responder cuando la violencia es estructural y sistemática, y está dictada por instituciones del Estado, por el Estado mismo y que se replica socialmente”.

En República Dominicana la violencia, discriminación y desprotección a los derechos humanos de las personas LGBTI también prevalece. De hecho, en junio del año pasado, el Congreso retiró del Código Penal a la orientación sexual como agravante en delitos como homicidio; tortura; discriminación y violencia sexual.

Frente a ello, la artista y dj dominicana Maldita Vaina, explicó a Presentes que el día contra el LGBTodio es fundamental en ese país para “levantar la voz”.

“Fechas como esta, que son internacionales, abren la posibilidad de poder levantar la voz, de generar espacios y de sentirse acogides. Y en el contexto dominicano eso es muy importante porque nuestra historia es de censura. De no levantar la voz porque tenemos a la biblia en medio de la bandera y sobre nuestras cabezas, 500 años de un estado de derecho tremendamente racista que ha hecho que haya un discurso de odio contra las disidencias y personas LGBT”.

“Para mitigar las violencias tenemos que conectar regionalmente”

Durante las conversaciones con Siobhan Guerrero, Nahil Zerón, Roland Alvarez y Maldita Vaina, coincidieron en que “para mitigar las violencias tenemos que conectar regionalmente las problemáticas, las luchas y estrategias”.

Además, concuerdan en que hay violencias y situaciones poco visibles, no sólo por parte del Estado, sino también para los activismos y personas LGBTI+.

“Si hace 15 años la gente sentía que toda la agenda orbitaba alrededor del matrimonio igualitario hoy queda claro que no es así. Hay problemáticas que son urgentes de atender”, sostiene Siobhan Guerrero.

Los pendientes que observan son: la falta de una educación sexual integral en los espacios educativos de todos los niveles; el reconocimiento de las identidades no binarias; los procesos de migración; la falta de capacitación en los espacios de salud; el fin a las cirugías genitales no consentidas en personas intersexuales; la impunidad en los crímenes de odio; la revictimización en los espacios de procuración de justicia; las personas privadas de su libertad; la violencia a mujeres trans mayores de 35 años; la atención y financiamiento a refugios específicos para personas en situación de calle, personas adultas mayores y personas en movilidad.

“Estrategias para sanar y fortalecer nuestras vidas”

Frente a la lista de pendientes, Roland Álvarez enfatiza que existen formas de fortalecer las vidas de las personas LGBT fuera de los espacios legislativos.

“Las maricas, travestis y machonas somos creativas y creamos estrategias para sanar estas violencias y fortalecer nuestras vidas. Creo que eso es fundamental que podamos tener en cuenta para fortalecer el tejido comunitario LGTBI peruano. Tenemos un repositorio de conocimiento, de intersubjetividades para reconocer y reconocernos porque también tenemos hitos para celebrar, para recordar y hacer frente a esos procesos dolorosos que atravesamos cuando enfrentamos la violencia, la indiferencia, la discriminación del Estado y la sociedad”, comenta el sociólogo.

En ese mismo sentido, Siobhan Guerrero comparte que las personas LGBTI+ también han llevado a cabo prácticas de cuidado y conocimiento. Cuenta que eso fue “muy revelador” para ella tras leer Trans Care de Hil Malatino.

“Las personas LGBTI no solo han construido redes de cuidado sino también han construido conocimientos específicos de qué implica acompañar en general a personas que vienen de contextos de patologización. Y enfatizo en el conocimiento, porque de hecho Hil Malatino menciona que se corre el riesgo de que el Estado quiera expropiar ese conocimiento, sin reconocer que es generado en las propias comunidades”.

Además, sobre la creación de conocimiento, Nahil Zerón añade que es “fundamental” que se conozca el trabajo de los observatorios de registro de violencias contra personas LGBT+. No sólo para reconocer que los Estados mantienen una deuda al no recopilar esta información, sino porque también rescatan la memoria.

“Quienes realizamos este trabajo creamos memoria de las identidades LGBTI no solo al contar su muerte sino su vida. Eso nos ha permitido especializarnos en la creación de análisis de los contextos; de hacer un registro de quiénes matan a nuestres compañeres; de los mensajes que se mandan con esas violencias. También de hacer preguntas: ¿quiénes tienen acceso a armas de fuego? Porque la mayoría de las muertes de personas LGBT son con armas de fuego, ¿qué pasa en un contexto de crimen organizado y cómo está afectando eso a las personas LGBTI? Y con esos análisis pensar también en ¿cómo avanzar en la prevención de la violencia contra personas LGBTI?”, agrega Zerón.

