Claudio Naranjo: “Esta educación le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida”

Chile / 7 de abril de 2019 / Autor: Alberto Fraile Oliver / Fuente: Mundo Nuevo

“La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia.”

Cuando uno escucha a este psiquiatra chileno de 75 años da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo.

Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU., allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los introductores de Eneagrama en Occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen.

Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o cambiamos la educación o este mundo se va a pique.

Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta?

La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.

La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida.

El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona.

¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?

La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por sí misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mí me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda.

“A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación.”

¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente?

Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de la educación actual.

La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.

Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores.

A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?

Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron en el dominio político, unos 6.000 años atrás, se instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón.

Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia.

La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.

La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión?

Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza.

Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos.

Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora.

Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos.

La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta.

Fuente de la Entrevista:

“Esta educación le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida”

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 7 de abril de 2019: hora tras hora (24×24)

7 de abril de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 7 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – Paraguay: estudiantes secundarios protestan contra el ministro de educación por falta de docentes

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01:00:00 – Claudio Naranjo: “Esta educación le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida”

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02:00:00 – Brasil: Ministro de Educación anuncia que los libros escolares dirán que no hubo golpe de Estado en 1964

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03:00:00 – Deconstruir y cambiar la masculinidad hegemónica en el sistema educativo

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04:00:00 – América Latina: 60% de las universidades de la región no cuenta con protocolo contra la violencia sexual

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05:00:00 – Video: Entrevista a Manuel Gil Antón en México Social – La reforma educativa (26/03/2019)

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06:00:00 – Libro: Cine y Educación (PDF)

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07:00:00 – Una sinfonía inconclusa llamada «Educación»

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08:00:00 – Maestros de maestros: John Dewey (1859-1952) -PDF-

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09:00:00 – Presentación del libro Cine y educación (Video)

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10:00:00 – Revista Latinoamericana de Estudios Educativos: Año 2019 Volumen XLIX No.1

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11:00:00 – ¿Cuándo se torció el Tercero?

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12:00:00 – Francesco Tonucci – El lugar de las TIC en la educación

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13:00:00 – 5 libros para entender las pedagogías alternativas

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14:00:00 – Docentes puertorriqueños protestarán contra privatización educación

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15:00:00 – La radio escolar protagonista del #aprendizaje

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16:00:00 – Oxfam denuncia casos de desnutrición crónica en escuelas rurales de Guatemala

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17:00:00 – Programa Educando que es Gerundio: El abandono escolar es mayoritariamente masculino (Audio)

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18:00:00 – Colombia: ¿Su hijo/a sufre de matoneo escolar? Así se reporta el caso

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19:00:00 – Artículo 3o. Constitucional: El papel del Senado

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20:00:00 – Cinco millones de chilenos no terminaron su educación (2019.04.01) Iquique TV

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21:00:00 – Proyecto Eutopía: «La escuela, como está, no va más. Decidimos transformarla»

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22:00:00 – Honduras: Empleados de educación exigen pagos

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23:00:00 – División de Educación a la Comunidad – La escuela en la pantalla (Video)

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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Serie Maestros de Maestros – Compartir Palabra Maestra (PDF)

Colombia/ Autor: Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Javeriana y La Fundación Compartir / Fuente: Compartir Palabra Maestra

La Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Javeriana y La Fundación Compartir se unieron para realizar la serie ‘Maestros de Maestros’, un especial en el que cada 15 días los lectores de Compartir Palabra Maestra encontrarán una entrega que resalta el trabajo, la labor y el legado de 10 personajes que, a lo largo de la historia, marcaron el camino formativo de la humanidad.

Immanuel Kant (1724-1804)

La educación debe interesarse por nosotros, por los demás, y por el mundo. Una educación moderna nos sacude de la pereza y nos arriesga a pensar por sí mismo

Pegado a Rusia, teniendo a Dinamarca como norte, a orillas del Mar Báltico existió Königsberg, capital de Prusia, región reclamada por alemanes y rusos.  Como testigos de estas disputas sólo quedan ruinas. Hoy se ha fundado una nueva ciudad, Kaliningrado, que ya no pertenece a Alemania, sino al vencedor de la Segunda Guerra mundial, Rusia. En esta ciudad nació Immanuel Kant; pero ya no hay rastro ni de la casa que habitó, ni donde nació, ni donde murió. Permanece una tumba visitada con frecuencia por parejas de recién casados. Durante el mundial de Rusia 2018 vimos de qué manera, antes entrar al Estadio para la gesta mundialista, los turistas visitaban su mausoleo con veneración y respeto.  Del pensador prusiano-alemán, nos queda nada más, pero nada menos, que su herencia filosófica, humanística y educadora testificada en sus libros.

