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Vídeo: ¿Cómo cambiar el paisaje de la educación? por María Acaso

¿Realmente aprendemos cuando estamos en clase? ¿O más bien los profesores hacemos que enseñamos, los estudiantes hacen que aprenden mientras que el aprendizaje NO sucede? En esta charla María Acaso propone cinco factores clave (como el inconsciente, la democracia, el cuerpo, el placer así como una evaluación descentralizada) que pueden de convertirse en factores clave para llevar a la práctica la revolución educativa que la sociedad necesita y conseguir entre todos cambiar el paisaje de la educación. María Acaso ha sido descrita como una de las actuales líderes en España y Latino América dentro de lo denominado como Revolución Educativa o, como ella misma denomina, #rEDUvolution. Es coordinadora de la Escuela de Educación Disruptiva de Fundación Telefónica, CEO de Pedagogías Invisibles (Oficina de Educación Disruptiva) además de ser profesora titular en la Facultad Bellas Artes de la UCM. María Acaso has been described as one of the leaders of what has been called The Education Revolution or, in her own words, #rEDUvolution in Spain and Latin America. She is the coordinator of the Disruptive Education School (Telefónica Fundation), CEO of Invisible Pedagogies (Disruptive Education Office), and also Associate Professor of Art Education at the Universidad Complutense Madrid (Spain). This talk was given at a TEDx event using the TED conference format but independently organized by a local community. Learn more at http://ted.com/tedx

Fuente del documento: https://www.youtube.com/watch?v=ZFWG8zBmUXM
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¿En qué manos está la educación?

Por: Juana M. Sancho

La principal lucha se centra en quién es el encargado de decidir el tipo de sociedad en la que queremos vivir y quién podrá tener una vida digna en ella. Decisiones cruciales en la configuración de los sistemas educativos.

El tema sobre el que hoy voy a reflexionar no es nada nuevo, pero sí está adquiriendo características y consecuencias desconocidas. El deseo y atractivo de controlar la educación por parte de iglesias, formaciones políticas, empresas y grupos de interés especial no es nada nuevo. Sabemos que, en las decisiones sobre la arquitectura escolar, el mobiliario, los contenidos curriculares, el diseño e imposición de los libros de texto, la organización de la enseñanza, las políticas de uso de tecnologías de la información y la comunicación, los sistemas de evaluación, etc., que marcan profundamente los modelos y la interacción educativa, subyacen visiones del mundo y posiciones y luchas por el poder, la hegemonía y las ganancias económicas.

De hecho, la educación se basa en un epifenómeno. Es decir, en un fenómeno secundario que acompaña o sigue a uno primario sin constituir parte esencial de él y sin que aparentemente ejerza influencia. Solo necesitamos mirar nuestro reciente pasado y presente para evidenciar en manos de quién ha estado/está la educación. Aunque esto ha comenzado a cambiar.

La educación tiene que enfrentarse constantemente al reto de preservar el pasado y adaptarse al futuro. En su doble sentido -de ducere (guiar, liderar, conducir a los más jóvenes en su proceso de desarrollo), y educere (sacar, extraer, considerar a los individuos no como recipientes vacíos/cabezas que llenar, sino como portadores de experiencias y de un potencial de aprendizaje)-, subyace una fuerte y desigual relación de poder. En este contexto, la principal lucha se centra en quién es el encargado de decidir el tipo de sociedad en la que queremos vivir y quién podrá tener una vida digna en ella. Decisiones cruciales en la configuración de los sistemas educativos. Y en este momento, los plutócratas, ese 1% que tiene la misma riqueza que el 99% restante, son los que parecen estar al cargo, dispuestos y con poder para imponer una visión del mundo que hace desechable a un enorme porcentaje de la población mundial y a llevarse los beneficios económicos de la educación.

Las grandes corporaciones tecnológicas, ya sea como negocio directo o a través de acciones filantrópicas, están invadiendo los sistemas educativos, a menudo consentidas o respaldadas por las administraciones públicas, imponiendo sus herramientas y visiones del mundo. Esto tampoco ha comenzado ahora. En el año 1972 se llevó a cabo en Inglaterra uno de los primeros proyectos de introducción de los ordenadores en el currículo (Development Programme in Computer Assisted Learning).  Se pidió una evaluación independiente al CARE (Centre for Applied Research in Education). Lo que reveló la evaluación fue que las escuelas no tenían ninguna necesidad inmediata de introducir ordenadores y que su uso no había mejorado ninguna de las prácticas de enseñanza en las que se utilizaban. Aquellas prácticas pedagógicas particularmente estimulantes intentaban utilizarlos, pero no mejoraban sustancialmente los resultados. Pero a quien sí había beneficiado el proyecto era a las compañías informáticas porque había sido una manera increíblemente efectiva y extensiva de vender sus productos, en un momento en el que era difícil vender ordenadores porque en 1972 pocas personas estaban dispuestas y en condiciones de comprarse uno.

Desde entonces, en prácticamente todos los países, han proliferado las políticas públicas de introducción de tecnologías digitales en los centros. Y, sobre todo, las iniciativas promovidas, de forma filantrópica, como la impulsada en su día por la Fundación Bill y Melinda Gates, considerada de fracaso educativo. O directamente econocimicista como la Samsung Smart Class; el programa educativo implementado por la Chan Zuckerberg Initiative, que ha puesto en contra a las familias de escuelas californianas: o Google Suite, que ha puesto sobre alerta a muchas familias de Cataluña.

Además de las grandes ganancias económicas que genera el uso de estas aplicaciones en los centros, hay que tener en cuenta su visión unidimensional y tecnocrática de la educación. Sin dejar de considerar que la enorme cantidad de datos que están obteniendo gratuitamente de millones de estudiantes puede permitirles implementar un proceso eficiente de conductismo de alta tecnología a través de los algoritmos de las tecnologías persuasivas.