La tarea colectiva de perder el miedo

Para la dj Maldita Vaina, una estrategia que comienza a ver en República Dominicana es “la pérdida del miedo”, el reconocimiento de la identidad cimarrona y la toma de espacios.

“Nos estamos aferrando a nuestras raíces cimarrón, a nuestra manera de existir en el país, y eso ayuda a imaginar y generar organización, espacios, puntos de apoyo. Eso es algo que me mueve porque empezamos a soltar el miedo, empiezo a sentir con mi gente una sensación de seguridad de que puedo ser lesbiana en la calle. Entonces cuando una empieza a no ocultarse, a hacer presencia, eso deviene en resistencia y creo que por ahora eso es importante en nuestro país, esa estrategia está ahí. La transformación existe también lejos del poder del Congreso porque la influencia de la iglesia católica es demasiado para tumbar ahora mismo”.

Finalmente, la filósofa Siobhan Guerrero sostiene que otra estrategia es la creación de opinión pública, sobre todo frente a un contexto global donde pareciera que se pueden perder los avances en derechos humanos.

“Nunca se nos debe olvidar que la creación de opinión pública implica transformar la perspectiva que tiene la sociedad sobre un tema. Es necesario dirigirnos a las grandes audiencias y hacer que se genere una cultura del respeto, la inclusión y la empatía. Hay quien dice que el derecho ayuda a eso. Pero si solo logras que se te respete porque está en la ley o desde una posición punitiva, entonces es mucho más fácil echar atrás los avances. Cuando el respeto viene desde el miedo al castigo en realidad nunca hay un proceso de humanización del otro”.

Y concluye diciendo: “Si solamente hablamos de prejuicios podemos pasar por alto que sí hay emociones políticas que juegan contra el colectivo LGBTI porque se le ha discriminado no solo a través del discurso, sino a través de los afectos. Se nos asocia con lo asqueroso ya sea a través de la serofobia, la putofobia, la idea que lo LGBTI es excrementicio y eso tiene un correlato afectivo. Y eso hace justamente que combatir la discriminación sea tan difícil porque no es una mera cuestión de creencias, es una cuestión también de afectos. Si llego con un montón de datos estadísticos, de leyes e información eso no necesariamente transforma, ni desmonta el asco, el desprecio, eso se desmonta de otras maneras, como la creación de opinión pública que creo que sí puede manejar otras lógicas más empáticas para humanizar a las personas LGBTI”.

Fuente de la información e imagen: https://www.nodal.am

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Colombia: “Hay un pacto de silencio”: denuncian sobre intento de empalamiento a niño en Manizales

América del Sur/Colombia/06-05-2022/Autor(a): Valeria Arias Suárez y EFE/Fuente: www.publimetro.co

El caso se conoce luego de varios días desde lo sucedido, las autoridades rechazaron el hecho.

Un caso indignante se conoció en las últimas horas en el país, con la revelación de una denuncia de un intento de empalamiento a un niño en medio de un caso de bullying en su colegio, en el municipio de Villamaría, Caldas.

Los padres del menor de edad, de 13 años, denunciaron el caso que respondería a acoso escolar en un colegio del municipio de Villamaría, contiguo a la ciudad de Manizales, capital del departamento. Un grupo de estudiantes habría tratado de empalar a su hijo, quien resultó gravemente herido y tuvo que ser intervenido de urgencia.

El incidente tuvo lugar el pasado 28 de abril en el Colegio Granadino, durante la clase de educación física, cuando sus compañeros instaron al niño a participar en un juego en el cual habría resultado gravemente herido, con una grave afectación en sus genitales.

Por su parte, el secretario de Educación del departamento de Caldas, Fabio Arias, informó este jueves, 5 de mayo, que el niño ya recibió el alta y se encuentra en su casa con una medida cautelar. La ministra de Educación, María Victoria Angulo, rechazó el abuso sufrido en la institución educativa y aseguró que trabajará para “evitar que sucedan estos casos”.

De igual manera, la periodista Johana Fuentes denunció el hecho y también comentó que habría un presunto “pacto de silencio” en el colegio, pues según afirma, ahí estudian los hijos de las familias más poderosas de la ciudad de Manizales.

“Según una madre de familia fue algo premeditado. Obligaron a algunos niños a observar mientras otro estudiante grababa un video. El colegio no ha hecho nada ante las denuncias de acoso y bullying. Los niños tienen miedo de ir al colegio”, expresó por medio de sus redes sociales la comunicadora.

