Oceania / Australia / 26 de junio de 2016 / Por: Gabriel Sánchez Zinny. Infoabe.com
En las últimas décadas, Australia ha desarrollado uno de los sistemas de educación técnico-profesional más admirado del mundo, que se sostiene en varios factores: la fluidez que existe entre títulos y certificaciones, desde el nivel secundario hasta posgrados y doctorados; la oferta educativa, basada en competencias, vinculada con la demanda de capacidades por parte del sector socioproductivo; el financiamiento, relacionado con la cantidad de alumnos que se acerca a las instituciones, y una fuerte regulación y evaluación por parte del Gobierno nacional y las jurisdicciones.
Estos cambios, impulsados por un Gobierno laborista, en los ochenta, han permitido no sólo el aumento en la cantidad de alumnos y la equidad y la calidad educativa, sino que Australia atraiga a más de 400 mil alumnos extranjeros por año y exporte servicios educativos, desde cursos hasta consultoría, tecnologías, metodologías, a más de 70 países del mundo, varios en América Latina.
Tuve la oportunidad de conocer este sistema invitado por el embajador australiano en Argentina, Noel Campbell, quien, junto con su equipo en Buenos Aires, realizaron un excelente trabajo en preparar entrevistas y reuniones con los protagonistas más relevantes del sistema de educación técnico-profesional.
El sistema Vocational Education and Training (VET) ha generado una gran variedad de nuevos actores que, junto con el Gobierno, ha expandido la cantidad de estudiantes y graduados. Nuevos proveedores, tanto públicos como privados, agencias de evaluación, de formación docente, asociaciones de proveedores, medios especializados. Toda una serie de instituciones de la sociedad civil que forma parte del sistema y contribuye a un mayor debate y transparencia.
Algo que me llamó mucho la atención es lo avanzado del debate en términos de calidad educativa, y el orgullo con el que todos los participantes del sistema hablan de la educación técnica. Tanto el Partido Laborista, en la izquierda, como la Coalición, en la derecha, proveedores públicos, fundaciones, empresas privadas; todos tienen al alumno como protagonista del sistema y a la calidad educativa que se le ofrece, independientemente de quién sea quien la ofrece, dónde y cuándo.
Como es de esperar en un sistema educativo que funciona bien, la docencia en la enseñanza técnico-profesional es una prioridad en Australia. Todos los docentes que enseñan en instituciones técnicas tienen que tener al menos cinco años de experiencia en la industria y deben mantenerse actualizados periódicamente en el sector en el que enseñan. No es suficiente con cursos de capacitación, sino que tienen que actualizarse a través del trabajo también. Les dan mucho espacio y flexibilidad a los expertos de empresas y sector privado en general para que puedan enseñar en las instituciones educativas, previo perfeccionamiento de capacidades pedagógicas.
Australia tiene un claro marco de calificaciones, dividido en diez niveles, desde aprendiz, pasando por certificaciones, diplomas, título universitario y posgraduado. Todos los estudiantes pueden elegir cualquier nivel y entrar y salir del sistema cuando quieran, tomándose tiempo entre un título y otro. Esta fluidez parecería que alienta a los estudiantes a seguir formándose y, en un mundo tan dinámico, permite que los individuos se adapten a cambios en sus carreras y sus profesiones.
La vinculación con la industria es permanente y sistemática, tanto a nivel nacional como estatal. Las calificaciones y las ofertas educativas se determinan entre el Gobierno, el sector privado y los sindicatos, y se actualizan permanentemente, aunque mencionaban que, con tantos cambios en el mercado laboral, las actualizaciones no están siendo tan efectivas recientemente, porque iban por detrás de los cambios en el sector socioproductivo.
Otro factor que me llamó mucho la atención es la cantidad de información que generan, referida a la calidad del sistema, de los estudiantes, las encuestas, las evaluaciones de impacto. En los primeros años de las reformas, me comentaban que estaba más bien orientada a evaluar las instituciones, pero últimamente están generando mucha más información para los alumnos. El Gobierno ha creado sitios web como www.myfuture.com o www.joboutlook.gov.au, que les permiten a los futuros estudiantes tener más datos sobre estudios, carreras y perspectivas de trabajo e ingresos. Estas mejoras han ayudado también a que las instituciones se mantengan actualizadas con sus ofertas educativas.
Estas reformas realizadas en las últimas décadas han puesto al sistema técnico-profesional en el centro del debate de políticas públicas, algo imposible de pensar sólo algunos años atrás, según me comentaba el ministro de Educación del Estado de Victoria, Steve Herbert, del Partido Laborista. En la actual campaña entre el primer ministro Malcolm Turnbull y su contendiente, Bill Shorten, la calidad de las instituciones de educación técnico-profesional y el financiamiento del sistema han estado en la tapa de todos los diarios.
Fuente: http://www.infobae.com/opinion/2016/06/21/el-modelo-australiano-de-educacion-tecnico-profesional/
Foto: http://cdn.euroinnova.edu.es/euroinnova_es/img_destacados/l/Inteligencia-Emocional-Control-Estres-Laboral-Online.jpg