A finales de la década de 1970, Basil Berstein advertía de la dificultad de “enfrentarse” a las pedagogías invisibles. Hoy nuestra dificultad comienza a radicar en cómo visibilizar los “contras”, porque los “pros” están súper publicitados, de unas tecnologías que se han entretejido de tal forma en el entramado de la vida cotidiana que parecen haber desaparecido hasta no lograr distinguirlas de ella. Porque, como argumentaba Mark Weiser, a comienzos de 1990, es precisamente al desaparecer cuando desarrollan un mayor potencial para ser peligrosas.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/21/en-que-manos-esta-la-educacion/

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Entrevista a Eva Morales. Cofundadora de Pedagogías Invisibles: «La escuela se tiene que desescolarizar a sí misma»

Entrevista/11 Julio 2019/Autor: Rodrigo Santodomingo/Fuente: El diario la educación

La mezcla de arte y educación trae ciertas fricciones y miradas suspicaces. Más cuando alguien como Eva Morales tiene claro que la lógica del sistema educativo, del XIX, ha de saltar poco menos que por los aires.

El proyecto germinó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense. Varias alumnas de doctorado y la profesora María Acaso vieron un filón inagotable en vincular educación y arte contempornáneo. Al añadir el ingrediente de aprendizaje sin límites (dentro y fuera de la escuela, en nuestras relaciones con los otros, la naturaleza, nuestro cuerpo), cuajó Pedagogías Invisibles. El feminismo y la inclusión han aportado -durante casi una década de existencia- más sabor a una receta única.

Hablamos con Eva Morales, una de sus fundadoras, en una terraza del centro de Madrid. Por suerte para la grabación, aún pudimos disfrutar de un tráfico marginal.

Más que apostar por la transformación de las enseñanzas artísticas, se trata de inspirar un cambio global en educación a través del arte contemporáneo.

El arte es en sí mismo una práctica educativa. Nos habla sobre cómo es el mundo, nos muestra otra manera de mirarlo, nos ayuda a construir otros relatos. También nos ofrece maneras de transformar nuestra cotidianeidad a través de una reflexión crítica. Buscamos, además, contemporaneizar la educación, trabajar en el ahora. Desde una óptica metodológica, el arte contemporáneo aporta formatos como la instalación o la performance muy interesantes para abordar contenidos curriculares.

Una pregunta que supongo te habrán hecho muchas veces: ¿Ayuda el arte contemporáneo a que el alumno entienda su realidad cuando, para muchos, este peca precisamente de ser en exceso críptico? Quizá no sea más que una paradoja…

Nosotras vamos más al uso que al entendimiento de la práctica artística. Lo que nos interesa es que el alumno incorpore el pensamiento artístico -crítico, divergente- y una base de creatividad. Y que no sienta rechazo ante el extrañamiento. A veces, enfrentarnos a algo que no tiene los códigos con los que estamos acostumbrados a descifrar el mundo nos produce rechazo. Hay, por otra parte, mucho de mito en eso que comentas: todo el mundo puede entender el arte contemporáneo, sin necesidad de validar constantemente si lo que tiene ante sí es o no arte. Pero este tipo de debates, que no nos interesan, son irrelevantes para que unos chavales utilicen una instalación para aprender matemáticas. Y lo hagan mediante un enfoque experiencial y a través de la emoción, cuya ausencia mata el aprendizaje.

¿Coarta la pedagogía tradicional esa creatividad inherente a la infancia?

Históricamente la educación ha sido adultocéntrica, pensada para que la infancia se adapte al mundo adulto en sentido laboral, relacional…, y ha constreñido la naturaleza creativa propia del niño.

En tiempos de pensamiento único, parece también que todos los porqués de las primeras etapas de la vida están respondidos de antemano, que no hay espacio para ese cuestionamiento -como apuntabas, tan propio del arte- fuera de unos márgenes bien acotados.

Nos parece fundamental rescatar ese impulso constante de aprendizaje vital, de plantearnos dudas y cuestiones sobre nuestra propia vida, sobre lo que vemos, el sistema en el que estamos. Para nosotras, quizá por nuestra formación, el arte es el gran escenario, la gran plaza donde se activan esas conexiones que te hacen estar en permanente interrogante. Se suele decir que se anima al alumno a que pregunte, pero cuando lo hace, se le sanciona. También existe ese miedo al error, al fracaso. Y la práctica artística contemporanea se nutre precisamente del fracaso y del error.

Un miedo también muy vinculado a la falta de fomento de la expresión del alumno, en general, y oral en particular.

No estamos acostumbradas a dar opiniones o compartir reflexiones en un entorno educativo. Normalmente solo se valida la palabra del profesor, perpetuando unas relaciones de poder tan asociadas a esos miedos, también del docente ante la perspectiva de perder su estatus. Nos han educado en que no podemos desconocer, y en que es esa figura de poder la que ostenta el saber. La práctica artística colisiona con esas relaciones de poder y da voz (literal en el caso de las artes vivas y escénicas) al estudiante.

Buena parte del arte actual tiene un alto componente de experimentación. Todo es muy fugaz, poco permanece. También hay mucho de experimentación en la educación de hoy en día. ¿Debería haber más aun o quizá falte justo lo contrario, es decir, tiempos más largos, preguntarnos si todo lo nuevo es bueno per se? A diferencia del arte, en educación se experimenta con personas en pleno desarrollo.

Sin experimentación no avanzamos. Tenemos grandes retos sociales y la educación tiene que probar cosas nuevas si queremos ser capaces de abordarlos. Quizá muchos profesores prefieran pisar sobre seguro porque piensan que, a fin de cuentas, experimentan con seres humanos. Tampoco debemos obviar el hecho de que la experimentación (y más en concreto la innovación) son conceptos a los que se ha vaciado de contenido. En el mismo saco encontramos propuestas de hace 100 años. La cuestión de fondo es reconocer que el sistema educativo ha quedado obsoleto y que tiene que revisarse si no queremos estar abocados a un fracaso social, a un colapso.

