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Neurociencia y educación por Manuel Carreiras

Por: TEDxRiodelaPlataED.

 

¿Qué pasa cuando ponemos a competir a las dos metodologías de aprendizaje de lecto-escritura mas comunes? ¿La neurociencia puede ayudarnos a decidir política pública? Manuel Carreiras nos cuenta a qué conclusiones han llegado haciéndose estas preguntas. Manuel Carreiras es neurocientífico especializado en la lectura, el bilingüismo y el aprendizaje de segundas lenguas. Es director científico del BCBL (Basque Center on Cognition, Brain and Language, Donostia, San Sebastián), catedrático de investigación IKERBASQUE, y profesor visitante de la UPV/EHU. Es editor de Frontiers in Language Sciences y editor asociado de Language, Cognition and Neuroscience. This talk was given at a TEDx event using the TED conference format but independently organized by a local community. Learn more at http://ted.com/tedx

Fuente del documento: https://www.youtube.com/watch?v=Er7VmkrPPjY

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Neurociencia: por qué los estudiantes olvidan contenidos y qué hacer al respecto

Colombia / 1 de julio de 2018 / Autor: Camila Londoño / Fuente: Eimlearning

En un artículo publicado en el diario Neuron, los neurobiólogos Blake Richards y Paul Frankland explican que el olvido no es un proceso de pérdida gradual de la información que sucede a pesar del esfuerzo por retenerla. Según los científicos, el objetivo de la memoria no es solo almacenar información con precisión, sino también optimizar la toma de decisiones en entornos caóticos que cambian de una forma rápida. En este modelo o entendimiento de la cognición, el olvido se entiende como una estrategia evolutiva y un proceso útil –que sucede en el fondo de la memoria– que evalúa y descarta información que no aporta a la supervivencia de la especie. ¿Qué quiere decir esto? Que bajo esta mirada, olvidar no es necesariamente una falla de la memoria, sino que, según lo explican Richards y Frankland, el olvidar puede ser una estrategia.

Según otros expertos, la memoria no es como una librería a la que accedemos cuando necesitamos información, sino que es más como una telaraña que recolecta información y la distribuye en millones de neuronas que están conectadas.

Entonces, cuando un estudiante aprende algo nuevo en clase, el material se codifica a través de estas redes neuronales y así, la experiencia de aprendizaje se convierte en una memoria. Olvidar es la némesis de este proceso; Según se explica en Edutopia, el psicólogo Hermann Ebbinghaus descubrió esto en la década de 1880. Ebbinghaus fue pionero en la investigación de la retención y el aprendizaje, y descubrió algo a lo que llamó “curva del olvido”, una medida de cuánto olvidamos en el tiempo. Lo que descubrió en sus experimentos es que sin ningún refuerzo o conexión con el conocimiento previo, la información se olvida rápidamente: aproximadamente el 56 % en una hora, el 66% después de un día y el 75% después de seis días.

Toda esta información evidencia que efectivamente los estudiantes pueden olvidar lo que aprenden.

Pero también, como explica el investigador Youki Terada en Edutopia, hay estrategias que se pueden aplicar para que todo el esfuerzo detrás de cada clase no se pierda y esto sucede porque un mismo circuito neuronal está involucrado con el olvido y la memoria. Terada comenta que un grupo de neurocientíficos del MIT explicó los mecanismos para el fortalecimiento sináptico en un artículo de 2015 también publicado en Neuron. Lo que ellos dicen es que, cuando las neuronas se disparan con frecuencia, las conexiones sinápticas se fortalecen. A esto se le llama plasticidad sináptica y esto es lo que explica por qué algunos recuerdos persisten y otros se desvanecen. En otras palabras, un acceso constante y repetido a la memoria almacenada que se está desvaneciendo, puede revivir la red neuronal que contiene la memoria para codificar un aprendizaje profundamente.

Otro dato interesante que vale la pena rescatar es que no todos los recuerdos se crean de la misma manera. Terada ofrece el siguiente ejemplo para explicar lo que dicen los científicos: sin un lector que habla español se enfrenta a las palabras NPFXOSK Y NARANJAS, recordará mucho más fácil la segunda palabra. Esto sucede porque ésta tiene un conjunto de letras más memorables. Es decir, las letras NPFXOSK parecen aleatorias, mientras que la palabra NARANJAS está relacionada con un contexto lingüístico ya codificado o aprendido. Además, la palabra NARANJAS invoca una memoria sensorial ligada a el olor, el sabor e incluso el color.

Entonces, ¿cómo lograr que los estudiantes recuerden lo que aprenden?

En un proceso de aprendizaje, los alumnos hacen nuevas conexiones sinápticas. Sabiendo esto, las formas de ayudarles a retener información es generando la mayor cantidad de conexiones posibles para ampliar esa telaraña de conexiones neuronales o accediendo a la memoria de forma constante y a lo largo del tiempo.

Hay cinco estrategias efectivas que según explica Terada, están validadas por la ciencia y son útiles para lograr este objetivo:

1) Las explicaciones entre pares: los estudiantes explican lo que han aprendido a sus compañeros.

2) El efecto de espaciar: en lugar de cubrir un tema y luego continuar, es clave revisar las ideas claves que se han trabajado a lo largo del año escolar.

3) Pruebas de práctica frecuentes: esta es una forma de impulsar la retención a largo plazo y, como beneficio adicional, ayudar a reducir el estrés, que a menudo afecta el rendimiento de la memoria. Esto puede hacerse a través de juegos como Kahoot.

4) Intercalar conceptos: cuando se agrupan problemas similares, los estudiantes no tienen que pensar en qué estrategias usar pues automáticamente aplican la misma solución una y otra vez. Por eso, intercalar obliga a los estudiantes a pensar y codificar el aprendizaje de una forma más profunda.

5) Combinar texto con imagen: las ayudas visuales son una buena forma de recordar la información más fácil. Los expertos dicen que es más fácil recordar lo que se ha leído y visto.

Estas estrategias, además de estar validadas por la ciencia, son simples y muy prácticas. Aunque el cerebro está conectado para olvidar, cualquier profesor puede implementarlas en el aula y esto, sin duda, puede marcar una diferencia en la forma como aprenden los estudiantes.