Por su parte, en un comunicado el colegio indicó que “el incidente que se presentó en las instalaciones del colegio en días pasados es materia de investigación”, mientras que la institución educativa “ha activado las rutas de atención establecidas para estos casos”.

La institución no está autorizada para brindar más información de la que ha sido compartida con la comunidad del colegio al tratarse de menores de edad”, agregó el Colegio Granadino.

Al mismo tiempo, y tras el revuelo que ha generado el caso en el país, el colegio ha hecho un “llamado a la mesura y a la prudencia frente al manejo mediático”, pues algunas publicaciones “no guardan relación con la realidad y transgreden la privacidad y derechos de los menores”.

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.co/noticias/2022/05/05/hay-un-pacto-de-silencio-denuncian-sobre-intento-de-empalamiento-a-nino-en-manizales/

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Cien años de normalismo rural

lanquear el pasado, desradicalizarlo, pulir las aristas más filosas de sus episodios emancipadores ha sido una obsesión recurrente de nuestras élites modernizadoras. En su odio infinito hacia el magisterio progresista, Octavio Véjar Vázquez, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) entre 1941 y 1943, ordenó derrumbar un muro del edificio central, en el que se encontraba la leyenda: En honor a los maestros rurales caídos por el ideal de la educación ­socialista.

General brigadier condecorado y de pistola al cinto, admirador de Benito ­Mussolini, combatió la educación socialista, promovió la escuela del amor, buscó la reconciliación con la Iglesia católica y persiguió al magisterio rural. En la pared que destruyó estaban inscritos los nombres de los docentes sacrificados por cristeros y hacendados: maestras violadas, trabajadores de la educación asesinados, empalados y mutilados.

Canceló los internados mixtos por normales (1943), porque propiciaban la degeneración entre muchachos y muchachas, casi al mismo tiempo en que, en la Ciudad de México se le ponía un taparrabos a la Diana Cazadora. Y se opuso a la educación bilingüe por considerarla obstáculo a la unidad nacional.

El daño que el funcionario causó al nor­malismo rural fue demoledor. Figura relevante en la historia de la educación en el país, Mario Aguilera Dorantes cuenta que el maestro Rafael Ramírez, inició una reunión de inspectores con el ministro, diciendo: Señor secretario, por ahí corre entre los maestros una cuartilla que usted debe conocer: dicen que para el nuevo León Toral con el puñal en la mano, Véjar Vázquez Octavio mató a la escuela rural.

Se trataba de quitar al normalismo rural su misión concientizadora, su compromiso con la comunidad, su papel de promotor de la reforma agraria, su vocación laica. Se pretendía que los maestros egresados de esas escuelas dejaran de comprometerse con la transformación social. No lo lograron.

Las normales rurales surgieron hace un siglo. El 22 de mayo de 1922 abrió su matrícula la primera, en la calle Benito Juárez 106, de Tacámbaro, Michoacán, apenas un año después del nacimiento de la SEP. Francisco J. Múgica gobernaba la entidad. Cuenta el maestro Isidro Castillo: Yo la fundé. Nadie quería alquilarnos la casa, debido a las presiones del obispo Lepoldo Lara y Torres, que era cristero. Un sacerdote muy exigente y negativo, que estuvo en pugna con nosotros. A los cinco años de estar ahí, por fin la conse­guí; el padre de Ignacio Chávez me la arrendó.

“Aquel día fuimos pocos alumnos, pero la escuela comenzó a trabajar. Yo, que había estado en la primaria, me instalé con el grupo de sexto año –nos llevamos las bancas y acondicionamos el salón–. Conseguí el edificio, le procuré de muebles”. La primera generación tuvo 16 egresados.

Las turbulencias que acompañaron su nacimiento la acompañaron en su desarrollo. En mayo de 1923 estalló la primera huelga estudiantil de la institución, para oponerse a la designación de un director sin prestigio. En 1925, la escuela se separó temporalmente de la SEP y la rescató la Universidad de San Nicolás de Hidalgo. En 1926, al grito de ¡Viva Cristo Rey!, el maestro Moisés Zamora, egresado de la normal, fue colgado de un árbol y acuchillado. El fanatismo religioso y la pobreza obligaron a la escuela, nuevamente dependiente de la SEP, a trasladarse a Erongarícuaro, en las orillas del lago de Pátzcuaro. Más adelante, se mudó a Huetamo. En 1949, se movió a la ex hacienda de Coapa, en la tenencia de Tiripetío, para formar la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga, como internado de mujeres.

