Educación, melliza de la Política

República Dominicana/11 de Junio de 2016/Listín Diario

Por: Yvelisse Prats Ramírez de Pérez

Caminar teniendo como horizonte la utopía, no impide, sino al contrario, obliga, a hacer paradas en la ruta. Hay acciones intermedias, meditaciones, oraciones, consultas a la brújula ideológica y reajuste del rumbo.

Cada persona hace esas “paradas” acorde con su visión del mundo (ideología); por su conexión, con esa utopía que persiguen.

En mi caso, lo proclaman mis dos profesiones, maestra y política, esos miradores en que me detengo, son la educación y la política.

Hoy, pienso y escribo sobre la educación, tan mal atendida y administrada en los últimos años en República Dominicana.

Empiezo por recordar que la educación NUNCA es neutral. Ligada a la política como gemela, la educación refleja y a la vez intenta perpetuar, a través de los sistemas nacionales que la rigen, la ideología de los grupos dominantes y gobernantes en un momento determinado de la historia. Para eso se hacen las “reformas”.

En República Dominicana, la más auténtica reforma educativa es la que hizo Eugenio María de Hostos, en los gobiernos del Partido Azul, y no en todos porque Ulises Heureaux la truncó.

Hay situaciones así, en las que se usan tergiversado su naturaleza y su origen el nombre de un partido democrático, para gobernar dictatorialmente y eso lo estamos sufriendo en carne propia con la traición del PLD a los ideales de don Juan.

Otra reforma sustancial. Se produjo durante la Intervención Militar Norteamericana y dejó más sombras que luces.

Esa reforma, en la que participaron “notables” educadores criollos, dejó huellas visibles del invasor. Las más duraderas se mantenían en la Ley de Educación de Trujillo No. 2909-51 con una ausencia absoluta de democracia y participación en los centros docentes, regidos por un Código inflexible de centralismo y de verticalidad.

A través del control de la educación, se ideologiza al pueblo en una devoción al tirano que llegó a competir con la religión: “Dios y Trujillo” fue un letrero que presidia los hogares dominicanos junto al Sagrado Corazón de Jesús.

Una gran reforma educativa que solo llegó a concretarse con el Movimiento Renovador en la UASD, fue concebida en la Revolución de abril de 1965.

Las ideas educativas de la Constitución del 63 inspiraban esa Reforma inserta en la utopía de país que quiso desde las calles de la ciudad heroica: una República donde la ciudadanía era protagonista, los políticos honestos, los poderes independientes, la educación, un servicio público al alcance de todos, y los maestros, actores deliberativos indispensables.

Esa Reforma solo la conocemos por referencias de los que la redactaron. La temible Era de los 12 años que sucedieron a la Revolución, impuso nuevamente una ideología fascista, y el terror en las escuelas, que incluso se tiñeron de sangre magisterial y estudiantil en incursiones policiales.

Una vez más, se comprueba la inextricable unión entre la política y la educación.

Después, algunas llamadas “reformas”, no lo fueron a fondo. Solo consistieron en algunos cambios de niveles o asignaturas sin mucha trascendencia.

Una nota estridente marca en 1970 la debilidad de la política educativa en cuanto a la defensa de nuestra identidad.

Se intentó perforar con un modelo foráneo venido del Norte, nuestros planes de estudios a lo que se opusieron varias instituciones y personas encabezadas por la UASD. Decana en la Facultad de Humanidades en esa época, tuve el honor de participar en esa batalla contra lo que llamábamos “penetración cultural”.

En dos gobiernos sucesivos del PRD, en que se instauró la democracia política, si bien no hubo reforma educativa radical, ese respiro ideológico se reflejó en el sistema educativo nacional.

La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) fue tomada en cuenta, se crearon dos instituciones que persisten y que mostraron una ampliación de horizontes en la educación: CONANI e INFOTEP; se dio participación a las comunidades en programas como el PIDE, el Vaso de Leche Escolar, el Programa de Educación Ciudadana (PEEC) entendió por vez primera la alfabetización de adultos no como campaña pasajera, sino como parte, de la educación permanente y se redactó un proyecto de Nueva Ley de Educación, que los poderes facticos bloquearon.

Otra vez queda demostrado que educación y política son gemelas.

En la primera parada de mi andadura en este nuevo capítulo de la historia dominicana, reflexiono sobre los antecedentes de mi tema, porque mi ideología aconseja “INTERPRETAR EL PRETÉRITO para explicar el presente y visualizar el futuro”.

Este esbozo interpretativo hacia atrás queda hasta aquí, solo disponga de 800 caracteres cada sábado.

En la segunda entrega de este En Plural intentaré el análisis del presente con el Plan Decenal y la Ley 66-97 que marcan, a mi juicio, un nuevo “tempo” educativo y su antítesis, la “Revolución Educativa”. Después, otearé el futuro: la utopía hacia la cual miro constantemente.

Fuente: http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2016/06/11/422702/educacion-melliza-de-la-politica

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=educacion+en+hungr%C3%ADa&biw=1024&bih=489&source=lnms&tbm=isch&sa=X&sqi=2&ved=0ahUKEwjm6aqtiqbNAhUCcz4KHQZ9BMYQ_AUIBigB#tbm=isch&q=educacion+y+politica&imgrc=jhLPZiQtnyz7dM%3A

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Yvelisse Prats-Ramírez de Pérez

Licenciada en Educación