Bicicletas para que las niñas de la India vayan a la escuela

Asia/India/16 Diciembre 2017/Fuente: Diario Sevilla

La Fundación Vicente Ferrer y Viding Fitness Center han hecho entrega de 136 bicicletas para las niñas más desfavorecidas en la ciudad de Anantapur, en la India. La ayuda forma parte de la iniciativa Bicis que cambian vidas y ha sido realizada gracias a las aportaciones de Viding Fitness Center y otras entidades.

En esta ocasión, dos representantes de Viding Fitness Center han sido testigos directos de la entrega de las 136 bicicletas. Clara Molina, técnico de Viding, y Juan Carlos Franco, socio del centro deportivo de La Rosaleda (Sevilla) y voluntario en el proyecto, han estado durante nueve días en Anantapur con las niñas beneficiadas por esta iniciativa.

Desde la Fundación Vicente Ferrer se ha puesto en marcha el proyecto Bicis que cambian vidas para defender la idea de que una bicicleta, de tan fácil alcance en Occidente, puede cambiar la vida de otras personas en riesgo de exclusión. Esta ayuda les otorga dignidad, independencia y una oportunidad de mejorar su futuro a través de la educación, al tiempo que repercute beneficiosamente en sus familias y en toda la comunidad.

En palabras de Jaime Gross, director general de Viding Fitness Center, «es un orgullo poder colaborar en la iniciativa de la Fundación Vicente Ferrer y poder ayudar desde los principios que inspiran a Viding Fitness Center». La aportación Viding Fitness Center a este proyecto proviene de los kilómetros solidarios recorridos en la iniciativa Comparte tu energía positiva, organizado por el centro deportivo Viding La Rosaleda, en Sevilla.

Actualmente, India es un país en el que 100 millones de niños y niñas en edad escolar no van al colegio y la tasa de alfabetización de las niñas de castas bajas en algunas zonas rurales no alcanza el 35%.

Fuente: http://www.diariodesevilla.es/vivirensevilla/Bicicletas-ninas-India-vayan-escuela_0_1199280752.html

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México: Orientan en temas del medio ambiente

México/Noviembre de 2017/Fuente: El Vigía

El director de Administración Urbana, Ecología y Medio Ambiente, César Cuevas Ceseña expresó que se llevó a cabo un acercamiento con los vecinos en las instalaciones del centro comunitario de la colonia Morelos II, en donde los habitantes recibieron asesoría acerca de las denuncias ciudadanas que pueden ser atendidas por la Subdirección de Ecología y Medio Ambiente.

Agregó que entre los temas que les fueron informados a residentes de esta zona son los que refieren a quema de basura, escurrimiento de aguas grises o residuales, basureros clandestinos, falta de cuidado de mascotas y los que estén relacionados con actividades que causen afectaciones al medio ambiente.

Asimismo se les brindó información respecto a dónde canalizar varias de las necesidades que requieren atención inmediata, a fin de dirigirse a la instancia adecuada.

El funcionario municipal expresó que de esta forma se cuenta con las herramientas necesarias para establecer los vínculos que den como resultado un trabajo colaborativo encaminado a transformar el entorno en una comunidad limpia y ordenada.

Fuente: http://www.elvigia.net/general/2017/11/12/orientan-temas-medio-ambiente-287972.html

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Intervenir con las familias para lograr una mayor autonomía de la infancia para mejorar su desarrollo integral

Por: El Diario de la Educación

Conseguir que la infancia pueda hacer uso del espacio para explorarlo y jugar en él, pasa por cambiar los usos que se hacen y generando una reflexión importante en las familias sobre los derechos de la infancia.

La posibilidad de que niñas y niños se desarrollen de manera autónoma es uno de los retos principales de la educación, entendida más allá de lo escolar. Para que puedan hacerlo, es fundamental que tengan autonomía, capacidad de utilizar el territorio cercano, de explorarlo, de que dispongan, también, de tiempo y espacio para el juego, aunque no solo para el juego.

