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España: Tecnología en las aulas, clave para la innovación.

www.expansion.com/17-03-2016/Por: Ana Cabanillas

La integración de nuevas técnicas en el aula permite una enseñanza más personalizada y competitiva, en un sector donde es cada vez más necesaria la colaboración empresarial.

La educación es uno de los sectores más permeables a los cambios sociales, y las nuevas tecnologías son ya una realidad en el mundo académico. La integración tecnológica en las aulas, y el fomento de actitudes innovadoras fueron algunos de los puntos tratados en el Observatorio sectorial Innovación y tendencias en Educación, que contó con el patrocinio de Epson, y al que acudieron representantes de varios ámbitos de la enseñanza.

Nieves Segovia, presidenta de la Institución Educativa SEK, puso sobre la mesa uno de los principales problemas de esta integración: «La tecnología ha suplementado un modelo tradicional, cuando tiene la capacidad de transformarlo hacia una educación personal, que permite llegar al ritmo y aprendizaje de cada alumno», destacó Segovia, que vio en estos avances «un acelerador de determinadas competencias que permitiría una acción docente muchísimo más eficaz».

La empresa, más presente

Desde el nivel Formativo Superior, Guadalupe Bragado Cordero, directora general de Formación Profesional y Enseñanzas de Régimen Especial de la Comunidad de Madrid, coincidió en el papel que la tecnología podría jugar en las aulas: «Los profesionales y las empresas demandan otro ritmo y hay herramientas como la tecnología que lo podrían acelerar», argumentó, al tiempo que lamentó el exceso de rigidez del sistema educativo.

Para armonizar los ritmos y las demandas, Bragado hizo una propuesta: «La colaboración se tiene que potenciar mucho más entre la Administración y la empresa, porque ésta puede traer innovación a los centros que, con unos docentes motivados y reconocidos socialmente, también llevarán innovación a la empresa».

Ernest Quingles, presidente ejecutivo de Epson Ibérica y Francia, también se postuló por esta colaboración. «A las empresas se nos pide colaborar económicamente, pero no llegamos a influir suficiente en búsqueda de profesionales», apuntó, citando a centros universitarios como el de Standford: «El 80% de sus ingresos ya no viene de matrículas, sino de empresas, y el reto de aquí a dos años es que sea el 100%». Para alcanzar este porcentaje, el secreto está en que «los centros más reconocidos a nivel mundial son centros poco regulados donde ellos han regulado su propia excelencia».

Martin Boehm, decano de Programas de IE Business School, señaló que la clave de la integración es innovar a varios niveles. «Nos basamos en el concepto knowing-doing-being [saber-hacer-ser], donde lo más importante es ser capaz de aplicar el conocimiento en el día a día, algo fundamental para transformar la sociedad», subrayó. Por otra parte, Boehm resaltó la importancia de la personalización: «Hay tecnologías que permiten el desarrollo uno a uno y facilitan el aprendizaje experiencial, como simuladores de realidad virtual o el uso de juegos en la educación».

A nivel universitario, Pilar Herreros de Tejada, vicerrectora de Estudios de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), alabó que el 30% de los profesores de la institución participen en proyectos de innovación, «una muestra de que hay interés». Sin embargo, en su opinión, todavía hay que «sistematizar y ofertar» estas nuevas opciones: «El siguiente paso será repensar las titulaciones», apuntó Herreros, que sugirió la ampliación de la oferta de titulaciones online orientadas a Latinoamérica y Asia, o la introducción de nuevas competencias: «Ya hay muchas universidades que introducen asignaturas para dar capacidades transversales a los alumnos».

Dulce Subirats, presidenta de Aedipe Agrupación Centro, que moderaba el debate, nombró entre estas competencias «el trabajo en entornos colaborativos» o «ser multitask en un entorno donde cambian las prioridades, que es esa nueva forma de trabajar que se asume como nuevo entorno de trabajo».

Humanizar la tecnología

En una sociedad en la que el conocimiento está al alcance todos, está el riesgo de deshumanizar el aprendizaje. Ésta fue una de las ideas que lanzó el rector de la Universidad Pontificia de Comillas (ICAI-Icade), Julio Luis Martínez Martínez, que sacó a relucir un aspecto fundamental de la Educación: «La condición es la calidad formativa y la tecnología debe estar al servicio de esta calidad. Las nuevas tecnologías no ayudan mucho aquí, porque dan como nunca el conocimiento, pero está la dificultad de hacerlo humano».

Para lograrlo, los recursos tecnológicos no son tan importantes como la estrategia de aplicación en los centros, destacó Félix Serrano Delgado, director del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del profesorado (Intef) del Ministerio de Educación: «Poner tecnología en el aula sin más no resuelve el problema, sino que lo crea, a no ser que esté acompañado de un conjunto de medidas. Tiene que haber un proyecto de innovación y tecnología en la organización educativa», mantuvo.

En este sentido se manifestó también Joaquín Calvo, vicedecano de Posgrado de Esic: «Lo que falta es un sistema educativo. La educación es aquello que va a ser eje de la competitividad», declaró. «La clave está en el papel de prestigio del profesor, que hay que ponerlo en el centro de la educación. El éxito de las escuelas de negocio es que los profesores son seleccionados por lo que les define: su prestigio profesional». Así defendió que las tecnologías podrían devolver a la Educación a su propio origen: «La tecnología debe volver a emocionar a los que estudian, que es lo que falta ahora».

Fuente de la imagen destacada: http://rotcivtarigana.blogspot.com/

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El BID publica Ciberseguridad ¿Estamos preparados en América Latina y el Caribe?

