Entrevista a Francisco Vázquez: No es memoria histórica, es revanchismo histórico

Francisco Vázquez: No es memoria histórica, es revanchismo histórico

Por: Rafael Nuñez Cuesta

Francisco Vázquez, que hoy cumple 71 años, es un hombre jubilado pero inquieto y activo. No en vano, en breve se presentará ante un tribunal universitario para defender su doctorado. Lo mismo lee cómics de El Príncipe Valiente que libros de Historia de la Ilustración francesa, época de la que tiene una gran biblioteca.

Habla despacio y con un acusado acento gallego. Amable al trato, agradece lo pausado de la entrevista y la posibilidad de poder explayarse en asuntos que le gustan tanto como le preocupan. Le inquieta la mordaza que empieza a ponerse a los españoles que discrepan del discurso oficial, sobre todo en materia de valores familiares, igualdad de género o diversidad sexual. “La diferencia en estos asuntos está empezando a considerarse una incitación al odio que puede ser castigada”, lamenta.

Y España. Siempre España. España como desvelo. La debilidad del relato nacional. Algo que, dice, se localizó en un principio en Cataluña y el País Vasco “y hoy ya afecta a comunidades como Navarra, Valencia, Baleares e incluso Canarias”. Colige, por tanto, que el nacionalismo ya no lo es sólo por raíces culturales o económicas, sino también como consecuencia de un determinado “escenario político”. Pone el ejemplo de Andalucía, donde “se enaltece la etapa islámica y se sitúa la Reconquista casi como un fenómeno de invasión”. E invita a los lectores de La Gaceta a comprobarlo viajando al memorial de las Navas de Tolosa, “dependiente Junta de Andalucía”, para que lean los preocupantes textos que allí hay expuestos.

Le preocupan los nacionalismos fragmentadores. Tanto que en la primera conferencia que dio, allá por 1986, en el Club Siglo XXI, ya denunciaba el adoctrinamiento político que empezaba a incubarse en las escuelas. El “error” de la transferencia en materia educativa. Y fue profético, a tenor de la situación que hoy se vive Cataluña y en otras muchas regiones. La denuncia de lo que llama “desvertebración de España”, en alusión al concepto orteguiano, siempre fue una constante en su carrera política. Y siempre con tino particular, pues aún con ETA asesinando de manera casi industrial, él ya ponía el foco en Cataluña: “Siempre más fue peligroso el nacionalismo catalán que el vasco, que es mucho más reciente. Los vascos, en el fondo, conservan, aunque sea intuitivamente, su vinculación histórica con la Corona. La cuna de España es el País Vasco. Mientras que el tema catalán es, en gran medida, de tipo económico. Además de que siempre han operado aprovechando los momentos de debilidad del propio Estado”.

-Momentos de debilidad como el desastre del 98, el final de la II República, la crisis político-económica actual…

Siempre, siempre. El nacionalismo que ellos llaman moderado surge a raíz de la Revolución del 17. Cambó ya consigue ahí sus aranceles. Pero insisto en que el origen de todo está en la Educación. En su transferencia a las CCAA. Y hablo como gallego, que a pesar de estar el PP en mi tierra, esto se ha producido igual. La transferencia en Educación lo que ha hecho ha sido inyectar en los jóvenes un enfoque histórico muy sesgado y muy tergiversado, que excluye la idea de España. Una educación que hace de España algo ajeno, incluso hostil. 
¿Y la gente no dice nada?, se preguntan muchos. Pues mire, sólo un 15% o un 20% de población tiene conciencia política, no más. La mayoría se dedican a sus trabajos y a sus vidas. Y ese es el drama. Porque esa gente, esos catalanes que ahora tienen 35 o 40 años, lo que han aprendido en la escuela es que España es una realidad hostil, extraña, ajena. Ven con normalidad que ellos son una nación. Y lo dicen, muchos de ellos, sin estar concienciados políticamente. Han interiorizado el mensaje completamente. Con normalidad. Hemos hecho de Cataluña un Quebec.