Los libros de Kant son hoy de una gran actualidad, entre ellos destacamos Crítica de la Razón Pura, Crítica de la Razón práctica, Crítica de la capacidad de juzgar (Crítica del juicio). Hoy nos centramos en un pequeño tratado, poco estudiado por los filósofos de profesión, pero de mucho interés en la formación de maestros, “Sobre la Pedagogía” (1803). Se dice que se trató de unas lecciones que sus alumnos recogieron, entre ellos, D. Friedrich Theodor Rink y que fueron publicados con la aprobación de su autor.  Sin embargo, superando la discusión, por lo demás de vanidosa erudición, sobre la función que cumple este libro dentro de la obra de Kant, nos importa reconocer en él una recuperación valiosa del proyecto formativo que se gestaba al calor de una época, la Ilustración y que testifica el proyecto formador que va a producir la educación moderna.

Para Kant las preguntas fundamentales del ser humano tienen que ver con cuatro interrogantes: ¿Qué puedo saber? ¿qué debo hacer? ¿qué me cabe esperar? ¿Qué es el hombre? Con respecto, al momento que le tocó a vivir, la Ilustración, y con ello, el inicio de la época moderna, Kant cree que sólo es moderno quien aprende a pensar sin estar bajo la tutela o dependencia de alguien; cada ser humano debería tener como eslogan de combate el siguiente: arriésgate a pensar por ti mismo. En realidad, ser moderno sería salir de la minoría de edad, sería también sacudirse de la pereza y la cobardía que nos hace seguir lo que los otros dicen, lo que los otros piensan, lo que los otros hacen. Sólo la pereza y la cobardía nos hace menores de edad y a ésta hay que sacudirla para ser modernos para entrar en la Ilustración.

En este contexto es que tenemos que leer el Tratado de Pedagogía de Kant (1803).  Educarse sería construir una humanidad en cada uno. Esta humanidad no aparece espontáneamente, exige educación, es decir, un trabajo específico, bastante complejo y muy deliberativo, hecho de ciencia y de arte.  “Educación” es una palabra que empieza a aparecer como aquello que se hace con cada ser humano. La utiliza Locke, la utiliza Rousseau, y ahora Kant. Educar es cuidar, educar es instruir, educar es disciplinar, la unión de la instrucción con la disciplina origina la formación (Bildung). La formación es una parte de la educación, es también el resultado fundamental de todo el ejercicio educativo: formar a alguien no sería solamente competencia y habilidades; es también y sobre todo capacidad de considerar a cada ser humano, próximo o lejano, siempre como fin en sí mismo y nunca como medio para algo.

En Colombia, la gente no les cree a los informes económicos, pues dicen que sus balances muestran, que al País le va bien, pero a la gente le va mal. Esta forma irónica de leer la gestión de los estados, también, lo expresa Kant en su propio estilo; dice que las conquistas humanas han logrado la felicidad de los Estados y la desdicha de las gentes, “vivimos en un tiempo de disciplina, cultura y civilidad; pero aún no, en el de moralización (…) las felicidades de los Estados crecen al mismo tiempo que la desdicha de las gentes” (Kant, 1803/2005; pág. 39).

Para Kant no se educa para una región, ni para la familia, ni para una determinada sociedad, ni para una patria. Se educa para hacer de cada ser humano un ciudadano del mundo con capacidad de ver en cada ser extraño la humanidad que me hace falta. Mi vida sólo es buena sino la siento ligada a la humanidad. Por lo tanto, la humanidad es el tema de la educación de Kant. Y la humanidad implica una serie de efectos y condiciones que pueden ser sintetizadas así:

La educación tiene a la humanidad como destino. La educación tiene que ver con algo que está en el alma y nos hace interesarnos por nosotros, por los demás y por el mundo: “Hay algo en nuestra alma que hace interesarnos: a) por nosotros mismos; b) por aquellos entre quienes hemos crecido, y c) por el bien del mundo. Se ha de hacer familiares a los niños estos intereses y templar en ellos sus almas. Han de alegrarse por el bien en general, aun cuando no sea el provecho de su patria ni el suyo propio” (Kant, 1803/2005; pág. 93). La educación no es un asunto de patrioterismos, ni de nacionalismos ni de grupos cerrados, ni de nacionalismos; sino de la humanidad que está en el alma: de una humanidad cosmopolita.