La manera en que los Estados-nación y las regiones abordan la capacidad de seguridad cibernética es esencial para contar con una seguridad cibernética eficaz, eficiente y sostenible. El Informe de Ciberseguridad 2016 es el resultado de la colaboración entre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Centro Global de Capacitación de Seguridad Cibernética (GCSCC) de la Universidad de Oxford. El informe presenta una imagen completa y actualizada sobre el estado de la seguridad cibernética (riesgos, retos y oportunidades) de los países de América Latina y el Caribe. La primera sección incluye una serie de ensayos sobre las tendencias de la seguridad cibernética en la región, aportados por reconocidos expertos internacionales en el tema. La segunda examina la «madurez cibernética» de cada país mediante la aplicación del Modelo de Madurez de Capacidad de Seguridad Cibernética (CMM, por sus siglas en inglés) que toma en cuenta las consideraciones de seguridad cibernética a través de cinco dimensiones y las evalúa en cinco niveles de madurez para cada uno de sus 49 indicadores. El CMM es el primero de su tipo en términos de extensión y profundidad en cada aspecto de capacidad de la seguridad cibernética. Está construido sobre una base de consulta de múltiples partes interesadas y el respeto de los derechos humanos, equilibrando cuidadosamente la necesidad que se tiene de seguridad para permitir el crecimiento económico y la sostenibilidad, al tiempo que se respetan el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la privacidad. – See more at: https://publications.iadb.org/handle/11319/7449#sthash.6AC6a8o3.dpuf

Datos relacionados

– See more at: https://publications.iadb.org/handle/11319/7449#sthash.6AC6a8o3.dpuf

 

Puede acceder a la publicación

BID ciberseguridad 2016

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Una palestina, premio a la mejor profesora del mundo

Hanan al-Hroub, ganadora de la prestigiosa distinción que otorga la Fundación Varkey, es responsable de un método lúdico, resumido en el libro ‘Jugar y aprender’, que resalta además la necesidad de combatir la violencia en el medio escolar

 

Una palestina, Hanan al-Hroub, ha ganado el premio al mejor profesor del mundo otorgado por la Fundación Varkey y dotado con un millón de dólares, una distinción anunciada por el papa Francisco en un vídeo difundido en Dubái.

«Quiero felicitar a la profesora Hanan al-Hroub por haber ganado ese prestigioso premio, debido a la importancia que otorga al juego en la educación de los niños», dijo el Papa en el vídeo difundido durante la ceremonia celebrada el domingo por la noche. «El niño tiene derecho a jugar. Una parte de la educación consiste en enseñarle cómo jugar para que aprenda jugando», agregó el Pontífice. Hanan al-Hroub recibirá el millón de dólares repartido en diez entregas.

La ceremonia tuvo lugar en presencia de jeque Mohammad ben Rached al Maktum, soberano de Dubái que patrocina a la Fundación Varkey. Hanan al-Hroub, que enseña en un liceo de Al Bireh, en Cisjordania, nació y se crió en un campo de refugiados palestinos.

 La profesora palestina desarrolló un método lúdico, que resumió en un libro ‘Jugar y aprender’, que apunta además a combatir la violencia en el medio escolar, traumatizado a menudo por las repercusiones del conflicto israelo-palestino.

En la ceremonia también intervinieron a través de sendos vídeos el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. La Fundación Varkey fue creada por Sunny Varkey, oriundo de India y residente en Dubái, presidente de la empresa GEMS dedicada a la educación.

 

Publicado originalmente en eldiariovasco.com http://www.diariovasco.com/sociedad/educacion/201603/14/palestina-premio-mejor-profesora-20160314114137-rc.html

 

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Tres hábitos para gestionar conocimiento

Todo el mundo sabe, desde tiempos inmemoriales, lo que debe hacer para tener un cuerpo ideal: comer de manera sana y ordenada y hacer ejercicio físico regularmente. Sin embargo, casi nadie confiesa estar contento con su cuerpo. No basta con saber algo, hay que hacerlo y ahí radica al mismo tiempo el problema y su solución. Al igual que la dieta, la gestion del conocimiento es un concepto muy sencillo de entender pero no tan fácil de llevar a cabo. Consiste en aprender del pasado y del presente para mejorar el futuro. “Elemental”, como diría Sherlock Holmes,

Todos y Nadie. Esas son las respuestas que obtengo cada vez que en una conferencia formulo estas 2 preguntas: ¿Quién hace tareas repetitivas en su trabajo? TODOS levantan la mano. ¿Quién, antes de dormir, hace metódicamente el ejercicio de reflexionar sobre lo que aprendió cada día? NADIE. Es decir, reconocemos sin titubear que hacemos continuamente las mismas cosas y, sin embargo, nadie dedica tiempo a reflexionar sobre lo que aprende y a pensar en cómo mejorar. Absurdo.

Somos seres rutinarios. A todos nos gusta creernos originales y creativos pero la verdad es que la mayor parte del tiempo, hacemos lo mismo una y otra vez. Cada día ejecutamos un ritual idéntico: te levantas a la misma hora, te duchas, te vistes, desayunas lo mismo, te lavas los dientes, te vas a la oficina por el mismo camino y allí te espera una jornada que en un 95% es igual a la que tuviste ayer y por ende, a la que te espera mañana. Por la noche, cuando llegas a casa, compartes con tu familia, cenas, dedicas un rato a ver la tele, ojear el diario o a internet, y toca dormir para que el ciclo se repita miméticamente… Aunque nos cueste asumirlo, en nuestros trabajos la innovación es todavía muy puntual y básicamente realizamos tareas repetitivas. Sin embargo, la rutina es también una gran oportunidad para el aprendizaje siempre que le prestemos la atención debida. Si hacemos cosas miles de veces, millones en el caso de las organizaciones, entonces existe un enorme potencial para aprovechar las buenas prácticas (aquello que nos da buenos resultados) y evitar las malas (aquello que sabemos que no nos funciona). Acabo de impartir un módulo de gestión del conocimiento en un diplomado de innovación y lo primero que hice al terminar fue una retrospectiva para revisar qué voy a mantener y qué voy a cambiar para la próxima edición.