-La Educación como “estructura de Estado”, que dicen ahora.

Exacto. Hoy un chiquillo gallego ha sido educado en que Valle Inclán no es gallego realmente, porque no ha escrito en gallego; ni la condesa de Pardo Bazán, ni Madariaga es un político gallego, ni Casares Quiroga, ni Calvo Sotelo. Sólo se citan a los nacionalistas.
Yo recuerdo hace muchos años, cuando mi hijo tenía trece o catorce años, que un día llegó a casa y me dijo que estaba estudiando al poeta Leiras Pulpeiro. Y le dije, “¿¡Pero qué poeta Leiras Pulpeiro?!, ¿a ti no te han enseñado quién es la condesa de Pardo Bazán?”. Al día siguiente estaba yo protestando en el colegio.

-¿Ya era usted alcalde?

Sí.

-Pues se llevarían un susto en el colegio.

(Ríe).

-Don Francisco, ¿considera que este proceso es reversible? Porque España se va desnacionalizando.

Completamente. España se va desvertebrando porque la Educación está desvertebrada.

-¿Y cómo revertimos el proceso?

Pues habrá que hacerlo obligando a cumplir la Ley, y en segundo lugar habrá que recuperar competencias o ejercer las que tiene el Estado. Porque el Estado tiene el 55% de las competencias en materia educativa y tiene también la inspección educativa, y está avalado, además, por todas las sentencias del Supremo y del Constitucional que siempre han fallado en contra de las leyes lingüísticas de la Generalitat de Cataluña. Y sin embargo siempre se ha producido un desacato absoluto, en ningún caso se han cumplido las sentencias.

GALICIA Y EL ERROR FRAGA

-Hace años era el nacionalismo vasco, vía terrorismo, el que más preocupación despertaba; hoy es el catalán, enloquecido, el que se ha echado al monte… ¿pero qué hay del nacionalismo gallego? Parece que, a la chita callando, está ganando la batalla de la cultura y la educación.

En el caso concreto de Galicia, se produce un error grave de partida por parte de Manuel Fraga, al que por otro lado siempre tuve un gran respeto, pero que cometió un craso error: quiso de alguna manera lavar su imagen y se propuso llegar a un pacto con el galleguismo moderado, y por lo tanto declinó muchas de las competencias que tenía en materia educativa o lingüística en favor de las tesis nacionalistas. Estas leyes que impulsa Fraga, después se ven reforzadas por el desgraciado periodo del bipartidismo PSG(PSOE) y BNG. Y así, hoy nos encontramos con una Galicia en la que hay una sensación, originada sobre todo a través de la Educación y del victimismo, de que somos una región lastimada por el Estado y marginada. 
Y después hay una exclusión de toda la realidad no nacionalista vía idioma. En la Xunta de Galicia, que gobierna el PP, toda la documentación oficial está en gallego. Y es así que se genera un sentimiento de que todo lo relativo a la lengua española es algo ajeno, algo extraño… todavía no hostil, como en Cataluña y el País Vasco, pero es que estamos aún en la primera fase.
Usted matricula a su hijo en el colegio y toda la documentación está en gallego, usted se pone enfermo y va a cualquier hospital o centro de salud y toda la documentación está en gallego. Los políticos, cuya lengua materna es en la inmensa mayoría de los casos el español, cuando intervienen en un acto público lo hacen sólo en gallego.

-Hay un relato según el cual el PP gallego, asumiendo el discurso gallegista, ha desactivado el separatismo gallego. Y desde el partido están convencidos de que funciona, pues siguen ganando elecciones.

Esa tesis se desmonta con los últimos resultados municipales. Los radicales de extrema izquierda y los nacionalistas ya copan los ayuntamientos de las principales ciudades, es verdad que con la colaboración del partido socialista, que facilita alcaldes radicales en La Coruña, en Ferrol, en Santiago, en las grandes ciudades. Yo discrepo de esa tesis. El voto del PP viene de las raíces conservadoras que todavía quedan en Galicia pero que están cada vez más circunscritas a la Galicia rural, y cada vez es más débil en la Galicia urbana. Y en segundo lugar porque ha alimentado el argumentario de los nacionalistas. Les da la razón y los legitima en sus planteamientos.

