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Se pararon muchos efectos de la reforma educativa, pero hay pendientes

Por Laura Poy Solano

Con un llamado a la unidad y a fortalecer la coordinación con otras organizaciones sociales nacionales y extranjeras, inició el IV Congreso Nacional Extraordinario de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), cuyos dirigentes reconocieron que, pese a la valentía, la organización y la disciplina de los maestros disidentes, no hemos logrado detener todas las reformas estructurales aprobadas en este sexenio.

En cuanto a la reforma educativa aseguraron que no sólo logramos prevalecer como organización, paramos muchos de sus efectos, pero se requiere mayor coordinación con otros referentes de lucha y, sobre todo, la unidad del magisterio para no hacer más de lo mismo frente a una coyuntura histórica como la que se vive hoy en México.

Enrique Enriquez Ibarra, secretario general de la sección 9 de Ciudad de México, recordó que tras 38 años de lucha, la CNTE mantiene sus principios en un proceso de resistencia que no ha sido fácil. Hoy tenemos más de 500 compañeros cesados por negarse a ser evaluados por un mecanismo punitivo. No significa una derrota, pero eso nos exige responder con tenacidad, sagacidad, inteligencia, y, sobre todo, con la capacidad de saber escucharnos para actuar en consecuencia.

En el encuentro, al que acuden delegados magisteriales de todo el país, y donde se definirá un nuevo plan de acción para su jornada de lucha, un posicionamiento político frente al proceso electoral de 2018, y se hará un balance de la disputa magisterial tras la aprobación de la reforma educativa en 2013, dirigentes de la CNTE llamaron a que ninguna sección sindical actúe sola, porque entonces iría directo al suicidio.

En tanto, Pedro Gómez Bámaca, secretario general de la sección 7 de Chiapas, afirmó que en este sexenio la CNTE ha sido la única organización social que ha mantenido una resistencia férrea frente a la imposición de las reformas estructurales, en particular la educativa.

Pese a ello, advirtió que derrotar su mal llamada reforma educativa no únicamente demanda unidad y organización, sino un compromiso de disciplina, porque hoy tenemos una oportunidad histórica frente a la coyuntura político-electoral y si queremos transformar al país debemos tener claro que no habrá triunfo posible sin el apoyo y la colaboración con otros referentes de lucha.

En la sede de la sección 9 en la capital del país, Eloy López Hernández, secretario general de la sección 22 de Oaxaca, destacó que como parte de las demandas de su jornada de lucha se mantendrán su exigencia de abrogación de la reforma educativa, la reinstalación de todos los docentes cesados y la libertad para nuestros presos políticos, pues enfatizó que la CNTE no se va a quedar cruzada de brazos ante la coyuntura político-electoral. Vamos a insistir en la democratización del gremio, pero también del país.

En tanto, integrantes de la sección 40 de Chiapas, que agrupa a los docentes de esa entidad, denunciaron que se les negó el ingreso al IV Congreso Nacional Extraordinario poroponernos a la dirigencia de Pedro Gómez Bámaca.

Agregó que 30 delegados electos continuarán demandando que se les permita participar en los trabajos del encuentro, que concluye el próximo sábado.

Fuente:  http://www.jornada.unam.mx/2018/03/16/sociedad/036n2soc?partner=rss

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¿Por qué insultan los pueblos a sus gobernantes?

   

“Si no hay Justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”. Emiliano Zapata

Viejos como la lucha de clases, los insultos proferidos por los oprimidos suelen tener una misma base histórica y un mismo propósito político. Son formas de la “expresión” popular que no siempre son “fáciles” ni siempre proliferan masivamente, pero marcan (como pocas) los territorios de la lucha simbólica donde, frecuentemente, el sentido del humor más corrosivo surte efectos demoledores en la moral de los “amos” y en sus ínfulas de prestigio. Desde luego, nunca falta el ingenioso genuflexo que se cree capaz de neutralizar los “dardos” del insulto popular con escudos de silogismos chatarra y tandas represivas a mansalva. Moral y palos.

Hay insultos de todo tipo contra las clases dominantes. Se producen en todas las formas y en todos los géneros. Hay canciones, bailes, poemas… dramaturgia, pintura, cine y humor variopinto. Ironías, sarcasmos, chungas… e incluso afrentas francas basadas, casi exclusivamente en la procacidad fermentada por el hartazgo o en la necesidad profunda de herir al poderoso en alguna de sus fibras sensibles: madres, hijos o parientes cercanos. Aunque no tengan culpa directa de los “pesares” (humillación y explotación) que se acumulan en los lomos de la clase trabajadora.

