Transparencia o equidad

Por: Ricardo Braginski.

La polémica vuelve una y otra vez: ¿Debe el Estado difundir los resultados de cada escuela en las pruebas Aprender? El tema merece más que posicionamientos ideológicos y políticos.

Una y otra vez vuelve el mismo debate. ¿Debe el Estado difundir los resultados de cada escuela en las pruebas Aprender? Por un lado están quienes dicen que sí, que eso garantizaría la “transparencia”. Que así los padres podrían decidir con mejor información a qué escuela mandar a sus hijos, y presionar en caso que los resultados no sean los deseados. La libertad individual, antes que nada. La competencia, como política pública.

Quienes están en contra, en cambio, afirman que en los países en los que se aplicó esta política no mejoró la calidad educativa y, peor aún, se consolidó o profundizó la segregación escolar. Como generalmente las escuelas que tienen peores resultados son las que atienden a los sectores socioeconómicos más bajos, se corre el riesgo de que se asocie la calidad de una escuela al nivel socioeconómico de las familias. Y así se termine agrandando la brecha: chicos ricos se agrupan con chicos ricos y los más pobres con los pobres.

El último episodio de esta saga lo estamos viviendo en estos días. A raíz de un pedido de un dirigente político cercano a Darío Lopérfido, la Agencia de Acceso a la Información Pública -que está dentro de la órbita de la Jefatura de Gabinete- intimó el 24 de mayo al Ministerio de Educación a que en 10 días hábiles publique esos datos.

En la extensa resolución se dan unos cuantos argumentos sobre la transparencia y el acceso a la información, todos muy atendibles. No se tuvo en cuenta la visión de los especialistas en la materia.

El Ministerio de Educación hoy no publica estos datos porque la ley de Educación -que surgió de un consenso mayoritario- no se lo permite. Esa norma establece que “la política de difusión de la información sobre los resultados de las evaluaciones resguardará la identidad de los/as alumnos/as, docentes e instituciones educativas, a fin de evitar cualquier forma de estigmatización”.

Para el Ministerio, e incluso para el presidente Macri, es necesario modificar la ley para poder publicar los resultados por escuelas.

Mientras tanto, el diálogo de sordos continúa. Quizás la calidad y la equidad educativa sean asuntos que merezcan algo más que posicionamientos ideológicos y políticos.

Esperando en el área chica

Para los periodistas sería un golazo. Si efectivamente se dieran a conocer los resultados de las pruebas Aprender por escuelas, inmediatamente estaríamos armando rankings, comparando “la posición” de un colegio de un barrio con el de otro; cuál está “para el campeonato” y cuál “para el descenso”. Tendríamos títulos para varios días.

Ya pasó y pasa en Brasil -donde sí se permite difundir resultados por escuelas- cada vez que se conocen los índices educativos.

Nadie puede asegurar que esto esté mejorando la educación de ese país.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/transparencia-equidad_0_2uirNQEeR.html

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Ricardo Braginski

Periodista. MBA. En El Clarín.