Padres malhumorados afectan el desarrollo emocional de los niños

11 de octubre de 2016/Fuente: excelsior

Aunque en nuestra cultura se le suele dar una gran importancia a la figura materna, el rol del padre es de suma importancia.

la Universidad Estatal de Michigan se realizó un estudio con alrededor de 730 familias. Lo que los investigadores querían analizar era la importancia de los padres en la vida de los niños. Por eso el estudio se centró en estudiar los efectos que producían el estrés paterno y las dificultades como ansiedad y depresión en los hijos. De esta manera descubrieron que los problemas del padre afectan su relación con los niños y en consecuencia con el desarrollo emocional y cognitivo de éstos.

La novedad es que encontraron que las dificultades en el desarrollo repercuten en el largo plazo. Lo que más se ve afectado son las habilidades sociales como la capacidad de cooperar y el autocontrol.

Se desprendió del estudio que si un niño de 2 a 3 años tiene un papá estresado se ve afectado su desarrollo cognitivo y del lenguaje. Justo cuando comienzan a hablar y comunicarse con sus primeras palabras. Pero también se pueden ver efectos cuando son más pequeños. Si un padre tiene depresión en los primeros años de vida de su hijo afecta su desarrollo social, más que si la depresión la sufriera la madre.

Parte curiosa de este estudio es que, lamentablemente, los efectos negativos surgen a pesar de que el estado mental y emocional de la madre se encuentre en buenas condiciones. Y los problemas se aprecian más en niños que en niñas, probablemente porque los chicos se identifican más con la figura paterna.

desarrollo emocional padre

La ausencia del amor paterno

Cuando un padre se involucra en la educación de sus hijos éstos se mostrarán más seguros y curiosos por descubrir su entorno. Además, a medida que crecen serán más estables emocionalmente. Incluso las investigaciones que resaltan la importancia de la figura paterna han descubierto que los hijos tendrán un mejor desempeño académico y desarrollarán mayores habilidades sociales.

Por el contrario, cuando los niños tienen un padre distante, frío o se sienten rechazados por él, mostrarán signos de ansiedad e inseguridad. Además de presentar más conductas hostiles y agresivas. Esta fue la conclusión que obtuvieron psicólogos de la Universidad de Connecticut luego de analizar datos de 36 estudios que incluían 10 mil padres y sus hijos.

Todo nos demuestra que la presencia del padre, y su salud mental, es tan importante en el desarrollo cognitivo y emocional como la presencia de la madre. Por lo que ambos tienen una gran responsabilidad con sus hijos.

desarrollo emocional familia

¿Cómo mejorar el estado de ánimo del padre?

No es fácil ser padres, no te explican cómo hacerlo, ni existe un manual. No es raro que los padres primerizos tengan temores e inseguridades frente a la llegada del primer hijo. Además, existe la idea de que un padre debe ser fuerte y tiene que ser el apoyo emocional de su pareja. Sin embargo, esto hará que los padres corran un mayor riesgo de sentirse estresados y sobrepasados emocionalmente, lo que repercutirá en sus hijos.

Por eso es importante seguir ciertos consejos para evitar el desequilibrio emocional:

  • Reconocer los signos de estrés

Al estar insertos en una rutina y tener que cumplir en todos los ámbitos es común que los padres no reconozcan los signos de estrés. Por esto mismo, lo primero es reconocer que uno está estresado o ansioso. Es importante detectar los detonantes del estrés en la vida cotidiana, para eliminarlos o reducir su impacto.

  • Reservar un espacio propio

Está bien que la familia sea un todo que se debe cuidar, pero son necesarios espacios solo con la pareja y con uno mismo. Un padre debe poder conjugar el tiempo que pasa con el niño, el que dedica a sus aficiones y el que disfruta con la pareja. Se trata de saber equilibrar los tiempos, para poder estar relajado y poder cuidar de la familia en las mejores condiciones.