Hay un sentido subversivo en el insulto popular, contra los gobernantes del dinero y los gobernantes de la política, que se desliza de maneras diversas entre los territorios semánticos de cada época. La mayor o menor intensidad del insulto suele ser coyuntural y es siempre eco de conformaciones culturales predominantes. Nada escapa a los efluvios del insulto escupido por los pueblos en el rostro de sus verdugos. Lo supo Cervantes como lo supo Daumier… lo supo Chaplin y los supo Cantinflas. Abarca a las personas y a las instituciones, cruza los mares de la furia social para levantar tormentas de adjetivos, sustantivos y verbos… gestos, muecas y contorsiones. Todo sirve si el insulto es certero, si pone a temblar las estructuras del ego en sus más caras fortalezas del poder y logra ridiculizar todo aquello que sustenta la autoridad de unos cuantos contra la inmensa mayoría. Incluso hay insultos finísimos.

Eso produce pánico en la clase dominante que necesita como el aire algunos reductos de “respeto” o miedo para mantenerse en pie. Un “subordinado” que se empecina en insultar a la autoridad, producto del ascenso de la conciencia o de la fatiga, comienza a ser temido y reprimido. En los casos más conspicuos se fragua un circulo virtuoso que, más temprano que tarde, precipitará la caída de algún verdugo y facilitará un paso, así sea pequeño, en el camino de la emancipación. Son testigo de eso las mejores tradiciones del grotesco y de los carnavales. Por aludir a algunos casos.

Pero en el insulto también se reproduce la ideología de la clase dominante infiltrada en las cabezas de los dominados. Por ejemplo el sexismo que reina a sus anchas en el imaginario hegemónico burgués, escurre sin control ni filtro sobre el arsenal de los se ejercitan para insultar u ofender a los “patrones”. Por ejemplo, todo género de fetichismo de los genitales y toda clase de subordinación coital machista, suele florecer en la metralla ofensiva popular cargada con su sello de clase y con fuerza irreverente. Eso hace una diferencia clara pero plantea un desafío semántico nodal. No mediremos aquí con la misma vara la intensidad humillante de los insultos de la clase dominante frente a los arsenales de la clase subordinada. No caeremos en esa emboscada.

El “modo” en el insulto popular es determinante. Implica a los matices y a las intenciones. Hay insultos que vienen de la picaresca y del humor sexualizado y hay insultos que emergen del miedo y de la rabia. No pocas veces son combinaciones barrocas con resoluciones explosivas. Pero en su tesitura áspera, el insulto al poderoso implica un rompimiento. No hay insulto popular contra los oligarcas que no pondere el enérgico tesoro de la rebeldía. Contundentes y expresivos los insultos enriquecen en su intensidad, y en su calidad, muchas de las fórmulas de la lengua española pero con la jactancia de quien descubre una fuerza ofensiva cargada con analogías que ven el léxico como un arma que tiene, indudablemente, aristas destructoras. La defensiva pasando a la ofensiva. Igual que los tesoros, los insultos suelen estar a flor de tierra y así, a lomos de muchos siglos, los lenguajes peyorativos de clase se ha fortalecido, pacientemente. Es un arsenal popular de palabras que al hacer temblar la vanidad del poder y el poder de la explotación, extienden su ejemplo y se contagian más allá de la perspectiva común y de la comarca del sometimiento (no hay límites idiomáticos ni gestuales). Es un jardín fértil donde se rehacen los armamentos de las batallas diarias y su poderío se vuelve potencialmente infinito. Pésele a quien le pese.

También es posible crear nuevos insultos mediante la formación de conceptos y de vocablos contra los estereotipos impuestos que caracterizan una conducta determinada o el nombre de una clase de individuos (pero esto no es una cátedra de gramática) por cuanto el insulto refleja al modo de producción y a las relaciones de producción degeneradas en hartazgo y en rebeldía de pueblo contra sus “amos”.

Quedan fuera de ésta reflexión aquellas manías burlonas que son sólo desplantes del individualismo burgués infiltradas en los pueblos como formas de catarsis reducidas a banalidades. De esas, no obstante, conviene rescatar lo que de ingenioso puedan desarrollar gracias la creatividad personal y que bien pueden dar un salto de calidad movilizadas por el abrigo de consensos que recojan lo que de fuerza rebelde aporten. Algunos ejemplos muy valiosos están fermentando, por ejemplo, en USA contra Donald Trump y las esquizofrenias mafiosas en sus empresarios de la guerra.

Así y todo sabemos bien que sólo con insultos a los “poderosos” no se transforma la realidad. Que, incluso, una época fértil en denuestos no implica, “per se”, saldos positivos en materia de organización ni de elaboración de programas revolucionarios con vocación de praxis sistematizada. La proliferación de los insultos contra la clase dominante, por sí misma es sólo un síntoma que, para crecer en sus valores rebeldes, debe construir conciencia y acción. De nada sirve quedarse complacido con una concatenación de vociferaciones peyorativas si eso se torna sólo reducto que tranquiliza. Una vez que estemos seguros del genuino origen popular de los insultos a los victimarios del pueblo trabajador, es necesario acordar los pasos que conducen a la salida emancipadora, de lo contrario quedaremos muy contentos insultándolo todo para que nada cambie. Como reformistas vulgares.

 Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/por-que-insultan-los-pueblos-a-sus-gobernantes/
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La Equidad en la Reforma Educativa

Por JUAN CARLOS MIRANDA ARROYO

Un artículo interesante, aunque breve, sobre la relación entre la equidad y las políticas públicas, es el que nos comparte Miguel Ángel Quintos Mora, quien lo escribe como comentario en el marco de los debates en torno a la actual Reforma Educativa en México. (1)

Quintos introduce así su texto: “A contracorriente de lo señalado en épocas recientes dentro del debate de la reforma educativa, consideramos que el énfasis de la política educativa debe centrarse en lograr la equidad y no en la calidad de la educación. Lo anterior no significa que la calidad no sea una cualidad deseable en el sistema educativo, pero considerando el contexto del país resulta insuficiente. Observando las condiciones de desigualdad e injusticia social que acontecen cotidianamente en nuestro país, debería ser prioridad del Estado mexicano una política educativa en materia de equidad, al menos en educación básica, con la finalidad de cerrar la brecha social e impulsar la justicia social. Partiendo del reconocimiento que las personas en situación de vulnerabilidad, exclusión o marginación son portadores de derechos básicos a los cuales el Estado tiene la obligación de destinar los recursos necesarios para que accedan, permanezcan y concluyan su educación básica satisfactoriamente.”

En mi colaboración anterior en este espacio (ver Reforma Educativa: el Contenido y el Método, SDP Noticias, 9 de marzo, 2018), justamente decía que el tema de la “equidad” es, junto con otros conceptos de principal relevancia (como “calidad”, “evaluación educativa”, “idoneidad de docentes y directivos”, “derecho a la educación”, entre otros), un tema estructural de la Reforma Educativa, la cual requiere de una profunda revisión. Por esa razón me parece de primera importancia la reflexión crítica que hace Quintos Mora en torno al tema de la “equidad” social, que a su vez tiene implicaciones directas sobre otra categoría específica que es la “equidad educativa”, en contraste o en referencia con el concepto de “calidad educativa”.

“El problema de la equidad se relaciona directamente con el hecho de que la mayoría de los bienes sociales se distribuyen inequitativamente en México; uno de ellos es la educación.”, asevera Quintos.

Podría decirse, en otras palabras, que no puede haber “calidad educativa” (así, en “el aire”) si no existe antes un trazo claro, deliberado y contundente en materia de políticas públicas orientadas  hacia el combate de la “inequidad social y educativa”. Si bien es cierto que la iniciativa reformista de la actual administración de EPN pretendía lograr cambios estructurales, es decir, impactar en la base del sistema educativo nacional, lo cierto es que muchas de las nociones y acciones (incluida la modificación del marco constitucional y de las leyes secundarias), no han sido suficientes para modificar o transformar el piso de las desigualdades.

El colaborador de Nexos también afirma que: “…en nuestro país el porcentaje de población de 15 años o más con escolaridad básica es de 53.5 (INEGI, 2015), esto ya constituye una deuda histórica y un rezago educativo severo, para lograr acortarlo se ofrece a estos grupos rezagados una serie de medidas que si bien permiten el acceso no garantizan permanencia o el logro de resultados, por tanto, no se asegura la equidad ni la calidad educativa. En este sentido, la reforma educativa impulsada por la actual administración considera el rezago educativo dentro de su Estrategia de Equidad e Inclusión (SEP, 2013); no obstante, considerar el combate al rezago educativo como una simple certificación de habilidades y saberes no resuelve el problema de la equidad ni mucho menos la calidad educativa a la que están obligadas las instituciones educativas del país.”

En efecto, conviene que desde ahora los equipos especializados en las políticas públicas sociales y educativas por parte de los candidatos, partidos políticos, coaliciones o candidatos independientes, que contienden en el proceso político de este año, se sienten a trabajar sobre los “qués” (conceptos como éstos), así como también sobre los “cómos”, que se habrán de rediscutir y reformular durante los siguientes meses, y que se deberán convertir en políticas públicas a partir de diciembre de 2018, una vez que concluyan los procesos electorales.

En otra parte de su artículo, Quintos afirma lo siguiente: “La inequidad en la educación se puede presentar de maneras casi imperceptibles, por ejemplo: en el bajo rendimiento de los estudiantes provenientes de familias pobres; en los resultados de las escuelas indígenas en relación con el resto del sistema escolarizado; en que la población monolingüe tiene que aprender los elementos básicos en una lengua ajena a la suya; en que muchas de las escuelas rurales no cuentan con la infraestructura necesaria para llevar a cabo sus labores; en el gasto educativo por entidad que no considera las necesidades sociodemográficas; en el gasto corriente que absorbe la mayor parte del presupuesto destinado a la educación, y demás indicadores.”