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David Bueno: “Lo que no se aprende en primero, se aprenderá en segundo. El aprendizaje en la infancia se debe tomar con calma, para no entorpecer al cerebro”

España / 3 de junio de 2018 / Autor: Sandra Vicente / Fuente: El Diario de la Educación

David Bueno, genetista y divulgador sobre neurociencia y educación, habla sobre el aprendizaje en la primera infancia y la importancia de estimular a los niños y niñas pero siempre respetando los ritmos para no convertir la educación en una imposición desagradable.

Todo el mundo ha sentido o pronunciado alguna vez la frase “los niños son esponjas), pero ¿hasta qué punto es correcta esta afirmación? Que las criaturas en la primera infancia asimilan mejor ciertos estímulos es cierto, pero ¿podermos concurrir en el riesgo de sobreestimularlos? Los niños más pequeños también se estresan y los adultos han de saber adaptarse a su ritmo; porque cada cerebro es único y único será también el paso de cada uno por el aprendizaje. Y del papel protagónico del cerebro en este periplo por la educación hablamos con el genetista David Bueno, antes de su charla en el 28ª Forum Local de Educación en Barcelona: El valor de la educación 0-3.

¿Qué hace que los niños sean tan absorbentes a los conocimientos y costumbres?

En estas edades, lo que hace el cerebro es adaptarse al ambiente externo, sobre todo en el ambiente social. Es una etapa en la que se hacen conexiones que cambian físicamente la estructura del cerebro con el fin de adaptar el comportamiento al ambiente en el que se vive. Esta es una de las metas más importantes del cerebro porque allí donde se vive de pequeño, tradicionalmente, era donde se vivía toda la vida. Ahora viajamos y nos trasladamos, pero como especie, durante cientos de miles de años, moríamos donde nacíamos y, por tanto, el que más rápido se adaptaba a su ambiente, era el que más posibilidades de sobrevivir, biológicamente, tenía.

Esta etapa condiciona la estructura del cerebro y, por lo tanto, el comportamiento que tendrá la persona durante toda su vida. Un niño que nace en un ambiente de alta conflictividad será más impulsivo, ya que en un ambiente en el que hay amenazas, se debe responder sin pensar, porque si no, no sobrevives. Aunque todo es reconducible, porque el cerebro siempre es plástico, lo que se aprende instintivamente en las primeras etapas de la vida en una tarde, puede requerir de años con el apoyo de psicólogos para ser cambiado.

¿Y qué papel juega la cuna en esta etapa?

La pequeña infancia es el momento en que se construyen las bases de los aprendizajes posteriores y, por tanto, necesitamos generar un ambiente enriquecedor. Y digo esto porque, aunque es una etapa en la que se aprenden muchas cosas importantes, nunca serán conocimientos que se podrán enumerar en un futuro. Y es que nadie recuerda nada antes de los tres años, por lo tanto, no es necesario abarrotarlos de enseñanzas sino proporcionarles un espacio en el que puedan explorar libremente, donde tengan juegos, acceso a la naturaleza, cuentos… y relaciones sociales con los compañeros. Y aquí viene la gracia de la guardería.

La escolarización es clave en esta etapa para ponerlos en contacto con niños y niñas de su edad, en un ambiente en el que tengan libros, canciones y arte al alcance. Que puedan explorar qué es la pintura, el barro o la música. Que toquen un instrumento o repican contra el suelo aunque no sigan ningún ritmo porque, aunque nos pueda parecer un entretenimiento, estos descubrimientos están aumentando las conexiones del cerebro. Y cuanto más conexiones tenga, más adaptables serán en un futuro y más conocimientos podrán atesorar cuando llegue el momento.

¿Se puede llegar a una sobreestimulación?

Claro, y se debe evitar porque lleva al estrés, que es la respuesta que da el cerebro cuando le pedimos más de lo que puede hacer, ya que lo percibe como una amenaza. Si una criatura estresa lo manifestará, seguramente, de manera diferente a la de un adulto: estará más irascible y más apático, tanto que se cerrará en sí mismo.

Por lo tanto, en vez de querer enseñarles, acabamos generando un rechazo: no es el momento de rellenarlos, sino de darles elementos para que sean ellos mismos quienes lo exploren. Piensa que cuando descubres por ti mismo nunca te sobreestimulas, porque cuando llegas a tu límite lo dejas estar.

¿Cómo afecta el desarrollo neuronal la socialización en esta primera infancia?

Si te quedas encerrado toda la infancia en una familia con una cultura concreta luego te costará mucho más asimilar la diversidad con la que, seguro, deberás convivir. Si te educas con ella, por el contrario, la mezcla es completamente asumible. Pero esto no quiere decir que haya que estar ocho horas en la escuela, no debería ser un aparcamiento para los niños. Sé que a veces no hay demasiado remedio, debido al trabajo de los padres y madres… y es precisamente por la falta de estímulos que a menudo hay en el hogar (no por falta de voluntad, sino por cuestiones de conciliación), que la escuela es insustituible.

¿Y los que deciden escolarizar a sus hijos en casa en esta etapa, que deberían tener en cuenta?

Que no dejen de lado la exploración: no hay que explicarles grandes cosas ni estar encima todo el rato. A menudo los elementos más cotidianos pueden ser una gran fuente de estímulo, ya que para ellos los objetos mundanos ya son nuevos y especiales. También hay que dar mucha importancia a salir, porque estar en casa no significa quedarse en casa. Hay que ir un par de horas cada día a pasar un rato con niños de su edad; aunque no interactúen demasiado en estas edades están juntos y aprenden unos de otros para que se observan.

David Bueno | SANDRA VICENTE

La educación infantil es una etapa muy manipulativa y libre. ¿Cómo es el salto a la primaria en la que, de golpe, ya hay unos conocimientos estipulados para aprender?

Lo que hay que solucionar, claramente, son los cambios de etapa. Son demasiado bruscos y el cerebro no hace un cambio tan grande en un verano como el que supone pasar de P5 en primaria, sino que lo hace de manera progresiva. Estaría bien que los últimos meses de infantil y los primeros de primaria se empezara a cambiar la dinámica paulatinamente. Con calma, que la vida es muy larga y hay mucho tiempo para aprender: lo que no se aprende en primero, se aprenderá a segundo. Y si no, a tercero.

El aprendizaje en la infancia se debe tomar con calma, porque de otra manera sólo entorpece al cerebro. Adaptarnos al ritmo de cada niño no supone perder tiempo, al contrario, es ganarlo.