  • Comunicar

Parte importante de sentirse bien es poder expresar lo que se siente. Verbalizar con alguien los miedos, preocupaciones y ansiedades ayudará al padre a desahogarse y sentirse mejor. Es bueno hablar también con la pareja para que ambos conozcan las preocupaciones del otro y fortalezcan los lazos.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2016/10/09/1121424

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Otra forma de educar es posible

Por. Kenia Lugo de Contrera

Comienza otro año escolar, comienza un nuevo ciclo y como siempre es necesario reflexionar sobre nuestro papel como padres y como educadores en la vida de nuestros niños y adolescentes. Nunca es tarde para repensar cómo podemos hacer mejor las cosas, ya que estamos acostumbrados a responder mecánicamente a todo lo que sucede a nuestro alrededor sin atrevernos a cuestionarlo y salir de la zona cómoda. Es mas fácil y mas productivo para una sociedad capitalista mantener los esquemas que año tras año y día tras día se repiten en nuestras vidas y terminamos convertidos en autómatas o seres alienados por un sistema al cual no le interesa que desarrollemos nuestro potencial y seamos libres verdaderamente.

Desde que nacemos se nos imponen costumbres, creencias, estereotipos que iremos asimilando lentamente hasta convertirnos en la persona que otros quieren que seamos y no la que deseamos ser. Esa que existe en nuestro interior y lucha por emerger con todas sus potencialidades, sueños e ideas y que nos hace únicos.

Pero otra realidad es posible: una en la que nos hacemos a nosotros mismos si nos facilitan las oportunidades, si los conceptos de crianza y formación fuesen algo distintos, si nos atreviéramos a cambiar los esquemas que nos imponen.

La visión de la maternidad, paternidad, maestras y maestros, debe evolucionar, dejar de ser castradoras y represivas, verticales y autoritarias para convertirse en relaciones de respeto, equilibrio y orientación. Un verdadero mentor te motiva a hacer las cosas por ti mismo, a que desarrolles tus talentos, a que indagues, descubras tus propias verdades; te ofrece las herramientas para que tú construyas, te invita a que preguntes, te deja saciar tu curiosidad, te invita a soñar, no coarta tu creatividad, no te manda a callar si preguntas; no te dice que es mejor que hagas los problemas de matemática si lo que te provoca es dibujar, respeta tus talentos y te ayuda a que los desarrolles; no te impone sus ideas, valora no solo tus conocimientos sino también aquello en lo que mas te destacas: tu nivel de empatía e inteligencia emocional, te corrige amorosamente, trata de comprenderte y, sobre todo, hace lo que hace con amor y con la convicción de que ama su labor.

Y por supuesto, todo comienza desde el hogar, una madre y un padre amorosos te crían para la vida, sin devorarte o engullirte en sus expectativas, neurosis o temores. No compite contigo, ni te obliga a estudiar lo que ellos quieren, ni a comportarte como a ellos les agrada, ni te presiona para que complazcas al “qué dirán”, ni te grita u ofende, no critica; te ofrece las posibilidades de desarrollar tu creatividad, de que conozcas todo tu potencial, te respeta y respeta tus sueños, tu personalidad, tus gustos, tu forma de pensar y sentir, te escucha, comparte tiempo de calidad contigo; te cuida pero también te deja experimentar, conversa contigo, te ayuda a ver las consecuencias de tus actos mas que castigarte; te deja ser y crecer en búsqueda de tu propio yo y cuando creces se convierte en uno de tus mejores amigos que te da sabios consejos pero que al final respeta tus decisiones, por supuesto siempre dándote las orientaciones básicas para crecer.

Pero al final, sabemos que ni familia ni escuela tienen la culpa de ser como son, son estructuras que vienen de años y años de tradiciones que se instauraron hace tanto tiempo que cuesta creer que puedan ser diferentes. Sin embargo, los tiempos van cambiando y debemos ir adaptándonos, todos los conceptos evolucionan y cada día somos testigos de estos cambios.

Hay países donde los conceptos educativos son muy revolucionarios, ni hablar de los nuevos conceptos de familia. Poco a poco nos vamos preparando para un nuevo tipo de sociedad y de humanidad, aunque a veces la desesperanza parezca apoderarse de todos. Mientras haya vida hay esperanza, y la vida es ese reto, ese viaje para descubrirnos, construirnos, crecer, madurar, dejar atrás lo obsoleto e innovar. Saber que debemos dejar de lado lo que no es nuestro, lo que nos han impuesto y desaprender lo que nos hace daño para ser la mejor versión de nosotros mismos que podamos ser.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/opinion-libre/otra-forma-educar-es-posible-tematica/

Imagen: www.correodelorinoco.gob.ve/wp-content/uploads/2016/09/Vargas-psique-y-sociedad.jpg

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La nueva «crianza distraída» o cuando miramos el móvil más que a nuestros hijos ¿a tí también te pasa?