Cuando, como venganza de su participación en el movimiento estudiantil-popular de 1968, Gustavo Díaz Ordaz ordenó en 1969 la clausura de más de la mitad de las normales rurales existentes, la escuela de La Huerta, en Michoacán, devino secundaria para señoritas y los muchachos que estudiaban en ella para maestros rurales fueron movidos a Tiripetío. Bajo el peso del acoso político y la represión, la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (Fecsm) languideció durante tres largos años, hasta que, en 1971, una huelga estudiantil de más de 22 días en Tiripetío relanzó el movimiento.

Los males de la normal no quedaron allí. La lista de agravios sufridos no parece tener fin. Como repetición de la campaña contra las normales rurales encabezada por Véjar Vázquez en 1941, apenas en 2021, la Secretaría de Educación de Michoacán analizaba, con autoridades federales, cerrar la normal debido al vandalismo y a los actos delictivos que frecuentemente comete un grupo de alumnos.

De Tiripetío (y de La Huerta) egresaron dirigentes como Francisco Javier Acuña, claves en la formación del Movimiento de Liberación Político-Sindical y la CNTE en Michoacán. Promotor de una propuesta de construcción del poder de las bases, Javier entendía que éste era el germen del nuevo poder. Javier falleció en los últimos minutos de 1999, en un inexplicado accidente automovilístico. Según sus compañeros, su muerte fue un golpe que detuvo o dificultó muchos procesos posteriores.

La SEP no tiene memoria. A 100 años de su surgimiento, las normales rurales, comenzando por Tiripetío, padecen problemas ancestrales a los que no se atiende. Hoy, como ayer, son víctimas de estigmatización. Hace un siglo las acusaban de ser escuelas del diablo, hoy de nidos de delincuentes. Sin embargo, más allá de la satanización, ni comunidades ni normalistas permitirán que, como quiso hace 80 años Véjar Vázquez, desaparezcan. Llegaron para quedarse.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2022/04/26/opinion/014a2pol

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Las mujeres en la guerra

Por: Elisabeth De Puig

Llama poderosamente la atención que no haya una sola mujer incluida en la comisión negociadora de la paz entre rusos y ucranianos.

La guerra es parte integral de la historia de la humanidad desde sus inicios y siempre ha sido percibida como un asunto más bien masculino. Sin embargo, las mujeres han estado siempre implicadas en los preparativos y el esfuerzo de guerra.

Las dos últimas guerras mundiales requirieron de la movilización de todas las energías de los países beligerantes. En estos contextos las mujeres se vieron obligadas a asumir roles que anteriormente eran atribuidos solo a hombres. Hubo una feminización de los oficios tradicionalmente masculinos.

Se crearon en varios países cuerpos auxiliares femeninos que se encargaron de la intendencia, administración, manejo de vehículos, transmisiones, defensa pasiva, etc. También las mujeres fueron incansables enfermeras en todos los campos de batalla.

Es interesante notar que, en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, un número importante -estimado en un millón de mujeres- fueron integradas en el ejército soviético o combatieron al lado de los partisanos.

Desde el final de esta conflagración mundial la guerra y la violencia han seguido omni presentes en el mundo, con el desarrollo de un elevado número de conflictos armados internos y externos entre grupos étnicos, religiosos o políticos que pelean para el control de recursos, territorios y poblaciones.

Las mujeres participaron activamente en las guerras de liberación nacional, como en la de Vietnam, donde centenares de miles de ellas pelearon contra el ocupante francés primero, y luego contra las tropas norteamericanas.

Estas guerras han impactado a hombres y mujeres, y a niños y niñas, de manera diferente. Las poblaciones civiles han estado directamente expuestas, sea por haber sido tomadas directamente como blanco, o porque la proximidad de los combates las pone directamente en peligro.

Las mujeres no constituyen un grupo homogéneo y pueden vivir los conflictos de múltiples modos: como víctimas, combatientes o promotoras de paz. La guerra puede ser sinónimo de violencia, privación de medios económicos, muerte de seres queridos, abandono, deportaciones, migraciones, detenciones, heridas, violencias sexuales y muerte.

Todas estas situaciones obligan a las mujeres a cumplir nuevos papeles y a crear nuevos mecanismos de adaptación para proteger y asegurar el sostén de sus familias.

En este sentido, la violencia de género sigue siendo un grave desafío que afrontan mujeres, niñas y niños en Ucrania, con un conflicto que dura desde hace 8 años en la zona oriental del Donbas.

Según un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas-UNFPA: Well-Being and Safety of Women, el 75% de las mujeres del país informaron de haber sufrido algún tipo de violencia desde los 15 años de edad y una de cada tres manifestó haber sufrido violencia física o sexual. El informe también constata que las crisis y los desplazamientos ponen a las mujeres en mayor riesgo de estas violencias.