Cuesta respetar estos ritmos con currículos que cumplir…

Somos cartesianos por naturaleza: nos gusta clasificar las cosas, pero la educación debería ser más flexible. Toda la libertad que se tiene hasta P5, cuando cada alumno avanza a su ritmo, debería mantenerse hasta el bachillerato. Si no se aprende a leer con cinco años, lo harán con seis y no pasa nada. Precisamente, haciendo las transiciones más armónicas damos tiempo a los alumnos que aún no hayan madurado para que lo hagan. Y a los que ya han alcanzado estos conocimientos, les damos espacio para que los asienten.

Se considera que la etapa clave para los aprendizajes como leer o empezar a entender conceptos más abstractos es la de los 4 a los 7 años. ¿Es así?

Sí, es una etapa clave, pero también es amplia. El currículo prevé empezar a leer a los cinco años para que cuando se llegue a Primaria ya se pueda seguir un poco el ritmo. Pero leer es muy exigente por el cerebro, porque necesitas tener las zonas lingüísticas suficientemente maduras. La mayor parte de niños a estas edades ya las tienen, pero no todos. Debemos tener en cuenta que el cerebro madura por imitación y ensayo y error. Quienes vienen de familias donde se habla entre los miembros y se escucha a la criatura, ya han madurado. Pero hay hogares en los que la comunicación se hace a partir de palabras aisladas: “su”, “come”, “calla”, “duerme”… En estos casos, más que forzar a aprender a leer, es mucho más útil dedicar un año a hablar: que los pequeños se expresen, que escuchen los adultos hablar.

Además, para leer también es necesario haber madurado las zonas de abstracción, porque el lenguaje es abstracto: a un palo vertical con tres horizontales lo llamamos E, pero esta grafía por sí misma no significa nada. Y el 40% de los niños de cinco años no ha comenzado a madurar esto todavía y, hasta que esto no ocurra, no vale la pena enseñar a leer.

No importa la edad a la que se empiece a leer -bien, quizás si a los siete años aún no ha aprendido deberíamos controlarlo-. Lo importante es que cuando comiencen lo hagan porque su cerebro se lo pide, porque lo hacen por gusto. Si no, sentirán que leer es una obligación y cuando sean adolescentes querremos que se lean los grandes clásicos de la literatura y que, además, pongan cara de pasarlo bien.

A nivel neurológico, ¿qué pasa cuando imponemos un conocimiento?

Si imponemos algo, la persona no lo verá como un conocimiento útil y lo más normal es que no lo aprenda. Podrá reproducirlo durante unos días, hasta que supere una prueba, pero luego lo olvidará absolutamente. Y eso es una lástima porque se pueden dejar atrás cosas que pueden ser útiles. Pero lo peor es que se acaba relacionando el aprender a momentos de incomodidad, de temor. De miedo a que si no lo aprendo me regañan, a suspender o a, si se es más pequeño, que los reyes te traigan carbón.

Esto es muy peligroso porque estamos formando personas que asociarán el cambio, la transformación y el aprendizaje a sensaciones incómodas. Y con ello los estamos restando calidad de vida porque siempre tendrán que aprender cosas nuevas para poder adaptarse a la vida y al cambio social.

Y entonces, ¿cómo se incentiva el aprendizaje?

A través del placer. El incentivo más grande que tenemos es sentir placer: cualquier actitud biológicamente asociada a la supervivencia se nos recompensada por el cerebro en forma de placer, como cuando comemos o nos reproducimos. Y cuando aprendemos cosas también podemos notar placer, ya que es un incentivo para el progreso, que también es necesario para la especie humana. Esto no sólo se consigue respetando los ritmos de su aprendizaje, sino proponiéndoles retos.

Aprender no debe ser una imposición, sino fruto de una circunstancia interesante en la que se tengan que buscar elementos nuevos para resolver una situación. Así, dejar de jugar para ponerse a trabajar no será tan difícil, no digo que sea divertido, pero…

¿Qué opinas de los deberes?

Suponiendo que se hayan de poner (no voy a entrar en la disquisición de si se necesitan o no), deben ser actividades absolutamente distintas de las que se hacen en la escuela, porque de otra manera sería llevar la escuela a casa. Hogar y aula deben ser espacios diferentes, por lo tanto, las tareas que se mandan hacer en casa deben ser absolutamente diferentes de las de la escuela. Y deben ser lúdicas: si no son juegos, mejor no hacerlo. Volvemos al aprendizaje por imposición: cuando salen del centro quieren divertirse y es normal. Así que debemos proponer un esparcimiento que, además, los enriquezca.

Fuente de la Entrevista:

“Lo que no se aprende en primero, se aprenderá en segundo. El aprendizaje en la infancia se debe tomar con calma, para no entorpecer al cerebro”

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Libro: Neurociencia cognitiva y Educación (PDF)

Perú / 27 de mayo de 2018 / Autor: José Gómez Cumpa (editor) / Fuente: Rincón Médico

En este libro el propósito es de presentar los hallazgos más importantes sobre la Neurociencia, y sus implicaciones en el surgimiento e impacto en la Ciencia Cognitiva, en relación con los procesos de la inteligencia y de la educación.

En la primera parte, Neurociencia: procesos neurofisiológicos y pensamiento, incluimos tres capítulos. El primero presenta los antecedentes sobre la relación cuerpo-mente, estableciendo las bases sobre las cuales a fines del siglo XX surgirá la Neurociencia y la Ciencia cognitiva.

El segundo capítulo hace una presentación general y detallada, sobre el cerebro, enfatizando las funciones cognitivas y emocionales, a partir de los más recientes avances de la Neurociencia Cognitiva.

En la segunda parte del libro, La ciencia cognitiva: enfoques y aplicaciones, incluimos tres capítulos: el tercero, sobre las etapas de la construcción de las ciencias cognitivas, destacando su naturaleza multidisciplinaria, compleja e inacabada. En el cuarto capítulo nos plantea el enfoque de las ciencias cognitivas como contexto para interpretar las nuevas concepciones acerca del aprendizaje, y en el quinto se establecen las perspectivas y tendencias de la investigación en el área cognoscitiva, de un modo introductorio, ya que esta perspectiva será desarrollada más concretamente en la cuarta parte del libro.

La tercera parte del libro trata de la Neurociencia cognitiva y educación, con tres capítulos, en el sexto se plantea una sistematización de los enfoques más importantes sobre el cerebro y la inteligencia, remarcando algunas sugerencias aplicativas, el sétimo capítulo presenta uno de los modelos más importantes sobre la concepción y modificación de los estilos de aprendizaje, y el octavo analiza y hace propuestas sobre el proceso creador desde la perspectiva y los aportes de la Neurociencia.