-Dígame, ¿qué problema tiene nuestra izquierda con la idea de Nación española?

Pues es incomprensible, ¿verdad? Porque yo siempre entendí, como viejo socialista, que el concepto de patria no es exclusivo de nadie, pero es un concepto muy firme en la izquierda y en los liberales españoles. El sentido de España, en el caso del PSOE viene determinado por razones fuertemente ideológicas. Porque la razón de ser del socialismo es el principio de igualdad y solidaridad. Y es el ámbito nacional español el que permite políticas de igualdad y de solidaridad, y no las diferenciaciones entre territorios por razones históricas o culturales.

«EL GRAN OBJETIVO ES ACABAR CON LA TRANSICIÓN»

-Pues la izquierda está en la atomización territorial más que en la solidaridad y la igualdad.

En la izquierda existe un complejo que entrega gratuitamente, no ya a la derecha, sino a los valores del régimen anterior, la idea de España. Lo cual es inconcebible. Y ese complejo determina unos cambios radicales en los propios posicionamientos históricos que siempre mantuvo la izquierda. Lo más llamativo de todo es que el PSOE está poniendo en revisión sus propias políticas, las que se llevaron a cabo en la Transición. Porque no nos engañemos, el objetivo del actual escenario, conflictivo y radicalizado, es acabar con la Transición.

-¿Cómo se acaba con el relato de la Transición?

Poniendo en entredicho el principio de reconciliación a través de la Ley de Memoria Histórica, rompiendo la paz religiosa con los ataques a la Iglesia Católica, con este anticlericalismo de nuevo cuño que pide derogar concordatos, implantando una nueva ley de libertad religiosa o promoviendo una España federal para la que hay que reformar la Constitución… cuando esto se hace desde el PSOE, lo primero que se está poniendo en tela de juicio son las políticas socialistas de los gobiernos de Felipe González. No hace falta remontarse a Indalecio Prieto o Largo Caballero. Lo que se está poniendo en entredicho y contra lo que se está legislando, son las decisiones del propio PSOE y de la Transición.
Lo que buscan los antisistema es generar una radicalización en el país, dividirlo nuevamente, enfrentarlo. Y en segundo lugar, atacar la propia Constitución. Porque saben que una vez se abra el melón de la reforma constitucional, el debate estará abierto ad infinitum.

-¿Cuándo se pone en tela de juicio la Transición? Porque mucha gente sitúa el momento en la aparición de Podemos. 

Antes.

-Me lo temía. Con la Memoria Histórica.

Con la Memoria Histórica. Mire, el principal valor de la Transición fue la reconciliación nacional…

-… reconciliación entre las élites políticas, porque el pueblo estaba reconciliado.

Efectivamente, el pueblo estaba reconciliado. Pero es en la Transición cuando se busca, de una vez por todas, una solución que permita una Constitución aceptada por todos. Lo cual implica renuncias y generosidad, dos virtudes que no se han prodigado mucho en nuestra historia política. Porque no nos engañemos, (en 1975) hay un sector que tiene el poder y renuncia a ejercerlo, y renuncia a ejercerlo (repite con énfasis). Y hay otro sector que viene de cárceles, de exilios y de clandestinidades, que renuncia al más mínimo atisbo de revanchismo. Yo ya militaba en el socialismo de aquella época. ¿Y cuántos éramos?, ¿dos mil?, ¿tres mil? Más no éramos. Éramos muy pocos. Y el que gobernaba tenía la fuerza de la legislación vigente en aquél momento, pero sobre todo tenía las Fuerzas de Seguridad del Estado, el Ejército; y a eso se renuncia porque se busca el punto de encuentro. Se aísla por un lado a los rupturistas, porque además una ruptura hubiera sido utópica e inviable salvo por la vía del terrorismo y del sufrimiento. Y se aísla a los inmovilistas, los que se niegan a aceptar los cambios. Y es cuando se produce un proceso ejemplar, la Transición española, que así ha sido reconocida mundialmente.