¿Ves un paralelismo entre la actual resistencia al cambio educativo y la que en su momento sufrieron las vanguardias por parte de los sectores más academicistas?

El cambio siempre genera dudas, miedos, inseguridades. Necesitamos certezas para sentirnos seguras. Para nosotras, sin embargo, esa tierra inestable, ese territorio desconocido de las creadoras, pero también de los investigadores o de cualquier que se plantee ciertas preguntas, puede ser muy fertil. Como adultos que educamos, tenemos la responsabilidad de enfrentarnos a esos miedos, ver de dónde vienen, y ser valientes.

Volvamos al estatus del docente y la escuela como, respectivamente, figura y lugar educativos por antonomasia. ¿Amenaza vuestro reconocimiento sobre la omnipresencia del aprendizaje esos, digamos, privilegios históricos?

Si así lo sienten, que al menos sirva como revulsivo para que el profesor y la escuela se revisen, analicen lo que están haciendo y cómo lo están haciendo ante la constatación de que el aprendizaje sucede en cualquier momento y en cualquier lugar. La escuela ha de admitir que no es LA institución que tiene el poder del aprendizaje, que es un instrumento de aprendizaje pero no lo contiene. La escuela se tiene que desescolarizar a sí misma.

Supongo que resulta más facil valorar esas pedagogías invisibles desde una visión holística de la educación (el alumno como ciudadano o simplemente persona) que partiendo de una mirada más utilitarista (el alumno como futuro trabajador), que es la que parece que impera.

En realidad, incluso la innovación educativa, lo que se tiñe de novedoso va justificado por una lógica productivista neoliberal. Nuestra propuesta aspira a desarmar ese discurso en el que todo va dirgido a fabricar ingenieros, que también tiene su importancia, claro. De ahí el énfasis en la práctica, en las metodologías, porque cuando tú introduces el desarrollo de un pensamiento disruptivo real, los contenidos legislados desde arriba ya no tienen tanta importancia.

Parece que la educación reglada vive en los últimos tiempos en un tira y afloja. De un lado, cierta autonomía docente, tímida promoción del cambio metodológico… Y del otro, quizá por el temor a una excesiva pérdida de control, más evaluación externa, más inspección, estándares de aprendizaje milimétricamente definidos.

Es bueno buscar aliadas en esos mecanismos de control diseñados desde arriba. Y si no las hay, habrá que hackear, encontrar resquicios, grietas, siempre desde una actitud de compromiso social. Si nos quieren llevar a un cataclismo, tendremos que encontrar formas de resistencia.

¿Hasta qué punto debemos relativizar los aprendizajes? Por poner un ejemplo algo provocador, ¿vale lo mismo lo que un chaval aprende en el instituto en un proyecto interdisciplinar sobre los totalitarismos, que lo que aprende con sus colegas fumando porros en el parque?

Yo no plantearía ninguna jerarquía. La que ahora existe está pactada de manera política. ¿Hay alguna jerarquía en nuestro organismo o en cuanto al sostenimiento de la vida? Es tan importante que un alumno aprenda a ser autosuficiente, a cuidarse o a relacionarse, a que aprenda una fórmula matemática o a construir un puente. La escuela se ha hecho con el poder certificando aprendizajes «válidos» que siguen alimentando esa rueda que nos conduce al abismo. Desde una perspectiva ecológica, habla de la Tierra como si ésta tuviera recursos ilimitados. En los libros de texto de mi hijo aparece una granja con todos sus animalitos felices, y eso no existe. No enseñamos que el sistema alimenticio o de transportes está colapsando el planeta. La escuela debería cuestionarse cuáles son esos aprendizajes que está validando y por qué. Y abrirse a otros. ¿Cuáles? Nosotras no tenemos la respuesta, pero intentamos fomentar el debate, abrir el melón.

¿Ves factible que se legisle y se tomen medidas para que la escuela enseñe, por ejemplo, a consumir menos?

Ahí está la lucha. Si no tenemos dirigentes que inicien esos cambios, los tendremos que iniciar nosotras. Y lo cierto es que, aunque existieran esos dirigentes, no podemos obviar la presión en contra que ejercería el poder económico.

Apostáis por echar abajo la escuela de corte industrial y sus compartimentos estancos: edades, asignaturas, espacios… ¿Hay algo que merezca la pena conservar?

Creo que no. Ahora todo está targetizado, cerrado, y hay que romper barreras. Hicimos una investigación -en colaboración con Yayo Herrero, VIC (Vivero de Iniciativas Ciudadanas) y FUHEM- sobre un espacio de educación ecofeminista que llamamos «aulo». Al cambiar la arquitectura tradicional de aula, con la pizarra como eje, todas las dinámicas y metodologías cambiaban. Desarrollamos prototipos de experimentación delimitando el espacio sin paredes, solo mediante cintas. Hay otras iniciativas (las bosque-escuelas, el Padre Piquer en Madrid, los jesuitas en Cataluña…) que también están dinamitando con ideas concretas el aula tradicional.

Otro de vuestros núcleos de acción es el afán por insuflar feminismo en la escuela. ¿Perduran tantas inercias machistas o patriarcales en una profesión tan feminizada? Y si así es, ¿cómo es posible?

Nos lo preguntamos a menudo. Pienso que tenemos el patriarcado inserto en la médula, por muy feminista que una se considere. Hay que revisar el sistema educativo de arriba abajo. Las metodologías jerárquicas, competitivas…, son prácticas patriarcales, de sistema de poder. Buenos y malos, fuertes y débiles. Todo eso es patriarcado.

Alguien podría interpretar tus palabras como si esas características del patriarcado correspondieran a una forma de ver el mundo inherentemente masculina.