El aprendizaje se fija con la práctica. Las conexiones neuronales se van reforzando cada vez que repites la misma acción. Esto tiene como consecuencia que una vez consolidados dichos circuitos cerebrales, son muy difíciles de modificar, lo que explica por qué nos cuesta tanto trabajo desaprender lo que ya sabemos por mucho que queramos (como demuestra este experimento conuna bicicleta que tuerce al revés).
La rutina consiste, justamente, en la repetición de una práctica de manera reiterada en el tiempo. Si para aprender hay que practicar, para practicar hay que repetir y repetir. Aprender es tan desafiante, porque requiere la disciplina de la práctica recurrente, algo que resulta monótono y exigente. Siguiendo con el ejemplo de la dieta, si no tienes el cuerpo que quieres es porque no estás dispuesto a hacer el sacrificio que se requiere pero no porque no sepas lo que hay que hacer. Ahora bien, no toda repetición genera aprendizaje. Tiene que ser una repetición reflexiva, consciente, orientada a superar lo hice la vez anterior, a fortalecer lo que hago bien y mejorar lo que no hago tan bien. Consideramos a un experto como la persona que atesora mucho conocimiento. Pero en realidad, un experto es aquel que ha tenido muchas experiencias y una experiencia no solo es algo que te pasa sino que incluye obligatoriamente el proceso posterior de análisis para aprender de ella.

Para que podamos aprender de nuestras acciones, se requiere desarrollar 3 hábitos que hoy en día ocurren de manera anecdótica en las organizaciones: reflexionar, sistematizar y compartir.

  1. Reflexionar: Para aprender hay que reflexionar y dado que el futuro todavía no llega, solo podemos reflexionar acerca del pasado, tratando de “conectar los nudos” parafraseando a Steve Jobs. Desafortunadamente, y aunque suene feo, tenemos muy poca costumbre de pensar. Durante 2015 hicimos alrededor de 30 talleres de la Isla de los Pájaros con distintas organizaciones públicas y privadas en diferentes países y en todos ellos, los participantes reconocieron que la “obsesión de la empresa por la ejecución y por los resultados no nos deja tiempo para reflexionar”. Es imposible mejorar si no existe un espacio sagrado e inviolable para reflexionar sobre lo que sabemos y lo que no sabemos. ¿Cómo podemos estar seguros de que nos encontramos ante una oportunidad para aprender? Cuando al comparar lo que esperábamos que sucediese con lo que sucedió en realidad, comprobamos que existe una diferencia. Si la diferencia es positiva (salió mejor de lo previsto) hablamos de una buena práctica que debiésemos capturar para reutilizarla en el futuro. Si la diferencia es negativa, entonces estamos ante una lección que debemos aprender para evitar que nos vuelva a ocurrir. ¿Qué hace falta para reflexionar? Por suerte, no se necesitan ni tecnologías caras ni metodologías sofisticadas, tan solo actitud, un poco de tiempo y formularse algunas preguntas clave:
  • Qué tenía que haber pasado y qué pasó en realidad
  • Qué salió bien, por qué y cómo repetirlo y mantenerlo en el futuro
  • Qué no salió bien, por qué, qué tuvimos que cambiar
  • Qué haríamos distinto la próxima vez
  1. Sistematizar. Durante esos mismos 30 talleres, cuando pregunté si tenían el hábito de documentar lo que hacían para reutilizarlo más adelante, obtuve la misma respuesta que en el caso de la reflexión: “No tenemos cultura de sistematizar y, las pocas veces que lo hacemos, los repositorios documentales donde se almacena son muy poco utilizados”. En tu caso ¿dedicas tiempo a capturar lo que aprendes y guardarlo bajo algún criterio específico que te asegure volver a encontrarlo cuando lo necesites? El ejercicio de sistematizar tiene varios elementos que juegan en su contra: En primer lugar, se trata de una actividad muy poco “sexy” ya que es un proceso farragoso, aburrido y que consume tiempo. Además, muy pocas veces la organización lo exige y ya sabemos lo que ocurre cuando nadie te pide cuentas de algo. Y por último, el mayor beneficiado de documentar un conocimiento no suele ser quien se toma la molestia de dejar ese registro (que ya aprendió) sino terceros que se aprovecharán de esa experiencia en el futuro. Sin embargo, por más tedioso que resulte, sistematizar es la única manera de que la organización deje rastro de lo que hace para evitar perderlo. Si no quieres repetir errores y derrochar tiempo valioso en rehacer lo que ya hiciste antes, necesitas dedicar tiempo a documentar y ese espacio debe ser innegociable. En enero, participamos en el seminario “Aprendiendo, iterando y adaptándose para lograr resultados” organizado por Cepal, Banco Mundial, GIZ y el Gobierno de Chile, donde el estudio de casos se presentó como metodología para sistematizar conocimiento respecto de la forma en que se toman decisiones. Todos los organismos presentes en el seminario acordaron que si la mayoría del conocimiento es tácito y lo tienen las personas en su cabeza, entonces es imperativo sistematizar ese conocimiento para poder intercambiarlo. Obviamente, necesitamos ser creativos a la hora de sistematizar lo aprendido en el menor tiempo posible y apoyándonos en el uso de TICs. Pero antes de eso, cada empresa y cada persona tienen que ser claros y tajantes respecto de qué es necesario salvaguardar, quién debe hacerlo, cuándo hacerlo, cómo hacerlo y dónde guardarlo de forma que sea fácil de encontrar cuando otra persona (o tú mismo) lo necesite.
  1. Compartir: Los clientes y los ciudadanos demandan continuamente mejores servicios forzando a las organizaciones a cambiar. El cambio desactualiza el conocimiento que tienes. Lo que funcionaba antes y era una buena práctica contrastada, hoy ya no lo es. Y el cambio rápido no te deja tiempo para aprender todo lo que necesitas por tu cuenta y a tu ritmo, obligándote a explorar el conocimiento acumulado por otros y a permanecer en una actitud de intercambio continuo de conocimiento. Cuando tienes que hacer algo que no sabes, tienes 2 opciones. Te las arreglas con tu propio conocimiento y empiezas a probar, lo que resulta lento e ineficiente. O buscas a alguien que lo haya hecho antes y aprovechas ese conocimiento. Si empiezas desde cero, te expones a recorrer una larga curva de aprendizaje, con todo lo que ello significa. Cuando aprovechas el conocimiento que la organización ya tiene, te ahorras todos esos riesgos. Obviamente, los participantes en los 30 talleres reconocieron que “apenas contaban con instancias permanentes diseñadas para el intercambio de conocimiento entre pares o equipos”. Todo lo que tenemos para lidiar con la realidad es nuestro conocimiento. ¿Es suficiente? ¿Lo sabes todo y lo sabes siempre? Cuando tienes que hacer algo y no cuentas con el conocimiento necesario (por ejemplo un nuevo plato de cocina) ¿prefieres arriesgarte solo con tu experiencia o prefieres apoyarte en el conocimiento de otros (por ejemplo en un libro de recetas)? Para que puedas aprovecharte de ese conocimiento, alguien se tuvo que dar el trabajo de crearlo y sistematizarlo para que tú lo puedas disfrutar. Lo que nos hace mejorar es siempre el conocimiento, nadie hace las cosas peor de lo que puede. Si no lo haces mejor es porque te falta conocimiento y por tanto, proveer conocimiento al que lo necesita solo le ayuda a mejorar su desempeño. Para aprender, es imprescindible hacerse preguntas y cuando no me puedo responder una pregunta, entonces voy a buscar el conocimiento que tienen otros. La gestión del conocimiento es básicamente un ejercicio de colaboración, compartir con los demás el conocimiento que tienes y aprender de ellos lo que no sabes. Serás más valioso para tu organización por tu capacidad para transferir tu conocimiento y mejorar a los demás que por el stock de conocimiento individual que acumules. El seminario de la Cepal tuvo lugar precisamente en el instante en que los países llegaron a la conclusión de lo descabellado de que cada uno aborde el mismo problema por su cuenta.