-Y la Memoria Histórica acaba con ese espíritu.

La Memoria Histórica no es tal, es la ley del revanchismo histórico. E incluso ha evolucionado de tal forma que los planteamientos que se están aplicando hoy en este absurdo cambio de callejeros parece que vayan orientados a ganar una guerra que se perdió hace ochenta años. Es una cosa demencial.

-También habla usted de una quiebra en lo que llama la paz religiosa.

Sí. Todos sabemos que el Ejército y la Iglesia han determinado, para bien y para mal, nuestra historia reciente. La Iglesia renunció a muchas situaciones de privilegio a cambio de un reconocimiento de su papel fundamental dentro de nuestra sociedad. Es lo que se llama paz religiosa, que se quebró desde el punto y hora en el que desde la izquierda se denuncia, falsamente, que la Iglesia goza de situaciones de excepcionalidad y de privilegio. Entonces se intenta limitar el principio de libertad religiosa, sacarlo de lo público y reducirlo al ámbito individual, como si fuera un derecho individual, cuando es un ejercicio de un derecho colectivo y público, como muchos otros. Y esto no se ha llevado a cabo desde a acción del Gobierno, porque no ha habido lugar a ello, pero sí desde los ayuntamientos y las autonomías.

-Y la tercera pata de la quiebra del relato constitucional del 78: el federalismo.

Es el tercer punto, una reforma constitucional para dar satisfacción a parte de las aspiraciones de los nacionalistas con la introducción del concepto de federalismo. Lo cual es un inmenso error porque la experiencia de estos casi cuarenta años de democracia nos demuestra que nunca los nacionalistas se muestran satisfechos. Cualquier avance que tienen lo amortizan inmediatamente y plantean la siguiente meta. Y todos sabemos que su meta última es la ruptura de la unidad de España.

EL VATICANO COMO COMO EPICENTRO DEL CATOLICISMO… Y DE LA GEOPOLÍTICA

“Muchas veces reducimos la Santa Sede al centro religioso del Catolicismo. Y lo es, pero no sólo. Olvidamos que es un Estado soberano con una gran importancia en la política internacional más allá de su tamaño minúsculo”. Vázquez explica en su entrevista con La Gaceta que el nivel de información, el nivel de conocimiento de la realidad mundial que tiene el Vaticano lo tienen muy pocos países, “por no decir que ninguno. Quizá los EEUU”. Y explica el por qué del prestigio del servicio de información vaticano: “Dese cuenta usted de que en el lugar más apartado del mundo posiblemente encuentre usted un misionero que está obligado, anualmente, a emitirle un informe a su obispo. Un informe en el que trata no sólo si la iglesia está o no en pie, también le informa de la realidad social de, por ejemplo, la selva profunda del Amazonas. Informe que el Obispo remite a su vez al Nuncio, e informe que el Nuncio remite a la Secretaría de Estado. Sume usted todos los informes del mundo, comprenderá usted por qué la red de informadores del Vaticano es única. Y eso lo saben otros países”.

El gigantesco caudal de información que maneja el Vaticano provee al pequeño Estado de una extraordinaria capacidad negociadora, y sobre todo mediadora, en las relaciones internacionales. Y Vázquez, sin aludir directamente a su propia experiencia -“aún estoy sujeto a la ley de secretos oficiales”- reconoce que “a lo mejor el Embajador de España en la Santa Sede habla más del problema de Cuba, del problema de la guerrilla colombiana, de los españoles secuestrados en el Chad, de las tensiones de Oriente Medio o de las posibles amenazas de los fundamentalistas islámicos en España que de cuestiones relacionadas con la Diócesis de Madrid o los problemas fiscales de la Diócesis de Aragón”.

