Celeste Murillo .
América del Sur/Argentina/Fuente:http://www.laizquierdadiario.com/
Un documental recorre el movimiento por la liberación de las mujeres. La historia de un movimiento que cuestionó la opresión de la mitad de la población antes de que ser feminista estuviera de moda.
La generación de mujeres que llegaba a la vida adulta a comienzos de la década de 1960 sospechaba que algo no andaba bien, era común que muchas fueran obligadas a hacer tratamientos psiquiátricos, incluido el electroshock, se las trataba de locas y deprimidas por no abrazar el sueño del matrimonio y el hogar.
Lo personal y lo político:
En 1963, Betty Friedan escribe sobre el “malestar sin sombre” en su libro The Feminine Mystique (Mística de la feminidad), que se transformaría en un texto clave del estallido de la segunda ola feminista en Estados Unidos (se considera a las sufragistas de comienzos de siglo XX la primera). Para muchas, ese fue el punto de partida del movimiento.
“No era yo, no era él, era la sociedad” dice una de las fundadoras de NOW (por sus siglas en inglés, Organización Nacional de Mujeres), al recordar el momento en que se había dado cuenta de que ella no era el problema, y cuenta cómo renuncia las garantías de una vida de clase media acomodada para pelear por los derechos de las mujeres. El público que la escucha estalla en aplausos.
Para mediados de los años 1960 ya no había vuelta atrás. Las mujeres fueron por todo. Las protestas de mujeres se expandían como una epidemia. El documental hace una buena selección de las acciones del movimiento: quema de títulos universitarios, mientras una joven graduada dice a cámara “Soy historiadora y no sé nada de la historia de las mujeres”, el público aplaude. “Qué cuerpo, papito”, le grita una estudiante a un ejecutivo en pleno Wall Street, en medio de una acción directa contra el acoso en los lugares públicos, seguida con atención (y algunas miradas atónitas).
Muchas mujeres que habían participado del movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos, el movimiento antiguerra y en el movimiento estudiantil universitario salieron a la calle a reclamar para sí los derechos que sabían propios: derechos reproductivos, aborto legal, igual salario a igual trabajo y el fin de la segregación por género que regía en casi todas las actividades económicas. La mecha que se había encendido no se apagaba con nada.
El movimiento no estuvo exento de contradicciones, con su enorme repercusión empezaron las discusiones: ¿Quién decide qué tema es importante? ¿Por qué se discute tan poco lo que piensan las mujeres negras? ¿El movimiento feminista le da suficiente importancia a los problemas de las trabajadoras? ¿Qué pasa con las lesbianas, por qué no está en cuestión la heteronorma?
Nada está fuera de discusión:
El documental incluye entrevistas con activistas de la época, muchas de ellas autoras de textos clave de diferentes corrientes como Kate Millet (Sexual Politics) o Jo Freeman (The Politics of Women’s Liberation). Sus experiencias y discusiones son recorridas, a veces con la urgencia de la fascinación de poder casi “televisar” el avance de un movimiento que parecía irrefrenable. Quizás sus poco más de 90 minutos no son suficientes para brindar una imagen acabada de las múltiples facetas y corrientes políticas.
Uno de los aspectos interesantes del documental es que aborda sin pruritos la existencia de diferentes alas (si cabe una crítica es quizás la superficialidad de algunos debates clave que marcaron al feminismo como aquellos sobre género, clase y raza). Una activista afroamericana narra en primera persona las contradicciones de ser un ala de un movimiento mayoritariamente blanco. Otra señala la poca atención a los problemas de las mujeres trabajadoras y alerta sobre el problema de tener una visión exclusiva de la clase media.
La sexualidad fue uno de los temas fundantes del movimiento. Por primera vez, las mujeres discutían su sexualidad fuera del matrimonio: el sexo no reproductivo (la píldora anticonceptiva era reciente), el deseo y la homosexualidad femenina. Las lesbianas fueron unas de las primeras en hacer tambalear la principal organización y llamó a discutir la sexualidad femenina sin prejuicios ante la mirada preocupada de Friedan y otras fundadoras que creían que era “demasiado pronto”.
El documental brinda un buen panorama de las diferentes agrupaciones e iniciativas del movimiento, como Jane Collective (una red de apoyo cuya acción fue vital para que miles de mujeres trabajadoras y pobres accedan a los servicios de salud reproductiva), las editoras del mítico libro Nuestros cuerpos, nosotras mismas que fue para millones de mujeres el primer acercamiento a la educación sexual y el autoconocimiento.
Testimonios valiosos como los de las activistas negras, que hablan de las dificultades de plantear el derecho a decidir sobre el cuerpo, cuando el movimiento negro veía en la reproducción de la vida una “forma de resistencia” ante la dominación blanca. Las afroamericanas enfrentaron el desafío doble: ir contra a los prejuicios racistas dentro del movimiento de mujeres y contra los prejuicios machistas en el movimiento negro, incluso en sus alas más radicales.
Otro de los episodios narrados en She is beautiful… es un acto del movimiento antiguerra donde un grupo de mujeres de la SDS (una agrupación estudiantil de la llamada Nueva Izquierda) decide hacer su primera aparición. Ni bien la oradora comenzó a hablar, los militantes varones empezaron a abuchearla, a pedir que se vaya diciendo que era una mujer y no podía estar al frente de un acto político. Esto abrió un amplio debate sobre la participación de las mujeres en los movimientos políticos.
¿Soluciones de los años ’60 para los problemas de 2016?
Una de las reflexiones más interesantes está tanto al inicio como al final. Las primeras imágenes se ubican en una manifestación en Texas (Estados Unidos) en 2014 que exige el fin del ataque al derecho al aborto, conquistado por las mujeres en 1973 (mediante el fallo de la Corte Suprema Roe vs. Wade) luego de años de lucha. Hacia el final, una de las activistas reflexiona sobre el estado del movimiento de mujeres, los desafíos actuales: “Ninguna victoria es permanente”.
Es imposible separar el movimiento de liberación femenina de su época, que le imprimió una perspectiva de crítica social y revolucionaria, lo que no significó homogeneidad ni monolitismo. Ante la reacción social y política de los años 1980 que significó la restauración conservadora, encabezada por Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos, una gran parte del movimiento feminista renunció a la transformación de la sociedad como vía para terminar con la desigualdad y se refugió en los pasillos de los parlamentos y agencias gubernamentales.
Ese abandono de las calles tuvo como consecuencia la institucionalización e integración del feminismo a las agendas oficiales. Vía esta integración, gran parte del feminismo se centró en transformar la cultura, una empresa que hoy podemos decir que el alcance de esa batalla cultural es, como mínimo, contradictorio. Es en gran parte cierto lo que dice una de las protagonistas, “Ya no se puede volver atrás, es imposible restablecer la segregación por género en el mundo laboral, que la mujer vuelva a trabajar exclusivamente en el hogar”.
El mayor desafío que enfrenta el movimiento de mujeres es la sorda convivencia de la ampliación de derechos (de alcance restringido y condicionado en la mayoría de los casos) con el crecimiento de la violencia machista y el avance reaccionario contra los derechos conquistados por la generación que protagoniza el documental. Ante este desafío urgente, las mujeres no necesitan volver al pasado, pero sí recuperar las banderas de la transformación social, para conquistar su emancipación y el fin de toda opresión. “Nadie nunca nos regaló nada”, una reflexión de los años 1960 que bien vale recordar en 2016.
Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/La-revuelta-femenina-televisada
Imagen: http://www.laizquierdadiario.com/local/cache-vignettes/L653xH447/arton42835-29b99.jpg?1466891162