En la cuarta parte, titulada Desarrollo del pensamiento, con tres capítulos, se trata del análisis de las aplicaciones concretas de los descubri- mientos en el desarrollo del pensamiento, así, el capítulo nueve trata de las teorías, programas y estrategias de desarrollo del pensamiento, el déecimo trata de la cognición y la metacognición y su aprovechamiento desde el punto de vista pedagógico, lo mismo que el onceavo capítulo que trata específicamente del desarrollo de las habilidades cognitivas. El doceavocapítulo trata de sistematizar las estrategias cognoscitivas, desde el punto de vista de la teoría del procesamiento de la información.

Contenido:

Parte I Neurociencia: procesos neusofisiológicos y pensamiento
Capítulo 1 Distintos planteamientos sobre el problema cuerpo­mente
Capítulo 2 El cerebro: Introducción a la Neurociencia Cognitiva
Parte II La ciencia cognitiva: enfoques y aplicaciones
Capítulo 3 La ciencia cognitiva, una investigación interdisciplinar. Etapas de su construcción
Capítulo 4 Las ciencias cognitivas como contexto para interpretar las nuevas concepciones acerca del aprendizaje
Capítulo 5 Perspectivas actuales de la investigación en el área cognoscitiva
Parte III Neurociencia cognitiva y educación
Capítulo 6 Neurociencia y Educación
Capítulo 7 Estilos de aprendizaje: el modelo de los cuadrantes cerebrales
Capítulo 8 El proceso creador a la luz de la Neurociencia
Parte IV Desarrollo del pensamiento
Capítulo 9 Teorías, programas y estrategias de desarrollo del pensamiento
Capítulo 10 Cognición­Metacognición
Capítulo 11 Habilidades cognitivas
Capítulo 12 Estrategias cognoscitivas: una perspectiva teórica
Autor: José Gómez Cumpa
Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo
Edición: 1ª
Año: 2004
Páginas: 324
Idioma: Español

Link para la descarga:

https://drive.google.com/file/d/0B1JxsNRn6dXYZEdmRThTUm1Fdmc/view

Fuente de la Reseña:

Neurociencia Cognitiva y Educación – José Gómez Cumpa

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La neurociencia como llave del aprendizaje

España / 8 de abril de 2018 / Autor: Milagros Rubio Pulido / Fuente: emtic

El prefijo «neuro» ha contaminado amplias y diferentes disciplinas, tanto relacionadas con el mundo científico como con el de las humanidades: neurogenética, neuroanatomía, neurotecnología, neuroeconomía, neurolingüística, neuropsicología, neuropolítica y un largo etcétera. La neurociencia, en general, facilita que entendamos mejor lo que hacemos y por qué; te muestra prácticas más o menos eficaces para tu bienestar, te habla de ti y de los demás.

A nosotros nos interesa especialmente la disciplina de la neuroeducación, una rama del conocimiento que trata de comprender cómo funciona nuestro cerebro a la hora de aprender. Debemos entender la neuroeducación aplicada a cualquier relación entre enseñanza y aprendizaje, ya sea en la educación formal o informal, en casa o en la escuela, en la enseñanza intencional o accidental, en el currículo explícito u oculto, en menores o adultos, en personas con o sin dificultades de aprendizaje… ¿Podemos mejorar los procesos educativos gracias a lo que nos aporta la neurociencia? Descúbrelo en este artículo.

Un cerebro cambiante

Nuestro cerebro es el principal responsable de nuestro aprendizaje. Gracias a las técnicas no invasivas de neuroimagen se puede mostrar qué actividad cerebral existe cuando estamos aprendiendo; esto es, qué áreas y estructuras del cerebro están más activas, con qué intensidad y la interrelación entre ellas.

Sabemos que las células nerviosas, también llamadas neuronas, se comunican entre sí mediante la sinapsis y que nuestro cerebro puede crear nuevas neuronas durante su existencia (neurogénesis). Esta es la base de la afirmación siguiente: tenemos un cerebro tremendamente plástico, siempre en continua evolución, capaz de aprender a lo largo de TODA LA VIDA, gracias a nuevas células nerviosas y conexiones sinápticas que modifican su estructura y funcionamiento. Esa modificación es la forma en que reacciona nuestro cerebro ante los estímulos del entorno, y en el ámbito escolar, ante las experiencias de aprendizaje que proporcionamos a nuestros alumnos y alumnas.

cerebro conectado

¿Genética o ambiente? Esta dualidad, omnipresente en las ciencias, supone admitir que nuestra forma de ser y de actuar está condicionada por la herencia genética y por el ambiente que nos rodea, y con el que interaccionamos. También nuestro cerebro tiene esta influencia genético-ambiental, por supuesto. La pregunta que debemos plantearnos los docentes es: ¿qué podemos hacer para ofrecer experiencias de aprendizaje que permitan que todos los alumnos aprendan en la escuela, independientemente de su herencia genética? Es evidente que la genética no la podemos manipular, pero sí el ambiente escolar que ofrezcamos.

Una inteligencia holística

¿Cuán inteligente eres? Qué gran error cometemos si asociamos la inteligencia al cociente intelectual que miden pruebas estandarizadas basadas principalmente en los aprendizajes instrumentales relacionados con lo verbal (lengua) y lo numérico (matemáticas). Pruebas que se aplican muchas veces en situaciones descontextualizadas, pruebas sesgadas, reduccionistas y administradas a niños que emocionalmente no están en su mejor momento. Esa práctica es un atentado contra el potencial humano.

La inteligencia es mucho más que eso. Implica el funcionamiento integrado de todo nuestro cerebro, participando de forma interrelacionada los hemisferios derecho e izquierdo. Tiene que ver con nuestra capacidad de adaptación y acomodación al medio:adaptación para saber procesar los cambios (de todo tipo) que nos llegan y acomodación para integrar esos cambios en los patrones mentales ya existentes.

¡Ponte a prueba! ¿Cuán inteligente serías tú, lector o lectora, si mañana viajaras solo a un país extranjero, desconocido por ti en cuanto a idioma, cultura, costumbres, horarios… y tuvieras que dar una conferencia, ante una gran audiencia, sobre las ventajas que tiene la variedad Caprinus Comatus para la dieta de los asistentes? 