Pero, aunque el urbanismo es importante a la hora de cómo las familias y las niñas y niños usan los espacios (pueden facilitar o dificultar las posibilidades de unos y otros) son las ideas y los usos de estos espacios los realmente determinantes.

En este sentido Elena Martín, catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid, considera que es importante centrarse en la disyuntiva entre seguridad y autonomía.

Martín intervino en la presentación del libro resultante del IX Encuentro la Ciudad de los Niños del año pasado, editado ahora. El encuentro trató el pasado año sobre la infancia, el juego y la ciudad, y en sus páginas se recogen las reflexiones más importantes derivadas de aquella reunión.

La catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación no quiso circunscribirse al juego como herramienta fundamental para el aprendizaje y el desarrollo de niñas y niños (“si no hay relación entre pares hay desarrollos que no se producirán”, aseguró en referencia a los momentos de juego). Para ella, previo a esto, hay que pensar en el espacio en el que la infancia se desarrolla.

Los espacios son sus usos

Martín recordó su tesis doctoral en la que analizó, de la mano de 160 niños y niñas, los usos que hacía del espacio. 80 vivían en un barrio de nueva creación de Madrid, Saconia, en el que se había hecho un gran esfuerzo de urbanismo y planificación para que la infancia tuviera suficientes espacios, seguros, en los que explorar. Los otros 80 vivían en un pueblo de la sierra, en Rascafría. Entre las conclusiones se encuentra que la exploración y la representación del espacio que hacían los segundos era mucho mayor que la de los primeros. Es decir, llegaban mucho más lejos que sus pares de la ciudad a la hora de explorar los alrededores de sus casas y sus centros educativos.

Para la catedrática los miedos de las familias son fundamentales a la hora de fomentar unos usos u otros del espacio. Y estos miedos, estas ideas casi innatas que todas las personas tenemos, influyen en el desarrollo de la infancia.

“Hay que pensar en las familias”, dijo, “hay que intervenir en la familia”. Y esto porque siempre se mueven en el binomio seguridad autonomía, y cuando ambos conceptos entran en conflicto, siempre se decantan por la seguridad en detrimento de la autonomía. Y es primordial que las familias comprendan que la autonomía favorece la seguridad.

Para Martín es importante que en los municipios haya más espacios en los que las familias puedan contar con asesoramiento y apoyo a la hora de tomar según qué decisiones relativas a la crianza y la educación de los niños. Pero es primordial, para el cambio de las ideas que los adultos tenemos sobre la seguridad de la infancia, que cambien los costumbres, “Si los usos de las calles no cambian, no llegarán a cambiar las ideas”.

En este sentido dijo que las ideas cambian cuando las personas nos vemos inmersos en otras prácticas diferentes a las habituales; así se consigue las las personas “conciban” otras posibilidades. Y lo ejemplificó con el consumo de tabaco en ciertos espacios y momentos. Lo que hace unos años era normal (fumar en una universidad, o en muchos lugares públicos) se ha vuelto inconcebible, y lo ha hecho mediante el cambio de las conductas, lo que ha empujado el cambio de las ideas.

Es necesario “que las personas aceptemos, que hagamos otras prácticas y comprobemos que tienen éxito” y además, “que hagamos reflexionar a la gente sobre lo que ha pasado”. Es decir, cuando realizamos acciones diferentes y reflexionamos sobre lo que ha ocurrido diferente, podemos cambiar nuestras concepciones.