La humanidad hay que desarrollarla. “Hay muchos gérmenes en la humanidad; y  a nosotros nos toca desarrollarlos; desplegar nuestras disposiciones naturales y hacer que el hombre alcance su destino” (Kant, 1803/2005; pág. 33). El desarrollo y el despliegue depende de la disciplina, pues ella “convierte la animalidad en humanidad” (Kant, 1803/2005; pág. 29). Recordemos que para Locke la falta de disciplina del entendimiento impide la conversación; para Kant esta disciplina y esta conversación está en función del desarrollo de una humanidad que está en el alma.

La humanidad es un asunto generacional. “Una generación educa a otra” (Kant, 1803/2005; pág. 30). La metáfora kantiana de la alteridad es significativa: “El árbol plantado solo en un campo, crece torcido y extiende sus ramas a lo lejos; por el contrario, el árbol que se alza en medio de un bosque, crece derecho por la resistencia que le oponen los árboles próximos, y busca sobre sí la luz del sol” (Kant, 1803/2005; pág. 37).  La humanidad no existe individualmente en cada uno de nosotros, la humanidad existe si nos la damos unos con otros, si nos apoyamos unos con otros, como los arboles próximos se dan resistencia, así somos los seres humanos, nos damos la humanidad si estamos próximos a los otros, y aprender a darnos humanidad es el trabajo de la educación.

La humanidad se interesa por un mundo mejor.  Existe una perfectibilidad, un progreso que es importante en Kant. “una buena educación es el origen de todo el bien en el mundo. Es necesario que los gérmenes que yacen en el hombre sean cada vez más desarrollados”. Por eso, no se educa para el presente, sino conforme a un estado mejor y posible en lo futuro de la especie humana; es conforme a la idea de humanidad y de su completo destino. Este principio es de la mayor importancia” (Kant, 1803/2005; pág. 36). ¿Por qué es este punto el de mayor importancia? Porque ni los padres, ni los príncipes educan.  Los padres cuidan la casa y los príncipes el estado; a ninguno de ellos les interesa la idea de humanidad, que sí le interesa la educación de Kant; al contrario, la educación debería ser no la vida presente, como hacen los padres y los príncipes, sino “la perfección a la que está destinada la humanidad y por la cual tiene sus disposiciones”. La afirmación es contundente: “Las bases de un plan de educación ha de hacerse cosmopolitamente” (Kant, 1803/2005; pág. 36).

Aunque no se refiere al maestro de una institución educativa como la conocemos hoy, sin embargo, Kant imprime destaca el carácter del maestro. Si el educando es fin en sí mismo y nunca medio, hay que salvar al niño de las mezquindades educativas de los Estados y del egoísmo educador de los padres. Hay que educar al niño para una humanidad mejor, y eso solo lo sabe hacer alguien que se forma específicamente para estos propósitos: “La aproximación lenta de la naturaleza humana a su fin, sólo es posible mediante los esfuerzos de las personas de sentimientos bastantes grandes para interesarse por un mundo mejor, capaces de concebir la idea de un estado futuro más perfecto” (Kant, 1803/2005; pág. 38). Kant introduce explícitamente la formación (Bildung) como propósito esencia de la educación. Con ello integramos una dimensión fundamental, si es auténtica, de la formación de maestros y la recuperación conceptual del saber pedagógico.

Comenio (1592-1670)

La educación es aquella que conduce los asuntos humanos hacia asuntos de paz. La educación sabia consiste en esto: en hacer algo, que sea digno de la vida. 

Juan Amos Comenio es el sabio más importante del Siglo XVII. Teólogo inspirado en las ideas reformadoras de Lutero y Calvino, siguió la pedagogía de Vives y Ratke.  Construyó el primer método científico de la enseñanza siguiendo a Bacon y Campanella. Escribió mas de 250 obras, entre las que destacamos la Didáctica Magna, Ángel de PazEl Paraíso del Mundo y el paraíso del corazón En la Didáctica Magna y Pampedia configura una estructura de la escuela, casi como la conocemos hoy.

Nace en Moravia, lo que hoy es la Republica Checa. Sufrió en carne propia la Guerra de los 30 años (1618-1648); una confrontación política y religiosa que dejó a Europa devastada y con millones de muertos. En la obra Puerta abierta a las lenguas trabajo en la enseñanza de las lenguas, También elaboró el primer manual con imágenes para la enseñanza de latín en las lenguas maternas (el latín era la lengua importante para el aprendizaje de las ciencias). Elaboró un tratado de reconciliación entre Inglaterra y Holanda llamado Ángel de Paz que siguió siendo un modelo de fin de las confrontaciones entre las naciones. El texto ha inspirado a la ONU para la elaboración de los tratados posteriores de paz.