 

Si hacemos tareas repetidas, entonces gestionar el conocimiento tiene todo el sentido. Pero por muy razonable y simple que nos parezca, reflexionar, sistematizar y compartir son hábitos que por ahora no forman parte de nuestra rutina, lo que significa que las organizaciones todavía no consideran que gestionar el conocimiento sea una actividad valiosa. Nadie tiene tiempo para revisar otras experiencias antes de realizar una tarea compleja, nadie dedica tiempo a reflexionar y luego a registrar lo que hace y nadie se toma la molestia de compartir sus aprendizajes con otros. Pero si parece haber tiempo para reinventar ruedas o para repetir errores. Tenemos que decidir si dedicar ese tiempo a gestionar conocimiento es una inversión (para evitarnos futuros problemas mucho más costosos) o es un gasto inútil.

El tiempo es nuestro recurso más precioso y no lo podemos desperdiciar. Tu curva de aprendizaje se reduce enormemente cada vez que reutilizas conocimiento generado por otros. Crear un hábito es un proceso que toma tiempo y constancia. Necesitamos ejercitar la reflexión, la sistematización y la colaboración hasta convertirlas en rutina.

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Un mito: El aprendizaje semipresencial es la próxima revolución en materia de tecnología de la educación.

Mediatización, perjuicios y esperanza

“El gran enemigo de la verdad muy a menudo no es la mentira –deliberada, bien tramada y deshonesta– sino el mito –persistente, persuasivo e irreal“. ~ John F. Kennedy

Orígenes De Un Mito
Que los estudiantes combinen el uso de la tecnología con la enseñanza presencial como medio para colaborar y ampliar sus experiencias de aprendizaje no es inusual, revolucionario o ajeno a las aulas ordinarias de Canadá. Como concepto, el aprendizaje semipresencial ya tiene casi dos décadas de antigüedad y fue importado a la educación K-12 a finales de los años 90 desde la educación empresarial, las empresas de formación en administración de empresas y el sector de la educación post-secundaria. Aunque el origen exacto no está claro, se ha sugerido que una empresa de formación en informática con sede en Atlanta acuñó el término en 1999 (Friesen 2012) al anunciar el lanzamiento de una nueva generación de cursos en línea para adultos que se combinaban con una instrucción presencial.

Muchas prácticas de aprendizaje semipresencial ya encajan perfectamente en una amplia gama de experiencias mixtas de aprendizaje presencial y digital con las que se encuentran los estudiantes en las escuelas K-12, entre las que se incluyen el aprendizaje distribuido, el aprendizaje a distancia o el e-aprendizaje. El Dr. Norm Friesen, un académico importante en este ámbito, sugiere que el aprendizaje semipresencial “designa el abanico de posibilidades que presenta la combinación de Internet y los medios digitales con unos modelos de aulas establecidos que requieren la presencia física simultánea de un docente y estudiantes” (Friesen 2012). Tal y como ilustra esta amplia definición, sería difícil que cualquier uso de la tecnología en la educación no tuviera fácilmente cabida en los límites de esta definición.
A pesar de la fragilidad de este concepto han surgido diferentes modelos de aprendizaje semipresencial. En particular, Staker y Horn (2012) han intentado clasificar los contextos de aprendizaje semipresencial en cuatro modelos: de rotación, flexible, a la carta y virtual enriquecido. Estas cuatro combinaciones abarcan desde contextos que están más conectados a las personas y tradicionales (de rotación, flexible) a contextos en los que los estudiantes están principalmente autodirigidos a través de cursos o plataformas en línea que “proporcionan” el programa de estudios (a la carta y virtual enriquecido). En los modelos más autodirigidos, los docentes o los facilitadores no titulados son opcionales y solo está previsto que ofrezcan apoyo cuando se considere necesario.

Aunque se han aplicado muchos modelos a lo largo de estos últimos 20 años, hay pocos indicios del éxito del aprendizaje semipresencial. De 46 estudios de investigación fiables realizados entre 1996 y 2008, solo cinco han prestado atención a los resultados de los estudiantes del ámbito K-12 (Murphy et al. 2014). Según un artículo reciente publicado en Education Week, al buscar pruebas fehacientes del éxito de esta estrategia para los estudiantes K-12, se pueden atribuir directamente muy pocas “pruebas concluyentes” o pocos resultados significativos al aprendizaje semipresencial (Sparks 2015).

Mediatización
La actual campaña mediática en torno a los modelos de aprendizaje semipresencial, especialmente en Estados Unidos, se basa en que éstos dan vida al aprendizaje personalizado para cada niño. El aprendizaje personalizado, tal como se promueve en el nuevo contexto del aprendizaje semipresencial, no es ni una teoría pedagógica ni un conjunto coherente de enfoques del aprendizaje, independientemente de los modelos propuestos. De hecho, el aprendizaje personalizado es una idea que está luchando por encontrar una identidad (McRae 2014, 2010). Una descripción de la personalización que está estrechamente vinculada a la individualización a través de la tecnología “en cualquier lugar y en cualquier momento” se fundamenta en las ideas arcaicas de las máquinas de enseñar imaginadas a principios del siglo XX (McRae, 2013).