No. El patriarcado impone un modelo de masculinidad que también debería estar en crisis. A los hombres se os bombardea, también en la escuela, sobre cómo tenéis que ser y vivir de acuerdo a una figura social predeterminada. Pero la revisión de la masculinidad, por ejemplo el rechazo a la vulnerabilidad que se os inculca desde pequeños, os corresponde a vosotros.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/07/09/la-escuela-se-tiene-que-desescolarizar-a-si-misma/

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Conversaciones con… Maria Acaso: «Las pedagogías invisibles»

María Acaso, profesora e investigadora española especializada en Educación Artística, lleva varios años trabajando dentro del ámbito denominado como Revolución Educativa o, como ella misma denomina, #rEDUvolution. Su principal línea de trabajo consiste en evidenciar la obsolescencia del sistema educativo actual y desarrollar prácticas educativas contemporáneas desde cinco marcos de acción.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=CW0mKJTYcTw

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“ Trabajar la igualdad de género desde la infancia nos puede ayudar a prevenir situaciones de discriminación y acoso ” Eva Morales Gómez,

Por: Educawed

Eva Morales Gómez (1980) es Doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, educadora y miembro del colectivo Pedagogías Invisibles, una entidad que desarrolla programas educativos en instituciones culturales y talleres para docentes sobre cómo educar en igualdad de género. Entre estos programas destaca el proyecto «Yo, tú, él, ella… Conciencia de género en el espacio educativo» y el taller Summerlab 2018: Pedagogías Feministas «Mis Clases No Son Machistas, Pero…». En estas iniciativas se reflexiona sobre las metodologías educativas que favorecen la igualdad de género, las relaciones profesorado-alumnado/estudiante y los contenidos.

Desde su experiencia en este tipo de programas educativos, ¿por qué cree que es importante educar en igualdad de género en las escuelas desde la Educación Infantil (0-6 años) a la Primaria (6-12 años)? ¿Qué evidencias avalan esta importancia?

Porque seguimos viviendo en una sociedad donde hay discriminación por género, y las mujeres y personas trans* o de otros géneros siguen siendo oprimidas. Ejemplos concretos los encontramos cada día, en el ámbito laboral, doméstico, en nuestras calles, en las redes sociales. Necesitamos una educación que realmente sea igualitaria, y que nos dé recursos para abordar esta situación. ¿Cómo es posible que, aunque cada año terminan estudios superiores más mujeres, la situación laboral siempre favorece a los hombres? O que se siga produciendo discriminación en la calle y continuemos viviendo situaciones de violencia hacia las mujeres, u otros géneros que no son el masculino. O que en los hogares solo dos de cada diez hombres compartan tareas domésticas, por ejemplo.

Es en las primeras etapas educativas donde se comienza a formar la identidad de género, y aparecen los roles, estereotipos y expresiones de género, por eso es fundamental abordar estas cuestiones en estos momentos, para poder dar a la infancia un imaginario rico y variado que les ayude a formarse en libertad e igualdad.

¿Qué herramientas, estrategias o recursos pedagógicos considera que pueden ayudar a los docentes a educar en igualdad?

Afortunadamente cada vez hay más recursos que pueden ayudar a docentes y familias a trabajar la igualdad de género. Desde los estudios y posicionamientos feministas se están revisando todas nuestras áreas de conocimiento y pensamos que es fundamental que una pedagogía feminista llegue a nuestras escuelas. También están las escuelas populares feministas donde se aborda una metodología de empoderamiento de las mujeres.

Aplicado a la primera infancia, por ejemplo, existe mucha literatura infantil donde sus protagonistas rompen con roles y estereotipos de géneros, donde encontramos a princesas que luchan y se defienden, a chicos que lloran y muestran libremente sus sentimientos, donde hay personas trans* que cuentan su proceso y emociones. Pero también es importante incluir juegos que no tengan un sesgo de género, o si lo tienen debemos romper con ellos, invitar a todos a jugar a las cocinitas o las construcciones, etc.

Además, hay diferentes libros donde se abordan estas cuestiones, como el libro de Lucas Platero,Trans*exualidades: Acompañamiento, factores de salud y recursos educativos; o el de Chimamanda Ngozi Adiche, Querida Ijeawele, Cómo educar en el feminismo; o el de Montserrat Soto, Cómo se enseña a ser niña: El sexismo en la escuela; o la reciente publicación de Iria Marañon, Educar en el feminismo. Estos son sólo algunos ejemplos que podemos encontrar.

En base a su experiencia, ¿qué factores cree que se deberían trabajar desde la escuela para poder educar en igualdad de género a los niños y niñas?

Hay dos aspectos clave que debemos trabajar desde la escuela en cuanto a igualdad de género:

1. El mito de la independencia: Desde que nacemos hasta que dejamos este mundo, las personas nos necesitamos unas a otras, en diferentes grados: desde la primera etapa de la vida, cuando somos totalmente dependientes, hasta nuestra etapa adulta, que es cuando tenemos un menor grado de dependencia, pero siempre necesitamos a otras personas que nos proveen de cuidados, aunque también debemos proveer de cuidados a otras personas. Sin embargo, esto es algo totalmente invisible y en la escuela apenas se trata y se trabaja. Los cuidados siguen siendo asignados como roles femeninos, y esto es algo que debe abordarse en todas las etapas educativas. Tenemos que trabajar desde el concepto de la interdependencia, es decir, que todas y todos tenemos un papel en nuestro propio cuidado y el de las personas que nos rodean.

La manera de trabajar estas ideas sería desde el autocuidado, el cuidado a las demás personas y el cuidado a nuestro entorno. Podríamos por ejemplo comenzar visibilizando quién cuida de la escuela: ¿Qué cuidados necesita una escuela? ¿Quién la limpia? ¿Quién hace la comida en la escuela? ¿Conocemos a esas personas? ¿Cuál es el género de las personas que se dedican a los diferentes cuidados de escuela? ¿Por qué se produce esto? ¿Qué podemos hacer como alumnado? Comenzar a trabajar estos aspectos y relaciones entre el alumnado y las personas que tenemos en nuestro colegio es un ejemplo de lo que se debería abordar desde la escuela.

