Isabel Benitez
Una de las limitaciones con las que se encuentra el sector de las “alternativas” es presentarse de una manera tan sectaria que muchas personas ni siquiera se atreven a entrar. Es lo que yo sentí, por ejemplo, la primera vez que me topé con la gente de la Cooperativa Integral Catalana. De repente, pese a sentirme muy cercana a la mayoría de sus principios, me di cuenta de que ni mi temperamento ni mi forma de la ver la vida eran tan radicales como para que me aceptaran en un grupo tan selecto.
Creo que no soy la única que se ha visto en este tipo de situaciones. Por eso, me gustó la aproximación que Andrea Deodato, responsable de Haciaotroconsumo.es, ofreció en la última Feria del Mercado Social de Madrid. Nada de criterios rígidos, nada de estándares imposibles de cumplir y solo al alcance de una minoría, nada de tener que luchar contra todos los elementos para poder lucir el distintivo de consumidor responsable – si es que acaso importa llevar la etiqueta colgando de la solapa.
Deodato propone entender el consumo consciente “no como un punto al que llegar, sino como un proceso continuo e individual”, personalizado.
Si bien uno de los rasgos que caracterizan el modelo de consumo actual es la búsqueda de placer, quizás es más sencillo empezar por tomar decisiones que incidan en la satisfacción de esa necesidad. Si nos gusta la cerveza, ¿por qué no comenzar a ser más responsable bebiendo cerveza ecológica o de producción local? Si nos gusta cuidarnos, ¿por qué no buscar cosméticos o tratamientos más naturales que, aparte de mejorar nuestro aspecto, nos aportan salud?
Dicen los estudios que nos mueven a la acción nuestras emociones más fuertes, especialmente, la ira y la frustración. Por eso, otro punto desde el que actuar es, como explica Deodato, el de “nuestros dolores”, es decir, aquello que nos irrita. ¿Somos amantes de los animales? Tal vez nuestra aportación como consumidores responsables comienza por algo tan simple como no comprar productos que experimenten con ellos.
“Se trata de no pensar tanto en lo que hacen los otros, sino en lo que estamos haciendo nosotros a título individual”
En muchas ocasiones, solo hace falta pararse a reflexionar -algo que hacemos poco- y conectar con uno mismo; saber qué es aquello que de verdad odiamos o adoramos. Y, de ahí, pueden surgir acciones como moverse en bicicleta -que, además, es bueno para la salud- o aprender a reparar los electrodomésticos que se estropean, en vez de tirarlos, si somos manitas.
Es más, si sabemos elegir aquello que se adapta a nuestras inquietudes y pasiones, nos daremos cuenta de que el consumo responsable ni siquiera es tan caro como nos cuentan. Siempre hay opciones. Siempre hay alternativas.
Fuente del articulo: https://isabelrbenitez.wordpress.com/2016/06/24/consumo-responsable-hecho-a-medida/
Fuente de la imagen:https://isabelrbenitez.files.wordpress.com/2016/06/mercado-social-madrid.jpg