Frente a estos datos el Banco Mundial destaca que sobre los 44 milliones de personnas qui viven en Ucrania 23 millones son mujeres. Es el país que tiene el mayor porcentaje de mujeres que sirven en el ejército.

El ejército ucraniano cuenta unas 35000 mujeres, de las cuales más de 4000 son oficiales. Mas de 1400 de ellas combaten desde 2014 a los separatistas pro rusos en el este del pais.

Si bien un gran número de mujeres se han refugiado en el oeste para proteger a los niños y a los ancianos , muchas se han quedado y se han enrolado en la resistencia armada no militar, la Defensa territorial civil.Las que no saben manejar armas, también se ocupan de los heridos, aprovisionan las fuerzas armadas y organizan la ayuda humanitaria.

A medida que incrementa el papel de las mujeres en la sociedad aumenta su papel en la guerra y las posibilidades de alcanzar posiciones de mando.

No obstante, llama poderosamente la atención que no haya una sola mujer incluida en la comisión negociadora de la paz entre rusos y ucranianos.

Fuente de la información: https://acento.com.do

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La Democracia amenazada de muerte

Maldito sea el soldado que apunte sus armas contra su propio pueblo, lo dijo Bolívar, pero más execrable aquel que desde las sombras lo atiza, lo envenena porque de paso mata la democracia y la fornica sin pudor, mientras su hipocresía le proporciona el aplauso de la turba ignorante e inane que lo reelige una y otra vez en cuerpo ajeno, embrujada por tambores de guerra que llaman a la muerte a sus propios hijos.

 

No hay que ir muy lejos, ni buscar mucho para entender que pasa en Colombia. Las siguientes situaciones pueden servirle amigo lector para sacar sus conclusiones:

Número uno: Cali, ciudad epicentro del estallido social del 2021, escenario de violencia y paramilitarismo urbano que fue denunciado en múltiples videos, en uno de ellos el ciudadano Andrés Escobar, (que ha aparecido en algunos videos en reuniones con María Fernanda Cabal),  dispara en presencia de la policía  contra los manifestantes con total impunidad, hoy  está citado a audiencia  para imputación de cargos pero a su favor tiene la impunidad y falta de diligencia del aparato judicial colombiano Hace pocos días en esa misma ciudad un grupo de ciudadanos simpatizantes de la campaña del candidato Federico Gutiérrez en medio de un evento de campaña, llaman a armarse el día de elecciones ¿ contra quién? ¿para qué? ¿con el aval de quién? Ante la gravedad del hecho “Fico” el candidato uribista emitió una opinión irrelevante para evadir el tema.

Número dos: El ejército nacional asesina a 11 personas en Putumayo y ni bien se había secado la sangre, cuando el ministro de defensa Diego Molano y el presidente Ivan Duque salen a alardear de la masacre, mostrándola como un trofeo de guerra… Sin embargo, la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), le solicitó a Min. Defensa que “aclare que las personas asesinadas no eran guerrilleros sino población civil”, haciendo alusión a un nuevo caso de “falsos positivos”, eufemismo utilizado en Colombia para disfrazar los crímenes de Estado mediante los cuales se hacen pasar por “bajas guerrilleras” los asesinatos que las fuerzas armadas hacen de población civil, práctica generalizada durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez

El cuestionado ministro que ya a levantando polvo en el pasado a cuenta de referirse a niños bombardeados por el ejército como “máquinas de guerra” dijo que el “operativo no fue contra campesinos, sino disidencias Farc. No fue contra inocentes indígenas, sino narco – cocaleros”. Sin embargo la Defensoría del Pueblo, terminó confirmando lo que señaló la OPIAC y dio a conocer que entre las víctimas se encontrarían, el presidente de la Junta de Acción Comunal, Divier Hernández Rojas, su esposa, un adolescente de 16 años y el gobernador indígena Pablo Panduro Coquinche.

Número tres: Este fin de semana la  periodista Cecilia Orozco, columnista de El Espectador y directora de Noticias Uno (uno de los únicos medios independientes del país) fue perseguida al salir en su vehículo  de las instalaciones del medio televisivo, por un coche fúnebre, en una clara estrategia de amedrantamiento y amenaza contra su vida, la situación aún se encuentra en investigación pero es evidente la persecución en contra de los periodistas críticos y ajenos a la influencia de quienes han estado en el poder los últimos 20 años.