Este periodo de decisiones que tendremos con las elecciones, en julio próximo, es una buena oportunidad para reconocer que los procesos macro sociales (como la “inequidad”) impactan de manera directa e indirecta en los procesos micro sociales (como la “inequidad educativa”), y que, a su vez, dichos procesos se mueven en forma circular, es decir, no sólo de arriba hacia abajo, sino también de abajo hacia arriba. Esto lo digo porque quizá eso sirva como para valorar los alcances de la Reforma Educativa actual.

Pero quizá lo más interesante es considerar que periodos históricos como éstos sirven para pensar, así mismo, que no se puede hablar hoy en día de “calidad educativa” en abstracto, (tal como lo han pretendido hacer ciertas autoridades educativas, alguna prensa y ciertos organismos cúpula de la iniciativa privada), sino que es necesario incorporar estas nociones contextuales y estructurales o constitutivas de los procesos educativos.

Nota: (1) Miguel Ángel Quintos Mora. La equidad: un elemento relegado en la política educativa. Nexos.com.mx “Distancia por tiempos”, 28 de febrero, 2018.

Fuente: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/03/12/la-equidad-en-la-reforma-educativa

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Cómo aprenden los niños: Un corto para reflexionar sobre el esfuerzo y el poder transformador de la educación

Cómo aprenden los niños: Un corto para reflexionar sobre el esfuerzo y el poder transformador de la educación

Escrito por: Camila Londoño

Easy Life” es un corto que en sólo dos minutos invita a pensar en la importancia de la educación, del esfuerzo constante y del papel de los profesores en los procesos de aprendizaje de nuestros niños.

Un día una niña descubre que tiene una muñeca mágica que le ayuda con sus tareas. Sorprendida y fascinada a la vez, decide nunca volver a cumplir con sus deberes para dedicarse a jugar videojuegos. Todos los días después de la escuela, le entrega infinitas cosas para hacer a su muñeca y poco a poco va a acumulando grandes logros académicos. Para ella era extraordinario… sin esfuerzo alguno estaba recibiendo grandes frutos. Sin embargo, algo empieza a cambiar…

Aprecia el corto aquí:

La muñeca que antes era miniatura, empieza a crecer día tras día hasta alcanzar un tamaño real.

De forma inesperada, cobra vida y un día decide ir a la escuela, no sin antes entregarle a la niña su consola de videojuego. De repente, los papeles se intercambian; las manos de la niña se transforman en manos de juguete y empieza a encogerse hasta convertirse en una muñeca inanimada. Con una sonrisa, la niña que alguna vez fue muñeca, cierra la puerta convencida de haber cumplido su misión.

Este corto creado por Jiaqi Xiong dura solo dos minutos, pero tiene más de un mensaje potente.

Además de reflexionar sobre el esfuerzo, la capacidad de superación y el sacrificio diario a través de la historia de la muñeca, el corto plantea la importancia de la educación y su efecto transformador. Cada vez que la muñeca estudia y hace los deberes de su dueña, no solo crece su cuerpo, también crece su mente. La escuela transforma al personaje, tanto que alcanza la humanidad. El corto es una muestra de cómo crecen los niños en los procesos de aprendizaje, una reflexión sobre las consecuencias de no esforzarse en el largo camino de la educación y a través de los premios que recibe la niña, refleja la importancia de valorar el proceso mucho más que el resultado.

The CGBros

Fuente video: http://www.eligeeducar.cl/un-corto-para-reflexionar-sobre-el-esfuerzo-y-el-poder-transformador-de-la-educacio

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La nueva tesis once

Por Boaventura de Sousa Santos

En 1845, Karl Marx escribió las célebres Tesis sobre Feuerbach. Redactadas después de los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, el texto constituye una primera formulación de su propósito de construir una filosofía materialista centrada en la praxis transformadora, radicalmente distinta de la que entonces dominaba y cuyo máximo exponente era Ludwig Feuerbach. En la célebre undécima tesis, la más conocida de todas, declara: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. El término “filósofos” se utiliza en un sentido amplio, como referencia a los productores de conocimiento erudito, pudiendo incluir hoy todo el conocimiento humanista y científico considerado fundamental en contraposición al conocimiento aplicado.

A principios del siglo XXI esta tesis plantea dos problemas. El primero es que no es verdad que los filósofos se hayan dedicado a contemplar el mundo sin que su reflexión haya tenido algún impacto en la transformación del mundo. Y aunque eso haya sucedido alguna vez, dejó de ocurrir con el surgimiento del capitalismo o, si queremos un término más amplio, con la emergencia de la modernidad occidental, sobre todo a partir del siglo XVI. Los estudios sobre sociología del conocimiento de los últimos cincuenta años han sido concluyentes en mostrar que las interpretaciones del mundo dominantes en una época dada son las que legitiman, posibilitan o facilitan las transformaciones sociales llevadas a cabo por las clases o grupos dominantes.