La Embajada de España ante la Santa Sede es una de las joyas del Patrimonio Histórico Español. Un hermoso palacio renacentista que encierra magníficas obras de arte. Es, en palabras del exembajador, “una auténtica maravilla que además goza del privilegio de ser la embajada más antigua del mundo entre todas las naciones”. Una circunstancia llamativa para ser España “un invento”, desliza irónico Francisco Vázquez, que además revela que en el romano templete del Bramante, edificado por Fernando e Isabel, existe un sello en piedra donde pone Isabela Fedinandus Rex Hispanorum. “No reyes de Castilla y Aragón, sino reyes de España”.

-Leí hace años una anécdota de cuando usted comenzaba su etapa de embajador ante la Santa Sede. Sobre un mosaico que había en el suelo de la Embajada…

(Sonríe) Yo cuando llego a la Embajada, el hall, que era inmenso, tenía una magnífica alfombra que cubría el suelo de mármol. Y un día tropecé con la alfombra y observé que había un mosaico debajo. Mandé levantarla y me encontré con la sorpresa de que había un escudo inmenso de los Reyes Católicos, que son los que fundaron la Embajada. Además, un escudo muy claro y elemental. Figuraban todas las posesiones de Aragón, como eran Nápoles y las dos Sicilias. Entonces pregunté por qué estaba tapado. Y claro, resulta que tenía el águila de San Juan, que es el símbolo de la monarquía castellana. Y según me dijeron, un anterior embajador, ya en democracia, al verlo dijo: “¡El aguilucho franquista!”. Y mandó taparlo. Y así tapada siguió, hasta que yo, como usted comprenderá, la destapé.

(Mosaico «franquista» en el hall de la Embajada española ante el Vaticano)

-Muy revelador de la mentalidad política española.

Este es un ejemplo de algo que usted viaja por el mundo y no encuentra nada parecido. Allí mismo en Roma, por ejemplo, puede usted encontrar vestigios de la etapa mussoliniana, sin ir más lejos en el gran obelisco que preside el Estadio Olímpico. A la entrada del estadio pone “Mussolini Dux”. Y no pasa nada. Otro ejemplo: el Congreso de los diputados de la República italiana está presidido por una inmensa placa detrás de la presidencia donde dice que “el Rey Vittorio Emanuele, padre de la unidad de Italia…”. Y nadie quitó la placa. Hoy una simple pintura en el parlamento autonómico de Canarias que parece que afecta a la población guanche… pues parece que se plantean retirarla. La ignorancia histórica que tenemos en este país es tremenda.

-Usted ha sido embajador de España, ¿qué imagen tienen, en Italia y en el mundo, de los españoles?

España es un país respetado por su historia, y en Italia mucho más porque no hay que olvidar que todo el sur de Italia fue, durante más de cuatrocientos años, parte de España, y lo tienen a gala. (Repite) Lo tienen a gala. Y en general en toda Italia, porque en Milán también hay una presencia importante de lo que fue España. Del tiempo en el que fuimos la primera potencia del mundo. Quizá el reflejo de todo ello sea el palacio de la Embajada. La corte Papal era en aquellos momentos la más importante del mundo en la medida que el Papa era un elemento mediador y tenía una gran importancia en las relaciones entre las naciones. Y España, a su vez, era el primer imperio del mundo. Por lo tanto nuestro Reyes quisieron reflejar su poderío ante la primera corte europea.

-La historia, siempre presente.

Yo le diría a usted que ese respeto y ese reconocimiento que hay hacia España en Italia es precisamente el que nosotros no tenemos hacia nuestra propia historia. Le voy a contar una anécdota, de la cual fue fiel testigo el que luego iba a ser ministro de Cultura César Antonio Molina, en aquél momento presidente del Instituto Cervantes. El Instituto inauguró la sede de Nápoles y allí fuimos los dos embajadores, ante Italia y ante el Vaticano. Y el discurso inaugural lo pronunció el alcalde de Nápoles. Estaba sentado a mi lado el almirante de la Armada española que en su momento dirigía el comando español del cuartel del sur de la OTAN, que está en Nápoles. Bueno, pues el discurso del alcalde de Nápoles hizo que se nos saltaran las lágrimas a todos los españoles que allí estábamos. Fue un canto tal a su ciudad, engrandecida por la presencia de Cervantes, engrandecida por la presencia de Quevedo, con un conocimiento extraordinario de nuestro Siglo de Oro, de los poetas, de los artistas… una cosa extraordinaria. Entonces yo les dije al almirante y a mi amigo César Antonio Molina: “Si ese discurso lo pronuncio yo en España me llaman fascista, franquista y de todo”. Y esto es un fiel reflejo de lo que hay.