2. El mito de la neutralidad: Pensamos que vivimos en una sociedad neutra, pero en realidad nuestra sociedad aún está pensada y construida desde la visión masculina, es decir, es androcéntrica y, por tanto, no es neutral. La realidad es que dependiendo del género que se nos asigna al nacer tendremos más o menos oportunidades.

La escuela sigue perpetuando esta visión masculina de la sociedad, y lo podemos ver por ejemplo en los contenidos de las clases, donde los roles femeninos y de mujeres apenas aparecen o solo están representados en los cuidados. Un ejemplo es el contenido de Primaria cuando se abordan las diferentes épocas de la humanidad, donde se representa generalmente al hombre en un papel protagonista como proveedor o quien ha realizado avances sociales, y las mujeres en roles secundarios, o simplemente no se enuncia. Pero también está presente en cómo utilizamos nuestro lenguaje, con el uso del género masculino para aludir a todos los géneros. Esto solo perpetua y evidencia esta falsa neutralidad. Ya existen guías donde se recomienda el uso de términos más genéricos, por ejemplo, en lugar de los alumnos, utilizar estudiantes. Como ya he dicho, en las primeras etapas hay que trabajar los roles, los estereotipos y las expresiones de género, y a través de ellos podemos romper con estos dos mitos que hacen que la desigualdad de género se siga dando en nuestras aulas.

Otra situación que ejemplifica que no vivimos en una sociedad neutra es algo tan sencillo como lo que sucede en la Educación Infantil cuando las niñas y los niños aprenden las diferentes profesiones. Aún hoy en día, en algunas escuelas, el alumnado aprende las profesiones asociando un género a una profesión: Medicina (doctores hombres) Enfermería (enfermeras mujeres) Cuerpos de seguridad (policías hombres) Danza (bailarinas mujeres). Es solo un ejemplo, pero con esto no estamos enseñando las profesiones, estamos enseñando desde la infancia que hombres y mujeres tienen funciones diferentes y roles distintos.

O bien, cuando se habla de las familias, se debería hablar de la diversidad de las familias actuales: familias monoparentales, homoparentales, reconstruidas, etc. Con esto se pueden trabajar también los distintos roles y cuidados que se producen en las familias.

«Afortunadamente cada vez hay más recursos que pueden ayudar a docentes y familias a trabajar la igualdad de género«.

Para poder educar a los niños y niñas en igualdad de género desde la escuela, ¿es imprescindible formar a los profesores en metodologías que la favorezcan?

Absolutamente. Si lo pensamos, la educación es un sector muy feminizado: en Educación Infantil el 95% de las docentes son mujeres y en Primaria es el 70%; sin embargo, continuamos perpetuando roles y estereotipos y manteniendo ambos mitos. Esto se debe a que, por un lado, como docentes hemos recibido una educación que naturaliza los estereotipos, los cuales además se ven reforzados por los medios de comunicación de masas.

Por otro lado, no hay una formación específica sobre este aspecto en la educación universitaria del profesorado; por lo tanto, no ha habido un fácil acceso a la formación en cuestiones de igualdad de género.  Como ya sabemos, la docencia es una profesión que requiere de una formación continua en muchos ámbitos y este es uno de los más fundamentales. Afortunadamente cada vez existen más cursos, libros y apoyo a esta área para que el profesorado pueda formarse sobre cómo educar en igualdad de género.

¿En qué consisten las metodologías o programas que ofrecéis en Pedagogías Invisibles a los profesores para educar a los niños y niñas en igualdad de género desde la primera infancia (puntos clave de vuestra metodología)? ¿Qué evidencias tenéis de que funcionan?

Desde Pedagogías Invisibles trabajamos cuatro aspectos fundamentales que se deberían revisar en las acciones educativas:

  • Contenidos: Tenemos que ofrecer unos contenidos realmente inclusivos, ya que a través de ellos se construyen los imaginarios. Que se presente el mismo número de referentes masculinos, femeninos y se incluyan a personas trans*, como he dicho antes por ejemplo en las profesiones de Educación Infantil. Que los contenidos no refuercen los roles o estereotipos, sino que rompan con ellos; por ejemplo, si continuamos ofreciendo imágenes donde asociamos a las mujeres con el cuidado y a los hombres con la defensa y con lugares poder.

  • Metodologías: Tenemos que trabajar formas de trabajo que sean horizontales, desechar las metodologías verticales y jerárquicas, donde todo el alumnado pueda participar libremente, se pueda expresar libremente y sienta que tiene voz. Algo que sucede habitualmente es que son los niños quienes participan más en clase frente a las niñas, y hay que intentar repartir esta participación. Un ejemplo podría ser continuar manteniendo en Primaria momentos como las asambleas, que ya están instauradas en Educación Infantil.

  • Relaciones: Tenemos que revisar cómo es la relación con nuestro alumnado y cómo se relaciona entre sí. Un ejemplo es que el liderazgo suele ser premiado en los niños y se hacen valoraciones como «¡qué niño participativo!», pero cuando es una niña se le valora de forma negativa como una «niña mandona». O bien, ¿cómo se distribuyen diferentes tareas que hacen en clase? Por ejemplo, tareas de limpieza niñas, y las tareas que requieran fuerza como mover una silla a niños.

Otro aspecto importante es poder promover el compañerismo en lugar de la rivalidad o competencia, realizando trabajos que favorezcan la cooperación. También es aconsejable incluir los afectos y la educación emocional. Se debe tener en cuenta que con actos tan sencillos como decirle a un niño que no llore porque «llorar es de niñas», se cambian totalmente las relaciones entre el propio alumnado.

  • Espacio: Tenemos que pensar qué pasa con el espacio. Aunque aparentemente neutro, el espacio del recreo y central suele estar dominado por los niños, y las niñas transitan en la periferia. Hay que intentar invertir estas situaciones. O, por ejemplo, pensar si el propio espacio del aula favorece que todas las alumnas y los alumnos puedan mirarse la cara, trabajar en equipo, etc.