A esto habría que sumar, desde el punto de vista de Martín que si, como se asegura en el libro presentado, el juego es un derecho de la infancia, la sociedad debe hacerse responsable de que se cumpla este derecho. Para que esto sea posible, insistió, “somos responsables de que las familias estén preparadas” para consentir que sus hijos e hijas tengan tiempo para jugar. Pero no siempre desde la perspectiva del juego libre constantemente. Para ella, es importante que el mundo adulto pueda planificar, al menos, espacios y tiempos, dirigir de alguna manera, el juego, aunque luego su desarrollo sea libre por parte de la infancia. “Planificar la intencionalidad de los espacios y las actividades no es restar autonomía”, defendió. Para ella, con esta dirección “se puede ayudar a la autonomía, se puede provocar el desarrollo” de la infancia.

¿Y la participación?

Martín habló también de la participación de la infancia a la hora de decidir sobre tiempos y espacios, sobre los usos que harán de unos y de otros. Pero una participación que sirva para que tomen conciencia de los cambios de prácticas que se les ofrecen. “La clave del éxito es que seamos capaces de equilibrio casi mágico por lo difícil entre control y afecto”.

La catedrática insistió en la idea de la planificación adulta es fundamental, aunque haya participación de niñas y niños. “El éxito de cualquier cambio en la familia pasa por la participación de los hijos, pero eso no es incompatible con la asimetría en la toma de la decisión”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/10/intervenir-con-las-familias-para-lograr-una-mayor-autonomia-de-la-infancia-para-mejorar-su-desarrollo-integral/

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Entrevista a Rosa Valdivia: “Ir por la calle a la hora en la que deberían estar los niños jugando y que no estén debería preocuparnos”

21 septiembre 2017/Fuente: El Diario de la Educación

Urge que niñas y niños retomen el espacio público, no solo para mejorarlo, sino para que recuperen una autonomía que el mundo adulto les ha ido quitando en su afán de protección.

Maestra durante toda su vida, Rosa Valdivia llegó al grupo Ciudad de la Infancia a través de una amiga. Este colectivo se dedica, siguiendo el pensamiento del pedagogo italiano Francesco Tonucci, a reflexionar y poner en valor la participación infantil y la autonomía de los niños en la ciudad, elementos ambos básicamente inexistentes en las ciudades modernas. “Tenemos que volver a sacar a los niños a la calle. Cuando los niños están en la calle la ciudad es segura, no al revés”, explica Valdivia. En cuanto se jubiló, esta profesora se volcó con el proyecto, que ahora coordina.

¿En qué momento y por qué salieron los niños de las calles?

Los medios de comunicación han jugado un papel muy importante, que las mismas noticias se oigan una y otra vez lo largo del día y del tiempo. Antes había pocas emisoras de radio, pocos periódicos, una o dos cadenas de televisión. Cuando había un suceso relacionado con niños ese suceso se oía ese día, un par quizá. Pero no era esta lluvia constante de noticias negativas relacionadas con los niños. Además, cuando hay una noticia se recuperan otras anteriores y queda en el imaginario colectivo que a los niños se les secuestra permanentemente, se abusa sexualmente de ellos permanentemente… Esto no es cierto. Se da la impresión de que es muy insegura la ciudad. Hay casos, pero no tanto como para el miedo de construir la ciudad en recintos cerrados que provocan que los niños solo se relacionan con los que viven en su casa, en su entorno. Se está provocando una segregación dentro de la ciudad de unos niños de una clase social, de una situación cultural, de una procedencia. Es muy inadecuado. Sucede en la escuela también. Hay escuelas que se están convirtiendo en reductos de niños que tienen una problemática debido a su procedencia o a no conocer bien la lengua castellana. Hay que volver a la calle, a los niños jugando en la calle, resolviendo los conflictos que surjan en el momento. Los niños no saben resolver conflictos porque siempre hay un adulto que les está ayudando a hacerlo. Para crecer hay que poner un poquito de riesgo. Si no, no crecen. Se quedan en una situación de confort y no dan el siguiente paso. Que unos niños discutan, incluso se peleen, es una forma de aprender a resolver conflictos.

¿Se nota esta falta de autonomía y de capacidad de decisión en las escuelas?