El mejor ejemplo de ello es la concepción cartesiana de la dicotomía naturaleza-sociedad o naturaleza-humanidad. Concebir la naturaleza y la sociedad (o la humanidad) como dos entidades, dos sustancias en la terminología de Descartes, totalmente distintas e independientes una de la otra, tal como sucede con la dicotomía cuerpo-alma, y construir sobre esa base todo un sistema filosófico es una innovación revolucionaria. Choca con el sentido común, pues no imaginamos ninguna actividad humana sin la participación de algún tipo de naturaleza, comenzando por la propia capacidad y actividad de imaginar, dado su componente cerebral, neurológico. Además, si los seres humanos tienen naturaleza, la naturaleza humana, será difícil imaginar que esa naturaleza no tenga nada que ver con la naturaleza no humana. La concepción cartesiana tiene obviamente muchos antecedentes, desde los más antiguos del Antiguo Testamento (libro del Génesis) hasta los más recientes de su casi contemporáneo Francis Bacon, para quien la misión del ser humano es dominar la naturaleza. Pero fue Descartes quien confirió al dualismo la consistencia de todo un sistema filosófico.

El dualismo naturaleza-sociedad, en razón del cual la humanidad es algo totalmente independiente de la naturaleza y esta es igualmente independiente de la sociedad, es de tal manera constitutivo de nuestra manera de pensar el mundo y nuestra presencia e inserción en él que pensar de modo alternativo es casi imposible, por más que el sentido común nos reitere que nada de lo que somos, pensamos o hacemos puede dejar de contener en sí naturaleza. ¿Por qué entonces la prevalencia y casi evidencia, en los ámbitos científico y filosófico, de la separación total entre naturaleza y sociedad? Hoy está demostrado que esta separación, por más absurda que pueda parecer, fue una condición necesaria de la expansión del capitalismo. Sin tal concepción no habría sido posible conferir legitimidad a los principios de explotación y apropiación sin fin que guiaron la empresa capitalista desde el principio.

El dualismo contenía un principio de diferenciación jerárquica radical entre la superioridad de la humanidad/sociedad y la inferioridad de la naturaleza, una diferenciación radical que se basaba en una diferencia constitutiva, ontológica, inscrita en los planes de la creación divina. Esto permitió que, por un lado, la naturaleza se transformara en un recurso natural incondicionalmente disponible para la apropiación y la explotación del ser humano en beneficio exclusivo. Y, por otro, que todo lo que se considerara naturaleza pudiera ser objeto de apropiación en los mismos términos. Es decir, la naturaleza en sentido amplio abarcaba seres que, por estar tan cerca del mundo natural, no podían considerarse plenamente humanos.

De este modo, se reconfiguró el racismo para significar la inferioridad natural de la raza negra y, por tanto, la “natural” conversión de los esclavos en mercancías. Esta fue la otra conversión de la que nunca habló el padre António Vieira (famoso jesuita portugués, 1608-1697), pero que está presupuesta en todas las demás de las que habló brillantemente en sus sermones. La apropiación pasó a ser el otro lado de la superexplotación de la fuerza de trabajo. Lo mismo ocurrió con las mujeres al reconfigurar la inferioridad “natural” de las mujeres, que venía de muy atrás, convirtiéndola en la condición de su apropiación y superexplotación, en este caso consistente en la apropiación del trabajo no pagado de las mujeres en el cuidado de la familia. Este trabajo, a pesar de tan productivo como el otro, convencionalmente se consideró reproductivo para poderlo devaluar, una convención que el marxismo rechazó. Desde entonces, la idea de humanidad pasó a coexistir necesariamente con la idea de subhumanidad, la subhumanidad de los cuerpos racializados y sexualizados. Podemos, pues, concluir que la comprensión cartesiana del mundo estaba implicada hasta la médula en la transformación capitalista, colonialista y patriarcal del mundo.

En ese marco, la tesis once sobre Feuerbach plantea un segundo problema. Es que para enfrentar los gravísimos problemas del mundo de hoy –de los chocantes niveles de desigualdad social a la crisis ambiental y ecológica, calentamiento global irreversible, desertificación, falta de agua potable, desaparición de regiones costeras, acontecimientos “naturales” extremos, etcétera– no es posible imaginar una práctica transformadora que resuelva estos problemas sin otra comprensión del mundo. Esa otra comprensión debe rescatar, a un nuevo nivel, el sentido común de la mutua interdependencia entre la humanidad/sociedad y la naturaleza; una comprensión que parta de la idea de que, en lugar de sustancias, hay relaciones entre la naturaleza humana y todas las otras naturalezas, que la naturaleza es inherente a la humanidad y que lo inverso es igualmente verdadero; y que es un contrasentido pensar que la naturaleza nos pertenece si no pensamos, de forma recíproca, que pertenecemos a la naturaleza.