España/ Autora: Pilar Fonseca

La imagen se repite más de lo que nos creemos o lo que es peor, más de lo que nos damos cuenta.

Niño o niña en el parque y su padre o su madre mirando atentamente el Smartphone “es un momento, nada más” o “puedo hacer las dos cosas a la vez” son las frases más oídas pero a esto los expertos lo están llamando ya “Crianza Distraída” o cuando miramos el móvil más que a nuestros hijos ¿a ti también te pasa esto?

Plazas, parques, centros comerciales, algunos incluso van caminando o conduciendo mientras van mirando su móvil. Se empiezan a denominar como “smombies” a esos transeúntes que caminan sin dejar de mirar su móvil.

De hecho, este comportamiento se ha generalizado hasta tal punto que ha empezado a ser un peligro para los propios usuarios y ciudades como Estocolmo, Amberes o Bruselas entre otras, han señalizado las vías o las zonas para que caminen esos adultos que consideran más importante dar un like que su propia seguridad al desplazarse.

Pero lo peor es que siendo como somos en general, adultos hiperconectados, esto está intoduciéndose en la crianza de nuestros propios hijos aunque parece que no nos estamos dando ni cuenta.

Nos preocupa el abuso que hacen nuestros hijos de las nuevas tecnologías, de los videojuegos de las tablets. Nos preocupa cuando ese abuso se traduce en problemas en el colegio, problemas de conducta o problemas para establecer relaciones sociales, nos preocupa porque vemos a veces que les aísla tanto de los amigos como de la familia pero no somos conscientes del uso que les damos nosotros a esas nuevas tecnologías a todos esos gadgets que nos acompañan y al final los niños están viendo adultos hiperconectados y esos adultos somos en demasiadas ocasiones sus propios padres.

La crianza de los padres distraídos

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Así han empezado ya a definirlo distintos expertos «crianza distraída» la de los padres y madres que estamos pero sin estar cuando pasamos un rato con nuestros hijos.

Porque se ha convertido en un hábito el estar pendiente casi de manera compulsiva de los avisos del móvil y este hábito o realmente este abuso, influye de forma negativa directa e indirectamente en la crianza de nuestros hijos.

Y nuestros hijos lo notan, son pequeños sí pero no son tontos y sienten que en esos momentos han perdido la conexión con sus padres por lo que seguro que antes o después y de un modo u otro van a manifestar su malestar cómo y cuándo puedan y siempre dentro de sus posibilidades dependiendo de su edad. Es fácil que sientan que físicamente sus padres están con ellos sí, pero están pendientes de otra cosa, ellos sienten que les importan menos como es lógico de entender.

Los padres somos referencia primaria de las conductas de nuestros hijos, somos su espejo, nuestro comportamiento les da pautas para desarrollar su propio comportamiento. Si ellos aprecian que de forma habitual suele haber “algo” más importante que ellos cuando estamos juntos, entenderán que ese “algo” también puede ser más importante que sus propios padres cuando tengan edad e incluso que sus propios hijos cuando ellos sean padres. Y ese “algo” ya sabemos que es en demasiadas ocasiones: el móvil, el smartphone.

El niño no sólo crece físicamente que eso es lo más evidente, también lo hace emocionalmente y para hacerlo de forma constructiva y positiva, necesita que papá y mamá estén presentes, no sólo físicamente sino también su mente, su pensamiento, su atención, cuando están juntos.

Cuando son más pequeños necesitan jugar con sus adultos de referencia, sus modelos, sus padres y cuando van creciendo necesitan desarrollar una relación que les permita conversar con ellos y ninguna de ambas opciones: jugar o conversar con nuestros hijos, es compatible con que nuestra atención se la demos a lo que nos demanda nuestro teléfono móvil.

Reflexionar y Actuar

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Podríamos empezar por respondernos sinceramente a algunas preguntas:

  • ¿Por qué me cuesta tanto desconectarme?
  • ¿Dónde está sucediendo lo que de verdad importa en mi vida en este momento?
  • ¿Es tan urgente y tan importante lo que tienen que contarme a través del móvil como para que no puedan esperar?
  • ¿Estoy utilizando el móvil como un escudo porque pienso que no sé relacionarme con mis hijos?

Sí, algunas cuestiones son complicadas y quizás por ello sean las más importantes para que las respondamos de manera valiente y sincera, sino sólo estamos perdiendo el tiempo… otra vez.