Sí se nota, aunque en la escuela siempre hay un adulto pendiente de que nunca estén solos. Pero sí nos damos cuenta de que los niños maduran más lento que hace unos años y tienen más problemas para resolver cosas de la vida cotidiana. Y luego de repente hay como un punto de inflexión, que es el paso a la Secundaria, en el que parece que les das una varita mágica y ya van a tener poderes de resolución, y eso no es cierto. Debe ser algo progresivo.

Esto igual se me sale un poco del tema, pero ¿puede influir también en esta falta de autonomía el hecho de que los niños pasen antes a Secundaria?

Doce años [la edad de paso a 1º de la ESO] es una buena edad. El problema es que tienen falta de autonomía en Primaria, y en Secundaria la cosa se resuelve regalándoles un móvil. Que la familia sepa dónde están en cualquier momento; parece que el móvil es la varita mágica. No lo es, no existe. Y, si existiera, es la autonomía personal. Saber qué hacer y cuándo hacerlo. Saber decir que no es el principal problema que se plantea. Antes de que tengan la necesidad de plantearse si dicen que sí o que no, hay un adulto que interviene y dice: “No, esto no”. Se les priva de la capacidad de ser autónomos y, pensando que les proteges no lo haces. Y luego no tienen la herramienta adquirida por su experiencia para poder afrontar las situaciones cotidianas de la vida. Con tanta protección, les estamos desprotegiendo.

Espero que no suene muy a batallita, pero cuando yo iba al colegio, a principios de los 90, muchos compañeros íbamos solos con 11-12 años y teníamos que coger el metro y un autobús, entonces era normal.

Esto es impensable ahora. Como mucho van niños de 10-12 años acompañados o niños inmigrantes, que sus padres deben tener unas jornadas laborales larguísimas. Solo esos. Un niño de esa edad puede ir andando con otros niños, puede coger un autobús o el metro y bajarse dos estaciones más allá. Si fueran solos se encontrarían con otros niños y podrían ir juntos. De aquí nace la filosofía del camino escolar.

¿En qué consiste el camino escolar?

La idea es dotar a los niños de la suficiente autonomía como para que puedan ir solos al cole. El trabajo previo consiste en hacer unas arañas de movilidad, ver por qué zonas se mueven los niños para ir al cole. Hay que hacer también un trabajo muy serio con las familias, les suele parecer muy inseguro que los niños vayan solos. Pero los pocos datos que hay al respecto dicen que la mayoría de accidentes los provocan los propios padres que van al colegio a dejar a sus niños al intentar aparcar, abrir la puerta por el lado inadecuado, al salir los niños corriendo porque llegan tarde al cole. La idea es establecer unas rutas para que los niños se vayan encontrando unos con otros camino del colegio. Puede haber unos adultos al principio acompañando a los niños más pequeños. Luego se hacen una especie de tutores, niños más mayores que se encargan de los más pequeños, y también se intenta implicar a los comerciantes de la zona para que si un niño tiene algún problema pueda entrar en un comercio, debidamente señalizado con una pegatina fuera, para resolverlo. Este es un proceso muy interesante, sobre todo por la tranquilidad que da a los padres. Lo más costoso es convencer a los padres de que es bueno para sus hijos ir solo y no es peligroso.

¿Cómo se le cambia la mentalidad a los padres? ¿Debe salir del colegio?

Creo que es una tarea del colegio, sí. Dentro de los colegios, la toma de decisiones que compete a lo que sucede dentro. Es una tarea para la escuela de padres del colegio.

Eso pinta regular entonces, porque a las familias les cuesta mucho relacionarse con la escuela.

Y a las escuelas les cuesta mucho abrirse a los padres últimamente. Pinta mal. La complicidad que existía entre padres y escuelas hace unos años está despareciendo a marchas forzadas y es un elemento que complica más la cosa. Los niños piensan que tienen que ser más autónomos, quieren ir andando al cole, con sus amigos. Les parece que es una forma de hacerse mayores, que les lleven sus padres hasta la puerta no les gusta nada.