En el colectivo Pedagogías Invisibles queremos ayudar a las personas interesadas en formarse sobre cómo educar en igualdad en las escuelas porque sabemos que, aunque como docentes tengamos sensibilidad por el tema, no contamos con todas las herramientas deseadas para llevar a cabo este tipo de educación en el aula. Por eso, este año, del 2 al 4 de julio en Madrid, vamos a realizar una formación específica sobre Pedagogías Feministas, para abordar todas estas cuestiones, poder pensar en nuestra práctica docente y encontrar claves que podamos cambiar y darle la vuelta a la desigualdad. Además, será un espacio de encuentro entre el profesorado y donde se pueden crear redes de apoyo.

¿Cuáles son los indicadores que alertan de que no se está educando en la igualdad de género?

Lo podemos comprobar en nuestro día a día. En nuestra sociedad, cada día que leemos las noticias encontramos sucesos que nos advierten que nuestra educación no está abordando las problemáticas de género. Investigaciones como la reciente tesis de Patricia Fernández, #Violencias de género en Twitter: análisis desde el trabajo social, nos muestra el incremento de la violencia hacia las mujeres en las redes sociales.

Estamos viendo que las mujeres, y muchas jóvenes, cada vez están más empoderadas. Un ejemplo han sido las manifestaciones masivas que se han producido en los meses anteriores. Sin embargo, ¿qué sucede con los hombres? Las mujeres estamos haciendo todo un trabajo de ruptura con los roles tradicionales, pero no está siendo acompañado por nuestros compañeros. También podemos ver reflejada la desigualdad de género en la poca representación de personas trans* y las problemáticas que viven las personas con identidades de género que se salen del masculino y/o femenino.

Si analizamos nuestro entorno escolar, por ejemplo, ¿Qué sucede en el patio del colegio? ¿Qué lugar ocupan las niñas y cual los niños? ¿Qué ocurre con el alumnado trans*? ¿Hay recursos para abordar estas cuestiones? Podemos ver en nuestro alumnado si se refuerzan los estereotipos y roles. ¿Qué juegos realizan las niñas y cuáles los niños? ¿Se permiten realizar juegos donde se mezclen los géneros o no haya género? Un ejemplo muy sencillo que sucede en carnavales en los centros educativos: ¿Se permiten disfraces donde se mezclen géneros? ¿Una niña puede ir disfrazada de papá por ejemplo? ¿Los disfraces sirven para cuestionar y jugar a romper estereotipos o para perpetuarlos?

Trabajar la igualdad de género desde la infancia nos puede ayudar a prevenir situaciones de discriminación y acoso que se dan en todas las etapas educativas, siendo en Primaria donde comienzan a producirse, y siguen aumentado hasta en las etapas avanzadas como Secundaria.

¿Qué obstáculos existen para poder educar en la igualdad a las niñas y los niños desde edades tempranas en el ámbito escolar? ¿Cómo se pueden afrontar?

Creo que el principal obstáculo es la propia educación y la propia inercia, yo misma me he sorprendido pensado «¡qué niña más mandona!», cuando realmente es una persona con dotes de liderazgo que los está mostrando, y en lugar de trabajarlos y hacer un refuerzo positivo para que tenga un liderazgo positivo, se recrimina. Tenemos que afrontarlo desde la actitud crítica, ser conscientes de nuestra capacidad, nuestras limitaciones y trabajarlo desde ahí.

Aunque en muchas ocasiones la propia carga de trabajo docente hace que nos veamos sobrepasadas/os y no podamos buscar herramientas para situaciones concretas que vivimos; por eso es importante que nuestra formación como profesionales sea continuada. Además, es importante tener una red de apoyo donde no nos sintamos solas/os a la hora de impartir nuevas metodologías y contenidos. Por eso creo que es muy importante el hecho de que cada vez haya más personas que lo estén realizando.

¿Podría compartir algún ejemplo de buena práctica a nivel nacional y/o internacional en cuanto a educar en igualdad en las escuelas durante la primera infancia?

A nivel nacional creo que es País Vasco es un buen ejemplo en esta materia, donde se han elaboradoguías completas con unidades didácticas para trabajar con el alumnado estas temáticas

Los cambios que se están produciendo en los patios escolares constituyen otro buen ejemplo: se está trabajando para que estos sean espacios realmente igualitarios, uno de ellos es el CEIP Nuestra señora de la Paloma, en el barrio de la Latina de Madrid.

A nivel internacional Suecia es otro ejemplo interesante donde a nivel preescolar se trabaja desde el género neutro, una iniciativa que lleva desde el 1996.

Fuente: https://www.educaweb.com/noticia/2018/06/26/trabajar-igualdad-genero-infancia-previene-discriminacion-acoso-18507/

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Enseñar lo invisible

Por: Bea Espejo 

Pedagogías Invisibles trabaja desde una postura crítica y feminista para favorecer una alternativa a la educación en arte: la disruptiva

Hacen visibles los aprendizajes que suceden de modo invisible, esos conocimientos que no son explícitos y que incorporamos de manera inconsciente, con un gran aliado: el arte contemporáneo. Pedagogías Invisibleses uno de los proyectos sobre educación más celebrados del contexto español. Nació en 2008 como un grupo de investigación en el contexto universitario, en el departamento de didáctica de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, y con profesionales como María Acaso al frente. En diez años le ha dado la vuelta a la idea de educación asociada al arte. Apuestan por procesos de aprendizaje no formales o informales, por una pedagogía disruptiva, crítica, bajo una organización feminista.

El nombre define a este grupo de 15 personas. Por un lado, por ese femenino plural, y por otro, porque alude a la base de su práctica: transformar prácticas, modos de hacer y contenidos. “La forma en la que está organizada la construcción de conocimiento tiene mucho que ver con las pedagogías invisibles de las que nosotras hablamos. A través de ellas, asimilamos inconscientemente unas estructuras de poder. También nos inquieta la forma de evaluación y cómo ésta gestiona nuestras vidas. Siempre marcan nuestro destino dejando siempre a un lado nuestras capacidades y cualidades adquiridas a través del autoaprendizaje o de cualquier otro proceso que se sitúe al margen del sistema educativo formal”, explican.