Está claro que este es un ejemplo extremo. Mi intención ha sido provocarte una disonancia entre lo que serías capaz de hacer aquí y lo que serías capaz de hacer allí. Es para que entendamos que nuestra inteligencia depende, también, del contexto, de los recursos a nuestro alcance, de los apoyos necesarios, de las experiencias previas, de los intereses y preferencias que tenemos, y de la EDUCACIÓNque recibimos, en mayúsculas.

desorientada

Gardner propuso la teoría de las Inteligencias Múltiples, muy socorrida para contextos educativos que quieren innovar. Esta teoría choca, en cierto modo, con la inteligencia holística de la que hablamos, pero también la respalda. Lo que Gardner quiere poner de manifiesto es que existen diferentes formas de mostrar que somos virtuosos, ya sea a través del lenguaje, de las matemáticas, de la música, del dibujo, de la expresión corporal, de la orientación espacial, de las habilidades sociales… o combinando varias virtudes; y que cada persona muestra de forma preferente unas habilidades con respecto a otras. Si Gardner hubiera hablado de “habilidades preferentes” y no de “inteligencias múltiples”, su teoría no hubiera tenido el mismo impacto.

Con un enfoque similar, son numerosos los artículos que hablan del predominio del hemisferio derecho o del izquierdo en nuestro cerebro: en las personas en que predomina el hemisferio derecho se antepone la fantasía, la creatividad, la emoción; y en las que predomina el hemisferio izquierdo prevalece la lógica, el orden, la razón. Si consideramos el constructo del cociente intelectual tradicional, esto puede llevarnos a deducir que el hemisferio izquierdo es el listo y el derecho el tontoNo lectores, no puede ni debe ser así.

Cierto es que se activan, en menor o mayor medida, regiones cerebrales concretas cuando realizamos unas tareas u otras, pero necesitamos el funcionamiento del cerebro al completo, la integración de diferentes redes neuronales, es decir los dos hemisferios trabajando conjuntamente. Por ejemplo: en una tarea lingüística, no solo se activa el hemisferio izquierdo, también determinadas zonas del derecho. Incluso cuando una región cerebral está dañada, otras pueden asumir su función.

Jesús C. Guillén nos aclara en su blog «Escuela con cerebro» por qué NO debemos considerar a la teoría de las Inteligencias Múltiples como una teoría científica, sino más bien como una forma de aceptar la diversidad del aula, de entender la gran potencialidad que tiene el cerebro para manifestarse con múltiples y variadas formas de expresión. Dicha potencialidad debemos aprovecharla para brindar ambientes ricos y multimodales de aprendizaje en la escuela y fuera de ella.

Esto sí, esto no: principios y neuromitos

La repercusión que desde hace unos años están teniendo las investigaciones en neurociencia ha facilitado que proliferen preceptos, pautas o principios que no siempre están sujetos a evidencias científicas ni contrastadas, sino que en ocasiones forman parte de la literatura popular y/o de metodologías de enseñanza no evaluadas desde un punto de vista neuroeducativo. Un neuromito es una falsa creencia o mala interpretación de la neurociencia.

A continuación, se muestran los principios y neuromitos que nos indican los profesionales dedicados a la neurociencia en general, y a la neuroeducación en particular, teniendo en cuenta aquellos donde mayor acuerdo existe.

Cada llave, un nuevo color

Siguiendo los principios del apartado anterior, podemos conocer las llaves que abren al cambio, al aprendizaje, a la transformación inteligente de nuestro cerebro. Entendemos que estas llaves, en educación, posibilitan nuevas y cuantiosas conexiones sinápticas, aumentan las áreas cerebrales interconectadas; en definitiva: dan más color a nuestra paleta plástica (el cerebro). ¿Cuáles son esas llaves?

1. Aceptar la neurodiversidad y darle respuesta: no existen cerebros normales y anormales. Cada cerebro es singular, es como nuestra huella digital. Todos y cada uno de los alumnos deben tener un sitio en el aula, no solo desde su presencia física, sino desde la participación y la acción. El Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) es la mejor respuesta a esa escuela inclusiva, un diseño que proporciona múltiples formas de representación, acción, expresión e implicación.

2. Cultivar las emocionesSin emoción no hay aprendizaje dice Francisco Mora (doctor en Medicina y Neurociencia). No debemos entender esta afirmación de un modo reduccionista, porque emocionados estamos siempre, ya sea de una forma positiva o negativa. Se trata de entender que debemos ofrecer un clima emocional positivo en el aula, para que haya predisposición del alumnado hacia el aprendizaje. Esto supone: creer en las personas, partir de sus fortalezas, favorecer su autoestima y autoconocimiento, entrenar la empatía, enseñar al alumnado a canalizar sus sentimientos, etc. ¡Practicar la educación emocional!

cerebrocorazon fundidos

3. Interacción social en el aula: ofrecer oportunidades paras aprender de y con otros, especialmente entre iguales. Gracias a las neuronas espejo, tenemos la capacidad de aprender por imitación, por observación de los demás. Estas neuronas permiten reflejar la acción que realiza otra persona en nuestro cerebro, contribuyendo también a la capacidad empática. El aprendizaje cooperativo genera sinergia (1+1=3). Cuando aprendemos en colaboración liberamos más dopamina, un neurotransmisor que reduce la ansiedad y favorece la memoria a largo plazo.

4. Entrenar la creatividad: solemos limitar esta habilidad en la enseñanza. Suele ser un elemento secundario, a pesar de que todos tenemos la capacidad de desarrollarla. La creatividad favorece la flexibilidad de pensamiento, la generación de nuevas ideas y podemos trabajarla con estrategias de pensamiento divergente en cualquier materia. No olvidemos que gracias a las mentes creativas tenemos los grandes inventos.

5. El poder de las artes: las actividades artísticas (música, poesía, teatro, artes visuales…) fomentan la creatividad y la imaginación, actúan como una recompensa natural para nuestro cerebro, contribuyendo a nuestro desarrollo personal y social.

6. Más ejercicio físico: la actividad física no solo redunda en el bienestar de nuestro cuerpo, sino también de nuestra mente: reduce la ansiedad, libera tensiones, aporta autoconfianza, favorece la autodisciplina, mejora la concentración, etc. En resumen, influye en nuestra capacidad para aprender más y mejor.