Cierta retórica del aprendizaje semipresencial sugiere que la personalización se consigue mediante programas informáticos individualizados que se ajustan al ritmo que uno desee (conocidos como sistemas de aprendizaje adaptativo), que se combinan con una instrucción en grupos pequeños para los estudiantes que tengan unas necesidades académicas más apremiantes. Para aquellos que buscan en particular fomentar el aprendizaje semipresencial en momentos de graves dificultades económicas, la presencia de un docente titulado es facultativa.

Las empresas de programas informáticos que venden sus productos de aprendizaje adaptativo declaran con vehemencia que “los mejores programas de aprendizaje personalizados proporcionarán a los estudiantes millones de vías posibles a seguir en sus currículos académicos y les permitirán obtener los resultados deseados –un verdadero entendimiento” (Green 2013). Esto forma parte del mito del aprendizaje semipresencial y se comercializa utilizando programas informáticos de matemáticas y lectura superficiales (sistemas de aprendizaje adaptativo) que hacen afirmaciones cuestionables sobre el hecho de que potencian los resultados en las pruebas relevantes. Los intentos corporativos por “estandarizar la personalización” de esta manera son a la vez irónicos y absurdos.

Estos sistemas de aprendizaje adaptativo (las nuevas máquinas de enseñanza) no crean unos ciudadanos más fuertes, creativos, emprendedores o empáticos a través de sus algoritmos de software individualizados, estandarizados, lineales y mecánicos. Sino que al contrario disminuyen las numerosas oportunidades para que florezcan las relaciones humanas, que constituyen el sello distintivo de los entornos de aprendizaje de alta calidad.

Uno de los ejemplos de aprendizaje semipresencial que ha recibido quizá mayor atención es el “aula invertida”. Se denomina así porque se invierte la instrucción en el aula durante el día, de manera que los estudiantes ven en casa a su propio ritmo vídeos en línea sobre sus lecciones, quizás se comunican con sus compañeros y docentes a través de discusiones en línea por la noche, y hacen sus deberes en clase. Recuerden el conocido éxito publicitario y fabuloso remedio para los problemas de matemáticas vendido al público por la Khan Academy. No hay nada revolucionario ni profundamente atractivo con respecto a las simples lecciones desde un punto de vista pedagógico, pero aparentemente sí que lo hay en añadir cada noche horas de vídeo distribuido por vía digital en la vida de un niño. De hecho, las investigaciones sugieren que la utilización de este tipo de tecnología de grabación de las lecciones, como enfoque principal del aprendizaje, puede provocar que los estudiantes se queden rezagados con respecto al currículo académico (Gosper et al. 2008).

Muchos mitos, cuando se analizan de cerca, permiten una reflexión profunda sobre nosotros mismos y nuestra sociedad. Las tecnologías han ampliado en particular nuestros deseos como norteamericanos de disponer de una mayor variedad de opciones, flexibilidad e individualización, así que resulta fácil dejarse seducir por la imagen de que los entornos de aprendizaje semipresencial proporcionan precisamente lo que deseamos, cuándo y cómo lo queremos, y de manera personalizada.
El mantra del marketing de empresas muy diversas, desde los grandes grupos de medios de comunicación hasta los bancos, es ofrecer servicios en cualquier momento, en cualquier lugar y a cualquier ritmo. Muchos gobiernos lo han adoptado a su vez en su afán por reducir los costes, junto con la adaptación empresarial y la racionalización de la productividad de la mano de obra, con la esperanza de que un sistema de educación flexible y semipresencial sea más eficiente y rentable.

En el espacio mítico del aprendizaje semipresencial, el tamaño de las clases ya no tiene importancia y empiezan a surgir nuevas pautas de dotación de personal. La cantidad de tiempo que los estudiantes pasan en las escuelas se vuelve irrelevante ya que las estructuras tradicionales se desvanecen. Sin embargo, este mito ignora el inmenso deseo de los padres y las expectativas de la sociedad de que los niños y los jóvenes se reúnan para aprender en unos establecimientos donde puedan relacionarse bien y donde haya unos (docentes) profesionales juiciosos que comprendan tanto el arte como la ciencia del aprendizaje. Como declaró con gran elocuencia John F. Kennedy (1962): “El gran enemigo de la verdad muy a menudo no es la mentira –deliberada, bien tramada y deshonesta– sino el mito –persistente, persuasivo e irreal“.

El Departamento de Educación de Estados Unidos (2013) ha manifestado claramente su compromiso de hacer realidad el aprendizaje semipresencial a través de las ideas confusas de los sistemas basados en las competencias y el aprendizaje personalizado.

“Dejar gradualmente de asistir a clase en favor de una estructura que crea flexibilidad, permite que los estudiantes progresen a medida que demuestran un dominio del contenido académico, independientemente del momento, el lugar o el ritmo de aprendizaje. Al permitir que los estudiantes dominen las aptitudes a su propio ritmo, los sistemas de aprendizaje basados en las competencias ayudan a ahorrar tiempo y dinero… permiten una mejor utilización de la tecnología, apoyan nuevas pautas de dotación de personal que utilizan las habilidades y los intereses de los docentes de una manera diferente… Cada uno de estos aspectos representa una oportunidad para lograr una mayor eficacia e incrementar la productividad”.

La retórica de la rentabilidad y de la eficacia debe ser objeto de especial atención en tanto que forma parte del mito del aprendizaje semipresencial en los sistemas basados en las competencias.

