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Nicaragua: El tabú de la educación sexual

Noticia / 05 de junio de 2016 / Por: Rosmalia Ann González

 

El currículo nacional básico del 2009 solo le dedica dos párrafos a la educación de la sexualidad, en específico en el capítulo de los ejes transversales.

Este documento es el más reciente del que se tiene registro sobre el abordaje del tema en los colegios en Nicaragua.

En texto se explica, a modo general, que “la educación de la sexualidad es parte indispensable de la educación de calidad, la que debe ser integral y necesaria para el desarrollo armónico de las personas”.

El coordinador pedagógico de Fe y Alegría y docente, Mario Méndez, interpreta que estos ejes transversales deberían estar orientados a que el contenido de la educación de la sexualidad tendría que estudiarse en todas las disciplinas, no como se aborda actualmente, siendo solo parte de una unidad en la asignatura de Ciencias Naturales y Convivencia y Civismo.

PROPUESTA

Lo aconsejable sería que la educación de la sexualidad debiera abordarse de acuerdo al contexto, sea cuál sea la materia. Por ejemplo, si en Estudios Sociales estás viendo las civilizaciones antiguas, podés trabajar el papel que desarrollaba la mujer en ese momento o cómo vivieron su sexualidad; en Matemática, si estás viendo estadística, podés hacer un ejercicio preguntando cuántos estudiantes de la sección viven con sus papás y así sacás una media y como docente explicás por qué se produce ese comportamiento, pero hay muchos docentes que se cierran creyendo que estos temas solo le corresponden a ciertas materias y docentes”, detalla Méndez.

El experto explica que la educación de la sexualidad no solo tiene que ver con el sexo, sino también con el crecimiento personal, el autoconocimiento, las habilidades para que los estudiantes enfrenten situaciones que puedan hacerle daño, los  cambios socioculturales que tiene que ver con el sistema patriarcal arraigado y las opciones sexuales.

EN TERCER GRADO

En general, la educación de la sexualidad empieza a estudiarse en Nicaragua a partir de tercer grado, cuando los estudiantes tienen entre 8 y 9 años.

Rafael Lucio Gil, director del Instituto de Educación de la Universidad Centroamericana (UCA) dice que en primaria solo hay una unidad donde se abordan únicamente temas anatómicos referidos a los cambios experimentados en la adolescencia.

Méndez siguiere que el tema debe ser impartido desde preescolar, cuando se tiene entre 4 y 5 años, donde se les comience a explicar el rol del niño y la niña, el estima, las emociones, de manera que, por ejemplo, se les vaya transmitiendo la idea de que solo las mujeres lloran o solo ellas son capaces de expresar sus sentimientos.

El director del Instituto de Educación de la UCA explica que la educación temprana de la sexualidad debe ser tratada con mucha sencillez y recalcándoles siempre que estos temas ameritan mucho respeto.

LOS MAESTROS

Gil reconoce que  la educación de la sexualidad sigue siendo tanto  un mito social como institucional.

“Hay colegios (que) no están atendiendo el tema debidamente, porque los docentes les explican a los estudiantes los mismos mitos que ellos manejan. El otro problema es que los docentes que sí manejan la información se aplican la autocensura porque los padres se molestan que a sus hijos les expliquen estos temas”, agrega.

Méndez, por su parte, comenta que muchos estudiantes tienen la información sobre sexualidad porque la han obtenido de los medios de comunicación, de las amigas o en las redes sociales, pero por el mismo señalamiento de las autoridades escolares, este conocimiento no se convierte en una oportunidad para generar aprendizaje y establecer diálogos.

Lo mismo sucede con las preferencias sexuales. “Es un tema que muy poco se habla, pero es una condición que estamos viendo en las escuelas y está generando mucha discriminación y conflictos”, dice Méndez.

La situación en Secundaria

CONDICIONES • En el caso de la educación secundaria, el currículo está orientado al abordaje de las enfermedades de transmisión sexual y la paternidad responsable.

Hace dos años, la Organización de Naciones Unidas (ONU) recomendó a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la importancia de impartir cursos sobre el acceso a los anticonceptivos en las escuelas, desde los 12 años.

La Directora Ejecutiva de la Federación Red NicaSalud, Josefina Bonilla, cuenta que muchas veces las jovencitas salen embarazadas sin saber exactamente por qué.