Sin embargo, a pesar de sus aportes vivió exiliado, perseguido, proscrito, escondido. Por la guerra perdió a su primera esposa (Magdalena) como a sus dos hijos; más tarde moriría también Dorotea, su segunda esposa. Fue calumniado, incomprendido, tratado como embustero y loco. Sin embargo, el cansancio y la desilusión no puede ser la única suerte que le corresponda al ser humano; escribía con entusiasmo a pesar de estar muy enfermo, pues, decía, “la vida nos debe interesar por eso, para que hagamos de ella, algo que sea digno de la vida”.

Aunque muchos ven en el educador moravo el pionero de la pedagogía, o también, el primero en tratar la educación de una manera exhaustiva, hay que resaltar algo de fondo: con Juan Amos Comenio se inician los conceptos que fundaran la pedagogía moderna: escuela, maestro, el enseñar, el aprender, la infancia.  Se tratará, como lo resalta la maestra colombiana, Olga Lucia Zuluaga, de los objetos, los conceptos, los sujetos, que configuraran el saber pedagógico hasta Herbart.

También con Comenio obtendremos las herramientas epistemológicas, políticas y éticas para pensarla educación como constructora de humanidad universal.  Se tratará de proceder con método (ciencia) hacia una educación que reforme los asuntos humanos. Los asuntos humanos serán asuntos de paz.

A partir de Comenio, la educación tendrá algunas características:

Será Universal: Para todos: es el primero que señala que nadie debe estar excluido de la educación. La escuela permitirá una educación a todos. El conocimiento científico se democratiza, todo puede ser enseñado, “parece un sueño que todos los hombres consigan una educación universal, sólida y capaz de transformarles en hombres nuevos, en verdadera imagen de Dios” (Pampedia; pág. 38). El Pandidáscalo es un cultivador de lo universal de las inteligencias, es un maestro pampédico quien enseña todas las cosas totalmente. Con este fin debe formarse en lo universal, pues “debe formar a todos los hombres en todas las cosas que perfeccionan la naturaleza humana” (Pampedia; pág.139).

Será un conocimiento de todas las cosas: no existe ningún conocimiento que no pueda ser aprendido. Formarse en todas las cosas no es un saber libresco y erudito; es una sabiduría de vida. En efecto, señala al inicio del capítulo VII, que se trata de que no salgan con “libros doctos” sino con “corazones y manos eruditas” (Pampedia; pág.139); no basta tener libros buenos, sino manos y corazones eruditos/buenos. Expresamente habla del saber enciclopédico: “no queremos enseñar enciclopédicamente a unos pocos sino a todos” con el fin de que se diferencien de los animales en “la razón, por la palabra y por el obrar libre y variado” Pampedia; pág.64).

Una educación total: Lo universal es, también, formación total: todo el hombre. Según Comenio hay educación para algo: enseñan algunas cosas, algunas materias, pero no hacen al hombre sabio. Pero hay una educación que es total.  Lo total, es reconocimiento de que a cada hombre y todo hombre y toda mujer es “cuerpo… Sentido… Ingenio” “(Pampedia; pág.215).

La educación no se limitará a la escuela. Tanto en la Didáctica Magna como en Pampedia Comenio señala que la educación acompaña toda la vida del hombre. La sabiduría no se da de una vez por todas. De modo de que, si se trata de aprender todo, no todo se aprende de una vez. Además de que lo universal es lo total, también es lo continuo, lo permanente de la educación; no se educa de una vez, no hay edades privilegiadas de educación; se educa siempre, en todas partes, en cada etapa de la vida; no de la misma manera sino de acuerdo a las edades; cada edad aprende de modo distinto y distintas cosas; a lo universal le es inherente una vida entera: “será por tanto fácil conseguir que la vida entera se convierta en escuela. Basta dar a hacer a cada edad únicamente aquello para lo que es apta y durante toda la vida, el hombre tendrá algo que aprender, algo qué hacer, algo en lo qué progresar y donde coger los frutos de la vida” (Pampedia; pág.107).

Es una educación alegre. Necesitamos un juego universal, “universalis ludus” (Pampedia; pág. 1992; pág.159). Que los hombres se ejerciten en “pensamientos, dichos y obras” (pág. 65) con “gozo” (pág.65), “placer” (pág. 153) y juego.

Comenio se anticiparía a los planteamientos de la educación universal de Rousseau (1762) y a las propuestas de reconciliación de las naciones elaboradas por Kant en la Paz Perpetua (1804).  Sin embargo, hoy Comenio sigue siendo un estudio postergado. No ha bastado las recomendaciones de las Organización de Naciones Unidas, ni los estudios de Piaget sobre nuestro autor de la Didáctica.  Con Comenio se inauguran la pedagogía moderna; con él se instituirán los sujetos, los objetos, los métodos, las instituciones que configurarán la práctica pedagógica y las dimensiones para la formación de maestras y maestros en el saber pedagógico.