Número cuatro: Ayer circuló un “pasquín” firmado por las “águilas negras” grupo terrorista de derecha, en donde se amenaza de muerte a varios integrantes del Pacto histórico y otras fuerzas de izquierda, incluyendo a los candidatos Petro Y Francia Márquez, lo mas grave es que la propia lideresa afro denuncia que en menos de un mes es la tercera amenaza que recibe contra su vida.

Es decir, además de todo lo anterior, el pacto histórico debe lidiar con  el matoneo político en que se convirtieron los debates presidenciales y las entrevistas,  auspiciado por los periodistas del establecimiento, la manipulación de encuestas, los actos terroristas para infundir miedo y condicionar al elector, la intervención descarada del presidente Duque en campaña a favor del candidato de derecha, la manipulación mediática del expresidente Uribe a pesar de los enredos jurídicos en los que se encuentra, todo lo que se convierte en una muestra clara de lo que está pasando en el país de la eterna violencia.

El país y la comunidad internacional no pueden olvidar los magnicidios de Jorge Eliecer Gaitán, Álvaro Gómez Hurtado, Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, entre otros, además de una larga lista de masacres que no termina y del genocidio político de la UP (Unión Patriótica), sucesos que están en la total impunidad y que siempre han beneficiado a los mismos, a esos que dan la orden de hostigar, matonear, intimidar y apretar el gatillo. Son esos “señores de la larga noche” los que, amparándose en su enorme poder, vienen condenando a generaciones de colombianos y colombianas a la violencia sin fin, bárbara, lapidaria, deshumanizante, bailada a punta de vallenato, disfrazada en el grito de un gol o el pirobo de un reinado, perfumada con eufemismos y decorada de una falsa democracia que ha condenado a toda una nación al ostracismo, con la farsa de ser “la democracia mas estable de América latina”.

Frente a esto se alza la voz de los “nadies” esos que Galeano describía, esos a los que la Cabal les grita “estudien vagos”, esos que son tachados de vándalos por los noticieros, en donde esos piratas del micrófono les colgaron una lápida en el cuello, esos “nadies” que son bombardeados por que no tuvieron otra opción, la escuela no existía o no tenía profesores. Aquellos que caminan con las suelas gastadas, llevando al hombro una bandera patria, al igual que el ejército libertador de Bolívar, mientras los descendientes de esos criollos que traicionaron al héroe americano, escupen sobre su legado y se toman la foto con los reyes, los “místeres” y los “misius” entregándoles la soberanía ganada, queriendo purificar su estirpe con la sangre de sus compatriotas.

Maldito sea el soldado que apunte sus armas contra su propio pueblo, lo dijo Bolívar, pero mas execrable aquel que desde las sombras lo atiza, lo envenena porque de paso mata la democracia y la fornica sin pudor, mientras su hipocresía le proporciona el aplauso de la turba ignorante e inane que lo reelige una y otra vez en cuerpo ajeno, embrujada por tambores de guerra que llaman a la muerte a sus propios hijos.

Fuente: El Autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación

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Pandemia, educación y violencia

Por Jonathan Caudillo Lozano
Sin duda, las clases a distancia evidenciaron las desigualdades en los recursos tecnológicos, pero lo más grave se encuentra en lo que mostraron sobre las relaciones entre profesores y estudiantes, ya que esta situación también expuso cómo se violentan los derechos humanos en el espacio educativo.

Durante la pandemia proliferaron videos que mostraron algunos de los momentos más desafortunados de la educación a distancia. Ejemplos hay muchos: un profesor de la Facultad de Química de la UNAM que insinuó que si las clases fueran presenciales le propondría a una alumna tener relaciones sexuales a cambio de mejorar su nota; el profesor de la Universidad Veracruzana que se refirió a la sexualidad de las personas de la comunidad LGBTQ+ como “distorsiones sexuales”; o, al inicio de confinamiento, el caso de una maestra de Durango que durante la clase le gritó a sus estudiantes por supuestas inasistencias, debido a una mala conexión a Internet. Y en esa misma línea, un largo etcétera.

Por supuesto, se ha hablado mucho sobre la pérdida de privacidad que sufrimos todos en la época de las redes sociales, factor que sin duda influyó en el estrés sufrido por profesores y estudiantes durante el difícil periodo de la pandemia. Pero, paradójicamente, esta situación también permitió atestiguar la situación de la educación en nuestro país, la cual, de manera casi voyerista, se dejó ver a una audiencia imprevista.