(“Mussolini Dux”. Obelisco del Estadio Olímpico de Roma)

-¿Preocupa en el Vaticano la desvertebración de España?

Sí, sí, sin duda alguna. España es uno de los países que el Vaticano sigue con más atención y mayor preocupación. Por una razón: la influencia que nosotros tenemos sobre Latinoamérica. Es decir, un problema que pueda surgir en Noruega o Suecia tiene la importancia que tiene. Un problema en España, tarde o temprano, termina repercutiendo en América. Somos un referente cultural y social para esos países, y mucho más desde que aquí hay una gran emigración procedente de esos países. ¿Preocupa, pues, la desvertebración? Evidentemente. Fíjese que teniendo los partidos nacionalistas, en sus orígenes, una condición cristiana, el Vaticano jamás les ha dado la más mínima cobertura. Y la renovación que se hizo en la Iglesia vasca, o los últimos nombramientos en la Iglesia catalana, son un reflejo de ello.

«CON LA LEY DEL ABORTO FUI ENGAÑADO»

-Usted fue embajador ante el Vaticano durante el periodo de Rodríguez Zapatero. Un periodo durante el cual, usted mismo lo reconoce, se incubaron muchas de las convulsiones que hoy tenemos en el país. Me refiero a la quiebra del relato constitucional, al Estatuto de Cataluña, a la ley del aborto de Bibiana Aído, a la Memoria Histórica… Me interesa saber cómo concilió sus valores con la pertenencia a ese gobierno. 

Con el Estatuto de Cataluña yo soy muy crítico. Yo era presidente de la Federación de Municipios y Provincias, aparte de alcalde, y recuerdo que, tras una reunión con José Bono, a la sazón ministro de Defensa, sus compañeros (periodistas) me preguntaron por el Estatuto, y les dije: “He leído el prólogo y me ha dado un ataque de urticaria, no he podido seguir”. 
Antes de ser yo Embajador están en marcha el Estatuto, la ley de Memoria Histórica, la ley de Igualdad de Género y la ley del matrimonio homosexual. Y estando yo ya en la Embajada sale la ley del aborto, una ley con la que soy engañado. Porque se me dice que a través de unas enmiendas en el Senado se va a modificar parcialmente, y eso no fue así. También es cierto que en esa misma etapa se da el paso más importante, el único que se ha dado, para garantizar la financiación de la Iglesia. Se cambia el sistema de financiación. Y a su vez se adapta el tratamiento fiscal de la Iglesia Católica, que era un problema grave, a las normas europeas. Y en tercer lugar se zanja el asunto de los profesores de religión. Es decir, que también se produjeron avances. Sobre todo el relativo a la financiación, en el cual tuvimos protagonismo Maria Teresa Fernández de la Vega, el Cardenal Cañizares y el Embajador en el Vaticano. De esa parte sí me siento orgulloso.

-Después de su labor en Roma suena su nombre para Defensor del Pueblo.

Al final de mi etapa como embajador, es cierto, se abre la posibilidad de nombrarme Defensor del Pueblo, con la aceptación del Partido Popular. Y soy vetado por mi propio partido, una cosa muy curiosa. Mi partido me veta por mi postura sobre el aborto y por mi postura sobre Cataluña. Entonces me reincorporé a mi trabajo como inspector de trabajo; ahí terminé mi carrera profesional y me jubilé.

-¿Y cómo ve ahora a su antiguo partido (Francisco Vázquez abandonó el PSOE en 2014)?