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)

La vida de Emilio es su educación. De las manos del maestro, no solo serán profesionales, sino, ante todo, con una vida que sea digna de vivir.

Con Rousseau, se inaugura un giro en el pensamiento sobre la educación. Pensador suizo, de habla francesa. Paradójico, conflictivo, escéptico frente al progreso de la ciencia y de su capacidad para la producción de la felicidad del hombre. Con él la infancia se instituye en sujeto de la educación. Las pasiones no son impedimento sino la fuerza que permiten su desarrollo. La formación del hombre para la vida social se realiza apartándose de ella. La naturaleza no obstaculiza la educación; al contrario, solo siguiéndola se puede alcanzar los propósitos que se persiguen. Rousseau es considerado como iniciador del romanticismo educativo, al centrarse en una concepción optimista de la naturaleza humana, e iniciador de lo que se llamará la educación moderna.

El autor del Emilio (1762) cree en el papel educador de la mujer, y dedica su obra a “una mujer que sabe pensar”. A la infancia no se llega por ideas, conceptos, modelos, teorías: “de la infancia nada sabemos, y cuanto más se habla, más se yerra”.  Es por eso, que el autor ginebrino no hace un tratado, ni una didáctica, ni unas prescripciones morales. Escribe una novela. Y es que no se educa para la vida, como si hubiera una existencia previa a la vida misma, como si se pudiera separar educación y vida. No se educa para la vida porque la vida es la educación. “Vivir es el oficio que yo quiero enseñarle; saliendo de mis manos el no será, convengo en ello, ni magistrado, ni soldado, ni sacerdote; será primeramente hombre: todo lo que este hombre debe ser y sabrá serlo en la necesidad tan bien como precise; y cuando la fortuna tenga a bien hacerle cambiar de lugar, el permanecerá siempre en el suyo” Rousseau, J. (1985 [1762] pág. 41).

Cuando Rousseau escribe el Emilio no estaba pensando en la organización escolar, ni en sus pedagogías, ni en las formas de educación conocidas en su tiempo. Más bien pensaba a contra corriente de todas ellas: en contra de las escuelas, de los colegios, los modelos pedagógicos, de las opciones morales que ya existían. La educación de su tiempo basaba la conducción de los niños en una disciplina directa sobre el cuerpo del niño, en la memorización, en la erudición y el encierro. Rousseau, en cambio, piensa en el ambiente del niño, en los espacios en los que se desarrolla, en la administración del espacio en los que despliega el aprendizaje. El maestro es formador, pero su trabajo es indirecto, produce interés, construye condiciones de libertad. Si en Locke solo hay libertad, si hay disciplina. En Rousseau solo hay disciplina si existe libertad. La libertad es el propósito, solo que por vías distintas. Pero la libertad solo llega si el maestro es vigilante conductor.

Se trata de un oficio de maestro que no lo sabe hacer ni los padres, ni el estado, ni las políticas educativas, que no piensen en el niño mismo y en los deberes como ser humano; por eso se necesita un maestro, quien, en un ejercicio de gobierno, lo conduzca hasta hacerlos hombres:

No existe otra ciencia que enseñar a los niños: esta es la de los deberes del hombre. (…) Por lo demás yo llamo más maestro (gouverneur) que preceptor al profesor de esta ciencia, porque se trata menos para él de instruir que de conducir. Él no debe dar preceptos, debe hacer que se descubran” Rousseau, J. (1985 [1762]. Pág. 53)

Luego el maestro se va haciendo innecesario, mientras Emilio no se gobierne a sí mismo “yo no le pierdo ya ni un momento de vista”, hasta que, “no tenga necesidad de otro guía que él mismo” y “no tenga la menor necesidad de mi” (1985 [1762] Pág. 52). Los modelos pedagógicos que se apoyan en Rousseau para crear educación centrada en el aprendizaje, o en un desprecio de la enseñanza, o en un desconocimiento del maestro, no han interpretado bien al Emilio, no han comprendido el trabajo de gobierno que realiza el formador.

La idea de naturaleza es el punto de partida de la educación del Emilio. “Nuestras pasiones son los principales instrumentos de nuestra conservación; es por tanto una empresa tan vana como ridícula querer destruirlas; es controlar la naturaleza, es reformar la obra de Dios. Si Dios dijese al hombre que destruyese las pasiones que él le ha dado. Dios querría y no querría; se contradeciría a sí mismo. Jamás ha dado esta orden insensata (…) según esto yo consideraría aquel que intentase impedir el nacimiento de las pasiones, casi tan loco como aquel que intenta destruirlas” (1985 [1762] pág. 241).