Poco antes de que comenzara el regreso a clases en el nivel básico, el INEGI señaló que durante la pandemia y el confinamiento el sector educativo se vio particularmente afectado ya que, en muchos casos, destacaron la pérdida de contacto de los estudiantes con sus profesores y la precariedad laboral de los miembros de las familias. Como señala el artículo de Animal PolíticoImpacto de la pandemia en la educación será más severo de lo previsto, según ONU y BM”, el cierre prolongado de las escuelas tuvo efectos económicos que no se habían previsto, pero principalmente perjudicó el aprendizaje de los estudiantes, con mayor gravedad en los sectores económicamente precarizados o en el caso de quienes sufren alguna discapacidad. El Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAMseñaló que esta situación no solamente tuvo impacto a nivel económico y político, sino que exigió una reflexión profunda sobre las metodologías que se implementaron en la educación a distancia y sus recursos. Sin duda, las clases a distancia evidenciaron las desigualdades en los recursos tecnológicos, pero lo más grave se encuentra en lo que mostraron sobre las relaciones entre profesores y estudiantes, ya que esta situación también expuso cómo se violentan los derechos humanos en el espacio educativo.

Estamos en una época donde la proliferación de la violencia ha llegado a niveles profundamente alarmantes, no sólo en sus manifestaciones más visibles (como el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia), sino en las relaciones cotidianas, donde la pregunta por el papel de la educación adquiere particular relevancia. La pandemia, lejos de ser la única causa de las agresiones y del acoso en las aulas, sacó a la superficie todas las maneras en las que la violencia se arraiga en nuestras relaciones más cotidianas.

Como puede vislumbrarse, parece que los problemas en la educación de nuestro país desbordan la circunstancia sanitaria, ya que dejan entrever la necesidad de pensar estas dificultades desde la concepción misma de la educación. En la sección Educar, en sinembargo.mx, Melvin Cantarell Gamboa señala que la educación en occidente se decantó por “saberes inseparables del poder económico y tecnológico que en su desmesurado desarrollo amenaza al planeta, la convivencia, y en general a la humanidad”. La importancia de esta reflexión se ve orillada a regresar a la pregunta “¿Para qué la educación?”, en la medida en que la respuesta a esta interrogante ha dejado de ser obvia. Tal vez nunca lo fue.

La crítica de Cantarell nos lleva a reflexionar sobre el problema de adoptar modelos educativos que no se adaptan a las circunstancias concretas y las necesidades, ya no solamente económicas sino psicosociales. El momento histórico por el que atravesamos ha reducido los saberes a su expresión más instrumental, despojando a la educación de su potencia formativa y su posibilidad de construcción de una manera reflexionada de vivir y relacionarnos, tanto con otros seres humanos como con lo viviente en su conjunto.

Pareciera que en este panorama adquiere relevancia la necesidad de regresar a la concepción socrática de la educación, que no se reduce al adiestramiento, sino que abre la posibilidad de construir una manera de estar en el mundo. A diferencia de los sofistas, quienes se caracterizaban por impartir una enseñanza enfocada en la retórica y las técnicas necesarias para la persuasión (habilidades muy importantes en la política de la época), Sócrates partía del no saber, como una manera de desmarcarse de la figura del maestro sofista. Este no sabersocrático no era simplemente una declaración de la propia ignorancia, sino una pregunta por lo que en verdad es importante saber.

La filosofía socrática era primordialmente una práctica vital que no estaba separada de la cotidianidad. El no saber es la condición de conocerse a sí mismo y de compartir este proyecto con los otros. No es casualidad que Martha Nussbaum, en su texto Sin fines de lucro, recupere la vigencia de la perspectiva socrática como una necesidad en la educación actual, que además posibilita una rearticulación de las relaciones entre profesor y estudiante, ya que, en la mayéutica socrática, la posibilidad de aprender no está destinada únicamente al estudiante, sino que también involucra al profesor. En otras palabras, el aprendizaje y la construcción de los saberes son una práctica compartida y multidireccional que desplaza al docente de su lugar de autoridad.

Progresivamente, las puertas de las escuelas están abriéndose, y esperemos que lo que la pandemia nos enseñó sobre la educación no quede sólo en lo anecdótico, ya que, de ser así, el regreso a las aulas significará la repetición de la violencia a puertas cerradas.