Perjuicios
En toda América del Norte, las escuelas y las aulas se ven sometidas a la coyuntura económica y a serias restricciones debidas a la reducción de la financiación destinada a la educación pública. El aprendizaje semipresencial puede convertirse en el medio para introducir a proveedores de educación externos con el fin de acabar con las expectativas de tener un número reducido de alumnos por clase y docentes titulados en las aulas tradicionales. Esta idea está ganando impulso en Estados Unidos a través de las distintas escuelas virtuales y chárter que están reduciendo radicalmente el número de docentes y poniendo en práctica un aumento del tamaño de las clases bajo el estandarte del aprendizaje semipresencial. Tal como afirma Michael Horn cuando se le pide que ofrezca un asesoramiento experto sobre los modelos de aprendizaje semipresencial, “los recortes presupuestarios y la escasez de profesores representan una oportunidad, no una amenaza” (Horn et al. 2014).

Dado que los distritos escolares en Estados Unidos recurren al aprendizaje en línea y a los modelos semipresenciales como medio para reasignar los recursos, los proveedores privados también abogan por “acabar con las normas que restringen el tamaño de las clases y la proporción de alumnos por docente” (Horn y Staker 2011, 13). Lograr lo anterior supone suprimir las normas relativas a la titulación de los docentes con el fin de que las escuelas puedan sustituir a los docentes a voluntad por paraprofesionales o especialistas en aprendizaje individual sin titulación”. Tal como sugieren Christensen y Horn (2008), “el aprendizaje por ordenador a gran escala también es menos caro que el actual sistema que requiere una mano de obra intensiva y podría ser la solución a los dilemas financieros con los que se enfrentan las escuelas públicas” (13).

Para que esto sea posible en un sistema educativo, los gobiernos deben consagrar diversas políticas que faciliten que las escuelas privadas, las escuelas cyber-chárter virtuales o las empresas de tecnología educativa tengan un acceso directo a los estudiantes que están al margen de un sistema público protegido. En primer lugar hay que abrir múltiples vías de aprendizaje, que sean más flexibles en términos de tiempo y espacio, y que estén diseñadas en torno a las soluciones tecnológicas que únicamente puede ofrecer una compañía.

La Asociación Industrial de Software e Información, la principal asociación comercial para la industria de contenido digital y software en América, es un claro promotor de la redefinición y ampliación del papel del docente y propugna que “quizás sea también preciso abordar los contratos de los docentes y otras restricciones reglamentarias para proporcionar flexibilidad a la función que se requiere del docente con vistas a realizar este cambio espectacular en la enseñanza” (Wolf 2010, 15).

A primera vista, esta flexibilidad parece prometedora, ya que los docentes y los directores de los centros escolares reconocen sin duda que el modelo industrial de mando y control no encaja con nuestro mundo hiperconectado. Sin embargo, la flexibilidad del aprendizaje en cualquier momento y en cualquier lugar se manifiesta en Estados Unidos en torno a los programas de software de aprendizaje adaptativo o los cursos de aprendizaje en línea obligatorios que son suministrados por las empresas privadas. La nueva legislación relativa al acceso a los cursos (que encontramos en Wisconsin, Texas, Utah, Florida, Michigan y Minnesota) permite que actualmente cualquier persona pueda impartir cursos en línea a estudiantes independientemente de su jurisdicción, su titulación o su ubicación geográfica (Dwinal 2015). En otras palabras, cualquier curso, para cualquier estudiante, en cualquier lugar y en cualquier momento,y ahora impartido por cualquier persona. ¿La mitad de los docentes, pero l doble de diversión?

En el caso de K12 Inc., el mayor proveedor privado con fines lucrativos de educación en línea de Estados Unidos para los grados K-12, el número de alumnos por docente asciende a 275 estudiantes por un docente (Aaronson y O’Connor 2012). Como afirma el presidente y director general de McGraw-Hill Education: “Con este nuevo método y estas nuevas capacidades, de repente se podía ver cómo un docente admitía a muchos más estudiantes… la productividad podía duplicar o triplicar” (Olster 2013).

La dura realidad, sin embargo, es que la escolarización privada en línea no gira en torno a los nuevos modelos de aprendizaje semipresencial, la flexibilidad o las opciones de elección, sino que se trata de obtener beneficios a través del ciclo constante de matrícula y abandono de los estudiantes conocido como “tasa de cancelación de clientes” (Gibson y Clements 2013). Por el contrario, nuestras actuales escuelas en línea financiadas y suministradas con fondos públicos en toda Alberta refuerzan el importante papel que desempeñan los docentes titulados en tanto que arquitectos comprensivos y sensibles del aprendizaje, que trabajan incansablemente para reducir las tasas de deserción escolar y aumentar la implicación de los estudiantes en los entornos de aprendizaje virtual.

Rocketship Education, una de las numerosas escuelas chárter que están creciendo rápidamente fuera de Estados Unidos, ha adoptado un modelo de aprendizaje semipresencial de rotación conocido como Escuela Modelo híbrido Rocketship para los estudiantes desde la escuela infantil al grado 5. Combina el aprendizaje en línea en el campus con actividades tradicionales basadas en el aula con el fin de ahorrar 500.000 dólares estadounidenses por escuela chárter al año en concepto de los costes salariales de los docentes (Danner 2010).

Para lograrlo, Rocketship Education ha reducido a la mitad sus docentes, ha cambiado el alcance de la práctica profesional y ha contratado a adultos mal remunerados para que supervisen y vigilen a los estudiantes en las salas de ordenadores. La nueva estructura de personal dentro de este modelo de aprendizaje semipresencial de rotación sitúa la proporción de alumnos por docente en estas escuelas en uno por más de cien, con uno o dos monitores mal remunerados en la sala de ordenadores. A este personal de apoyo se le atribuyen títulos como “especialistas en aprendizaje individual”, “instructores” o “facilitadores” (Public Broadcasting Service 2012).

Al no contar con la presencia de docentes titulados es preciso reunir datos sobre el rendimiento de los estudiantes, por lo que los niños pasan mucho tiempo en la sala de ordenadores con un programa de aprendizaje adaptativo que controla todas sus interacciones. John Danner, ex director general de Rocketship Charter Schools y ex miembro de la junta directiva de DreamBox Learning Inc., promueve que se aumente el tiempo que los niños pasan frente a la pantalla durante el día. Considera que como la calidad de los programas informáticos mejora, “los ‘estudiantes de Rocketship’ podrían pasar hasta el 50% de su jornada escolar con los ordenadores” (Strauss 2013). ¿Cuántas horas de desarrollo de las mentes y los cuerpos de los niños y los jóvenes estamos dispuestos a sacrificar por unas interacciones persona-ordenador más individualizadas con el pretexto del aprendizaje semipresencial?