Por tanto, la educación para Rousseau:

  • Es una educación natural. Su fundamento es seguir el obedecer la naturaleza.
  • Es una educación libre: no se trata de ir a lo que salga, sino en que “el Espíritu de las reglas es dejar a los niños más libertad y menos imperio”.
  • Se trata de una libertad regulada pues no le quitara los ojos. El maestro está presente, de otro modo, no directo, pero si conduciendo la experiencia
  • Es una educación activa: hay que dejarlos que actúen y hay que tomarse su tiempo, “el hombre es libre en sus acciones”. El niño es agente y no simplemente paciente como lo encontraríamos en Comenio.
  • Es una educación para la felicidad: “Preciso es ser feliz” y para ello hay que ser dueño de sí mismo.

Rousseau tiene una desconfianza en la ciencia y en la forma como se busca dominar a la naturaleza. La manera como se domina la naturaleza y la forma como se busca torcer sus leyes logra que el mismo hombre se haga víctima de sus propios logros y tema los efectos de sus propias conquistas humanas.  Para Rousseau es mejor aprender a vivir que aprender a conocer. Sin embargo, el haber puesto el acento en la felicidad, en la necesidad de libertad, en la importancia del interés, en la potencia de las pasiones, el papel del amor y de la bondad de la naturaleza Rousseau construyó nuevas condiciones para pensar la formación de maestros y el saber pedagógico.

John Locke (1632-1704)

La educación requiere una mente disciplinada. Avanza más un corcho en un remolino que una mente que no es rigurosa y disciplinada mientras conoce.

 

John Locke es un pensador inglés, con una determinante influencia en la Europa de su tiempo. Sus ideas políticas inspiraron la Revolución francesa y la independencia de Estados Unidos. Creador de un pensamiento liberal marcó la filosofía política de las naciones que se emancipaban; sus ideas son la base de las concepciones sobre la sociedad civil y de la forma de organizar las naciones a partir de la libertad y de la tolerancia. Como médico y filósofo elaboró una reflexión sobre la educación que deben ser recogidos en el momento de recuperar el horizonte conceptual de la pedagogía.

No puede existir educación sin superar los obstáculos que presenta la mente. No hay educación sin disciplina.  Esta es una afirmación que no goza de prestigio ente la gente joven y a la que le tememos los adultos. Pero esta es la propuesta de Locke. Nuestro autor lo desarrolla en Pensamientos Acerca de la educación (1967. Ediciones de la lectura Madrid, Traducción de D. Barnés) y La conducta del entendimiento (1992, Anthropos, Barcelona). Saber disciplinar la mente es requisito para que ella nos ayude a hacernos libres. Pensar es importante en un nuevo orden de las sociedades; pero no se puede pensar de cualquier manera. La paradoja de que los pensamientos (thoughts) son libres, pero que se pueden convertir en la gran dificultad para el conocimiento (knowledge) es una de las preocupaciones en la que gira la reflexión de Locke.

A Locke le preocupa la tremenda capacidad de distracción que tiene la mente, el pasar de un lugar a otro sin ton ni son. Nos han hecho creer que eso es libertad de pensamiento, que se trata de espontaneidad; pero no para nuestro Autor, eso es distracción. La mente no puede pasar de un lugar a otro como dando palos de ciego, tiene que saber aplicarse a objetos con rigor y reglas precisas.

El entendimiento tiene trabas (clog) que retrasan la mente. Hay algo que la mente debe ser capaz de hacer que es “la transferencia de pensamientos” (1992, pág. 189, § 45); es decir, la capacidad de un hombre despierto de tener un objeto al cual aplicarse; la mente siempre debería estar libre y atenta para atender toda variedad de objetos que se le ofrecen, y concederles tanta consideración como se crea conveniente en ese momento” esto supone un dominio; supone no ser perezosos o apáticos.  No es que sean malas las pasiones y las inclinaciones naturales, lo que quiere Locke es que estén siempre en libertad y a la libre disposición del hombre “para hacerla actuar como y donde quiera” (1992, pág. 189, § 45).