El problema no es quién va a ser el Secretario General o la Secretaria General. El problema del PSOE es de fondo, es ideológico. Uno puede discrepar en relación a las políticas económicas, fiscales, etc, pero uno no puede discrepar en posturas de fondo: unidad de España, Memoria Histórica y la ruptura de la paz religiosa con un posicionamiento, teórico al menos, hostil a la Iglesia Católica. Y el problema de fondo se agrava mucho más, que es cuando se produce mi ruptura, con las políticas de alianzas. Cuando el PSOE abre las puertas de las instituciones a partidos antisistema y a grupos independentistas. Algo que ya se hubo de tolerar con el gobierno de Maragall con ERC, o el gobierno de Touriño con el BNG, pero que ahora se ha generalizado abriendo centenares de instituciones a todos estos grupos.
El cartel del ayuntamiento de la Coruña del Papa borracho, por ejemplo, no es de una peña carnavalesca, lo hace el propio Ayuntamiento de La Coruña (en manos de las Mareas). Y el festival de las Drag Queen lo hacen también autoridades canarias.

(Presentación en el Ayuntamiento de La Coruña del cartel al que alude Francisco Vázquez)

-Y eso es lo que le lleva a usted a abandonar el PSOE. 

A abandonar la militancia en el partido, porque sigo siendo socialdemócrata y sigo viviendo como propias las ideas del socialismo. Yo a lo que sigo aspirando es a que el PSOE recupere el espacio que le corresponde. Mire, se lo explico con un ejemplo muy claro: yo entré en el PSOE en el año 74 definiéndome como socialdemócrata, definiéndome como católico y definiéndome como español, y nunca había tenido problemas con ello. Lo que no puede ser es que hayamos sido ocupados, con “k”, por ideas ajenas a la socialdemocracia y más propias del mundo antisistema y el totalitarismo. Y es una pena, porque mucha gente estamos en una situación de orfandad. Aunque le advierto de que esa orfandad no se limita a la izquierda, ¿eh? Ese es el gran problema. Hay una importante número de personas de la derecha que se sienten también huérfanas. Yo a mi partido le reprocho muchas cosas, sobre todo en los últimos años… pero a la derecha también. Porque el PP ha tenido unos años en los que ha tenido una gran mayoría absoluta en los que podría haber enderezado el país y no lo ha hecho. Y ahora cada vez es más difícil.

-Este perfil suyo, que describe como socialdemócrata, católico y español, ¿a qué partido puede acudir entre la oferta política española?

A ninguno. Yo me he llevado una gran decepción con Ciudadanos, sobre todo en lo relativo a la cuestión territorial, dado que en sus orígenes fue un partido muy valiente en ese aspecto. Ahora se ha olvidado de eso.

“LE PEN ES PATRIOTISMO, NO EXTREMA DERECHA”

(La candidata «patriota» del Frente Nacional, Marine Le Pen)

La crisis de representación política española, Francisco Vázquez la enmarca en una crisis mayor de carácter continental. Algo que, a su juicio, se va a ver en las elecciones que se van a producir dentro de unos días en Francia. El exalcalde de La Coruña vivió durante un tiempo el país vecino, se declara admirador del general De Gaulle, y no sólo: “soy un francófilo hasta la muerte”. Y lo es por ser un amante de la Ilustración, de la Revolución y de todo aquél periodo que supuso el inicio de la modernidad. De modo que cuando habla de Francia no lo hace a humo de pajas. Describe a la candidata del Frente Nacional como “patriota” y niega que se trate de una política de extrema derecha.
 Explica que la inmigración indiscriminada que ha recibido Francia “ha hecho que determinados valores de la cultura republicana estén en entredicho”, y esa es una de las causas del éxito de Marine Le Pen, que se habría alejado de las ideas “filonazis” de su padre para asumir un paquete ideológico heredero de Charles Maurras.

“Marine Le Pen representa un cierto hartazgo de la sociedad europea frente al control de Bruselas, frente a unas políticas burocráticas muy lejanas de las preocupaciones de las gentes y frente a las renuncias a las propias identidades nacionales. Porque Europa ha de construirse desde las identidades nacionales, guste o no guste. Y no pasa nada. ¿No estamos defendiendo en España el respeto a las identidades regionales? ¡Pues lo normal es que se respeten las distintas identidades y sensibilidades nacionales! Porque si lo que se intenta es crear un escenario de identidad único, lo que surge es la ruptura”.