7. Metodologías proactivas: emplear estrategias didácticas que potencien el papel activo del alumnado, su implicación como aprendiz. Hay que posibilitar que los alumnos tengan iniciativa para anticiparse a los problemas en contextos significativos y reales de enseñanza-aprendizaje. Eso implica trabajar mediante la interdisciplinariedad, integrando las diferentes áreas del conocimiento. Algunas de esas metodologías son:

  • Aprendizaje basado en proyectos, en preguntas o en problemas.
  • Aprendizaje basado en el pensamiento.
  • Aprendizje cooperativo.
  • Aprendizaje Servicio.
  • Clase invertida (Flipped Classroom)
  • Cultura eduMaker.
  • Gamificación.
  • Design Thinking.

Por supuesto que estas metodologías pueden combinarse entre sí; y por supuesto que NO debemos concebirlas como la losa que entierra a la clase magistral del docente. La exposición clásica es útil para introducir un nuevo tema, centrar el objeto de aprendizaje que es relevante, aclarar conceptos, resolver dudas… pero de ninguna manera debería utilizarse de forma exclusiva ni predominante.

8. Práctica repetida: la repetición consolida los aprendizajes, los lleva a nuestra memoria a largo plazo; e incluso es la base de los aprendizajes que debemos automatizar (por ejemplo: la lecto-escritura). La práctica sistemática fortalece las conexiones sinápticas, consolida nuestros patrones mentales; de ahí la necesidad de que los aprendizajes nuevos tengan que tener una asociación con los conocimientos previos del aprendiz y un significado relevante para él, en relación a sus experiencias, intereses, etc.

9. Evaluación para la acción (EvaluAcción): en muchos casos entendemos la evaluación como una calificación, una nota obtenida al final de un proceso didáctico. Debemos reflexionar sobre la utilidad de esta práctica, dado que aporta poco o nada para saber si un aprendizaje ha sido generalizado, es decir si realmente se pone de manifiesto en el contexto real donde debe utilizarse. Por eso, la evaluación debe ser formativa, reguladora de nuestras acciones didácticas y ante todo contrastada en diferentes momentos, con diferentes instrumentos y llevada a cabo por diferentes evaluadores. Entre esos evaluadores, los estudiantes, como sujetos reflexivos de lo que aprenden y de cómo lo hacen. Esto favorecerá en ellos la metacognición, la autorregulación, es decir el desarrollo de funciones ejecutivas.

10. Rol docente. ¿Cuál es el papel del profesor?

  • Alguien que se convierte en un modelo de referencia para sus alumnos (recordemos el poder de las neuronas espejo).
  • Alguien que suscita la motivación hacia el aprendizaje. Por ejemplo, mediante el efecto sorpresa y la novedad.
  • Alguien que adapta la situación didáctica a cada alumno, a sus aptitudes y actitudes, expectativas e intereses, conocimientos previos y potenciales.
  • Alguien que ofrece un contexto donde los estudiantes pueden equivocarse y aprender de sus errores.
  • Alguien que da feedback al esfuerzo de cada alumno y alumna según sus posibilidades, utilizando el efecto Pigmalión a favor y no en contra.
  • Alguien que actúa como coach, ayudando a otros a descubrirse a sí mismos, para que pasen del pensamiento a la acción.
  • Alguien que investiga sobre su propia práctica docente y que se actualiza constantemente para dar lo mejor.
  • Y mucho, mucho, muchísimo más: un docente ayuda, asesora, orienta, reconduce, facilita, anima, organiza, coordina, etc.

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La maldición del currículum

Utilizo esta expresión del profesor Joselu, en su artículo con el mismo nombre “La maldición del currículum”, porque muchos lectores docentes se sentirán limitados por los preceptos legales que impone la Administración educativa, ya sea estatal o autonómica.

El currículo recoge lo que se debe enseñar y evaluar (competencias, objetivos, contenidos, criterios de evaluación y estándares) pero también cómo debemos hacerlo. La mayor parte de nosotros nos quedamos en el “QUÉ” y no en el “CÓMO” cuando interpretamos la normativa educativa.

Si hacemos una lectura optimista del currículo actual, también encontramos algunas coincidencias con lo que prescribe la neuroeducación. Por ejemplo: el currículo contempla objetivos relacionados con la creatividad, el emprendimiento, la convivencia, el ejercicio de la ciudadanía activa, el respeto por las diferencias, la expresión artística, etc.; entre los elementos transversales se incluyen la actividad física y la educación en valores; prescribe una evaluación continua y formativa; aconseja un tratamiento globalizado de las áreas curriculares en algunas etapas educativas, etc.

Incluso tenemos una norma, a nivel estatal, que apuesta por las metodologías activas y contextualizadas. Es la Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, por la que se describen las relaciones entre las competencias, los contenidos y los criterios de evaluación de la Educación Primaria, la Educación Secundaria Obligatoria y el Bachillerato. Entonces… ¿debemos o no utilizar las llaves del aprendizaje? ¿Podemos o no hacerlo? ¿Queremos o no? Supongo que se trata de confiar más en nuestra autonomía como docentes.

El Ministerio de Educación, Ciencia y Deporte ya ha propuesto un Plan de Neurociencia aplicada a la Educación, plan que actualmente se encuentra en su primera fase de desarrollo: formar a los docentes, equipos de orientación y equipos directivos. En abril de 2017 se celebró el I Congreso Nacional, cuyos materiales pueden consultarse en este enlace: documentación del I Congreso Nacional de Neurociencia aplicada a la Educación.

Quizás el candado más robusto para practicar la neuroeducación lo encontramos en la distribución de materias y horarios escolares, en el exceso de funciones burocráticas en los centros, en las exigencias de la Inspección, en la falta de coordinación y colaboración entre docentes en particular, y entre agentes de la comunidad educativa en general.

Retroceder para avanzar

Estamos asistiendo a una crisis del sistema educativo actual, crisis que podemos apreciar en señales como: estrés docente, aumento de fracaso y abandono escolar, movimientos de protesta de colectivos sociales, cambios continuos en leyes educativas por falta de consenso político, nuevas demandas del mundo sociolaboral que no se cubren desde la educación formal, etc.

Es el momento de la reflexión, de hacer una mirada retrospectiva para analizar qué ha cambiado entre la sociedad del siglo XX y la sociedad actual. Entre esos cambios que contrastemos, deberíamos reflexionar especialmente sobre los cambios referidos al sistema educativo: ¿Ha evolucionado la escuela? ¿De qué forma?¿Necesitamos una escuela diferente? ¿Reinventamos la escuela?