Tres son las posibles causas de distracción:

  • Aficionarse a sí mismo: Son personas desconectadas de los demás, incapaces de tomar parte de una conversación, “no ven lo que pasa ante sus ojos, no oyen los discursos de los demás y, cuando dedicándoles un gran esfuerzo se despiertan un poco, parece que se les ha traído de alguna región lejana” (1991, pág. 189, § 45)
  • Aficionarse a actividades casuales que no tienen nada que ver con un trabajo educativo; dan mil vueltas antes de sentarse a trabajar, mil excusas antes de ponerse a la obra que le toca; postergar siempre la lectura, la escritura que no lo muestran activo sino disperso; cuando se da cuenta ha estado perdiendo el tiempo “y que todos los esfuerzos empleados en él son trabajo perdido” (1992, pág. 195, § 45).  Locke no conoció el internet, ni el Whatsapp, ni Netflix, sino tendría buenos ejemplos sobre este punto.
  • Aficionarse a fantasear. Se refiere Locke a una actividad pueril de quedarse en ideas fijas, una actividad aún más baja que las anteriores “zumbidos sin sentido de meros sonidos vacíos”. Es una actitud mecánica de tener una idea en la cabeza sin hacerla progresar, que hace que la mente se vuelva cautiva. Locke le dedica mucho tiempo a esta traba y es drástico con ella: “nunca debemos consentir esas ocupaciones triviales del pensamiento; tan pronto como veamos que la mente se emplea en vano, deberíamos interrumpirla y reprimirla inmediatamente, presentarle consideraciones nuevas y más serías” (1992, pág. 201, § 45).  No da lugar a contemplaciones: interrumpir y reprimir.  No hay de otra.

La vida distraída hace, dice Locke, que “avance más un caballo en una noria que nuestro pensamiento (1992, pág. 193, § 45). Existen tres actitudes que impiden la disciplina de la mente: pensar según otros, poner la pasión en lugar de la razón y ser corto de vista.

  • Pensar según otros: Son un grupo de personas que no razonan, sino que se guían por ejemplos de otros: padres, vecinos, guías espirituales y así “evitarse la incomodidad y la molestia de pensar e indagar por sí mismos” (1992, pág. 9, § 2).
  • Poner la pasión en lugar de la razón. Son los que se guían por sus propias razones, interés o partido. Al seguir sus argumentos no escuchan a nadie.
  • Ser corto de vista. Carecer de una visión amplia, global, profunda de las cosas de que trata. El asunto es que todos somos cortos de vista; no tenemos una visión total de lo que tratamos; pero esto se puede solucionar si renunciamos a nuestra arrogancia y “consultamos a otros, aun cuando sean más pobres que él en capacidad, rapidez y penetración” (1992, pág. 11, § 3).   No es rebajarse caer en cuenta que otros tienen nociones de cosas que se nos escapan.

Locke un gran optimismo por las capacidades humanas, todos tienen “las mismas capacidades naturales” sólo distintas por los distintos tipos de motivación que han recibido. ¿Quién es capaz? “Yo respondo que más gente de la que imaginan” (1992, pág. 21, § 3). Se necesita un trabajo paciente de habito, que permita ejercitar “la libertad de su razón y de su entendimiento tan ampliamente como éste y su mente deseen ser fortalecidos” (1992, pág. 21-22, § 3). Se trata de prácticas y hábitos que nos conducirán más lejos de lo que podemos imaginar (1992, pág. 23, § 4).

Con Locke hemos aprendido que se llega a la libertad a través de un ejercicio de disciplina. Que las pasiones son libres si están disciplinadas. Que es el entendimiento el que pone a las pasiones, a los intereses al servicio de la educación.  Con la disciplina del entendimiento, Locke nos entrega nuevos horizontes y nuevos conceptos para la construcción del saber pedagógico.

Michel Montaigne (1533-1592)

No solo instruir, también educar. No se puede hacer una educación que esté colmada de conocimientos, pero totalmente huecas de buen juicio. 

Michel Eiquem, Señor de Montaigne, es un humanista francés que, puede considerarse, la síntesis formativa, el espíritu educador de un Renacimiento que está llegando a su ocaso. Es, también, el anuncio del nuevo sol que se levanta con el nombre de Ilustración.  El espíritu educador moderno se anuncia en sus reflexiones los cuales interrogan los propósitos del conocimiento, la relación entre ciencia y naturaleza, y la importancia de la espontaneidad del espíritu humano.

Y es que la inquietud educativa se encuentra en todos sus Ensayos (1580). Durante veinte años habita sus libros y piensa en la educación de la humanidad; en especial podemos rastrear su aporte educativo en Sobre el Maestro (traducido por otros como Sobre el Pedantismo); sobre la educación de los niños (La institución de la infancia), sobre la influencia de los padres sobre los hijos (sobre los afectos de los padres sobre los hijos; Sobre la experiencia.