Una vez que hemos reflexionado como adultos, hemos echado cuentas del tiempo que el móvil le roba a nuestra relación con nuestros hijos y hemos llegado a la conclusión de que ese tiempo es excesivo y no está justificado al cien por cien, tenemos que tomar medidas al respecto.

Por ejemplo, medidas concretas como apagar los móviles durante el tiempo de las comidas o dejarlos en otra habitación, al menos.

Se sabe que el tiempo de la comida se empobrece de forma muy triste cuando los adultos están pendientes del móvil y se engañan con aquello de que “pueden estar en dos sitios a la vez”.

O medidas más drásticas, como establecer el tiempo para estar con nuestros hijos libre de tecnología para todos.

No podemos olvidarnos que el ejemplo siempre lo damos los padres y que con nuestro comportamiento no dejamos ni un minuto de educar a nuestros hijos.

Fuente: http://www.bebesymas.com/ser-padres/la-nueva-crianza-distraida-o-cuando-miramos-el-movil-mas-que-a-nuestros-hijos-a-ti-tambien-te-pasa

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Japón: Clasifican los métodos educativos paternos y su efecto futuro

Japón/20 de Junio de 2016/Cadena Ser

Una formación comprensiva propicia el éxito económico y la felicidad; mientras que una educación demasiado estricta solo propicia el éxito económico.

Científicos de Japón han clasificado los tipos de educación de los niños en seis tipos, desde la comprensiva a la dura, basándose en una encuesta. La educación comprensiva consigue niveles altos económicos y de felicidad, mientras que la dura consigue éxito laboral, pero escasa felicidad.

Un grupo de investigación japonés ha dado a conocer los resultados de una encuesta que muestra que los niños que reciben atención y cuidados positivos de sus padres tienen ingresos altos, altos niveles de felicidad, éxito académico, y un fuerte sentido de la moralidad.

Estas conclusiones se presentarán como documento de trabajo en el think tank Instituto de Investigación de Economía, Comercio e Industria (RIETI). El trabajo ha sido dirigido por Nishimura Kazuo, profesor de Proyectos en el Centro para la Innovación en los Sistemas Sociales de la Universidad de Kobe y Yagi Tadashi, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Doshisha.

El grupo pretendía descubrir los efectos de los métodos de crianza de Japón. Para lograrlo, en enero de este año llevaron a cabo una encuesta en línea como parte del proyecto Investigación fundamental para el crecimiento económico sostenible en Japón, de RIETI.

Se obtuvieron respuestas de 5.000 mujeres y hombres a preguntas y afirmaciones acerca de las relaciones con sus padres durante la infancia, incluyendo afirmaciones como «Mis padres confiaron en mí», y «Sentí que mi familia no tenía ningún interés en mí».

Con estos datos, explica la Universidad de Kobe en una nota, identificaron cuatro factores clave: el (des)interés, la confianza, las normas y la independencia, así como «el tiempo pasado juntos», y «experiencias de ser regañado».

Seis métodos
Basándose en sus resultados, el grupo de investigación divide los métodos de crianza en las siguientes 6 categorías:

-Comprensivo: niveles altos o medios de independencia, altos niveles de confianza, un alto nivel de interés por los niños mostrado, gran cantidad de tiempo pasado juntos.

-Estricto: niveles bajos de independencia, niveles medio-altos de confianza, estrictos o bastante estrictos, niveles medio-altos de interés mostrado por el niño, gran cantidad de normas.

-Indulgente: Niveles altos o medios de confianza, nada estrictos, el tiempo que pasan juntos es el promedio o más.

-De trato fácil: Bajos niveles de interés mostrado por los niños, nada estrictos, poco tiempo pasado juntos, pocas reglas.

-Duro: Bajos niveles de interés mostrados en los niños, bajos niveles de independencia, bajos niveles de confianza, estrictos.

-Promedio: Niveles promedio de todos los factores clave.

Los resultados demostraron que las personas que habían experimentado una crianza «comprensiva», en que los padres les prestaron mucha atención positiva, actualmente habían alcanzado altos salarios, éxito académico, y altos niveles de felicidad.

Por otro lado, los participantes sometidos a una crianza «estricta», en la que los padres les prestaron altos niveles de atención combinados con una estricta disciplina reportaron altos salarios y rendimiento académico, pero niveles de felicidad más bajos y un aumento del estrés.

Fuente: http://www.tendencias21.net/Clasifican-los-metodos-educativos-paternos-y-su-efecto-futuro_a42824.html
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