No podemos elegir nuestro pasado, pero sí nuestro futuro.
No podemos elegir de dónde venimos, pero sí hacia dónde queremos ir.

cerradura

Referencias

Fuente del Artículo:

https://emtic.educarex.es/230-emtic/orientacion/3048-la-neurociencia-como-llave-del-aprendizaje

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Un Crimen Llamado Educación – Documental dirigido por Jürgen Klaric

Estados Unidos / 5 de noviembre de 2017 / Autor: BiiALab / Fuente: Youtube

Publicado el 31 oct. 2017

La educación es el factor más importante en el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, en los últimos años el currículo y el ambiente de las escuelas han afectado negativamente el desarrollo del estudiante, la autoestima, el presente y el futuro de nuestros niños, estudiantes y profesionales. Aunque hay muchos desafíos negativos, hay personas sorprendentes descubriendo nuevas formas de educar correctamente. Al no cambiar no nos estamos comprometiendo…

 

NUESTRA MISIÓN

Generar conciencia y promover el cambio

 

PARTE 1

 

Visitamos 14 países, de los cuales cuatro tenían los mejores sistemas educativos del mundo, incluyendo a Finlandia, Singapur, Corea del Sur y Estados Unidos. Otros de los países que visitamos fueron Bolivia, Colombia y México. Descubrimos que aunque los países del primer mundo tienen una mejor educación, no se preocupan por el estado emocional de los estudiantes que se deteriora y conduce al alcoholismo y al suicidio. Independientemente del estado económico de un país, el bullying sigue siendo un problema y como resultado de que los educadores no pueden combatir esta cuestión, más de 350.000 estudiantes se suicidan anualmente.

 

PARTE 2

 

Entrevistamos a los mejores neurocientíficos y expertos en educación para recabar opiniones sobre la mejor manera de arreglar la estructura educativa de nuestro sistema escolar para las generaciones futuras.

 

PARTE 3

 

Mostramos a las mejores personas y escuelas que están haciendo cosas increíbles para inspirar a nuestros niños, jóvenes y futuros profesionales. Mostramos la forma correcta y posible de la educación.

 

PAÍSES ESTUDIADOS

 

Finlandia

Corea del Sur

Singapur

Indonesia

España

Estados Unidos

Bolivia

México

Colombia

Ecuador

Chile

Argentina

Uruguay

Perú

 

JÜRGEN KLARIC (ESCRITOR Y DIRECTOR)

Jurgen Klaric es considerado uno de los 10 motivadores más influyentes del mundo. Es el autor de dos de los libros más vendidos que han asesorado a una docena de compañías líderes en todo el mundo. Jurgen recientemente fue nombrado el Steve Jobs de la educación debido a su innovación social y educativa llamada BiiA Lab, que ha dado más educación gratuita a los latinos en la historia. http://www.uncrimenllamadoeducacion.com/

http://biialab.org/

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=4afDUFkAosY
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«Los adolescentes no deberían recibir clases en la mañana»

Uruguay / 15 de octubre de 2017 / Autor: Gabriel Pereyra / Fuente: El Observador

La psicóloga y neurocientífica cubana, Vivián Reigosa, señala también que en la educación, para «consolidar la huella de memoria», la siesta en las escuelas puede ser muy buena

Está bien que los niños cuenten utilizando los dedos. Está mal que los adolescentes vayan a clases a las 7 y media de la mañana. Estas son algunas de las conclusiones que las neurociencias pueden aportar a los métodos educativos. Así lo dijo a El Observador la psicóloga y neurocientífica cubana Vivián Reigosa, quien llegó a Uruguay invitada por la organización Eduy21 para dar una charla.

¿Qué son las neurociencias?

Las neurociencias son un montón de disciplinas que hacen sinergia para poder responder preguntas sobre el cerebro.

¿Cuál es el aporte que le puede hacer a la educación?

Las neurociencias tienen algo muy importante para la educación, y es que una de las preguntas que debe responder es cómo el cerebro aprende. Las neurociencias a nivel molecular hasta el nivel conductual, han hecho experimentos para saber cómo se aprende. Un artículo que leí hace una semana del Banco Mundial decía que escolarizar no es lo mismo que aprender. Hay que ir con cautela en la sinergia entre neurociencias y educación. Un psicólogo inglés dice que establecer una relación entre neurociencias y educación es establecer un puente entre aguas turbulentas.

¿Por qué?

Desde el punto de vista epistemológico son disciplinas totalmente diferentes y muchas veces los hallazgos de las neurociencias con aplicaciones en la educación están encriptados con el lenguaje que las neurociencias suelen usar y llevar eso a la educación tiene sus peligros. Tratando de simplificar esa jerga técnica y tratando de hacerlo más entendible se puede caer en los neuromitos. Son creencias o simplificaciones cuyo origen es una evidencia científica que se va desvirtuando.

¿Por ejemplo?

Entre los educadores el más prevalente es el mito de que aprendemos mejor cuando recibimos la información a través de la vía sensorial preferente, que puede ser la visual, la kinestésica, etcétera, y esto se demostró desde hace años que no es así. Los maestros siguen pensando que los niños tienen una forma preferida de recibir la información y que si uno se la da así, será más fácil aprender. Y eso tiene una parte de mito. Detrás de un mito generalmente hay quien piensa que tiene un gran hallazgo, pensamientos hiperoptimistas que provocan que el mito aparezca. Hay estudios en Europa en China, en Turquía, con maestros preescolares, y en todos los casos el maestro tenía que decir si determinada afirmación era verdadera o falsa y más del 90% dijo que era cierto el mito del estilo de aprendizaje. Las personas tenemos preferencias para recibir la información por vía visual, auditiva o kinestésica. Un estudio muestra que a través de 17 métodos de enseñar por vía preferida que no hay diferencias entre quienes lo están aprendiendo por la vía preferida que quienes no. Aunque es cierto que el cerebro tiene determinadas áreas en el procesamiento del gusto, el olfato, la audición, y hay un alta conexión entre esas áreas, por lo que cuando uno exhibe una información por un área, como están conectadas transmite esa información y todas actúan. Pero no es mejor aprendizaje el que se haga por el que el niño prefiere.

Si los estudios dicen que a los 20 minutos de una clase el cerebro ya empieza a desatender, ¿por qué no se aplica eso en la extensión de las clases?