No será fácil. Contra la nueva comprensión y, por tanto, nueva transformación del mundo militan muchos intereses bien consolidados en las sociedades capitalistas, colonialistas y patriarcales en que vivimos. Como he venido sosteniendo, la construcción de una nueva comprensión del mundo será el resultado de un esfuerzo colectivo y de época, o sea, ocurrirá en el seno de una transformación paradigmática de la sociedad. La civilización capitalista, colonialista y patriarcal no tiene futuro, y su presente demuestra eso de tal modo, que ella solo prevalece por la vía de la violencia, de la represión, de las guerras declaradas y no declaradas, del estado de excepción permanente, de la destrucción sin precedentes de lo que continúa asumiendo como recurso natural y, por tanto, disponible sin límites. Mi contribución personal en ese esfuerzo colectivo ha consistido en la formulación de lo que denomino epistemologías del sur. En mi concepción, el sur no es un lugar geográfico, es una metáfora para designar los conocimientos construidos en las luchas de los oprimidos y excluidos contra las injusticias sistémicas causadas por el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado, siendo evidente que muchos de los que constituyen el sur epistemológico vivieron y viven también en el sur geográfico.

Estos conocimientos nunca fueron reconocidos como aportes para una mejor comprensión del mundo por parte de los titulares del conocimiento erudito o académico, sea filosofía, sea ciencias sociales y humanas. Por eso, la exclusión de esos grupos fue radical, una exclusión abisal resultante de una línea abisal que pasó a separar el mundo entre los plenamente humanos, donde “solo” es posible la explotación (la sociabilidad metropolitana), y el mundo de los subhumanos, poblaciones desechables donde es posible la apropiación y la superexplotación (la sociabilidad colonial). Una línea y una división que prevalecen desde el siglo XVI hasta hoy. Las epistemologías del sur buscan rescatar los conocimientos producidos del otro lado de la línea abisal, el lado colonial de la exclusión, a fin de poder integrarlos en amplias ecologías de saberes donde podrán interactuar con los conocimientos científicos y filosóficos con miras a construir una nueva comprensión/transformación del mundo.

Esos conocimientos –hasta ahora invisibilizados, ridiculizados, suprimidos– fueron producidos tanto por los trabajadores que lucharon contra la exclusión no abisal (zona metropolitana), como por las vastas poblaciones de cuerpos racializados y sexualizados en resistencia contra la exclusión abisal (zona colonial). Al centrarse particularmente en esta última zona, las epistemologías del sur dan especial atención a los subhumanos, precisamente aquellos y aquellas que fueron considerados más próximos de la naturaleza. Los conocimientos producidos por esos grupos, pese a su inmensa diversidad, son extraños al dualismo cartesiano y, por el contrario, conciben la naturaleza no humana como profundamente implicada en la vida social-humana, y viceversa. Como dicen los pueblos indígenas de las Américas: “la naturaleza no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la naturaleza”. Los campesinos de todo el mundo no piensan de modo muy diferente. Y lo mismo sucede con grupos cada vez más vastos de jóvenes ecologistas urbanos en todo el mundo.

Esto significa que los grupos sociales más radicalmente excluidos por la sociedad capitalista, colonialista y patriarcal, muchos de los cuales fueron considerados residuos del pasado en vías de extinción o de blanqueamiento, son los que, desde el punto de vista de las epistemologías del sur, nos están mostrando una salida con futuro, un futuro digno de la humanidad y de todas las naturalezas humanas y no humanas que la componen. Al ser parte de un esfuerzo colectivo, las epistemologías del sur son un trabajo en curso y todavía embrionario. En mi propio caso, pienso que hasta hoy no alcancé a expresar toda la riqueza analítica y transformadora contenida en las epistemologías del sur que voy proponiendo. He destacado que los tres modos principales de dominación moderna –clase (capitalismo), raza (racismo) y sexo (patriarcado)– actúan articuladamente y que esa articulación varía con el contexto social, histórico y cultural. Pero no he dado suficiente atención al hecho de que este modo de dominación se asienta de tal modo en la dualidad sociedad/naturaleza, que sin la superación de esta dualidad ninguna lucha de liberación podrá ser exitosa.

En tal escenario, la nueva tesis once debiera tener hoy una formulación del tipo: “los filósofos, filósofas, cientistas sociales y humanistas deben colaborar con todos aquellos y aquellas que luchan contra la dominación en el sentido de crear formas de comprensión del mundo que hagan posible prácticas de transformación del mundo que liberen conjuntamente el mundo humano y el mundo no humano”. Es mucho menos elegante que la undécima tesis original, cierto, pero tal vez nos sea más útil.

Fuente: http://democraciaglobal.org/boaventura-sousa-santos-la-nueva-tesis-once/

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Silencio e inacción ante las situaciones de acoso escolar

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

El documental ‘El silencio roto’, de Piluca Baquero, hace un retrato crudo de la realidad que han de enfrentar niños y niñas acosados en las aulas.

El silencio roto, así se llama el documental que hace unos meses Piluca Baquero presentó en Valladolid. Desde entonces, ha recorrido parte de la geografía del país para que su película se exhiba en cines comerciales. También en centros educativos en los que, además, se general debates con el alumnado.

