El privilegio de abrazar el magisterio

Las Tunas / 23 de diciembre de 2016 / Por: 

La formación de maestros constituye una prioridad en el balcón del oriente cuyo impacto ya es visible en las escuelas del territorio

El magisterio es un arte, una ciencia, un compromiso ineludible con el futuro. No bastan para convertirse en educadores la vocación y la voluntad, también se requiere un grado de sensibilidad, que solo el amor a la profesión es capaz de proveer.

Bajo esos preceptos se forman los jóvenes que hoy componen la matrícula de las escuelas pedagógicas existentes en el país. El balcón del oriente, por ejemplo, cuenta con dos centros de este tipo, cuyo impacto resulta innegable en el proceso docente educativo de las educaciones preescolar, especial y primaria.
EL CAMINO PARA LLEGAR AL MAGISTERIO
Veintitrés escuelas primarias de este territorio cuentan hoy con un claustro ordenado a razón de dos maestros por aula. Sin embargo, la materialización de ese sueño, que sigue en ascenso, no hubiera sido posible sin que   1 089 jóvenes, egresados hasta la fecha de las escuelas pedagógicas, se hubieran incorporado a las aulas.
Si esos datos no resultan suficientes para medir el impacto de esta modalidad de estudios, podemos añadirles que 4 593 niños han sido beneficiados por ella, que se ha elevado considerablemente la calidad de la enseñanza y la atención a la diferencias individuales, pero sobre todo, que es más directo y sistemático el contacto con la familia.
No obstante, existen procesos imprescindibles para que un alumno de noveno grado decida convertirse en maestro, como lo aseveró el Dr. Juan Migüel Barrios Subdirector provincial de Educación.
«Este proceso inicia desde las primeras edades con actividades de formación vocacional y la existencia de círculos de interés, con especial atención en el caso de secundaria básica. Desde las escuelas primarias, que son las principales beneficiadas, existe una voluntad de ir hasta las secundarias a contribuir con la captación y la orientación profesional para el magisterio, un trabajo similar desarrollan los círculos infantiles y los centros de la educación especial».
Aunque los resultados de este trabajo en la provincia son significativos, la meta, según el propio directivo, es que por cada plaza que otorguen las escuelas pedagógica, existan tres aspirantes.
LA MAESTRÍA DE FORMAR MAESTROS
Dos centros tienes a su cargo en Las Tunas la formación de maestros primarios. Cada uno de ellos cuenta no solo con los recursos materiales, sino con los humanos para cumplir la meta cimera de que sus egresados tengan una formación integral.
Ángel Caballero Hernández, director de la escuela pedagógica Rita Longa Aróstegui, sede del acto provincial por el día del educador, explicó a Granma que el claustro se compone de 198 profesionales, 45 de ellos con la categoría de máster y tres aspirantes a doctores. Señaló que, además del nivel científico, existe también un alto nivel didáctico, que contribuye al proceso formativo.
Otros elementos esenciales tienen relación con la práctica docente y la selección de los tutores, aspectos que influyen de forma significativa en la adquisición de las habilidades que requieren los jóvenes para enfrentarse a las aulas, como explica el subdirector provincial del sector.
«Desde la propia práctica laboral de los estudiantes, durante su paso por la escuela pedagógica, se le concede un papel fundamental al tutor. Personas que escogemos sobre la base de la experiencia. Es por ello que en las 23 escuelas primarias donde estamos aplicando la experiencia de dos maestros por grupo, potenciamos la fórmula de un educador consagrado, con uno recién egresado».
Para Marbelis González Santiesteban, profesora de fundamentos de pedagogía y reflexión y debate de la escuela Rita Longa, formar a los futuros maestros es una tarea compleja que requiere paciencia y creatividad.
«No podemos decir que todos llegan aquí convencidos de que lo que quieren realmente es ser maestros. Por esa razón, nos corresponde lograr que se enamoren de la profesión y que la ejerzan con toda la responsabilidad y dedicación que implica».
Esos esfuerzos tienen su premio en los jóvenes, como es el caso de Rosalia Ramírez Rosabal, estudiante de tercer año de la especialidad de preescolar, quien no tiene dudas del camino que escogió.
«Yo decidí matricular en la escuela pedagógica porque me gustan mucho los niños y creo que esta es una bella profesión. He tenido hermosas experiencias, pero la más linda fue cuando en mi primera práctica docente los niños me llamaron maestra. Solo me falta un año para terminar, y espero poder retribuir con mi trabajo a todo lo que me han enseñado aquí».

UN DIGNO RELEVO

Hoy en Las Tunas el ciento por ciento de los egresados de las escuelas pedagógicas ha optado por la posibilidad de continuar estudios y alcanzar su título de licenciados, en pos de utilizar esa preparación en el encuentro diario con sus educandos.
Tanto ellos, como los que aún permanecen en los centros de esta índole, constituyen sin dudas un pilar invaluable para preservar los logros del sistema educacional cubano. Necesitan de la guía certera de quienes ya peinan canas, pero están dispuestos a seguir sus pasos. Tal vez no entiendan aún la magnitud de la palabra «maestro», pero su meta, es llegar a reunir las cualidades que permitan a la sociedad, reconocerlos como tal.

 

 

 

Fuente noticia: http://www.granma.cu/cuba/2016-12-22/el-privilegio-de-abrazar-el-magisterio-22-12-2016-09-12-30

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