CABALLERO DE LA ORDEN DEL IMPERIO BRITÁNICO Y AMANTE DE LOS CÓMICS

-A usted se la ha condecorado con Caballero de la Orden del imperio británico “por el impulso y la difusión de los valores británicos”. Cuénteme. 

La Coruña tuvo mucha relación con las islas británicas por una razón geográfica. Fue el puerto desde el que salió Felipe II para casarse con María Tudor y la línea Coruña-Plymouth ya era el principal correo en el siglo XVI. Los coruñeses hemos tenido una gran vinculación histórica, económica y comercial con las Islas. Desde Coruña salió, por ejemplo, la Escuadra Invencible. Y ya en el siglo XIX, una de las grandes batallas de la Guerra de la Independencia se produjo en La Coruña entre el ejército inglés, que llevó a cabo el primer Dunquerque de la Historia, y las tropas napoleónicas. Además fue una batalla muy interesante y muy gallega porque todos ganaron. El general británico, que fue el predecesor de Welington, murió y, siguiendo la costumbre británica, fue enterrado donde encontró la muerte, que es La Coruña. Y yo todo esto, como amante de la Historia, lo moví mucho. Impulsé mucho toda esa relación. Y los británicos me lo reconocieron.

-¿Entonces si le pregunto por Gibraltar le meto a usted en un lío?

En absoluto. Yo siempre fui partidario de la línea dura con Gibraltar. De estrangularlos. Pero no cerrando la verja, sino estrangularlos financieramente en todas sus inversiones en España.

-Don Francisco, le van a quitar la Orden de Caballero. 

(Ríe) No, no se preocupe. Hay que estrangular a toda esta red de bufetes gibraltareños que operan en la frontera de la legalidad.

-Supongo que habrá estado al tanto de lo que han dicho en las Islas de nosotros estos últimos días.

Sí, una desmesura verbal propia de ellos.

(Edición original en inglés del cómic El Príncipe Valiente)

-Según he podido saber es usted un fanático de los cómics. Dígame, para terminar, cuál es su favorito. 

El Príncipe Valiente, siempre lo he dicho, de Harold Foster. Tengo muchas colecciones completas. Cuando era niño me gustaban mucho Las aventuras del FBI y El Cachorro, que era de un joven grumete español en la época de los piratas del Caribe. Y todo lo de Walt Disney siempre me encantó. Soy un enamorado de el Pato Donald, los sobrinos, etc.

-¿Y El Jabato, El Capitán Trueno, Hazañas Bélicas…?, ¿nuestros cómics no le gustaban?

¡Por supuesto! Y El Guerrero del Antifaz. Y Hazañas Bélicas me ha gustado mucho. Y Pulgarcito. Yo cogí ya el final de Chicos y de Flechas y Pelayos, que eran unos muy buenos tebeos.

-Decir que a usted le gustaba Flechas y Pelayos es una incorrección política, don Francisco.

No creo. Dibujaba Blasco, que es uno de los mejores dibujantes. Otra cosas es la ideología que pudieran encerrar, que no tiene nada que ver.

-¿Y de los cómics yankis qué me dice?

Bueno, cuando llegan los grandes héroes americanos hay dos que me gustan mucho: El Hombre Enmascarado y, sobre todo, El Príncipe Valiente, que cada viñeta era una obra de arte. Además,  históricamente recoge todas las leyendas artúricas que son preciosas, y para los gallegos de una manera especial, pues somos un pueblo muy de mitos y de magias. Hoy ya no compro cómics. No me gusta el Manga. Ni tampoco me gusta la evolución que han tenido los grandes héroes de la Marvel o DC Cómics.

Fuente: http://gaceta.es/noticias/francisco-vazquez-educacion-autonomica-excluido-idea-espana-09042017-0241

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