La película muestra entrevistas con personas expertas en acoso escolar, desde psicólogos, médicos, madres, docentes… y juega con la imagen real y con dibujos de animación realizados por Javier de Juan. Con ellos se busca dar voz a los testimonios reales de varios niños y niñas.

Una de estas historias es la que motivó a Piluca Baquero a hacer la película. Es la historia del acoso sufrido por su hija durante muchos años. Las dificultades con los compañeros, con los docentes y con la administración. Una historia que, como en la mayor parte de los casos, terminó con el cambio de colegio de la víctima de acoso.

De esto trata en buena medida el documental, una exposición bastante cruda de unos procesos en los que en muchas ocasiones se revictimiza a niñas y niños que están sufriendo el acoso de forma sistemática por parte de sus compañeros y compañeras. Durante plazos de tiempo que van de varios meses a varios años. Con la connivencia no solo de mucho alumnado, también con la inacción por parte de los adultos, docentes y parte de las familias, de la comunidad educativa.

A lo que se suman protocolos que no se ponen en marcha o que cuando lo hacen empeoran la situación de niñas y niños en los centros educativos. “Los protocolos estigmatizan al niño, no ayudan”, asegura Piluca Baquero; docentes y equipos directivos con mucha escasez de formación para detectar los casos de acosos y que, en algunas ocasiones, a pesar de detectarlos, no reaccionan de la manera correcta.

Imagen de la película

Casos absurdamente ignorados que acaban en la Fiscalía de Menores, en donde en no pocos momentos víctimas vuelven a tener que pasar por un trámite que les señala como responsables de lo sucedido. Ser diferentes, no haber encajado suele ser la “causa”. Algo parecido a cuando una mujer denuncia algún tipo de agresión sexual y se analiza su vida y comportamientos buscando ahí la justificación de aquello de lo que es víctima.

La cinta, que se exhibirá en la tarde de hoy en el auditorio Marcelino Camacho de la CCOO, quiere presentar una realidad bastante cruda, sin cebarse en detalles morbosos sobre los casos particulares. Señala, además de las negligencias o inacciones de las autoridades a la hora de reaccionar frente a casos de acosos, algunas de las medidas que podrían ayudar a revertir esta situación.

Como señala Piluca Baquero, entre estas estaría la necesidad de revisar qué tipo de sistema educativo se ha construido en el que la competitividad está en las raíces de lo que se espera de cada chico y cada chica. “Necesitamos medios en educación y una reforma del sistema educativo que no solo tenga en cuenta el conocimiento, que evalúes también la convivencia, cómo está el niño en aula, las herramientas para convivir en sociedad. Mientras no tengamos algo así, nada cambiará”. Un sistema que no atiende a otras cuestiones como la necesidad de educar a los menores para que sepan comportarse en sociedad, a colaborar, a admitir la diferencia, no a resistirse y luchar contra ella.

Ayer se presentaba en rueda de prensa, en la Federación Regional de Madrid de CCOO la película. A Baquero la acompañaba la presidenta de AMACAE (Asociación Madrileña contra el Acoso Escolar), María José Fernández, quien acusó a la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid de trampear las estadísticas de acoso escolar en la región de manera que, a pesar de que en diferentes estudios independientes Madrid siempre aparece a la cabeza en casos de acoso, según las cifras de la Administración, el descenso en los casos en constante.

Imagen de la película

Mª José Fernádez se mostró muy crítica y dura con la actuación de los poderes públicos y habló de la necesidad de una ley global sobre el acoso, de obligado cumplimiento para que sea obligatorio que los centros educativos tengan formación sobre convivencia y acoso escolar, así como protocolos claros, y que no dependa de cada autonomía qué actuaciones se ponen en marcha.

La presidenta de AMACAE, tras describir una situación en la que niños y niñas quedan indefensos ante instituciones que no hacen todo lo necesario para defender sus derechos, o que incluso se persiga a las familias de estos menores para que dejen sus centros o no continúen con sus denuncias por casos de acoso, afirmó que no es algo que solo ocurra en Madrid. También pasa en otras comunidades. “Estoy en contacto con Valencia, con Cataluña, con la Rioja… y hay situaciones incluso peores que las de Madrid”.

Tanto Fernández como Baquero, así como Isabel Galvín, secretaria general de la Federación madrileña de enseñanza de CCOO, estuvieron de acuerdo que la formación del personal docente en la detección y tratamiento es una de las dos herramientas esenciales para hacer frente.

Galvín denunció que en el caso de Madrid, durante toda la época de Lucía Figar como responsable de educación en Madrid, la formación del profesorado no dedicó tiempo a cuestiones relacionadas con la convivencia o el acoso escolar.