“Muchas de ellas desconocen su anatomía y el funcionamiento de su sistema reproductor, es increíble, también hemos descubierto que una joven conoce de condones y anticonceptivos hasta su primer embarazo, de allí la importancia de hablar sobre educación de la sexualidad de manera muy temprana y con mucha naturalidad”, dice Bonilla. El coordinador pedagógico de Fe y Alegría, Mario Méndez, reconoce que si se trabajara una metodología basada en casos y de forma natural, los embarazos precoces no serían tan frecuentes.

 

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/394466-tabu-educacion-sexual/

Foto: Oscar Sánchez

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Del Neoliberalismo Rampante a una Educación Emancipadora

Por: Pablo Imen

En la columna anterior describimos algunos de los rasgos fundamentales del proyecto político-educativo definido como neoliberal-conservador cuyas orientaciones propiciaban la privatización educativa, la implantación de una lógica y unos dispositivos tecnocráticos, todo ello bajo un acendrado autoritarismo legitimado en la infalibilidad del saber experto.

En Nuestra América Chile ha sido la expresión más acabada de ese modelo de mercado, y las sucesivas movilizaciones populares que cuestionaron dicho proyecto cuajó en 2013 con la derrota clara de la derecha. Otros países como Colombia o México están siendo

Con el triunfo de Hugo Chávez Frías en 1998 la América Morena retomó el proyecto pendiente de Patria Grande y hoy, dieciséis años más tarde, el escenario se presenta radicalmente distinto al de los primeros días de gobierno del gran líder bolivariano.

No es que, desde ya, haya finalizado el proceso de integración continental – aunque se dieron pasos inéditos – , ni siquiera podemos afirmar que el proyecto ha llegado a un punto de no retorno. Podemos afirmar que los pasos dados en los últimos años nos permitieron instalar gobiernos que, parecidos como nunca a sus pueblos, no han cesado en explorar e inventar nuevos procesos de encuentro y construcción nuestroamericana.

En el plano de la educación, se han desplegado una serie de iniciativas, de políticas y de ensayos que permitieron superar algunos de los desafíos planteados para el campo pedagógico.

En estos años, muchos de nuestros países han implementado fuertes inversiones del Estado que apuntaron –y lograron- expandir el acceso a la educación, incorporando a amplios sectores sociales históricamente excluidos de los sistemas educativos formales. Uno de los casos más notables es la Venezuela bolivariana, que en pocos años terminó con el analfabetismo y amplió la base de ingreso a todos los niveles del sistema educativo. En 2005 fue declarado por UNESCO territorio libre de analfabetismo. En el otro vértice del sistema educativo, pasó de una matrícula universitaria de 800.000 estudiantes en 1998 a 2.600.000 en la actualidad. Agreguemos: hoy Venezuela tiene la quinta matrícula mundial de estudiantes de ese nivel educativo y el segundo de América Latina.

En Argentina también se registraron notables avances en la expansión de los niveles medio y superior. Por su historia, este país tenía un sistema educativo generalizado en su base pero se iba achatando en los niveles secundario y terciario. En estos años la Legislación establece la secundaria obligatoria y se ha avanzado notablemente en el ingreso de adolescentes y jóvenes a este nivel, alcanzando al 80% de los destinatarios dentro del nivel. Bien es cierto que hay obstáculos estructurales o culturales – como la matriz históricamente excluyente del nivel, sus rasgos autoritarios y tecnocráticos- que dificultan la continuidad y finalización de los estudios de jóvenes que son primera generación de estudiantes secundarios. En el nivel inicial la Cámara de Diputados dio media sanción a una ley que extiende  la obligatoriedad escolar de la sala de cuatro años. En paralelo, se aprobó el presupuesto para la infraestructura edilicia que viabilice esta nueva extensión del derecho a la educación.

Estos dos ejemplos podrían también advertirse en otros países cuyos gobiernos han hecho de la educación una prioridad concreta como un canal de democratización de la vida social, tras décadas de neoliberalismo y siglos de colonialismo. Los ejemplos de Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador son expresiones de estos nuevos procesos que se proponen superar estas herencias de sometimiento y expoliación.

Pero si una de las materias pendientes ha sido la democratización del acceso a la educación (cosa que, como vimos, está en camino de efectiva realización), otros desafíos pasan por la construcción de un proyecto pedagógico propio que constituya una alternativa a las visiones liberal o neoliberal que hegemonizan el campo de la educación. Cuando hablamos de pedagogía propia presuponemos algunos rasgos que han caracterizado a nuestras mejores expresiones: logro de la soberanía cognitiva y de la comprensión; desarrollo de todos los aspectos de la personalidad; pertinencia cultural, social y territorial; formación para el trabajo liberador y de ciudadanos gobernantes; superación de la fragmentación del saber y de la  división entre el trabajo manual y el intelectual; la alegría, la participación, la crítica y la solidaridad como valores fundantes del acto pedagógico; la desenajenación (tanto de educadores como de educandos) y la vinculación de la educación con el proyecto social y político más amplio.