Pedagogías Invisibles diseña, gestiona e implementa programas educativos en instituciones culturales. Entienden los espacios artísticos como lugares en los que el aprendizaje es posible de diferentes maneras, con diferentes personas y donde poder experimentar con formatos y metodologías que transformen la educación. No se trata de “educación” al uso, sino de un planteamiento crítico. Se trata de pensar la función social de la exposición y los sistemas de presentación del arte. Esta función social no aparece sólo al abordar temas “sociales”, sino que es en la definición del marco de presentación de arte donde podemos encontrarla. Añadir esta capa de valor educativo a la presentación artística implica cambios importantes en todos los estamentos del contexto artístico. Fundamental para cualquier avance.

Dicen que viven en el constante conflicto regenerativo desde las cuatro líneas sobre las que trabajan: mediación cultural, formación de profesorado, investigación y comisariado, y organización de eventos educativos. En diez años han dado un paso de gigante aunque, dicen, queda mucho por hacer, sobre todo en relación a males sistémicos: la precariedad y la falta de definición de la profesión. De todo ello hablamos con el colectivo, que prefiere hablar de modo coral, con una sola voz.

La mediación es uno de los temas de moda ahora mismo. ¿Qué es y qué implica?

Hablar de mediación implica muchas capas. Por un lado, es un término que se adopta del mundo anglosajón que se comienza a utilizar para hablar de las prácticas educativas que se realizan en centros de arte y que sin embargo en España es un término que viene del trabajo social, por eso en sí mismo es un término que implica muchos matices. Dentro de las prácticas situadas en museos, hay múltiples enfoques y modos de hacer. Algunas son bastante tradicionales como la “visita guiada”, que al ponerle la etiqueta de “mediación cultural” parece que es algo actualizado, cuando en realidad continúa siendo una metodología de transmisión de conocimiento jerárquico y vertical. Por eso solo podemos contestar a esta pregunta situándola en nuestra propia práctica. Para nosotras lo más importante de este término es todo aquello referido a la educación y también a entenderse como un espacio “entre”. Nuestros proyectos se sitúan entre el arte y la educación, es decir, en un terreno híbrido.

¿Es el arte un lenguaje difícil?

El lenguaje artístico no es más fácil o difícil que otros lenguajes, lo que sucede es que no somos educados en él. Como cualquier otro lenguaje tiene sus estrategias sintácticas, retóricas. Se pueden articular obras más o menos complejas, más autorreferenciales o más conectadas con lo cotidiano. Pero esto mismo lo podemos decir de un texto escrito. Lo que sucede con la producción artística es que sigue encontrándose con muchos prejuicios y expectativas: la inercia de siglos de “arte=pintura=mímesis”, el prejuicio de la pericia técnica (o “eso lo hago yo”), la identificación entre arte y belleza, la supuesta inmediatez de lo visual… Así se da la paradoja de que mientras, a nivel general, nos resulta mucho más fácil leer literatura contemporánea o escuchar música de nuestro tiempo, nos acercamos con más “comodidad” a “obras clásicas” que al arte contemporáneo: no sentimos que tengamos las herramientas para abordarlo (desconocimiento del lenguaje artístico) ni está presente en nuestra cotidianeidad, no es familiar (como puede hacerlo la música). Por ello es fundamental la educación artística.

¿Qué es una pedagogía invisible?

Es todo aquello que está afectando en nuestro aprendizaje o construcción de conocimiento pero que no tenemos en cuenta de forma consciente. Esos elementos invisibles pueden ir desde cómo está construida la arquitectura pedagógica de un espacio educativo (si hay mesas y sillas, cómo están situadas, cómo son o cómo esa organización responde a una situación de poder) hasta no mencionar un dato concreto como, por ejemplo, que los antiguos egipcios eran de raza negra, pasando por el tono de voz o el lenguaje no verbal que utilizamos (por ejemplo, todos hemos aprendido que cuando una profesora cierra la puerta significa que empieza la clase). Como educadores, en muchas ocasiones, no nos paramos a reflexionar sobre estas cuestiones que participan al mismo nivel del acto educativo que el contenido concreto que queramos trabajar. Por eso es fundamental tener un pensamiento crítico ante ellas.

¿Son una alternativa a la educación tradicional?

No buscamos tanto ser una alternativa a la educación formal, como fomentar, y ser parte, de una educación formal alternativa. Somos muy conscientes de que los modelos vigentes para la educación formal ya están obsoletos e impulsamos acciones, proyectos, modelos y estrategias a través del arte contemporáneo que se infiltren en las estructuras formales (regladas-tradicionales) y catalicen un cambio de paradigma en el sistema educativo. Evidentemente nuestras formas de actuar dentro de la educación formal exploran cauces no tradicionales dentro la educación pero son habituales, en cambio, en el ámbito del arte. Nos interrogamos sobre el hecho educativo y cuáles son sus vías de legitimación; esa es una cuestión sobre la que queremos actuar y ofrecer alternativas: ¿cómo formalizar la legitimación del aprendizaje? La respuesta que dan los modelos reglados tradicionales está totalmente obsoleta y no se adecua a cómo entendemos los procesos de enseñanza aprendizaje. Así que, en ese sentido, es por donde va nuestra voluntad de “ser alternativa”.

¿Para qué instituciones culturales trabajan?

