Chile/19 de Junio de 2016/Economía y Negocios
Los alumnos dicen que los daños se produjeron la madrugada del 1 de junio, cuando un grupo externo ingresó al liceo.
Rechazar el proyecto de Nueva Educación Pública y la agenda antidelincuencia del Gobierno, además de pedir la reincorporación al liceo de dos profesores, eran parte de las exigencias que los estudiantes del Internado Nacional Barros Arana (INBA) pusieron en su petitorio cuando se tomaron su colegio, al mediodía del 24 de mayo.
La decisión fue consensuada en una asamblea en la que participaron 1.543 alumnos, de los cuales el 68% aprobó la medida. Pero lo que parecía ser una toma más dentro de la «ofensiva estudiantil» por las reformas del Mineduc, se transformó en una crisis institucional, que terminó en un desalojo el 13 de junio y en millonarios destrozos.
Y en medio de eso, los 19 días de movilización estuvieron marcados por las críticas de las niñas del Liceo 1 a los gritos machistas de los «inbanos» y por el debate interno que produjo el daño a la infraestructura.
Los ex alumnos
El mismo día en que comenzó la toma, pero horas más tarde, un centenar de niñas del Liceo 1 llegaron al INBA, pero no para apoyar a los jóvenes, sino que para interpelarlos: días antes, los escolares marcharon por Santiago, y al pasar frente al liceo de niñas les lanzaron gritos sexistas.
«Piden igualdad y calidad, pero al momento de marchar gritan sin pensar», decía un lienzo que las escolares colgaron en las rejas del internado, quienes decidieron criticar desde el feminismo los actos de discriminación que se dan dentro del mismo movimiento estudiantil.
Los alumnos se dividieron ante los insultos a las niñas. «No podemos replicar lógicas machistas», fue la conclusión de Diego Arraño, presidente de los alumnos y vocero de los escolares de la ACES.
El debate interno solo se apagó cuando fue reemplazado por otro: los destrozos que ocurrieron dentro de la toma.
Los alumnos dicen que la ocupación se realizó de forma normal, hasta que en la madrugada del 1 de junio, luego de que la alcaldesa Carolina Tohá pidiera el desalojo, un grupo de jóvenes -ex alumnos y gente externa al liceo- ingresaron al recinto y provocaron la mayoría de los daños, los que fueron focalizados en la oficina del director Jorge Rojas.
Javier Pavez, secretario del centro de alumnos, cuenta que «todo fue repentino y fue tema en la asamblea de toma, donde descubrimos que los daños fueron hechos por estudiantes expulsados alguna vez por medidas disciplinarias».
Y a pesar de que durante la ocupación los estudiantes realizaron al menos 10 tipos de actividades para incentivar la participación -como visionados, talleres de malabarismo y fotografía, una marcha en la Plaza de Armas y clases de reforzamiento-, estos hechos volvieron a dividir a la comunidad.
«Permitieron que dañaran la casa de cientos de ‘inbanos’; no hay excusa para eso», comentó un alumno en un grupo interno de Facebook. «Tenemos que hacernos cargo, aunque no hayamos sido, ya que pertenecemos al INBA, y es el nombre el que se mancha», argumentó otro.
Ante el repudio de sus mismos compañeros -y que se extendió transversalmente-, el centro de estudiantes convocó a una jornada urgente de limpieza para el lunes último, la que no se concretó: ese mismo día fueron desalojados. El viernes, recién comenzó la reparación del recinto.
Fuente: http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=263784