El este de Asia es cuna de las universidades con más alto potencial

Asia/6 de septiembre de 2016/ Fuente y autor: economiaynegocios.cl/Margherita Cordano F.

Gracias a sus muchas alianzas internacionales, preocupación por transmitir conocimiento en inglés o predominio que han dado a las mallas interdisciplinarias, países como Australia, Turquía y Singapur también ganan terreno.

Hace unos días, la revista Nature dio a conocer un índice que identificaba cuáles eran los centros de investigación que más habían crecido en el último tiempo. Para generar su lista de los mejores cien, el estudio analizó los países e instituciones que entre los años 2012 y 2015 mostraron un aumento significativo en el número de publicaciones en revistas de alto prestigio. China lideró: en los 10 primeros puestos figuran ocho de sus universidades.

«Los investigadores chinos se están beneficiando de una sostenida inversión gubernamental en temas de investigación y desarrollo. Es una política que va dirigida a apoyar la transición económica que espera posicionar al país como líder en ciencia y tecnología», explica a «El Mercurio» Richard Hughes, editor de esta publicación de Nature.

Según da cuenta la revista, de mantener un crecimiento sostenido en el tiempo, estas universidades podrían empezar a pisarles los talones a países que por años han sido catalogados como aquellos con las mejores instituciones de educación superior: Estados Unidos (que destaca con Caltech, Stanford, Harvard y el MIT, entre otras) y Reino Unido (Oxford, Cambridge e Imperial College de Londres).

De igual forma, Australia, Polonia y Turquía se muestran como naciones que ganan terreno entre aquellas con mayor potencial. Esa es la conclusión a la que llegó la consultora inglesa Firetail, la que a través de un informe dado a conocer en agosto, indica que se trata de naciones que han invertido en fomentar su oferta académica en el extranjero. Esto les ha permitido formar alianzas y atraer más talento internacional a sus aulas.

Autónomas y ágiles

Sobre las instituciones que los rankings tildan como las más prometedoras, María José Lemaitre, presidenta del directorio de Aequalis y directora ejecutiva del Centro Interuniversitario de Desarrollo, comenta que en ellas «hay un fuerte esfuerzo de inversión, una concentración en el área de las ciencias duras y un enfoque en las publicaciones en inglés». Para no perder talentos por culpa del idioma, muchas universidades asiáticas no solo han optado por publicar en inglés, sino que además ofrecen sus clases en esa lengua; gracias a ello, un tercio de la matrícula de universidades como la de Ciencia y Tecnología de Hong Kong corresponde a estudiantes que no son locales.

«Singapur, Hong Kong y Corea del Sur tienen algunas de las universidades más jóvenes en el mundo, pero eso nunca ha sido impedimento para su éxito: la inversión gubernamental y una fuerte voluntad política los sitúan en los primeros lugares de calidad en cuanto a instituciones educativas de menos de 50 años», comenta Ellie Bothwell, parte del comité detrás de la clasificación de universidades jóvenes que anualmente realiza la firma Times Higher Education.

Lo que las universidades destacadas en esta lista pierden en términos de un largo historial académico, lo compensan a través de innovación y agilidad en sus proyectos. Según explican desde Times Higher Education, se trata de instituciones con altos grados de autonomía, abiertas a generar convenios con industrias y que potencian las mallas académicas interdisciplinarias.

Sumando 16 instituciones, Australia -con la Universidad Tecnológica de Queensland y la Tecnológica de Sydney a la cabeza- aparece en esta clasificación como la nación con la mayor cantidad de establecimientos destacados.

«Se vislumbran tres tendencias. Por un lado están los países que deciden financiar iniciativas para producir universidades de clase mundial, como China, Japón, Singapur o India, que decidió que en los próximos 25 años iba a enfocar parte de sus recursos en posicionar una de sus instituciones en la lista de las mejores 100 a nivel mundial», ejemplifica Paulina González-Pose, académica del Centro de Investigación en Educación de la Universidad de los Andes y ex jefa de Educación Superior en la sede de París de la Unesco. «Otros han decidido no financiar a ciertas universidades en particular, sino que invertir en disciplinas específicas en más de un establecimiento. Australia, Irlanda o Noruega han priorizado áreas como la ingeniería o la tecnología».

Por último -continúa- están las naciones como Chile, Mongolia o Kazajstán, cuyos recursos se enfocan en que sus mejores estudiantes se especialicen en el extranjero y después vuelvan al país. De ahí que en listas como la de Nature, Firetail o Times Higher no figuren instituciones chilenas en los primeros lugares. A nivel regional, Brasil aparece como la mejor, ocupando los puestos entre 200 y 300.

«América Latina tiene prioridades diferentes. Y si bien es necesario mejorar los indicadores de investigación y desarrollo, y avanzar en la búsqueda de soluciones científicas y tecnológicas a los problemas que enfrentan los países, o al desarrollo de conocimiento pertinente para la región, también es necesario mejorar la inclusión eficaz de las clases medias a la formación superior, promover la movilidad social y profundizar la democracia. Todas tareas fundamentales para la universidad, pero que no se contemplan en los rankings «, dice Lemaitre.

Fuente: http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=286767

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