Si el aprendizaje semipresencial a través del modelo de rotación se define como la reducción del número de docentes titulados en las escuelas y la colocación de los estudiantes en las salas de ordenadores para que pasen la mitad de su día frente a programas informáticos de matemáticas y lectura, entonces la educación del siglo XXI está ciertamente tomando un camino muy peligroso y anticuado. Esto no es históricamente la manera en que el aprendizaje semipresencial ha cobrado vida en las aulas de Alberta, ni debería ser el futuro que queremos.

Esperanza
La proliferación de los medios digitales e Internet ha dado lugar a un extraordinario aumento de los recursos y oportunidades destinados a los docentes, los estudiantes y las comunidades de aprendizaje. Se están produciendo cambios continuos a través de las distintas aplicaciones para móviles, los blogs, los podcasts de vídeo, las herramientas de los medios de comunicación sociales, los cursos de e-aprendizaje o los sistemas de gestión del aprendizaje en las escuelas, que prometen ayudar a los docentes a crear y organizar el trabajo de los estudiantes, proporcionar comentarios (en tiempo real) o una comunicación más eficaz.

Con la proliferación de las herramientas digitales en nuestras vidas, muchos estudiantes K-12 experimentan hoy en día la combinación del aprendizaje presencial con el aprendizaje digital o de los medios en línea y tienen acceso a nuevas ideas y recursos, que pueden apoyar de manera positiva las actitudes de los estudiantes y su compromiso con la educación. Si el aprendizaje semipresencial debe conducir a resultados positivos para los estudiantes, entonces tiene que ser sumamente relacional, activo y estar orientado a la investigación (online y offline), y tiene que comprometerse a empoderar a los estudiantes con las herramientas digitales.

Si se realiza correctamente, el aprendizaje semipresencial puede utilizarse para apoyar un acceso más equitativo a los recursos de aprendizaje y los conocimientos específicos de cada disciplina. También puede implicar a los estudiantes (y a los docentes) en una variedad de actividades de aprendizaje online y offline que individualizan la instrucción y aportan una mayor diversidad al contexto del aprendizaje. El aprendizaje semipresencial también puede dar como resultado la mejora de la comunicación entre los docentes, los estudiantes y los padres y la ampliación de las relaciones más allá de las fronteras y el tiempo. También puede tener interés al utilizar ciertas tecnologías que ayudan a los docentes y a los estudiantes a realizar una evaluación formativa del aprendizaje.

Para que esto sea verdaderamente prometedor, la infraestructura de la tecnología escolar debe ser sólida y estar actualizada, el acceso debe ser equitativo y los recursos necesarios (humanos y tecnológicos) deben estar disponibles para respaldar la combinación desde un punto de vista pedagógico. No es admisible que la conexión a Internet no sea fiable o esté limitada, o que exista un acceso no equitativo a la infraestructura tecnológica en la escuela y en el hogar. Por último, en caso de que los fallos técnicos sean habituales, o que los estudiantes y los docentes no cuenten con un soporte técnico fiable, resulta poco probable que el aprendizaje semipresencial sea un concepto sostenible.

Conclusión
El aprendizaje semipresencial no es un término nuevo ni un concepto revolucionario en las aulas de esta segunda década del siglo XXI. Sin embargo, la forma en que se (re)interpreta podría ser esperanzadora o perjudicial según la forma en que se lleve a cabo. Se trata de una noción cada vez más vaga y ambigua que está ganando popularidad dado que muchos grupos intentan reclamar su espacio y crear modelos a pesar de la falta de pruebas e investigación. Por lo tanto, deberíamos mostrarnos escépticos con respecto al mito del aprendizaje semipresencial antes de aprobarlo o elogiarlo como la próxima gran reforma.

El aprendizaje semipresencial ha estado presente en los discursos sobre la reforma de la educación durante más de una década, pero no puede ser incorporado en un movimiento que desplaza la dimensión humana del aprendizaje con el imperativo económico de disminuir los costes laborales reduciendo a la mitad el cuerpo docente. Reviste especial preocupación el hecho de que en tiempos de graves dificultades económicas las escuelas secundarias puedan convertirse en un terreno de pruebas para los responsables políticos que buscan la manera de realizar reformas reduciendo el número de docentes titulados en favor de cohortes masivas de estudiantes en línea tutelados por “facilitadores” o “especialistas en aprendizaje individual”.

Las tecnologías deberían emplearse para ayudar a los estudiantes a convertirse en ciudadanos competentes y no en consumidores pasivos. Se requieren innovaciones en la educación que contribuyan a crear una sociedad en la que las personas puedan prosperar dentro de unas comunidades culturalmente ricas, informadas, democráticas, conectadas digitalmente y diversas. No debemos caer en una cultura del individualismo a través de una tecnología que divide a nuestros estudiantes mediante una continua atención parcial.

Para la gran mayoría de los estudiantes del sistema de educación pública K-12 de Alberta, debemos lograr un equilibrio más matizado que combine las tecnologías digitales y la presencia física de un docente comprensivo, culto y pedagógicamente juicioso. Esto no es algo que “sería bueno tener” sino algo que “se debe tener” para que los niños y los jóvenes puedan desarrollar su capacidad de adaptación para el futuro. El aprendizaje semipresencial puede ser (re)modelado por los mitos de la privatización y los sistemas de aprendizaje adaptativo pueden ser su voz, pero en Alberta nuestros docentes siguen siendo claves para la empresa humana de pasar la antorcha a nuestra próxima generación. Es hora de que los docentes de Alberta reclamen el espacio del aprendizaje semipresencial y rechacen los mitos y la retórica cuestionable.