Podríamos decir que trabajamos para nosotras, en el sentido de que hacemos los proyectos que queremos hacer. Algunos porque nos aportan conceptualmente, otros porque están bien pagados y, los menos, por ambas cosas. Tanto con el Ayuntamiento de Madrid con el que desarrollamos el proyecto Levadura(residencias de artistas en centros de primaria) como con la Comunidad de Madrid, con quien desarrollamos los programas educativos de la Sala Alcalá 31 y el Museo Picasso-Colección Eugenio Arias de Buitrago de Lozoya, llevamos varios años trabajando. También trabajamos para fundaciones privadas y hemos solicitado becas y ayudas para desarrollar proyectos que necesitábamos hacer. Pero pensamos que, sobre todo, trabajamos para la gente. Nuestro trabajo tiene sentido porque ponemos en relación conocimientos, personas y procesos participativos.

Actividad en el Museo Picasso-Colección Eugenio Arias de Buitrago de Lozoya.
Actividad en el Museo Picasso-Colección Eugenio Arias de Buitrago de Lozoya. GUILLERMO GUMIEL

Destaquen tres proyectos que provocaran un paso adelante.

Si pensamos en hitos en nuestra evolución hay que hablar del primer proyecto que desarrollamos en Matadero Madrid en 2011, para la sala Abierto x Obras, en el que decidimos crear espacios de aprendizaje intergeneracional con un programa de talleres en el que invitábamos a todo el mundo a que viniera con quien quisiera buscando así una forma de aprendizaje entre generaciones a través de la metodología de las “grandes preguntas” (preguntas ambiguas y abiertas a las que todo el mundo, da igual edad o condición, tiene algo que aportar) y la experiencia de pequeñas acciones que proponíamos al grupo. En 2014 fue cuando algunas de nosotras decidimos dedicarnos en cuerpo y alma a Pedagogías Invisibles. Hoy en día estamos en un cambio de modelo que no sabemos muy bien hacia dónde nos llevará. Sí que hemos equilibrado los proyectos autofinanciados y los que vienen con financiación externa. Solo podemos hacerlo con algunas de nuestras líneas de trabajo pero nos ayuda a ser más estables y sostenibles, aunque eso signifique dedicar más tiempo a la comunicación y gestión de los proyectos. Aún así tenemos todas la necesidad de crecer un poco más pero aún estamos decidiendo hacia dónde. El proyecto Campamentos Desobedientes es un ejemplo.

¿Existe, en temas de mediación, una conexión e intercambio con proyectos internacionales?

Gracias a los encuentros que hemos coordinado en los últimos 3 años en ARCO hemos comenzado a estar más en contacto con otras iniciativas parecidas a las nuestras o con las que nos sentimos primas hermanas. En ARCO Colombia conocimos a muchos compañeros como Nicolas Paris o La Agencia, Monica Hoff en Brasil, Gila Kolb y Node-Center en Alemania. Por mencionar a algunos.

¿Cuál es vuestro mayor objetivo?

En una frase podríamos decir que queremos fomentar la justicia social y nuestro medio de acción es el arte y la educación. Por ello promovemos un paradigma educativo con nuevos formatos, estrategias y contenidos que vienen de la transformación de las pedagogías invisibles y del uso de las estrategias y procesos del arte contemporáneo.

Haced un diagnostico sobre la educación artística hoy. ¿Qué hay que celebrar y qué hay que mejorar?

Tenemos que celebrar que la educación artística hoy está en revisión, durante muchos años ha estado dentro de un paradigma tradicional donde se asemejaba la educación artística a un proceso de pura manualidad, sin reflexión, y un estética escolar de cartulinas de colores, muy alejada del pensamiento crítico, y de prácticas horizontales y colaborativas. Afortunadamente todo esto está dando un giro, y se está posicionando como un desarrollo intelectual, complejo y fundamental para nuestro desarrollo. Sin duda una de las cuestiones que hay que mejorar son los imaginarios que existen sobre la educación artística y que la desplazan de lo que es: análisis y producción de conocimiento. En la educación formal hay que esperar a niveles de especialización (grados universitarios) para que la educación artística sea tomada “en serio”; es demasiado tarde. Además, en ese momento parece que la educación artística corresponda a quienes quieren ser artistas, y esto para nosotras es un gran error. Es fundamental entender el arte como una forma de pensar y no una forma de “hacer”. Una destreza… Los cambios legislativos en este caso han arrinconado las artes a un cajón, apartándola del curriculum oficial, esto nos parece muy grave, y desde luego no ayuda a mejorar los imaginarios que existen.

Fuente: https://elpais.com/cultura/2017/08/04/babelia/1501854516_240378.html

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Libro: «El aprendizaje de lo inesperado»

Sinopsis de El aprendizaje de lo inesperado:
A menudo los docentes temen equivocarse, no controlar sus espacios, tiempos, contenidos y deseos. Preocupados por lo que puede funcionar o no en el aula, olvidan los procesos y las acciones que construyen con el alumnado, sus posiciones como estudiantes y las suyas con relación a ellos.

Este libro, que surge de una conversación entre dos académicas, Elizabeth Ellsworth y Maria Acaso, presenta otras formas de pensar la pedagogía desde lugares que pueden ser considerados anómalos por el pensamiento pedagógico ortodoxo. ?Hasta que punto es la pedagogía un espacio de posibilidad y cambio? ?Hasta que punto deben revisar su posición como docentes/artistas/humanistas antes de pedir la emancipación a los alumnos? ?Que efectos tiene una pedagogía que no se conforma y quiere ser regeneradora? ?Se puede hablar de la profesión docente como algo no resuelto?

Estas son algunas de las preguntas que se plantean en esta obra, a las que Carla Padro yuxtapone una serie de textos narrativos y explicativos de los conceptos surgidos durante la conversación y que servirán de guía al lector en la estimulante y necesaria reflexión sobre la enseñanza como un espacio de experimentación y de cambio.

Fuente: http://larryjohnston.studyenglishskype.com/40763-gratis-descargable-libro-maria-acasoelizabeth-ellsworth.html

Descargar el libro aqui: https://es.scribd.com/doc/114695580/El-Aprendizaje-de-Lo-Inesperado

Imagen en archivo de OVE

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