* Jonathan Caudillo Lozano es maestro en Saberes sobre Subjetividad y Violencia por parte del Colegio de Saberes y doctor en Filosofía por la Universidad Iberoamericana. Realiza investigación sobre temas centrados en la relación entre el cuerpo y la animalidad en la Filosofía y las artes escénicas. Ha publicado diversos artículos en revistas especializadas de Filosofía, y es autor del libro Cuerpo, crueldad y diferencia en la danza butoh, una mirada filosófica, editado por Plaza y Valdez. Actualmente realiza una estancia posdoctoral en el Programa Universitario de Bioética.

https://www.animalpolitico.com/una-vida-examinada-reflexiones-bioeticas/pandemia-educacion-y-violencia/

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Violencia, no violencia y pacifismo

Por: Raúl Zibechi

Cuando se desatan guerras entre Estados, que van más allá incluso que las guerras cotidianas que sufren los pueblos de México, Colombia y Guatemala, entre muchos otros, es necesario tomar una posición clara sobre los pasos a dar. Estos días escuchamos que personas de Ucrania, de izquierda y también anarquistas, deciden incorporarse a la guerra contra el invasor.

Creo que, cuando arrecia la tormenta, es necesario girar hacia los pueblos que la vienen sufriendo de forma más intensa, como los pueblos originarios que la resisten durante cinco siglos. En su actitud podemos entender que los pasos que dan se orientan a sobrevivir como pueblos, con dignidad y autonomía. Que no buscan entrar a la guerra porque es precisamente lo que quieren los genocidas.

En esta actitud no veo atisbos de pacifismo. No tengo nada contra los pacifistas. Celebro que no hagan la guerra a la guerra, porque supone el exterminio, pero tampoco podemos criticar a quienes se defienden con las armas, ante enemigos que pretenden exterminarlos. No simpatizo con el pacifismo si excluye toda reacción no pacífica para preservar la vida, como no critico a la mujer que ante una inminente violación, responde con lo que tiene a mano.

El pacifismo a ultranza no nos ayuda al objetivo central, que consiste en re-existir como pueblos. Ahí está el caso de los rarámuris, que durante siglos se defendieron retrocedeiendo ante el avance demoledor de los conquistadores. Otros pueblos los enfrentaron, con diversa suerte. Cada quién como puede y como sabe, para seguir siendo.

Los zapatistas han optado por la resistencia civil pacífica, que no es lo mismo que la no violencia, aunque coincide en algunas aspectos. Es resistencia, o sea “ponerse duros” en palabras del subcomandante Moisés. Es colectiva, de comunidades o grupos, no apenas individual. Y es pacífica porque no responde bala por bala sino que busca caminar otros caminos.

La palabra clave es resistencia. Cuando las bases de apoyo de Nuevo San Gregorio no pueden seguir cultivando la tierra, usurpada por los “40 ladrones” que representan el núcleo duro del capitalismo, decidieron hacer carpintería y tejidos, que son las “semillas” de su autonomía en las nuevas condiciones. Sin la resistencia, no hay autonomía, no hay vida.

Cuando decimos que ante la guerra de arriba no respondemos con violencia ni con pacifismo pasivo, estamos por un lado poniendo en el centro la resistencia, pero además rechazamos la lógica de guerra porque es parte central de la acumulación de capital. Es una posición ética, sin duda. Pero es, también, el balance que de décadas de guerras como las que asolaron a los pueblos que habitan Guatemala, El Salvador y otros de nuestra América Latina, en las que los indígenas, campesinos y sectores populares pusieron los muertos.

A quienes se alistan para tomar las armas cuando su nación es invadida, como sucede en Ucrania, no creo conveniente criticarlos. No es el caso, ni el modo porque tampoco queremos, desde el campo de la izquierda de abajo, dar lecciones a nadie. Sólo se trata de mostrar otros caminos posibles, por eso la convocatoria de la jornada del domingo 13 de marzo contra la invasión es tan importante.

Lo decisivo en este momento es señalar un camino y recorrerlo. Las grandes movilizaciones zapatistas, en algunas cabeceras municipales de Chiapas, muestran un camino. Enseñan no sólo que los zapatistas siguen de pie, resistiendo y construyendo, sino muestran la necesidad de levantar la voz, ocupar la calle cuando es necesario, señalar enemigos, denunciar los modos de este sistema criminal.

Finalmente, la masiva presencia de mujeres y de jóvenes en las movilizaciones zapatistas, revela cambios muy profundos en las relaciones internas entre sexos y edades. Se trata de cambios emancipatorios, que ensanchan la diferencia entre el mundo nuevo en resistencia y el capitalismo agonizante.

Es posible que esos cambios internos tengan relación con la opción de no guerra, de resistencia civil pacífica que han hecho los zapatistas. Hemos aprendido que el EZLN obedece realmente a sus bases de apoyo, que son las que marcan los rumbos. Estamos ante una revolución interna, tan potente que está modificando el viejo “sentido común” revolucionario.

Fuente de la información:  https://desinformemonos.org

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