¿Es necesaria una reforma educativa?

El futuro de España depende de nuestra capacidad de aprender.

Por: Jose Antonio Marina.

El mundo entero está en estado de efervescencia educativa. El informe de la OCDE Política educativa en perspectiva 2015 revisa 450 reformas educativas, llevadas a cabo entre 2008 y 2014. El título del libro de Charles M. Payne So much Reform, So Little Change, nos hace ser cautelosos. Tan peligrosa es la inmovilidad como instalarse en un cambio permanente. Las reformas tienen dos objetivos. El primero, mejorar los resultados educativos en aquellas naciones que los tienen malos o mediocres. El segundo, la necesidad de acomodar los sistemas educativos a un mundo cambiante. La sociedad española debe ser consciente de que hemos entrado en la “sociedad del aprendizaje”, y que nuestro futuro depende de nuestra capacidad de aprender.

Todos los niveles educativos deben mejorar su calidad, para lo que necesitan más autonomía, mayor diferenciación entre los centros, mejor selección y formación del profesorado, mejores procedimientos de gobernanza, y sistemas rigurosos y estrictos de evaluación. Nada de esto puede conseguirse sin un aumento del presupuesto. Es imprescindible, dedicar a la educación un 5% del PIB, como mínimo. En Educación infantil, necesitamos aumentar la oferta de 0 a 3 tres años, y universalizar en primaria la enseñanza bilingüe. En todo el mundo, la educación secundaria es la más conflictiva.

Debemos hacerla más flexible en todos los sentidos: en los currículos, en el modo de organizar los centros, en la edad (no debe ser la que determine el curso en que se integra un alumno), en la financiación (los centros que se encuentran en zonas socioeconómicas deprimidas deben tener más presupuesto, y también los centros que tengan más iniciativas), en la utilización pedagógica de las nuevas tecnologías. Para mejorar la escuela hay que elevar la calidad de los docentes y de los equipos directivos, y ayudar a las familias. Las líneas de actuación están en el Libro blanco de la profesión docente.

La formación profesional dual es eficaz, pero no se improvisa. Exige la colaboración de las empresas y una especial formación del profesorado (son los docentes que tienen que recibir una formación continua más acelerada). De nada servirá si no cambia la percepción social de la formación profesional. Tiene que dejar de ser considerada un refugio para torpes. Los problemas son difíciles, pero, como expliqué en Despertad al diplodocus, podemos tener un sistema educativo de alta calidad en el plazo de cinco años. Y sería injusto, además de estúpido, que no lo consiguiéramos.

Fuente: http://politica.elpais.com/politica/2016/11/04/actualidad/1478279400_697206.html

Imagen: http://ep01.epimg.net/politica/imagenes/2016/11/04/actualidad/1478279400_697206_1478279577_noticia_normal_recorte1.jpg

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José Antonio Marina

Filósofo, ensayista y pedagogo español