A la formación habría que sumar la necesidad de planes de convivencia, a la prevención frente a la reacción cuando los casos son ya conocidos y denunciados, o cuando han pasado a mayores. “Es necesario cambiar la cultura escolar, ser más sensibles”, defendía Galvín. Dejar de pensar que los casos de acoso escolar son “cosas de niños”. “Tapar no es la solución, lo hemos visto en otros ámbitos como el de la violencia de género”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/03/13/silencio-e-inaccion-ante-las-situaciones-de-acoso-escolar/

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Decálogo para una ciudadanía democrática

Por: Jaume Carbonell

La ciudadanía no se transmite sino que se practica: desde la Educación Infantil hasta la Universidad.

¿De qué estamos hablando cuando hablamos de ciudadanía? ¿Cómo y dónde se construye? ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades? ¿En qué punto del camino nos encontramos? Estas son algunos de los interrogantes que se plantearon en la mesa redonda Educación para la ciudadanía y formación del profesorado en el encuentro que, bajo el mismo título pero con este añadido: “Una alianza  entre escuela y territorio”, tuvo lugar los días 7 y 8 de marzo en la Facultad de Ciencias de la Educación. Estas preocupaciones están presentes en un par de proyectos de investigación Erasmus en los que participa la Universidad de Sevilla en colaboración con otras universidades europeas.

En esta mesa participaron Elisabetta Nigris (Universitá di Milano-Bicocca), Rafael Porlán (Universidad de Sevilla) y Carmen Rosa García (presidenta de la Asociación de Profesorado Universitario de Didáctica de las Ciencias Sociales). Un debate que dio mucho juego, moderado con el buen oficio de Paco García, docente de la Universidad anfitriona. Como ocurre en otras ocasiones, la intervenciones bascularon entre el análisis de la situación actual, de tintes grisáceos que no invitaban al optimismo, en contraste con posicionamientos, proyectos y experiencias que apuntan a un futuro esperanzador. Todo ello puede sintetizarse en el siguiente decálogo:

  1. La educación para la ciudadanía no se construye a través de los contenidos sino de la vida y práctica cotidiana con la activa participación del alumnado y de otros agentes sociales en el espacio público que transita entre la escuela y el territorio.
  2. Uno de sus objetivos es la comprensión y reconstrucción del mundo. Ello supone luchar contra la ignorancia y a favor de una cultura popular, común, básica y crítica que permita afrontar la complejidad de los problemas actuales y avanzar hacia una transformación educativa y social.
  3. La ciudadanía se construye integrando el pensamiento común y forjando identidades individuales y colectivas diversas, cambiantes y cada día más complejas debido a la creciente presencia de las redes sociales y otros entornos de socialización.
  4. La conversación y el debate son claves en la formación del profesorado, y se enriquecen con la argumentación, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y la igualdad de condiciones en el uso de la libre expresión por parte del profesorado y del alumnado.
  5. El modelo pedagógico tradicional aún muy arraigado, en la medida que reproduce estructuras autoritarias y la fragmentación del saber, constituye un gran obstáculo para el desarrollo del pensamiento crítico y el cultivo de los valores propios de una ciudadanía democrática.
  6. Hay que tomar conciencia y hacer frente a las derivas neoconservadoras y antidemocráticas con el ascenso de los populismos, la posverdad, la xenofobia y los discursos de odio que se extienden de forma viral en los medios de comunicación y en las redes sociales.
  7. La ciudadanía democrática se percibe también en las actitudes y comportamientos docentes. De ahí la necesidad de ofrecer al alumnado ejemplos de coherencia entre lo que se piensa, se dice y se habla. Nunca puede deslindarse el cambio personal de la transformación colectiva.
  8. Para contrarrestar los mecanismos de poder jerárquico y corporativo,conviene crear equipos multidisciplinares e interniveles que promuevan la investigación y la experimentación en los distintos centros y espacios potencialmente educativos del territorio.
  9. Hay evidencias de que los profesores se convierten en innovadores cuando se crean las condiciones adecuadas para ello, con una adecuada formación, apoyo institucional y compromiso paciente y sostenido en el tiempo. Un requisito imprescindible es el acompañamiento, no impuesto pero si orientado.
  10. La educación democrática se trabaja, al propio tiempo, en los ámbitos micro (el aula), meso (el centro) y macro (la política educativa). Los cambios en estos tres ámbitos se retroalimentan. Para ello es fundamental disponer de políticas a largo plazo que integren estas necesidades, demandas e intervenciones.

Todos estos puntos se vertebran a partir de este triángulo: investigación-formación-acción. Y de la convicción profunda de que la institución escolar no prepara para la ciudadanía del futuro sino que la democracia se practica y se aprende desde la educación infantil y prosigue hasta la Universidad de forma sostenida e ininterrumpida. Porque la infancia y la juventud son sujetos de pleno derecho que conviven y crecen en una sociedad democrática en miniatura que también tienen que enriquecer y fortalecer. Este es uno de los retos mayúsculos pero también más hermosos como ponen de manifiesto diversas experiencias radicalmente democráticas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/03/14/decalogo-para-una-ciudadania-democratica/

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