Montaigne inaugura una forma extraña de escribir. No hace tratados, ni exposiciones: ensaya una idea, se nutre de lecturas, compara puntos de vista, sopesa argumentos, articula proposiciones contrarias, hay buen humor y muchas paradojas. Escribe en primera persona, vive en soledad, habla consigo mismo, se contradice y, al final, no concluye nada; eso le toca al lector. El pensamiento es viaje donde no está determinado nada. Algunos lo consideran un escéptico; otros ven en él un inaugurador de otra escritura, como quien va de camino, preguntando, midiendo, sopesando, haciendo experiencia.  La subjetividad moderna se anuncia aquí.  No es el primero, ya San Agustín, en el siglo IV, había iniciado una forma de conocer que pasaba por el conocimiento de sí mismo. La advertencia de Sócrates, el primer pedagogo de Occidente, resuena aquí: una vida sin examen, no vale la pena ser vivida.

¿Instruir o educar? Es la preocupación que se encuentra en el espacio pedagógico del Renacimiento. Se trata de una época donde el conocimiento, la erudición y los saberes en todos los órdenes, políticos, artísticos, científicos, literarios, sociales, aparecen en una abundancia hasta ahora no conocidos. Una abundancia del conocimiento que produce en los que lo detentan una gran arrogancia. El Renacimiento es el momento en el que abunda el saber y escasea la modestia. La actitud autosuficiente del hombre del siglo produce en nuestro autor una crítica profunda de aquellos que se presentan como maestros del saber sin la suficiente humildad: “odio por encima de todo, un saber pedantesco”.

El aporte para la educación radica en que inaugura la pregunta por la forma de entender la erudición. Se educa para la ciencia y no para la virtud, se lamenta con frecuencia.  “Nuestros padres se preocupan de atiborrarnos la cabeza de ciencia; del juicio y de la virtud apenas se habla”.  Nos ahogamos de conocimiento, nos llenamos de saberes, pero perdemos la prudencia, no sabemos tomar decisiones, no aprendemos a vivir con otros; nos empalagamos de títulos, reconocimientos y honores; pero se pierde el sentido común y no sabemos vivir, “cabezas bastante llena de memoria más totalmente hueco el juicio”.

En el capítulo de los Maestros afirma que “nos esforzamos en llenar la memoria y dejamos vacío el entendimiento y la conciencia. Así como los pájaros van a veces en busca de grano y lo lleva en el pico sin probarlo, para alimentar a sus polluelos, así nuestros maestros picotean la ciencia en los libros poniéndosela en los bordes de los labios únicamente para desembucharla nada más, lanzándola al viento” (Capitulo 25).

No es que se trata de escoger entre instruir o educar, entre conocimiento y formación (la noción de formación aparecerá mucho después en el contexto del resurgir dela cultura alemana). Se refiere, en cambio, a lo complejo que es el proceso de la educación. En los ensayos todavía no aparecen los problemas que instauraran la educación moderna: todavía no hay maestro moderno, (el maestro al que se refiere no es al maestro de la escuela actual); ni tampoco habla de la escuela como la conocemos hoy.

Sin embargo, Montaigne nos importa porque para nuestras instituciones una pregunta que ha sido postergada por el afán de una educación de calidad que descuida la calidez de la misma. Nos preocupa más que nuestros niños, niñas y jóvenes alcancen los perfiles técnicos de los proyectos educativos y menos por la capacidad que ellos deben adquirir en términos de aprender a vivir juntos, el sentido de la colaboración y el cuidado de sí mismo.

Montaigne advierte que, además de conocimiento, la educación es la capacidad de tomar decisiones prudentes. El conocimiento se puede adquirir en un trabajo con otros, la prudencia tiene que ver en un trabajo consigo mismo. A prender a trabajar consigo mismo parece ser el proyecto que heredamos de Autor de los Ensayos.  Un trabajo necesario para que la ciencia no se vuelva contra nosotros mismos.  Con Montaigne se gana una inquietud, inaugurada por Sócrates, de una vida examinada y que nutrirá el horizonte formativo del saber pedagógico.

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https://compartirpalabramaestra.org/documentos/aliados/maestros-de-maestros/maestros-de-maestros-michel-montaigne.pdf

Fuente de las Reseñas:

https://compartirpalabramaestra.org/especiales-tematicos/maestros-de-maestros

https://compartirpalabramaestra.org/especiales-tematicos/maestros-de-maestros/immanuel-kant-1724-1804

https://compartirpalabramaestra.org/especiales-tematicos/maestros-de-maestros/comenio-1592-1670

https://compartirpalabramaestra.org/especiales-tematicos/maestros-de-maestros/jean-jacques-rousseau-1712-1778

https://compartirpalabramaestra.org/especiales-tematicos/maestros-de-maestros/john-locke-1632-1704

https://compartirpalabramaestra.org/especiales-tematicos/maestros-de-maestros/michel-montaigne-1533-1592

ove/mahv

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