¿En qué momento se empezaron a distanciar familias y escuelas?

No lo sé. Pero sí creo que circunstancias como que los currículums sean muy extensos puede llevar a creer que solo hay que trabajar algunas cosas en los colegios y los padres tienen poca cabida para hacer talleres, participar de las dinámicas de clase. También existe inseguridad de los profesionales, que creen que tener la puerta del aula abierta es exponerse. Creo que es una falta de seguridad absoluta en tu trabajo. Todos podemos confundirnos o tener un error, pero si tienes seguridad en lo que haces no tiene mayor importancia. Sin embargo, existe una reticencia por parte de los profesionales de la educación a que entren las familiass en la escuela. Existe como una falta de confianza de los padres a la escuela, de la escuela a los padres.

¿Hay una edad ideal o adecuada para empezar a dejarlos solos?

Creemos que a partir de los 8 años es suficiente. Nosotros en los procesos de participación trabajamos con niños de entre 8 y 12 años. Son muy sensatos, saben dónde están los peligros, saben cuáles son sus posibilidades. Pensamos que un niño de 8 años tiene la capacidad de ir tomando elementos de autonomía dentro de la ciudad. Quizá no al 100%, pero sí poco a poco. No tiene ningún sentido que un niño de 10-12 años nunca haya ido a comprar algo solo, nunca se haya tenido que preocupar de que le den bien las vueltas. Lo que cuando yo era pequeña era hacer recados -ir a comprar el pan, la leche- no lo hacen ahora. Más aún, no tienen ni la noción de lo que cuestan las cosas. Eso es un problema la falta de autonomía.

El diseño de las ciudades, pensadas para los coches, supongo que tampoco ayuda.

Pero hay ciudades que tienen ya una trayectoria y han hecho calles peatonales, solo de una dirección, calles de tráfico calmado con aceras más anchas. Las ciudades están diseñadas para los coches, tenemos que cambiar el paradigma. Hay ciudades que se lo están replanteado. Pontevedra, por ejemplo, para nosotros es LA ciudad. Han decidido peatonalizar todo el centro, solo los transportes y servicios pueden entrar. Es una apuesta muy arriesgada, porque el coche está muy metido en nuestro ADN y tocar el coche se ve feo. Por ejemplo, cada vez que el Ayuntamiento de Madrid anuncia que va a peatonalizar alguna calle hay muchas protestas.

¿Es posible recuperar las calles para que jueguen los niños tal y como está la ciudad?

Creemos que sí. El espacio público se ha ocupado mucho con terrazas de bares, etc. Las plazas, el lugar donde podrían jugar los niños, se han convertido en espacios para adultos solo. Enseguida aparece el cartel de “prohibido jugar”. El espacio público se ha convertido en espacio privado, comercial. El poco espacio que podía haber para que jugaran los niños sin tráfico, tampoco existe. Hay que dar un vuelco. Los niños deben salir a jugar, tenemos que convencer a las familias de que salgan a jugar con sus hijos y tenemos que convencernos todos los ciudadanos de que hay que recuperar el espacio público, compartir espacios de manera intergeneracional, que haya abuelos, niños. Tenemos que volver a un modelo de ciudad más humanizada, menos fría.

Supongo que esto no es un fenómeno exclusivo español.

No, es de todo el mundo. De hecho, la Ciudad de los Niños nace en Italia. Estamos en contacto con muchas ciudades argentinas en la misma situación. Estuve hace poco en Portugal y también estaban viendo cómo afrontar el tema. Ir por la calle a la hora en la que deberían estar los niños jugando por la calle y que no estén nos debería preocupar a todos, no a cuatro chaladillos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/09/11/ir-por-la-calle-la-hora-en-la-que-deberian-estar-los-ninos-jugando-y-que-no-esten-deberia-preocuparnos/

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