En tal sentido, se han venido desarrollando distintas iniciativas en esta dirección. Venezuela, a través de las Misiones Educativas y de la concreción – parcial pero muy potente- del Sistema Educativo Bolivariano avanzó tanto en el cuestionamiento al viejo orden educativo como en la gradual creación de nuevas propuestas de transformación de la educación realmente existente[1].

La vinculación de la educación con la vida se expresó en múltiples líneas desplegadas en los primeros quince años de Revolución. Se reformuló la vinculación de la escuela con la comunidad; se reformularon los modos de construcción del currículum, se reconfiguró el proceso de trabajo docente; se revisaron los modos de planificar, los tipos de prácticas pedagógicas (así como los supuestos en que se sostienen y los fines en que se fundan), los modos de evaluación (y sus sentidos). Esta búsqueda ha permitido ir vislumbrando una nueva educación (que desarrollaremos en una próxima columna) que está germinando.

Resulta bien interesante el hecho de que estos ensayos reconocen múltiples antecedentes- comenzando por Simón Rodríguez, siguiendo por Luis Beltrán Prieto Figueroa y el Movimiento Pedagógico de Lara y Aragua- así como valora los aportes que en las propias instituciones escolares van produciendo comunidades – territoriales y educativas- .

En Argentina, por otro lado, van emergiendo – también enriquecidas por tradiciones sustantivamente democráticas y libertarias- ensayos pedagógicos y se resalta con mucha fuerza la enseñanza en la memoria del genocidio y de las luchas por verdad y justicia, contra la impunidad.

En Bolivia emerge la escuela socio-productiva comunitaria, generándose una notable construcción pedagógica contextualizada, culturalmente pertinente, descolonizadora, libertaria y desenajenante.

Finalmente, también hay novedades sustantivas en los ámbitos de gobierno de la educación, produciéndose formas novedosas que trasvasan los principios de la democracia protagónica y participativa desde el Ministerio al aula.

En cada país de nuestro continente- con apoyo del Estado, bajo su indiferencia e incluso frente a abiertos actos de hostilidad- florecen aquí y allá expresiones de esa nueva pedagogía necesaria para las actuales condiciones de la región.

En la etapa que se abre resulta fundamental avanzar en la sistematización de las prácticas; el rescate crítico de las herencias y acervos de las pedagogías democráticas del pasado; la construcción de un discurso que denuncie el viejo régimen pedagógico y anuncie los cambios en curso, habilitando nuevas comunicaciones que libren la batalla por el sentido de lo pedagógico. Será preciso, también, agudizar los mecanismos organizativos de colectivos docentes y educativos de nuestro continente de manera de coordinar los esfuerzos para parir esa educación emancipadora en que estamos empeñados.

Los Estados, al menos aquellos gobernados por las fuerzas políticas y sociales populares, democráticas, de creciente justicia, deben impulsar nuevos modos de construcción de la política pública.

Dicha política supone, por un lado, asegurar los fondos necesarios para construir el proyecto político-educativo emancipador que confluya al cambio de nuestras sociedades. Debe, también, estimular un papel protagónico de los colectivos docentes y las comunidades escolares y territoriales. Y en este camino administrar la transición entre lo viejo y lo nuevo; lograr el equilibrio entre las particularidades de cada región y la construcción de un proyecto que será necesariamente nacional , y nuestroamericano.

¿Cómo será la integración regional, más allá de las intenciones que expresaron nuestros gobiernos y pueblos? Hemos avanzado en ese camino pero queda mucho por explorar. ¿Cómo será la integración educativa?¿Cómo encontrarnos y elaborar un proyecto diverso y liberador que supere las tristes propuestas tecnocráticas y privatizadoras que gozan de hegemonía, todavía, en la mayor parte del planeta?

Los desafíos son ingentes, pero, hoy como casi nunca antes, hay voluntad, hay fuerzas, hay condiciones para parir esa educación que contribuya a la soberanía de nuestras Patrias y a la  felicidad de nuestros Pueblos.

[1] Ver “Una Pedagogía Emancipadora para Nuestra América” y “La perspectiva neoliberal conservadora” en esta misma página.

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