Estamos viviendo el período del establecimiento del puente entre las dos disciplinas. Los neuromitos están mostrando que hay un interés de la dos disciplinas de hacer sinergias. Hay docentes y decisores políticos que están atendiendo y tratando de manera aislada de aplicar esto. El Banco Mundial dice que una de las maneras de que los niños aprendan es basar las prácticas educativas en la evidencia, en las que salen de la educación y las que salen de la neurociencias. Pero sin ansiedad. Las neurociencias pueden aportar información valiosa más en el cómo que en el qué. Por ejemplo, sabemos que tenemos sistemas neurales que son sensitivos al procesamiento de cantidades en forma aproximada y que no necesitamos lenguaje ni símbolos para poder determinar cuándo hay más o menos en ciertos conjuntos, sin necesidad de contar. Es una propiedad del sistema nervioso el procesamiento aproximado. Y se puede capitalizar ese conocimiento del ser humano para enseñar conceptos aritméticos y cada vez que se puede capitalizar enseñanzas, como el uso de los dedos para contar. Hay manuales que dicen que hay que evitar el uso de los dedos, sin embargo las neurociencias tienen hallazgos bien importantes en sentido contrario, por lo que sí está bien hacerlo. La representación de los dedos está cerca de las magnitudes numéricas, cuando uno trabaja sobre los dedos permite fortalecer los circuitos neurales que tienen que ver con la representación de las cantidades numéricas. Enseñar las matemáticas con un ábaco sería muy bueno y las neurociencias lo fundamentan desde un punto de vista neuronal. A finales del siglo pasado hubo una tremenda guerra entre el método fonológico y el global visual para enseñar a leer. Y las neurociencias lo respondieron haciendo seguimientos en niños y se encontraron que tenemos sistemas neuronales para procesar el lenguaje oral, que se adquirió mucho antes que la lectura. En las redes neurales que se construyen a partir de aprender a leer, se encontró que el niño empezaba a leer por el sistema de la decodificación fonológica, que es que cada grafema tiene un sonido y se ensamblan los sonidos y así llego al significado, de la misma forma que si escribo la palabra. Una forma es la decodificación del fonema o la vía natural y luego se forma la red de procesamiento visual de la palabra, pero primero es una y luego la otra.

¿Lo que no pasa en edades tempranas al cerebro, ya no puede pasarle luego?

Es otro neuromito. Hay períodos sensitivos en los que se está más preparado para recibir determinados aprendizajes. Esos períodos sensitivos cuando pasan no se cierran porque hay plasticidad neuronal que permite que el cerebro establezca nuevas condiciones, aumentando volúmenes de materias gris o materia blanca.

¿Y cómo se vincula eso con lo sensitivo en la relación parental?

Eso ya es otra cosa más compleja, la atención parental. En términos sensitivos existen períodos complejos en los que aparecen picos a lo largo de toda la vida, fundamentalmente en los 30 primeros años. Antes se pensaba que si a los 3 años no recibías información, eso te marcaba, pero ahora se sabe que las funciones ejecutivas son las que dirigen y regulan lo que hace el resto del cerebro, que están en la corteza prefrontal y que está relacionado con la memoria, la planeación, la resolución de problemas. Y esa se está desarrollando hasta los 30 años. Fíjate qué ventana de tiempo. Ese es el concepto útil para la gente que enseña. El impacto de la relación parental tiene que ver con otras cosas.

Hoy mismo estaba leyendo el tema de la pobreza que se relaciona mucho con eso. Hay una relación importante entre el desarrollo de la corteza prefrontal y los estilos parentales en los primeros años de vida. Ahí vemos las influencias del medio en esa zona del cerebro, porque la pobreza es un amplio espectro que va desde factores de estrés psicológico pero también físico o ambientes tóxicos. Cuando recibes injerencias del medio positivo el cerebro se organiza de una forma y si son negativas lo hace de otra. Por eso, en esos 30 años hay factores que pueden cambiar el cerebro por factores externos.

¿El uso de ritalina por el déficit atencional responde a un sobrediagnóstico?

Creo que efectivamente existen manifestaciones de deficiencias atentivas debido a deficiencias en el desarrollo de las funciones ejecutivas que son las que se realizan por la corteza prefrontal. Pero creo que sí, que hay un sobrediagnóstico, primero porque no se usan las herramientas más precisas para diagnosticarlo sino herramientas clínicas que ven la punta del iceberg y no buscan las causas; y además hay una industria farmacéutica que se beneficia de eso. En las neurociencias vinculadas con los procesos de educación rara vez he escuchado a un profesional que hable de medicamentar. Hay una sinergia negativa entre el saber clínico y las farmacéuticas y hay un tratamiento exagerado con los medicamentos.

¿Qué recomienda usted?

Creo que con niños que tengan un comportamiento conductual que interfiere su vida diaria se pueden aplicar métodos que no lleven a un tratamiento medicamentoso, aunque hay expresiones de estas que sí lo deben llevar. No soy antimedicamentos, pero en preescolares hay sistemas con buenos resultados de fortalecimiento de funciones ejecutivas a aplicarse antes de que estén ante las exigencias escolares.

¿Qué estrategia básica aplicaría en el aula a partir de lo que saben las neurociencia?

Las neurociencias pueden aportar en el cómo enseñar. Ya hablamos del tiempo de clases, de capitalizar enseñanzas en procesos más complejos en lectura, pero voy a decir más: las neurociencias tienen evidencia sobre algunos promotores de consolidación de la memoria, que son importantes para el aprendizaje, y uno de esos promotores es el sueño. La neurociencia está promoviendo que en la escuela se comience a pensar en una organización escolar en la que se favorezca la siesta. Pero no cualquiera, sino basado en principios que demuestran cuáles son los mejores momentos para tomar esa siesta que permite consolidar la huella de memoria. Sería que la siesta esté dentro del proceso de aprendizaje, eso ni siquiera es dinero. Hay otra que sí tiene un costo importante: los adolescentes no deberían tener clases temprano en la mañana. Está probado que en la adolescencia media hay cambios en el reloj biológico y en los adolescentes lo relacionado con el sueño se retrasa dos horas en relación con los niños y los adultos. Entonces, cada vez que uno pone a un adolescente a recibir clases a las 7 y media de la mañana está violentado los procesos biológicos de aprendizaje. Se han hecho experimentos en los que se le modificaron los horarios y los rendimientos han mejorado de forma significativa. En Estados Unidos están tratando de promoverlo porque hay evidencia, pero ni los padres, ni los decisores políticos lo quieren mucho porque eso cambia la vida de todo el mundo, los padres trabajan, el maestro no se queda hasta más tarde y ahí empiezan otros problemas.

Fuente de la Entrevista:

http://www.elobservador.com.uy/los-adolescentes-no-deberian-recibir-clases-la-manana-n1128985

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