Este articulo fue publicado primeramente por: http://worldsofeducation.org/

Este artículo fue reeditado por The Washington Post (21 de junio de 2015)Referencia: McRae, P. (21 de junio de 2015). Blended learning: The great new thing or the great new hype?Extraído de The Washington Post: http://www.washingtonpost.com/blogs/answer-sheet/wp/2015/06/21/blended-learning-the-great-new-thing-or-the-great-new-hype/

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En Venezuela las radios escolares son un medio de aprendizaje

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Caracas, 09.03.16 (Prensa MPPE).- Con la finalidad de fomentar la creación de radios escolares en los planteles educativos en todo el territorio nacional, el Ministerio del Poder Popular para la Educación, a través de la Dirección General de Recursos para el Aprendizaje, está realizando trabajos junto a las instituciones para desarrollar proyectos de radios educativas.
Esta actividad pedagógica logra la participación cada vez mayor de docentes y estudiantes, ya que es una herramienta de educación popular y liberadora, además conseguir múltiples beneficios en la formación integral.

En esta oportunidad, un grupo de niños y niñas de la Unidad Educativa Nacional Bolivariana República de Bolivia, acudieron a la sede del Ministerio del Poder Popular para la Educación para realizar prácticas y grabar micros con el apoyo de los trabajadores del mencionado departamento.
María Eugenia Piñero, directora general de Recursos para el Aprendizaje del MPPE, quien destacó las distintas actividades que se realizan en conjunto con niños, niñas y maestros de los planteles educativos.

“Nuestros estudiantes están en este momento grabando parte de las efemérides del calendario escolar, en los espacios de la dirección de recursos para el aprendizaje. Ellos son nuestros invitados para realizar la producción de micros radiales como experiencia de trabajo y aprendizaje”, informó Piñero.
De igual manera dio a conocer que han realizado visitas a radios escolares del Distrito Capital. “Hemos realizado mesas de trabajo con las unidades educativas para potenciar la radio como un recurso para el aprendizaje”.

Asimismo, Piñero detalló que uno de los proyectos que se está desarrollando es potenciar la radio con el uso de las portátiles Canaima. “Ya existen algunas experiencias de escuelas del ámbito nacional donde los estudiantes colocan un adaptador para el micrófono y puede hacer radio”.

Este proyecto busca lograr incluir a un 50 por ciento de la población estudiantil en la práctica de la radio, ya que “nosotros tenemos una dotación bien importante porque son más de 4 millones de Canaimas que han sido entregadas por el Gobierno Bolivariano, con ellas queremos ampliar el margen de trabajo de la radio escolar”, afirmó.

Los niños y niñas a través de las prácticas radiales aprenden a desarrollar guiones, estructuraran entrevistas y en las prácticas leen poesías, aprenden efemérides, cuentos e historia. Esto les potencia desde el punto de vista cognitivo una experiencia significativa que les hace valorar elementos como el trabajo en equipo, la realización de investigaciones y desarrollar el contacto con sus comunidades ya que pueden entrevistar a personalidades de su localidad.

Entretanto, el niño Sebastián Goita, estudiante de cuarto grado de la UENB República de Bolivia, destacó la importancia que tiene la radio para su aprendizaje.
“Al yo estar en la radio puedo expresar mis emociones, y además he aprendido cosas nuevas como en este momento que estoy grabando las efemérides del mes de marzo y he aprendido sobre Francisco de Miranda”, finalizó Goita.

(FIN// Texto: Andreína Navarro. Fotos: Keinzler Urbina)

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¿Los videojuegos podrían tener efectos positivos en los niños? Estudio en la Unión Europea

Francia- EEUU/08 marzo 2016/Autora: Sandra Arteaga/ Fuente: computerhoy.com

¿Los videojuegos son recomendables para los niños? Según un estudio de la Universidad de Columbia en Estados Unidos y la Universidad de París Descartes en Francia, sí.

Un equipo de investigadores ha demostrado que, a diferencia de lo que se pueda pensar a priori, el tiempo que nuestros hijos dedican a los videojuegos puede tener efectos positivos para su desarrollo cerebral, su salud mental y sus habilidades sociales y cognitivas.

Para efectuar el estudio, los científicos extrajeron los datos del proyecto School Children Mental Health Europe, una investigación que se ha realizado en seis países de la Unión Europea durante seis meses, con una muestra de menores con edades comprendidas entre los 6 y los 11 años. 

Esta base de datos recoge la evaluación de la salud mental de los niños elaborada a partir de un cuestionario que respondieron profesores, padres y los propios menores a través de una herramienta interactiva. Las preguntas estaban relacionadas con diferentes temáticas y abarcaban desde la situación socioeconoómica de las familias a las actividades preferidas para el tiempo libre.

ninos-videojuegos1De acuerdo con los resultados del estudio, el 20% de los jugaban a los videojuegos más de 5 horas a la semana. El tiempo dedicado a este pasatiempo está asociado a ser del sexo masculino, ser mayor y pertenecer a una familia de tamaño medio. Se pudo observar que los hijos de familias monoparentales, con un menor nivel educativo y mayor angustia psicológica dedicaban menos tiempo a los juegos.

Después de ajustar los datos por edad y sexo del niño, número de hijos de la familia, situación laboral y otros factores del estudio, los investigadores descubrieron que los peques que utilizaban más los videojuegos tienen 1,75 veces más probabilidades de tener un alto cociente intelectual y 1,88 veces más probabilidades de presentar un rendimiento escolar alto. Además, el consumo de juegos se relacionó también con un menor nivel de problemas con los compañeros.

«Jugar a un videojuego es a menudo una actividad de tiempo libre de colaboración para los niños en edad escolar», asegura Katherine M. Keyes, directora de la investigación. «Estos resultados indican que los niños que juegan con frecuencia a los videojuegos están socialmente cohesionados con sus compañeros y se integran en la comunidad escolar».

Asimismo, el equipo destaca que es muy importante que los niños jueguen con moderación y que es necesario que los padres establezcan unos límites adecuados.

Fuente de la Noticia: http://computerhoy.com/noticias/zona-gaming/videojuegos-podrian-tener-efectos-positivos-ninos-41631

Fuentes de las Fotos:

http://cdn3.comhttp://cdn3.computerhoy.com/sites/computerhoy.com/files/editores/user-3636/ninos-videojuegos1.jpgputerhoy.com/sites/computerhoy.com/files/styles/fullcontent/public/novedades/videojuegos-ninos.jpg?itok=fSmX6gFC

 

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